APOSENTO ALTO

domingo, 15 de abril de 2018

LECTURA BÍBLICA 15 DE ABRIL

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    6:14-29

Mar 6:14 El rey Herodes Antipas pronto oyó hablar de Jesús, porque todos hablaban de él. Algunos decían:* «Éste debe ser Juan el Bautista que resucitó de los muertos. Por eso puede hacer semejantes milagros».
Mar 6:15 Otros decían: «Es Elías». Incluso otros afirmaban: «Es un profeta como los grandes profetas del pasado».
Mar 6:16 Cuando Herodes oyó hablar de Jesús, dijo: «Juan, el hombre que yo decapité, ha regresado de los muertos».
Mar 6:17 Pues Herodes había enviado soldados para arrestar y encarcelar a Juan para hacerle un favor a Herodías. Él se casó con ella a pesar de que era esposa de su hermano, Felipe.
Mar 6:18 Juan le había estado diciendo a Herodes: «Es contra la ley de Dios que te cases con la esposa de tu hermano».
Mar 6:19 Por eso Herodías le guardaba rencor a Juan y quería matarlo. Pero, sin el visto bueno de Herodes, ella no podía hacer nada,
Mar 6:20 porque Herodes respetaba a Juan y lo protegía porque sabía que era un hombre bueno y santo. Herodes se inquietaba mucho siempre que hablaba con Juan, pero aun así le gustaba escucharlo.
Mar 6:21 Finalmente, Herodías tuvo su oportunidad en el cumpleaños de Herodes. Él dio una fiesta para los altos funcionarios de su gobierno, los oficiales del ejército y los ciudadanos prominentes de Galilea.
Mar 6:22 Luego la hija del rey, también llamada Herodías,* entró y bailó una danza que agradó mucho a Herodes y a sus invitados. «Pídeme lo que quieras —le dijo el rey a la muchacha —y te lo daré».
Mar 6:23 Incluso juró: «Te daré cualquier cosa que me pidas, ¡hasta la mitad de mi reino!».
Mar 6:24 Ella salió y le preguntó a su madre: —¿Qué debo pedir? Su madre le dijo: —¡Pide la cabeza de Juan el Bautista!
Mar 6:25 Así que la muchacha regresó de prisa y le dijo al rey: —¡Quiero ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja!
Mar 6:26 Entonces el rey se arrepintió profundamente de lo que había dicho, pero, debido a los juramentos que había hecho delante de sus invitados, no le podía negar lo que pedía.
Mar 6:27 Así que envió de inmediato a un verdugo a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan y luego se la trajera. El soldado decapitó a Juan en la prisión,
Mar 6:28 trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha, quien se la llevó a su madre.
Mar 6:29 Cuando los discípulos de Juan oyeron lo que había sucedido, fueron a buscar el cuerpo y lo pusieron en una tumba.



1 CORINTIOS 10:14-33

1Co 10:14 Por lo tanto, mis queridos amigos, huyan de la adoración a los ídolos.
1Co 10:15 Ustedes son personas razonables. Juzguen por sí mismos si lo que digo es cierto.
1Co 10:16 Cuando bendecimos la copa en la Mesa del Señor, ¿no participamos en la sangre de Cristo? Y, cuando partimos el pan, ¿no participamos en el cuerpo de Cristo?
1Co 10:17 Y, aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, con lo cual demostramos que somos un solo cuerpo.
1Co 10:18 Piensen en el pueblo de Israel. ¿No estaban unidos al comer de los sacrificios del altar?
1Co 10:19 ¿Qué es lo que trato de decir? ¿Que la comida ofrecida a ídolos tiene alguna importancia o que los ídolos son dioses verdaderos?
1Co 10:20 No, de ninguna manera. Lo que digo es que esos sacrificios se ofrecen a los demonios, no a Dios. Y no quiero que ustedes tengan parte con los demonios.
1Co 10:21 Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios. No pueden comer de la Mesa del Señor y también de la mesa de los demonios.
1Co 10:22 ¿Qué? ¿Acaso nos atreveremos a despertar los celos del Señor? ¿Piensan que somos más fuertes que él?
1Co 10:23 Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa»*, pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio.
1Co 10:24 No se preocupen por su propio bien, sino por el bien de los demás.
1Co 10:25 Así que pueden comer cualquier carne que se venda en el mercado sin preguntar nada por motivos de conciencia.
1Co 10:26 Pues «la tierra es del SEÑOR y todo lo que hay en ella»*.
1Co 10:27 Si alguien que no es creyente los invita a cenar a su casa, acepten la invitación si desean. Coman todo lo que les ofrezcan sin preguntar nada por motivos de conciencia.
1Co 10:28 (Pero supongamos que alguien les dice: «Esta carne se ofreció a un ídolo». No la coman, por respeto a la conciencia del que lo dijo.
1Co 10:29 Tal vez no sea una cuestión de conciencia para ustedes, pero lo es para la otra persona). Pues, ¿por qué tendría que ser restringida mi libertad por lo que piense otra persona?
1Co 10:30 Si puedo darle gracias a Dios por la comida y disfrutarla, ¿por qué debería ser condenado por comerla?
1Co 10:31 Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.
1Co 10:32 No ofendan a los judíos ni a los gentiles* ni a la iglesia de Dios.
1Co 10:33 Yo también trato de complacer a todos en todo lo que hago. No hago sólo lo que es mejor para mí; hago lo que es mejor para otros a fin de que muchos sean salvos.



