APOSENTO ALTO

viernes, 5 de enero de 2018

LECTURA BÍBLICA 5 DE ENERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    3:1-12

Mat 3:1 En esos días, Juan el Bautista llegó al desierto de Judea y comenzó a predicar. Su mensaje era el siguiente:
Mat 3:2 «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca*».
Mat 3:3 El profeta Isaías se refería a Juan cuando dijo: «Es una voz que clama en el desierto: “¡Preparen el camino para la venida del SEÑOR! ¡Ábranle camino!”»*.
Mat 3:4 Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre.
Mat 3:5 Gente de Jerusalén, de toda Judea y de todo el valle del Jordán salía para ver y escuchar a Juan.
Mat 3:6 Y, cuando confesaban sus pecados, él las bautizaba en el río Jordán.
Mat 3:7 Pero, cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar,* los enfrentó. «¡Camada de víboras! —exclamó —. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira divina que se acerca?
Mat 3:8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.
Mat 3:9 No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas piedras.
Mat 3:10 Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
Mat 3:11 »Yo bautizo con* agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.*
Mat 3:12 Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».


HECHOS 3

Hch 3:1 Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde.
Hch 3:2 Mientras se acercaban al templo, entraba siendo cargado un hombre cojo de nacimiento. Todos los días lo ponían junto a la puerta del templo, la que se llama Puerta Hermosa, para que pudiera pedir limosna a la gente que entraba.
Hch 3:3 Cuando el hombre vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió dinero.
Hch 3:4 Pedro y Juan lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: «¡Míranos!».
Hch 3:5 El hombre lisiado los miró ansiosamente, esperando recibir un poco de dinero,
Hch 3:6 pero Pedro le dijo: «Yo no tengo plata ni oro para ti. Pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret,* ¡levántate y* camina!».
Hch 3:7 Entonces Pedro tomó al hombre lisiado de la mano derecha y lo ayudó a levantarse. Y, mientras lo hacía, al instante los pies y los tobillos del hombre fueron sanados y fortalecidos.
Hch 3:8 ¡Se levantó de un salto, se puso de pie y comenzó a caminar! Luego entró en el templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
Hch 3:9 Toda la gente lo vio caminar y lo oyó adorar a Dios.
Hch 3:10 Cuando se dieron cuenta de que él era el mendigo cojo que muchas veces habían visto junto a la Puerta Hermosa, ¡quedaron totalmente sorprendidos!
Hch 3:11 Llenos de asombro, salieron todos corriendo hacia el Pórtico de Salomón, donde estaba el hombre sujetando fuertemente a Pedro y a Juan.
Hch 3:12 Pedro vio esto como una oportunidad y se dirigió a la multitud: «Pueblo de Israel —dijo—, ¿qué hay de sorprendente en esto? ¿Y por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder o nuestra propia rectitud?
Hch 3:13 Pues es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob —el Dios de todos nuestros antepasados —quien dio gloria a su siervo Jesús al hacer este milagro. Es el mismo Jesús a quien ustedes rechazaron y entregaron a Pilato, a pesar de que Pilato había decidido ponerlo en libertad.
Hch 3:14 Ustedes rechazaron a ese santo y justo y, en su lugar, exigieron que soltaran a un asesino.
Hch 3:15 Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de los muertos. ¡Y nosotros somos testigos de ese hecho!
Hch 3:16 »Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben que él antes era un inválido. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado delante de sus propios ojos.
Hch 3:17 »Amigos,* yo entiendo que lo que ustedes y sus líderes le hicieron a Jesús fue hecho en ignorancia.
Hch 3:18 Pero Dios estaba cumpliendo lo que los profetas predijeron acerca del Mesías, que él tenía que sufrir estas cosas.
Hch 3:19 Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados.
Hch 3:20 Entonces, de la presencia del Señor vendrán tiempos de refrigerio y él les enviará nuevamente a Jesús, el Mesías designado para ustedes.
Hch 3:21 Pues él debe permanecer en el cielo hasta el tiempo de la restauración final de todas las cosas, así como Dios lo prometió desde hace mucho mediante sus santos profetas.
Hch 3:22 Moisés dijo: “El SEÑOR, Dios de ustedes, les levantará un Profeta como yo de entre su propio pueblo. Escuchen con atención todo lo que él les diga”*.
Hch 3:23 Luego Moisés dijo: “Cualquiera que no escuche a ese Profeta será totalmente excluido del pueblo de Dios”*.
Hch 3:24 »Comenzando con Samuel, cada profeta habló acerca de lo que sucede hoy en día.
Hch 3:25 Ustedes son los hijos de esos profetas y están incluidos en el pacto que Dios les prometió a sus antepasados. Pues Dios le dijo a Abraham: “Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de tus descendientes*”.
Hch 3:26 Cuando Dios resucitó a su siervo, Jesús, lo envió primero a ustedes, pueblo de Israel, para bendecirlos al hacer que cada uno se aparte de sus caminos pecaminosos».



