APOSENTO ALTO

jueves, 5 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 5 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    2:1-12

Mar 2:1 Cuando Jesús regresó a Capernaúm varios días después, enseguida corrió la voz de que había vuelto a casa.
Mar 2:2 Pronto la casa donde se hospedaba estaba tan llena de visitas que no había lugar ni siquiera frente a la puerta. Mientras él les predicaba la palabra de Dios,
Mar 2:3 llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla.
Mar 2:4 Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús.
Mar 2:5 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «Hijo mío, tus pecados son perdonados».
Mar 2:6 Pero algunos de los maestros de la ley religiosa que estaban allí sentados pensaron:
Mar 2:7 «¿Qué es lo que dice? ¡Es una blasfemia! ¡Sólo Dios puede perdonar pecados!».
Mar 2:8 En ese mismo instante, Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó: «¿Por qué cuestionan eso en su corazón?
Mar 2:9 ¿Qué es más fácil decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie, toma tu camilla y camina”?
Mar 2:10 Así que les demostraré que el Hijo del Hombre* tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados». Entonces Jesús miró al paralítico y dijo:
Mar 2:11 «¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa!».
Mar 2:12 Y el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y salió caminando entre los espectadores, que habían quedado atónitos. Todos estaban asombrados y alababan a Dios, exclamando: «¡Jamás hemos visto algo así!».




1 CORINTIOS 4

1Co 4:1 Así que, a Apolos y a mí, considérennos como simples siervos de Cristo, a quienes se nos encargó la tarea de explicar los misterios de Dios.
1Co 4:2 Ahora bien, alguien que recibe el cargo de administrador, debe ser fiel.
1Co 4:3 En cuanto a mí, me importa muy poco cómo me califiquen ustedes o cualquier autoridad humana. Ni siquiera confío en mi propio juicio en este sentido.
1Co 4:4 Tengo la conciencia limpia, pero eso no demuestra que yo tenga razón. Es el Señor mismo quien me evaluará y tomará la decisión.
1Co 4:5 Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda.
1Co 4:6 Amados hermanos, puse el caso de Apolos y el mío propio como ilustración de lo que les vengo diciendo. Si prestan atención a lo que les cité de las Escrituras,* no estarán orgullosos de uno de sus líderes a costa de otro.
1Co 4:7 Pues, ¿qué derecho tienen a juzgar así? ¿Qué tienen que Dios no les haya dado? Y si todo lo que tienen proviene de Dios, ¿por qué se jactan como si no fuera un regalo?
1Co 4:8 Ustedes piensan que ya tienen todo lo que necesitan. Creen que ya son ricos. ¡Hasta han comenzado a reinar sin nosotros en el reino de Dios! Yo desearía que en verdad ya estuvieran reinando, porque entonces nosotros estaríamos reinando con ustedes.
1Co 4:9 Pero, a veces pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos puso en exhibición, como prisioneros de guerra al final del desfile del vencedor, condenados a muerte. Nos hemos convertido en un espectáculo para el mundo entero, tanto para la gente como para los ángeles.
1Co 4:10 Nuestra entrega a Cristo nos hace parecer tontos, en cambio, ¡ustedes afirman ser tan sabios en Cristo! Nosotros somos débiles, ¡pero ustedes son tan poderosos! A ustedes los estiman, ¡a nosotros nos ridiculizan!
1Co 4:11 Incluso ahora mismo pasamos hambre y tenemos sed y nos falta ropa para abrigarnos. A menudo somos golpeados y no tenemos casa.
1Co 4:12 Nos cansamos trabajando con nuestras manos para ganarnos la vida. Bendecimos a los que nos maldicen. Somos pacientes con los que nos maltratan.
1Co 4:13 Respondemos con gentileza cuando dicen cosas malas de nosotros. Aun así se nos trata como la basura del mundo, como el desperdicio de todos, hasta este preciso momento.
1Co 4:14 No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para advertirles como mis amados hijos.
1Co 4:15 Pues, aunque tuvieran diez mil maestros que les enseñaran acerca de Cristo, tienen sólo un padre espiritual. Pues me convertí en su padre en Cristo Jesús cuando les prediqué la Buena Noticia.
1Co 4:16 Así que les ruego que me imiten.
1Co 4:17 Por esa razón les envié a Timoteo, mi fiel y amado hijo en el Señor. Él les recordará la manera en que sigo a Cristo Jesús, así como lo enseño en todas las iglesias en todas partes.
1Co 4:18 Algunos de ustedes se han vueltos arrogantes al pensar que no volveré a visitarlos.
1Co 4:19 Pero iré —y pronto —si el Señor me lo permite, y entonces comprobaré si esos arrogantes sólo dan discursos pretenciosos o de verdad tienen el poder de Dios.
1Co 4:20 Pues el reino de Dios no consiste en las muchas palabras sino en vivir por el poder de Dios.
1Co 4:21 ¿Qué prefieren? ¿Que llegue con una vara para castigarlos o que vaya con amor y un espíritu amable?