SALMO 85

Sal 85:1 
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré..
¡SEÑOR, tú derramaste bendiciones sobre tu tierra! Devolviste el bienestar de Israel.*
Sal 85:2 Perdonaste la culpa de tu pueblo; sí, cubriste todos sus pecados. Interludio
Sal 85:3 Contuviste tu furia y refrenaste tu enojo encendido.
Sal 85:4 Ahora, restáuranos otra vez, oh Dios de nuestra salvación; aparta tu enojo de nosotros una vez más.
Sal 85:5 ¿Seguirás enojado con nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira a todas las generaciones?
Sal 85:6 ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo pueda alegrarse en ti?
Sal 85:7 Muéstranos tu amor inagotable, oh SEÑOR, y concédenos tu salvación.
Sal 85:8 Presto mucha atención a lo que dice Dios el SEÑOR, pues él da palabras de paz a su pueblo fiel. Pero no le permitas volver a sus necios caminos.
Sal 85:9 Sin duda, la salvación de Dios está cerca de los que le temen, por lo tanto, nuestra tierra se llenará de su gloria.
Sal 85:10 El amor inagotable y la verdad se encontraron; ¡la justicia y la paz se besaron!
Sal 85:11 La verdad brota desde la tierra, y la justicia sonríe desde los cielos.
Sal 85:12 Sí, el SEÑOR derrama sus bendiciones, y nuestra tierra dará una abundante cosecha.
Sal 85:13 La justicia va delante de él como un heraldo, preparando el camino para sus pasos.

