APOSENTO ALTO

domingo, 25 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 25 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    7:1-10

Luc 7:1 Cuando Jesús terminó de decir todo eso a la gente, regresó a Capernaúm.
Luc 7:2 En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano* estaba enfermo y a punto de morir.
Luc 7:3 Cuando el oficial oyó hablar de Jesús, envió a unos respetados ancianos judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo.
Luc 7:4 De todo corazón, le suplicaron a Jesús que ayudara al hombre. Le dijeron: «Si alguien merece tu ayuda, es él;
Luc 7:5 pues ama al pueblo judío y hasta construyó una sinagoga para nosotros».
Luc 7:6 Entonces Jesús fue con ellos; pero, justo antes de que llegaran a la casa, el oficial envió a unos amigos a decir: «Señor, no te molestes en venir a mi casa, porque no soy digno de tanto honor.
Luc 7:7 Ni siquiera soy digno de ir a tu encuentro. Tan sólo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.
Luc 7:8 Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Sólo tengo que decir: “Vayan”, y ellos van, o “vengan”, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: “Hagan esto”, lo hacen».
Luc 7:9 Al oírlo, Jesús quedó asombrado. Se digirió a la multitud que lo seguía y dijo: «Les digo, ¡no he visto una fe como ésta en todo Israel!».
Luc 7:10 Cuando los amigos del oficial regresaron a la casa, encontraron al esclavo completamente sano.


FILIPENSES 4:14-23

Flp 4:14 De todos modos, han hecho bien al compartir conmigo en la dificultad por la que ahora atravieso.
Flp 4:15 Como saben, filipenses, ustedes fueron los únicos que me ayudaron económicamente cuando les llevé la Buena Noticia por primera vez y luego seguí mi viaje desde Macedonia. Ninguna otra iglesia hizo lo mismo.
Flp 4:16 Incluso cuando estuve en Tesalónica, ustedes me mandaron ayuda más de una vez.
Flp 4:17 No digo esto esperando que me envíen una ofrenda. Más bien, quiero que ustedes reciban una recompensa por su bondad.
Flp 4:18 Por el momento, tengo todo lo que necesito, ¡y aún más! Estoy bien abastecido con las ofrendas que ustedes me enviaron por medio de Epafrodito. Son un sacrificio de olor fragante aceptable y agradable a Dios.
Flp 4:19 Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Flp 4:20 ¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén.
Flp 4:21 Denle saludos de mi parte a cada persona del pueblo santo de Dios, a todos los que pertenecen a Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo envían saludos.
Flp 4:22 Los demás del pueblo de Dios también les envían saludos, en particular los de la casa de César.
Flp 4:23 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes.





SALMO 122

Sal 122:1
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
Me alegré cuando me dijeron: «Vayamos a la casa del SEÑOR».
Sal 122:2 Y ahora, aquí estamos, de pie dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
Sal 122:3 Jerusalén es una ciudad bien construida; sus murallas compactas son impenetrables.
Sal 122:4 Todas las tribus de Israel —que son el pueblo del SEÑOR —peregrinan hasta aquí. Vienen a dar gracias al nombre del SEÑOR, como la ley requiere de Israel.
Sal 122:5 Aquí están los tronos donde se emiten los juicios, los tronos de la dinastía de David.
Sal 122:6 Oren por la paz de Jerusalén; que todos los que aman a esta ciudad prosperen.
Sal 122:7 Oh Jerusalén, que haya paz dentro de tus murallas y prosperidad en tus palacios.
Sal 122:8 Por amor a mi familia y a mis amigos, diré: «Que tengas paz».
Sal 122:9 Por amor a la casa del SEÑOR nuestro Dios, buscaré lo mejor para ti, oh Jerusalén.



LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    24-25

2Re 24:1 Durante el reinado de Joacim, Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió la tierra de Judá. Joacim se rindió y le pagó tributo durante tres años, pero después se rebeló.
2Re 24:2 Entonces el SEÑOR mandó contra Judá bandas de saqueadores babilonios,* arameos, moabitas y amonitas a fin de destruirla, tal como el SEÑOR lo había prometido por medio de sus profetas.
2Re 24:3 Estas calamidades le sucedieron a Judá por orden del SEÑOR. Él había decidido expulsar a Judá de su presencia debido a los muchos pecados de Manasés,
2Re 24:4 quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El SEÑOR no perdonaba eso.
2Re 24:5 Los demás acontecimientos del reinado de Joacim y todos sus logros están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 24:6 Cuando Joacim murió, su hijo Joaquín lo sucedió en el trono.
2Re 24:7 A partir de entonces, el rey de Egipto no se atrevió a salir más de su país, porque el rey de Babilonia conquistó toda la región que anteriormente pertenecía a Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.
2Re 24:8 Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Nehusta y era hija de Elnatán, de Jerusalén.
2Re 24:9 Joaquín hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que su padre.
2Re 24:10 Durante el reinado de Joaquín, los oficiales del rey Nabucodonosor de Babilonia subieron contra Jerusalén y la sitiaron.
2Re 24:11 El propio Nabucodonosor llegó a la ciudad durante el sitio.
2Re 24:12 Entonces el rey Joaquín, junto con la reina madre, sus consejeros, sus comandantes y sus oficiales, se rindieron ante los babilonios. Durante el octavo año de su reinado, Nabucodonosor tomó a Joaquín prisionero.
2Re 24:13 Como el SEÑOR ya había dicho, Nabucodonosor se llevó todos los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real. Sacó* todos los objetos de oro que el rey Salomón había puesto en el templo.
2Re 24:14 El rey Nabucodonosor se llevó cautiva a toda la población de Jerusalén —unas diez mil personas en total— incluso a los comandantes y a los mejores soldados, y a los artesanos y a otras personas habilidosas. Sólo dejaron en el país a la gente más pobre.
2Re 24:15 Nabucodonosor llevó cautivo a Babilonia al rey Joaquín, junto con la reina madre, las esposas del rey, sus funcionarios y las personas más influyentes de la sociedad de Jerusalén.
2Re 24:16 También desterró a siete mil de los mejores soldados, y a mil artesanos y a otras personas habilidosas, todos fuertes y aptos para la guerra.
2Re 24:17 Después el rey de Babilonia puso en el trono a Matanías, tío de Joaquín,* para que fuera el siguiente rey y le cambió el nombre a Sedequías.
2Re 24:18 Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Hamutal y era hija de Jeremías, de Libna.
2Re 24:19 Sedequías hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que Joacim.
2Re 24:20 Estas cosas sucedieron debido al enojo que el SEÑOR tenía contra la gente de Jerusalén y de Judá, hasta que finalmente los expulsó de su presencia y los envió al destierro. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
2Re 25:1 Así que el 15 de enero,* durante el noveno año del reinado de Sedequías, Nabucodonosor, rey de Babilonia, dirigió a todo su ejército contra Jerusalén. Rodearon la ciudad y construyeron rampas de asalto contra las murallas.
2Re 25:2 Jerusalén estuvo sitiada hasta el año once del reinado de Sedequías.
2Re 25:3 Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías,* el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.
2Re 25:4 Entonces abrieron una brecha en la muralla de la ciudad, y todos los soldados huyeron. Como la ciudad estaba rodeada por los babilonios,* esperaron hasta la caída de sol y entonces se deslizaron por la puerta que está entre las dos murallas, detrás del jardín real, y se dirigieron al valle del Jordán.*
2Re 25:5 Sin embargo, las tropas babilónicas* persiguieron al rey y lo capturaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.
2Re 25:6 Lo llevaron ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla, donde dictó sentencia contra Sedequías.
2Re 25:7 Hicieron que Sedequías presenciara la masacre de sus hijos. Luego le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.
2Re 25:8 El 14 de agosto de ese año,* que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, llegó a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia y funcionario del rey babilónico.
2Re 25:9 Quemó por completo el templo del SEÑOR, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes* de la ciudad.
2Re 25:10 Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén.
2Re 25:11 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a las personas que quedaban en la ciudad, a los desertores que habían jurado lealtad al rey de Babilonia, y al resto de la población;
2Re 25:12 pero el capitán de la guardia permitió que algunos de los más pobres quedaran en Judá para cuidar los viñedos y los campos.
2Re 25:13 Los babilonios hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban al frente del templo del SEÑOR, las carretas de bronce para llevar agua y el enorme tazón de bronce llamado el Mar, y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
2Re 25:14 También se llevaron los recipientes para la ceniza, las palas, las despabiladeras de las lámparas, los platos y todos los demás objetos de bronce que se usaban para realizar los sacrificios en el templo.
2Re 25:15 Nabuzaradán, capitán de la guardia, también se llevó los recipientes para quemar el incienso y los tazones, y todos los demás objetos de oro puro o de plata.
2Re 25:16 El peso del bronce de las dos columnas, el Mar y las carretas para llevar agua era tanto que no podía calcularse. Estos objetos se habían hecho para el templo del SEÑOR en tiempos del rey Salomón.
2Re 25:17 Cada columna tenía unos ocho metros* de altura. El capitel de bronce en la parte superior de cada columna era de casi dos metros y medio* de altura y estaba decorado alrededor con una red de granadas hecha de bronce.
2Re 25:18 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales.
2Re 25:19 De la gente que seguía escondida en la ciudad, se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a cinco de los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos.
2Re 25:20 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla.
2Re 25:21 Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat, el rey de Babilonia mandó que los ejecutaran a todos. Así que el pueblo de Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.
2Re 25:22 Luego el rey Nabucodonosor nombró gobernador sobre la gente que había dejado en Judá a Gedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán.
2Re 25:23 Cuando todos los comandantes del ejército y sus hombres se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Gedalías, fueron a verlo a Mizpa. En ese grupo estaban Ismael, hijo de Netanías; Johanán, hijo de Carea; Seraías, hijo de Tanhumet el netofatita y Jezanías,* hijo del maacateo, junto con todos sus hombres.
2Re 25:24 Gedalías les juró que los funcionarios babilónicos no querían hacerles ningún daño. «No les tengan miedo. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien», les prometió.
2Re 25:25 Después, a mediados del otoño de ese año,* Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, quien era de la familia real, fue con diez hombres a Mizpa y mató a Gedalías. También mató a todos los judíos y babilonios que estaban con Gedalías en Mizpa.
2Re 25:26 Entonces toda la gente de Judá, desde el menos importante hasta el más importante, junto con los comandantes del ejército, huyeron despavoridos a Egipto, porque tenían miedo de lo que pudieran hacerles los babilonios.
2Re 25:27 En el año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil-merodac ascendió al trono de Babilonia. El nuevo rey fue bondadoso con* Joaquín y lo puso en libertad el 2 de abril de ese año.*
2Re 25:28 Le habló con amabilidad y le dio una posición superior a la de los demás reyes exiliados en Babilonia.
2Re 25:29 Le proporcionó a Joaquín ropa nueva para reemplazar la ropa de prisionero y le permitió comer en presencia del rey por el resto de su vida.
2Re 25:30 Así que el rey de Babilonia le dio una ración diaria de comida mientras vivió.

sábado, 24 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 24 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:43-49

Luc 6:43 »Un buen árbol no puede producir frutos malos, y un árbol malo no puede producir frutos buenos.
Luc 6:44 Al árbol se le identifica por su fruto. Los higos no se recogen de los espinos, y las uvas no se cosechan de las zarzas.
Luc 6:45 Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón.
Luc 6:46 »Así que, ¿por qué siguen llamándome “¡Señor, Señor!” cuando no hacen lo que digo?
Luc 6:47 Les mostraré cómo es cuando una persona viene a mí, escucha mi enseñanza y después la sigue.
Luc 6:48 Es como una persona que, para construir una casa, cava hondo y echa los cimientos sobre roca sólida. Cuando suben las aguas de la inundación y golpean contra esa casa, ésta queda intacta porque está bien construida.
Luc 6:49 Pero el que oye y no obedece es como una persona que construye una casa sin cimientos. Cuando las aguas de la inundación azoten esa casa, se derrumbará en un montón de escombros».

