APOSENTO ALTO

domingo, 1 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 1 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    1:1-8

Mar 1:1 Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.* Comenzó
Mar 1:2 tal como el profeta Isaías había escrito: «Mira, envío mi mensajero delante de ti, y él te preparará tu camino.*
Mar 1:3 Es una voz que clama en el desierto: “¡Preparen el camino para la venida del SEÑOR! ¡Ábranle camino!”»*.
Mar 1:4 Ese mensajero era Juan el Bautista. Estaba en el desierto y predicaba que la gente debía ser bautizada para demostrar que se había arrepentido de sus pecados y vuelto a Dios para ser perdonada.
Mar 1:5 Toda la gente de Judea, incluidos los habitantes de Jerusalén, salían para ver y oír a Juan. Y, cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.
Mar 1:6 Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre.
Mar 1:7 Juan anunciaba: «Pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de inclinarme como un esclavo y desatarle las correas de sus sandalias.
Mar 1:8 Yo los bautizo con* agua, ¡pero él los bautizará con el Espíritu Santo!».




1 CORINTIOS 1:17

1Co 1:1 Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Sóstenes.
1Co 1:2 Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto,* a ustedes que han sido llamados por Dios para ser su pueblo santo. Él los hizo santos por medio de Cristo Jesús,* tal como lo hizo con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros.
1Co 1:3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.
1Co 1:4 Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes y por los dones inmerecidos que les dio ahora que pertenecen a Cristo Jesús.
1Co 1:5 Por medio de él, Dios ha enriquecido la iglesia de ustedes en todo sentido, con toda la elocuencia y todo el conocimiento que tienen.
1Co 1:6 Eso confirma que es verdad lo que les dije acerca de Cristo.
1Co 1:7 Ahora tienen todos los dones espirituales que necesitan mientras esperan con anhelo el regreso de nuestro Señor Jesucristo.
1Co 1:8 Él los mantendrá firmes hasta el final, para que estén libres de toda culpa el día que nuestro Señor Jesucristo vuelva.
1Co 1:9 Dios lo hará porque él es fiel para hacer lo que dice y los ha invitado a que tengan comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
1Co 1:10 Amados hermanos, les ruego por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo que vivan en armonía los unos con los otros. Que no haya divisiones en la iglesia. Por el contrario, sean todos de un mismo parecer, unidos en pensamiento y propósito.
1Co 1:11 Pues algunos de la casa de Cloé me contaron de las peleas entre ustedes, mis amados hermanos.
1Co 1:12 Algunos de ustedes dicen: «Yo soy seguidor de Pablo». Otros dicen: «Yo sigo a Apolos» o «Yo sigo a Pedro»,* o «Yo sigo únicamente a Cristo».
1Co 1:13 ¿Acaso Cristo está dividido en facciones? ¿Fui yo, Pablo, crucificado por ustedes? ¿Fue alguno de ustedes bautizado en el nombre de Pablo? ¡Por supuesto que no!
1Co 1:14 Agradezco a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes excepto a Crispo y a Gayo,
1Co 1:15 porque ahora nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre.
1Co 1:16 (Ah, sí, también bauticé a los de la casa de Estéfanas, pero no recuerdo haber bautizado a nadie más).
1Co 1:17 Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar la Buena Noticia, y no con palabras ingeniosas, por temor a que la cruz de Cristo perdiera su poder.


