APOSENTO ALTO

miércoles, 18 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 18 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    7:1-23

Mar 7:1 Cierto día, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús.
Mar 7:2 Notaron que algunos de sus discípulos no seguían el ritual judío de lavarse las manos antes de comer.
Mar 7:3 (Los judíos, sobre todo los fariseos, no comen si antes no han derramado agua sobre el hueco de sus manos,* como exigen sus tradiciones antiguas.
Mar 7:4 Tampoco comen nada del mercado sin antes sumergir sus manos* en agua. Ésa es sólo una de las tantas tradiciones a las que se han aferrado, tal como el lavado ceremonial de vasos, jarras y vasijas de metal).*
Mar 7:5 Entonces los fariseos y maestros de la ley religiosa le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no siguen nuestra antigua tradición? Ellos comen sin antes realizar la ceremonia de lavarse las manos.
Mar 7:6 Jesús contestó: —¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí.
Mar 7:7 Su adoración es una farsa porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”*.
Mar 7:8 »Pues ustedes pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición.
Mar 7:9 Entonces dijo: —Ustedes esquivan hábilmente la ley de Dios para aferrarse a su propia tradición.
Mar 7:10 Por ejemplo, Moisés les dio la siguiente ley de Dios: “Honra a tu padre y a tu madre” y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre* tendrá que morir”*.
Mar 7:11 Pero ustedes dicen que está bien que uno le diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”*.
Mar 7:12 De esta manera, ustedes permiten que la gente desatienda a sus padres necesitados.
Mar 7:13 Y entonces anulan la palabra de Dios para transmitir su propia tradición. Y éste es sólo un ejemplo entre muchos otros.
Mar 7:14 Luego Jesús llamó a la multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen, todos ustedes, y traten de entender.
Mar 7:15 Lo que entra en el cuerpo no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por lo que sale de su corazón»*.
Mar 7:16 -.-
Mar 7:17 Luego Jesús entró en una casa para alejarse de la multitud, y sus discípulos le preguntaron qué quiso decir con la parábola que acababa de emplear.
Mar 7:18 «¿Ustedes tampoco entienden? —preguntó —. ¿No se dan cuenta de que la comida que introducen en su cuerpo no puede contaminarlos?
Mar 7:19 La comida no entra en su corazón, sólo pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca». (Al decir eso, declaró que toda clase de comida es aceptable a los ojos de Dios).
Mar 7:20 Y entonces agregó: «Es lo que sale de su interior lo que los contamina.
Mar 7:21 Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato,
Mar 7:22 el adulterio, la avaricia, la perversidad, el engaño, los deseos sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad.
Mar 7:23 Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan».





1 CORINTIOS 12:1-13

1Co 12:1 Ahora, amados hermanos, con respeto a la pregunta acerca de las capacidades especiales que el Espíritu nos da, no quiero que lo malentiendan.
1Co 12:2 Ustedes saben que, cuando todavía eran paganos, fueron llevados por mal camino y arrastrados a rendir culto a ídolos mudos.
1Co 12:3 Por lo tanto, quiero que sepan que nadie que habla por el Espíritu de Dios maldice a Jesús, y nadie puede decir que Jesús es el Señor excepto por el Espíritu Santo.
1Co 12:4 Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos.
1Co 12:5 Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor.
1Co 12:6 Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.
1Co 12:7 A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente.
1Co 12:8 A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sabios;* a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial.*
1Co 12:9 A otro el mismo Espíritu le da gran fe y a alguien más ese único Espíritu le da el don de sanidad.
1Co 12:10 A uno le da el poder para hacer milagros y a otro, la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro se le da la capacidad de hablar en idiomas desconocidos,* mientras que a otro se le da la capacidad de interpretar lo que se está diciendo.
1Co 12:11 Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Sólo él decide qué don cada uno debe tener.
1Co 12:12 El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo.
1Co 12:13 Entre nosotros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles;* algunos son esclavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu.*