FILIPENSES 4:8-13

Flp 4:8 Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Flp 4:9 No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.
Flp 4:10 ¡Cuánto alabo al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que siempre se han preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme.
Flp 4:11 No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo.
Flp 4:12 Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco.
Flp 4:13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo,* quien me da las fuerzas.





SALMO 121

Sal 121:1
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda?
Sal 121:2 ¡Mi ayuda viene del SEÑOR, quien hizo el cielo y la tierra!
Sal 121:3 Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá.
Sal 121:4 En efecto, el que cuida a Israel nunca duerme ni se adormece.
Sal 121:5 ¡El SEÑOR mismo te cuida! El SEÑOR está a tu lado como tu sombra protectora.
Sal 121:6 El sol no te hará daño durante el día, ni la luna durante la noche.
Sal 121:7 El SEÑOR te libra de todo mal y cuida tu vida.
Sal 121:8 El SEÑOR te protege al entrar y al salir, ahora y para siempre.




LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    22-23

2Re 22:1 Josías tenía ocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén treinta y un años. Su madre se llamaba Jedida y era hija de Adaía, de Boscat.
2Re 22:2 Él hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR y siguió el ejemplo de su antepasado David; no se apartó de lo que era correcto.
2Re 22:3 Durante el año dieciocho de su reinado, el rey Josías envió al templo del SEÑOR a Safán, hijo de Azalía y nieto de Mesulam, secretario de la corte. Le dijo:
2Re 22:4 «Ve a ver al sumo sacerdote Hilcías y pídele que cuente el dinero que los porteros han recaudado de la gente en el templo del SEÑOR.
2Re 22:5 Confía este dinero a los hombres que fueron designados para supervisar la restauración del templo. Así ellos podrán usarlo para pagar a los trabajadores que reparan el templo del SEÑOR.
2Re 22:6 Tendrán que contratar carpinteros, constructores y albañiles. También haz que compren toda la madera y la piedra labrada que se necesite para reparar el templo;
2Re 22:7 pero no les exijas a los supervisores de la construcción que lleven cuenta del dinero que reciben, porque son hombres honestos y dignos de confianza».
2Re 22:8 El sumo sacerdote Hilcías le dijo a Safán, secretario de la corte: «¡He encontrado el libro de la ley en el templo del SEÑOR!». Entonces Hilcías le dio el rollo a Safán, y él lo leyó.
2Re 22:9 Safán fue a ver al rey y le informó: «Tus funcionarios han entregado el dinero recaudado en el templo del SEÑOR a los trabajadores y a los supervisores del templo».
2Re 22:10 Safán también dijo al rey: «El sacerdote Hilcías me entregó un rollo». Así que Safán se lo leyó al rey.
2Re 22:11 Cuando el rey oyó lo que estaba escrito en el libro de la ley, rasgó su ropa en señal de desesperación.
2Re 22:12 Luego dio las siguientes órdenes a Hilcías, el sacerdote; a Ahicam, hijo de Safán; a Acbor, hijo de Micaías; a Safán, secretario de la corte y a Asaías, consejero personal del rey:
2Re 22:13 «Vayan al templo y consulten al SEÑOR por mí, por el pueblo y por toda la gente de Judá. Pregunten acerca de las palabras escritas en este rollo que se encontró. Pues el gran enojo del SEÑOR arde contra nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron las palabras de este rollo. No hemos estado haciendo todo lo que dice que debemos hacer».
2Re 22:14 Entonces el sacerdote Hilcías, Ahicam, Acbor, Safán y Asaías se dirigieron al Barrio Nuevo* de Jerusalén para consultar a la profetisa Hulda. Ella era la esposa de Salum, hijo de Ticvah, hijo de Harhas, el encargado del guardarropa del templo.
2Re 22:15 Ella les dijo: «¡El SEÑOR, Dios de Israel, ha hablado! Regresen y díganle al hombre que los envió:
2Re 22:16 “Esto dice el SEÑOR: ‘Traeré desastre sobre esta ciudad* y sobre sus habitantes. Todas las palabras escritas en el rollo que el rey de Judá leyó se cumplirán,
2Re 22:17 pues los de mi pueblo me han abandonado y han ofrecido sacrificios a dioses paganos. Estoy muy enojado con ellos por todo lo que han hecho. Mi enojo arderá contra este lugar y no se apagará’ ”.
2Re 22:18 »Vayan a ver al rey de Judá, quien los envió a buscar al SEÑOR, y díganle: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca del mensaje que acabas de escuchar:
2Re 22:19 ‘Estabas apenado y te humillaste ante el SEÑOR al oír lo que yo pronuncié contra esta ciudad y sus habitantes, que esta tierra sería maldita y quedaría desolada. Rasgaste tu ropa en señal de desesperación y lloraste delante de mí, arrepentido. Ciertamente te escuché, dice el SEÑOR.
2Re 22:20 Por eso, no enviaré el desastre que he prometido hasta después de que hayas muerto y seas enterrado en paz. Tú no llegarás a ver la calamidad que traeré sobre esta ciudad’ ”». De modo que llevaron su mensaje al rey.
2Re 23:1 Entonces el rey convocó a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
2Re 23:2 Luego subió al templo del SEÑOR junto con todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, acompañado por los sacerdotes y los profetas: toda la gente, desde el menos importante hasta el más importante. Allí el rey les leyó todo el libro del pacto, que se había encontrado en el templo del SEÑOR.
2Re 23:3 El rey tomó su lugar de autoridad junto a la columna y renovó el pacto en presencia del SEÑOR. Se comprometió a obedecer al SEÑOR cumpliendo sus mandatos, leyes y decretos con todo el corazón y con toda el alma. De esa manera, confirmó todas las condiciones del pacto que estaban escritas en el rollo, y toda la gente se comprometió con el pacto.
2Re 23:4 Seguidamente el rey dio instrucciones al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo rango y a los porteros del templo para que quitaran del templo del SEÑOR todos los objetos que se usaban para rendir culto a Baal, a Asera y a todos los poderes de los cielos. El rey hizo quemar todas estas cosas fuera de Jerusalén, en las terrazas del valle de Cedrón, y llevó las cenizas a Betel.
2Re 23:5 Eliminó a los sacerdotes idólatras, que habían sido nombrados por los reyes anteriores de Judá, porque ofrecían sacrificios en los santuarios paganos por todo el territorio de Judá y hasta en los alrededores de Jerusalén. También ofrecían sacrificios a Baal, al sol, a la luna, a las constelaciones y a todos los poderes de los cielos.
2Re 23:6 El rey quitó del templo del SEÑOR el poste dedicado a la diosa Asera y lo llevó fuera de Jerusalén, al valle de Cedrón, donde lo quemó. Luego molió las cenizas del poste hasta hacerlas polvo y tiró el polvo sobre las tumbas de la gente.
2Re 23:7 También derribó las habitaciones de los prostitutos y las prostitutas de los santuarios paganos ubicados dentro del templo del SEÑOR, donde las mujeres tejían mantos para el poste dedicado a la diosa Asera.
2Re 23:8 Josías trasladó a Jerusalén a todos los sacerdotes que vivían en otras ciudades de Judá. También profanó los santuarios paganos donde habían ofrecido sacrificios, desde Geba hasta Beerseba. Destruyó los santuarios que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de Jerusalén. Esta puerta estaba situada a la izquierda de la puerta principal de la entrada a la ciudad.
2Re 23:9 A los sacerdotes que habían servido en los santuarios paganos no se les permitió* servir en el altar del SEÑOR, en Jerusalén, pero se les dio permiso para comer pan sin levadura con los otros sacerdotes.
2Re 23:10 Después el rey profanó el altar de Tofet en el valle de Ben-Hinom, a fin de que nunca más nadie lo usara para sacrificar a un hijo o una hija en el fuego,* como ofrenda a Moloc.
2Re 23:11 También quitó de la entrada del templo del SEÑOR las estatuas de caballos que los reyes anteriores de Judá habían dedicado al sol, las cuales estaban cerca de las habitaciones del eunuco Natán-melec, un funcionario de la corte.* El rey también quemó los carros de guerra dedicados al sol.
2Re 23:12 Josías derribó los altares que los reyes de Judá habían construido en la azotea del palacio, sobre la habitación de Acaz en el piso de arriba. El rey destruyó los altares que Manasés había construido en los dos atrios del templo del SEÑOR. Los hizo añicos* y esparció los pedazos en el valle de Cedrón.
2Re 23:13 El rey también profanó los santuarios paganos que estaban al oriente de Jerusalén y al sur del monte de la Corrupción, donde el rey Salomón de Israel había construido santuarios para Astoret, la diosa detestable de los sidonios; para Quemos, el dios detestable de los moabitas; y para Moloc,* el repugnante dios de los amonitas.
2Re 23:14 Destrozó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera. Luego profanó estos lugares al esparcir huesos humanos sobre ellos.
2Re 23:15 El rey también derribó el altar que estaba en Betel, el santuario pagano que Jeroboam, hijo de Nabat, había levantado cuando hizo pecar a Israel. Quemó el santuario y lo molió hasta convertirlo en cenizas, y quemó el poste dedicado a la diosa Asera.
2Re 23:16 Luego Josías se dio vuelta y notó que había varias tumbas en la ladera de la colina. Ordenó que sacaran los huesos y los quemó sobre el altar de Betel para profanarlo. (Todo sucedió tal como lo había anunciado el SEÑOR por medio del hombre de Dios cuando Jeroboam se paró junto al altar durante el festival). Después Josías se dio vuelta y miró hacia arriba, a la tumba del hombre de Dios* que había predicho estas cosas.
2Re 23:17 —¿Qué es ese monumento que está allí? —preguntó Josías. Y la gente de la ciudad contestó: —¡Es la tumba del hombre de Dios que vino desde Judá y predijo precisamente lo que tú acabas de hacer al altar de Betel!
2Re 23:18 —¡Déjenlo en paz! —respondió Josías—, ¡no molesten sus huesos! Por lo tanto, no quemaron sus huesos ni los del viejo profeta de Samaria.
2Re 23:19 Después Josías demolió todas las edificaciones que había en los santuarios paganos de los pueblos de Samaria, tal como lo hizo en Betel. Estas construcciones fueron obra de diversos reyes de Israel y con ellas hicieron enojar mucho al SEÑOR.*
2Re 23:20 Por último, el rey ejecutó a los sacerdotes de los santuarios paganos sobre sus propios altares y quemó huesos humanos en los altares para profanarlos. Cuando terminó, volvió a Jerusalén.
2Re 23:21 Luego el rey Josías emitió la siguiente orden para todo el pueblo: «Ustedes deben celebrar la Pascua para el SEÑOR su Dios, como se exige en este libro del pacto».
2Re 23:22 No se había celebrado una Pascua igual desde la época en que los jueces gobernaban en Israel, ni durante todos los años de los reyes de Israel y de Judá.
2Re 23:23 La Pascua se celebró en Jerusalén en honor al SEÑOR, en el año dieciocho del reinado de Josías.
2Re 23:24 Josías también se deshizo de los médiums y los videntes, de los dioses familiares, de los ídolos,* y de todas las demás prácticas detestables, tanto en Jerusalén como por toda la tierra de Judá. Lo hizo en obediencia a las leyes escritas en el rollo que el sacerdote Hilcías había encontrado en el templo del SEÑOR.
2Re 23:25 Nunca antes hubo un rey como Josías, que se volviera al SEÑOR con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, obedeciendo todas las leyes de Moisés. Desde entonces nunca más hubo un rey como él.
2Re 23:26 Aun así, el SEÑOR estaba muy enojado con Judá, debido a todas las perversidades que Manasés había hecho para provocarlo.
2Re 23:27 Pues el SEÑOR dijo: «También expulsaré a Judá de mi presencia, así como expulsé a Israel; y rechazaré a Jerusalén, mi ciudad escogida, y al templo donde debía honrarse mi nombre».
2Re 23:28 Los demás acontecimientos del reinado de Josías y todos sus logros están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 23:29 Durante el reinado de Josías, el faraón Necao, rey de Egipto, fue al río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. El rey Josías y su ejército salieron a enfrentarlo,* pero el rey Necao* mató a Josías cuando se encontraron en Meguido.
2Re 23:30 Los funcionarios de Josías llevaron su cuerpo en un carro de guerra desde Meguido hasta Jerusalén y lo enterraron en su tumba. Entonces la gente de la nación ungió a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó el siguiente rey.
2Re 23:31 Joacaz tenía veintitrés años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Hamutal y era hija de Jeremías, de Libna.
2Re 23:32 Joacaz hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que sus antepasados.
2Re 23:33 El faraón Necao metió a Joacaz en la cárcel de Ribla, en la tierra de Hamat, para impedir que gobernara* en Jerusalén. También exigió que Judá pagara un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata, y treinta y cuatro kilos de oro.*
2Re 23:34 Luego el faraón Necao puso en el trono a Eliaquim, otro de los hijos de Josías, para que reinara en lugar de su padre y le cambió el nombre a Joacim. Joacaz fue llevado a Egipto como prisionero, y allí murió.
2Re 23:35 Para obtener la plata y el oro que el faraón Necao exigía como tributo, Joacim recaudaba un impuesto de los habitantes de Judá, para el cual les pedía que pagaran en proporción a sus riquezas.
2Re 23:36 Joacim tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Zebuda y era hija de Pedaías, de Ruma.
2Re 23:37 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que sus antepasados.

viernes, 23 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 23 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:37-42

Luc 6:37 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.
Luc 6:38 Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio*».
Luc 6:39 Luego Jesús les dio la siguiente ilustración: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en una zanja?
Luc 6:40 Los alumnos* no son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su entrenamiento se volverá como su maestro.
Luc 6:41 »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo* cuando tú tienes un tronco en el tuyo?
Luc 6:42 ¿Cómo puedes decir: “Amigo,* déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.


FILIPENSES 4:1-7

Flp 4:1 Por lo tanto, mis amados hermanos, manténganse fieles al Señor. Los amo y anhelo verlos, mis queridos amigos, porque ustedes son mi alegría y la corona que recibo por mi trabajo.
Flp 4:2 Ahora les ruego a Evodia y a Síntique, dado que pertenecen al Señor, que arreglen su desacuerdo.
Flp 4:3 Y te pido a ti, mi fiel colaborador,* que ayudes a esas dos mujeres, porque trabajaron mucho a mi lado para dar a conocer a otros la Buena Noticia. Trabajaron junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida.
Flp 4:4 Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!
Flp 4:5 Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto.
Flp 4:6 No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.
Flp 4:7 Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.




SALMO 120

Sal 120:1
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
Llevé mis problemas al SEÑOR; clamé a él, y respondió mi oración.
Sal 120:2 Rescátame, oh SEÑOR, de los mentirosos y de todos los embusteros.
Sal 120:3 ¡Ay, lengua engañosa! ¿Qué hará Dios contigo? ¿Cómo aumentará tu castigo?
Sal 120:4 Te atravesarán con flechas afiladas y te quemarán con brasas encendidas.
Sal 120:5 Cuánto sufro en el lejano Mesec. Me duele habitar en el distante Cedar.
Sal 120:6 Estoy cansado de vivir entre personas que odian la paz.
Sal 120:7 Busco la paz; pero, cuando hablo de paz, ¡ellos quieren guerra!




LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    20-21

2Re 20:1 Por ese tiempo, Ezequías se enfermó gravemente, y el profeta Isaías, hijo de Amoz, fue a visitarlo. Le dio al rey el siguiente mensaje: «Esto dice el SEÑOR: “Pon tus asuntos en orden porque vas a morir. No te recuperarás de esta enfermedad”».
2Re 20:2 Cuando Ezequías oyó el mensaje, volvió su rostro hacia la pared y oró al SEÑOR:
2Re 20:3 «Acuérdate, oh SEÑOR, que siempre te he sido fiel y te he servido con singular determinación, haciendo siempre lo que te agrada»; y el rey se echó a llorar amargamente.
2Re 20:4 Sin embargo, antes de que Isaías saliera del patio central,* recibió este mensaje de parte del SEÑOR:
2Re 20:5 «Regresa y dile a Ezequías, el líder de mi pueblo: “Esto dice el SEÑOR, Dios de tu antepasado David: ‘He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte y en tres días te levantarás de la cama e irás al templo del SEÑOR.
2Re 20:6 Te añadiré quince años más de vida y te rescataré del rey de Asiria junto con esta ciudad. Defenderé esta ciudad por mi propia honra y por amor a mi siervo David’ ”».
2Re 20:7 Entonces Isaías dijo: «Preparen un ungüento de higos». Así que los sirvientes de Ezequías untaron el ungüento sobre la llaga, ¡y Ezequías se recuperó!
2Re 20:8 Mientras tanto, Ezequías le había preguntado a Isaías: —¿Qué señal dará el SEÑOR como prueba de que me sanará y en tres días iré al templo del SEÑOR?
2Re 20:9 Isaías contestó: —Esta es la señal del SEÑOR para demostrar que cumplirá lo que ha prometido: ¿te gustaría que la sombra del reloj solar se adelantara diez gradas o que se atrasara diez gradas?*
2Re 20:10 —La sombra siempre se mueve hacia adelante —respondió Ezequías—, así que eso sería fácil. Mejor haz que retroceda diez gradas.
2Re 20:11 Entonces el profeta Isaías le pidió al SEÑOR que lo hiciera, ¡y el SEÑOR hizo retroceder diez gradas la sombra del reloj solar* de Acaz!
2Re 20:12 Poco tiempo después, Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió saludos a Ezequías junto con un regalo, porque se enteró de que Ezequías había estado muy enfermo.
2Re 20:13 Ezequías recibió a los enviados de Babilonia y les mostró todo lo que había en sus casas del tesoro: la plata, el oro, las especias y los aceites aromáticos. También los llevó a conocer su arsenal, ¡y les mostró todo lo que había en sus tesoros reales! No hubo nada, ni en el palacio ni en el reino, que Ezequías no les mostrara.
2Re 20:14 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron? Ezequías contestó: —Vinieron de la lejana tierra de Babilonia.
2Re 20:15 —¿Qué vieron en tu palacio? —preguntó Isaías. —Lo vieron todo —contestó Ezequías—. Les mostré todo lo que poseo, todos mis tesoros reales.
2Re 20:16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: —Escucha este mensaje del SEÑOR:
2Re 20:17 “Se acerca el tiempo cuando todo lo que hay en tu palacio —todos los tesoros que tus antepasados han acumulado hasta ahora— será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el SEÑOR—.
2Re 20:18 Algunos de tus hijos serán llevados al destierro. Los harán eunucos que servirán en el palacio del rey de Babilonia”.
2Re 20:19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: —Este mensaje que me has dado de parte del SEÑOR es bueno. Pues el rey pensaba: «Por lo menos habrá paz y seguridad mientras yo viva».
2Re 20:20 Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías —entre ellos el alcance de su poder y cómo construyó un estanque y cavó un túnel* para llevar agua a la ciudad— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 20:21 Ezequías murió, y su hijo Manasés lo sucedió en el trono.
2Re 21:1 Manasés tenía doce años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años. Su madre era Hepsiba.
2Re 21:2 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR y siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el SEÑOR había expulsado de la tierra del paso de los israelitas.
2Re 21:3 Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había destruido. Construyó altares para Baal y levantó un poste dedicado a la diosa Asera, tal como lo había hecho el rey Acab de Israel. También se inclinó ante todos los poderes de los cielos y les rindió culto.
2Re 21:4 Construyó altares paganos dentro del templo del SEÑOR, el lugar sobre el cual el SEÑOR había dicho: «Mi nombre permanecerá en Jerusalén para siempre».
2Re 21:5 Construyó estos altares para todos los poderes de los cielos en ambos atrios del templo del SEÑOR.
2Re 21:6 Manasés también sacrificó a su propio hijo en el fuego.* Practicó la hechicería, la adivinación y consultó a los médiums y a los videntes. Hizo muchas cosas perversas a los ojos del SEÑOR y con eso provocó su enojo.
2Re 21:7 Incluso Manasés hizo una imagen tallada de la diosa Asera y la colocó en el templo, en el mismo lugar donde el SEÑOR les había dicho a David y a su hijo Salomón: «Mi nombre será honrado para siempre en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel.
2Re 21:8 Si los israelitas se aseguran de obedecer mis mandatos —todas las leyes que mi siervo Moisés les dio—, yo no los expulsaré de esta tierra que les di a sus antepasados».
2Re 21:9 Sin embargo la gente se negó a escuchar, y Manasés los llevó a cometer cosas aún peores que las que habían hecho las naciones paganas que el SEÑOR había destruido cuando el pueblo de Israel entró en la tierra.
2Re 21:10 Luego el SEÑOR dijo por medio de sus siervos, los profetas:
2Re 21:11 «El rey Manasés de Judá ha hecho muchas cosas detestables. Es aún más perverso que los amorreos, quienes vivían en esta tierra antes que Israel. Él hizo que la gente de Judá pecara con sus ídolos.*
2Re 21:12 Entonces esto es lo que el SEÑOR, Dios de Israel, dice: traeré tanto desastre sobre Jerusalén y Judá que los oídos de quienes lo oigan se estremecerán de horror.
2Re 21:13 Juzgaré a Israel con el mismo criterio que usé para juzgar a Samaria y con la misma medida* que usé con la familia de Acab. Barreré por completo a la gente de Jerusalén como cuando uno limpia un plato y lo pone boca abajo.
2Re 21:14 Incluso rechazaré al remanente de mi pueblo que haya quedado y los entregaré como botín a sus enemigos.
2Re 21:15 Pues han cometido gran maldad a mis ojos y me han hecho enojar desde que sus antepasados salieron de Egipto».
2Re 21:16 Manasés también asesinó a mucha gente inocente, a tal punto que Jerusalén se llenó de sangre inocente de un extremo a otro. Eso fue además del pecado que hizo cometer a los habitantes de Judá, al inducirlos a hacer lo malo a los ojos del SEÑOR.
2Re 21:17 Los demás acontecimientos del reinado de Manasés y todo lo que él hizo, entre ellos los pecados que cometió, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 21:18 Cuando Manasés murió, lo enterraron en el jardín del palacio, el jardín de Uza. Luego su hijo Amón lo sucedió en el trono.
2Re 21:19 Amón tenía veintidós años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dos años. Su madre se llamaba Mesulemet y era hija de Haruz, de Jotba.
2Re 21:20 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, tal como su padre Manasés.
2Re 21:21 Siguió el ejemplo de su padre al rendirles culto a los mismos ídolos que su padre había venerado.
2Re 21:22 Abandonó al SEÑOR, Dios de sus antepasados, y se negó a andar en los caminos del SEÑOR.
2Re 21:23 Tiempo después, los propios funcionarios de Amón conspiraron contra él y lo asesinaron en su palacio;
2Re 21:24 pero los habitantes del reino mataron a todos los que habían conspirado contra el rey Amón y luego proclamaron rey a su hijo Josías.
2Re 21:25 Los demás acontecimientos del reinado de Amón y lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 21:26 Fue enterrado en su tumba en el jardín de Uza. Luego su hijo Josías lo sucedió en el trono.

jueves, 22 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 22 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:27-36

Luc 6:27 »Pero a los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡Amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian.
Luc 6:28 Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman.
Luc 6:29 Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.
Luc 6:30 Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.
Luc 6:31 Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.
Luc 6:32 »Si sólo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos!
Luc 6:33 Y, si sólo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!
Luc 6:34 Y, si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.
Luc 6:35 »¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.
Luc 6:36 Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.

FILIPENSES 3:15-21

Flp 3:15 Que todos los que son espiritualmente maduros estén de acuerdo en estas cosas. Si ustedes difieren en algún punto, estoy seguro que Dios se lo hará entender.
Flp 3:16 Pero debemos aferrarnos al avance que ya hemos logrado.
Flp 3:17 Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.
Flp 3:18 Pues ya les dije varias veces y ahora se los repito de nuevo con lágrimas en los ojos: hay muchos cuya conducta demuestra que son verdaderos enemigos de la cruz de Cristo.
Flp 3:19 Van camino a la destrucción. Su dios son sus propios apetitos, se jactan de cosas vergonzosas y sólo piensan en esta vida terrenal.
Flp 3:20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo. Y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.
Flp 3:21 Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio.



SALMO 119:169-176

Sal 119:169
Tau
Oh SEÑOR, escucha mi clamor; dame la capacidad de discernir que me prometiste.
Sal 119:170 Escucha mi oración; rescátame como lo prometiste.
Sal 119:171 Que la alabanza fluya de mis labios, porque me has enseñado tus decretos.
Sal 119:172 Que mi lengua cante de tu palabra, porque todos tus mandatos son correctos.
Sal 119:173 Tiéndeme una mano de ayuda, porque opté por seguir tus mandamientos.
Sal 119:174 Oh SEÑOR, he anhelado que me rescates, y tus enseñanzas son mi deleite.
Sal 119:175 Déjame vivir para que pueda alabarte, y que tus ordenanzas me ayuden.
Sal 119:176 He andado descarriado como una oveja perdida; ven a buscarme, porque no me he olvidado de tus mandatos.




LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    18-19

2Re 18:1 Ezequías, hijo de Acaz, comenzó a gobernar Judá durante el tercer año del reinado de Oseas en Israel.
2Re 18:2 Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abías,* hija de Zacarías.
2Re 18:3 Ezequías hizo lo que era agradable a los ojos de Dios, igual que su antepasado David.
2Re 18:4 Él quitó los santuarios paganos, destrozó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera. Hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque la gente de Israel seguía ofreciéndole sacrificios. La serpiente de bronce se llamaba Nehustán.*
2Re 18:5 Ezequías confiaba en el SEÑOR, Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después de él.
2Re 18:6 Permaneció fiel al SEÑOR en todo y obedeció cuidadosamente todos los mandatos que el SEÑOR le había dado a Moisés.
2Re 18:7 Por eso el SEÑOR estaba con él, y Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo. Se rebeló contra el rey de Asiria y se negó a pagarle tributo.
2Re 18:8 También conquistó a los filisteos hasta la lejana región de Gaza y su territorio, desde el puesto de avanzada más pequeño hasta la ciudad amurallada más grande.
2Re 18:9 Durante el cuarto año del reinado de Ezequías, que era el séptimo año del reinado de Oseas en Israel, Salmanasar, rey de Asiria, atacó la ciudad de Samaria y comenzó a sitiarla.
2Re 18:10 Tres años después, durante el sexto año del reinado de Ezequías y el noveno año del reinado de Oseas en Israel, Samaria cayó.
2Re 18:11 En ese tiempo, el rey de Asiria desterró a los israelitas a Asiria y los ubicó en colonias en la región de Halah, en Gozán junto a la ribera del río Habor, y en las ciudades de los medos.
2Re 18:12 Pues ellos se negaron a escuchar al SEÑOR su Dios y a obedecerlo. En cambio, violaron su pacto, es decir, todas las leyes que Moisés, siervo del SEÑOR, les había ordenado que obedecieran.
2Re 18:13 En el año catorce del reinado de Ezequías,* Senaquerib, rey de Asiria, atacó a las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó.
2Re 18:14 Entonces el rey Ezequías envió el siguiente mensaje al rey de Asiria que estaba en Laquis: «Yo he actuado mal. Si tú te retiras, te pagaré cualquier tributo que exijas». Así que el rey de Asiria exigió un pago de más de diez mil kilos de plata y mil kilos de oro.*
2Re 18:15 Para reunir esta cantidad, el rey Ezequías usó toda la plata que estaba guardada en el templo del SEÑOR y en el tesoro del palacio.
2Re 18:16 Hasta quitó el oro de las puertas del templo del SEÑOR y de los marcos de las puertas que había revestido con oro, y se lo dio todo al rey de Asiria.
2Re 18:17 Sin embargo, el rey de Asiria mandó desde Laquis a su comandante en jefe, a su comandante de campo y a su jefe del Estado Mayor* con un enorme ejército para enfrentar al rey Ezequías en Jerusalén. Los asirios tomaron posición de batalla junto al acueducto que vierte el agua en el estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan* telas.
2Re 18:18 Mandaron llamar al rey Ezequías, pero el rey envió a tres funcionarios a recibirlos: Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino.
2Re 18:19 Entonces el jefe del Estado Mayor del rey asirio les dijo que le transmitieran a Ezequías el siguiente mensaje: «El gran rey de Asiria dice: ¿En qué confías que te da tanta seguridad?
2Re 18:20 ¿Acaso crees que simples palabras pueden sustituir la fuerza y la capacidad militar? ¿Con quién cuentas para haberte rebelado contra mí?
2Re 18:21 ¿Con Egipto? Si te apoyas en Egipto, será como una caña que se quiebra bajo tu peso y te atraviesa la mano. ¡El faraón, rey de Egipto, no es nada confiable!
2Re 18:22 »Tal vez me digas: “¡Confiamos en el SEÑOR nuestro Dios!”; pero ¿no es él a quien Ezequías insultó? ¿Acaso no fue Ezequías quien derribó sus santuarios y altares, e hizo que todos en Judá y en Jerusalén adoraran sólo en el altar que hay aquí, en Jerusalén?
2Re 18:23 »¡Se me ocurre una idea! Llega a un acuerdo con mi amo, el rey de Asiria. Yo te daré dos mil caballos, ¡si es que puedes encontrar esa cantidad de hombres para que los monten!
2Re 18:24 Con tu pequeño ejército, ¿cómo se te ocurre desafiar siquiera al contingente más débil de las tropas de mi amo, aunque contaras con la ayuda de los carros de guerra y sus conductores de Egipto?
2Re 18:25 Es más, ¿crees que hemos invadido tu tierra sin la dirección del SEÑOR? El SEÑOR mismo nos dijo: “¡Ataquen esta tierra y destrúyanla!”».
2Re 18:26 Entonces tanto Eliaquim, hijo de Hilcías, como Sebna y Joa le dijeron al jefe del Estado Mayor asirio: —Por favor, háblanos en arameo porque lo entendemos bien. No hables en hebreo,* porque oirá la gente que está sobre la muralla.
2Re 18:27 Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió: —¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje sólo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.
2Re 18:28 Después el jefe del Estado Mayor se puso de pie y le gritó en hebreo a la gente que estaba sobre la muralla: «¡Escuchen este mensaje del gran rey de Asiria!
2Re 18:29 El rey dice lo siguiente: “No dejen que Ezequías los engañe. Él jamás podrá librarlos de mi poder.
2Re 18:30 No permitan que los haga confiar en el SEÑOR diciéndoles: ‘Con toda seguridad el SEÑOR nos librará. ¡Esta ciudad nunca caerá en manos del rey asirio!’.
2Re 18:31 »”¡No escuchen a Ezequías! El rey de Asiria les ofrece estas condiciones: hagan las paces conmigo; abran las puertas y salgan. Entonces cada uno de ustedes podrá seguir comiendo de su propia vid y de su propia higuera, y bebiendo de su propio pozo.
2Re 18:32 Me encargaré de llevarlos a otra tierra como ésta: una tierra de grano y vino nuevo, de pan y viñedos, de olivares y miel. ¡Escojan la vida y no la muerte! »”No escuchen a Ezequías cuando trate de engañarlos al decir: ‘¡El SEÑOR nos librará!’.
2Re 18:33 ¿Acaso los dioses de cualquier otra nación alguna vez han salvado a su pueblo del rey de Asiria?
2Re 18:34 ¿Qué les sucedió a los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Y qué me dicen de los dioses de Sefarvaim, Hena e Iva? ¿Algún dios libró a Samaria de mi poder?
2Re 18:35 ¿Cuál de los dioses de alguna nación ha podido salvar alguna vez a su pueblo de mi poder? ¿Qué les hace pensar entonces que el SEÑOR puede librar a Jerusalén de mis manos?”».
2Re 18:36 El pueblo se quedó en silencio y no dijo ni una palabra, porque Ezequías le había ordenado: «No le respondan».
2Re 18:37 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino, regresaron a donde estaba Ezequías. Desesperados rasgaron su ropa, entraron para ver al rey y le contaron lo que había dicho el jefe del Estado Mayor asirio.
2Re 19:1 Cuando el rey Ezequías oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del SEÑOR.
2Re 19:2 Enseguida envió a Eliaquim, administrador del palacio; a Sebna, secretario de la corte; y a los principales sacerdotes, todos vestidos de tela áspera, a hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz.
2Re 19:3 Ellos le dijeron: «El rey Ezequías dice: “Hoy es un día de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.
2Re 19:4 Tal vez el SEÑOR tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor* asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».
2Re 19:5 Una vez que los funcionarios del rey Ezequías le dieron a Isaías el mensaje del rey,
2Re 19:6 el profeta respondió: «Díganle a su amo: “Esto dice el SEÑOR: ‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mí los mensajeros del rey de Asiria.
2Re 19:7 ¡Escucha! Yo mismo actuaré en su contra,* y el rey recibirá un mensaje de que lo necesitan en su país. Así que volverá a su tierra, donde haré que lo maten a filo de espada’ ”».
2Re 19:8 Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor asirio partió de Jerusalén para consultar al rey de Asiria, quien había salido de Laquis y estaba atacando a Libna.
2Re 19:9 Poco después, el rey Senaquerib recibió la noticia de que el rey Tirhaca de Etiopía* iba al frente de un ejército para luchar contra él. Antes de salir al encuentro de sus agresores, envió mensajeros de regreso a Ezequías, en Jerusalén, con el siguiente mensaje:
2Re 19:10 «Este mensaje está dirigido al rey Ezequías de Judá. No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas de que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria.
2Re 19:11 Tú sabes perfectamente bien lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los lugares donde han ido. ¡Han destruido por completo a todo aquel que se ha interpuesto en su camino! ¿Por qué serías tú la excepción?
2Re 19:12 ¿Acaso los dioses de otras naciones las han rescatado, naciones como Gozán, Harán, Resef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar? ¡Mis antecesores los destruyeron a todos!
2Re 19:13 ¿Qué sucedió con el rey de Hamat y el rey de Arfad? ¿Qué les pasó a los reyes de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».
2Re 19:14 Después de recibir la carta de mano de los mensajeros y de leerla, Ezequías subió al templo del SEÑOR y desplegó la carta ante el SEÑOR.
2Re 19:15 En presencia del SEÑOR, el rey hizo la siguiente oración: «¡Oh SEÑOR, Dios de Israel, tú estás entronizado entre los poderosos querubines! Sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Sólo tú creaste los cielos y la tierra.
2Re 19:16 ¡Inclínate, oh SEÑOR, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh SEÑOR, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
2Re 19:17 »Es cierto, SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones.
2Re 19:18 Han arrojado al fuego a los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran sólo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.
2Re 19:19 Ahora, oh SEÑOR nuestro Dios, rescátanos de su poder; así todos los reinos de la tierra sabrán que sólo tú, oh SEÑOR, eres Dios».
2Re 19:20 Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “He oído tu oración con respecto al rey Senaquerib de Asiria,
2Re 19:21 y el SEÑOR ha pronunciado estas palabras en su contra: »”La hija virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza con desdén mientras tú huyes.
2Re 19:22 »”¿A quién has estado desafiando y ridiculizando? ¿Contra quién levantaste la voz? ¿A quién miraste con ojos tan arrogantes? ¡Fue al Santo de Israel!
2Re 19:23 Por medio de tus mensajeros, has desafiado al Señor. Dijiste: ‘Con mis numerosos carros de guerra conquisté las montañas más altas, sí, las cimas más remotas del Líbano. Corté sus cedros más altos y sus mejores cipreses. Alcancé sus rincones más lejanos y exploré sus bosques más espesos.
2Re 19:24 Cavé pozos en muchas tierras extranjeras y me refresqué con sus aguas. ¡Con la planta de mi pie detuve todos los ríos de Egipto!’.
2Re 19:25 »”Pero ¿acaso no has oído? Yo lo decidí hace mucho tiempo. Hace mucho que lo planifiqué, y ahora lo llevo a cabo. Yo determiné que tú aplastaras ciudades fortificadas y las redujeras a un montón de escombros.
2Re 19:26 Por eso sus habitantes tienen tan poco poder y están tan asustados y confundidos. Son tan débiles como la hierba, tan fácil de pisotear como tiernos brotes verdes. Son como hierba que sale en el techo de una casa, que se quema antes de poder crecer alta y lozana.
2Re 19:27 »”Pero a ti te conozco bien: sé dónde te encuentras, y cuándo entras y sales. Conozco la forma en que desataste tu furia contra mí.
2Re 19:28 Por esa furia en mi contra y por tu arrogancia, que yo mismo oí, te pondré mi gancho en la nariz y mi freno en la boca. Te haré regresar por el mismo camino por donde viniste”».
2Re 19:29 Luego Isaías le dijo a Ezequías: «Esta es la prueba de que es cierto lo que digo: »Este año ustedes sólo comerán lo que crezca por sí mismo, y el año próximo comerán lo que de eso brote. Sin embargo, el tercer año, plantarán cultivos y los cosecharán; cuidarán de sus viñedos y comerán de su fruto.
2Re 19:30 Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán.
2Re 19:31 Pues desde Jerusalén se extenderá un remanente de mi pueblo, un grupo de sobrevivientes, desde el monte Sión. ¡El ferviente compromiso del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales* hará que esto suceda!
2Re 19:32 »Y esto dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: »“Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén; ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella. No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos ni levantarán terraplenes contra sus murallas.
2Re 19:33 El rey regresará a su propia tierra por el mismo camino por donde vino. No entrará en esta ciudad —dice el SEÑOR—.
2Re 19:34 Por mi propia honra y por amor a mi siervo David, defenderé esta ciudad y la protegeré”».
2Re 19:35 Esa noche el ángel del SEÑOR fue al campamento asirio y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron* se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.
2Re 19:36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra. Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó.
2Re 19:37 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos* Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.

miércoles, 21 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 21 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:17-22

Luc 6:17 Cuando descendieron del monte, los discípulos se quedaron con Jesús en un amplio lugar llano, rodeados de muchos seguidores y de las multitudes. Había gente de toda Judea y Jerusalén, y de lugares tan al norte como las costas de Tiro y Sidón.
Luc 6:18 Habían llegado para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus malignos* fueron sanados.
Luc 6:19 Todos trataban de tocarlo, porque de él salía poder sanador, y los sanó a todos.
Luc 6:20 Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo: «Dios los bendice a ustedes, que son pobres, porque el reino de Dios les pertenece.
Luc 6:21 Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran, porque a su debido tiempo reirán.
Luc 6:22 »Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fuera gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre.



FILIPENSES 3:10-14

Flp 3:10 Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte,
Flp 3:11 para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos!
Flp 3:12 No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección. Pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo.
Flp 3:13 No, amados hermanos, no lo he logrado,* pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así
Flp 3:14 avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.





SALMO 119:161-168

Sal 119:161
Shin
Gente poderosa me acosa sin razón, pero mi corazón tiembla sólo ante tu palabra.
Sal 119:162 Me alegro en tu palabra como alguien que descubre un gran tesoro.
Sal 119:163 Odio y detesto toda falsedad, pero amo tus enseñanzas.
Sal 119:164 Te alabaré siete veces al día porque todas tus ordenanzas son justas.
Sal 119:165 Los que aman tus enseñanzas tienen mucha paz y no tropiezan.
Sal 119:166 Anhelo que me rescates, SEÑOR, por eso, he obedecido tus mandatos.
Sal 119:167 Obedecí tus leyes, porque las amo mucho.
Sal 119:168 Así es, obedezco tus leyes y tus mandamientos porque tú sabes todo lo que hago.






LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    16-17

2Re 16:1 Acaz, hijo de Jotam, comenzó a gobernar Judá durante el año diecisiete del reinado de Peka en Israel.
2Re 16:2 Acaz tenía veinte años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Él no hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR su Dios, como sí lo había hecho su antepasado David.
2Re 16:3 En cambio, siguió el ejemplo de los reyes de Israel, hasta sacrificó a su propio hijo en el fuego.* De esta manera, siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el SEÑOR había expulsado de la tierra del paso de los israelitas.
2Re 16:4 Ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios paganos, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
2Re 16:5 Entonces el rey Rezín de Aram y el rey Peka de Israel subieron hacia Jerusalén para atacarla. Sitiaron a Acaz pero no pudieron vencerlo.
2Re 16:6 En esos días, el rey de Edom* recuperó la ciudad de Elat para Edom.* Expulsó a la gente de Judá y mandó a edomitas* a habitar el lugar, y allí viven hasta el día de hoy.
2Re 16:7 El rey Acaz envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, con este mensaje: «Yo soy tu siervo y tu vasallo.* Sube a rescatarme de los ejércitos de Aram e Israel, que me atacan».
2Re 16:8 Después Acaz tomó la plata y el oro del templo del SEÑOR y del tesoro del palacio y envió todo como pago al rey de Asiria.
2Re 16:9 Entonces el rey de Asiria atacó Damasco, la capital aramea, se llevó cautivos a sus habitantes y los estableció en Kir. También mató al rey Rezín.
2Re 16:10 Luego el rey Acaz se dirigió a Damasco a encontrarse con Tiglat-pileser, rey de Asiria. Mientras estaba allí, observó detenidamente el altar y le envió un modelo del altar al sacerdote Urías, junto con el diseño bien detallado.
2Re 16:11 Urías siguió las instrucciones del rey y construyó uno igual, y lo tuvo listo antes de que el rey volviera de Damasco.
2Re 16:12 Cuando el rey regresó, inspeccionó el altar e hizo sacrificios sobre él.
2Re 16:13 Presentó una ofrenda quemada y una ofrenda de grano, derramó una ofrenda líquida y roció sobre el altar la sangre de ofrendas de paz.
2Re 16:14 Luego el rey Acaz quitó el antiguo altar de bronce de su lugar al frente del templo del SEÑOR, entre la entrada y el altar nuevo, y lo colocó en el lado norte del altar nuevo.
2Re 16:15 Le dijo al sacerdote Urías: «Usa el altar nuevo* para los sacrificios de las ofrendas quemadas matutinas, la ofrenda de grano vespertina, la ofrenda quemada y la ofrenda de grano del rey, y las ofrendas quemadas de todo el pueblo, así como sus ofrendas de grano y sus ofrendas líquidas. Rocía sobre el altar nuevo la sangre de todas las ofrendas quemadas y todos los sacrificios. El altar de bronce será únicamente para mi uso personal».
2Re 16:16 Así que el sacerdote Urías hizo todo tal como el rey Acaz le ordenó.
2Re 16:17 Luego el rey quitó los paneles laterales y los tazones de las carretas para llevar agua. También quitó de encima de los bueyes de bronce el gran tazón de bronce llamado el Mar y lo puso sobre el empedrado.
2Re 16:18 Por deferencia al rey de Asiria, también quitó una especie de cubierta que se había construido dentro del palacio para usar los días de reposo,* así como la entrada exterior del rey al templo del SEÑOR.
2Re 16:19 Los demás acontecimientos del reinado de Acaz y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 16:20 Cuando Acaz murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Ezequías lo sucedió en el trono.
2Re 17:1 Oseas, hijo de Ela, comenzó a gobernar Israel durante el año doce del reinado de Acaz en Judá y reinó en Samaria nueve años.
2Re 17:2 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, aunque no tanto como los reyes de Israel que gobernaron antes que él.
2Re 17:3 Salmanasar, rey de Asiria, atacó al rey Oseas, por eso Oseas se vio obligado a pagar un elevado tributo a Asiria.
2Re 17:4 Sin embargo, Oseas dejó de pagar el tributo anual y conspiró contra el rey de Asiria al pedirle a So, rey de Egipto,* que lo ayudara a liberarse del poder del rey de Asiria. Cuando el rey de Asiria descubrió la traición, tomó a Oseas por la fuerza y lo metió en la cárcel.
2Re 17:5 Entonces el rey de Asiria invadió todo el territorio y sitió a la ciudad de Samaria durante tres años.
2Re 17:6 Finalmente, en el año nueve del reinado de Oseas, Samaria cayó y los israelitas fueron desterrados a Asiria, donde los establecieron en colonias en la región de Halah, en Gozán junto a la ribera del río Habor, y en las ciudades de los medos.
2Re 17:7 Semejante desgracia ocurrió a los israelitas porque rindieron culto a otros dioses. Pecaron contra el SEÑOR su Dios, quien los había sacado a salvo de Egipto y los había rescatado del poder del faraón, rey de Egipto.
2Re 17:8 Habían seguido las prácticas de las naciones paganas que el SEÑOR había expulsado de la tierra de su paso, así como las prácticas que los reyes de Israel habían introducido.
2Re 17:9 Los israelitas también habían hecho muchas cosas en secreto, que no eran agradables al SEÑOR su Dios. Se construyeron santuarios paganos en todas las ciudades, desde el puesto de avanzada más pequeño hasta la ciudad amurallada más grande.
2Re 17:10 Levantaron columnas sagradas y postes dedicados a la diosa Asera en la cima de cada colina alta y debajo de todo árbol frondoso.
2Re 17:11 Ofrecieron sacrificios en todas las cumbres de las colinas, tal como lo hacían las naciones que el SEÑOR había expulsado de la tierra de su paso. Así que el pueblo de Israel había hecho muchas cosas perversas, con lo que provocó el enojo del SEÑOR.
2Re 17:12 Efectivamente, rindieron culto a ídolos* a pesar de las advertencias específicas que el SEÑOR les hizo repetidamente.
2Re 17:13 Una y otra vez el SEÑOR envió a sus profetas y videntes para dar a Israel y a Judá la siguiente advertencia: «Apártense de sus malos caminos. Obedezcan mis mandatos y decretos, es decir, toda la ley que les ordené a sus antepasados que obedecieran y que les di a ustedes a través de mis siervos, los profetas».
2Re 17:14 Sin embargo, los israelitas no quisieron escuchar. Fueron tan tercos como sus antepasados, quienes se negaron a creer en el SEÑOR su Dios.
2Re 17:15 Rechazaron sus decretos y el pacto que él había hecho con sus antepasados, y despreciaron todas sus advertencias. Rindieron culto a ídolos inútiles, por lo cual ellos mismos se volvieron inútiles. Siguieron el ejemplo de las naciones vecinas, desobedeciendo el mandato del SEÑOR de no imitarlas.
2Re 17:16 Los israelitas rechazaron todos los mandatos del SEÑOR su Dios e hicieron dos becerros de metal. Levantaron un poste dedicado a la diosa Asera y rindieron culto a Baal y veneraron a todas las fuerzas del cielo.
2Re 17:17 Hasta sacrificaron a sus hijos y a sus hijas en el fuego.* Consultaron con adivinos, practicaron la hechicería y se entregaron por completo al mal, con lo cual provocaron el enojo del SEÑOR.
2Re 17:18 Como el SEÑOR estaba muy enojado con los israelitas, los barrió de su presencia. Sólo la tribu de Judá quedó en la tierra;
2Re 17:19 pero aun los de Judá se negaron a obedecer los mandatos del SEÑOR su Dios, ya que siguieron las prácticas perversas que Israel había introducido.
2Re 17:20 El SEÑOR rechazó a todos los descendientes de Israel. Los castigó entregándolos a sus agresores hasta expulsar a Israel de su presencia.
2Re 17:21 Pues cuando el SEÑOR* arrancó a Israel del reino de David, los israelitas escogieron a Jeroboam, hijo de Nabat, como su rey; pero Jeroboam alejó a Israel del SEÑOR y lo hizo cometer un gran pecado.
2Re 17:22 Los israelitas persistieron en seguir todos los caminos perversos de Jeroboam. No se apartaron de esos pecados
2Re 17:23 hasta que finalmente el SEÑOR los barrió de su presencia, tal como les habían advertido todos los profetas. En consecuencia, los israelitas fueron desterrados y deportados a Asiria, donde se encuentran hasta el día de hoy.
2Re 17:24 El rey de Asiria transportó grupos de gente desde Babilonia, Cuta, Ava, Hamat y Sefarvaim, y los reubicó en las ciudades de Samaria en reemplazo del pueblo de Israel. Ellos tomaron posesión de Samaria y habitaron sus ciudades;
2Re 17:25 pero ya que estos colonos extranjeros no adoraban al SEÑOR cuando recién llegaron, el SEÑOR envió leones, que mataron a algunos de ellos.
2Re 17:26 Por esa razón mandaron un mensaje al rey de Asiria en el cual le decían: «La gente que has mandado a habitar las ciudades de Samaria no conoce las costumbres religiosas del Dios de ese lugar. Él ha enviado leones a destruirlos, porque no lo adoraron como se debe».
2Re 17:27 Entonces el rey de Asiria ordenó: «Manden de regreso a Samaria a uno de los sacerdotes desterrados; que viva allí y les enseñe a los nuevos residentes las costumbres religiosas del Dios de ese lugar».
2Re 17:28 Entonces uno de los sacerdotes que había sido desterrado de Samaria regresó a Betel y les enseñó a los nuevos residentes cómo adorar al SEÑOR.
2Re 17:29 Sin embargo, los diversos grupos de extranjeros a la vez siguieron rindiendo culto a sus propios dioses. En todas las ciudades donde habitaban, colocaron sus ídolos en los santuarios paganos que la gente de Samaria había construido.
2Re 17:30 Los que eran de Babilonia rendían culto a ídolos de su dios Sucot-benot; los de Cuta rendían culto a su dios Nergal; los que eran de Hamat rendían culto a Asima;
2Re 17:31 los avitas rendían culto a sus dioses Nibhaz y Tartac; y la gente de Sefarvaim hasta quemaba a sus propios hijos en sacrificio a sus dioses Adramelec y Anamelec.
2Re 17:32 Los nuevos residentes adoraban al SEÑOR, pero también elegían de entre ellos a cualquiera y lo nombraban sacerdote para que ofreciera sacrificios en los lugares de culto.
2Re 17:33 Aunque adoraban al SEÑOR, seguían tras sus propios dioses según las costumbres religiosas de las naciones de donde provenían.
2Re 17:34 Todo esto sigue igual hasta el día de hoy. Ellos continúan con sus prácticas antiguas en vez de adorar verdaderamente al SEÑOR y obedecer los decretos, las ordenanzas, las instrucciones y los mandatos que él les dio a los descendientes de Jacob, a quien le cambió el nombre por el de Israel.
2Re 17:35 Pues el SEÑOR hizo un pacto con los descendientes de Jacob y les ordenó: «No rindan culto a otros dioses, ni se inclinen ante ellos, ni los sirvan, ni les ofrezcan sacrificios.
2Re 17:36 En cambio adoren sólo al SEÑOR, quien los sacó de Egipto con gran fuerza y brazo poderoso. Inclínense sólo ante él y ofrezcan sacrificios únicamente a él.
2Re 17:37 En todo momento, asegúrense de obedecer los decretos, las ordenanzas, las instrucciones y los mandatos que él escribió para ustedes. No deben rendir culto a otros dioses.
2Re 17:38 No olviden el pacto que hice con ustedes y no rindan culto a otros dioses.
2Re 17:39 Adoren sólo al SEÑOR su Dios. Él es quien los librará de todos sus enemigos».
2Re 17:40 Sin embargo, la gente no quiso escuchar y siguió con sus prácticas antiguas.
2Re 17:41 Así que, si bien los nuevos residentes adoraban al SEÑOR, también rendían culto a sus ídolos; y hasta el día de hoy, sus descendientes hacen lo mismo.

martes, 20 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 20 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:1-16

Luc 6:1 Cierto día de descanso, mientras Jesús caminaba por unos terrenos sembrados, sus discípulos arrancaron unas espigas de grano, las frotaron entre sus manos para sacarles la cáscara y se comieron los granos.
Luc 6:2 Pero algunos fariseos dijeron: —¿Por qué violan la ley al cosechar granos en el día de descanso?
Luc 6:3 Jesús les respondió: —¿Acaso no han leído en las Escrituras lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?
Luc 6:4 Entró en la casa de Dios y violó la ley al comer los panes sagrados que sólo los sacerdotes pueden comer. También les dio una porción a sus compañeros
Luc 6:5 —y Jesús agregó —: El Hijo del Hombre* es Señor incluso del día de descanso.
Luc 6:6 Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba.
Luc 6:7 Los maestros de la ley religiosa y los fariseos vigilaban a Jesús de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.
Luc 6:8 Pero Jesús sabía lo que pensaban y le dijo al hombre con la mano deforme: «Ven y ponte de pie frente a todos». Así que el hombre pasó adelante.
Luc 6:9 Entonces Jesús les dijo a sus acusadores: «Tengo una pregunta para ustedes: ¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla?».
Luc 6:10 Miró uno por uno a los que lo rodeaban y luego le dijo al hombre: «Extiende la mano». Entonces el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!
Luc 6:11 Al ver esto, los enemigos de Jesús se llenaron de rabia y comenzaron a discutir para decidir qué harían con él.
Luc 6:12 Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.
Luc 6:13 Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes:
Luc 6:14 Simón (a quien llamó Pedro), Andrés (hermano de Pedro), Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Luc 6:15 Mateo, Tomás, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (a quien llamaban el zelote),
Luc 6:16 Judas (hijo de Santiago), Judas Iscariote (quien después lo traicionó).




FILIPENSES 3:1-9

Flp 3:1 Mis amados hermanos, pase lo que pase, alégrense en el Señor. Nunca me canso de decirles estas cosas y lo hago para proteger su fe.
Flp 3:2 Cuídense de esos «perros», de esa gente que hace lo malo, esos mutiladores que les dicen que deben circuncidarse para ser salvos.
Flp 3:3 Pues los que adoramos por medio del Espíritu de Dios* somos los verdaderos circuncisos. Confiamos en lo que Cristo Jesús hizo por nosotros. No depositamos ninguna confianza en esfuerzos humanos
Flp 3:4 aunque, si alguien pudiera confiar en sus propios esfuerzos, ése sería yo. De hecho, si otros tienen razones para confiar en sus propios esfuerzos, ¡yo las tengo aún más!
Flp 3:5 Fui circuncidado cuando tenía ocho días de vida. Soy un ciudadano de Israel de pura cepa y miembro de la tribu de Benjamín, ¡un verdadero hebreo como no ha habido otro! Fui miembro de los fariseos, quienes exigen la obediencia más estricta a la ley judía.
Flp 3:6 Era tan fanático que perseguía con crueldad a la Iglesia. Y, en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra.
Flp 3:7 Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho.
Flp 3:8 Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo
Flp 3:9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo.* Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.




