APOSENTO ALTO

martes, 24 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 24 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    9:1-13

Mar 9:1 Jesús continuó diciendo: «¡Les digo la verdad, algunos de los que están aquí ahora no morirán antes de ver el reino de Dios llegar con gran poder!».
Mar 9:2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a una montaña alta para estar a solas. Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó,
Mar 9:3 y su ropa se volvió blanca resplandeciente, más de lo que cualquier blanqueador terrenal jamás podría lograr.
Mar 9:4 Después aparecieron Elías y Moisés y comenzaron a conversar con Jesús.
Mar 9:5 Pedro exclamó: «Rabí,* ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios:* una para ti, una para Moisés y la otra para Elías».
Mar 9:6 Dijo esto porque realmente no sabía qué otra cosa decir, pues todos estaban aterrados.
Mar 9:7 Luego una nube los cubrió y, desde la nube, una voz dijo: «Éste es mi Hijo muy amado. Escúchenlo a él».
Mar 9:8 De pronto, cuando miraban ellos a su alrededor, Moisés y Elías se habían ido, y vieron sólo a Jesús con ellos.
Mar 9:9 Mientras descendían de la montaña, él les dijo que no le contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre* se levantara de los muertos.
Mar 9:10 Así que guardaron el secreto, pero a menudo se preguntaban qué quería decir con «levantarse de los muertos».
Mar 9:11 Entonces le preguntaron: —¿Por qué los maestros de la ley religiosa insisten en que Elías debe regresar antes de que venga el Mesías?*
Mar 9:12 Jesús contestó: —Es cierto que Elías viene primero a fin de dejar todo preparado. Sin embargo, ¿por qué las Escrituras dicen que el Hijo del Hombre debe sufrir mucho y ser tratado con total desprecio?
Mar 9:13 Pero les digo, Elías ya vino, y ellos prefirieron maltratarlo, tal como lo predijeron las Escrituras.




1 CORINTIOS 15:29-58

1Co 15:29 Si los muertos no serán resucitados, ¿para qué se bautiza la gente por los que están muertos? ¿Para qué hacerlo a menos que los muertos algún día resuciten?
1Co 15:30 ¿Y para qué nosotros a todas horas pondríamos en peligro nuestra vida?
1Co 15:31 Pues juro, amados hermanos, que todos los días enfrento la muerte. Esto es tan cierto como el orgullo que siento por lo que Cristo Jesús nuestro Señor ha hecho en ustedes.
1Co 15:32 ¿Y qué valor hubo en luchar contra las fieras salvajes —esa gente de Éfeso —* si no habrá resurrección de los muertos? Y, si no hay resurrección, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!»*.
1Co 15:33 No se dejen engañar por los que dicen semejantes cosas, porque «las malas compañías corrompen el buen carácter».
1Co 15:34 Piensen bien sobre lo que es correcto y dejen de pecar. Pues para su vergüenza les digo que algunos de ustedes no conocen a Dios en absoluto.
1Co 15:35 Pero alguien podría preguntar: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpos tendrán?».
1Co 15:36 ¡Qué pregunta tan tonta! Cuando pones una semilla en la tierra, no crece y llega a ser una planta a menos que muera primero.
1Co 15:37 Y lo que pones en el suelo no es la planta que crecerá sino tan sólo una simple semilla de trigo o de lo que estés sembrando.
1Co 15:38 Luego Dios le da el cuerpo nuevo que él quiere que tenga. De cada clase de semilla crece una planta diferente.
1Co 15:39 De modo parecido, hay diferentes clases de carne: una para los humanos, otra para los animales, otra para las aves y otra para los peces.
1Co 15:40 También hay cuerpos en los cielos y cuerpos sobre la tierra. La gloria de los cuerpos celestiales es diferente de la gloria de los cuerpos terrenales.
1Co 15:41 El sol tiene una clase de gloria, mientras que la luna tiene otra y las estrellas tienen otra. Y hasta las estrellas se diferencian unas de otras por la gloria de cada una.
1Co 15:42 Lo mismo sucede con la resurrección de los muertos. Cuando morimos, nuestros cuerpos terrenales son plantados en la tierra, pero serán resucitados para que vivan por siempre.
1Co 15:43 Nuestros cuerpos son enterrados en deshonra, pero serán resucitados en gloria. Son enterrados en debilidad, pero serán resucitados en fuerza.
1Co 15:44 Son enterrados como cuerpos humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales. Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales.
1Co 15:45 Las Escrituras nos dicen: «El primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente»*. Pero el último Adán —es decir, Cristo —es un Espíritu que da vida.
1Co 15:46 Lo que primero viene es el cuerpo natural, y más tarde viene el cuerpo espiritual.
1Co 15:47 Adán, el primer hombre, fue formado del polvo de la tierra, mientras que Cristo, el segundo hombre, vino del cielo.
1Co 15:48 Los que son terrenales son como el hombre terrenal, y los que son celestiales son como el hombre celestial.
1Co 15:49 Al igual que ahora somos como el hombre terrenal, algún día seremos como* el hombre celestial.
1Co 15:50 Lo que les digo, amados hermanos, es que nuestros cuerpos físicos no pueden heredar el reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden heredar lo que durará para siempre.
1Co 15:51 Pero permítanme revelarles un secreto maravilloso. ¡No todos moriremos, pero todos seremos transformados!
1Co 15:52 Sucederá en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la trompeta final. Pues, cuando suene la trompeta, los que hayan muerto resucitarán para vivir por siempre. Y nosotros, los que estemos vivos también seremos transformados.
1Co 15:53 Pues nuestros cuerpos mortales tienen que ser transformados en cuerpos que nunca morirán; nuestros cuerpos mortales deben ser transformados en cuerpos inmortales.
1Co 15:54 Entonces, cuando nuestros cuerpos mortales hayan sido transformados en cuerpos que nunca morirán,* se cumplirá la siguiente Escritura: «La muerte es devorada en victoria.*
1Co 15:55 Oh muerte, ¿dónde está tu victoria? Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?»*.
1Co 15:56 Pues el pecado es el aguijón que termina en muerte, y la ley le da al pecado su poder.
1Co 15:57 ¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo.
1Co 15:58 Por lo tanto, mis amados hermanos, permanezcan fuertes y constantes. Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo, porque ustedes saben que nada de lo que hacen para el Señor es inútil.



