APOSENTO ALTO

sábado, 17 de marzo de 2018

LECTURA BÍBLICA 17 DE MARZO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    26:36-56

Mat 26:36 Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar».
Mat 26:37 Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse.
Mat 26:38 Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».
Mat 26:39 Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».
Mat 26:40 Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: «¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?
Mat 26:41 Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
Mat 26:42 Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa* a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad».
Mat 26:43 Cuando regresó de nuevo adonde estaban ellos, los encontró dormidos porque no podían mantener los ojos abiertos.
Mat 26:44 Así que se fue a orar por tercera vez, repitió lo mismo.
Mat 26:45 Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «¡Adelante, duerman y descansen! Pero miren, ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es traicionado y entregado en manos de pecadores.
Mat 26:46 Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!».
Mat 26:47 Y, mientras Jesús hablaba, llegó Judas, uno de los doce discípulos, junto con una multitud de hombres armados con espadas y palos. Los habían enviado los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo.
Mat 26:48 El traidor, Judas, había acordado con ellos una señal: «Sabrán a cuál arrestar cuando lo salude con un beso».
Mat 26:49 Entonces Judas fue directamente a Jesús. —¡Saludos, Rabí! —exclamó, y le dio el beso.
Mat 26:50 Jesús dijo: —Amigo mío, adelante, haz lo que viniste a hacer. Entonces los otros agarraron a Jesús y lo arrestaron.
Mat 26:51 Pero uno de los hombres que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole una oreja.
Mat 26:52 «Guarda tu espada —le dijo Jesús —. Los que usan la espada morirán a espada.
Mat 26:53 ¿No te das cuenta de que yo podría pedirle a mi Padre que enviara miles* de ángeles para que nos protejan, y él los enviaría de inmediato?
Mat 26:54 Pero, si lo hiciera, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que describen lo que tiene que suceder ahora?».
Mat 26:55 Luego Jesús le dijo a la multitud: «¿Acaso soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos para arrestarme? ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve enseñando allí todos los días.
Mat 26:56 Pero todo esto sucede para que se cumplan las palabras de los profetas registradas en las Escrituras». En ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.