SALMO 88

Sal 88:1 
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré. Cántico; entónese con la melodía de «El sufrimiento de la aflicción». Salmo* de Hemán el ezraíta.
Oh SEÑOR, Dios de mi salvación, a ti clamo de día. A ti vengo de noche.
Sal 88:2 Oye ahora mi oración; escucha mi clamor.
Sal 88:3 Mi vida está llena de dificultades, y la muerte se acerca.*
Sal 88:4 Estoy como muerto, como un hombre vigoroso al que no le quedan fuerzas.
Sal 88:5 Me han dejado entre los muertos, y estoy tendido como un cadáver en la tumba. Soy olvidado, estoy separado de tu cuidado.
Sal 88:6 Me arrojaste a la fosa más honda, a las profundidades más oscuras.
Sal 88:7 Tu ira me oprime; con una ola tras otra me has cercado. Interludio
Sal 88:8 Alejaste a mis amigos al hacerme repulsivo para ellos. Estoy atrapado y no hay forma de escapar.
Sal 88:9 Los ojos se me cegaron de tantas lágrimas. Cada día suplico tu ayuda, oh SEÑOR; levanto a ti mis manos para pedir misericordia.
Sal 88:10 ¿Acaso tus obras maravillosas sirven de algo a los muertos? ¿Se levantan ellos y te alaban? Interludio
Sal 88:11 ¿Pueden anunciar tu amor inagotable los que están en la tumba? ¿Pueden proclamar tu fidelidad en el lugar de destrucción?*
Sal 88:12 ¿Puede la oscuridad hablar de tus obras maravillosas? ¿Puede alguien en la tierra del olvido contar de tu justicia?
Sal 88:13 Oh SEÑOR, a ti clamo; seguiré rogando día tras día.
Sal 88:14 Oh SEÑOR, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué escondes tu rostro de mí?
Sal 88:15 Desde mi juventud, estoy enfermo y al borde de la muerte. Me encuentro indefenso y desesperado ante tus terrores.
Sal 88:16 Tu ira feroz me ha abrumado; tus terrores me paralizaron.
Sal 88:17 Todo el día se arremolinan como las aguas de una inundación y me han cercado por completo.
Sal 88:18 Me has quitado a mis compañeros y a mis seres queridos; la oscuridad es mi mejor amiga.

