APOSENTO ALTO

domingo, 25 de marzo de 2018

LECTURA BÍBLICA 25 DE MARZO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    28:11-20

Mat 28:11 Mientras las mujeres estaban en camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad y les contaron a los principales sacerdotes lo que había sucedido.
Mat 28:12 Se convocó a una reunión con los ancianos, y decidieron dar a los soldados un gran soborno.
Mat 28:13 Les dijeron: «Ustedes deben decir: “Los discípulos de Jesús vinieron durante la noche, mientras dormíamos, y robaron el cuerpo”.
Mat 28:14 Si llega a oídos del gobernador, nosotros los respaldaremos, así no se meterán en problemas».
Mat 28:15 Entonces los guardias aceptaron el soborno y dijeron lo que les habían ordenado. Su historia corrió por todas partes entre los judíos y la siguen contando hasta el día de hoy.
Mat 28:16 Entonces los once discípulos salieron hacia Galilea y se dirigieron al monte que Jesús les había indicado.
Mat 28:17 Cuando vieron a Jesús, lo adoraron, ¡pero algunos de ellos dudaban!
Mat 28:18 Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Mat 28:19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,* bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Mat 28:20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».




ROMANOS 16

Rom 16:1 Les encomiendo a nuestra hermana Febe, quien es diaconisa de la iglesia en Cencrea.
Rom 16:2 Recíbanla en el Señor como digna de honra en el pueblo de Dios. Ayúdenla en todo lo que necesite, porque ella ha sido de ayuda para muchos, especialmente para mí.
Rom 16:3 Den mis saludos a Priscila y Aquila, mis colaboradores en el ministerio de Cristo Jesús.
Rom 16:4 De hecho, ellos una vez arriesgaron la vida por mí. Yo les estoy agradecido, igual que todas las iglesias de los gentiles.*
Rom 16:5 Den también mis saludos a la iglesia que se reúne en el hogar de ellos. Saluden a mi querido amigo Epeneto. Él fue el primero de toda la provincia de Asia que se convirtió en seguidor de Cristo.
Rom 16:6 Denle mis saludos a María, quien ha trabajado tanto por ustedes.
Rom 16:7 Saluden a Andrónico y a Junias,* judíos como yo,* quienes estuvieron en la cárcel conmigo. Ellos son muy respetados entre los apóstoles y se hicieron seguidores de Cristo antes que yo.
Rom 16:8 Saluden a Amplias, mi querido amigo en el Señor.
Rom 16:9 Saludos también a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y a mi querido amigo Estaquis.
Rom 16:10 Saluden a Apeles, un buen hombre aprobado por Cristo. Y den mis saludos a los creyentes de la familia de Aristóbulo.
Rom 16:11 Saluden a Herodión, judío como yo.* Saluden a los de la familia de Narciso que son del Señor.
Rom 16:12 Den mis saludos a Trifena y Trifosa, obreras del Señor, y a la amada Pérsida, quien ha trabajado tanto para el Señor.
Rom 16:13 Saluden a Rufo, a quien el Señor eligió para hacerlo suyo; y también a su querida madre, quien ha sido como una madre para mí.
Rom 16:14 Den mis saludos a Asíncrito, Flegonte, Hermas, Patrobas, Hermes y a los hermanos que se reúnen con ellos.
Rom 16:15 Saluden también a Filólogo, Julia, Nereo y su hermana, y a Olimpas y a todos los creyentes* que se reúnen con ellos.
Rom 16:16 Salúdense unos a otros con amor cristiano.* Todas las iglesias de Cristo les envían saludos.
Rom 16:17 Y ahora, mis amados hermanos, les pido algo más. Tengan cuidado con los que causan divisiones y trastornan la fe de los creyentes al enseñar cosas que van en contra de las que a ustedes se les enseñaron. Manténganse lejos de ellos.
Rom 16:18 Tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor; sirven a sus propios intereses. Con palabras suaves y halagos, engañan a la gente inocente.
Rom 16:19 Pero todos saben que ustedes son obedientes al Señor. Eso me llena de alegría. Quiero que sean sabios para hacer lo que está bien y sigan siendo inocentes en cuanto a toda clase de mal.
Rom 16:20 El Dios de paz pronto aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesús* sea con ustedes.
Rom 16:21 Timoteo, mi compañero de trabajo, les manda saludos, igual que Lucio, Jasón y Sosípater, judíos como yo.
Rom 16:22 Yo, Tercio, quien escribo esta carta de parte de Pablo, también les envío mis saludos como uno de los seguidores del Señor.
Rom 16:23 Los saluda Gayo. Él es quien me hospeda y también recibe en su casa a toda la iglesia. Les envía saludos Erasto, el tesorero de la ciudad, y también el hermano Cuarto.*
Rom 16:24 -.-
Rom 16:25 Que toda la gloria sea para Dios, quien puede fortalecerlos tal como expresa la Buena Noticia. En ese mensaje acerca de Jesucristo se ha revelado su plan para ustedes, los gentiles, un plan que estuvo guardado en secreto desde el principio del tiempo.
Rom 16:26 Pero ahora, tal como lo predijeron los profetas* y el Dios eterno lo ha ordenado, ese mensaje se da a conocer a todos los gentiles en todas partes, para que ellos también puedan creer y obedecerlo a él.
Rom 16:27 Toda la gloria sea para el único sabio Dios eternamente por medio de Jesucristo. Amén.

SALMO 71

Sal 71:1 Oh SEÑOR, a ti acudo en busca de protección; no permitas que me avergüencen.
Sal 71:2 Sálvame y rescátame, porque tú haces lo que es correcto. Inclina tu oído para escucharme y ponme en libertad.
Sal 71:3 Sé tú mi roca de seguridad, donde siempre pueda esconderme. Da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Sal 71:4 Dios mío, rescátame del poder de los perversos, de las garras de los crueles opresores.
Sal 71:5 Oh Señor, sólo tú eres mi esperanza; en ti he confiado, oh SEÑOR, desde mi niñez.
Sal 71:6 Así es, estás conmigo desde mi nacimiento; me has cuidado desde el vientre de mi madre. ¡Con razón siempre te alabo!
Sal 71:7 Mi vida es un ejemplo para muchos, porque tú has sido mi fuerza y protección.
Sal 71:8 Por eso nunca puedo dejar de alabarte; todo el día declaro tu gloria.
Sal 71:9 Y ahora, en mi vejez, no me hagas a un lado; no me abandones cuando me faltan las fuerzas.
Sal 71:10 Pues mis enemigos murmuran contra mí y juntos confabulan matarme.
Sal 71:11 Dicen: «Dios lo ha abandonado. Vayamos y agarrémoslo, porque ahora nadie lo ayudará».
Sal 71:12 Oh Dios, no te quedes lejos; Dios mío, por favor, apresúrate a ayudarme.
Sal 71:13 Trae deshonra y destrucción a los que me acusan; humilla y avergüenza a los que quieren hacerme daño.
Sal 71:14 Seguiré con la esperanza de tu ayuda; te alabaré más y más.
Sal 71:15 A todos les hablaré de tu justicia; todo el día proclamaré tu poder salvador, aunque no tengo facilidad de palabras.*
Sal 71:16 Alabaré tus obras poderosas, oh Soberano SEÑOR, y les contaré a todos que sólo tú eres justo.
Sal 71:17 Oh Dios, tú me has enseñado desde mi tierna infancia, y yo siempre les cuento a los demás acerca de tus hechos maravillosos.
Sal 71:18 Ahora que estoy viejo y canoso, no me abandones, oh Dios. Permíteme proclamar tu poder a esta nueva generación, tus milagros poderosos a todos los que vienen después de mí.
Sal 71:19 Tu justicia, oh Dios, alcanza los cielos más altos; ¡has hecho cosas tan maravillosas! ¿Quién se compara contigo, oh Dios?
Sal 71:20 Has permitido que sufra muchas privaciones, pero volverás a darme vida y me levantarás de las profundidades de la tierra.
Sal 71:21 Me restaurarás incluso a mayor honor y me consolarás una vez más.
Sal 71:22 Entonces te alabaré con música de arpa, porque eres fiel a tus promesas, oh mi Dios. Te cantaré alabanzas con la lira, Oh Santo de Israel.
Sal 71:23 Gritaré de alegría y cantaré tus alabanzas, porque me redimiste.
Sal 71:24 Todo el día hablaré de tus justas acciones, porque todos los que trataron de hacerme daño fueron humillados y avergonzados.

LECTURA PARA LA NOCHE

DEUTERONOMIO 33-34

Deu 33:1 La siguiente es la bendición que Moisés, hombre de Dios, le dio al pueblo de Israel antes de morir:
Deu 33:2 «El SEÑOR vino desde el monte Sinaí y se nos* apareció en el monte Seir; resplandeció desde el monte Parán y llegó desde Meriba-cades con llamas de fuego en la mano derecha.*
Deu 33:3 Él ama verdaderamente a su pueblo;* todos sus santos están en sus manos. Ellos siguen sus pasos y aceptan sus enseñanzas.
Deu 33:4 Moisés nos dio la instrucción del SEÑOR, que es una posesión exclusiva del pueblo de Israel.*
Deu 33:5 El SEÑOR era el rey en Israel* cuando los líderes del pueblo se reunieron, cuando las tribus de Israel se juntaron como una sola».
Deu 33:6 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Rubén:* «Que la tribu de Rubén viva y no desaparezca, aunque sean pocos en cantidad».
Deu 33:7 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Judá: «¡Oh SEÑOR, oye el clamor de Judá y reúnelo como un solo pueblo. Dale fuerzas para defender su causa, ayúdalo contra sus enemigos».
Deu 33:8 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Leví: «Oh SEÑOR, has dado tu Urim y Tumim —el sorteo sagrado— a tus siervos fieles, los levitas.* Los pusiste a prueba en Masah y luchaste con ellos en las aguas de Meriba.
Deu 33:9 Los levitas obedecieron tu palabra y cumplieron tu pacto. Fueron más leales a ti que a sus propios padres. Ignoraron a sus parientes y no reconocieron a sus propios hijos.
Deu 33:10 Ellos enseñan tus ordenanzas a Jacob y dan tus instrucciones a Israel. Ofrecen incienso delante de ti y presentan ofrendas quemadas enteras sobre el altar.
Deu 33:11 Oh SEÑOR, bendice el servicio de los levitas y acepta todo el trabajo de sus manos. Hiere a sus enemigos donde más les duela y derriba a sus adversarios para que no vuelvan a levantarse».
Deu 33:12 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Benjamín: «Los de Benjamín son amados por el SEÑOR y viven seguros a su lado. Él los rodea continuamente y los protege de todo daño».
Deu 33:13 Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José: «Que el SEÑOR bendiga su tierra con el precioso regalo del rocío de los cielos y el agua que está debajo de la tierra,
Deu 33:14 con los ricos frutos que maduran al sol y las cosechas abundantes de cada mes,
Deu 33:15 con los mejores cultivos de las antiguas montañas y la abundancia de las colinas eternas,
Deu 33:16 con lo mejor que da la tierra y su plenitud, y el favor de aquél que apareció en la zarza ardiente. Que estas bendiciones reposen sobre la cabeza de José y coronen la frente del príncipe entre sus hermanos.
Deu 33:17 José tiene la majestad de un toro joven, tiene los cuernos de un buey salvaje. Corneará a naciones lejanas y las arrastrará hasta los extremos de la tierra. Esa es mi bendición para las multitudes de Efraín y los millares de Manasés».
Deu 33:18 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Zabulón y la de Isacar:* «Que los de Zabulón prosperen en sus viajes. Que los de Isacar prosperen en su casa.*
Deu 33:19 Ellos convocan al pueblo a la montaña para ofrecer allí los sacrificios apropiados. Sacan provecho de las riquezas del mar y de los tesoros escondidos en la arena».
Deu 33:20 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Gad: «¡Bendito el que extiende el territorio de Gad! Gad está agazapado allí como un león para arrancar un brazo o una cabeza.
Deu 33:21 La gente de Gad se llevó la mejor tierra, se le asignó la porción de un líder. Cuando los líderes del pueblo se reunieron, llevaron a cabo la justicia del SEÑOR y obedecieron sus ordenanzas para Israel».
Deu 33:22 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Dan: «Dan es un cachorro de león que salta desde Basán».
Deu 33:23 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Neftalí: «Oh Neftalí, tú eres rico en favor y estás lleno de las bendiciones del SEÑOR; que sean tuyos el Occidente y el Sur».
Deu 33:24 Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Aser: «Que Aser sea más bendito que los otros hijos, que sea estimado por sus hermanos, que bañe sus pies en aceite de oliva.
Deu 33:25 Que los cerrojos de tus puertas sean de hierro y de bronce, que vivas protegido todos los días de tu vida».
Deu 33:26 «No hay nadie como el Dios de Israel.* Él cabalga por el firmamento para ir en tu ayuda, a través de los cielos, con majestuoso esplendor.
Deu 33:27 El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen. Él quita al enemigo de tu paso y grita: “¡Destrúyelo!”.
Deu 33:28 Así que Israel vivirá a salvo, el próspero Jacob habitará protegido en una tierra de grano y vino nuevo, donde los cielos dejan caer su rocío.
Deu 33:29 ¡Qué bendito eres, oh Israel! ¿Quién es como tú, un pueblo rescatado por el SEÑOR? ¡Él es tu escudo protector y tu espada triunfante! Tus enemigos se arrastrarán ante ti, y tú los pisotearás con fuerza sobre la espalda».
Deu 34:1 Entonces Moisés se dirigió al monte Nebo desde las llanuras de Moab, y subió a la cumbre del monte Pisga, que está frente a Jericó. Y el SEÑOR le mostró todo el territorio: desde Galaad hasta tan lejos como Dan,
Deu 34:2 toda la tierra de Neftalí, la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá —que se extiende hasta el mar Mediterráneo—,*
Deu 34:3 el Neguev, y el valle del Jordán junto con Jericó —la ciudad de las palmeras— hasta Zoar.
Deu 34:4 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Esta es la tierra que le prometí bajo juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob cuando dije: “La daré a tus descendientes”. Ahora te he permitido verla con tus propios ojos, pero no entrarás en ella».
Deu 34:5 Así que Moisés, siervo del SEÑOR, murió allí, en la tierra de Moab, tal como el SEÑOR había dicho.
Deu 34:6 El SEÑOR lo enterró* en un valle cercano a Bet-peor, en Moab, pero nadie conoce el lugar exacto hasta el día de hoy.
Deu 34:7 Moisés tenía ciento veinte años cuando murió, pero hasta entonces conservó una buena vista y mantuvo todo su vigor.
Deu 34:8 El pueblo de Israel hizo duelo por Moisés en las llanuras de Moab durante treinta días, hasta que se cumplió el tiempo acostumbrado para el duelo.
Deu 34:9 Ahora, Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Así que el pueblo de Israel lo obedeció haciendo todo lo que el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
Deu 34:10 Nunca más hubo en Israel otro profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conocía cara a cara.
Deu 34:11 El SEÑOR lo envió a la tierra de Egipto para realizar todas las señales milagrosas y las maravillas contra el faraón, contra toda su tierra y contra todos sus sirvientes.
Deu 34:12 Moisés realizó con gran poder hechos aterradores a la vista de todo Israel.

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