APOSENTO ALTO

sábado, 14 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 14 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    6:1-13

Mar 6:1 Jesús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo.
Mar 6:2 El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban: «¿De dónde sacó toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?».
Mar 6:3 Y se burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María* y hermano de Santiago, José,* Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.
Mar 6:4 Entonces Jesús les dijo: «Un profeta recibe honra en todas partes menos en su propio pueblo y entre sus parientes y su propia familia».
Mar 6:5 Y, debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos.
Mar 6:6 Y estaba asombrado de su incredulidad. Después Jesús fue de aldea en aldea enseñando a la gente.
Mar 6:7 Reunió a sus doce discípulos, comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad para expulsar espíritus malignos.*
Mar 6:8 Les dijo que no llevaran nada para el viaje —ni comida, ni bolso de viaje, ni dinero* —sino sólo un bastón.
Mar 6:9 Les permitió llevar sandalias pero no una muda de ropa.
Mar 6:10 Les dijo: «Por todo lugar que vayan, quédense en la misma casa hasta salir de la ciudad.
Mar 6:11 Pero si en algún lugar se niegan a recibirlos o a escucharlos, sacúdanse el polvo de los pies al salir para mostrar que abandonan a esas personas a su suerte».
Mar 6:12 Entonces los discípulos salieron y decían a todos que se arrepintieran de sus pecados y volvieran a Dios.
Mar 6:13 También expulsaban muchos demonios y sanaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite de oliva.


1 CORINTIOS 10:1-13

1Co 10:1 Amados hermanos, no quiero que se olviden de lo que les sucedió a nuestros antepasados hace mucho tiempo en el desierto. Todos fueron guiados por una nube que iba delante de ellos y todos caminaron a través del mar sobre tierra seca.
1Co 10:2 Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar como seguidores de Moisés.
1Co 10:3 Todos comieron el mismo alimento espiritual
1Co 10:4 y todos bebieron la misma agua espiritual. Pues bebieron de la roca espiritual que viajaba con ellos, y esa roca era Cristo.
1Co 10:5 Sin embargo, Dios no se agradó con la mayoría de ellos, y sus cuerpos fueron dispersados por el desierto.
1Co 10:6 Esas cosas sucedieron como una advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo como hicieron ellos,
1Co 10:7 ni rindamos culto a ídolos como hicieron algunos de ellos. Como dicen las Escrituras: «El pueblo celebró con abundante comida y bebida, y se entregó a diversiones paganas»*.
1Co 10:8 Y no debemos cometer inmoralidad sexual como hicieron algunos de ellos, lo cual causó la muerte de veintitrés mil personas en un solo día.
1Co 10:9 Tampoco deberíamos poner a prueba a Cristo* como hicieron algunos de ellos, y luego murieron mordidos por serpientes.
1Co 10:10 Y no murmuren como lo hicieron algunos de ellos, y luego el ángel de la muerte los destruyó.
1Co 10:11 Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos.
1Co 10:12 Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer.
1Co 10:13 Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.



SALMO 84

Sal 84:1 
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré; acompáñese con instrumento de cuerda.*
Qué bella es tu morada, oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Sal 84:2 Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del SEÑOR. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente.
Sal 84:3 Hasta el gorrión encuentra un hogar y la golondrina construye su nido y cría a sus polluelos cerca de tu altar, ¡oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, mi Rey y mi Dios!
Sal 84:4 Qué alegría para los que pueden vivir en tu casa cantando siempre tus alabanzas. Interludio
Sal 84:5 Qué alegría para los que reciben su fuerza del SEÑOR, los que se proponen caminar hasta Jerusalén.
Sal 84:6 Cuando anden por el Valle del Llanto,* se convertirá en un lugar de manantiales refrescantes; las lluvias de otoño lo cubrirán de bendiciones.
Sal 84:7 Ellos se harán cada vez más fuertes, y cada uno se presentará delante de Dios en Jerusalén.*
Sal 84:8 Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos Celestiales, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob. Interludio
Sal 84:9 ¡Oh Dios, mira con favor al rey, nuestro escudo! Muestra bondad a quien has ungido.
Sal 84:10 Un solo día en tus atrios, ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos.
Sal 84:11 Pues el SEÑOR Dios es nuestro sol y nuestro escudo; él nos da gracia y gloria. El SEÑOR no negará ningún bien a quienes hacen lo que es correcto.
Sal 84:12 Oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, qué alegría tienen los que confían en ti.

