APOSENTO ALTO

domingo, 22 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 22 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    8:22-30

Mar 8:22 Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas le llevaron a un hombre ciego ante Jesús y le suplicaron que lo tocara y lo sanara.
Mar 8:23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó: —¿Puedes ver algo ahora?
Mar 8:24 El hombre miró a su alrededor y dijo: —Sí, veo a algunas personas, pero no puedo verlas con claridad; parecen árboles que caminan.
Mar 8:25 Entonces Jesús puso nuevamente sus manos sobre los ojos del hombre y fueron abiertos. Su vista fue totalmente restaurada y podía ver todo con claridad.
Mar 8:26 Jesús lo envió a su casa y le dijo: —No pases por la aldea cuando regreses a tu casa.
Mar 8:27 Jesús y sus discípulos salieron de Galilea y fueron a las aldeas cerca de Cesarea de Filipo. Mientras caminaban, él les preguntó: —¿Quién dice la gente que soy?
Mar 8:28 —Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen que eres uno de los otros profetas.
Mar 8:29 Entonces les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? Pedro contestó: —Tú eres el Mesías.*
Mar 8:30 Pero Jesús les advirtió que no le contaran a nadie acerca de él.






1 CORINTIOS 14:26-40

1Co 14:26 Ahora bien, mis hermanos, hagamos un resumen. Cuando se reúnan, uno de ustedes cantará, otro enseñará, otro contará alguna revelación especial que Dios le haya dado, otro hablará en lenguas y otro interpretará lo que se dice. Pero cada cosa que se haga debe fortalecer a cada uno de ustedes.
1Co 14:27 No más de dos o tres deberían hablar en lenguas. Deben hablar uno a la vez y que alguien interprete lo que ellos digan.
1Co 14:28 Pero, si no hay nadie presente que pueda interpretar, ellos deberán guardar silencio en la reunión de la iglesia y hablar en lenguas a Dios en forma privada.
1Co 14:29 Que dos o tres personas profeticen y que los demás evalúen lo que se dice.
1Co 14:30 Pero, si alguien está profetizando y otra persona recibe una revelación del Señor, el que está hablando debe callarse.
1Co 14:31 De esa manera, todos los que profeticen tendrán su turno para hablar, uno después de otro, para que todos aprendan y sean alentados.
1Co 14:32 Recuerden que la gente que profetiza está en control de su espíritu y puede turnarse con otros.
1Co 14:33 Pues Dios no es Dios de desorden sino de paz, como en todas las reuniones del pueblo santo de Dios.*
1Co 14:34 Las mujeres deben guardar silencio durante las reuniones de la iglesia. No es apropiado que hablen. Deben ser sumisas, tal como dice la ley.
1Co 14:35 Si tienen preguntas, que le pregunten a su marido en casa, porque no es apropiado que las mujeres hablen en las reuniones de la iglesia.*
1Co 14:36 ¿O acaso piensan, corintios, que la palabra de Dios se originó con ustedes? ¿Son ustedes los únicos a quienes fue entregada?
1Co 14:37 Si alguien afirma ser profeta o piensa que es espiritual, debería reconocer que lo que digo es un mandato del Señor mismo.
1Co 14:38 Pero, si no lo reconoce, tampoco él será reconocido.*
1Co 14:39 Por lo tanto, mis amados hermanos, con todo corazón deseen profetizar y no prohíban que se hable en lenguas.
1Co 14:40 Pero asegúrense de que todo se haga de forma apropiada y con orden.



SALMO 91

Sal 91:1 Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
Sal 91:2 Declaro lo siguiente acerca del SEÑOR: Sólo él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él confío.
Sal 91:3 Te rescatará de toda trampa y te protegerá de enfermedades mortales.
Sal 91:4 Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
Sal 91:5 No tengas miedo de los terrores de la noche ni de la flecha que se lanza en el día.
Sal 91:6 No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad, ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
Sal 91:7 Aunque caigan mil a tu lado, aunque mueran diez mil a tu alrededor, esos males no te tocarán.
Sal 91:8 Simplemente abre tus ojos y mira cómo los perversos reciben su merecido.
Sal 91:9 Si haces al SEÑOR tu refugio y al Altísimo tu resguardo,
Sal 91:10 ningún mal te conquistará; ninguna plaga se acercará a tu hogar.
Sal 91:11 Pues él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas.
Sal 91:12 Te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
Sal 91:13 Pisotearás leones y cobras; ¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!
Sal 91:14 El SEÑOR dice: «Rescataré a los que me aman; protegeré a los que confían en mi nombre.
Sal 91:15 Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré.
Sal 91:16 Los recompensaré con una larga vida y les daré mi salvación».