ROMANOS 11:1-24

Rom 11:1 Entonces pregunto: ¿acaso Dios ha rechazado a su propio pueblo, la nación de Israel? ¡Por supuesto que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.
Rom 11:2 No, Dios no ha rechazado a su propio pueblo, al cual eligió desde el principio. ¿Se dan cuenta de lo que dicen las Escrituras sobre el tema? El profeta Elías se quejó del pueblo de Israel ante Dios y dijo:
Rom 11:3 «SEÑOR, han matado a tus profetas y derribaron tus altares. Soy el único que queda con vida y ahora me buscan para matarme a mí también»*.
Rom 11:4 ¿Y recuerdan la respuesta de Dios? Él dijo: «¡No, tengo a siete mil más que nunca se han inclinado ante Baal!»*.
Rom 11:5 Lo mismo sucede hoy, porque unos cuantos del pueblo de Israel* han permanecido fieles por la gracia de Dios, es decir, por su bondad inmerecida al elegirlos.
Rom 11:6 Y, como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.
Rom 11:7 Así que la situación es la siguiente: la mayoría del pueblo de Israel no ha encontrado el favor de Dios que tanto busca. Unos cuantos sí lo han encontrado —los que Dios ha elegido—, pero el corazón de los demás fue endurecido.
Rom 11:8 Como dicen las Escrituras: «Dios los hizo caer en un sueño profundo. Hasta el día de hoy, les ha cerrado los ojos para que no vean y les ha tapado los oídos para que no oigan»*.
Rom 11:9 También David dijo: «Que su mesa de abundancia se convierta en una red, en una trampa que los lleve a pensar que todo está bien. Que sus bendiciones los hagan tropezar y que reciban su merecido.
Rom 11:10 Que sus ojos queden ciegos para que no puedan ver, y la espalda se les encorve para siempre»*.
Rom 11:11 ¿Acaso el pueblo de Dios tropezó y cayó sin posibilidad de recuperarse? ¡De ninguna manera! El pueblo fue desobediente, por eso Dios puso la salvación al alcance de los gentiles.* Sin embargo, él quería que su propio pueblo sintiera celos y la reclamara para sí.
Rom 11:12 Ahora bien, si los gentiles fueron enriquecidos porque los israelitas rechazaron la oferta de salvación de Dios, imagínense cuánto más grande será la bendición para el mundo cuando ellos por fin la acepten.
Rom 11:13 Menciono todo lo anterior especialmente para ustedes, los gentiles. Dios me designó apóstol a los gentiles. Pongo énfasis en esto
Rom 11:14 porque, de alguna manera, quiero hacer que los hijos de Israel sientan celos de lo que tienen ustedes, los gentiles, y entonces yo pueda salvar a algunos de ellos.
Rom 11:15 Pues, si el rechazo de ellos hizo que Dios ofreciera la salvación al resto del mundo, la aceptación de ellos será algo aún más maravilloso. ¡Será vida para los que estaban muertos!
Rom 11:16 Y, dado que Abraham y los otros patriarcas fueron santos, sus descendientes también serán santos, del mismo modo que toda la masa de pan es santa porque la porción que se da como ofrenda es santa. Pues, si las raíces del árbol son santas, las ramas también lo serán.
Rom 11:17 Pero algunas ramas del árbol de Abraham —algunos del pueblo de Israel —han sido arrancadas. Y ustedes, los gentiles, que eran ramas de un olivo silvestre, fueron injertados. Así que ahora ustedes también reciben la bendición que Dios prometió a Abraham y a sus hijos, con lo cual comparten con ellos el alimento nutritivo que proviene de la raíz del olivo especial de Dios.
Rom 11:18 Pero no se jacten de haber sido injertados para reemplazar a las ramas que fueron arrancadas. Ustedes son sólo una rama, no son la raíz.
Rom 11:19 Tal vez digas: «Bueno, esas ramas fueron arrancadas para darme lugar a mí».
Rom 11:20 Es cierto, pero recuerda: esas ramas fueron arrancadas porque no creyeron en Cristo, y tú estás allí porque sí crees. Así que no te consideres tan importante, más bien teme lo que podría suceder.
Rom 11:21 Pues, si Dios no perdonó a las ramas originales, tampoco te perdonará* a ti.
Rom 11:22 Fíjate en que Dios es bondadoso pero también es severo. Es severo con los que desobedecen, pero será bondadoso contigo si sigues confiando en su bondad. En cambio, si dejas de confiar, tú también serás arrancado por completo.
Rom 11:23 Y, si el pueblo de Israel abandona su incredulidad, volverá a ser injertado, pues Dios tiene poder para volver a injertarlo en el árbol.
Rom 11:24 Tú, por naturaleza, eras una rama cortada de un olivo silvestre. Por lo tanto, si Dios estuvo dispuesto a ir en contra de la naturaleza al injertarte en un árbol cultivado, él estará mucho más dispuesto a injertar las ramas originales en el árbol al que pertenecen.



SALMO 64

Sal 64:1 Oh Dios, escucha mi queja; protege mi vida de las amenazas de mis enemigos.
Sal 64:2 Escóndeme de las conspiraciones de esta turba malvada, de esta pandilla de malhechores.
Sal 64:3 Afilan su lengua como espada y apuntan como flechas sus palabras amargas.
Sal 64:4 Le tiran a los inocentes desde una emboscada, los atacan de repente y sin temor.
Sal 64:5 Se animan unos a otros a hacer el mal y planean cómo tender sus trampas en secreto. «¿Quién se dará cuenta?», preguntan.
Sal 64:6 Dicen mientras traman sus delitos: «¡Hemos orquestado el plan perfecto!». Es cierto, el corazón y la mente del ser humano son astutos.
Sal 64:7 Pero Dios mismo les lanzará sus flechas y los herirá de repente.
Sal 64:8 Su propia lengua los arruinará, y quienes los vean, menearán la cabeza en señal de desprecio.
Sal 64:9 Entonces todos temerán; proclamarán los poderosos actos de Dios, y se darán cuenta de todas las cosas asombrosas que él hace.
Sal 64:10 Los justos se alegrarán en el SEÑOR, y en él encontrarán refugio. Y los que hacen lo correcto lo alabarán.