LECTURA PARA LA NOCHE

JUECES 13-15

Jue 13:1 Una vez más, los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR, así que el SEÑOR los entregó en manos de los filisteos, quienes los oprimieron durante cuarenta años.
Jue 13:2 En esos días, vivía en la ciudad de Zora un hombre llamado Manoa, de la tribu de Dan. Su esposa no podía quedar embarazada, y no tenían hijos.
Jue 13:3 Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la esposa de Manoa y le dijo: «Aunque no has podido tener hijos, pronto quedarás embarazada y darás a luz un hijo varón.
Jue 13:4 Así que ten cuidado; no debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica ni comer ninguno de los alimentos prohibidos.*
Jue 13:5 Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, a quien jamás se le debe cortar el cabello. Pues él será consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. Él comenzará a rescatar a Israel de manos de los filisteos».
Jue 13:6 La mujer corrió a decirle a su esposo: «¡Se me apareció un hombre de Dios! Tenía el aspecto de uno de los ángeles de Dios, daba miedo verlo. No le pregunté de dónde era, y no me dijo su nombre.
Jue 13:7 Pero me dijo: “Quedarás embarazada y darás a luz un hijo. No debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica, ni comer ninguno de los alimentos prohibidos. Pues tu hijo será consagrado a Dios como nazareo desde el día de su nacimiento hasta el día de su muerte”».
Jue 13:8 Entonces Manoa oró al SEÑOR diciendo: «Señor, te pido que el hombre de Dios vuelva a nosotros y nos dé más instrucciones acerca del hijo que nacerá».
Jue 13:9 Dios respondió a la oración de Manoa, y el ángel de Dios se le apareció otra vez a la esposa mientras estaba sentada en el campo; pero Manoa, su esposo, no estaba con ella.
Jue 13:10 Así que, enseguida ella fue corriendo a contarle a su esposo: «¡El hombre que se me apareció el otro día está aquí de nuevo!».
Jue 13:11 Manoa regresó corriendo con su esposa y preguntó: —¿Eres el hombre que le habló a mi esposa el otro día? —Sí —contestó él—, soy yo.
Jue 13:12 Entonces Manoa le preguntó: —Cuando tus palabras se hagan realidad, ¿qué reglas deben gobernar la vida y el trabajo del muchacho?
Jue 13:13 El ángel del SEÑOR le contestó: —Asegúrate de que tu esposa siga las instrucciones que le di.
Jue 13:14 No debe comer uvas ni pasas ni beber vino u otra bebida alcohólica, ni comer ningún alimento prohibido.
Jue 13:15 Entonces Manoa le dijo al ángel del SEÑOR: —Por favor, quédate aquí hasta que preparemos un cabrito para que comas.
Jue 13:16 —Me quedaré —le contestó el ángel del SEÑOR—, pero no comeré nada. En cambio, puedes preparar una ofrenda quemada como sacrificio al SEÑOR. (Manoa no se daba cuenta de que era el ángel del SEÑOR).
Jue 13:17 Entonces Manoa le preguntó al ángel del SEÑOR: —¿Cómo te llamas? Pues queremos honrarte cuando todo esto se haga realidad.
Jue 13:18 —¿Para qué preguntas mi nombre? —contestó el ángel del SEÑOR—. Es demasiado maravilloso para que tú lo comprendas.
Jue 13:19 Después Manoa tomó un cabrito y una ofrenda de grano, y ofreció todo sobre una piedra como sacrificio al SEÑOR. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el SEÑOR hizo algo asombroso:
Jue 13:20 cuando las llamas del altar se elevaron hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en medio del fuego. Al verlo, Manoa y su esposa se postraron rostro en tierra.
Jue 13:21 El ángel no volvió a aparecerse a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa finalmente se dio cuenta de que era el ángel del SEÑOR,
Jue 13:22 y le dijo a su esposa: —¡Seguramente moriremos, porque hemos visto a Dios!
Jue 13:23 Pero su esposa dijo: —Si el SEÑOR hubiera querido matarnos, no habría aceptado nuestra ofrenda quemada ni nuestra ofrenda de grano. No se nos hubiera aparecido, ni habría dicho algo tan maravilloso, ni hecho estos milagros.
Jue 13:24 Así que cuando nació su hijo, ella lo llamó Sansón. Y el SEÑOR lo bendijo, y el niño creció.
Jue 13:25 Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él mientras se encontraba viviendo en Mahne-dan, entre las ciudades de Zora y Estaol.
Jue 14:1 Cierto día, estando Sansón en Timnat, se vio atraído por una mujer filistea.
Jue 14:2 Cuando volvió a su casa, dijo a su padre y a su madre: —Me gusta una joven filistea de Timnat y quiero casarme con ella. Consíganmela.
Jue 14:3 Pero su padre y su madre se opusieron. —¿Acaso no hay una sola mujer de nuestra tribu o entre todas las israelitas con la que puedas casarte? —preguntaron—. ¿Por qué tienes que ir a los filisteos paganos buscar una esposa? Sin embargo Sansón le dijo a su padre: —¡Consíguemela! A mí me gusta ella.
Jue 14:4 Su padre y su madre no se daban cuenta de que el SEÑOR estaba obrando en todo esto, con el fin de crear una oportunidad para actuar contra los filisteos, que en ese tiempo gobernaban a Israel.
Jue 14:5 Cuando Sansón y sus padres descendían hacia Timnat, de repente un león joven atacó a Sansón cerca de los viñedos de Timnat.
Jue 14:6 En ese instante, el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre él y despedazó las quijadas del león a mano limpia; tan fácilmente como si hubiera sido un cabrito. Pero no contó nada de lo sucedido ni a su padre ni a su madre.
Jue 14:7 Cuando Sansón llegó a Timnat, conversó con la mujer y quedó encantado con ella.
Jue 14:8 Más tarde, cuando volvió a Timnat para la boda, se apartó del camino para ver el cadáver del león. Y encontró un enjambre de abejas que había hecho miel en los restos del animal.
Jue 14:9 Entonces tomó un poco de miel con las manos y la fue comiendo por el camino. También dio un poco a su padre y a su madre, y ellos comieron; pero no les dijo que había tomado la miel del cadáver del león.
Jue 14:10 Mientras su padre finalizaba los detalles para el casamiento, Sansón dio una fiesta en Timnat, como era costumbre de los jóvenes de la alta sociedad.
Jue 14:11 Cuando los padres de la novia* vieron a Sansón, seleccionaron a treinta jóvenes de la ciudad para que fueran sus acompañantes.
Jue 14:12 Sansón les dijo a estos jóvenes: —Les propongo un acertijo. Si lo resuelven durante estos siete días de celebración, les daré treinta mantos de lino fino y treinta trajes de ropa para fiesta.
Jue 14:13 Pero si no pueden encontrar la solución, entonces ustedes me darán a mí treinta mantos de lino fino y treinta trajes de ropa para fiesta. —Muy bien —dijeron ellos—, dinos tu acertijo.
Jue 14:14 Entonces él recitó: —Del que come, salió algo para comer; y del fuerte, salió algo dulce. Tres días más tarde, seguían intentando resolver el acertijo.
Jue 14:15 Al cuarto* día le dijeron a la mujer de Sansón: «Seduce a tu esposo para que nos explique el acertijo; de lo contrario, quemaremos la casa de tu padre contigo adentro. ¿O acaso nos invitaste a esta fiesta sólo para empobrecernos?».
Jue 14:16 Entonces la mujer de Sansón fue a verlo y con lágrimas le dijo: —Tú no me amas; ¡me odias! Le propusiste un acertijo a mi gente, pero no me contaste a mí la solución. —Ni a mi padre ni a mi madre les di la respuesta —contestó él—. ¿Por qué te la revelaría a ti?
Jue 14:17 Entonces ella no dejaba de llorar cada vez que estaba con él, y siguió llorando hasta el último día de la celebración. Finalmente, cuando llegó el séptimo día, él le dio la respuesta, porque lo estaba fastidiando con tanta insistencia. Y ella les explicó el acertijo a los jóvenes.
Jue 14:18 Entonces, ese séptimo día, antes de que se pusiera el sol, los hombres de la ciudad se acercaron a Sansón con su respuesta: —¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león? Y Sansón respondió: —¡Si no hubieran arado con mi novilla, jamás habrían descifrado mi acertijo!
Jue 14:19 Entonces el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre Sansón, quien descendió a la ciudad de Ascalón, mató a treinta hombres, les quitó las pertenencias, y dio la ropa a los hombres que habían resuelto el acertijo. Pero Sansón estaba furioso por lo que había sucedido y se volvió a la casa de sus padres, a vivir con ellos.
Jue 14:20 Entonces su mujer fue dada en matrimonio a quien había sido el padrino de Sansón en la boda.
Jue 15:1 Más tarde, durante la cosecha del trigo, Sansón fue y llevó un cabrito de regalo a su mujer y dijo: —Voy al cuarto de mi esposa para acostarme con ella. Pero el padre de la mujer no lo dejó entrar.
Jue 15:2 Y le explicó: —En verdad creí que la odiabas así que la entregué en matrimonio a tu padrino de boda. Pero mira, su hermana menor es más hermosa todavía. Cásate con ella en su lugar.
Jue 15:3 Sansón dijo: —Esta vez no podrán culparme de todo lo que les haré a ustedes, filisteos.
Jue 15:4 Entonces salió y atrapó trescientas zorras. Les ató las colas por parejas y amarró una antorcha a cada par de colas.
Jue 15:5 Después, encendió las antorchas y soltó las zorras para que corrieran por los campos de grano de los filisteos. Así les quemó todo el grano hasta reducirlo a cenizas, hasta las gavillas y el grano sin cortar. También les destruyó los viñedos y los olivares.
Jue 15:6 —¿Quién hizo esto? —preguntaron los filisteos. —Sansón —respondieron—, porque su suegro de Timnat entregó a su esposa en matrimonio al que fue el padrino de su boda. Entonces los filisteos fueron a buscar a la mujer y a su padre, y los quemaron vivos.
Jue 15:7 —¡Por esto que hicieron —juró Sansón—, no descansaré hasta vengarme de ustedes!
Jue 15:8 Luego atacó a los filisteos, lleno de furia, y mató a muchos de ellos. Después se fue a vivir a una cueva en la roca de Etam.
Jue 15:9 En represalia, los filisteos armaron su campamento en Judá y se extendieron hasta cerca de la ciudad de Lehi.
Jue 15:10 Entonces los hombres de Judá les preguntaron a los filisteos: —¿Por qué nos atacan? —Vinimos para capturar a Sansón —contestaron los filisteos—, y a vengarnos por lo que nos hizo.
Jue 15:11 Entonces tres mil hombres de Judá bajaron a buscar a Sansón, dentro de la cueva en la roca de Etam, y le dijeron: —¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Qué nos estás haciendo? Pero Sansón les contestó: —Yo sólo les hice a ellos lo que ellos me hicieron a mí.
Jue 15:12 Pero los hombres de Judá le dijeron: —Vinimos para amarrarte y entregarte a los filisteos. —Está bien —les dijo Sansón—. Pero prométanme que no me matarán ustedes.
Jue 15:13 —Nosotros sólo te amarraremos y te entregaremos a los filisteos —respondieron ellos—. No te mataremos. Así que lo amarraron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la roca.
Jue 15:14 Cuando Sansón llegó a Lehi, los filisteos salieron gritando de triunfo. Sin embargo el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre Sansón, y él rompió las sogas que tenía atadas en los brazos como si fueran hilos de lino quemados, y cayeron de las muñecas.
Jue 15:15 Luego Sansón encontró la quijada de un burro recién matado. La levantó, y la usó para matar a mil filisteos.
Jue 15:16 Después dijo: «¡Con la quijada de un burro, los he apilado en montones! ¡Con la quijada de un burro, he matado a mil hombres!».
Jue 15:17 Cuando acabó de jactarse, tiró la quijada; y a ese lugar se le llamó «Colina de la Quijada»*.
Jue 15:18 Después Sansón tuvo mucha sed y clamó al SEÑOR: «Has logrado esta gran victoria por medio de la fuerza de tu siervo, ¿y ahora tengo que morir de sed y caer en manos de estos paganos?».
Jue 15:19 Entonces Dios hizo que brotara agua a chorros de un hoyo en el suelo de Lehi, y Sansón se reanimó al beber. Luego llamó a ese lugar «Manantial del que Clamó»* , el cual todavía se encuentra en Lehi hasta el día de hoy.
Jue 15:20 Sansón fue juez de Israel por veinte años, durante el tiempo en que los filisteos dominaban la tierra.

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