LECTURA PARA LA NOCHE

JUECES 6-7

Jue 6:1 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR. Entonces el SEÑOR los entregó a los madianitas durante siete años.
Jue 6:2 Los madianitas eran tan crueles que los israelitas hicieron escondites en los montes, en las cuevas y en lugares fortificados.
Jue 6:3 Cada vez que los israelitas sembraban sus cultivos, venían saqueadores de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente y atacaban a Israel.
Jue 6:4 Acampaban en territorio israelita y destruían las cosechas hasta la región de Gaza. Se llevaban todas las ovejas, las cabras, el ganado y los burros, y dejaban a los israelitas sin qué comer.
Jue 6:5 Estas multitudes enemigas, que venían con sus animales y sus carpas, eran como una plaga de langostas; llegaban en numerosas manadas de camellos, imposibles de contar, y no se iban hasta que la tierra quedaba desolada.
Jue 6:6 Así que Israel se moría de hambre en manos de los madianitas. Entonces los israelitas clamaron al SEÑOR por ayuda.
Jue 6:7 Cuando clamaron al SEÑOR a causa de Madián,
Jue 6:8 el SEÑOR les envió un profeta, quien dijo al pueblo de Israel: «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo te saqué de la esclavitud en Egipto.
Jue 6:9 Te rescaté de los egipcios y de todos los que te oprimían. Expulsé a tus enemigos y te di sus tierras.
Jue 6:10 Te dije: ‘Yo soy el SEÑOR, tu Dios. No debes rendir culto a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives’. Pero no me hiciste caso”».
Jue 6:11 Después el ángel del SEÑOR vino y se sentó debajo del gran árbol de Ofra que pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Gedeón, hijo de Joás, estaba trillando trigo en el fondo de un lagar para esconder el grano de los madianitas.
Jue 6:12 Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció y le dijo: —¡Guerrero valiente, el SEÑOR está contigo!
Jue 6:13 —Señor —respondió Gedeón—, si el SEÑOR está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Y dónde están todos los milagros que nos contaron nuestros antepasados? ¿Acaso no dijeron: “El SEÑOR nos sacó de Egipto”? Pero ahora el SEÑOR nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas.
Jue 6:14 Entonces el SEÑOR lo miró y le dijo: —Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel de los madianitas. ¡Yo soy quien te envía!
Jue 6:15 —Pero, SEÑOR —respondió Gedeón—, ¿cómo podré yo rescatar a Israel? ¡Mi clan es el más débil de toda la tribu de Manasés, y yo soy el de menor importancia en mi familia!
Jue 6:16 El SEÑOR le dijo: —Yo estaré contigo, y destruirás a los madianitas como si estuvieras luchando contra un solo hombre.
Jue 6:17 —Si de verdad cuento con tu favor —respondió Gedeón—, muéstrame una señal para asegurarme de que es realmente el SEÑOR quien habla conmigo.
Jue 6:18 No te vayas hasta que te traiga mi ofrenda. Él respondió: —Aquí me quedaré hasta que regreses.
Jue 6:19 Entonces Gedeón fue de prisa a su casa. Asó un cabrito y horneó pan sin levadura con una medida* de harina. Luego llevó la carne en una canasta y el caldo en una olla. Puso todo delante del ángel, quien estaba bajo el gran árbol.
Jue 6:20 Así que el ángel de Dios le dijo: «Pon la carne y el pan sin levadura sobre esta piedra y derrama el caldo sobre ellos». Y Gedeón hizo lo que se le indicó.
Jue 6:21 Entonces el ángel del SEÑOR tocó la carne y el pan con la punta de la vara que tenía en la mano, y de la piedra salió fuego que consumió todo lo que Gedeón había llevado. Y el ángel del SEÑOR desapareció.
Jue 6:22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que era el ángel del SEÑOR, clamó: —¡Oh Soberano SEÑOR, estoy condenado! ¡He visto cara a cara al ángel del SEÑOR!
Jue 6:23 —No te preocupes —le contestó el SEÑOR—. No tengas miedo; no morirás.
Jue 6:24 Entonces Gedeón construyó un altar al SEÑOR en ese lugar y lo llamó Yahveh-shalom (que significa «el SEÑOR es paz»). Ese altar sigue en Ofra, en la tierra del clan de Abiezer, hasta el día de hoy.
Jue 6:25 Esa noche el SEÑOR le dijo a Gedeón: «Toma el segundo toro del rebaño de tu padre, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre levantó a Baal y corta el poste dedicado a la diosa Asera que está junto al altar.