SALMO 93

Sal 93:1 ¡El SEÑOR es rey! Se viste de majestad. Ciertamente el SEÑOR se viste de majestad y está armado con fuerza. El mundo permanece firme y no puede ser sacudido.
Sal 93:2 Tu trono, oh SEÑOR, permanece desde tiempos inmemoriales; tú mismo existes desde el pasado eterno.
Sal 93:3 Las aguas crecieron, oh SEÑOR. Los diluvios han rugido como truenos; las inundaciones elevaron sus impetuosas olas.
Sal 93:4 Pero más poderoso que el estruendo de los mares enfurecidos, más potente que las rompientes olas en la orilla; el SEÑOR, quien está en lo alto, es más poderoso que éstos.
Sal 93:5 Tus leyes soberanas no pueden ser modificadas; tu reino, oh SEÑOR, es santo por siempre y para siempre.

LECTURA PARA LA NOCHE

RUT    2-3

Rut 2:1 Había en Belén un hombre rico y muy influyente llamado Booz que era pariente de Elimelec, el esposo de Noemí.
Rut 2:2 Un día Rut la moabita le dijo a Noemí: —Déjame ir a los campos de cosecha a ver si alguien en su bondad me permite recoger las espigas de grano dejadas atrás. Noemí respondió: —Está bien, hija mía, puedes ir.
Rut 2:3 Así que Rut salió a recoger espigas detrás de los cosechadores, y resultó que lo hizo en un campo que pertenecía a Booz, el pariente de su suegro, Elimelec.
Rut 2:4 Mientras estaba allí, llegó Booz de Belén y saludó a los cosechadores: —¡El SEÑOR sea con ustedes! —les dijo. —¡El SEÑOR lo bendiga! —respondieron los cosechadores.
Rut 2:5 Entonces Booz le preguntó a su capataz: —¿Quién es esa joven que veo allá? ¿De quién es?
Rut 2:6 Y el capataz le contestó: —Es la joven moabita que volvió con Noemí.
Rut 2:7 Esta mañana me pidió permiso para recoger grano detrás de los segadores. Desde que llegó no ha dejado de trabajar con esmero, excepto por unos momentos de descanso en el refugio.
Rut 2:8 Booz se acercó a Rut y le dijo: —Escucha, hija mía. Quédate aquí mismo con nosotros cuando recojas grano; no vayas a ningún otro campo. Sigue muy de cerca a las jóvenes que trabajan en mi campo.
Rut 2:9 Fíjate en qué parcela están cosechando y síguelas. Advertí a los hombres que no te traten mal. Y cuando tengas sed, sírvete del agua que hayan sacado del pozo.
Rut 2:10 Entonces Rut cayó a sus pies muy agradecida. —¿Qué he hecho para merecer tanta bondad? —le preguntó—. No soy más que una extranjera.
Rut 2:11 —Sí, lo sé —respondió Booz—; pero también sé todo lo que has hecho por tu suegra desde la muerte de tu esposo. He oído que dejaste a tu padre y a tu madre, y a tu tierra natal, para vivir aquí entre gente totalmente desconocida.
Rut 2:12 Que el SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.
Rut 2:13 —Espero continuar siendo de su agrado, señor —respondió ella—. Usted me consoló al hablarme con tanta bondad, aunque ni siquiera soy una de sus trabajadoras.
Rut 2:14 Después, a la hora de comer, Booz la llamó: —Ven aquí y sírvete de la comida. Puedes mojar tu pan en el vinagre. De modo que Rut se sentó junto a los cosechadores, y Booz le dio a comer grano tostado. Ella comió todo lo que quiso y hasta le sobró.
Rut 2:15 Cuando Rut regresó a trabajar, Booz ordenó a sus trabajadores: —Déjenla recoger espigas aun entre las gavillas, y no se lo impidan.
Rut 2:16 Además, arranquen de los manojos algunas espigas de cebada y déjenlas caer a propósito. ¡Permítanle recogerlas y no la molesten!
Rut 2:17 Así que Rut recogió cebada allí todo el día y, cuando la desgranó por la tarde, llenó toda una canasta.*
