APOSENTO ALTO

martes, 2 de enero de 2018

LECTURA BÍBLICA 2 DE ENERO


LECTURA PARA LA MAÑANA 

MATEO    1:18-25


Mat 1:18 Éste es el relato de cómo nació Jesús el Mesías. Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José. Pero, antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo.
Mat 1:19 José, su prometido, era un hombre bueno y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso* en privado.
Mat 1:20 Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo.
Mat 1:21 Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús,* porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Mat 1:22 Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta:
Mat 1:23 «¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel,* que significa “Dios está con nosotros”».
Mat 1:24 Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María por esposa,
Mat 1:25 pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo. Y José le puso por nombre Jesús.


HECHOS 1:12-26


Hch 1:12 Después los apóstoles regresaron del Monte de los Olivos a Jerusalén, a un kilómetro* de distancia.
Hch 1:13 Cuando llegaron, subieron a la habitación de la planta alta de la casa donde se hospedaban. Éstos son los nombres de los que estaban presentes: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (el Zelote) y Judas (hijo de Santiago).
Hch 1:14 Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María, la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús.
Hch 1:15 Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento veinte creyentes* estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de pie y se dirigió a ellos:
Hch 1:16 «Hermanos —les dijo—, las Escrituras tenían que cumplirse con respecto a Judas, quien guió a los que arrestaron a Jesús. Esto lo predijo hace mucho tiempo el Espíritu Santo cuando habló por medio del rey David.
Hch 1:17 Judas era uno de nosotros y participó con nosotros en el ministerio».
Hch 1:18 (Judas había comprado un campo con el dinero que recibió por su traición. Allí cayó de cabeza, se le reventó el cuerpo y se le derramaron todos los intestinos.
Hch 1:19 La noticia de su muerte llegó a todos los habitantes de Jerusalén, y ellos le pusieron a ese lugar el nombre arameo Acéldama, que significa «Campo de Sangre»).
Hch 1:20 «Esto estaba escrito en el libro de los Salmos —continuó Pedro—, donde dice: “Que su casa quede desolada y que nadie viva en ella”. También dice: “Que otro tome su lugar”*.
Hch 1:21 »Entonces ahora tenemos que elegir a alguien que tome el lugar de Judas entre los hombres que estaban con nosotros todo el tiempo mientras viajábamos con el Señor Jesús,
Hch 1:22 desde el día que Juan lo bautizó hasta el día que fue tomado de entre nosotros. El que salga elegido se unirá a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús».
Hch 1:23 Así que propusieron a dos hombres: a José —a quien llamaban Barsabás (también conocido como Justo) —y a Matías.
Hch 1:24 Después todos ellos oraron: «Oh Señor, tú conoces cada corazón. Muéstranos a cuál de estos hombres has elegido
Hch 1:25 como apóstol para que tome el lugar de Judas en este ministerio, porque él nos ha abandonado y se ha ido al lugar que le corresponde».
Hch 1:26 Entonces echaron suertes, y Matías fue elegido para ser apóstol con los otros once.


SALMO 2

Sal 2:1 ¿Por qué se enojan tanto las naciones? ¿Por qué pierden el tiempo haciendo planes inútiles?
Sal 2:2 Los reyes de la tierra se preparan para la batalla, los gobernantes conspiran juntos en contra del SEÑOR y en contra de su ungido.
Sal 2:3 «¡Rompamos las cadenas! —gritan—, ¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!».
Sal 2:4 Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos.
Sal 2:5 Después los reprende con enojo; los aterroriza con su intensa furia.
Sal 2:6 Pues el Señor declara: «He puesto a mi rey elegido en el trono de Jerusalén,* en mi monte santo».
Sal 2:7 El rey proclama el decreto del SEÑOR: «El SEÑOR me dijo: “Tú eres mi hijo.* Hoy he llegado a ser tu Padre.*
Sal 2:8 Sólo pídelo, y te daré como herencia las naciones, toda la tierra como posesión tuya.
Sal 2:9 Las quebrarás* con vara de hierro y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”».
Sal 2:10 Ahora bien, ustedes reyes, ¡actúen con sabiduría! ¡Quedan advertidos, ustedes gobernantes de la tierra!
Sal 2:11 Sirvan al Señor con temor reverente y alégrense con temblor.
Sal 2:12 Sométanse al hijo de Dios,* no sea que se enoje y sean destruidos en plena actividad, porque su ira se enciende en un instante. ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!


LECTURA PARA LA NOCHE

GÉNESIS 3-4


Gén 3:1 La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el SEÑOR Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer: —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?
Gén 3:2 —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—.
Gén 3:3 Es sólo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
Gén 3:4 —¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—.
Gén 3:5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.
Gén 3:6 La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.
Gén 3:7 En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.
Gén 3:8 Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre* y su esposa oyeron al SEÑOR Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del SEÑOR Dios entre los árboles.
Gén 3:9 Entonces el SEÑOR Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás?
Gén 3:10 El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo.
Gén 3:11 —¿Quién te dijo que estabas desnudo? —le preguntó el SEÑOR Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras?
Gén 3:12 El hombre contestó: —La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí.
Gén 3:13 Entonces el SEÑOR Dios le preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente me engañó —contestó ella—. Por eso comí.
Gén 3:14 Entonces el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: «Por lo que has hecho, eres maldita más que todos los animales, tanto domésticos como salvajes. Andarás sobre tu vientre, arrastrándote por el polvo durante toda tu vida.
Gén 3:15 Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará* la cabeza, y tú le golpearás el talón».
Gén 3:16 Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti».*
Gén 3:17 Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.
Gén 3:18 Te producirá espinos y cardos, aunque comerás de sus granos.
Gén 3:19 Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Pues fuiste hecho del polvo, y al polvo volverás».
Gén 3:20 Después, el hombre —Adán— le puso a su esposa el nombre Eva, porque ella sería la madre de todos los que viven.*
Gén 3:21 Y el SEÑOR Dios hizo ropa de pieles de animales para Adán y su esposa.
Gén 3:22 Luego el SEÑOR Dios dijo: «Miren, los seres humanos* se han vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal. ¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen? ¡Entonces vivirán para siempre!».
Gén 3:23 Así que el SEÑOR Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado.
Gén 3:24 Después de expulsarlos, el SEÑOR Dios puso querubines poderosos al oriente del jardín de Edén; y colocó una espada de fuego ardiente —que destellaba al moverse de un lado a otro— a fin de custodiar el camino hacia el árbol de la vida.
Gén 4:1 Ahora bien, Adán* tuvo relaciones sexuales con su esposa, Eva, y ella quedó embarazada. Cuando dio a luz a Caín, dijo: «¡Con la ayuda del SEÑOR, he tenido* un varón!».
Gén 4:2 Tiempo después, dio a luz al hermano de Caín y le puso por nombre Abel. Cuando crecieron, Abel se hizo pastor de ovejas, mientras que Caín se dedicó a cultivar la tierra.
Gén 4:3 Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el SEÑOR.
Gén 4:4 Abel también presentó una ofrenda: lo mejor de las primeras crías de los corderos de su rebaño. El SEÑOR aceptó a Abel y a su ofrenda,
Gén 4:5 pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.
Gén 4:6 «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el SEÑOR a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído?
Gén 4:7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».
Gén 4:8 Cierto día Caín dijo a su hermano: «Salgamos al campo».* Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
Gén 4:9 Luego el SEÑOR le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está Abel? —No lo sé —contestó Caín—. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
Gén 4:10 Pero el SEÑOR le dijo: —¿Qué has hecho? ¡Escucha! ¡La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra!
Gén 4:11 Ahora eres maldito y serás expulsado de la tierra que se ha tragado la sangre de tu hermano.
Gén 4:12 La tierra ya no te dará buenas cosechas, ¡por mucho que la trabajes! De ahora en adelante, serás un vagabundo sin hogar sobre la tierra.
Gén 4:13 Caín respondió al SEÑOR: —¡Mi castigo* es demasiado grande para soportarlo!
Gén 4:14 Me has expulsado de la tierra y de tu presencia; me has hecho un vagabundo sin hogar. ¡Cualquiera que me encuentre me matará!
Gén 4:15 El SEÑOR respondió: —No, porque yo castigaré siete veces a cualquiera que te mate. Entonces el SEÑOR le puso una marca a Caín como advertencia para cualquiera que intentara matarlo.
Gén 4:16 Luego, Caín salió de la presencia del SEÑOR y se estableció en la tierra de Nod,* al oriente de Edén.
Gén 4:17 Caín tuvo relaciones sexuales con su esposa, y ella quedó embarazada y dio a luz a Enoc. Luego Caín fundó una ciudad, que llevaba el nombre de su hijo Enoc.
Gén 4:18 Enoc tuvo un hijo llamado Irad, Irad fue el padre de* Mehujael. Mehujael fue el padre de Metusael, Metusael fue el padre de Lamec.
Gén 4:19 Lamec se casó con dos mujeres. La primera se llamaba Ada y la segunda, Zila.
Gén 4:20 Ada dio a luz a Jabal, quien fue el primero de los que crían animales y viven en carpas de campaña.
Gén 4:21 El nombre de su hermano fue Jubal, el primero de todos los que tocan el arpa y la flauta.
Gén 4:22 La otra esposa de Lamec, Zila, dio a luz un hijo llamado Tubal-caín, el cual se hizo experto en forjar herramientas de bronce y de hierro. Tubal-caín tuvo una hermana llamada Naama.
Gén 4:23 Cierto día Lamec dijo a sus esposas: «Ada y Zila, oigan mi voz; escúchenme, esposas de Lamec. Maté a un hombre que me atacó, a un joven que me hirió.
Gén 4:24 Si se castiga siete veces a quien mate a Caín, ¡el que me mate a mí será castigado setenta y siete veces!».
Gén 4:25 Adán volvió a tener relaciones sexuales con su esposa, y ella dio a luz otro hijo, al cual llamó Set,* porque dijo: «Dios me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, a quien Caín mató».
Gén 4:26 Cuando Set creció, tuvo un hijo y lo llamó Enós. Fue en aquel tiempo que la gente por primera vez comenzó a adorar al SEÑOR usando su nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario