APOSENTO ALTO

miércoles, 14 de marzo de 2018

LECTURA BÍBLICA 14 DE MARZO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    25:31-46

Mat 25:31 »Pero, cuando el Hijo del Hombre* venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso.
Mat 25:32 Todas las naciones* se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras.
Mat 25:33 Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Mat 25:34 »Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.
Mat 25:35 Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar.
Mat 25:36 Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”.
Mat 25:37 »Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o
Mat 25:38 te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa,
Mat 25:39 o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”.
Mat 25:40 »Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.
Mat 25:41 »Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios!*
Mat 25:42 Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber.
Mat 25:43 Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”.
Mat 25:44 »Entonces ellos responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.
Mat 25:45 »Y él responderá: “Les digo la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de éstos, mis hermanos, se negaron a ayudarme a mí”.
Mat 25:46 »Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna.



ROMANOS 9:1-18

Rom 9:1 Con Cristo de testigo hablo con toda veracidad. Mi conciencia y el Espíritu Santo lo confirman.
Rom 9:2 Tengo el corazón lleno de amarga tristeza e infinito dolor
Rom 9:3 por mi pueblo, mis hermanos judíos.* Yo estaría dispuesto a vivir bajo maldición para siempre —¡separado de Cristo! —si eso pudiera salvarlos.
Rom 9:4 Ellos son el pueblo de Israel, elegidos para ser los hijos adoptivos* de Dios. Él les reveló su gloria, hizo pactos con ellos y les entregó su ley. Les dio el privilegio de adorarlo y de recibir sus promesas maravillosas.
Rom 9:5 Abraham, Isaac y Jacob son los antepasados de los israelitas, y Cristo mismo era israelita en cuanto a su naturaleza humana. Y él es Dios, el que reina sobre todas las cosas, ¡y es digno de eterna alabanza! Amén.*
Rom 9:6 Ahora bien, ¿acaso Dios no cumplió su promesa a Israel? ¡No, porque no todos los que nacen en la nación de Israel son en verdad miembros del pueblo de Dios!
Rom 9:7 Ser descendientes de Abraham no los hace verdaderos hijos de Abraham, pues las Escrituras dicen: «Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes»*, aunque Abraham también tuvo otros hijos.
Rom 9:8 Eso significa que no todos los descendientes naturales de Abraham son necesariamente hijos de Dios. Sólo los hijos de la promesa son considerados hijos de Abraham;
Rom 9:9 pues Dios había prometido: «Volveré dentro de un año, y Sara tendrá un hijo»*.
Rom 9:10 Ese hijo fue nuestro antepasado Isaac. Cuando se casó con Rebeca, ella dio a luz mellizos.*
Rom 9:11 Pero, antes de que nacieran, antes de que pudieran hacer algo bueno o malo, ella recibió un mensaje de Dios. (Este mensaje demuestra que Dios elige a la gente según sus propósitos;
Rom 9:12 él llama a las personas, pero no según las buenas o malas acciones que hayan hecho). Se le dijo: «Tu hijo mayor servirá a tu hijo menor»*.
Rom 9:13 Como dicen las Escrituras: «Amé a Jacob, pero rechacé a Esaú»*.
Rom 9:14 ¿Estamos diciendo, entonces, que Dios fue injusto? ¡Por supuesto que no!
Rom 9:15 Pues Dios le dijo a Moisés: «Tendré misericordia de quien yo quiera y mostraré compasión con quien yo quiera»*.
Rom 9:16 Por lo tanto, es Dios quien decide tener misericordia. No depende de nuestro deseo ni de nuestro esfuerzo.
Rom 9:17 Pues las Escrituras cuentan que Dios le dijo a Faraón: «Te he designado con el propósito específico de exhibir mi poder en ti y dar a conocer mi fama por toda la tierra»*.
Rom 9:18 Así que, como ven, Dios decide tener misericordia de algunos y también decide endurecer el corazón de otros para que se nieguen a escuchar.


SALMO 61

Sal 61:1 Oh Dios, ¡escucha mi clamor! ¡Oye mi oración!
Sal 61:2 Desde los extremos de la tierra, clamo a ti por ayuda cuando mi corazón está abrumado. Guíame a la imponente roca de seguridad,
Sal 61:3 porque tú eres mi amparo seguro, una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme.
Sal 61:4 Permíteme vivir para siempre en tu santuario, ¡a salvo bajo el refugio de tus alas!. Interludio
Sal 61:5 Pues has oído mis votos, oh Dios; me diste una herencia reservada para los que temen tu nombre.
Sal 61:6 ¡Añade muchos años a la vida del rey! ¡Que sus años abunden de generación en generación!
Sal 61:7 Que reine bajo la protección de Dios para siempre, y que tu amor inagotable y tu fidelidad lo cuiden.
Sal 61:8 Entonces cantaré alabanzas a tu nombre para siempre, mientras cumplo mis votos cada día.

LECTURA PARA LA NOCHE

NÚMEROS 33-36

Núm 33:1 Esta es la ruta que los israelitas siguieron cuando salieron de Egipto bajo el liderazgo de Moisés y Aarón.
Núm 33:2 Por orden del SEÑOR, Moisés guardó un registro escrito del avance. Estas son las etapas de la marcha, identificadas por los diferentes lugares donde se detuvieron en la ruta.
Núm 33:3 Salieron de la ciudad de Ramsés, a comienzos de la primavera, el día quince del primer mes,* por la mañana después de la primera celebración de la Pascua. El pueblo de Israel marchó desafiante, a la vista de todos los egipcios.
Núm 33:4 Mientras tanto, los egipcios enterraban a todos sus primeros hijos varones, a los que el SEÑOR había matado la noche anterior. ¡Esa noche el SEÑOR derrotó a los dioses de Egipto, con grandes actos de juicio!
Núm 33:5 Después de dejar Ramsés, los israelitas armaron el campamento en Sucot.
Núm 33:6 Luego partieron de Sucot y acamparon en Etam en los límites del desierto.
Núm 33:7 Partieron de Etam y retrocedieron hacia Pi-hahirot, frente a Baal-zefón y acamparon cerca de Migdol.
Núm 33:8 Partieron de Pi-hahirot y cruzaron el mar Rojo* para internarse en el desierto. Luego viajaron tres días por el desierto de Etam y acamparon en Mara.
Núm 33:9 Partieron de Mara y acamparon en Elim donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras.
Núm 33:10 Partieron de Elim y acamparon al lado del mar Rojo.*
Núm 33:11 Partieron del mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.
Núm 33:12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.
Núm 33:13 Partieron de Dofca y acamparon en Alús.
Núm 33:14 Partieron de Alús y acamparon en Refidim donde no había agua para que el pueblo bebiera.
Núm 33:15 Partieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.
Núm 33:16 Partieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot-hataava.
Núm 33:17 Partieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot.
Núm 33:18 Partieron de Hazerot y acamparon en Ritma.
Núm 33:19 Partieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.
Núm 33:20 Partieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.
Núm 33:21 Partieron de Libna y acamparon en Rissa.
Núm 33:22 Partieron de Rissa y acamparon en Ceelata.
Núm 33:23 Partieron de Ceelata y acamparon en el monte Sefer.
Núm 33:24 Partieron del monte Sefer y acamparon en Harada.
Núm 33:25 Partieron de Harada y acamparon en Macelot.
Núm 33:26 Partieron de Macelot y acamparon en Tahat.
Núm 33:27 Partieron de Tahat y acamparon en Tara.
Núm 33:28 Partieron de Tara y acamparon en Mitca.
Núm 33:29 Partieron de Mitca y acamparon en Hasmona.
Núm 33:30 Partieron de Hasmona y acamparon en Moserot.
Núm 33:31 Partieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán.
Núm 33:32 Partieron de Bene-jaacán y acamparon en Hor-haggidgad.
Núm 33:33 Partieron de Hor-haggidgad y acamparon en Jotbata.
Núm 33:34 Partieron de Jotbata y acamparon en Abrona.
Núm 33:35 Partieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.
Núm 33:36 Partieron de Ezión-geber y acamparon en Cades en el desierto de Zin.
Núm 33:37 Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera de Edom.
Núm 33:38 Mientras estaban al pie del monte Hor, el SEÑOR ordenó al sacerdote Aarón que subiera al monte y allí murió. Eso sucedió a mediados del verano, el primer día del mes quinto,* a los cuarenta años de la salida de Israel de Egipto.
Núm 33:39 Aarón tenía ciento veinte y tres años cuando murió en el monte Hor.
Núm 33:40 En esa ocasión el rey cananeo de Arad, que vivía en el Neguev, en la tierra de Canaán, oyó que el pueblo de Israel se acercaba a su tierra.
Núm 33:41 Mientras tanto, los israelitas dejaron el monte Hor y acamparon en Zalmona.
Núm 33:42 Partieron de Zalmona y acamparon en Punón.
Núm 33:43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.
Núm 33:44 Partieron de Obot y acamparon en Ije-abarim en la frontera de Moab.
Núm 33:45 Partieron de Ije-abarim* y acamparon en Dibón-gad.
Núm 33:46 Partieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.
Núm 33:47 Partieron de Almón-diblataim y acamparon en las montañas al oriente del río,* cerca del monte Nebo.
Núm 33:48 Partieron de las montañas al oriente del río y acamparon en las llanuras de Moab junto al río Jordán, frente a Jericó.
Núm 33:49 Acamparon a lo largo del río Jordán desde Bet-jesimot hasta los prados de las Acacias,* en las llanuras de Moab.
Núm 33:50 Mientras acampaban cerca del río Jordán, en las llanuras de Moab, frente a Jericó, el SEÑOR dijo a Moisés:
Núm 33:51 «Dale las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: cuando crucen el río Jordán a la tierra de Canaán,
Núm 33:52 expulsen a todos los que viven allí. Destruyan todas las imágenes talladas y fundidas y derriben todos sus santuarios paganos.
Núm 33:53 Tomen posesión de la tierra y establézcanse allí, porque a ustedes se la he dado para que la ocupen.
Núm 33:54 Repartan la tierra entre los clanes por sorteo sagrado, en proporción a su tamaño. A los clanes más grandes se les entregará una porción más grande de tierra y a los clanes más pequeños, una porción menor. La decisión del sorteo sagrado es definitiva. De esta manera se hará la repartición de las porciones de tierra entre sus tribus patriarcales.
Núm 33:55 Sin embargo, si no expulsan a los habitantes de la tierra, los que se queden serán como astillas en sus ojos y espinas en sus costados. Los acosarán en la tierra que habitan;
Núm 33:56 y yo haré con ustedes lo mismo que había pensado hacer con ellos».
Núm 34:1 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 34:2 «Da las siguientes instrucciones a los israelitas: cuando entren en la tierra de Canaán, la cual les doy como su preciada posesión, estos serán los límites.
Núm 34:3 La porción sureña de su país se extenderá desde el desierto de Zin, a lo largo del límite con Edom. La frontera sur empezará al oriente del mar Muerto,*
Núm 34:4 y se extenderá hacia el sur, pasando por el paso de los Escorpiones* rumbo a Zin. El extremo sur será Cades-barnea y de allí seguirá a Hazar-adar hasta llegar a Asmón.
Núm 34:5 De Asmón, el límite girará hacia el arroyo de Egipto y terminará en el mar Mediterráneo.*
Núm 34:6 »La frontera occidental será la costa del mar Mediterráneo.
Núm 34:7 »La frontera norte empezará en el mar Mediterráneo y se extenderá hacia el oriente hasta el monte Hor
Núm 34:8 y luego a Lebo-hamat pasando por Zedad
Núm 34:9 y Zifrón hasta Hazar-enán. Esta será la frontera norte.
Núm 34:10 »El límite oriental empezará en Hazar-enán y se extenderá al sur hasta Sefam
Núm 34:11 y bajará a Ribla al oriente de Aín. De allí la frontera descenderá a lo largo de la orilla oriental del mar de Galilea,*
Núm 34:12 y luego a lo largo del río Jordán hasta llegar al mar Muerto. Estos son los límites de su tierra».
Núm 34:13 Entonces Moisés les dijo a los israelitas: «Este territorio es la patria que se repartirá por sorteo sagrado entre ustedes. El SEÑOR ordenó que la tierra sea repartida entre las nueve tribus y media restantes.
Núm 34:14 Las familias de las tribus de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés ya recibieron sus porciones de tierra
Núm 34:15 al oriente del río Jordán, frente a Jericó hacia la salida del sol».
Núm 34:16 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 34:17 «El sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun, son los hombres designados para repartir las porciones de tierra entre el pueblo.
Núm 34:18 Además, recluta a un líder de cada tribu para que los ayude con la tarea.
Núm 34:19 Estas son las tribus y los nombres de los líderes: Tribu Líder Judá. Caleb, hijo de Jefone
Núm 34:20 Simeón Semuel, hijo de Amiud
Núm 34:21 Benjamín Elidad, hijo de Quislón
Núm 34:22 Dan Buqui, hijo de Jogli
Núm 34:23 Manasés hijo de José Haniel, hijo de Efod
Núm 34:24 Efraín hijo de José Kemuel, hijo de Siftán
Núm 34:25 Zabulón Elizafán, hijo de Parnac
Núm 34:26 Isacar. Paltiel, hijo de Azán
Núm 34:27 Aser Ahiud, hijo de Selomi
Núm 34:28 Neftalí Pedael, hijo de Amiud
Núm 34:29 Estos son los hombres que el SEÑOR nombró para repartir las porciones de tierra en Canaán entre los israelitas».
Núm 35:1 Mientras Israel acampaba junto al Jordán, en las llanuras de Moab, frente a Jericó, el SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 35:2 «Ordena a los israelitas que, de las propiedades que recibieron, entreguen a los levitas algunas ciudades donde vivir, junto con los pastizales que las rodean.
Núm 35:3 Los levitas vivirán en esas ciudades y las tierras que las rodean proveerán pastura para su ganado, rebaños y otros animales.
Núm 35:4 Los pastizales alrededor de esas ciudades, asignados a los levitas, se extenderán por cuatrocientos sesenta metros* a partir de las murallas de las ciudades en todas direcciones.
Núm 35:5 Midan novecientos veinte metros* afuera de las murallas de las ciudades en cada dirección —oriente, sur, occidente y norte— y la ciudad quedará en el centro. Esta área será otro pastizal, aún más grande para las ciudades.
Núm 35:6 »Seis de las ciudades que entreguen a los levitas serán ciudades de refugio, adonde una persona que haya matado a alguien por accidente pueda huir y ponerse a salvo. Además entréguenles otras cuarenta y dos ciudades.
Núm 35:7 En total, darás a los levitas cuarenta y ocho ciudades con los pastizales que las rodean.
Núm 35:8 Estas ciudades las tomarán de las propiedades del pueblo de Israel. Las tribus más grandes darán más ciudades a los levitas, mientras que las tribus más pequeñas darán menos. Cada tribu dará terreno en proporción al tamaño de la tierra que recibió».
Núm 35:9 El SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 35:10 «Dale las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: cuando crucen el Jordán para entrar a la tierra de Canaán,
Núm 35:11 designen ciudades de refugio adonde una persona pueda huir si ha matado a alguien por accidente.
Núm 35:12 Estas ciudades servirán como lugares de protección contra los parientes de la víctima que quieran vengar la muerte. No se le quitará la vida al responsable de la muerte antes de que la comunidad lo juzgue.
Núm 35:13 Designen seis ciudades de refugio para ustedes mismos:
Núm 35:14 tres al oriente del río Jordán y tres al occidente, en la tierra de Canaán.
Núm 35:15 Estas ciudades servirán para proteger a los israelitas, a los extranjeros que vivan entre ustedes y a los comerciantes ambulantes. Cualquiera que mate a alguien por accidente podrá huir allí para ponerse a salvo.
Núm 35:16 »Sin embargo, si alguien golpea y mata a otro con un objeto de hierro, comete homicidio y el asesino debe ser ejecutado.
Núm 35:17 Si alguien con una piedra en la mano golpea y mata a otro, comete homicidio y el asesino debe ser ejecutado.
Núm 35:18 Si alguien golpea y mata a otro con un objeto de madera, comete homicidio y el asesino debe ser ejecutado.
Núm 35:19 El pariente más cercano de la víctima es responsable de quitarle la vida al asesino. Cuando ellos se encuentren, el vengador debe quitarle la vida al asesino.
Núm 35:20 Así que, si alguien por odio empuja a otro o le lanza un objeto peligroso y este muere, comete homicidio.
Núm 35:21 O si alguien por odio golpea a otro con su puño y muere, comete homicidio. En tales casos, el vengador tiene que quitarle la vida al asesino cuando se encuentren.
Núm 35:22 »Ahora bien, supongamos que alguien empuja a otro sin enemistad previa, o lanza algo que, sin intención, golpea a otro,
Núm 35:23 o por accidente deja caer una piedra grande sobre alguien y, aunque no eran enemigos, la persona muere.