SALMO 76

Sal 76:1 
Para el director del coro: salmo de Asaf. Cántico; acompáñese con instrumentos de cuerda.
Dios recibe honra en Judá; su nombre es grande en Israel.
Sal 76:2 Jerusalén* es el lugar donde habita; el monte Sión es su hogar.
Sal 76:3 Allí quebró las flechas encendidas del enemigo, los escudos, las espadas y las armas de guerra. Interludio
Sal 76:4 Tú eres glorioso y superas en majestad a las montañas eternas.*
Sal 76:5 Nuestros enemigos más audaces fueron saqueados y yacen ante nosotros en el sueño de la muerte. No hay guerrero que pueda levantarse contra nosotros.
Sal 76:6 A la ráfaga de tu aliento, oh Dios de Jacob, sus caballos y carros de guerra quedan inmóviles.
Sal 76:7 ¡Con razón eres tan temido! ¿Quién puede quedar en pie ante ti cuando estalla tu ira?
Sal 76:8 Desde el cielo sentenciaste a tus enemigos; la tierra tembló y permaneció en silencio delante de ti.
Sal 76:9 Te levantas para juzgar a los que hacen lo malo, oh Dios, y para rescatar a los oprimidos de la tierra. Interludio
Sal 76:10 La rebeldía del ser humano sólo resalta tu gloria, porque tú la usas como un arma.*
Sal 76:11 Haz votos al SEÑOR tu Dios y cúmplelos; que todos le lleven tributo al Temible.
Sal 76:12 Él quiebra el orgullo de los príncipes, y los reyes de la tierra le temen.

LECTURA PARA LA NOCHE

JOSUÉ 10-12

Jos 10:1 Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado y destruido por completo* la ciudad de Hai y había matado a su rey, lo mismo que había hecho con la ciudad de Jericó y su rey. También se enteró de que los gabaonitas habían hecho la paz con Israel y ahora eran sus aliados.
Jos 10:2 Cuando él y su pueblo oyeron todo eso, tuvieron mucho miedo, porque Gabaón era una ciudad grande, tan grande como las ciudades de la realeza y más grande que la ciudad de Hai. Además, los gabaonitas eran guerreros fuertes.
Jos 10:3 Entonces Adonisedec, rey de Jerusalén, envió mensajeros a varios otros reyes: a Hoham, rey de Hebrón, a Piream, rey de Jarmut, a Jafía, rey de Laquis y a Debir, rey de Eglón.
Jos 10:4 «Vengan y ayúdenme a destruir Gabaón —les rogó—, porque hizo la paz con Josué y con el pueblo de Israel».
Jos 10:5 Entonces esos cinco reyes amorreos unieron sus ejércitos para atacar en conjunto. Pusieron todas sus tropas en posición y atacaron Gabaón.
Jos 10:6 Enseguida, los hombres de Gabaón enviaron mensajeros a Josué, quien se encontraba en su campamento, en Gilgal. «¡No abandone a sus siervos ahora! —rogaron—. ¡Venga de inmediato! ¡Sálvenos! ¡Ayúdenos! Pues todos los reyes amorreos que viven en la zona montañosa unieron sus fuerzas para atacarnos».
Jos 10:7 Entonces Josué y todo su ejército, incluidos sus mejores guerreros, salieron de Gilgal hacia Gabaón.
Jos 10:8 «No les tengas miedo —le dijo el SEÑOR a Josué—, porque te he dado la victoria. Ni uno de ellos podrá hacerte frente».
Jos 10:9 Josué marchó toda la noche desde Gilgal y tomó por sorpresa a los ejércitos amorreos.
Jos 10:10 El SEÑOR llenó de pánico a los amorreos, y los israelitas masacraron a un gran número de ellos en Gabaón. Después persiguieron a sus enemigos por el camino que lleva a Bet-horón y los fueron matando a lo largo de toda la ruta a Azeca y Maceda.
Jos 10:11 Mientras los amorreos estaban en retirada por el camino de Bet-horón, el SEÑOR los destruyó mediante una terrible tormenta de granizo que envió desde el cielo, y que no paró hasta que llegaron a Azeca. El granizo mató a más enemigos de los que mataron los israelitas a filo de espada.
Jos 10:12 El día que el SEÑOR les dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al SEÑOR delante de todo el pueblo de Israel y dijo: «Que el sol se detenga sobre Gabaón, y la luna, sobre el valle de Ajalón».
Jos 10:13 Entonces el sol se detuvo y la luna se quedó en su sitio hasta que la nación de Israel terminó de derrotar a sus enemigos. ¿Acaso no está registrado ese suceso en El libro de Jaser ?* El sol se detuvo en medio del cielo y no se ocultó como en un día normal.*
Jos 10:14 Jamás, ni antes ni después, hubo un día como ese, cuando el SEÑOR contestó semejante oración. ¡Sin duda, ese día el SEÑOR peleó por Israel!
Jos 10:15 Después Josué y el ejército israelita regresaron a su campamento, en Gilgal.
Jos 10:16 Durante la batalla, los cinco reyes escaparon y se escondieron en una cueva, en Maceda.
Jos 10:17 Cuando Josué oyó que los habían encontrado,
Jos 10:18 dio la siguiente orden: «Cubran la abertura de la cueva con rocas grandes y pongan guardias en la entrada, para mantener adentro a los reyes.
Jos 10:19 Los demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el SEÑOR, Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos».
Jos 10:20 Entonces Josué y el ejército israelita continuaron con la masacre y derrotaron al enemigo por completo. Exterminaron totalmente a los cinco ejércitos con excepción de un pequeño grupo que logró llegar a sus ciudades fortificadas.
Jos 10:21 Luego los israelitas volvieron a salvo al campamento de Maceda, donde estaba Josué. Después de eso, nadie se atrevió a decir ni una sola palabra en contra de Israel.
Jos 10:22 Luego Josué dijo: «Quiten las rocas que cubren la abertura de la cueva y tráiganme a los cinco reyes».
Jos 10:23 Así que hicieron salir de la cueva a los cinco reyes de las ciudades de Jerusalén, de Hebrón, de Jarmut, de Laquis y de Eglón.
Jos 10:24 Cuando los sacaron, Josué les dijo a los comandantes de su ejército: «Acérquense y pónganles el pie sobre el cuello a estos reyes». Y ellos hicieron lo que se les dijo.
Jos 10:25 «Jamás tengan miedo ni se desanimen —les dijo Josué a sus hombres—. Sean fuertes y valientes, porque el SEÑOR hará lo mismo con todos sus enemigos».
Jos 10:26 Entonces Josué mató a cada uno de los cinco reyes y los atravesó con cinco postes afilados, donde quedaron colgados hasta la tarde.
Jos 10:27 Mientras se ponía el sol, Josué mandó que descolgaran los cuerpos de los postes y que los arrojaran dentro de la cueva donde se habían escondido los reyes. Luego taparon la abertura de la cueva con un montón de rocas grandes, lo cual permanece allí hasta el día de hoy.
