APOSENTO ALTO

lunes, 2 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 2 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    1:9-20

Mar 1:9 Cierto día, Jesús llegó de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el río Jordán.
Mar 1:10 Cuando Jesús salió del agua, vio que el cielo se abría y el Espíritu Santo descendía sobre él* como una paloma.
Mar 1:11 Y una voz dijo desde el cielo: «Tú eres mi Hijo muy amado y me das gran gozo».
Mar 1:12 Luego el Espíritu lo impulsó a ir al desierto,
Mar 1:13 donde Jesús fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Estaba a la intemperie entre los animales salvajes, y los ángeles lo cuidaban.
Mar 1:14 Más tarde, después del arresto de Juan, Jesús entró en Galilea, donde predicó la Buena Noticia de Dios.*
Mar 1:15 «¡Por fin ha llegado el tiempo prometido por Dios! —anunciaba —. ¡El reino de Dios está cerca! ¡Arrepiéntanse de sus pecados y crean la Buena Noticia!».
Mar 1:16 Cierto día, mientras Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón* y a su hermano Andrés que echaban la red al agua, porque vivían de la pesca.
Mar 1:17 Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».
Mar 1:18 Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.
Mar 1:19 Un poco más adelante por la orilla, Jesús vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, en una barca, reparando las redes.
Mar 1:20 Los llamó de inmediato y ellos también lo siguieron, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los hombres contratados.



1 CORINTIOS 1:18-31

1Co 1:18 ¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios.
1Co 1:19 Como dicen las Escrituras: «Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los inteligentes»*.
1Co 1:20 Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca una ridiculez.
1Co 1:21 Ya que Dios, en su sabiduría se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los que creen.
1Co 1:22 Es ridícula para los judíos, que piden señales del cielo. Y es ridícula para los griegos, que buscan la sabiduría humana.
1Co 1:23 Entonces cuando predicamos que Cristo fue crucificado, los judíos se ofenden y los gentiles* dicen que son puras tonterías.
1Co 1:24 Sin embargo, para los que Dios llamó a la salvación, tanto judíos como gentiles,* Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
1Co 1:25 Ese plan «ridículo» de Dios es más sabio que el más sabio de los planes humanos, y la debilidad de Dios es más fuerte que la mayor fuerza humana.
1Co 1:26 Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los ojos del mundo o poderosos o ricos* cuando Dios los llamó.
1Co 1:27 En cambio, Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos.
1Co 1:28 Dios escogió lo despreciado por el mundo* —lo que se considera como nada —y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante.
1Co 1:29 Como resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de Dios.
1Co 1:30 Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado.
1Co 1:31 Por lo tanto, como dicen las Escrituras: «Si alguien quiere jactarse, que se jacte solamente del Señor»*.


SALMO 73

Sal 73:1 En verdad Dios es bueno con Israel, con los de corazón puro.
Sal 73:2 Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio; mis pies resbalaron y estuve a punto de caer,
Sal 73:3 porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad.
Sal 73:4 Pareciera que viven sin problemas; tienen el cuerpo tan sano y fuerte.
Sal 73:5 No tienen dificultades como otras personas; no están llenos de problemas como los demás.
Sal 73:6 Lucen su orgullo como un collar de piedras preciosas y se visten de crueldad.
Sal 73:7 ¡Estos gordos ricachones tienen todo lo que su corazón desea!
Sal 73:8 Se burlan y hablan sólo maldades; en su orgullo procuran aplastar a otros.
Sal 73:9 Se jactan contra los cielos mismos, y sus palabras se pasean presuntuosas por toda la tierra.
Sal 73:10 Entonces la gente se desanima y se confunde, al tragarse todas esas palabras.
Sal 73:11 «¿Y qué sabe Dios? —preguntan —. ¿Acaso el Altísimo sabe lo que está pasando?».
Sal 73:12 Miren a esos perversos: disfrutan de una vida fácil mientras sus riquezas se multiplican.
Sal 73:13 ¿Conservé puro mi corazón en vano? ¿Me mantuve en inocencia sin ninguna razón?
Sal 73:14 En todo el día no consigo más que problemas; cada mañana me trae dolor.
Sal 73:15 Si yo realmente hubiera hablado a otros de esta manera, habría sido un traidor a tu pueblo.
Sal 73:16 Traté de entender por qué los malvados prosperan, ¡pero qué tarea tan difícil!
Sal 73:17 Entonces entré en tu santuario, oh Dios, y por fin entendí el destino de los perversos.
Sal 73:18 En verdad, los pones en un camino resbaladizo y haces que se deslicen por el precipicio hacia su ruina.
Sal 73:19 Al instante quedan destruidos, totalmente consumidos por los terrores.
Sal 73:20 Cuando te levantes, oh Señor, te reirás de sus tontas ideas como uno se ríe por la mañana de lo que soñó en la noche.
Sal 73:21 Entonces me di cuenta que mi corazón se llenó de amargura, y yo estaba destrozado por dentro.
Sal 73:22 Fui tan necio e ignorante, debo haberte parecido un animal sin entendimiento.
Sal 73:23 Sin embargo, todavía te pertenezco; me tomas de la mano derecha.
Sal 73:24 Me guías con tu consejo y me conduces a un destino glorioso.
Sal 73:25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra.
Sal 73:26 Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre.
Sal 73:27 Los que lo abandonen, perecerán, porque tú destruyes a los que se alejan de ti.
Sal 73:28 En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios! Hice al Soberano SEÑOR mi refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.

LECTURA PARA LA NOCHE

JOSUÉ 3-5

Jos 3:1 Temprano a la mañana siguiente, Josué y todos los israelitas salieron de la arboleda de Acacias* y llegaron a la orilla del río Jordán, donde acamparon antes de cruzar.
Jos 3:2 Tres días después, los jefes israelitas fueron por el campamento
Jos 3:3 y dieron al pueblo las siguientes instrucciones: «Cuando vean a los sacerdotes levitas llevar el arca del pacto del SEÑOR su Dios, dejen sus puestos y síganlos.
Jos 3:4 Dado que ustedes nunca antes viajaron por este camino, ellos los guiarán. Quédense como a un kilómetro* detrás de ellos, mantengan una buena distancia entre ustedes y el arca. Asegúrense de no acercarse demasiado».
Jos 3:5 Entonces Josué le dijo al pueblo: «Purifíquense, porque mañana el SEÑOR hará grandes maravillas entre ustedes».
Jos 3:6 Por la mañana, Josué les dijo a los sacerdotes: «Levanten el arca del pacto y guíen al pueblo hasta el otro lado del río». Así que ellos se pusieron en marcha y fueron delante del pueblo.
Jos 3:7 El SEÑOR le dijo a Josué: «A partir de hoy, empezaré a convertirte en un gran líder a los ojos de todos los israelitas. Sabrán que yo estoy contigo, tal como estuve con Moisés.
Jos 3:8 Dales la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: “Cuando lleguen a la orilla del río Jordán, den unos cuantos pasos dentro del río y deténganse allí”».
Jos 3:9 Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Vengan y escuchen lo que dice el SEÑOR su Dios.
Jos 3:10 Hoy sabrán que el Dios viviente está entre ustedes. Sin lugar a dudas, él expulsará a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos de delante de ustedes.
Jos 3:11 ¡Miren, el arca del pacto que pertenece al Señor de toda la tierra los guiará al cruzar el río Jordán!
Jos 3:12 Elijan ahora a doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
Jos 3:13 Los sacerdotes llevarán el arca del SEÑOR, el Señor de toda la tierra. En cuanto sus pies toquen el agua, la corriente de agua se detendrá río arriba, y el río se levantará como un muro».
Jos 3:14 Entonces los israelitas salieron del campamento para cruzar el Jordán, y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto iban delante de ellos.
Jos 3:15 Era la temporada de la cosecha, y el Jordán desbordaba su cauce. Pero en cuanto los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron el agua a la orilla del río,
Jos 3:16 el agua que venía de río arriba dejó de fluir y comenzó a amontonarse a una gran distancia de allí, a la altura de una ciudad llamada Adán, que está cerca de Saretán. Y el agua que estaba río abajo desembocó en el mar Muerto* hasta que el lecho del río quedó seco. Después, todo el pueblo cruzó cerca de la ciudad de Jericó.
Jos 3:17 Mientras tanto, los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR se quedaron parados en tierra seca, en medio del lecho, mientras el pueblo pasaba frente a ellos. Los sacerdotes esperaron allí hasta que toda la nación de Israel terminó de cruzar el Jordán por tierra seca.
Jos 4:1 Una vez que todo el pueblo terminó de cruzar el Jordán, el SEÑOR le dijo a Josué:
Jos 4:2 «Ahora elige a doce hombres, uno de cada tribu.
Jos 4:3 Diles: “Tomen doce piedras del medio del Jordán, del mismo lugar donde están parados los sacerdotes. Llévenlas al lugar donde van a acampar esta noche y amontónenlas allí”».
Jos 4:4 Entoncés Josué convocó a los doce hombres que había elegido, uno por cada tribu de Israel.
Jos 4:5 Les dijo: «Vayan a la mitad del Jordán, frente al arca del SEÑOR su Dios. Cada uno de ustedes debe tomar una piedra y cargarla al hombro; serán doce piedras en total, una por cada tribu de Israel.
Jos 4:6 Las usaremos para levantar un monumento conmemorativo. En el futuro, sus hijos les preguntarán: “¿Qué significan estas piedras?”.
Jos 4:7 Y ustedes podrán decirles: “Nos recuerdan que el río Jordán dejó de fluir cuando el arca del pacto del SEÑOR cruzó por allí”. Esas piedras quedarán como un recordatorio en el pueblo de Israel para siempre».
Jos 4:8 Así que los hombres hicieron lo que Josué les había ordenado. Tomaron doce piedras del medio del río Jordán, una por cada tribu, tal como el SEÑOR le había dicho a Josué. Las llevaron al lugar donde acamparon esa noche y construyeron allí el monumento.
Jos 4:9 Josué también apiló otras doce piedras a la mitad del Jordán, en el lugar donde estaban parados los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Y las piedras siguen allí hasta el día de hoy.
Jos 4:10 Los sacerdotes que llevaban el arca estuvieron en medio del río hasta que se llevaron a cabo todos los mandatos del SEÑOR que Moisés le había dado a Josué. Mientras tanto, el pueblo se apresuró a cruzar el lecho del río.