LECTURA PARA LA NOCHE

DEUTERONOMIO 6-8

Deu 6:1 »Esos son los mandatos, los decretos y las ordenanzas que el SEÑOR tu Dios me encargó que te enseñara. Obedécelos cuando llegues a la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer.
Deu 6:2 Tú, tus hijos y tus nietos teman al SEÑOR su Dios durante toda la vida. Si obedeces todos los decretos y los mandatos del SEÑOR, disfrutarás de una larga vida.
Deu 6:3 Escucha con atención, pueblo de Israel, y asegúrate de obedecer. Entonces todo te saldrá bien, y tendrás muchos hijos en la tierra donde fluyen la leche y la miel, tal como el SEÑOR, Dios de tus antepasados, te lo prometió.
Deu 6:4 »¡Escucha, Israel! El SEÑOR es nuestro Dios, solamente el SEÑOR.*
Deu 6:5 Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Deu 6:6 Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego.
Deu 6:7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Deu 6:8 Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio.
Deu 6:9 Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
Deu 6:10 »El SEÑOR tu Dios pronto te establecerá en la tierra que juró darte cuando hizo un pacto con tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste.
Deu 6:11 Encontrarás las casas muy bien abastecidas con bienes que tú no produjiste. Sacarás agua de cisternas que no cavaste y comerás de viñedos y olivares que no plantaste. Cuando hayas comido en esa tierra hasta saciarte,
Deu 6:12 ten cuidado de no olvidarte del SEÑOR, quien te rescató de la esclavitud de Egipto.
Deu 6:13 Teme al SEÑOR tu Dios y sírvele a él. Cuando hagas un juramento, hazlo sólo en su nombre.
Deu 6:14 »No rindas culto a ninguno de los dioses de las naciones vecinas,
Deu 6:15 porque el SEÑOR tu Dios, quien vive en medio de ti, es Dios celoso. Se encenderá su enojo contra ti y te borrará de la faz de la tierra.
Deu 6:16 No pondrás a prueba al SEÑOR tu Dios como cuando te quejaste contra él en Masah.
Deu 6:17 Obedece con diligencia los mandatos del SEÑOR tu Dios: todas las leyes y los decretos que te dio.
Deu 6:18 Haz lo que es bueno y correcto a los ojos de Dios, para que te vaya bien en todo. Entonces entrarás en la buena tierra que el SEÑOR juró dar a tus antepasados y la poseerás;
Deu 6:19 y expulsarás a todos los enemigos que viven en la tierra, tal como el SEÑOR dijo que harías.
Deu 6:20 »En el futuro tus hijos te preguntarán: “¿Qué significan estas leyes, estos decretos y estas ordenanzas que el SEÑOR nuestro Dios nos mandó obedecer?”.
Deu 6:21 »Entonces tú les dirás: “Nosotros éramos esclavos del faraón en la tierra de Egipto, pero el SEÑOR nos sacó de Egipto con su mano poderosa.
Deu 6:22 El SEÑOR hizo señales milagrosas y maravillas ante nuestros ojos, envió castigos terribles contra Egipto, contra el faraón y contra todo su pueblo.
Deu 6:23 Nos sacó de Egipto para entregarnos esta tierra que había jurado darles a nuestros antepasados.
Deu 6:24 Entonces el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó obedecer todos estos decretos y temerlo a él, para que siguiera bendiciéndonos y preservara nuestra vida como lo ha hecho hasta el día de hoy.
Deu 6:25 Pues cuando obedezcamos todos los mandatos que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado, entonces se nos considerará justos”.
Deu 7:1 »Cuando el SEÑOR tu Dios te lleve dentro de la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer, él te abrirá camino quitando de tu paso a muchas naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Esas siete naciones son más fuertes y numerosas que tú.
Deu 7:2 Cuando el SEÑOR tu Dios las entregue en tus manos y las conquistes, debes destruirlas por completo.* No hagas tratados con ellas ni les tengas compasión.