Núm 35:24 Si esto llegara a suceder, la comunidad debe seguir las siguientes normas al juzgar entre el responsable de la muerte y el vengador, el pariente más cercano de la víctima.
Núm 35:25 La comunidad debe proteger al responsable de la muerte del vengador y debe escoltarlo para que regrese a vivir en la ciudad de refugio a la que huyó. Allí permanecerá hasta la muerte del sumo sacerdote, que fue ungido con el aceite sagrado.
Núm 35:26 »Sin embargo, si el responsable de la muerte alguna vez sale de los límites de la ciudad de refugio,
Núm 35:27 y el vengador lo encuentra fuera de la ciudad y lo mata, su muerte no será considerada homicidio.
Núm 35:28 El responsable de la muerte debió haber permanecido dentro de la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote; pero después de la muerte del sumo sacerdote, el responsable de la muerte podrá volver a su propia tierra.
Núm 35:29 Estos son requisitos legales y tendrán que cumplirse de generación en generación, dondequiera que vivan.
Núm 35:30 »Todos los asesinos deben ser ejecutados, pero sólo si las pruebas son presentadas por más de un testigo. No se puede condenar a muerte a nadie por el testimonio de un solo testigo.
Núm 35:31 Tampoco se aceptará el pago de rescate por la vida de alguien que haya sido juzgado y encontrado culpable de asesinato y condenado a muerte; siempre se debe ejecutar a los asesinos.
Núm 35:32 Nunca acepten el pago de rescate de alguien que haya huido a una ciudad de refugio, pues haría que el responsable de la muerte de alguien volviera a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.
Núm 35:33 Esto garantizará que la tierra donde ustedes vivan no se contamine, pues el asesinato contamina la tierra. Y ningún sacrificio, salvo la ejecución del asesino, puede purificar la tierra del asesinato.*
Núm 35:34 No deben manchar la tierra donde viven, porque yo mismo habito allí. Yo soy el SEÑOR que habito entre el pueblo de Israel».
Núm 36:1 Luego los jefes de los clanes de Galaad —descendientes de Maquir, hijo de Manasés, hijo de José— se presentaron ante Moisés y los líderes de las familias de Israel con una petición.
Núm 36:2 Dijeron a Moisés: —El SEÑOR te dijo que repartieras la tierra entre el pueblo de Israel por sorteo sagrado. El SEÑOR te dijo que la porción de tierra que pertenece a nuestro hermano Zelofehad se la dieras a sus hijas.
Núm 36:3 Sin embargo, si ellas se casan con hombres de otra tribu, llevarán consigo sus porciones de tierra a la tribu de los hombres con quienes se casen. De esa manera, el área total de la tierra de nuestra tribu se reducirá.
Núm 36:4 Entonces cuando llegue el año de jubileo, esa porción de tierra se agregará a esa nueva tribu, y provocará que nuestra tribu patriarcal la pierda para siempre.
Núm 36:5 Así que Moisés les dio a los israelitas, de parte del SEÑOR, el siguiente mandato: —El reclamo de los hombres de la tribu de José es legítimo.
Núm 36:6 Esto es lo que el SEÑOR ordena acerca de las hijas de Zelofehad: permítanles casarse con quienes deseen, siempre y cuando sea alguien de su propia tribu patriarcal.
Núm 36:7 No se permite que ninguna tierra se transfiera de una tribu a otra, ya que toda la tierra asignada a cada tribu debe permanecer dentro de la tribu a la que inicialmente fue concedida.
Núm 36:8 Las hijas de todas las tribus de Israel que estén en línea para heredar la propiedad, deben casarse dentro de su propia tribu, de esta manera todos los israelitas conservarán sus propiedades patriarcales.
Núm 36:9 Ninguna porción de tierra puede pasar de una tribu a otra; cada tribu de Israel debe conservar la porción de tierra que le fue asignada.
Núm 36:10 Entonces las hijas de Zelofehad hicieron lo que el SEÑOR le ordenó a Moisés.
Núm 36:11 Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, todas se casaron con sus primos por parte de su padre
Núm 36:12 dentro de los clanes de Manasés, hijo de José. De este modo, su herencia de tierra permaneció dentro de su tribu patriarcal.
Núm 36:13 Estos son los mandatos y las ordenanzas que el SEÑOR le dio al pueblo de Israel por medio de Moisés mientras acampaban en las llanuras de Moab junto al río Jordán, frente a Jericó.

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