SALMO 72

Sal 72:1 
Salmo de Salomón.
Oh Dios, concede al rey tu amor por la justicia, y da rectitud al hijo del rey.
Sal 72:2 Ayúdale a juzgar correctamente a tu pueblo; que los pobres siempre reciban un trato imparcial.
Sal 72:3 Que las montañas den prosperidad a todos y que las colinas sean fructíferas.
Sal 72:4 Ayúdalo a defender al pobre, a rescatar a los hijos de los necesitados y a aplastar a sus opresores.
Sal 72:5 Que te teman mientras el sol brille y mientras la luna permanezca en el cielo; ¡sí, para siempre!
Sal 72:6 Que el gobierno del rey tenga la frescura de las lluvias de primavera sobre la hierba recién cortada, de los aguaceros que riegan la tierra.
Sal 72:7 Que florezcan todos los justos durante su reinado; que haya prosperidad abundante hasta que la luna deje de existir.
Sal 72:8 Que reine de mar a mar, y desde el río Éufrates* hasta los extremos de la tierra.
Sal 72:9 Los nómadas del desierto se inclinarán ante él; sus enemigos caerán a sus pies sobre el polvo.
Sal 72:10 Los reyes occidentales, de Tarsis y de otras tierras distantes, le llevarán tributo. Los reyes orientales, de Sabá y de Seba, le llevarán regalos.
Sal 72:11 Todos los reyes se inclinarán ante él, y todas las naciones le servirán.
Sal 72:12 Rescatará a los pobres cuando a él clamen; ayudará a los oprimidos, que no tienen quien los defienda.
Sal 72:13 Él siente compasión por los débiles y los necesitados, y los rescatará.
Sal 72:14 Los redimirá de la opresión y la violencia, porque sus vidas le son preciosas.
Sal 72:15 ¡Viva el rey! Que se le entregue el oro de Sabá. Que la gente siempre ore por él y lo bendiga todo el día.
Sal 72:16 Que haya grano en abundancia por toda la tierra, que brote aun en la cima de las colinas. Que los árboles frutales florezcan como los del Líbano y los habitantes crezcan como la hierba en el campo.
Sal 72:17 Que el nombre del rey permanezca para siempre; que se perpetúe mientras el sol brille. Que todas las naciones sean bendecidas por medio de él, y lo elogien.
Sal 72:18 Alaben al SEÑOR Dios, el Dios de Israel, el único que hace semejantes maravillas.
Sal 72:19 ¡Alaben su glorioso nombre por siempre! Que toda la tierra se llene de su gloria. ¡Amén y amén!
Sal 72:20 (Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí).