Deu 7:3 No te unas en matrimonio con su gente. No permitas que tus hijas ni tus hijos se casen con los hijos o las hijas de esas naciones,
Deu 7:4 porque ellos harán que tus hijos y tus hijas se aparten de mí para rendir culto a otros dioses. Entonces el enojo del SEÑOR arderá contra ti, y pronto te destruirá.
Deu 7:5 Lo que tienes que hacer es: destruir sus altares paganos, hacer pedazos sus columnas sagradas, derribar sus postes dedicados a la diosa Asera y quemar sus ídolos.
Deu 7:6 Pues tú eres un pueblo santo porque perteneces al SEÑOR tu Dios. De todos los pueblos de la tierra, el SEÑOR tu Dios te eligió a ti para que seas su tesoro especial.
Deu 7:7 »El SEÑOR no te dio su amor, ni te eligió porque eras una nación más numerosa que las otras naciones, ¡pues tú eras la más pequeña de todas!
Deu 7:8 Más bien, fue sencillamente porque el SEÑOR te ama y estaba cumpliendo el juramento que les había hecho a tus antepasados. Por eso te rescató con mano poderosa de la esclavitud y de la mano opresiva del faraón, rey de Egipto.
Deu 7:9 Reconoce, por lo tanto, que el SEÑOR tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre los que lo aman y obedecen sus mandatos.
Deu 7:10 Pero no duda en castigar ni en destruir a los que lo rechazan.
Deu 7:11 Por lo tanto, obedece todos los mandatos, los decretos y las ordenanzas que te entrego hoy.
Deu 7:12 »Si prestas atención a estas ordenanzas y las obedeces con fidelidad, el SEÑOR tu Dios cumplirá su pacto de amor inagotable contigo, tal como lo prometió mediante el juramento que les hizo a tus antepasados.
Deu 7:13 Te amará y te bendecirá y te dará muchos hijos. Hará fértil a tu tierra y a tus animales. Cuando llegues a la tierra que juró dar a tus antepasados, tendrás numerosas cosechas de granos, vino nuevo y aceite de oliva, y también grandes manadas de ganado, ovejas y cabras.
Deu 7:14 Serás la nación más bendecida de toda la tierra. Ningún israelita, sea hombre o mujer, quedará sin tener hijos, y todo tu ganado dará crías.
Deu 7:15 El SEÑOR te protegerá de cualquier enfermedad. No dejará que sufras las enfermedades terribles que conociste en Egipto; en cambio, ¡se las enviará a todos tus enemigos!
Deu 7:16 »Destruye a todas las naciones que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. No les tengas compasión ni rindas culto a sus dioses, porque caerás en su trampa.
Deu 7:17 Tal vez te preguntes: “¿Cómo podremos conquistar a esas naciones que son mucho más poderosas que nosotros?”.
Deu 7:18 ¡Pero no les tengas miedo! Sólo recuerda lo que el SEÑOR tu Dios le hizo al faraón y a toda la tierra de Egipto.
Deu 7:19 Acuérdate de los tremendos horrores que el SEÑOR tu Dios envió contra ellos. ¡Tú lo viste todo con tus propios ojos! Y recuerda las señales milagrosas y las maravillas, y la mano fuerte y el brazo poderoso con que él te sacó de Egipto. El SEÑOR tu Dios usará ese mismo poder contra toda la gente a la que tú temes.
Deu 7:20 ¡Y luego el SEÑOR tu Dios mandará terror* para expulsar a los pocos sobrevivientes que aún hayan quedado escondidos de ti!
Deu 7:21 »No, no les tengas miedo a esas naciones, porque el SEÑOR tu Dios está contigo y él es Dios grande e imponente.
Deu 7:22 Poco a poco, el SEÑOR tu Dios irá expulsando a esas naciones de tu paso. No las echarás a todas de una sola vez porque, de ser así, los animales salvajes se multiplicarían con demasiada rapidez para ti.
Deu 7:23 Pero el SEÑOR tu Dios entregará a todas esas naciones en tus manos. Las llenará de confusión hasta que queden destruidas.