Jos 4:11 Y cuando todos estaban a salvo en la otra orilla, los sacerdotes terminaron de cruzar con el arca del SEÑOR mientras el pueblo observaba.
Jos 4:12 Los guerreros armados de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la media tribu de Manasés iban delante de los israelitas al cruzar el Jordán, tal como Moisés había indicado.
Jos 4:13 Esos hombres armados —unos cuarenta mil en total— estaban listos para la guerra, y el SEÑOR iba con ellos mientras cruzaban hacia la llanura de Jericó.
Jos 4:14 Ese día, el SEÑOR convirtió a Josué en un gran líder a los ojos de todos los israelitas, quienes, por el resto de su vida, lo respetaron tanto como habían respetado a Moisés.
Jos 4:15 El SEÑOR le había dicho a Josué:
Jos 4:16 «Ordénales a los sacerdotes que llevan el arca del pacto* que salgan del lecho del río».
Jos 4:17 Así que Josué dio la orden.
Jos 4:18 En cuanto los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR salieron del lecho del río y sus pies pisaron tierra firme, las aguas del Jordán volvieron a fluir y desbordaron el cauce como antes.
Jos 4:19 El pueblo cruzó el Jordán el décimo día del primer mes.* Después acamparon en Gilgal, al oriente de Jericó.
Jos 4:20 Fue allí, en Gilgal, donde Josué apiló las doce piedras que había tomado del río Jordán.
Jos 4:21 Entonces Josué les dijo a los israelitas: «En el futuro, sus hijos preguntarán: “¿Qué significan estas piedras?”.
Jos 4:22 Y ustedes podrán decirles: “Aquí es donde los israelitas cruzaron el Jordán sobre tierra seca”.
Jos 4:23 Pues el SEÑOR su Dios secó el río a la vista de ustedes y lo mantuvo seco hasta que todos cruzaran, tal como hizo con el mar Rojo* cuando lo secó hasta que todos terminamos de cruzar.
Jos 4:24 Lo hizo para que todas las naciones de la tierra supieran que la mano del SEÑOR es poderosa, y para que ustedes temieran al SEÑOR su Dios para siempre».
Jos 5:1 Cuando todos los reyes amorreos al occidente del Jordán y todos los reyes cananeos que vivían a lo largo de la costa del mar Mediterráneo* oyeron cómo el SEÑOR había secado el río Jordán para que el pueblo de Israel pudiera cruzar, se desanimaron y quedaron paralizados de miedo a causa de los israelitas.
Jos 5:2 En esos días, el SEÑOR le dijo a Josué: «Prepara cuchillos de piedra y circuncida a esta segunda generación de israelitas».*
Jos 5:3 Así que Josué preparó cuchillos de piedra y circuncidó a toda la población masculina de Israel en Guibat-ha-aralot.*
Jos 5:4 Josué tuvo que circuncidarlos, porque todos los hombres que tenían edad suficiente para ir a la guerra cuando salieron de Egipto habían muerto en el desierto.
Jos 5:5 Todos los que salieron de Egipto habían sido circuncidados, pero no los que nacieron después del éxodo, durante los años en el desierto.
Jos 5:6 Los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto hasta que murieron todos los hombres que salieron de Egipto y que tenían edad para ir a la guerra. Ellos habían desobedecido al SEÑOR, por eso el SEÑOR juró que no los dejaría entrar en la tierra que había prometido darnos, una tierra donde fluyen la leche y la miel.
Jos 5:7 Entonces Josué circuncidó a los hijos de esos israelitas —los que habían crecido para tomar el lugar de sus padres— porque no habían sido circuncidados en el camino a la Tierra Prometida.
Jos 5:8 Después de ser circuncidados, todos los varones descansaron en el campamento hasta que sanaron.
Jos 5:9 Luego el SEÑOR le dijo a Josué: «Hoy he hecho que la vergüenza de su esclavitud en Egipto salga rodando como una piedra». Por eso, ese lugar se llama Gilgal* hasta el día de hoy.
Jos 5:10 Mientras los israelitas acampaban en Gilgal, sobre la llanura de Jericó, celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del primer mes.*
Jos 5:11 Justo al día siguiente, empezaron a comer pan sin levadura y grano tostado, cosechado de la tierra.
Jos 5:12 El maná dejó de caer el día que empezaron a comer de las cosechas de la tierra y nunca más se vio. Así que, desde ese momento, los israelitas comieron de las cosechas de Canaán.
Jos 5:13 Cuando Josué estaba cerca de la ciudad de Jericó, miró hacia arriba y vio a un hombre parado frente a él con una espada en la mano. Josué se le acercó y le preguntó: —¿Eres amigo o enemigo?
Jos 5:14 —Ninguno de los dos —contestó—. Soy el comandante del ejército del SEÑOR. Entonces Josué cayó rostro en tierra ante él con reverencia. —Estoy a tus órdenes —dijo Josué—. ¿Qué quieres que haga tu siervo?
Jos 5:15 El comandante del ejército del SEÑOR contestó: —Quítate ítate las sandalias, porque el lugar donde estás parado es santo. Y Josué hizo lo que se le indicó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario