APOSENTO ALTO

lunes, 1 de enero de 2018

LECTURA BÍBLICA 1 DE ENERO


LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    1:1-17


Mat 1:1 El siguiente es un registro de los antepasados de Jesús el Mesías, descendiente de David* y de Abraham:
Mat 1:2 Abraham fue el padre de Isaac. Isaac fue el padre de Jacob. Jacob fue el padre de Judá y de sus hermanos.
Mat 1:3 Judá fue el padre de Fares y de Zara (la madre fue Tamar). Fares fue el padre de Esrom. Esrom fue el padre de Ram.*
Mat 1:4 Ram fue el padre de Aminadab. Aminadab fue el padre de Naasón. Naasón fue el padre de Salmón.
Mat 1:5 Salmón fue el padre de Booz (su madre fue Rahab). Booz fue el padre de Obed (su madre fue Rut). Obed fue el padre de Isaí.
Mat 1:6 Isaí fue el padre del rey David. David fue el padre de Salomón (su madre fue Betsabé, la viuda de Urías).
Mat 1:7 Salomón fue el padre de Roboam. Roboam fue el padre de Abías. Abías fue el padre de Asá.*
Mat 1:8 Asá fue el padre de Josafat. Josafat fue el padre de Jehoram.* Jehoram fue el padre* de Uzías.
Mat 1:9 Uzías fue el padre de Jotam. Jotam fue el padre de Acaz. Acaz fue el padre de Ezequías.
Mat 1:10 Ezequías fue el padre de Manasés. Manasés fue el padre de Amós.* Amós fue el padre de Josías.
Mat 1:11 Josías fue el padre de Joaquín* y de sus hermanos (quienes nacieron en el tiempo del destierro a Babilonia).
Mat 1:12 Luego del destierro a Babilonia: Joaquín fue el padre de Salatiel. Salatiel fue el padre de Zorobabel.
Mat 1:13 Zorobabel fue el padre de Abiud. Abiud fue el padre de Eliaquim. Eliaquim fue el padre de Azor.
Mat 1:14 Azor fue el padre de Sadoc. Sadoc fue el padre de Aquim. Aquim fue el padre de Eliud.
Mat 1:15 Eliud fue el padre de Eleazar. Eleazar fue el padre de Matán. Matán fue el padre de Jacob.
Mat 1:16 Jacob fue el padre de José, esposo de María. María dio a luz a Jesús, quien es llamado el Mesías.
Mat 1:17 Todos los que aparecen en la lista abarcan catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta el destierro a Babilonia, y catorce desde el destierro a Babilonia hasta el Mesías.


HECHOS 1:1-11

Hch 1:1 Teófilo, en mi primer libro* te relaté todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar
Hch 1:2 hasta el día que fue llevado al cielo, después de haberles dado a sus apóstoles escogidos instrucciones adicionales por medio del Espíritu Santo.
Hch 1:3 Durante los cuarenta días posteriores a su crucifixión, Cristo se apareció varias veces a los apóstoles y les demostró con muchas pruebas convincentes que él realmente estaba vivo. Y les habló del reino de Dios.
Hch 1:4 Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes.
Hch 1:5 Juan bautizaba con* agua pero, en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo».
Hch 1:6 Así que, mientras los apóstoles estaban con Jesús, le preguntaron con insistencia: —Señor, ¿ha llegado ya el tiempo de que liberes a Israel y restaures nuestro reino?
Hch 1:7 Él les contestó: —Sólo el Padre tiene la autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a ustedes no les corresponde saberlo.
Hch 1:8 Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes. Y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.
Hch 1:9 Después de decir esto, Jesús fue levantado en una nube mientras ellos observaban, y hasta que ya no pudieron verlo.
Hch 1:10 Y mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos.
Hch 1:11 «Hombres de Galilea —les dijeron—, ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!».


SALMO 1

Sal 1:1 Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones;
Sal 1:2 sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche.
Sal 1:3 Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
Sal 1:4 ¡No sucede lo mismo con los malos! Son como paja inútil que esparce el viento.
Sal 1:5 Serán condenados cuando llegue el juicio; los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
Sal 1:6 Pues el Señor cuida el sendero de los justos, pero la senda de los malos lleva a la destrucción.