LECTURA PARA LA NOCHE

JOSUÉ 1-2

Jos 1:1 Después de la muerte de Moisés, siervo del SEÑOR, el SEÑOR habló a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés. Le dijo:
Jos 1:2 «Mi siervo Moisés ha muerto. Por lo tanto, ha llegado el momento de que guíes a este pueblo, a los israelitas, a cruzar el río Jordán y a entrar en la tierra que les doy.
Jos 1:3 Te prometo a ti lo mismo que le prometí a Moisés: “Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarán pisando la tierra que les he dado:
Jos 1:4 desde el desierto del Neguev, al sur, hasta las montañas del Líbano, al norte; desde el río Éufrates, al oriente, hasta el mar Mediterráneo,* al occidente, incluida toda la tierra de los hititas”.
Jos 1:5 Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.
Jos 1:6 »Sé fuerte y valiente, porque tú serás quien guíe a este pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que les daría.
Jos 1:7 Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas.
Jos 1:8 Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.
Jos 1:9 Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el SEÑOR tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
Jos 1:10 Luego Josué les dio la siguiente orden a los jefes de Israel:
Jos 1:11 «Vayan por el campamento y díganle al pueblo que preparen sus provisiones. En tres días, cruzarán el río Jordán y tomarán posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da».
Jos 1:12 Entonces Josué reunió a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés. Les dijo:
Jos 1:13 —Recuerden lo que les mandó Moisés, siervo del SEÑOR: “El SEÑOR su Dios les da un lugar de descanso. Él les ha dado esta tierra”.
Jos 1:14 Sus esposas, hijos y animales pueden permanecer aquí, en la tierra que Moisés les asignó, al oriente del río Jordán; pero los guerreros fuertes, completamente armados, deben guiar a las otras tribus hasta el otro lado del Jordán para ayudarlas a conquistar su territorio. Quédense con sus hermanos
Jos 1:15 hasta que el SEÑOR les dé descanso a ellos, tal como se lo ha dado a ustedes, y hasta que ellos también tomen posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da. Sólo entonces ustedes podrán regresar y establecerse aquí, al oriente del río Jordán, en la tierra que les asignó Moisés, siervo del SEÑOR.
Jos 1:16 Ellos le respondieron a Josué: —Haremos todo lo que nos ordenes e iremos a donde nos envíes.
Jos 1:17 Te obedeceremos tal como obedecimos a Moisés. Que el SEÑOR tu Dios esté contigo tal como estuvo con Moisés.
Jos 1:18 Cualquiera que se rebele contra tus órdenes y no obedezca tus palabras y todo lo que tú ordenes, será ejecutado. Así que, ¡sé fuerte y valiente!
Jos 2:1 Luego Josué envió en secreto a dos espías desde el campamento israelita que estaba en la arboleda de Acacias* y les dio la siguiente instrucción: «Exploren bien la tierra que está al otro lado del río Jordán, especialmente alrededor de la ciudad de Jericó». Entonces los dos hombres salieron y llegaron a la casa de una prostituta llamada Rahab y pasaron allí la noche.
Jos 2:2 Pero alguien le avisó al rey de Jericó: «Unos israelitas vinieron aquí esta noche para espiar la tierra».
Jos 2:3 Entonces el rey de Jericó le envío una orden a Rahab: «Saca fuera a los hombres que llegaron a tu casa, porque han venido a espiar todo el territorio».
Jos 2:4 Rahab, quien había escondido a los dos hombres, respondió: «Es cierto, los hombres pasaron por aquí, pero yo no sabía de dónde venían.
Jos 2:5 Salieron de la ciudad al anochecer, cuando las puertas estaban por cerrar. No sé hacia dónde fueron. Si se apresuran, probablemente los alcancen».
Jos 2:6 (En realidad, la mujer había llevado a los hombres a la azotea de su casa y los había escondido debajo de unos manojos de lino que había puesto allí).
Jos 2:7 Entonces los hombres del rey buscaron a los espías por todo el camino que lleva a los vados del río Jordán. Y justo después que los hombres del rey se fueron, cerraron la puerta de Jericó.
Jos 2:8 Esa noche, antes de que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea para hablar con ellos. Les dijo:
Jos 2:9 —Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra. Todos tenemos miedo de ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado.
Jos 2:10 Pues hemos oído cómo el SEÑOR les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar Rojo* cuando salieron de Egipto. Y sabemos lo que les hicieron a Sehón y a Og, los dos reyes amorreos al oriente del río Jordán, cuyos pueblos ustedes destruyeron por completo.*
Jos 2:11 ¡No es extraño que nuestro corazón esté lleno de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes cosas. Pues el SEÑOR su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y abajo, en la tierra.
Jos 2:12 »Ahora júrenme por el SEÑOR que serán bondadosos conmigo y con mi familia, ya que les di mi ayuda. Denme una garantía de que,
Jos 2:13 cuando Jericó sea conquistada, salvarán mi vida y también la de mi padre y mi madre, mis hermanos y hermanas y sus familias.
Jos 2:14 —Te ofrecemos nuestra propia vida como garantía por la tuya —la prometieron ellos—. Si no nos delatas, cumpliremos nuestra promesa y seremos bondadosos contigo cuando el SEÑOR nos dé la tierra.
Jos 2:15 Entonces, dado que la casa de Rahab estaba construida en la muralla de la ciudad, ella los hizo bajar por una cuerda desde la ventana.
Jos 2:16 —Huyan a la zona montañosa —les dijo—. Escóndanse allí de los hombres que los están buscando por tres días. Luego, cuando ellos hayan vuelto, ustedes podrán seguir su camino.
Jos 2:17 Antes de partir, los hombres le dijeron: —Estaremos obligados por el juramento que te hemos hecho sólo si sigues las siguientes instrucciones:
Jos 2:18 cuando entremos en esta tierra, tú deberás dejar esta cuerda de color escarlata colgada de la ventana por donde nos hiciste bajar; y todos los miembros de tu familia —tu padre, tu madre, tus hermanos y todos tus parientes— deberán estar aquí, dentro de la casa.
Jos 2:19 Si salen a la calle y los matan, no será nuestra culpa; pero si alguien les pone la mano encima a los que estén dentro de esta casa, nos haremos responsables de su muerte.
Jos 2:20 Sin embargo, si nos delatas, quedaremos totalmente libres de lo que nos ata a este juramento.
Jos 2:21 —Acepto las condiciones —respondió ella. Entonces Rahab los despidió y dejó la cuerda escarlata colgando de la ventana.
Jos 2:22 Los espías subieron a la zona montañosa y se quedaron allí tres días. Los hombres que los perseguían los buscaron por todas partes a lo largo del camino pero, al final, regresaron sin éxito.
Jos 2:23 Luego, los dos espías descendieron de la zona montañosa, cruzaron el río Jordán y le informaron a Josué todo lo que les había sucedido:
Jos 2:24 «El SEÑOR nos ha dado el territorio —dijeron—, pues toda la gente de esa tierra nos tiene pavor».

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