SALMO 119:153-160

Sal 119:153
Resh
Mira mi sufrimiento y rescátame, porque no me he olvidado de tus enseñanzas.
Sal 119:154 ¡Defiende mi caso, ponte de mi lado! Protege mi vida como lo prometiste.
Sal 119:155 Los perversos están lejos de ser rescatados, porque no se interesan en tus decretos.
Sal 119:156 SEÑOR, qué grande es tu misericordia; que el seguir tus ordenanzas me reanime.
Sal 119:157 Muchos me persiguen y me molestan, sin embargo, no me he desviado de tus leyes.
Sal 119:158 Ver a esos traidores me enferma el corazón, porque no les importa nada tu palabra.
Sal 119:159 Mira cómo amo tus mandamientos, SEÑOR. Por tu amor inagotable, devuélveme la vida.
Sal 119:160 La esencia misma de tus palabras es verdad; tus justas ordenanzas permanecerán para siempre.





LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    14-15

2Re 14:1 Amasías, hijo de Joás, comenzó a gobernar Judá durante el segundo año del reinado de Yoás* en Israel.
2Re 14:2 Amasías tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Joadín y era de Jerusalén.
2Re 14:3 Amasías hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR, pero no tanto como su antepasado David. Amasías siguió, en cambio, el ejemplo de su padre, Joás.
2Re 14:4 No destruyó los santuarios paganos, y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
2Re 14:5 Cuando Amasías se afianzó en el trono, ejecutó a los funcionarios que habían asesinado a su padre.
2Re 14:6 Sin embargo, no mató a los hijos de los asesinos porque obedeció el mandato del SEÑOR que Moisés había escrito en el libro de la ley: «Los padres no tienen que morir por los pecados de sus hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de sus padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos»* .
2Re 14:7 Amasías también mató a diez mil edomitas en el valle de la Sal. Además, conquistó la ciudad de Sela y le cambió el nombre a Jocteel, como se le conoce hasta el día de hoy.
2Re 14:8 Cierto día, Amasías envió mensajeros al rey Yoás de Israel, hijo de Joacaz y nieto de Jehú, para transmitirle un desafío: «¡Ven y enfréntate conmigo en batalla!»* .
2Re 14:9 Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”; pero justo en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el cardo y lo aplastó!
2Re 14:10 »Es cierto que has derrotado a Edom y estás muy orgulloso de eso, pero ¡confórmate con tu victoria y quédate en casa! ¿Para qué causar problemas que sólo te traerán calamidad a ti y al pueblo de Judá?».
2Re 14:11 Sin embargo, Amasías no le hizo caso; entonces Yoás, rey de Israel, movilizó a su ejército contra Amasías, rey de Judá. Los dos ejércitos se pusieron en pie de guerra en Bet-semes, en Judá.
2Re 14:12 El ejército de Israel venció de manera aplastante a Judá, y sus soldados se dispersaron y huyeron a sus casas.
2Re 14:13 En Bet-semes, el rey Yoás de Israel capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás y nieto de Ocozías. Después se dirigió a Jerusalén, donde demolió ciento ochenta metros* de la muralla de la ciudad, desde la Puerta de Efraín hasta la Puerta de la Esquina.
2Re 14:14 Se llevó todo el oro y la plata, y todos los objetos del templo del SEÑOR. También se apoderó de los tesoros del palacio real y tómo rehenes; luego regresó a Samaria.
2Re 14:15 Los demás acontecimientos del reinado de Yoás y todo lo que hizo, incluso el alcance de su poder y su guerra contra Amasías, rey de Judá, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 14:16 Cuando Yoás murió, lo enterraron en Samaria con los reyes de Israel y su hijo Jeroboam II lo sucedió en el trono.
2Re 14:17 Amasías, rey de Judá, vivió quince años más después de la muerte del rey Yoás de Israel.
2Re 14:18 Los demás acontecimientos del reinado de Amasías están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 14:19 Hubo una conspiración en Jerusalén contra la vida de Amasías, y el rey huyó a Laquis; pero sus enemigos mandaron a unos asesinos tras él, y lo mataron allí.
2Re 14:20 Llevaron su cuerpo a Jerusalén sobre un caballo y lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David.
2Re 14:21 Todo el pueblo de Judá había coronado a Uzías,* hijo de Amasías, quien tenía dieciséis años de edad, para que reinara en lugar de su padre.
2Re 14:22 Después de la muerte de su padre, Uzías reconstruyó la ciudad de Elat y la restituyó a Judá.
2Re 14:23 Jeroboam II, hijo de Yoás, comenzó a gobernar Israel durante el año quince del reinado de Amasías en Judá, y reinó en Samaria cuarenta y un años.
2Re 14:24 Jeroboam II hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 14:25 Jeroboam II recuperó los territorios de Israel que estaban entre Lebo-hamat y el mar Muerto,* tal como había prometido el SEÑOR, Dios de Israel, por medio del profeta Jonás, hijo de Amitai, profeta de Gat-hefer.
2Re 14:26 El SEÑOR vio el amargo sufrimiento de todos en Israel, y no había ningún israelita, ni esclavo ni libre, que los ayudara.
2Re 14:27 Como el SEÑOR no había dicho que borraría el nombre de Israel por completo, usó a Jeroboam II, hijo de Yoás, para salvarlos.
2Re 14:28 Los demás acontecimientos del reinado de Jeroboam II y todo lo que hizo —incluso el alcance de su poder, sus guerras y cómo recuperó para Israel las ciudades de Damasco y Hamat, que habían pertenecido a Judá* — están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 14:29 Cuando Jeroboam II murió, lo enterraron en Samaria* con los reyes de Israel. Luego su hijo Zacarías lo sucedió en el trono.
2Re 15:1 Uzías,* hijo de Amasías, comenzó a gobernar Judá durante el año veintisiete del reinado de Jeroboam II, en Israel.
2Re 15:2 Tenía dieciséis años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén.
2Re 15:3 El rey hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR, así como su padre Amasías.
2Re 15:4 Sin embargo, no destruyó los santuarios paganos, y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
2Re 15:5 El SEÑOR hirió al rey con lepra,* enfermedad que le duró hasta el día de su muerte; y vivió aislado en una casa aparte. Su hijo Jotam quedó encargado del palacio real y él gobernaba a los habitantes del reino.
2Re 15:6 Los demás acontecimientos del reinado de Uzías y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 15:7 Cuando Uzías murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David; y su hijo Jotam lo sucedió en el trono.
2Re 15:8 Zacarías, hijo de Jeroboam II, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y ocho del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria seis meses.
2Re 15:9 Zacarías hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que sus antepasados. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 15:10 Entonces Salum, hijo de Jabes, conspiró contra Zacarías, lo asesinó en público* y ocupó el trono en su lugar.
2Re 15:11 Los demás acontecimientos del reinado de Zacarías están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 15:12 Así se cumplió el mensaje que el SEÑOR le había dado a Jehú cuando dijo: «Tus descendientes serán reyes de Israel hasta la cuarta generación».
2Re 15:13 Salum, hijo de Jabes, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y nueve del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria sólo un mes.
2Re 15:14 Manahem, hijo de Gadi, llegó a Samaria desde Tirsa, lo asesinó, y ocupó el trono en su lugar.
2Re 15:15 Los demás acontecimientos del reinado de Salum, incluso su conspiración, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 15:16 En esos días, Manahem destruyó la ciudad de Tapúa* y todos sus alrededores hasta Tirsa, porque sus habitantes se negaron a entregar la ciudad. Mató a toda la población y les abrió el vientre a las mujeres embarazadas.
2Re 15:17 Manahem, hijo de Gadi, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y nueve del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria diez años.
2Re 15:18 Manahem hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Durante todo su reinado, se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 15:19 Entonces Tiglat-pileser,* rey de Asiria, invadió la nación; pero Manahem le pagó treinta y cuatro mil kilos* de plata con el fin de obtener su apoyo para afianzar su soberanía real.
2Re 15:20 Para conseguir el dinero, Manahem extorsionó a los ricos de Israel obligando a que cada uno le pagara cincuenta piezas* de plata al rey de Asiria. Por eso el rey de Asiria dejó de invadir Israel y se retiró del país.
2Re 15:21 Los demás acontecimientos del reinado de Manahem y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 15:22 Cuando Manahem murió, su hijo Pekaía lo sucedió en el trono.
2Re 15:23 Pekaía, hijo de Manahem, comenzó a gobernar Israel durante el año cincuenta del reinado de Uzías en Judá y reinó en Samaria dos años.
2Re 15:24 Pekaía hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 15:25 Entonces Peka, hijo de Remalías, comandante del ejército de Pekaía, conspiró contra el rey. Con el apoyo de cincuenta hombres de Galaad, Peka asesinó al rey, y también a Argob y a Arie, en la ciudadela del palacio de Samaria; y Peka ocupó el trono en su lugar.
2Re 15:26 Los demás acontecimientos del reinado de Peka y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 15:27 Peka, hijo de Remalías, comenzó a gobernar Israel durante el año cincuenta y dos del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria veinte años.
2Re 15:28 Peka hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 15:29 Durante el reinado de Peka, el rey Tiglat-pileser de Asiria volvió a atacar a Israel y tomó las ciudades de Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes y Hazor. También conquistó las regiones de Galaad, Galilea, y todo el territorio de Neftalí; y a los habitantes los llevó cautivos a Asiria.
2Re 15:30 Entonces Oseas, hijo de Ela, conspiró contra Peka y lo asesinó. Oseas comenzó a gobernar Israel durante el año veinte de Jotam, hijo de Uzías.
2Re 15:31 Los demás acontecimientos del reinado de Peka y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 15:32 Jotam, hijo de Uzías, comenzó a gobernar Judá durante el segundo año del reinado de Peka, en Israel.
2Re 15:33 Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusa y era hija de Sadoc.
2Re 15:34 Jotam hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR. Hizo todo lo que había hecho su padre Uzías;
2Re 15:35 pero no destruyó los santuarios paganos, y la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí. Él reconstruyó la puerta superior del templo del SEÑOR.
2Re 15:36 Los demás acontecimientos del reinado de Jotam y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 15:37 En esos días, el SEÑOR comenzó a enviar contra Judá al rey Rezín de Aram y al rey Peka de Israel.
2Re 15:38 Cuando Jotam murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David, y su hijo Acaz lo sucedió en el trono.

lunes, 19 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 19 DE ENERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    5:33-39

Luc 5:33 Cierto día, algunas personas le dijeron a Jesús: —Los discípulos de Juan el Bautista ayunan y oran con frecuencia, igual que los discípulos de los fariseos. ¿Por qué tus discípulos están siempre comiendo y bebiendo?
Luc 5:34 Jesús contestó: —¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no.
Luc 5:35 Pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán.
Luc 5:36 Luego Jesús les dio la siguiente ilustración: «Nadie quita un pedazo de tela de una prenda nueva y la usa para remendar una prenda vieja; pues la prenda nueva se arruinaría y el remiendo nuevo no haría juego con la prenda vieja.
Luc 5:37 »Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados.
Luc 5:38 El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos.
Luc 5:39 Pero parece que nadie que prueba el vino añejo quiere el vino nuevo. “El añejo es mejor”, dicen».