SALMO 5

Sal 5:1 Oh SEÑOR, óyeme cuando oro; presta atención a mi gemido.
Sal 5:2 Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios, porque sólo a ti dirijo mi oración.
Sal 5:3 SEÑOR, escucha mi voz por la mañana; cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera.
Sal 5:4 Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los malvados.
Sal 5:5 Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia, porque aborreces a todo el que hace lo malo.
Sal 5:6 Destruirás a los que dicen mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores.
Sal 5:7 Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
Sal 5:8 Guíame por el camino correcto, oh SEÑOR, o mis enemigos me conquistarán; allana tu camino para que yo lo siga.
Sal 5:9 Mis enemigos no pueden decir la verdad; sus deseos más profundos son destruir a los demás. Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta; su lengua está llena de adulaciones.*
Sal 5:10 Oh Dios, decláralos culpables y haz que caigan en sus propias trampas; expúlsalos a causa de sus muchos pecados, porque se rebelaron contra ti.
Sal 5:11 Pero que se alegren todos los que en ti se refugian; que canten alegres alabanzas por siempre. Cúbrelos con tu protección, para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría.
Sal 5:12 Pues tú bendices a los justos, oh SEÑOR; los rodeas con tu escudo de amor.

LECTURA PARA LA NOCHE

GÉNESIS 12-14

Gén 12:1 El SEÑOR le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.
Gén 12:2 Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.
Gén 12:3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
Gén 12:4 Entonces Abram partió como el SEÑOR le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán.
Gén 12:5 Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones —sus animales y todas las personas que había incorporado a los de su casa en Harán— y se dirigió a la tierra de Canaán. Cuando llegaron a Canaán,
Gén 12:6 Abram viajó por tierra hasta Siquem. Allí estableció el campamento, junto al roble de More. En aquel tiempo, los cananeos habitaban esa región.
Gén 12:7 Entonces el SEÑOR se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia».* Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al SEÑOR, quien se le había aparecido.
Gén 12:8 Después Abram viajó hacia el sur y estableció el campamento en la zona montañosa, situada entre Betel al occidente, y Hai al oriente. Allí edificó otro altar y lo dedicó al SEÑOR, y adoró al SEÑOR.
Gén 12:9 Entonces Abram continuó viajando por tramos en dirección sur, hacia el Neguev.
Gén 12:10 En aquel tiempo, un hambre terrible azotó la tierra de Canaán y obligó a Abram a descender a Egipto, donde vivió como extranjero.
Gén 12:11 Al acercarse a la frontera de Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: «Mira, tú eres una mujer hermosa.
Gén 12:12 Cuando los egipcios te vean, dirán: “Ella es su esposa. ¡Matémoslo y entonces podremos tomarla!”.
Gén 12:13 Así que, por favor, diles que eres mi hermana. Entonces me perdonarán la vida y me tratarán bien debido al interés que tienen en ti».
Gén 12:14 Efectivamente, cuando Abram llegó a Egipto, todos notaron la belleza de Sarai.
Gén 12:15 Cuando los funcionarios del palacio la vieron, hablaron maravillas de ella al faraón, su rey, y llevaron a Sarai al palacio.
Gén 12:16 Entonces el faraón le dio a Abram muchos regalos a causa de ella: ovejas, cabras, ganado, asnos y asnas, siervos y siervas, y camellos.
Gén 12:17 Pero el SEÑOR envió plagas terribles sobre el faraón y sobre todos los de su casa debido a Sarai, la esposa de Abram.
Gén 12:18 Así que el faraón mandó llamar a Abram y lo reprendió severamente: «¿Qué me has hecho? —preguntó—. ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa?
Gén 12:19 ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana” y con esto me permitiste tomarla como esposa? Ahora bien, aquí tienes a tu esposa. ¡Tómala y vete de aquí!».
Gén 12:20 Entonces el faraón ordenó a algunos de sus hombres que los escoltaran, y expulsó a Abram de su territorio junto con su esposa y todas sus pertenencias.
Gén 13:1 Entonces Abram salió de Egipto junto con su esposa, con Lot y con todo lo que poseían, y viajó hacia el norte, al Neguev.
Gén 13:2 (Abram era muy rico en ganado, plata y oro).
Gén 13:3 Desde el Neguev, continuaron viajando por tramos hacia Betel y armaron sus carpas entre Betel y Hai, donde habían acampado antes.
Gén 13:4 Era el mismo lugar donde Abram había construido el altar, y allí volvió a adorar al SEÑOR.
Gén 13:5 Lot, quien viajaba con Abram, también se había enriquecido mucho con rebaños de ovejas y de cabras, manadas de ganado y muchas carpas.
Gén 13:6 Pero la tierra no era suficiente para sustentar a Abram y a Lot si ambos vivían tan cerca el uno del otro con todos sus rebaños y manadas.
Gén 13:7 Entonces surgieron disputas entre los que cuidaban los animales de Abram y los que cuidaban los de Lot. (En aquel tiempo, también vivían en la tierra los cananeos y los ferezeos).
Gén 13:8 Finalmente, Abram le dijo a Lot: «No permitamos que este conflicto se interponga entre nosotros o entre los que cuidan nuestros animales. Después de todo, ¡somos parientes cercanos!
Gén 13:9 Toda la región está a tu disposición. Escoge la parte de la tierra que prefieres, y nos separaremos. Si tú quieres la tierra a la izquierda, entonces yo tomaré la tierra de la derecha. Si tú prefieres la tierra de la derecha, yo me iré a la izquierda».
Gén 13:10 Lot miró con detenimiento las fértiles llanuras del valle del Jordán en dirección a Zoar. Toda esa región tenía abundancia de agua, como el jardín del SEÑOR o la hermosa tierra de Egipto. (Esto ocurrió antes de que el SEÑOR destruyera Sodoma y Gomorra).
Gén 13:11 Lot escogió para sí todo el valle del Jordán, que estaba situado al oriente. Se separó de su tío Abram y se mudó allí con sus rebaños y sus siervos.
Gén 13:12 Entonces Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot movió sus carpas a un lugar cerca de Sodoma y se estableció entre las ciudades de la llanura.
Gén 13:13 Pero los habitantes de esa región eran sumamente perversos y no dejaban de pecar contra el SEÑOR.
Gén 13:14 Después de que Lot se fue, el SEÑOR le dijo a Abram: «Mira lo más lejos que puedas en todas las direcciones: al norte y al sur, al oriente y al occidente.
Gén 13:15 Yo te doy toda esta tierra, tan lejos como alcances a ver, a ti y a tu descendencia* como posesión permanente.
Gén 13:16 ¡Y te daré tantos descendientes que, como el polvo de la tierra, será imposible contarlos!
Gén 13:17 Recorre toda la tierra en cada dirección, pues yo te la entrego».
Gén 13:18 Entonces Abram mudó su campamento a Hebrón y se estableció cerca del robledo que pertenecía a Mamre, y allí construyó otro altar al SEÑOR.
Gén 14:1 En esos días, estalló la guerra en la región. Amrafel, rey de Babilonia;* Arioc, rey de Elasar; Quedorlaomer, rey de Elam; y Tidal, rey de Goim,
Gén 14:2 lucharon contra Bera, rey de Sodoma; Birsa, rey de Gomorra; Sinab, rey de Adma; Semeber, rey de Zeboim, y el rey de Bela (también llamada Zoar).
Gén 14:3 Este segundo grupo de reyes unieron sus ejércitos en el valle de Sidim (que es el valle del mar Muerto).*
Gén 14:4 Durante doce años, habían estado sometidos al rey Quedorlaomer pero, en el año trece, se rebelaron contra él.
Gén 14:5 Un año después, Quedorlaomer y sus aliados llegaron y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim
Gén 14:6 y a los horeos en el monte Seir, hasta El-parán, al borde del desierto.
Gén 14:7 Luego dieron la vuelta y llegaron a En-mispat (que ahora se llama Cades) y conquistaron todo el territorio de los amalecitas y también a los amorreos que vivían en Hazezon-tamar.
Gén 14:8 Entonces los reyes rebeldes de Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela (también llamada Zoar) se prepararon para la batalla en el valle del mar Muerto.*
Gén 14:9 Lucharon contra Quedorlaomer, rey de Elam; Tidal, rey de Goim; Amrafel, rey de Babilonia; y Arioc, rey de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco.
Gén 14:10 Resulta que el valle del mar Muerto estaba lleno de pozos de brea. Así que cuando el ejército de los reyes de Sodoma y Gomorra huía, algunos de ellos cayeron en los pozos de brea, mientras que el resto escapó a las montañas.
Gén 14:11 Entonces los invasores victoriosos saquearon Sodoma y Gomorra y emprendieron el regreso a su tierra con el botín de guerra y los alimentos.
Gén 14:12 También capturaron a Lot —el sobrino de Abram que vivía en Sodoma— y se llevaron todas sus pertenencias.
Gén 14:13 Uno de los hombres de Lot escapó y le contó todo a Abram, el hebreo, que vivía cerca del robledo que pertenecía a Mamre, el amorreo. Mamre y sus parientes, Escol y Aner, eran aliados de Abram.
Gén 14:14 Cuando Abram se enteró de que su sobrino Lot había sido capturado, movilizó a los trescientos dieciocho hombres adiestrados que habían nacido en su casa. Entonces persiguió al ejército de Quedorlaomer hasta que lo alcanzó en Dan.
Gén 14:15 Allí dividió a sus hombres en grupos y atacó durante la noche. El ejército de Quedorlaomer huyó, pero Abram lo persiguió hasta Hoba, al norte de Damasco.
Gén 14:16 Abram recuperó todos los bienes que habían sido tomados, y trajo de regreso a su sobrino Lot junto con sus pertenencias, las mujeres y los demás cautivos.
Gén 14:17 Después de que Abram regresó de su victoria sobre el rey Quedorlaomer y todos sus aliados, el rey de Sodoma salió a encontrarse con él en el valle de Save (que es el valle del Rey).
Gén 14:18 Y Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo,* le llevó pan y vino a Abram.
Gén 14:19 Melquisedec bendijo a Abram con la siguiente bendición: «Bendito sea Abram por Dios Altísimo, Creador de los cielos y la tierra.
Gén 14:20 Y bendito sea Dios Altísimo, que derrotó a tus enemigos por ti». Luego Abram dio a Melquisedec una décima parte de todos los bienes que había recuperado.
Gén 14:21 El rey de Sodoma le dijo a Abram: —Devuélveme a mi pueblo, el cual fue capturado; pero puedes quedarte con todos los bienes que recuperaste.
Gén 14:22 Abram le respondió al rey de Sodoma: —Juro solemnemente ante el SEÑOR, Dios Altísimo, Creador de los cielos y la tierra,
Gén 14:23 que no tomaré nada de lo que a ti te pertenece, ni un simple hilo ni la correa de una sandalia. De otro modo, podrías decir: “Yo soy quien enriqueció a Abram”.
Gén 14:24 Aceptaré solamente lo que mis jóvenes guerreros ya han comido, y pido que tú entregues una porción justa de los bienes a mis aliados: Aner, Escol y Mamre.

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