APOSENTO ALTO

jueves, 5 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 5 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     1:43-51

Jua 1:43 Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Ven, sígueme».
Jua 1:44 Felipe era de Betsaida, el pueblo natal de Andrés y Pedro.
Jua 1:45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo: —¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés* y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
Jua 1:46 —¡Nazaret! —exclamó Natanael —. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? —Ven y compruébalo tú mismo —le respondió Felipe.
Jua 1:47 Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo: —Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.
Jua 1:48 —¿Cómo es que me conoces? —le preguntó Natanael. —Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara —contestó Jesús.
Jua 1:49 Entonces Natanael exclamó: —Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!
Jua 1:50 Jesús le preguntó: —¿Crees eso sólo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que ésta.
Jua 1:51 Y agregó: «Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra»*.

 SANTIAGO  2:14-26

Stg 2:14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien?
Stg 2:15 Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse
Stg 2:16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve?
Stg 2:17 Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil.
Stg 2:18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones».
Stg 2:19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios.* ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.
Stg 2:20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil?
Stg 2:21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Stg 2:22 ¿Ya ves?, su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa.
Stg 2:23 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe»*. Incluso lo llamaron «amigo de Dios»*.
Stg 2:24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no sólo por la fe.
Stg 2:25 Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino.
Stg 2:26 Así como el cuerpo sin aliento* está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta.


ECLESIASTÉS 3:16-22

Ecl 3:16 También noté que, bajo el sol, la maldad está presente en el juzgado. Sí, ¡hasta en los tribunales de justicia hay corrupción!
Ecl 3:17 Me dije: «A su debido tiempo, Dios juzgará a todos, tanto a los malos como a los buenos, por cada cosa que hayan hecho».
Ecl 3:18 También reflexioné acerca de la condición humana, sobre cómo Dios les hace ver a los seres humanos que son como los animales.
Ecl 3:19 Pues tanto las personas como los animales tienen el mismo destino: ambos respiran* y ambos mueren. Así que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales. ¡Qué absurdo!
Ecl 3:20 Ambos terminan en el mismo lugar: del polvo vienen y al polvo vuelven.
Ecl 3:21 Pues, ¿quién puede demostrar que el espíritu humano va hacia arriba y el espíritu de los animales desciende al fondo de la tierra?
Ecl 3:22 Entonces me di cuenta de que no hay nada mejor para la gente que ser feliz con su trabajo. ¡Para eso estamos en este mundo! Nadie nos traerá de la muerte para que disfrutemos de la vida después de que hayamos muerto.



LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 10-11

Jer 10:1 ¡Escucha la palabra que el SEÑOR te dice, oh Israel!
Jer 10:2 Esto dice el SEÑOR: «No te comportes como las otras naciones que tratan de leer el futuro en las estrellas. No tengas temor de sus predicciones, aun cuando otras naciones se aterren por ellas.
Jer 10:3 Sus costumbres son vanas y necias. Cortan un árbol y el artesano talla un ídolo.
Jer 10:4 Lo decoran con oro y plata y luego lo aseguran con martillo y clavos para que no se caiga.
Jer 10:5 ¡Sus dioses son como inútiles espantapájaros en un campo de pepinos! No pueden hablar y necesitan que los lleven en los brazos porque no pueden caminar. No tengan temor de semejantes dioses, porque no pueden hacerles ningún daño, tampoco ningún bien».
Jer 10:6 ¡SEÑOR, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.
Jer 10:7 ¿Quién no te temería, oh Rey de las naciones? ¡Ese título te pertenece sólo a ti! Entre todos los sabios de la tierra y en todos los reinos del mundo no hay nadie como tú.
Jer 10:8 Los que rinden culto a ídolos son estúpidos y necios. ¡Las cosas a las que rinden culto están hechas de madera!
Jer 10:9 Traen láminas de plata desde Tarsis y oro de Ufaz, y les entregan esos materiales a hábiles artesanos que hacen sus ídolos. Luego visten estos dioses con ropas de púrpura y azul real hechas por sastres expertos.
Jer 10:10 Sin embargo, el SEÑOR es el único Dios verdadero. ¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno! Toda la tierra tiembla ante su enojo; las naciones no pueden hacerle frente a su ira.
Jer 10:11 Diles a los que rinden culto a otros dioses: «Sus supuestos dioses, que no hicieron los cielos y la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos».*
Jer 10:12 Dios hizo la tierra con su poder, y la preserva con su sabiduría. Con su propia inteligencia desplegó los cielos.
Jer 10:13 Cuando habla en los truenos, la lluvia desciende del cielo con estrépito. Él hace que las nubes se levanten sobre la tierra. Envía el relámpago junto con la lluvia, y suelta el viento de sus depósitos.
Jer 10:14 ¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento! Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen, porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude. Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.
Jer 10:15 Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas! En el día del juicio, todos serán destruidos.
Jer 10:16 ¡Pero el Dios de Israel* no es ningún ídolo! Él es el Creador de todo lo que existe, incluido Israel, su posesión más preciada. ¡El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
Jer 10:17 Haz las maletas y prepárate para salir; el sitio está por comenzar.
Jer 10:18 Pues esto dice el SEÑOR: «De forma repentina echaré a todos los que viven en esta tierra. Derramaré sobre ustedes grandes dificultades, y por fin sentirán mi enojo».
Jer 10:19 Mi herida es profunda y grande mi dolor. Mi enfermedad es incurable, pero debo soportarla.
Jer 10:20 Mi casa está destruida, y no queda nadie que me ayude a reconstruirla. Se llevaron a mis hijos, y nunca volveré a verlos.
Jer 10:21 Los pastores de mi pueblo han perdido la razón. Ya no buscan la sabiduría del SEÑOR. Por lo tanto, fracasan completamente y sus rebaños andan dispersos.
Jer 10:22 ¡Escuchen! Oigan el terrible rugir de los ejércitos poderosos mientras avanzan desde el norte. Las ciudades de Judá serán destruidas y se convertirán en guarida de chacales.
Jer 10:23 Yo sé, SEÑOR, que nuestra vida no nos pertenece; no somos capaces de planear nuestro propio destino.
Jer 10:24 Así que corrígeme, SEÑOR, pero por favor sé tierno; no me corrijas con enojo porque moriría.
Jer 10:25 Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los pueblos que no invocan tu nombre. Pues han devorado a tu pueblo Israel;* lo han devorado y consumido y han hecho de la tierra un desierto desolado.
Jer 11:1 El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías y dijo:
Jer 11:2 —Recuérdales a los habitantes de Judá y de Jerusalén las condiciones de mi pacto con ellos.
Jer 11:3 Diles: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘¡Maldito todo el que no obedece las condiciones de mi pacto!
Jer 11:4 Pues cuando los saqué de ese horno de fundir hierro que es Egipto, les dije a sus antepasados: “Si me obedecen y hacen todo lo que les mando, serán mi pueblo y yo seré su Dios”.
Jer 11:5 Esto les dije para poder cumplir mi promesa a sus antepasados de darles a ustedes una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra que hoy habitan’ ”. Entonces respondí: —¡Amén, SEÑOR! Que así sea.
Jer 11:6 Después el SEÑOR dijo: —Proclama este mensaje en las calles de Jerusalén. Ve de ciudad en ciudad por toda la tierra y anuncia: “Recuerden el antiguo pacto y hagan todo lo que exige.
Jer 11:7 Pues les advertí solemnemente a sus antepasados cuando los saqué de Egipto: ‘¡Obedézcanme!’. He repetido esta advertencia una y otra vez hasta el día de hoy;
Jer 11:8 pero sus antepasados no escucharon y ni siquiera prestaron atención, sino que se pusieron tercos y siguieron sus propios malos deseos. Y debido a que se negaron a obedecer, traje sobre ellos todas las maldiciones descritas en este pacto”.
Jer 11:9 El SEÑOR me habló una vez más y dijo: «Descubrí una conspiración contra mí entre los habitantes de Judá y Jerusalén.
Jer 11:10 Han vuelto a los pecados de sus antepasados. Se negaron a escucharme y rinden culto a otros dioses. Israel y Judá han roto el pacto que hice con sus antepasados.
Jer 11:11 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: Traeré calamidad sobre ellos y no habrá escapatoria posible. Aunque supliquen misericordia no escucharé sus ruegos.
Jer 11:12 Entonces los habitantes de Judá y Jerusalén clamarán a sus ídolos y quemarán incienso ante ellos. ¡Pero los ídolos no los salvarán cuando caiga el desastre!
Jer 11:13 Miren ahora, gente de Judá: ustedes tienen tantos dioses como ciudades. Tienen tantos altares vergonzosos —altares para quemar incienso a su dios Baal— como calles hay en Jerusalén.
Jer 11:14 »Jeremías, no ores más por este pueblo. No llores ni pidas por ellos porque yo no los escucharé cuando clamen a mí en su angustia.
Jer 11:15 »¿Qué derecho tiene mi amado pueblo de ir a mi templo cuando ha cometido tantas inmoralidades? ¿Acaso sus votos y sacrificios pueden evitar su destrucción? ¡En realidad se alegran en hacer lo malo!
Jer 11:16 Yo, el SEÑOR, antes los llamaba olivo frondoso, hermoso a la vista y lleno de buen fruto. Pero ahora he enviado el furor de sus enemigos para quemarlos con fuego y dejarlos carbonizados y quebrantados.
Jer 11:17 »Yo, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el que plantó ese olivo, he ordenado que lo destruyan. Pues los pueblos de Israel y de Judá han hecho lo malo, y despertaron mi enojo al quemar incienso a Baal».
Jer 11:18 Luego el SEÑOR me avisó acerca de los complots que mis enemigos tramaban en mi contra.
Jer 11:19 Yo era como cordero que se lleva al matadero. ¡No tenía idea de que pensaban matarme! «Destruyamos a ese hombre y todas sus palabras —dijeron—, derribémoslo para que su nombre sea olvidado para siempre».
Jer 11:20 Oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, tú juzgas con justicia, y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Déjame ver tu venganza contra ellos, porque te he entregado mi causa.
Jer 11:21 Esto dice el SEÑOR acerca de los hombres de Anatot que deseaban mi muerte. Ellos habían dicho: «Te mataremos si no dejas de profetizar en el nombre del SEÑOR».
Jer 11:22 Así que esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales acerca de ellos: «¡Yo los castigaré! Sus jóvenes morirán en batalla y sus hijos e hijas morirán de hambre.
Jer 11:23 Ninguno de esos conspiradores de Anatot sobrevivirá, porque traeré calamidad sobre ellos cuando llegue el momento de su castigo».

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