APOSENTO ALTO

martes, 13 de marzo de 2018

LECTURA BÍBLICA 13 DE MARZO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    25:14-30

Mat 25:14 »También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente.
Mat 25:15 Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata;* al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje.
Mat 25:16 »El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más.
Mat 25:17 El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más.
Mat 25:18 Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo.
Mat 25:19 »Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero.
Mat 25:20 El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”.
Mat 25:21 »El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”*.
Mat 25:22 »Se presentó el siervo que había recibido las dos bolsas de plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata para invertir, y he ganado dos más”.
Mat 25:23 »El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”.
Mat 25:24 »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó.
Mat 25:25 Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”.
Mat 25:26 »Pero el amo respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé,
Mat 25:27 ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”.
Mat 25:28 »Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata.
Mat 25:29 A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.
Mat 25:30 Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.



ROMANOS 8:18-39

Rom 8:18 Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante.
Rom 8:19 Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos.
Rom 8:20 Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Pero, con gran esperanza,
Rom 8:21 la creación espera el día en que se unirá junto con los hijos de Dios a la gloriosa libertad de la muerte y la descomposición.
Rom 8:22 Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto.
Rom 8:23 Y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu de Dios en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura —porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos,* incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.
Rom 8:24 Recibimos esa esperanza cuando fuimos salvos. (Si uno ya tiene algo, no necesita esperarlo.
Rom 8:25 Pero, si deseamos algo que todavía no tenemos, debemos esperar con paciencia y confianza).
Rom 8:26 Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Rom 8:27 Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes,* en armonía con la voluntad de Dios.
Rom 8:28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen* para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
Rom 8:29 Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor* de muchos hermanos.
Rom 8:30 Y, después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él. Y, una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él. Y, luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.
Rom 8:31 ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
Rom 8:32 Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?
Rom 8:33 ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él.
Rom 8:34 Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.
Rom 8:35 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte?
Rom 8:36 (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»*).
Rom 8:37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
Rom 8:38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,* ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios.
Rom 8:39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.




SALMO 60

Sal 60:1 Nos has rechazado, oh Dios, y quebraste nuestras defensas. Te enojaste con nosotros; ahora, restáuranos al gozo de tu favor.
Sal 60:2 Sacudiste nuestra tierra y la abriste en dos. Sella las grietas, porque la tierra tiembla.
Sal 60:3 Has sido muy estricto con nosotros, nos hiciste beber de un vino que nos dejó tambaleantes.
Sal 60:4 Pero has levantado un estandarte para los que te temen: un punto de reunión en medio del ataque. Interludio
Sal 60:5 Rescata ahora a tu pueblo amado; respóndenos y sálvanos por medio de tu poder.
Sal 60:6 Por su santidad, Dios ha prometido:* «Dividiré a Siquem con alegría y mediré el valle de Sucot.
Sal 60:7 Galaad es mío y también Manasés. Efraín, mi casco, producirá mis guerreros, y Judá, mi cetro, producirá mis reyes.
Sal 60:8 Pero Moab, mi lavamanos, se convertirá en mi siervo, y sobre Edom me limpiaré los pies y gritaré triunfante sobre Filistea».
Sal 60:9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me dará la victoria sobre Edom?
Sal 60:10 ¿Nos has rechazado, oh Dios? ¿Ya no marcharás junto a nuestros ejércitos?
Sal 60:11 Por favor, ayúdanos contra nuestros enemigos, porque toda la ayuda humana es inútil.
Sal 60:12 Con la ayuda de Dios haremos cosas poderosas, pues él pisoteará a nuestros enemigos.