Jos 10:28 Ese mismo día, Josué tomó y destruyó la ciudad de Maceda. Mató a todos sus habitantes, incluso al rey, y no dejó a nadie con vida. Los destruyó a todos y mató al rey de Maceda, lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.
Jos 10:29 Después, Josué y los israelitas se dirigieron hacia Libna y la atacaron.
Jos 10:30 Allí también el SEÑOR les entregó a la ciudad y a su rey. Mató a todos sus habitantes sin dejar a nadie con vida. Luego Josué mató al rey de Libna, lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.
Jos 10:31 De Libna, Josué y los israelitas fueron a Laquis y la atacaron.
Jos 10:32 Iqual que en las veces anteriores, el SEÑOR les entregó Laquis. Josué la tomó el segundo día y mató a todos sus habitantes, tal como había hecho en Libna.
Jos 10:33 Durante el ataque a Laquis, el rey Horam, de Gezer, llegó con su ejército para ayudar a defender la ciudad. Pero los hombres de Josué lo mataron junto con su ejército y no dejaron a nadie con vida.
Jos 10:34 Luego Josué y el ejército israelita siguieron hacia la ciudad de Eglón y la atacaron.
Jos 10:35 La tomaron ese mismo día y mataron a todos sus habitantes. Josué destruyó a todos por completo, tal como había hecho en Laquis.
Jos 10:36 De Eglón, Josué y el ejército israelita subieron a Hebrón y la atacaron.
Jos 10:37 Tomaron la ciudad y mataron a todos sus habitantes, incluso al rey, y no dejaron a nadie con vida. Hicieron lo mismo con todas las aldeas vecinas. Y tal como había hecho en Eglón, Josué destruyó por completo a toda la población.
Jos 10:38 Después, Josué y los israelitas se volvieron y atacaron Debir.
Jos 10:39 Josué tomó la ciudad con su rey y todas las aldeas vecinas. Destruyó por completo a todos sus habitantes y no dejó a nadie con vida. Hizo a Debir y a su rey lo mismo que les había hecho a Hebrón, a Libna y a su rey.
Jos 10:40 Así que Josué conquistó toda la región: a los reyes y a los pueblos de la zona montañosa, el Neguev, las colinas occidentales* y las laderas de las montañas. Destruyó por completo a todos los habitantes del territorio sin dejar a nadie con vida, tal como el SEÑOR, Dios de Israel, lo había ordenado.
Jos 10:41 Josué los masacró desde Cades-barnea hasta Gaza y desde la región que rodea la ciudad de Gosén hasta Gabaón.
Jos 10:42 Josué venció a todos esos reyes y conquistó sus territorios en una sola campaña, porque el SEÑOR, Dios de Israel, peleaba por su pueblo.
Jos 10:43 Después Josué y el ejército israelita regresaron a su campamento, en Gilgal.
Jos 11:1 Cuando el rey Jabín, de Hazor, oyó lo que había sucedido, envió un mensaje a los siguientes reyes: al rey Jobab, de Madón; al rey de Simrón; al rey de Acsaf;
Jos 11:2 a todos los reyes de la zona montañosa del norte; a los reyes del valle del Jordán, al sur de Galilea;* a los reyes de las colinas de Galilea;* a los reyes de Nafot-dor, al occidente;
Jos 11:3 a los reyes de Canaán, tanto del oriente como del occidente; y a los reyes de los amorreos, de los hititas, de los ferezeos, de los jebuseos en la zona montañosa y de los heveos en las ciudades que están en las laderas del monte Hermón, en la tierra de Mizpa.
Jos 11:4 Todos esos reyes salieron a pelear. Sus ejércitos unidos formaban una inmensa multitud. Y con todos sus caballos y carros de guerra cubrieron el terreno como la arena a la orilla del mar.
Jos 11:5 Los reyes unieron sus fuerzas y establecieron su campamento alrededor de las aguas que están cerca de Merom para pelear contra Israel.
Jos 11:6 Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: «No les tengas miedo. Mañana, a esta hora, los entregaré a todos muertos en manos de Israel. Después lisia sus caballos y quema sus carros de guerra».
Jos 11:7 Así que Josué y todos sus hombres de guerra avanzaron hasta las aguas que están cerca de Merom y atacaron por sorpresa.
Jos 11:8 Y el SEÑOR les dio la victoria sobre sus enemigos. Los israelitas los persiguieron tan lejos como Gran Sidón y Misrefot-maim y, hacia el oriente, por el valle de Mizpa, hasta que no quedó ningún guerrero del enemigo con vida.
Jos 11:9 Después Josué lisió los caballos y quemó todos los carros de guerra, tal como el SEÑOR había indicado.
Jos 11:10 Luego Josué regresó y tomó Hazor y mató a su rey. (Hazor había sido por un tiempo la capital de todos esos reinos).
Jos 11:11 Los israelitas destruyeron por completo* a todo ser viviente de la ciudad, sin dejar sobrevivientes. No se le perdonó la vida a nadie. Y después Josué quemó la ciudad.
Jos 11:12 Josué masacró a todos los demás reyes y a sus pueblos, los destruyó por completo, tal como lo había ordenado Moisés, siervo del SEÑOR.
Jos 11:13 Pero los israelitas no quemaron ninguna de las ciudades construidas sobre collados salvo Hazor, la cual Josué quemó.