Jue 6:26 Después construye un altar al SEÑOR tu Dios en el santuario de esta misma cima, colocando cada piedra con cuidado. Sacrifica el toro como ofrenda quemada sobre el altar, y usa como leña el poste dedicado a la diosa Asera que cortaste».
Jue 6:27 Entonces Gedeón llevó a diez de sus criados e hizo lo que el SEÑOR le había ordenado; pero lo hizo de noche, porque les tenía miedo a los demás miembros de la casa de su padre y a la gente de la ciudad.
Jue 6:28 Temprano a la mañana siguiente, mientras los habitantes de la ciudad se despertaban, alguien descubrió que el altar de Baal estaba derribado y que habían cortado el poste dedicado a la diosa Asera que estaba al lado. En su lugar se había construido un nuevo altar, y sobre ese altar estaban los restos del toro que se había sacrificado.
Jue 6:29 Los habitantes se preguntaban unos a otros: «¿Quién hizo esto?». Y después de preguntar por todas partes y hacer una búsqueda cuidadosa, se enteraron de que había sido Gedeón, el hijo de Joás.
Jue 6:30 —Saca tu hijo —le exigieron a Joás los hombres de la ciudad—. Tendrá que morir por haber destruido el altar de Baal y haber cortado el poste dedicado a la diosa Asera.
Jue 6:31 Sin embargo, Joás gritó a la turba que lo enfrentaba: —¿Por qué defienden a Baal? ¿Acaso abogarán por él? ¡Todo el que defienda su causa será ejecutado antes del amanecer! Si de verdad Baal es un dios, ¡que se defienda a sí mismo y destruya al que derribó su altar!
Jue 6:32 A partir de entonces a Gedeón lo llamaron Jerobaal, que significa: «Que Baal se defienda a sí mismo», porque él destruyó el altar de Baal.
Jue 6:33 Poco tiempo después, los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente formaron una alianza en contra de Israel; cruzaron el Jordán y acamparon en el valle de Jezreel.
Jue 6:34 Entonces el Espíritu del SEÑOR se apoderó de Gedeón. Y Gedeón tocó el cuerno de carnero como un llamado a tomar las armas, y los hombres del clan de Abiezer se le unieron.
Jue 6:35 También envió mensajeros por todo Manasés, Aser, Zabulón y Neftalí para convocar a sus guerreros, y todos ellos respondieron.
Jue 6:36 Después Gedeón le dijo a Dios: «Si de veras vas a usarme para rescatar a Israel como lo prometiste,
Jue 6:37 demuéstramelo de la siguiente manera: esta noche pondré una lana de oveja en el suelo del campo de trillar; si por la mañana la lana está mojada con el rocío, pero el suelo está seco, entonces sabré que me ayudarás a rescatar a Israel como lo prometiste».
Jue 6:38 Y eso fue exactamente lo que sucedió. Cuando Gedeón se levantó temprano a la mañana siguiente, exprimió la lana y sacó un tazón lleno de agua.
Jue 6:39 Luego Gedeón le dijo a Dios: «Por favor no te enojes conmigo, pero deja que te haga otra petición. Permíteme usar la lana para una prueba más. Esta vez, que la lana se quede seca, mientras que el suelo alrededor esté mojado con el rocío».
Jue 6:40 Así que esa noche, Dios hizo lo que Gedeón le pidió. A la mañana siguiente, la lana estaba seca, pero el suelo estaba cubierto de rocío.
Jue 7:1 Entonces Jerobaal (es decir, Gedeón) y su ejército se levantaron temprano y fueron hasta el manantial de Harod. El campamento de los ejércitos de Madián estaba al norte de ellos, en el valle cercano a la colina de More.
Jue 7:2 Entonces el SEÑOR le dijo a Gedeón: «Tienes demasiados guerreros contigo. Si dejo que todos ustedes peleen contra los madianitas, los israelitas se jactarán ante mí de que se salvaron con su propia fuerza.
Jue 7:3 Por lo tanto, dile al pueblo: “A todo aquel que le falte valentía o que tenga miedo, que abandone este monte* y se vaya a su casa”». Así que veintidós mil de ellos se fueron a su casa, y quedaron sólo diez mil dispuestos a pelear.
Jue 7:4 Pero el SEÑOR le dijo a Gedeón: «Todavía son demasiados. Hazlos descender al manantial, y yo los pondré a prueba para determinar quién irá contigo y quién no».