Rut 2:18 Luego la cargó de vuelta al pueblo y la mostró a su suegra. También le dio el grano tostado que le había sobrado de su comida.
Rut 2:19 —¿Dónde recogiste todo este grano hoy? —preguntó Noemí—. ¿Dónde trabajaste? ¡Que el SEÑOR bendiga al que te ayudó! Entonces Rut le contó a su suegra acerca del hombre en cuyo campo había trabajado. Le dijo: —El hombre con quien trabajé hoy se llama Booz.
Rut 2:20 —¡Que el SEÑOR lo bendiga! —le dijo Noemí a su nuera—. Nos muestra su bondad no sólo a nosotras sino también a tu marido que murió.* Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia.
Rut 2:21 Entonces Rut* dijo: —Es más, Booz me dijo que volviera y me quedara con sus trabajadores hasta que termine la cosecha.
Rut 2:22 —¡Excelente! —exclamó Noemí—. Haz lo que te dijo, hija mía. Quédate con las jóvenes hasta que termine la cosecha. En otros campos podrían molestarte, pero con él estarás segura.
Rut 2:23 De modo que Rut trabajó junto a las mujeres en los campos de Booz y recogió grano con ellas hasta el final de la cosecha de cebada. Luego siguió trabajando con ellas durante la cosecha de trigo, a comienzos del verano. Y todo ese tiempo vivió con su suegra.
Rut 3:1 Un día Noemí le dijo a Rut: —Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado.
Rut 3:2 Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes. Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar.
Rut 3:3 Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber.
Rut 3:4 Fijate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer.
Rut 3:5 —Haré todo lo que me dices —respondió Rut.
Rut 3:6 Así que esa noche bajó al campo donde se trilla el grano y siguió las instrucciones de su suegra.
Rut 3:7 Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió. Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó.
Rut 3:8 Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta. Entonces se sorprendió, ¡al encountrar a una mujer acostada a sus pies!
Rut 3:9 —¿Quién eres? —preguntó. —Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.
Rut 3:10 —¡El SEÑOR te bendiga, hija mía! —exclamó Booz—. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre.
Rut 3:11 Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa.
Rut 3:12 Pero aunque es cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente más cercano que yo.
Rut 3:13 Quédate aquí esta noche, y por la mañana hablaré con él. Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto como que el SEÑOR vive, yo mismo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta la mañana.
Rut 3:14 Entonces Rut se acostó a los pies de Booz hasta la mañana, pero ella se levantó muy temprano, antes de que hubiera suficiente luz para que una persona pudiera reconocer a otra; pues Booz había dicho: —Nadie debe saber que estuvo una mujer aquí en el campo de trillar.
Rut 3:15 Luego Booz le dijo: —Trae tu manto y extiéndelo. Entonces él midió seis medidas* de cebada sobre el manto y lo colocó sobre las espaldas de ella. Después él* regresó al pueblo.
Rut 3:16 Cuando Rut volvió a donde estaba su suegra, Noemí le preguntó: —¿Qué sucedió, hija mía? Rut le contó a Noemí todo lo que Booz había hecho por ella
Rut 3:17 y agregó: —Me dio estas seis medidas de cebada y dijo: “No vuelvas a tu suegra con las manos vacías”.
Rut 3:18 Entonces Noemí le dijo: —Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo.

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