LECTURA PARA LA NOCHE

NÚMEROS 31-32

Núm 31:1 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 31:2 «En nombre del pueblo de Israel, toma venganza en contra de los madianitas por haber conducido a mi pueblo a la idolatría. Después morirás y te reunirás con tus antepasados».
Núm 31:3 Así que Moisés le dijo al pueblo: «Escojan a algunos hombres y ármenlos para pelear la guerra de venganza del SEÑOR contra Madián.
Núm 31:4 De cada tribu de Israel envíen mil hombres a la batalla».
Núm 31:5 Entonces escogieron a mil hombres de cada tribu de Israel, en total reunieron a doce mil hombres armados para la batalla.
Núm 31:6 Así que Moisés envió a mil hombres de cada tribu, y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, los dirigió en la batalla. Llevaban los objetos sagrados del santuario y las trompetas para dar la orden de ataque.
Núm 31:7 Así que atacaron a Madián, tal como el SEÑOR le había ordenado a Moisés, y mataron a todos los hombres.
Núm 31:8 Los cinco reyes madianitas —Eví, Requem, Zur, Hur y Reba— murieron en la batalla. También mataron a espada a Balaam, hijo de Beor.
Núm 31:9 El ejército israelita capturó a las mujeres y a los niños madianitas y tomó como botín el ganado y los rebaños y toda su riqueza.
Núm 31:10 Quemaron todas las ciudades y las aldeas donde los madianitas habían vivido.
Núm 31:11 Después que reunieron el botín y a los cautivos, tanto personas como animales,
Núm 31:12 llevaron todo a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de Israel que acampaba en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán frente a Jericó.
Núm 31:13 Entonces Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro afuera del campamento.
Núm 31:14 Pero Moisés se enfureció con los generales y los capitanes* que volvieron de la batalla.
Núm 31:15 «¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les reclamó—.
Núm 31:16 Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el SEÑOR en el monte Peor. Son ellas las que causaron la plaga que hirió al pueblo del SEÑOR.
Núm 31:17 Así que maten a todos los niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales.
Núm 31:18 Dejen con vida únicamente a las niñas vírgenes; pueden quedarse con ellas.
Núm 31:19 Y todos ustedes, los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver deben permanecer fuera del campamento durante siete días. Purifíquense ustedes y sus prisioneros en el tercer día y en el séptimo.
Núm 31:20 Purifiquen también toda su ropa y todo lo que está hecho de cuero, pelo de cabra o madera».
Núm 31:21 Entonces el sacerdote Eleazar les dijo a los hombres que participaron en la batalla: «El SEÑOR le ha dado a Moisés este requisito legal:
Núm 31:22 todo lo que está hecho de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo,
Núm 31:23 es decir, todos los metales resistentes al fuego, deberán ser pasados por el fuego para que queden ceremonialmente puros. Además deben purificar estos objetos de metal con el agua de la purificación. Pero todo lo que no es resistente al fuego lo purificarán únicamente con el agua.
Núm 31:24 El séptimo día laven su ropa y quedarán purificados, entonces podrán regresar al campamento».
Núm 31:25 Después el SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 31:26 «Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias de cada tribu, hagan una lista de todo el botín tomado en la batalla, incluidos la gente y los animales.
Núm 31:27 Luego dividan el botín en dos partes y den la mitad a los hombres que lucharon en la batalla y la otra mitad al resto del pueblo.
Núm 31:28 De lo que le pertenece al ejército, entreguen primero la porción del botín que le corresponde al SEÑOR: uno de cada quinientos prisioneros, así como del ganado, de los burros, de las ovejas y de las cabras.
Núm 31:29 Esta porción de lo que le corresponde al ejército, entrégasela al sacerdote Eleazar como ofrenda al SEÑOR.
Núm 31:30 De la mitad que pertenece al pueblo de Israel, toma uno de cada cincuenta de los prisioneros y del ganado, de los burros, de las ovejas, de las cabras y otros animales. Entrega esta porción a los levitas, que están encargados del cuidado del tabernáculo del SEÑOR».
Núm 31:31 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo que el SEÑOR ordenó a Moisés.