FILIPENSES 2:19-30

Flp 2:19 Si el Señor Jesús quiere, espero enviarles pronto a Timoteo para que los visite. Así él puede animarme al traerme noticias de cómo están.
Flp 2:20 No cuento con nadie como Timoteo, quien se preocupa genuinamente por el bienestar de ustedes.
Flp 2:21 Todos los demás sólo se ocupan de sí mismos y no de lo que es importante para Jesucristo.
Flp 2:22 Pero ustedes saben cómo Timoteo ha dado muestras de lo que es. Como un hijo con su padre, él ha servido a mi lado en la predicación de la Buena Noticia.
Flp 2:23 Espero enviarlo a ustedes en cuanto sepa lo que me sucederá aquí.
Flp 2:24 Y el Señor me ha dado la confianza que yo mismo iré pronto a verlos.
Flp 2:25 Mientras tanto, pensé que debería enviarles de vuelta a Epafrodito. Él es un verdadero hermano, colaborador y compañero de lucha. Además, fue el mensajero de ustedes para ayudarme en mi necesidad.
Flp 2:26 Lo envío porque, desde hace tiempo, tiene deseos de verlos y se afligió mucho cuando ustedes se enteraron de que estaba enfermo.
Flp 2:27 Es cierto que estuvo enfermo e incluso a punto de morir. Pero Dios tuvo misericordia de él, como también la tuvo de mí, para que yo no tuviera una tristeza tras otra.
Flp 2:28 Así que estoy aún más ansioso por enviarlo de regreso a ustedes, porque sé que se pondrán contentos al verlo, y entonces ya no estaré tan preocupado por ustedes.
Flp 2:29 Recíbanlo con amor cristiano* y mucha alegría, y denle el honor que una persona como él merece.
Flp 2:30 Pues arriesgó su vida por la obra de Cristo y estuvo al borde de la muerte mientras hacía por mí lo que ustedes no podían desde tan lejos.



SALMO 119:145-152

Sal 119:145
Cof
Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR! Obedeceré tus decretos.
Sal 119:146 A ti clamo; rescátame para que pueda obedecer tus leyes.
Sal 119:147 Me levanto temprano, antes de que salga el sol; clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras.
Sal 119:148 Me quedo despierto durante toda la noche, pensando en tu promesa.
Sal 119:149 Oh SEÑOR, en tu fiel amor oye mi clamor, que el seguir tus ordenanzas me reanime.
Sal 119:150 Los que no respetan la ley vienen a atacarme; viven alejados de tus enseñanzas.
Sal 119:151 Pero tú estás cerca, oh SEÑOR, y todos tus mandatos son ciertos.
Sal 119:152 Desde los primeros días sé que tus leyes durarán para siempre.




LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    12-13

2Re 12:1 * Joás* comenzó a gobernar Judá durante el séptimo año del reinado de Jehú en Israel y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se llamaba Sibia y era de Beerseba.
2Re 12:2 Durante toda su vida Joás hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR porque el sacerdote Joiada lo aconsejaba;
2Re 12:3 pero aun así, no destruyó los santuarios paganos, y la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
2Re 12:4 Cierto día, el rey Joás dijo a los sacerdotes: «Recojan todo el dinero que se traiga como ofrenda sagrada al templo del SEÑOR, ya sea el pago de una cuota, el de los votos o una ofrenda voluntaria.
2Re 12:5 Los sacerdotes tomarán de este dinero para pagar cualquier reparación que haya que hacer en el templo».
2Re 12:6 Sin embargo, en el año veintitrés del reinado de Joás, los sacerdotes aún no habían reparado el templo.
2Re 12:7 Entonces el rey Joás mandó llamar a Joiada y a los demás sacerdotes y les preguntó: «¿Por qué no han reparado el templo? Ya no tomen más dinero para sus propias necesidades. De ahora en adelante, todo debe usarse en la reparación del templo».
2Re 12:8 Así que los sacerdotes acordaron no aceptar más dinero de la gente y también estuvieron de acuerdo en que otros tomaran la responsabilidad de reparar el templo.
2Re 12:9 Luego el sacerdote Joiada tomó un cofre grande, le hizo un agujero en la tapa y lo puso al lado derecho del altar, en la entrada del templo del SEÑOR. Los sacerdotes que cuidaban la entrada ponían dentro del cofre todas las contribuciones de la gente.
2Re 12:10 Cada vez que el cofre se llenaba, el secretario de la corte y el sumo sacerdote contaban el dinero que la gente había traído al templo del SEÑOR y después lo metían en bolsas.
2Re 12:11 Luego entregaban el dinero a los supervisores de la construcción, quienes a su vez lo usaban para pagarle a la gente que trabajaba en el templo del SEÑOR: los carpinteros, los constructores,
2Re 12:12 los albañiles y los picapedreros. También utilizaron el dinero para comprar la madera y la piedra labrada necesarias para reparar el templo del SEÑOR, y pagaron todo tipo de gasto relacionado con la restauración del templo.
2Re 12:13 El dinero que se traía al templo no se usó para hacer copas de plata ni despabiladeras, tazones, trompetas ni otros objetos de oro o de plata para el templo del SEÑOR.
2Re 12:14 Se asignó a los trabajadores, quienes lo utilizaron para hacer las reparaciones del templo.
2Re 12:15 No fue necesario pedir cuentas de este dinero a los supervisores de la construcción, porque eran hombres honestos y dignos de confianza.
2Re 12:16 Sin embargo, el dinero que se recibió de ofrendas por la culpa y de ofrendas por el pecado no se llevó al templo del SEÑOR. Se le entregó a los sacerdotes para su uso personal.
2Re 12:17 En esos días, el rey Hazael de Aram entró en guerra contra Gat y la tomó. Luego se dirigió a atacar Jerusalén.
2Re 12:18 Entonces el rey Joás recogió todos los objetos sagrados que Josafat, Yoram y Ocozías —los reyes anteriores de Judá— habían dedicado junto con los que él mismo había dedicado. Después le envió todo a Hazael, junto con el oro que había en los tesoros del templo del SEÑOR y en el palacio real. Como resultado, Hazael suspendió su ataque a Jerusalén.
2Re 12:19 Los demás acontecimientos del reinado de Joás y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 12:20 Ahora bien, los funcionarios de Joás conspiraron contra él y lo asesinaron en Bet-milo, rumbo a Sila.
2Re 12:21 Los asesinos eran consejeros de confianza: Josacar,* hijo de Simeat, y Jozabad, hijo de Somer. Joás fue enterrado con sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Amasías lo sucedió en el trono.
2Re 13:1 Joacaz, hijo de Jehú, comenzó a gobernar Israel durante el año veintitrés del reinado de Joás en Judá; y reinó en Samaria diecisiete años.
2Re 13:2 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Siguió el ejemplo de Jeroboam, hijo de Nabat, y continuó con los pecados que Jeroboam hizo cometer a Israel.
2Re 13:3 Por eso el SEÑOR estaba muy enojado con los israelitas y permitió que el rey Hazael de Aram y su hijo Ben-adad los derrotaran en repetidas ocasiones.
2Re 13:4 Entonces Joacaz pidió en oración la ayuda del SEÑOR, y el SEÑOR oyó su oración, pues veía la cruel opresión que el rey de Aram ejercía sobre Israel.
2Re 13:5 Así que el SEÑOR envió a un hombre para rescatar a los israelitas de la tiranía de los arameos. Después Israel vivió a salvo otra vez como en tiempos anteriores.
2Re 13:6 Sin embargo, los israelitas siguieron pecando, suiguiendo el mal ejemplo de Jeroboam. También dejaron en pie el poste dedicado a la diosa Asera en Samaria.
2Re 13:7 Finalmente, el ejército de Joacaz quedó reducido a cincuenta conductores de carros de guerra, diez carros de guerra y diez mil soldados de infantería. El rey de Aram había matado a los demás, pisoteándolos como al polvo debajo de sus pies.
2Re 13:8 Los demás acontecimientos del reinado de Joacaz —todo lo que hizo y el alcance de su poder— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 13:9 Cuando Joacaz murió, lo enterraron en Samaria. Luego su hijo Yoás* lo sucedió en el trono.
2Re 13:10 Yoás, hijo de Joacaz, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y siete del reinado de Joás en Judá, y reinó en Samaria dieciséis años.
2Re 13:11 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
2Re 13:12 Los demás acontecimientos del reinado de Yoás y todo lo que hizo, incluso el alcance de su poder y su guerra contra el rey Amasías de Judá, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
2Re 13:13 Cuando Yoás murió, lo enterraron en Samaria con los reyes de Israel. Luego su hijo Jeroboam II lo sucedió en el trono.
2Re 13:14 Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, el rey Yoás de Israel fue a visitarlo y lloró sobre él diciendo: —¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!
2Re 13:15 Eliseo le dijo: —Consigue un arco y algunas flechas. Y el rey hizo lo que se le indicó.
2Re 13:16 Luego Eliseo le dijo: —Pon tu mano sobre el arco. Eliseo puso sus dos manos sobre las manos del rey.
2Re 13:17 Luego le ordenó: —Abre la ventana que da al oriente. Él la abrió, y Eliseo le dijo: —¡Dispara! Así que el rey disparó una flecha y Eliseo proclamó: —Esta es la flecha del SEÑOR, una flecha de victoria sobre Aram, porque tú conquistarás por completo a los arameos en Afec.
2Re 13:18 Luego Eliseo dijo: —Ahora levanta las demás flechas y golpéalas contra el piso. Entonces el rey las tomó y golpeó el piso tres veces;
2Re 13:19 pero el hombre de Dios se enojó con él y exclamó: —¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Así habrías vencido a Aram hasta destruirlo por completo. Ahora saldrás vencedor solamente tres veces.
2Re 13:20 Después Eliseo murió y fue enterrado. Unos grupos de saqueadores moabitas solían invadir el país cada primavera.
2Re 13:21 Cierta vez, mientras unos israelitas enterraban a un hombre, divisaron a una banda de esos saqueadores. Entonces en el apuro arrojaron el cuerpo en la tumba de Eliseo y huyeron; pero en cuanto el cuerpo tocó los huesos de Eliseo, ¡el muerto resucitó y de un salto se puso de pie!
2Re 13:22 El rey Hazael de Aram había oprimido a Israel durante todo el reinado de Joacaz,
2Re 13:23 pero el SEÑOR tuvo bondad y misericordia de los israelitas y no los destruyó por completo. Tuvo compasión de ellos por el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob; y hasta el día de hoy no los ha destruido por completo ni los ha expulsado de su presencia.
2Re 13:24 El rey Hazael de Aram murió y su hijo Ben-adad lo sucedió en el trono.
2Re 13:25 Entonces Yoás, hijo de Joacaz, recuperó de manos de Ben-adad, hijo de Hazael, las ciudades que le habían quitado a Joacaz, su padre. Yoás venció a Ben-adad en tres oportunidades y así recuperó las ciudades israelitas.