APOSENTO ALTO

domingo, 7 de octubre de 2018

LECTURA BÍBLICA 7 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     2:12-25

Jua 2:12 Después de la boda, se fue unos días a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos.
Jua 2:13 Se acercaba la fecha de la celebración de la Pascua judía, así que Jesús fue a Jerusalén.
Jua 2:14 Vio que en la zona del templo había unos comerciantes que vendían ganado, ovejas y palomas para los sacrificios; vio a otros que estaban en sus mesas cambiando dinero extranjero.
Jua 2:15 Jesús se hizo un látigo con unas cuerdas y expulsó a todos del templo. Echó las ovejas y el ganado, arrojó por el suelo las monedas de los cambistas y les volteó las mesas.
Jua 2:16 Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».
Jua 2:17 Entonces sus discípulos recordaron la profecía de las Escrituras que dice: «El celo por la casa de Dios me consumirá»*.
Jua 2:18 Pero los líderes judíos exigieron: —¿Qué estás haciendo? Si Dios te dio autoridad para hacer esto, muéstranos una señal milagrosa que lo compruebe.
Jua 2:19 —De acuerdo —contestó Jesús —. Destruyan este templo y, en tres días, lo levantaré.
Jua 2:20 —¡Qué dices! —exclamaron —. Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú puedes reconstruirlo en tres días?
Jua 2:21 Pero, cuando Jesús dijo «este templo», se refería a su propio cuerpo.
Jua 2:22 Después que resucitó de los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto y creyeron en las Escrituras y también en lo que Jesús había dicho.
Jua 2:23 Debido a las señales milagrosas que Jesús hizo en Jerusalén durante la celebración de la Pascua, muchos comenzaron a confiar en él.
Jua 2:24 Pero Jesús no confiaba en ellos porque conocía la naturaleza humana.
Jua 2:25 No hacía falta que nadie le dijera cómo es el ser humano.



 SANTIAGO  3:13-18

Stg 3:13 Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría.
Stg 3:14 Pero, si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras.
Stg 3:15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas.
Stg 3:16 Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.
Stg 3:17 Pero la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera.
Stg 3:18 Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.*



ECLESIASTÉS 5

Ecl 5:1 * Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal.
Ecl 5:2 * No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.
Ecl 5:3 Demasiada actividad trae pesadillas; demasiadas palabras te hacen necio.
Ecl 5:4 Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple todas las promesas que le hagas.
Ecl 5:5 Es mejor no decir nada que hacer promesas y no cumplirlas.
Ecl 5:6 No dejes que tu boca te haga pecar, y no te defiendas ante el mensajero del templo al decir que la promesa que hiciste fue un error. Esa actitud enojaría a Dios y quizá destruya todo lo que has logrado.
Ecl 5:7 Hablar no cuesta nada, es como soñar despierto y tantas otras actividades inútiles. Tú, en cambio, teme a Dios.
Ecl 5:8 No te sorprendas si ves que un poderoso oprime a un pobre y si no se hace justicia en toda la tierra. Pues todo funcionario está bajo las órdenes de otro superior a él, y la justicia se pierde entre trámites y burocracia.
Ecl 5:9 ¡Hasta el rey saca todo lo que puede de la tierra para su propio beneficio!*
Ecl 5:10 Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!
Ecl 5:11 Cuanto más tengas, más se te acercará la gente para ayudarte a gastarlo. Por lo tanto, ¿de qué sirven las riquezas? ¡Quizás sólo para ver cómo se escapan de las manos!
Ecl 5:12 La gente trabajadora siempre duerme bien, coma mucho o coma poco; pero los ricos rara vez tienen una buena noche de descanso.
Ecl 5:13 He notado otro gran problema bajo el sol: acaparar riquezas perjudica al que ahorra.
Ecl 5:14 Se invierte dinero en negocios arriesgados que fracasan, y entonces todo se pierde. A fin de cuentas, no queda nada para dejarles a los hijos.
Ecl 5:15 Todos llegamos al final de nuestra vida tal como estábamos el día que nacimos: desnudos y con las manos vacías. No podemos llevarnos las riquezas al morir.
Ecl 5:16 Esto es otro problema muy serio: las personas no se van de este mundo mejor de lo que llegaron. Todo su esfuerzo es en vano, como si trabajaran para el viento.
Ecl 5:17 Viven toda su vida bajo una carga pesada: con enojo, frustración y desánimo.
Ecl 5:18 Aun así, he notado al menos una cosa positiva. Es bueno que la gente coma, beba y disfrute del trabajo que hace bajo el sol durante el corto tiempo de vida que Dios le concedió, y que acepte su destino.
Ecl 5:19 También es algo bueno recibir riquezas de parte de Dios y la buena salud para disfrutarlas. Disfrutar del trabajo y aceptar lo que depara la vida son verdaderos regalos de Dios.
Ecl 5:20 A esas personas Dios las mantiene tan ocupadas en disfrutar de la vida que no pasan tiempo rumiando el pasado.


LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 14-15

Jer 14:1 Jeremías recibió este mensaje del SEÑOR que explica por qué detuvo la lluvia:
Jer 14:2 «Judá desfallece; el comercio a las puertas de la ciudad se estanca. Todo el pueblo se sienta en el suelo porque está de luto, y surge un gran clamor de Jerusalén.
Jer 14:3 Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua pero los pozos están secos. Confundidos y desesperados, los siervos regresan con sus cántaros vacíos, y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.
Jer 14:4 El suelo está reseco y agrietado por falta de lluvia. Los agricultores están profundamente angustiados; ellos también se cubren la cabeza.
Jer 14:5 Aun la cierva abandona su cría porque no hay pasto en el campo.
Jer 14:6 Los burros salvajes se paran sobre las lomas desiertas jadeando como chacales sedientos. Fuerzan la vista en busca de hierba, pero no la hay por ninguna parte».
Jer 14:7 Le gente dice: «Nuestra maldad nos alcanzó, SEÑOR, pero ayúdanos por el honor de tu propia fama. Nos alejamos de ti y pecamos contra ti una y otra vez.
Jer 14:8 Oh, Esperanza de Israel, nuestro Salvador en tiempos de aflicción, ¿por qué eres como un desconocido? ¿Por qué eres como un viajero que pasa por la tierra y se detiene sólo para pasar la noche?
Jer 14:9 ¿Estás confundido también? ¿Es nuestro guerrero valiente incapaz de salvarnos? SEÑOR, tú estás aquí entre nosotros y somos conocidos como pueblo tuyo. ¡Por favor, no nos abandones ahora!».
Jer 14:10 Así que el SEÑOR dice a su pueblo: «A ustedes les encanta andar lejos de mí y no se han contenido. Por lo tanto no los aceptaré más como mi pueblo; ahora les recordaré todas sus maldades y los castigaré por sus pecados».
Jer 14:11 Luego el SEÑOR me dijo: —Ya no ores más por este pueblo.
Jer 14:12 Cuando ellos ayunen no les prestaré atención. Cuando me presenten sus ofrendas quemadas y las ofrendas de grano, no las aceptaré. En cambio, los devoraré con guerra, hambre y enfermedad.
Jer 14:13 Luego dije: —Oh Soberano SEÑOR, sus profetas les dicen: “Todo está bien, no vendrá guerra ni hambre. El SEÑOR ciertamente les enviará paz”.
Jer 14:14 Entonces el SEÑOR dijo: —Esos profetas dicen mentiras en mi nombre. Yo no los envié ni les dije que hablaran. No les transmití ningún mensaje. Ellos profetizan visiones y revelaciones que nunca han visto ni oído. Hablan necedades, producto de su propio corazón mentiroso.
Jer 14:15 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: yo castigaré a esos profetas mentirosos, porque han hablado en mi nombre a pesar de que no los envié. Dicen que no vendrá guerra ni hambre, ¡pero ellos mismos morirán en la guerra y morirán de hambre!
Jer 14:16 En cuanto a aquellos a quienes profetizan, sus cadáveres serán arrojados en las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y de la guerra. No quedará nadie para enterrarlos. Se habrán ido todos: esposos, esposas, hijos e hijas. Pues derramaré sobre ellos su propia maldad.
Jer 14:17 Ahora bien, Jeremías, diles esto: »“Mis ojos derraman lágrimas día y noche. No puedo dejar de llorar porque mi hija virgen —mi pueblo precioso— ha sido derribada y yace herida de muerte.
Jer 14:18 Si salgo al campo, veo los cuerpos masacrados por el enemigo. Si camino por las calles de la ciudad veo gente muerta por el hambre. Los profetas y los sacerdotes continúan con su trabajo pero no saben lo que hacen”.
Jer 14:19 SEÑOR, ¿has rechazado por completo a Judá? ¿Verdaderamente odias a Jerusalén?* ¿Por qué nos has herido sin la menor esperanza de recuperarnos? Esperábamos paz, pero la paz no llegó; esperábamos un tiempo de sanidad, pero sólo encontramos terror.
Jer 14:20 SEÑOR, confesamos nuestra maldad y también la de nuestros antepasados; todos hemos pecado contra ti.
Jer 14:21 Por el honor de tu fama, SEÑOR, no nos abandones; no deshonres tu propio trono glorioso. Por favor, recuérdanos, y no rompas tu pacto con nosotros.
Jer 14:22 ¿Puede alguno de los inútiles dioses ajenos enviarnos lluvia? ¿O acaso cae del cielo por sí misma? No, tú eres el único, ¡oh SEÑOR nuestro Dios! Sólo tú puedes hacer tales cosas. Entonces esperaremos que nos ayudes.
Jer 15:1 Luego el SEÑOR me dijo: «Aun si Moisés y Samuel se presentaran delante de mí para rogarme por este pueblo, no lo ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Quítenlos de mi vista!
Jer 15:2 Y si te dijeren: “¿Pero adónde podemos ir?”, diles: “Esto dice el SEÑOR: »‘Los que están destinados a la muerte, a la muerte; los destinados a la guerra, a la guerra; los destinados al hambre, al hambre; los destinados al cautiverio, al cautiverio’ ”.
Jer 15:3 »Enviaré contra ellos cuatro clases de destructores —dice el SEÑOR—. Enviaré la espada para matar, los perros para arrastrar, los buitres para devorar y los animales salvajes para acabar con lo que haya quedado.
Jer 15:4 Debido a las cosas perversas que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén, haré a mi pueblo objeto de horror para todos los reinos de la tierra.
Jer 15:5 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se tomará la molestia de preguntar cómo estás?
Jer 15:6 Tú me has abandonado y me has dado la espalda —dice el SEÑOR—. Por eso, levantaré mi puño para destruirte. Estoy cansado de darte siempre otra oportunidad.
Jer 15:7 Te aventaré como el grano a las puertas de las ciudades y te quitaré tus hijos que tanto quieres. Destruiré a mi propio pueblo, porque rehusó cambiar sus malos caminos.
Jer 15:8 Habrá más viudas que granos de arena a la orilla del mar. Traeré al destructor al mediodía contra las madres de los jóvenes. Súbitamente haré que caiga sobre ellas la angustia y el terror.
Jer 15:9 La madre de siete hijos se debilita y lucha por respirar; su sol se puso mientras todavía es de día. Ahora queda sin hijos, avergonzada y humillada. A los que quedaron, los entregaré para que sus enemigos los maten. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 15:10 Luego dije: —Qué aflicción tengo, madre mía. ¡Oh, si hubiera muerto al nacer! En todas partes me odian. No soy un acreedor que pretende cobrar ni un deudor que se niega a pagar; aun así todos me maldicen.
Jer 15:11 El SEÑOR respondió: —Yo cuidaré de ti, Jeremías; tus enemigos te pedirán que ruegues a su favor en tiempos de aflicción y angustia.
Jer 15:12 ¿Puede un hombre quebrar una barra de hierro que proviene del norte o una barra de bronce?
Jer 15:13 Sin que a ellos les cueste nada, entregaré tus riquezas y tesoros a tus enemigos como botín, porque el pecado corre desenfrenado en tu tierra.
Jer 15:14 Les diré a tus enemigos que te lleven cautivo a una tierra extranjera. Pues mi enojo arde como un fuego que quemará para siempre.*
Jer 15:15 Luego dije: —SEÑOR, tú sabes lo que me sucede. Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores! Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven. Es por tu causa que sufro.
Jer 15:16 Cuando descubrí tus palabras las devoré; son mi gozo y la delicia de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, oh SEÑOR Dios de los Ejércitos Celestiales.
Jer 15:17 Nunca me uní a la gente en sus alegres banquetes. Me senté a solas porque tu mano estaba sobre mí y me llené de indignación ante sus pecados.
Jer 15:18 ¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento? ¿Por qué es incurable mi herida? Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional, como un manantial que se ha secado.
Jer 15:19 Esto responde el SEÑOR: —Si regresas a mí te restauraré para que puedas continuar sirviéndome. Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, serás mi vocero. Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti!
Jer 15:20 Pelearán contra ti como un ejército en ataque, pero yo te haré tan seguro como una pared de bronce fortificada. Ellos no te conquistarán, porque estoy contigo para protegerte y rescatarte. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 15:21 Sí, te mantendré a salvo de estos hombres malvados; te rescataré de sus manos crueles.