Deu 7:24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Nadie podrá hacerte frente, y tú los destruirás a todos.
Deu 7:25 »Quema sus ídolos y no codicies ni la plata ni el oro que los recubre. No te los lleves contigo, o se convertirán en una trampa para ti, porque son detestables al SEÑOR tu Dios.
Deu 7:26 No traigas a tu casa ninguna clase de objetos detestables porque, si lo haces, serás destruido, igual que ellos. Aborrece por completo esas cosas, porque están apartadas para ser destruidas.
Deu 8:1 »Asegúrate de obedecer todos los mandatos que te entrego hoy. Entonces vivirás y te multiplicarás, y entrarás en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus antepasados y la poseerás.
Deu 8:2 Recuerda cómo el SEÑOR tu Dios te guió por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos.
Deu 8:3 Sí, te humilló permitiendo que pasaras hambre y luego alimentándote con maná, un alimento que ni tú ni tus antepasados conocían hasta ese momento. Lo hizo para enseñarte que la gente no vive sólo de pan, sino que vivimos de cada palabra que sale de la boca del SEÑOR.
Deu 8:4 En todos esos cuarenta años, la ropa que llevabas puesta no se gastó, y tus pies no se ampollaron ni se hincharon.
Deu 8:5 Ten por cierto que, así como un padre disciplina a su hijo, el SEÑOR tu Dios te disciplina para tu propio bien.
Deu 8:6 »Por lo tanto, obedece los mandatos del SEÑOR tu Dios andando en sus caminos y temiéndolo.
Deu 8:7 Pues el SEÑOR tu Dios te lleva a una buena tierra, con arroyos y lagunas, con fuentes de agua y manantiales que brotan a chorros de los valles y las colinas.
Deu 8:8 Es una tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granadas, de aceite de oliva y miel.
Deu 8:9 Es una tierra donde abunda el alimento y no falta nada. Es una tierra donde el hierro es tan común como las piedras y donde el cobre abunda en las colinas.
Deu 8:10 Cuando hayas comido hasta quedar satisfecho, asegúrate de alabar al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te ha dado.
Deu 8:11 »Sin embargo, ¡ese es el momento cuando debes tener mucho cuidado! En tu abundancia, ten cuidado de no olvidar al SEÑOR tu Dios al desobedecer los mandatos, las ordenanzas y los decretos que te entrego hoy.
Deu 8:12 Pues cuando te sientas satisfecho y hayas prosperado y edificado casas hermosas donde vivir,
Deu 8:13 cuando haya aumentado mucho el número de tus rebaños y tu ganado, y se haya multiplicado tu plata y tu oro junto con todo lo demás, ¡ten mucho cuidado!
Deu 8:14 No te vuelvas orgulloso en esos días y entonces te olvides del SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en la tierra de Egipto.
Deu 8:15 No olvides que él te guió por el inmenso y terrible desierto, que estaba lleno de escorpiones y serpientes venenosas, y que era tan árido y caliente. ¡Él te dio agua de la roca!
Deu 8:16 En el desierto, te alimentó con maná, un alimento desconocido para tus antepasados. Lo hizo para humillarte y para ponerte a prueba por tu propio bien.
Deu 8:17 Todo esto lo hizo para que nunca se te ocurriera pensar: “He conseguido toda esta riqueza con mis propias fuerzas y energías”.
Deu 8:18 Acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es quien te da las fuerzas para obtener riquezas, a fin de cumplir el pacto que les confirmó a tus antepasados mediante un juramento.
Deu 8:19 »Pero una cosa te aseguro: si alguna vez te olvidas del SEÑOR tu Dios y sigues a otros dioses, y les rindes culto y te inclinas ante ellos, sin duda serás destruido.
Deu 8:20 Tal como el SEÑOR destruyó a otras naciones en tu paso, así también tú serás destruido si te niegas a obedecer al SEÑOR tu Dios.

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