Núm 31:32 El botín que quedó de todo lo que los hombres de guerra habían tomado sumó 675.000 ovejas y cabras,
Núm 31:33 72.000 cabezas de ganado,
Núm 31:34 71.000 burros
Núm 31:35 y 32.000 muchachas vírgenes.
Núm 31:36 La mitad del botín se entregó a los hombres de guerra. El total sumó 337.500 ovejas y cabras,
Núm 31:37 de las cuales 675 eran la porción para el SEÑOR;
Núm 31:38 36.000 cabezas de ganado, de las cuales 72 eran la porción para el SEÑOR;
Núm 31:39 30.500 burros de los cuales 61 eran la porción para el SEÑOR;
Núm 31:40 y 16.000 muchachas vírgenes de las cuales 32 eran la porción para el SEÑOR.
Núm 31:41 Moisés le dio al sacerdote Eleazar la porción del SEÑOR, tal como el SEÑOR lo había ordenado.
Núm 31:42 La mitad del botín pertenecía al pueblo de Israel, y Moisés la separó de la mitad que pertenecía a los hombres de guerra.
Núm 31:43 El total entregado a los israelitas sumó 337.500 ovejas y cabras,
Núm 31:44 36.000 cabezas de ganado,
Núm 31:45 30.500 burros,
Núm 31:46 16.000 muchachas vírgenes.
Núm 31:47 De la mitad entregada al pueblo, Moisés tomó uno de cada cincuenta prisioneros y animales y los dio a los levitas que cuidaban el tabernáculo del SEÑOR. Todo se realizó como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
Núm 31:48 Después los generales y los capitanes vinieron a Moisés
Núm 31:49 y le dijeron: «Nosotros, tus servidores, contamos a todos los hombres que salieron a la batalla bajo nuestras órdenes; ¡no falta ninguno de nosotros!
Núm 31:50 Así que, de nuestra porción del botín, presentamos como ofrenda al SEÑOR los artículos de oro que tomamos: brazaletes, pulseras, anillos, aretes y collares. Esto purificará nuestras vidas ante el SEÑOR y nos hará justos ante él».*
Núm 31:51 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de todos los comandantes del ejército, que consistía en todo tipo de joyas y artículos artesanales.
Núm 31:52 El oro que los generales y los capitanes presentaron como ofrenda al SEÑOR pesaba aproximadamente ciento noventa kilos.*
Núm 31:53 Todos los hombres de guerra habían tomado para sí parte del botín.
Núm 31:54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los regalos de los generales y capitanes y llevaron el oro al tabernáculo* como recordatorio al SEÑOR de que el pueblo de Israel le pertenece.
Núm 32:1 Las tribus de Rubén y Gad poseían una enorme cantidad de animales. Así que cuando vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas,
Núm 32:2 se acercaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los otros jefes de la comunidad y les dijeron:
Núm 32:3 —Observen las ciudades de Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sibma,* Nebo y Beón.
Núm 32:4 El SEÑOR conquistó todo este territorio para la comunidad de Israel y es ideal para todos nuestros animales.
Núm 32:5 Si contamos con su favor, permítannos ocupar esta tierra como nuestra propiedad en lugar de darnos tierra al otro lado del río Jordán.
Núm 32:6 —¿Significa esto que ustedes pretenden quedarse aquí mientras sus hermanos cruzan el río y combaten sin su apoyo? —preguntó Moisés a los hombres de Gad y de Rubén—.
Núm 32:7 ¿Por qué quieren desalentar al resto del pueblo de Israel de cruzar a la tierra que el SEÑOR le ha dado?
Núm 32:8 Sus antepasados hicieron lo mismo cuando los envié de Cades-barnea a explorar la tierra.
Núm 32:9 Después que subieron al valle de Escol y exploraron la tierra, desanimaron al pueblo de Israel para que no entrara a la tierra que el SEÑOR le daba.
Núm 32:10 Por eso el SEÑOR se enojó mucho contra ellos y juró:
Núm 32:11 “De todos los que rescaté de Egipto, ninguno de veinte años o más verá jamás la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me han obedecido de corazón.
Núm 32:12 Las únicas excepciones son Caleb, hijo de Jefone el cenezeo, y Josué, hijo de Nun, porque ellos han seguido al SEÑOR de todo corazón”.
Núm 32:13 »El SEÑOR se enojó con los israelitas y los hizo vagar en el desierto durante cuarenta años hasta que murió la generación entera que había pecado a los ojos del SEÑOR.
Núm 32:14 ¡Pero ahora aquí están ustedes, raza de pecadores, haciendo exactamente lo mismo! Ustedes están provocando que el SEÑOR se enoje aún más con Israel.
