APOSENTO ALTO

miércoles, 4 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 4 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     1:35-42

Jua 1:35 Al día siguiente, Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos.
Jua 1:36 Al pasar Jesús, Juan lo miró y declaró: «¡Miren! ¡Ahí está el Cordero de Dios!».
Jua 1:37 Cuando los dos discípulos de Juan lo oyeron, siguieron a Jesús.
Jua 1:38 Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían. —¿Qué quieren? —les preguntó. Ellos contestaron: —Rabí —que significa “Maestro” —, ¿dónde te hospedas?
Jua 1:39 —Vengan y vean —les dijo. Eran como las cuatro de la tarde cuando lo acompañaron al lugar donde se hospedaba, y se quedaron el resto del día con él.
Jua 1:40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan dijo, siguieron a Jesús.
Jua 1:41 Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»*).
Jua 1:42 Luego Andrés llevó a Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tu nombre es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas» (que significa «Pedro»*).


 SANTIAGO  2:1-13

Stg 2:1 Mis amados hermanos, ¿cómo pueden afirmar que tienen fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo si favorecen más a algunas personas que a otras?
Stg 2:2 Por ejemplo, supongamos que alguien llega a su reunión* vestido con ropa elegante y joyas costosas y al mismo tiempo entra una persona pobre y con ropa sucia.
Stg 2:3 Si ustedes le dan un trato preferencial a la persona rica y le dan un buen asiento, pero al pobre le dicen: «Tú puedes quedarte de pie allá o bien sentarte en el piso», ¿acaso
Stg 2:4 esta discriminación no demuestra que sus juicios son guiados por malas intenciones?
Stg 2:5 Escúchenme, amados hermanos. ¿No eligió Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe? ¿No son ellos los que heredarán el reino que Dios prometió a quienes lo aman?
Stg 2:6 ¡Pero ustedes desprecian a los pobres! ¿Acaso no son los ricos quienes los oprimen a ustedes y los arrastran a los tribunales?
Stg 2:7 ¿Acaso no son ellos los que insultan a Jesucristo, cuyo noble nombre* ustedes llevan?
Stg 2:8 Por supuesto, hacen bien cuando obedecen la ley suprema tal como aparece en las Escrituras: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»*.
Stg 2:9 Pero, si favorecen más a algunas personas que a otras, cometen pecado. Son culpables de violar la ley.
Stg 2:10 Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas,
Stg 2:11 porque el mismo Dios que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No cometas asesinato»*. Así que, si ustedes matan a alguien pero no cometen adulterio, de todos modos han violado la ley.
Stg 2:12 Entonces, en todo lo que digan y en todo lo que hagan, recuerden que serán juzgados por la ley que los hace libres.
Stg 2:13 No habrá compasión para quienes no hayan tenido compasión de otros. Pero si ustedes han sido compasivos, Dios será misericordioso con ustedes cuando los juzgue.


ECLESIASTÉS 3:1-15

Ecl 3:1 Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo.
Ecl 3:2 Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.
Ecl 3:3 Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir.
Ecl 3:4 Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar.
Ecl 3:5 Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse.
Ecl 3:6 Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo para guardar y un tiempo para botar.
Ecl 3:7 Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.
Ecl 3:8 Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.
Ecl 3:9 ¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto trabajo?
Ecl 3:10 He visto la carga que Dios puso sobre nuestros hombros.
Ecl 3:11 Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.
Ecl 3:12 Así que llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos.
Ecl 3:13 Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de su trabajo, porque son regalos de Dios.
Ecl 3:14 También sé que todo lo que Dios hace es definitivo. No se le puede agregar ni quitar nada. El propósito de Dios es que el ser humano le tema.
Ecl 3:15 Los sucesos del presente ya ocurrieron en el pasado, y lo que sucederá en el futuro ya ocurrió antes, porque Dios hace que las mismas cosas se repitan una y otra vez.



LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 7-9

Jer 7:1 El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías diciendo:
Jer 7:2 «Vete a la entrada del templo del SEÑOR y dale el siguiente mensaje al pueblo: “Oh Judá, ¡escucha este mensaje del SEÑOR! ¡Escúchenlo, todos ustedes que aquí adoran al SEÑOR!
Jer 7:3 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: »“Incluso ahora, si abandonan sus malos caminos les permitiré quedarse en su propia tierra;
Jer 7:4 pero no se dejen engañar por los que les prometen seguridad simplemente porque aquí está el templo del SEÑOR. Ellos repiten: ‘¡El templo del SEÑOR está aquí! ¡El templo del SEÑOR está aquí!’.
Jer 7:5 Pero seré misericordioso únicamente si abandonan sus malos pensamientos y sus malas acciones, y comienzan a tratarse el uno al otro con justicia;
Jer 7:6 si dejan de explotar a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas; si dejan de asesinar; y si dejan de dañarse ustedes mismos al rendir culto a los ídolos.
Jer 7:7 Entonces, les permitiré quedarse en esta tierra que les di a sus antepasados para siempre.
Jer 7:8 »”No se dejen engañar ni crean que nunca tendrán que sufrir porque el templo está aquí. ¡Es una mentira!
Jer 7:9 ¿De verdad piensan que pueden robar, matar, cometer adulterio, mentir y quemar incienso a Baal y a los otros nuevos dioses que tienen,
Jer 7:10 y luego venir y presentarse delante de mí en mi templo a repetir: ‘¡Estamos a salvo!’, sólo para irse a cometer nuevamente todas las mismas maldades?
Jer 7:11 ¿No reconocen ustedes mismos que este templo, que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones? Les aseguro que veo todo el mal que ocurre allí. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 7:12 »”Ahora vayan a Silo, al lugar donde puse antes el tabernáculo que llevaba mi nombre. Vean lo que hice allí debido a toda la perversidad de mi pueblo, los israelitas.
Jer 7:13 Cuando ustedes cometían estas perversidades, dice el SEÑOR, yo les hablé de ello repetidas veces, pero ustedes no quisieron escuchar. Los llamé pero se negaron a contestar.
Jer 7:14 Entonces, tal como destruí a Silo, ahora también destruiré a este templo que lleva mi nombre, este templo al que acuden en busca de ayuda, este lugar que les di a ustedes y a sus antepasados.
Jer 7:15 Y los enviaré al destierro fuera de mi vista, así como hice con sus parientes, el pueblo de Israel* ”.
Jer 7:16 »Jeremías, no ores más por este pueblo. No llores ni ores por ellos y no me supliques que los ayude, porque no te escucharé.
Jer 7:17 ¿Acaso no ves lo que están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
Jer 7:18 ¡Con razón estoy tan enojado! Mira cómo los hijos juntan leña y los padres preparan el fuego para el sacrificio. Observa cómo las mujeres preparan la masa para hacer pasteles y ofrecérselos a la reina del cielo. ¡Y derraman ofrendas líquidas a sus otros dioses-ídolos!
Jer 7:19 ¿Soy yo al que ellos perjudican? —pregunta el SEÑOR—. Más que nada se perjudican a sí mismos, para su propia vergüenza».
Jer 7:20 Así que esto dice el SEÑOR Soberano: «Derramaré mi terrible furia sobre este lugar. Sus habitantes, animales, árboles y cosechas serán consumidos con el fuego insaciable de mi enojo».
Jer 7:21 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «¡Tomen sus ofrendas quemadas y los demás sacrificios y cómanselos ustedes mismos!
Jer 7:22 Cuando saqué a sus antepasados de Egipto no eran ofrendas quemadas ni sacrificios lo que deseaba de ellos.
Jer 7:23 Esto les dije: “Obedézcanme, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. ¡Hagan todo lo que les diga y les irá bien!”.
Jer 7:24 »Pero mi pueblo no quiso escucharme. Continuaron haciendo lo que querían, siguiendo los tercos deseos de su malvado corazón. Retrocedieron en vez de ir hacia adelante.
Jer 7:25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, no he dejado de enviarles a mis siervos, los profetas, día tras día;
Jer 7:26 pero mi pueblo no me ha escuchado, ni siquiera ha tratado de oírme. