APOSENTO ALTO

miércoles, 24 de enero de 2018

LECTURA BÍBLICA 24 DE ENERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    9:27-38

Mat 9:27 Cuando Jesús salió de la casa de la niña, lo siguieron dos hombres ciegos, quienes gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!».
Mat 9:28 Entraron directamente a la casa donde Jesús se hospedaba, y él les preguntó: —¿Creen que puedo darles la vista? —Sí, Señor —le dijeron—, lo creemos.
Mat 9:29 Entonces él les tocó los ojos y dijo: —Debido a su fe, así se hará.
Mat 9:30 Entonces sus ojos se abrieron, ¡y pudieron ver! Jesús les advirtió severamente: «No se lo cuenten a nadie».
Mat 9:31 Pero ellos, en cambio, salieron e hicieron correr su fama por toda la región.
Mat 9:32 Cuando se fueron, un hombre que no podía hablar poseído por un demonio fue llevado a Jesús.
Mat 9:33 Entonces Jesús expulsó al demonio y después el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas. «¡Jamás sucedió algo así en Israel!», exclamaron.
Mat 9:34 Pero los fariseos dijeron: «Puede expulsar demonios porque el príncipe de los demonios le da poder».
Mat 9:35 Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de esa región, enseñando en las sinagogas y anunciando la Buena Noticia acerca del reino. Y sanaba toda clase de enfermedades y dolencias.
Mat 9:36 Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor.
Mat 9:37 A sus discípulos les dijo: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos.
Mat 9:38 Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos».

HECHOS 14

Hch 14:1 Lo mismo sucedió en Iconio.* Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía y predicaron con tanto poder que un gran número de judíos y griegos se hicieron creyentes.
Hch 14:2 Sin embargo, algunos de los judíos rechazaron el mensaje de Dios y envenenaron la mente de los gentiles* en contra de Pablo y Bernabé.
Hch 14:3 Pero los apóstoles se quedaron allí por mucho tiempo, predicando con valentía acerca de la gracia del Señor. Y el Señor demostraba que el mensaje era verdadero al darles poder para hacer señales milagrosas y maravillas.
Hch 14:4 Pero la gente de la ciudad estaba dividida en cuanto a su opinión sobre ellos. Algunos estaban del lado de los judíos, y otros apoyaban a los apóstoles.
Hch 14:5 Entonces una turba de gentiles y judíos, junto con sus líderes, decidieron atacarlos y apedrearlos.
Hch 14:6 Cuando los apóstoles se enteraron, huyeron a la región de Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y sus alrededores.
Hch 14:7 Y allí predicaron la Buena Noticia.
Hch 14:8 Mientras estaban en Listra, Pablo y Bernabé se toparon con un hombre lisiado de los pies. Como había nacido así, jamás había caminado. Estaba sentado,
Hch 14:9 escuchando mientras Pablo predicaba. Pablo lo miró fijamente y se dio cuenta de que el hombre tenía fe para ser sanado.
Hch 14:10 Así que Pablo lo llamó con voz alta: «¡Levántate!». Y el hombre se puso de pie de un salto y comenzó a caminar.
Hch 14:11 Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, gritó en su dialecto local: «¡Estos hombres son dioses en forma humana!».
Hch 14:12 Decidieron que Bernabé era el dios griego Zeus y que Pablo era Hermes por ser el orador principal.
Hch 14:13 El templo de Zeus estaba situado justo fuera de la ciudad. Así que el sacerdote del templo y la multitud llevaron toros y coronas de flores a las puertas de la ciudad, y se prepararon para ofrecerles sacrificios a los apóstoles.
Hch 14:14 Pero, cuando los apóstoles Bernabé y Pablo oyeron lo que pasaba, horrorizados se rasgaron la ropa y salieron corriendo entre la gente, mientras gritaban:
Hch 14:15 «Amigos,* ¿por qué hacen esto? ¡Nosotros somos simples seres humanos, tal como ustedes! Hemos venido a traerles la Buena Noticia de que deben apartarse de estas cosas inútiles y volverse al Dios viviente, quien hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
Hch 14:16 En el pasado, él permitió que todas las naciones siguieran su propio camino,
Hch 14:17 pero nunca las dejó sin pruebas de sí mismo y de su bondad. Por ejemplo, les envía lluvia y buenas cosechas, y les da alimento y corazones alegres».
Hch 14:18 Pero, aun con estas palabras, a duras penas Pablo y Bernabé pudieron contener a la gente para que no les ofreciera sacrificios.
Hch 14:19 Luego unos judíos llegaron de Antioquía e Iconio, y lograron poner a la multitud de su lado. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Hch 14:20 Pero los creyentes* lo rodearon, y él se levantó y regresó a la ciudad. Al día siguiente, salió junto con Bernabé hacia Derbe.
Hch 14:21 Después de predicar la Buena Noticia en Derbe y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia,
Hch 14:22 donde fortalecieron a los creyentes. Los animaron a continuar en la fe, y les recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de Dios.
Hch 14:23 Pablo y Bernabé también nombraron ancianos en cada iglesia. Con oración y ayuno, encomendaron a los ancianos al cuidado del Señor, en quien habían puesto su confianza.
Hch 14:24 Luego atravesaron nuevamente Pisidia y llegaron a Panfilia.
Hch 14:25 Predicaron la palabra en Perge y después descendieron hasta Atalia.
Hch 14:26 Por último, regresaron en barco a Antioquía de Siria, donde habían iniciado su viaje. Los creyentes de allí los habían encomendado a la gracia de Dios para que hicieran el trabajo que ahora habían terminado.
Hch 14:27 Una vez que llegaron a Antioquía, reunieron a la iglesia y le informaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo él también había abierto la puerta de la fe a los gentiles.
Hch 14:28 Y se quedaron allí con los creyentes por mucho tiempo.

SALMO 22:12-31

Sal 22:12 Mis enemigos me rodean como una manada de toros; ¡toros feroces de Basán me tienen cercado!
Sal 22:13 Como leones abren sus fauces contra mí; rugen y despedazan a su presa.
Sal 22:14 Mi vida se derrama como el agua, y todos mis huesos se han dislocado. Mi corazón es como cera que se derrite dentro de mí.
Sal 22:15 Mi fuerza se ha secado como barro cocido; la lengua se me pega al paladar. Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.
Sal 22:16 Mis enemigos me rodean como una jauría de perros; una pandilla de malvados me acorrala; han atravesado mis manos y mis pies.
Sal 22:17 Puedo contar cada uno de mis huesos; mis enemigos me miran fijamente y se regodean.
Sal 22:18 Se reparten mi vestimenta entre ellos y tiran los dados* por mi ropa.
Sal 22:19 ¡Oh SEÑOR, no te quedes lejos! Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi auxilio!
Sal 22:20 Sálvame de la espada; libra mi preciosa vida de estos perros.
Sal 22:21 Arrebátame de las fauces del león y de los cuernos de estos bueyes salvajes.
Sal 22:22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos; entre tu pueblo reunido te alabaré.
Sal 22:23 ¡Alaben al SEÑOR, todos los que le temen! ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob! ¡Muéstrenle reverencia, descendientes de Israel!
Sal 22:24 Pues no ha pasado por alto ni tenido en menos el sufrimiento de los necesitados; no les dio la espalda, sino que ha escuchado sus gritos de auxilio.
Sal 22:25 Te alabaré en la gran asamblea; cumpliré mis promesas en presencia de los que te adoran.
Sal 22:26 Los pobres comerán y quedarán satisfechos; todos los que buscan al SEÑOR lo alabarán; se alegrará el corazón con gozo eterno.
Sal 22:27 Toda la tierra reconocerá al SEÑOR y regresará a él; todas las familias de las naciones se inclinarán ante él.
Sal 22:28 Pues el poder de la realeza pertenece al SEÑOR; él gobierna a todas las naciones.
Sal 22:29 Que los ricos de la tierra hagan fiesta y adoren; inclínense ante él todos los mortales, aquellos cuya vida terminará como polvo.
Sal 22:30 Nuestros hijos también lo servirán; las generaciones futuras oirán de las maravillas del Señor.
Sal 22:31 A los que aún no han nacido les contarán de sus actos de justicia; ellos oirán de todo lo que él ha hecho.

LECTURA PARA LA NOCHE

GÉNESIS 49

Gén 49:1 Entonces Jacob hizo llamar a todos sus hijos y les dijo: «Júntense alrededor de mí, y les diré lo que le ocurrirá a cada uno de ustedes en los días venideros.
Gén 49:2 »Acérquense y escuchen, hijos de Jacob; escuchen a Israel, su padre.
Gén 49:3 »Rubén, tú eres mi hijo mayor, mi fuerza, el hijo de mi juventud vigorosa. Tú eres el primero en rango y el primero en potencia.
Gén 49:4 Pero eres tan impetuoso como una inundación, y ya no serás más el primero. Pues te acostaste con mi esposa; deshonraste mi cama matrimonial.
Gén 49:5 »Simeón y Leví son tal para cual; sus armas son instrumentos de violencia.
Gén 49:6 Que jamás tome parte yo en sus reuniones; que nunca tenga nada que ver con sus planes. Pues en su enojo asesinaron hombres, y por diversión mutilaron bueyes.
Gén 49:7 Maldito sea su enojo, porque es feroz; maldita sea su ira, porque es cruel. Los esparciré entre los descendientes de Jacob; los dispersaré por todo Israel.
Gén 49:8 »Judá, tus hermanos te alabarán. Agarrarás a tus enemigos por el cuello. Todos tus parientes se inclinarán ante ti.
Gén 49:9 Judá, mi hijo, es un león joven que ha terminado de comerse a su presa. Se agazapa como un león y se tiende; como una leona, ¿quién se atreverá a despertarlo?
Gén 49:10 El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de mando de sus descendientes,* hasta que venga aquel a quien le pertenece,* aquel a quien todas las naciones honrarán.
Gén 49:11 Él ata su potro a una vid, la cría de su burro a una vid escogida. Lava sus ropas en vino, sus vestidos, con el jugo de las uvas.
Gén 49:12 Sus ojos son más oscuros que el vino, y sus dientes, más blancos que la leche.
Gén 49:13 »Zabulón se asentará junto a la costa y será un puerto para los barcos; sus fronteras se extenderán hasta Sidón.
Gén 49:14 »Isacar es un burro robusto que descansa entre dos alforjas.*
Gén 49:15 Cuando vea lo bueno que es el campo y lo agradable del terreno, doblará su hombro para llevar la carga y se someterá al arduo trabajo.
Gén 49:16 »Dan gobernará a su pueblo como cualquier otra tribu de Israel.
Gén 49:17 Dan será una serpiente junto al camino, una víbora venenosa en el sendero, que muerde los talones del caballo para que caiga el jinete.
Gén 49:18 ¡Oh SEÑOR, confío en ti para la salvación!
Gén 49:19 »Gad será atacado por bandas saqueadoras, pero él las atacará cuando ellas se batan en retirada.
Gén 49:20 »Aser cenará manjares deliciosos y producirá comida digna de reyes.
Gén 49:21 »Neftalí es una cierva en libertad que tiene hermosos cervatillos.
Gén 49:22 »José es la cría de un burro salvaje, la cría de un burro salvaje junto a un manantial, uno de los burros salvajes sobre la cresta de la tierra.*
Gén 49:23 Los arqueros lo atacaron ferozmente; le dispararon y lo hostigaron.
Gén 49:24 Pero su arco permaneció tenso, y sus brazos fueron fortalecidos por las manos del Poderoso de Jacob, por el Pastor, la Roca de Israel.
Gén 49:25 Que el Dios de tu padre te ayude; que el Todopoderoso te bendiga con bendiciones de los cielos de arriba, y con bendiciones de las aguas profundas de abajo, y con bendiciones de los pechos y del vientre.
Gén 49:26 Que mis bendiciones paternas sobre ti superen las bendiciones de mis antepasados,* y alcancen las alturas de los montes eternos. Que estas bendiciones descansen sobre la cabeza de José, quien es príncipe entre sus hermanos.
Gén 49:27 »Benjamín es un lobo rapaz, que devora a sus enemigos por la mañana y reparte su botín por la tarde».
Gén 49:28 Estas son las doce tribus de Israel, y esto es lo que su padre dijo a sus hijos al despedirse de ellos. Los bendijo con un mensaje apropiado para cada uno.
Gén 49:29 Entonces Jacob les dio las siguientes instrucciones: «Yo moriré pronto y me uniré con mis antepasados. Entiérrenme junto con mi padre y mi abuelo en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita.
Gén 49:30 Es la cueva del campo de Macpela, cerca de Mamre, en Canaán, la cual Abraham compró a Efrón el hitita como lugar de sepultura permanente.
Gén 49:31 Allí están enterrados Abraham y su esposa Sara; allí también están enterrados Isaac y su esposa Rebeca; y allí enterré a Lea.
Gén 49:32 Es la parcela de tierra y la cueva que mi abuelo Abraham les compró a los hititas».
Gén 49:33 Cuando Jacob terminó de dar este encargo a sus hijos, metió los pies en la cama, dio su último suspiro y se reunió con sus antepasados al morir.

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