APOSENTO ALTO

sábado, 21 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 21 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    8:14-21

Mar 8:14 Pero los discípulos se habían olvidado de llevar comida y sólo tenían un pan en la barca.
Mar 8:15 Mientras cruzaban el lago, Jesús les advirtió: «¡Atención! ¡Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!».
Mar 8:16 Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí, pues no habían traído nada de pan.
Mar 8:17 Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: —¿Por qué discuten por no tener pan? ¿Todavía no saben ni entienden? ¿Tienen el corazón demasiado endurecido para comprenderlo?
Mar 8:18 “Tienen ojos, ¿y no pueden ver? Tienen oídos, ¿y no pueden oír?”* ¿No recuerdan nada en absoluto?
Mar 8:19 Cuando alimenté a los cinco mil con cinco panes, ¿cuántas canastas con sobras recogieron después? —Doce —contestaron ellos.
Mar 8:20 —Y cuando alimenté a los cuatro mil con siete panes, ¿cuántas canastas grandes con sobras recogieron? —Siete —dijeron.
Mar 8:21 —¿Todavía no entienden? —les preguntó.





1 CORINTIOS 14:1-25

1Co 14:1 ¡Que el amor sea su meta más alta! Pero también deberían desear las capacidades especiales que da el Espíritu, sobre todo la capacidad de profetizar.
1Co 14:2 Pues, si alguien tiene la capacidad de hablar en lenguas,* le hablará sólo a Dios, dado que la gente no podrá entenderle. Hablará por el poder del Espíritu,* pero todo será un misterio.
1Co 14:3 En cambio el que profetiza fortalece a otros, los anima y los consuela.
1Co 14:4 La persona que habla en lenguas se fortalece a sí misma, pero el que dice una palabra de profecía fortalece a toda la iglesia.
1Co 14:5 Yo desearía que todos pudieran hablar en lenguas, pero más aún me gustaría que todos pudieran profetizar. Pues la profecía es superior que hablar en lenguas, a menos que alguien interprete lo que se dice, para que toda la iglesia se fortalezca.
1Co 14:6 Amados hermanos, si yo fuera a visitarlos y les hablara en un idioma desconocido,* ¿de qué les serviría a ustedes? Pero, si les llevo una revelación o un conocimiento especial o una profecía o una enseñanza, eso sí les sería de ayuda.
1Co 14:7 Aun los instrumentos inanimados como la flauta y el arpa, tienen que emitir sonidos nítidos, o nadie reconocerá la melodía.
1Co 14:8 Y si el toque de trompeta no es entendible, ¿cómo sabrán los soldados que se les llama a la batalla?
1Co 14:9 Lo mismo ocurre con ustedes. Si hablan a la gente con palabras que no entienden, ¿cómo podrían saber lo que ustedes dicen? Igual estarían hablando al viento.
1Co 14:10 Hay muchos idiomas diferentes en el mundo, y cada uno tiene significado.
1Co 14:11 Pero, si no entiendo un idioma, soy un extranjero para el que lo habla, y el que lo habla es un extranjero para mí.
1Co 14:12 Y lo mismo ocurre con ustedes. Ya que están tan deseosos de tener las capacidades especiales que da el Espíritu, procuren las que fortalecerán a toda la iglesia.
1Co 14:13 Por lo tanto, el que habla en lenguas también debería pedir en oración la capacidad de interpretar lo que se ha dicho.
1Co 14:14 Pues, si oro en lenguas, mi espíritu ora, pero yo no entiendo lo que digo.
1Co 14:15 ¿Qué debo hacer entonces? Oraré en el espíritu* y también oraré con palabras que entiendo. Cantaré en el espíritu y también cantaré con palabras que entiendo.
1Co 14:16 Pues, si alabas a Dios sólo en el espíritu, ¿cómo podrán los que no te entienden alabar a Dios contigo? ¿Cómo podrán unirse a tus agradecimientos cuando no entienden lo que dices?
1Co 14:17 Tú darás gracias muy bien, pero eso no fortalecerá a la gente que te oye.
1Co 14:18 Yo le agradezco a Dios que hablo en lenguas más que cualquiera de ustedes.
1Co 14:19 Pero, en una reunión de la iglesia, para ayudar a otros preferiría hablar cinco palabras comprensibles que diez mil palabras en un idioma desconocido.
1Co 14:20 Amados hermanos, no sean infantiles en su comprensión de estas cosas. Sean inocentes como bebés en cuanto a la maldad pero maduros en la comprensión de asuntos como éstos.
1Co 14:21 En las Escrituras* está escrito: «Hablaré a mi propio pueblo en idiomas extraños y mediante labios de extranjeros. Pero aun así, no me escucharán»*, dice el SEÑOR.
1Co 14:22 Así que, como ven, el hablar en lenguas es una señal no para los creyentes sino para los incrédulos. La profecía, sin embargo, es para el beneficio de los creyentes, no de los incrédulos.
1Co 14:23 Aun así, si los incrédulos o la gente que no entiende esas cosas entran en la reunión de la iglesia y oyen a todos hablando en un idioma desconocido, pensarán que ustedes están locos.
1Co 14:24 Pero, si todos ustedes están profetizando, y los incrédulos o la gente que no entiende esas cosas entran en la reunión, serán convencidos de pecado y juzgados por lo que ustedes dicen.
1Co 14:25 Al escuchar, sus pensamientos secretos quedarán al descubierto y caerán de rodillas y adorarán a Dios declarando: «En verdad, Dios está aquí, entre ustedes».



SALMO 90

Sal 90:1 
Oración de Moisés, hombre de Dios.
Señor, a lo largo de todas las generaciones, ¡tú has sido nuestro hogar!
Sal 90:2 Antes de que nacieran las montañas, antes de que dieras vida a la tierra y al mundo, desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios.
Sal 90:3 Haces que la gente vuelva al polvo con sólo decir: «¡Vuelvan al polvo, ustedes, mortales!».
Sal 90:4 Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche.
Sal 90:5 Arrasas a las personas como si fueran sueños que desaparecen. Son como la hierba que brota en la mañana.
Sal 90:6 Por la mañana se abre y florece, pero al anochecer está seca y marchita.
Sal 90:7 Nos marchitamos bajo tu enojo; tu furia nos abruma.
Sal 90:8 Despliegas nuestros pecados delante de ti —nuestros pecados secretos —y los ves todos.
Sal 90:9 Vivimos la vida bajo tu ira, y terminamos nuestros años con un gemido.
Sal 90:10 ¡Setenta son los años que se nos conceden! Algunos incluso llegan a ochenta. Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas; pronto desaparecen, y volamos.
Sal 90:11 ¿Quién puede comprender el poder de tu enojo? Tu ira es tan imponente como el temor que mereces.
Sal 90:12 Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría.
Sal 90:13 ¡Oh SEÑOR, vuelve a nosotros! ¿Hasta cuándo tardarás? ¡Compadécete de tus siervos!
Sal 90:14 Sácianos cada mañana con tu amor inagotable, para que cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida.
Sal 90:15 ¡Danos alegría en proporción a nuestro sufrimiento anterior! Compensa los años malos con bien.
Sal 90:16 Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez, que nuestros hijos vean tu gloria.
Sal 90:17 Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación y haga que nuestros esfuerzos prosperen; sí, ¡haz que nuestros esfuerzos prosperen!