Núm 32:15 ¡Si ustedes se alejan de él y él abandona nuevamente al pueblo en el desierto, ustedes serán responsables de la destrucción de la nación entera!
Núm 32:16 Pero ellos se acercaron a Moisés y le dijeron: —Nosotros simplemente queremos construir corrales para nuestros animales y ciudades fortificadas para nuestras esposas e hijos.
Núm 32:17 Después tomaremos las armas e iremos al frente de nuestros hermanos israelitas a la batalla, hasta que los llevemos seguros a su tierra. Mientras tanto, nuestras familias se quedarán en las ciudades fortificadas que construiremos aquí, para que no corran peligro de los ataques de la gente del lugar.
Núm 32:18 No volveremos a nuestras casas hasta que todo el pueblo de Israel haya recibido su porción de tierra.
Núm 32:19 Sin embargo, no reclamamos ninguna parte de la tierra del otro lado del Jordán. Preferimos vivir aquí, al oriente del Jordán y la aceptamos como nuestra porción de tierra.
Núm 32:20 Entonces Moisés les dijo: —Si ustedes cumplen su palabra y se preparan para ir a la batalla del SEÑOR,
Núm 32:21 y si sus tropas cruzan el Jordán y siguen en la lucha hasta que el SEÑOR expulse a sus enemigos,
Núm 32:22 entonces podrán volver cuando el SEÑOR haya conquistado la tierra. Habrán cumplido con su deber ante el SEÑOR y ante el resto del pueblo de Israel. Y la tierra al oriente del Jordán será su propiedad de parte del SEÑOR.
Núm 32:23 Pero si no cumplen su palabra, entonces habrán pecado contra el SEÑOR y estén seguros de que su pecado los alcanzará.
Núm 32:24 Adelante, entonces, construyan ciudades para sus familias y corrales para sus rebaños, pero cumplan con todo lo que prometieron.
Núm 32:25 Entonces los hombres de Gad y de Rubén respondieron: —Nosotros, tus servidores, seguiremos tus instrucciones al pie de la letra.
Núm 32:26 Nuestros hijos y nuestras esposas, los rebaños y el ganado permanecerán aquí en las ciudades de Galaad.
Núm 32:27 Pero todos los que puedan portar armas cruzarán del otro lado a fin de combatir para el SEÑOR, así como tú has dicho.
Núm 32:28 Así que Moisés dio las órdenes al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de los clanes de Israel
Núm 32:29 y dijo: «Los hombres de Gad y de Rubén que están armados para la batalla deben cruzar el Jordán con ustedes y luchar para el SEÑOR. Si lo hacen, cuando terminen de conquistar la tierra denles la región de Galaad como su propiedad.
Núm 32:30 Pero si se niegan a armarse y a cruzar con ustedes, entonces estarán obligados a aceptar una porción de tierra en Canaán, con el resto de ustedes».
Núm 32:31 Entonces las tribus de Gad y de Rubén volvieron a decir: «Nosotros somos tus servidores, ¡y haremos lo que el SEÑOR ha ordenado!
Núm 32:32 Cruzaremos el Jordán hacia Canaán bien armados a luchar para el SEÑOR, pero nuestra propiedad estará aquí en este lado del Jordán».
Núm 32:33 Moisés asignó tierra a las tribus de Gad y de Rubén y a la media tribu de Manasés, hijo de José. Les entregó el territorio de Sehón, rey de los amorreos, y la tierra de Og, rey de Basán, toda la tierra con sus ciudades y tierras vecinas.
Núm 32:34 Los descendientes de Gad construyeron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer,
Núm 32:35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,
Núm 32:36 Bet-nimra y Bet-arán. Todas eran ciudades fortificadas con corrales para sus rebaños.
Núm 32:37 Los descendientes de Rubén construyeron las ciudades de Hesbón, Eleale, Quiriataim,
Núm 32:38 Nebo, Baal-meón y Sibma. Cambiaron los nombres de algunas de las ciudades que conquistaron y reconstruyeron.
Núm 32:39 Entonces los descendientes de Maquir, de la tribu de Manasés, fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron a los amorreos que vivían allí.
Núm 32:40 Moisés dio Galaad a los maquiritas, descendientes de Manasés, y ahí se establecieron.
Núm 32:41 El pueblo de Jair, otro clan de la tribu de Manasés, conquistó muchas de las ciudades de Galaad y cambió el nombre de esa región a Pueblos de Jair.*
Núm 32:42 Mientras tanto, un hombre llamado Noba conquistó el pueblo de Kenat y sus aldeas vecinas y a esa región le dio su propio nombre.

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