Jos 11:14 Y los israelitas se quedaron con todo el botín y con los animales de las ciudades devastadas; pero mataron a toda la gente, sin dejar a nadie con vida.
Jos 11:15 Tal como el SEÑOR le había ordenado a su siervo Moisés, también Moisés le ordenó a Josué. Y Josué hizo lo que se le indicó, obedeció cuidadosamente todos los mandatos que el SEÑOR le había dado a Moisés.
Jos 11:16 Así que Josué conquistó toda la región: la zona montañosa, todo el Neguev, toda el área que rodea la ciudad de Gosén, las colinas occidentales, el valle del Jordán,* los montes de Israel y las colinas de Galilea.
Jos 11:17 El territorio israelita ahora se extendía desde el monte Halac, que se eleva hacia Seir, al sur, hasta Baal-gad, al pie del monte Hermón, en el valle del Líbano, al norte. Josué mató a todos los reyes de esos territorios,
Jos 11:18 después de hacer guerra por mucho tiempo para lograrlo.
Jos 11:19 Ninguno de esa región hizo la paz con los israelitas salvo los heveos de Gabaón. Todos los demás fueron derrotados,
Jos 11:20 porque el SEÑOR les endureció el corazón y los hizo pelear contra los israelitas. Así que fueron totalmente destruidos sin compasión, tal como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
Jos 11:21 Durante ese período, Josué destruyó a todos los descendientes de Anac, quienes vivían en la zona montañosa de Hebrón, Debir, Anab y en toda la región montañosa de Judá e Israel. Los mató a todos y destruyó sus ciudades por completo.
Jos 11:22 No quedó ningún descendiente de Anac en la tierra de Israel, aunque algunos todavía permanecían en Gaza, Gat y Asdod.
Jos 11:23 Así que Josué tomó control de todo el territorio, tal como el SEÑOR le había indicado a Moisés. Le dio la tierra al pueblo de Israel como su preciada posesión y repartió el territorio entre las tribus. Entonces por fin la tierra descansó de la guerra.
Jos 12:1 Estos son los reyes del oriente del río Jordán a quienes los israelitas mataron y les quitaron sus tierras. El territorio de esos reyes se extendía desde el valle del Arnón hasta el monte Hermón y abarcaba toda la tierra situada al oriente del valle del Jordán.*
Jos 12:2 Derrotaron a Sehón, rey de los amorreos, quien vivía en Hesbón. Su reino incluía Aroer, en el límite del valle del Arnón, y se extendía desde la mitad del valle del Arnón hasta el río Jaboc, el cual sirve de frontera con los amonitas. Ese territorio incluía la mitad sur del territorio de Galaad.
Jos 12:3 Sehón también controlaba el valle del Jordán y algunas regiones al oriente, desde el mar de Galilea al norte, hasta el mar Muerto* en el sur, incluso la ruta a Bet-jesimot y, más al sur, hasta las laderas del Pisgá.
Jos 12:4 El rey Og, de Basán —el último de los refaítas— vivía en Astarot y Edrei.
Jos 12:5 Gobernaba un territorio que se extendía por el norte desde el monte Hermón hasta Salca, por el oriente a todo Basán y hacia el occidente hasta la frontera con los reinos de Gesur y Maaca. Ese territorio incluía la mitad norte de Galaad tan lejos como la frontera con el rey Sehón, de Hesbón.
Jos 12:6 Moisés, siervo del SEÑOR, y los israelitas habían destruido al pueblo del rey Sehón y al del rey Og. Moisés entregó esas tierras como posesión a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés.
Jos 12:7 La siguiente es una lista de los reyes que Josué y los ejércitos israelitas derrotaron al occidente del Jordán, desde Baal-gad, en el valle del Líbano, hasta el monte Halac, que sube hacia Seir. (Josué les dio esa tierra como posesión a las tribus de Israel,
Jos 12:8 la cual abarcaba la zona montañosa, las colinas occidentales,* el valle del Jordán, las laderas de las montañas, el desierto de Judá y el Neguev. Los pueblos que vivían en esa región eran los hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos). Estos son los reyes que Israel derrotó:
Jos 12:9 el rey de Jericó, el rey de Hai, cerca de Betel,
Jos 12:10 el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón,
Jos 12:11 el rey de Jarmut, el rey de Laquis,
Jos 12:12 el rey de Eglón, el rey de Gezer,
Jos 12:13 el rey de Debir, el rey de Geder,
Jos 12:14 el rey de Horma, el rey de Arad,
Jos 12:15 el rey de Libna, el rey de Adulam,
Jos 12:16 el rey de Maceda, el rey de Betel,
Jos 12:17 el rey de Tapúa, el rey de Hefer,
Jos 12:18 el rey de Afec, el rey de Sarón,
Jos 12:19 el rey de Madón, el rey de Hazor,
Jos 12:20 el rey de Simron-Merón, el rey de Acsaf,
Jos 12:21 el rey de Taanac, el rey de Meguido,
Jos 12:22 el rey de Cedes, el rey de Jocneam (en el Carmelo),
Jos 12:23 el rey de Dor (en la ciudad de Nafot-dor* ), el rey de Goyim (en Gilgal* ) y
Jos 12:24 el rey de Tirsa. En total, los israelitas derrotaron a treinta y un reyes.

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