LECTURA PARA LA NOCHE

JUECES 19

Jue 19:1 En esos días, Israel no tenía rey. Hubo un hombre de la tribu de Leví que vivía en un lugar remoto de la zona montañosa de Efraín. Cierto día se llevó a su casa a una mujer de Belén de Judá, para que fuera su concubina.
Jue 19:2 Pero ella se enojó con él* y volvió a la casa de su padre, en Belén. Unos cuatro meses después,
Jue 19:3 su marido viajó a Belén para hablar personalmente con ella y convencerla de que regresara. Llevó consigo a un siervo y a un par de burros. Cuando llegó a* la casa del padre, este lo vio y le dio la bienvenida.
Jue 19:4 Le insistió a quedarse por un tiempo, así que pasó allí tres días, comiendo, bebiendo y durmiendo.
Jue 19:5 Al cuarto día, el hombre se levantó temprano y estaba listo para partir, pero el padre de la mujer le dijo a su yerno: «Come algo antes de irte».
Jue 19:6 Así que los dos hombres se sentaron a comer y beber juntos. Luego el padre de la mujer le dijo: «Quédate, por favor, otra noche y diviértete».
Jue 19:7 El hombre se levantó para irse, pero su suegro siguió insistiendo en que se quedara, así que al final cedió y pasó allí otra noche.
Jue 19:8 A la mañana del quinto día, el hombre se levantó temprano nuevamente, listo para partir, pero una vez más el padre de la mujer le dijo: «Come algo; después podrás irte esta tarde». Así que se pasaron otro día de festejo.
Jue 19:9 Más tarde, mientras el hombre, su concubina y el siervo se preparaban para marcharse, el suegro le dijo: «Mira, está atardeciendo. Quédate esta noche y diviértete. Mañana podrás levantarte temprano y marcharte».
Jue 19:10 Pero esta vez, el hombre estaba decidido a irse. Así que tomó a sus dos burros ensillados y a su concubina, y se dirigió a Jebús (es decir, Jerusalén).
Jue 19:11 Ya era tarde cuando se acercaron a Jebús, y el siervo le dijo: —Paremos en esta ciudad jebusea y pasemos aquí la noche.
Jue 19:12 —No —le dijo su amo—, no podemos quedarnos en esta ciudad extranjera donde no hay israelitas. Seguiremos, en cambio, hasta Guibeá.
Jue 19:13 Vamos, tratemos de llegar hasta Guibeá o Ramá, y pasaremos la noche en una de esas ciudades.
Jue 19:14 Así que siguieron adelante. El sol se ponía cuando llegaron a Guibeá, una ciudad situada en Benjamín,
Jue 19:15 y se detuvieron allí para pasar la noche. Descansaron en la plaza de la ciudad, pero nadie los invitó a su casa para pasar la noche.
Jue 19:16 Esa noche un anciano regresaba a su hogar después del trabajo en los campos. Era de la zona montañosa de Efraín, pero vivía en Guibeá, donde la gente era de la tribu de Benjamín.
Jue 19:17 Cuando vio a los viajeros sentados en la plaza de la ciudad, les preguntó de dónde venían y hacia dónde iban.
Jue 19:18 —Regresamos de Belén, en Judá —le contestó el hombre—, y vamos hacia una zona remota de la región montañosa de Efraín, donde yo vivo. Viajé a Belén y ahora voy de regreso a mi hogar.* Pero nadie nos ha invitado a su casa para pasar la noche,
Jue 19:19 aunque traemos todo lo que necesitamos. Tenemos paja y forraje para nuestros burros, y bastante pan y vino para nosotros.
Jue 19:20 —Serán bienvenidos en mi casa —les dijo el anciano—. Yo les daré todo lo que pudiera faltarles; pero no se les ocurra pasar la noche en la plaza.
Jue 19:21 Entonces los llevó a su casa y dio alimento a los burros. Después de lavarse los pies, comieron y bebieron juntos.
Jue 19:22 Mientras disfrutaban el momento, un grupo de alborotadores de la ciudad rodeó la casa. Comenzaron a golpear la puerta y a gritarle al anciano: —Saca al hombre que se hospeda contigo para que podamos tener sexo con él.
Jue 19:23 Entonces el anciano salió para hablar con ellos. —No, hermanos míos, no hagan algo tan perverso. Pues este hombre es huésped en mi casa, y semejante acto sería vergonzoso.
Jue 19:24 Miren, llévense a mi hija virgen y a la concubina de este hombre. Yo se las sacaré, y ustedes podrán abusar de ellas y hacerles lo que quieran. Pero no cometan semejante vergüenza contra este hombre.
Jue 19:25 Sin embargo ellos no le hicieron caso. Entonces el levita tomó a su concubina y la empujó por la puerta. Los hombres de la ciudad abusaron de ella toda la noche, violándola uno por uno hasta la mañana. Finalmente, al amanecer, la soltaron.
Jue 19:26 Cuando ya amanecía, la mujer regresó a la casa donde estaba hospedado su esposo y se desplomó en la puerta de la casa, y permaneció allí hasta que hubo luz.
Jue 19:27 Cuando su esposo abrió la puerta para salir, allí encontró a su concubina, tirada, con las manos en el umbral.
Jue 19:28 «¡Levántate, vamos!», le dijo. Pero no hubo respuesta.* Entonces subió el cuerpo de la mujer a su burro y se la llevó a su casa.
Jue 19:29 Cuando llegó a su casa, tomó un cuchillo y cortó el cuerpo de su concubina en doce pedazos. Después envió un pedazo a cada tribu por todo el territorio de Israel.
Jue 19:30 Todos los que lo veían exclamaban: «En todo este tiempo, desde que Israel salió de Egipto, nunca se había cometido un crimen tan horrible. ¡Pensémoslo bien! ¿Qué vamos a hacer? ¿Quién lo denunciará?».

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