LECTURA PARA LA NOCHE

JUECES 8

Jue 8:1 Entonces la gente de Efraín le preguntó a Gedeón: —¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste desde el principio cuando saliste a pelear con los madianitas? Y tuvieron una fuerte discusión con Gedeón.
Jue 8:2 Pero Gedeón les contestó: —¿Qué he logrado yo comparado con lo que han hecho ustedes? ¿Acaso los racimos olvidados de la cosecha de Efraín no son mucho mejores que todos los cultivos de mi pequeño clan de Abiezer?
Jue 8:3 Dios les dio a ustedes la victoria sobre Oreb y Zeeb, los comandantes del ejército madianita. ¿Qué he logrado yo en comparación con eso? Cuando los hombres de Efraín oyeron la respuesta de Gedeón, se calmó su enojo.
Jue 8:4 Luego Gedeón cruzó el río Jordán con sus trescientos hombres y, aunque estaban agotados, continuaron persiguiendo al enemigo.
Jue 8:5 Cuando llegaron a Sucot, Gedeón les pidió a los líderes de la ciudad: —Por favor, denles algo de comer a mis guerreros. Están muy cansados. Estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.
Jue 8:6 Pero los líderes de Sucot le respondieron: —Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu ejército.
Jue 8:7 Entonces Gedeón les dijo: —Cuando el SEÑOR me dé la victoria sobre Zeba y Zalmuna, volveré y les desgarraré la carne con espinos y zarzas del desierto.
Jue 8:8 Desde allí Gedeón subió a Peniel* y una vez más pidió alimentos, pero obtuvo la misma respuesta.
Jue 8:9 Así que le dijo a la gente de Peniel: «Cuando vuelva victorioso, derribaré esta torre».
Jue 8:10 Para entonces, Zeba y Zalmuna se encontraban en Carcor con quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos aliados del oriente, porque ya habían matado a ciento veinte mil.
Jue 8:11 Entonces Gedeón rodeó por la ruta de las caravanas que está al oriente de Noba y Jogbeha, y tomó al ejército madianita por sorpresa.
Jue 8:12 Así que Zeba y Zalmuna, los dos reyes madianitas, huyeron, pero Gedeón los persiguió y capturó a todos sus guerreros.
Jue 8:13 Después, Gedeón regresó de la batalla por el paso de Heres.
Jue 8:14 Allí capturó a un joven de Sucot y le exigió que pusiera por escrito los nombres de los setenta y siete líderes y ancianos de la ciudad.
Jue 8:15 Luego regresó a Sucot y les dijo a los líderes: «Aquí están Zeba y Zalmuna. Cuando pasamos por aquí antes, ustedes se burlaron de mí diciendo: “Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu agotado ejército”».
Jue 8:16 Entonces Gedeón tomó a los ancianos de la ciudad y los castigó con espinas y zarzas del desierto para darles una lección.
Jue 8:17 También derribó la torre de Peniel y mató a todos los hombres de la ciudad.
Jue 8:18 Después les preguntó a Zeba y a Zalmuna: —Los hombres que ustedes mataron en Tabor, ¿cómo eran? —Se parecían a ti —le contestaron—, todos tenían el aspecto de un hijo de rey.
Jue 8:19 —¡Eran mis hermanos, los hijos de mi propia madre! —exclamó Gedeón—. Tan cierto como que el SEÑOR vive, les aseguro que no los mataría si ustedes no los hubieran matado a ellos.
Jue 8:20 Volviéndose a Jeter, su hijo mayor, le dijo: —¡Mátalos! Pero Jeter no sacó la espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo.
Jue 8:21 Entonces Zeba y Zalmuna le dijeron a Gedeón: —¡Sé hombre! ¡Mátanos tú mismo! Entonces Gedeón los mató a los dos y tomó los adornos reales que sus camellos llevaban en el cuello.
Jue 8:22 Entonces los israelitas dijeron a Gedeón: —¡Gobiérnanos! Tú y tu hijo y tu nieto serán nuestros gobernantes, porque nos has rescatado de Madián.
Jue 8:23 Pero Gedeón respondió: —Yo no los gobernaré ni tampoco mi hijo. ¡El SEÑOR los gobernará!
Jue 8:24 Sin embargo, tengo una petición que hacerles: que cada uno de ustedes me dé un arete del botín que recogieron de sus enemigos caídos. (Como los enemigos eran ismaelitas, todos usaban aretes de oro).
Jue 8:25 —¡Con todo gusto! —le contestaron. Así que extendieron una capa, y cada uno de ellos echó un arete de oro que había recogido del botín.
Jue 8:26 Todos los aretes de oro pesaron unos diecinueve kilos,* sin contar los ornamentos reales ni los pendientes ni la ropa de púrpura usada por los reyes de Madián, ni las cadenas que sus camellos llevaban en el cuello.
Jue 8:27 Entonces Gedeón hizo un efod sagrado con el oro y lo puso en Ofra, su pueblo natal. Pero pronto todos los israelitas se prostituyeron al rendir culto a ese efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.
Jue 8:28 Esa es la historia de cómo el pueblo de Israel derrotó a Madián, y este nunca se recuperó. Y hubo paz en la tierra durante el resto de la vida de Gedeón, unos cuarenta años más.
Jue 8:29 Luego Gedeón,* hijo de Joás, volvió a su casa.
Jue 8:30 Le nacieron setenta hijos varones, porque tuvo muchas esposas.
Jue 8:31 Además tuvo una concubina en Siquem que le dio un hijo, a quien él llamó Abimelec.
Jue 8:32 Gedeón murió muy anciano, y fue enterrado en la tumba de su padre Joás, en Ofra, en la tierra del clan de Abiezer.
Jue 8:33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas se prostituyeron al rendir culto a las imágenes de Baal y al hacer a Baal-berit su dios.
Jue 8:34 Se olvidaron del SEÑOR su Dios, quien los había rescatado de todos los enemigos que los rodeaban.
Jue 8:35 Tampoco mostraron lealtad alguna con la familia de Jerobaal (es decir, Gedeón), a pesar de todo el bien que él había hecho por Israel.

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