LECTURA PARA LA NOCHE

GÉNESIS 1-2


Gén 1:1 En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.*
Gén 1:2 La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas.
Gén 1:3 Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.
Gén 1:4 Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó la luz de la oscuridad.
Gén 1:5 Dios llamó a la luz «día» y a la oscuridad «noche». Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el primer día.
Gén 1:6 Entonces Dios dijo: «Que haya un espacio entre las aguas, para separar las aguas de los cielos de las aguas de la tierra»;
Gén 1:7 y eso fue lo que sucedió. Dios formó ese espacio para separar las aguas de la tierra de las aguas de los cielos
Gén 1:8 y Dios llamó al espacio «cielo». Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el segundo día.
Gén 1:9 Entonces Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo se junten en un solo lugar, para que aparezca la tierra seca»; y eso fue lo que sucedió.
Gén 1:10 Dios llamó a lo seco «tierra» y a las aguas «mares». Y Dios vio que esto era bueno.
Gén 1:11 Después Dios dijo: «Que de la tierra brote vegetación: toda clase de plantas con semillas y árboles que den frutos con semillas. Estas semillas producirán, a su vez, las mismas clases de plantas y árboles de los que provinieron»; y eso fue lo que sucedió.
Gén 1:12 La tierra produjo vegetación: toda clase de plantas con semillas y árboles que dan frutos con semillas. Las semillas produjeron plantas y árboles de la misma clase. Y Dios vio que esto era bueno.
Gén 1:13 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el tercer día.
Gén 1:14 Entonces Dios dijo: «Que aparezcan luces en el cielo para separar el día de la noche; que sean señales para que marquen las estaciones, los días y los años.
Gén 1:15 Que esas luces en el cielo brillen sobre la tierra»; y eso fue lo que sucedió.
Gén 1:16 Dios hizo dos grandes luces: la más grande para que gobernara el día, y la más pequeña para que gobernara la noche. También hizo las estrellas.
Gén 1:17 Dios puso esas luces en el cielo para iluminar la tierra,
Gén 1:18 para que gobernaran el día y la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y Dios vio que esto era bueno.
Gén 1:19 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el cuarto día.
Gén 1:20 Entonces Dios dijo: «Que las aguas se colmen de peces y de otras formas de vida. Que los cielos se llenen de aves de toda clase».
Gén 1:21 Así que Dios creó grandes criaturas marinas y todos los seres vivientes que se mueven y se agitan en el agua y aves de todo tipo, cada uno produciendo crías de la misma especie. Y Dios vio que esto era bueno.
Gén 1:22 Entonces Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Que los peces llenen los mares y las aves se multipliquen sobre la tierra».
Gén 1:23 Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el quinto día.
Gén 1:24 Entonces Dios dijo: «Que la tierra produzca toda clase de animales, que cada uno produzca crías de la misma especie: animales domésticos, animales pequeños que corran por el suelo y animales salvajes»; y eso fue lo que sucedió.
Gén 1:25 Dios hizo toda clase de animales salvajes, animales domésticos y animales pequeños; cada uno con la capacidad de producir crías de la misma especie. Y Dios vio que esto era bueno.
Gén 1:26 Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos* a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo».
Gén 1:27 Así que Dios creó a los seres humanos* a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.
Gén 1:28 Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
Gén 1:29 Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.
Gén 1:30 Y he dado toda planta verde como alimento para todos los animales salvajes, para las aves del cielo y para los animales pequeños que corren por el suelo, es decir, para todo lo que tiene vida»; y eso fue lo que sucedió.
Gén 1:31 Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno! Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el sexto día.
Gén 2:1 Así quedó terminada la creación de los cielos y de la tierra, y de todo lo que hay en ellos.
Gén 2:2 Cuando llegó el séptimo día, Dios ya había terminado su obra de creación, y descansó* de toda su labor.
Gén 2:3 Dios bendijo el séptimo día y lo declaró santo, porque ése fue el día en que descansó de toda su obra de creación.
Gén 2:4 Este es el relato de la creación de los cielos y la tierra. Cuando el SEÑOR Dios hizo la tierra y los cielos,
Gén 2:5 no crecían en ella plantas salvajes ni grano porque el SEÑOR Dios aún no había enviado lluvia para regar la tierra, ni había personas que la cultivaran.
Gén 2:6 En cambio, del suelo brotaban manantiales* que regaban toda la tierra.
Gén 2:7 Luego el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
Gén 2:8 Después, el SEÑOR Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y allí puso al hombre que había formado.
Gén 2:9 El SEÑOR Dios hizo que crecieran del suelo toda clase de árboles: árboles hermosos y que daban frutos deliciosos. En medio del huerto puso el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Gén 2:10 Un río salía de la tierra del Edén que regaba el huerto y después se dividía en cuatro ramales.
Gén 2:11 El primero, llamado Pisón, rodeaba toda la tierra de Havila, donde hay oro.
Gén 2:12 El oro de esa tierra es excepcionalmente puro; también se encuentran allí resinas aromáticas y piedras de ónice.
Gén 2:13 El segundo, llamado Gihón, rodeaba toda la tierra de Cus.
Gén 2:14 El tercero, llamado Tigris, corría al oriente de la tierra de Asiria. El cuarto se llama Éufrates.
Gén 2:15 El SEÑOR Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara;
Gén 2:16 pero el SEÑOR Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto,
Gén 2:17 excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».
Gén 2:18 Después, el SEÑOR Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él».
Gén 2:19 Entonces el SEÑOR Dios formó de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre* para ver cómo los llamaría, y el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos.
Gén 2:20 Puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales salvajes; pero aún no había una ayuda ideal para él.
Gén 2:21 Entonces el SEÑOR Dios hizo que el hombre cayera en un profundo sueño. Mientras el hombre dormía, el SEÑOR Dios le sacó una de sus costillas* y cerró la abertura.
Gén 2:22 Entonces el SEÑOR Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al hombre.
Gén 2:23 «¡Al fin! —exclamó el hombre—. ¡Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Ella será llamada “mujer” porque fue tomada del hombre».
Gén 2:24 Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.
Gén 2:25 Ahora bien, el hombre y su esposa estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.

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