Jue 7:5 Cuando Gedeón bajó con sus guerreros hasta el agua, el SEÑOR le dijo: «Divide a los hombres en dos grupos. En un grupo, pon a todos los que beban el agua en sus manos lamiéndola como hacen los perros. En el otro grupo, pon a todos los que se arrodillan para beber directamente del arroyo».
Jue 7:6 Sólo trescientos de los hombres bebieron con las manos. Los demás se arrodillaron para beber con la boca en el arroyo.
Jue 7:7 Entonces el SEÑOR le dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres, rescataré a Israel y te daré la victoria sobre los madianitas. Envía a todos los demás a su casa».
Jue 7:8 Así que Gedeón recogió las provisiones y los cuernos de carnero de los otros guerreros y mandó a cada uno de ellos a su casa, pero se quedó con los trescientos hombres. El campamento madianita estaba en el valle, directamente abajo de donde se encontraba Gedeón.
Jue 7:9 Esa noche el SEÑOR le dijo: «¡Levántate! ¡Desciende al campamento madianita, porque te he dado la victoria sobre ellos!
Jue 7:10 Pero si tienes miedo de atacar, desciende al campamento con tu siervo Fura.
Jue 7:11 Escucha lo que dicen los madianitas, y cobrarás mucho ánimo. Entonces estarás ansioso por atacar». Así que Gedeón, acompañado por Fura, descendió hasta el límite del campamento enemigo.
Jue 7:12 Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar!
Jue 7:13 Entonces Gedeón se acercó sigilosamente, precisamente cuando un hombre le contaba un sueño a su compañero. —Tuve un sueño —decía el hombre— en el cual un pan de cebada venía rodando cuesta abajo hacia el campamento madianita; ¡entonces cuando golpeaba una carpa, la volteaba y la aplastaba!
Jue 7:14 Su compañero le respondió: —Tu sueño sólo puede significar una cosa: ¡Dios le ha dado a Gedeón, hijo de Joás, el israelita, la victoria sobre Madián y todos sus aliados!
Jue 7:15 Cuando Gedeón oyó el sueño y la interpretación, se inclinó en adoración ante el SEÑOR.* Luego regresó al campamento israelita y gritó: «¡Levántense, porque el SEÑOR les ha dado la victoria sobre las multitudes madianitas!».
Jue 7:16 Así que dividió a los trescientos hombres en tres grupos y le dio a cada hombre un cuerno de carnero y una vasija de barro con una antorcha adentro.
Jue 7:17 Después les dijo: «Fíjense en mí. Cuando yo llegue al límite del campamento, hagan lo mismo que yo.
Jue 7:18 En cuanto yo y los que están conmigo toquemos los cuernos de carnero, ustedes también toquen sus cuernos alrededor de todo el campamento y griten: “¡Por el SEÑOR y por Gedeón!”».
Jue 7:19 Fue apenas pasada la medianoche,* después del cambio de guardia, cuando Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron al límite del campamento madianita. Entonces de un momento al otro, tocaron los cuernos de carnero y rompieron las vasijas de barro.
Jue 7:20 Enseguida los tres grupos tocaron juntos los cuernos y rompieron las vasijas. Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el SEÑOR y también por Gedeón!».
Jue 7:21 Cada hombre permaneció en su puesto alrededor del campamento, y observaron cómo los madianitas corrían de un lado a otro, llenos de pánico y gritando mientras se daban a la fuga.
Jue 7:22 Cuando los trescientos israelitas tocaron los cuernos de carnero, el SEÑOR hizo que los guerreros del campamento pelearan entre sí con sus espadas. Los que quedaron con vida huyeron a lugares tan lejanos como Bet-sita, cerca de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola, cerca de Tabat.
Jue 7:23 Entonces Gedeón mandó a buscar a los guerreros de Neftalí, de Aser y de Manasés, quienes se unieron para dar caza al ejército de Madián.
Jue 7:24 Gedeón también envió mensajeros por toda la zona montañosa de Efraín que decían: «Desciendan para atacar a los madianitas. Frénenlos antes de que lleguen a los vados del río Jordán en Bet-bara». Así que los hombres de Efraín hicieron lo que se les dijo.
Jue 7:25 Capturaron a Oreb y a Zeeb, los dos comandantes de los madianitas, y mataron a Oreb en la roca de Oreb, y a Zeeb en el lagar de Zeeb; y no dejaron de perseguir a los madianitas. Después los israelitas le llevaron las cabezas de Oreb y Zeeb a Gedeón, quien estaba junto al río Jordán.

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