LECTURA PARA LA NOCHE

JUECES 20-21

Jue 20:1 Entonces todos los israelitas se unieron como un solo hombre, desde Dan, al norte, hasta Beerseba, al sur, incluidos los del otro lado del Jordán, en la tierra de Galaad. Toda la comunidad se reunió en asamblea ante la presencia del SEÑOR en Mizpa.
Jue 20:2 Los líderes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel —cuatrocientos mil guerreros armados con espadas—, ocuparon sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios.
Jue 20:3 (Pronto llegó la noticia a la tierra de Benjamín de que las otras tribus habían subido a Mizpa). Entonces los israelitas preguntaron cómo había sucedido ese crimen tan terrible.
Jue 20:4 El levita, el esposo de la mujer asesinada, explicó: —Mi concubina y yo nos detuvimos para pasar la noche en Guibeá, una ciudad que pertenece a la tribu de Benjamín.
Jue 20:5 Esa noche, algunos de los ciudadanos prominentes de Guibeá rodearon la casa con la intención de matarme, y violaron a mi concubina hasta que quedó muerta.
Jue 20:6 Entonces corté su cuerpo en doce pedazos y envié los pedazos por todo el territorio asignado a Israel, porque esos hombres han cometido un crimen terrible y vergonzoso.
Jue 20:7 Ahora bien, todos ustedes —la comunidad entera de Israel— tienen que decidir aquí y ahora qué debe hacerse al respecto.
Jue 20:8 Y todo el pueblo se puso de pie al mismo tiempo y proclamó a una voz: —¡Ninguno de nosotros volverá a su hogar! ¡No, ni una sola persona!
Jue 20:9 En cambio, haremos lo siguiente con Guibeá: echaremos suertes para decidir quién la atacará.
Jue 20:10 Una décima parte de los hombres* de cada tribu se encargará de abastecer a los guerreros con provisiones; los demás nos vengaremos de Guibeá,* en Benjamín, por la infamia que sus hombres han cometido en Israel.
Jue 20:11 Así que los israelitas estaban en total unanimidad, y se juntaron para atacar la ciudad.
Jue 20:12 Los israelitas enviaron mensajeros a la tribu de Benjamín, diciendo: «¡Qué acto tan terrible se ha cometido en medio de ustedes!
Jue 20:13 Entréguennos a esos hombres malvados, a esos perturbadores de Guibeá, para que los ejecutemos y así purifiquemos a Israel de semejante maldad». Pero los de Benjamín no quisieron escuchar.
Jue 20:14 En cambio, salieron de sus ciudades y se juntaron en Guibeá para pelear contra los israelitas.
Jue 20:15 En total, de toda la tribu de Benjamín, llegaron a Guibeá veintiséis mil guerreros armados con espadas, los cuales se sumaron a los setecientos guerreros selectos que vivían allí.
Jue 20:16 Entre las tropas selectas de Benjamín había setecientos hombres zurdos, capaces de tirar una piedra con la honda y acertar en un cabello sin errar el blanco.
Jue 20:17 Israel, a su vez, tenía cuatrocientos mil soldados con experiencia en la guerra, armados con espadas, sin contar a los guerreros de Benjamín.
Jue 20:18 Antes de la batalla, los israelitas fueron a Betel y le preguntaron a Dios: —¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a la gente de Benjamín? El SEÑOR contestó: —Judá debe ir primero.
Jue 20:19 Entonces los israelitas salieron temprano a la mañana siguiente y acamparon cerca de Guibeá.
Jue 20:20 Después avanzaron hacia Guibeá para atacar a los hombres de Benjamín.
Jue 20:21 Pero los guerreros de Benjamín, que estaban defendiendo la ciudad, salieron y mataron ese día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla.
Jue 20:22 Sin embargo, los israelitas se animaron unos a otros y otra vez tomaron sus posiciones en el mismo lugar donde habían luchado el día anterior.
Jue 20:23 Pues habían subido a Betel y habían llorado en presencia del SEÑOR hasta la noche. Le habían preguntado al SEÑOR: —¿Debemos salir nuevamente a pelear contra nuestros parientes de Benjamín? Y el SEÑOR había dicho: —Salgan a pelear contra ellos.
Jue 20:24 Así que, al día siguiente, volvieron a pelear contra los hombres de Benjamín,
Jue 20:25 pero los hombres de Benjamín mataron a otros dieciocho mil israelitas, todos ellos expertos en el uso de la espada.
Jue 20:26 Entonces todos los israelitas subieron a Betel y lloraron en presencia del SEÑOR, y ayunaron hasta la noche. También le llevaron al SEÑOR ofrendas quemadas y ofrendas de paz.
Jue 20:27 Los israelitas fueron a buscar dirección del SEÑOR. (En esos días el arca del pacto de Dios estaba en Betel,
Jue 20:28 y el sacerdote era Finees, hijo de Eleazar y nieto de Aarón). Los israelitas le preguntaron al SEÑOR: —¿Debemos volver a pelear contra nuestros parientes de Benjamín o debemos detenernos? El SEÑOR dijo: —¡Vayan! Mañana se los entregaré.
Jue 20:29 Entonces los israelitas armaron una emboscada alrededor de Guibeá.
Jue 20:30 Salieron al tercer día, y tomaron sus posiciones en los mismos lugares que antes.
Jue 20:31 Cuando los hombres de Benjamín salieron a atacar, fueron alejados de la ciudad. Y tal como habían hecho antes, comenzaron a matar a los israelitas. Unos treinta israelitas murieron en campo abierto y por los dos caminos, uno que lleva a Betel, y el otro que lleva de vuelta a Guibeá.
Jue 20:32 Entonces los guerreros de Benjamín gritaron: «¡Los estamos derrotando igual que antes!»; pero los israelitas habían planeado huir de antemano, para que los hombres de Benjamín salieran a perseguirlos por los caminos y quedaran alejados de la ciudad.
Jue 20:33 Cuando los guerreros israelitas llegaron a Baal-tamar, se dieron vuelta y tomaron sus posiciones de batalla. Mientras tanto, los israelitas que estaban escondidos en emboscada al occidente* de Guibeá salieron de repente a pelear.
Jue 20:34 Sumaban diez mil los guerreros israelitas selectos que avanzaron contra Guibeá. El enfrentamiento fue tan intenso, que Benjamín no se dio cuenta del desastre que se avecinaba.
Jue 20:35 Y el SEÑOR ayudó a Israel a derrotar a Benjamín, y ese día los israelitas mataron a veinticinco mil cien guerreros de Benjamín, todos expertos en el manejo de la espada.
Jue 20:36 Entonces los hombres de Benjamín se dieron cuenta de que estaban vencidos. Los israelitas habían retrocedido frente a los guerreros de Benjamín para que los que estaban escondidos en emboscada tuvieran más terreno para maniobrar contra Guibeá.
Jue 20:37 Entonces los que estaban escondidos en los alrededores se lanzaron contra la ciudad y mataron a todos los habitantes.
Jue 20:38 Habían acordado hacer una gran columna de humo desde la ciudad como señal.
Jue 20:39 Cuando los israelitas vieron el humo, se dieron vuelta y atacaron a los guerreros de Benjamín. Para entonces, los guerreros de Benjamín habían matado a unos treinta israelitas y gritaban: «¡Los estamos derrotando como en la primera batalla!».
Jue 20:40 Pero cuando los guerreros de Benjamín miraron hacia atrás y vieron el humo que se elevaba al cielo desde todos los rincones de la ciudad,
Jue 20:41 los hombres de Israel giraron y los atacaron. En ese instante, los hombres de Benjamín se aterrorizaron, porque se dieron cuenta de que se les venía el desastre encima.
Jue 20:42 Así que dieron media vuelta y huyeron frente a los israelitas hacia el desierto. Pero no pudieron escapar de la batalla, y la gente que salió de las ciudades cercanas también pereció.*
Jue 20:43 Los israelitas cercaron a los hombres de Benjamín y los persiguieron sin tregua, hasta que por fin los alcanzaron al oriente de Guibeá.*
Jue 20:44 Ese día murieron en batalla dieciocho mil de los guerreros más fuertes de Benjamín.
Jue 20:45 Los sobrevivientes huyeron al desierto, hacia la roca de Rimón, pero Israel mató a cinco mil de ellos a lo largo del camino. Los israelitas continuaron persiguiéndolos hasta que mataron a otros dos mil cerca de Guidom.
Jue 20:46 Ese día la tribu de Benjamín perdió veinticinco mil guerreros fuertes armados con espada,
Jue 20:47 y quedaron sólo seiscientos hombres, quienes escaparon a la roca de Rimón, donde vivieron durante cuatro meses.
Jue 20:48 Entonces los israelitas regresaron al territorio de Benjamín y en todas las ciudades masacraron a todo ser viviente: a la gente, a los animales y a todo lo que encontraron. También quemaron por completo todas las ciudades por las que pasaron.
Jue 21:1 Los israelitas habían jurado en Mizpa: «Nunca daremos nuestras hijas en matrimonio a ningún hombre de la tribu de Benjamín».
