APOSENTO ALTO

lunes, 23 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 23 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    8:31-38

Mar 8:31 Entonces Jesús comenzó a decirles que el Hijo del Hombre* tendría que sufrir muchas cosas terribles y ser rechazado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero tres días después resucitaría.
Mar 8:32 Mientras hablaba abiertamente de eso con sus discípulos, Pedro lo llevó aparte y empezó a reprenderlo por decir semejantes cosas.*
Mar 8:33 Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás! —dijo —. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no del punto de vista de Dios».
Mar 8:34 Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme.
Mar 8:35 Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por mi causa y por causa de la Buena Noticia, la salvarás.
Mar 8:36 ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma?*
Mar 8:37 ¿Hay algo que valga más que tu alma?*
Mar 8:38 Si alguien se avergüenza de mí y de mi mensaje en estos días de adulterio y de pecado, el Hijo del Hombre se avergonzará de esa persona cuando regrese en la gloria de su Padre con sus santos ángeles».



1 CORINTIOS 15:1-28

1Co 15:1 Ahora, amados hermanos, permítanme recordarles la Buena Noticia que ya les prediqué. En ese entonces, la recibieron con gusto y todavía permanecen firmes en ella.
1Co 15:2 Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que a principio de cuentas nunca fue cierto.*
1Co 15:3 Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras.
1Co 15:4 Fue enterrado y, al tercer día, fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras.
1Co 15:5 Lo vio Pedro* y luego lo vieron los Doce.
1Co 15:6 Más tarde, lo vieron más de quinientos de sus seguidores* a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto.
1Co 15:7 Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles.
1Co 15:8 Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo.
1Co 15:9 Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido la iglesia de Dios, como lo hice.
1Co 15:10 Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia.
1Co 15:11 Así que no importa si predico yo o predican ellos, porque todos predicamos el mismo mensaje que ustedes ya han creído.
1Co 15:12 Pero díganme lo siguiente: dado que nosotros predicamos que Cristo se levantó de los muertos, ¿por qué algunos de ustedes dicen que no habrá resurrección de los muertos?
1Co 15:13 Pues, si no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo tampoco ha resucitado.
1Co 15:14 Y, si Cristo no ha resucitado, entonces toda nuestra predicación es inútil, y la fe de ustedes también es inútil.
1Co 15:15 Y nosotros, los apóstoles, estaríamos todos mintiendo acerca de Dios, porque hemos dicho que Dios levantó a Cristo de la tumba. Pero eso no puede ser cierto si no hay resurrección de los muertos.
1Co 15:16 Y, si no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo no ha resucitado.
1Co 15:17 Y, si Cristo no ha resucitado, entonces la fe de ustedes es inútil, y todavía son culpables de sus pecados.
1Co 15:18 En ese caso, ¡todos los que murieron creyendo en Cristo están perdidos!
1Co 15:19 Y, si nuestra esperanza en Cristo es sólo para esta vida, somos los más dignos de lástima de todo el mundo.
1Co 15:20 Pero lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron.
1Co 15:21 Así que, ya ven, tal como la muerte entró en el mundo por medio de un hombre, ahora la resurrección de los muertos ha comenzado por medio de otro hombre.
1Co 15:22 Así como todos mueren porque todos pertenecemos a Adán, todos los que pertenecen a Cristo recibirán vida nueva.
1Co 15:23 Pero esta resurrección tiene un orden: Cristo fue resucitado como el primero de la cosecha, luego todos los que pertenecen a Cristo serán resucitados cuando él regrese.
1Co 15:24 Después de eso, vendrá el fin, cuando él le entregará el reino a Dios el Padre, luego de destruir a todo gobernante y poder y toda autoridad.
1Co 15:25 Pues Cristo tiene que reinar hasta que humille a todos sus enemigos debajo de sus pies.
1Co 15:26 Y el último enemigo que será destruido es la muerte.
1Co 15:27 Pues las Escrituras dicen: «Dios ha puesto todas las cosas bajo su autoridad»*. (Claro que, cuando dice «todas las cosas están bajo su autoridad», no incluye a Dios mismo, quien le dio a Cristo su autoridad).
1Co 15:28 Entonces, cuando todas las cosas estén bajo su autoridad, el Hijo se pondrá a sí mismo bajo la autoridad de Dios, para que Dios, quien le dio a su Hijo la autoridad sobre todas las cosas, sea completamente supremo sobre todas las cosas en todas partes.



SALMO 92

Sal 92:1 
Salmo. Cántico para entonar el día de reposo.
Es bueno dar gracias al SEÑOR, cantar alabanzas al Altísimo.
Sal 92:2 Es bueno proclamar por la mañana tu amor inagotable y por la noche tu fidelidad,
Sal 92:3 al son del arpa de diez cuerdas y de la melodía de la lira.
Sal 92:4 Todo lo que has hecho por mí, SEÑOR, ¡me emociona! Canto de alegría por todo lo que has hecho.
Sal 92:5 ¡Oh SEÑOR, qué grandes son tus obras! Y qué profundos son tus pensamientos.
Sal 92:6 Sólo un simplón no sabría y un necio no entendería que:
Sal 92:7 aunque los malvados broten como maleza y los malhechores florezcan, serán destruidos para siempre.
Sal 92:8 Tú, oh SEÑOR, para siempre serás exaltado.
Sal 92:9 Tus enemigos, SEÑOR, sin duda perecerán; todos los malhechores quedarán esparcidos.
Sal 92:10 Pero tú me has hecho fuerte como un buey salvaje; me has ungido con el mejor aceite.
Sal 92:11 Mis ojos vieron la caída de mis enemigos; mis oídos escucharon la derrota de mis perversos oponentes.
Sal 92:12 Pero los justos florecerán como palmeras y se harán fuertes como los cedros del Líbano;
Sal 92:13 trasplantados a la casa del SEÑOR florecen en los atrios de nuestro Dios.
Sal 92:14 Incluso en la vejez aún producirán fruto, seguirán verdes y llenos de vitalidad.
Sal 92:15 Declararán: «¡El SEÑOR es justo! ¡Es mi roca! ¡No existe maldad en él!».

LECTURA PARA LA NOCHE

RUT    1

Rut 1:1 En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos.
Rut 1:2 El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.
Rut 1:3 Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos.
Rut 1:4 Ellos se casaron con mujeres moabitas. Uno se casó con una mujer llamada Orfa y el otro con una mujer llamada Rut. Pero unos diez años después
Rut 1:5 murieron tanto Mahlón como Quelión. Entonces, Noemí quedó sola, sin sus dos hijos y sin su esposo.
Rut 1:6 Estando en Moab, Noemí se enteró de que el SEÑOR había bendecido a su pueblo en Judá al volver a darle buenas cosechas. Entonces Noemí y sus nueras se prepararon para salir de Moab y regresar a su tierra natal.
Rut 1:7 Acompañada por sus dos nueras, partió del lugar donde vivía y tomó el camino que las llevaría de regreso a Judá.
Rut 1:8 Sin embargo, ya puestas en camino, Noemí les dijo a sus dos nueras: —Vuelva cada una a la casa de su madre, y que el SEÑOR las recompense por la bondad que mostraron a sus esposos y a mí.
Rut 1:9 Que el SEÑOR las bendiga con la seguridad de un nuevo matrimonio. Entonces les dio un beso de despedida y todas se echaron a llorar desconsoladas.
Rut 1:10 —No —le dijeron—, queremos ir contigo a tu pueblo.
Rut 1:11 Pero Noemí respondió: —¿Por qué habrían de continuar conmigo? ¿Acaso puedo tener más hijos que crezcan y sean sus esposos?
Rut 1:12 No, hijas mías, regresen a la casa de sus padres, porque ya soy demasiado vieja para volverme a casar. Aunque fuera posible, y me casara esta misma noche y tuviera hijos varones, entonces, ¿qué?
Rut 1:13 ¿Esperarían ustedes hasta que ellos crecieran y se negarían a casarse con algún otro? ¡Por supuesto que no, hijas mías! La situación es mucho más amarga para mí que para ustedes, porque el SEÑOR mismo ha levantado su puño contra mí.
Rut 1:14 Entonces volvieron a llorar juntas y Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró con firmeza a Noemí.
Rut 1:15 —Mira —le dijo Noemí—, tu cuñada regresó a su pueblo y a sus dioses. Tú deberías hacer lo mismo.
Rut 1:16 Pero Rut respondió: —No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
Rut 1:17 Donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. ¡Que Dios me castigue severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte!
Rut 1:18 Cuando Noemí vio que Rut estaba decidida a irse con ella, no insistió más.
Rut 1:19 De modo que las dos siguieron el viaje. Cuando entraron a Belén, todo el pueblo se conmocionó por causa de su llegada. —¿De verdad es Noemí? —preguntaban las mujeres.
Rut 1:20 —No me llamen Noemí —contestó ella—. Más bien llámenme Mara,* porque el Todopoderoso me ha hecho la vida muy amarga.
Rut 1:21 Me fui llena, pero el SEÑOR me ha traído vacía a casa. ¿Por qué llamarme Noemí cuando el SEÑOR me ha hecho sufrir* y el Todopoderoso ha enviado semejante tragedia sobre mí?
Rut 1:22 Así que Noemí regresó de Moab acompañada de su nuera Rut, la joven moabita. Llegaron a Belén a fines de la primavera, al comienzo de la cosecha de la cebada.

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