Jue 21:2 Entonces el pueblo de Israel fue a Betel y permaneció en presencia de Dios hasta la noche, llorando amargamente en alta voz.
Jue 21:3 «Oh SEÑOR, Dios de Israel —clamaban—, ¿por qué ha sucedido esto en Israel? ¡Ahora Israel ha perdido una de sus tribus!».
Jue 21:4 Temprano a la mañana siguiente, el pueblo construyó un altar y allí presentó sus ofrendas quemadas y ofrendas de paz.
Jue 21:5 Entonces se preguntaron: «¿Quién de entre las tribus de Israel no estuvo con nosotros en Mizpa cuando nos reunimos en asamblea en presencia del SEÑOR?». En esa ocasión, habían hecho un juramento solemne ante el SEÑOR de que matarían a todo el que se negara a presentarse.
Jue 21:6 Los israelitas sintieron lástima por su hermano Benjamín y dijeron: «Hoy ha sido cortada una de las tribus de Israel.
Jue 21:7 ¿Cómo podemos encontrar esposas para los pocos hombres que quedan, ya que hemos jurado por el SEÑOR que no les daríamos nuestras hijas en matrimonio?».
Jue 21:8 Así que preguntaron: «¿Quién de entre las tribus de Israel no estuvo con nosotros en Mizpa cuando nos reunimos en asamblea en presencia del SEÑOR?». Y descubrieron que ninguno de Jabes de Galaad había asistido a la asamblea.
Jue 21:9 Pues luego de contar a todos los presentes, no había nadie de Jabes de Galaad.
Jue 21:10 Entonces la asamblea envió a doce mil de sus mejores guerreros a Jabes de Galaad con órdenes de matar a todos los habitantes, entre ellos mujeres y niños.
Jue 21:11 «Lo que harán —les dijeron— es destruir por completo* a todos los varones y a las mujeres que no sean vírgenes».
Jue 21:12 Entre los habitantes de Jabes de Galaad, encontraron a cuatrocientas muchachas vírgenes, que nunca se habían acostado con un hombre, y las llevaron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán.
Jue 21:13 Así que la asamblea de Israel envió una delegación de paz a los hombres que habían quedado de Benjamín, y que estaban viviendo en la roca de Rimón.
Jue 21:14 Entonces los hombres de Benjamín volvieron a sus hogares y recibieron como esposas a las cuatrocientas mujeres de Jabes de Galaad, a quienes se les había perdonado la vida. Pero no hubo suficientes mujeres para todos los hombres.
Jue 21:15 El pueblo sintió lástima por Benjamín, porque el SEÑOR había dejado un vacío en las tribus de Israel.
Jue 21:16 A raíz de eso, los ancianos de la asamblea preguntaron: «¿Cómo podemos conseguir esposas para los pocos que quedan, ya que las mujeres de la tribu de Benjamín están muertas?
Jue 21:17 Los sobrevivientes deben tener herederos, para que no quede exterminada toda una tribu de Israel.
Jue 21:18 Pero no podemos darles a nuestras hijas en matrimonio porque hemos jurado solemnemente que quien lo haga caerá bajo la maldición de Dios».
Jue 21:19 Entonces se acordaron del festival anual del SEÑOR que se celebra en Silo, al sur de Lebona y al norte de Betel, por el lado oriente del camino que va de Betel a Siquem.
Jue 21:20 Así que les dijeron a los hombres de Benjamín que aún necesitaban esposa: «Vayan y escóndanse en los viñedos.
Jue 21:21 Cuando vean que las jóvenes de Silo salen a danzar, salgan corriendo de los viñedos, y entonces cada uno de ustedes llevese a una de ellas a la tierra de Benjamín, para que sea su esposa.
Jue 21:22 Cuando los padres y los hermanos de las muchachas vengan a reclamarnos, nosotros les diremos: “Sean comprensivos, por favor. Dejen que se queden con sus hijas, porque no encontramos esposas para todos ellos cuando destruimos Jabes de Galaad. Y ustedes no son culpables de romper el voto, ya que, en realidad, no les entregaron a sus hijas en matrimonio”».
Jue 21:23 Así que los hombres de Benjamín hicieron lo que se les dijo. Cada hombre tomó a una de las mujeres mientras danzaban en la celebración, y se la llevó para que fuera su esposa. Regresaron a su propia tierra, reedificaron sus ciudades y vivieron en ellas.
Jue 21:24 Luego el pueblo de Israel se retiró por tribus y familias, y cada uno volvió a su propia casa.
Jue 21:25 En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio.

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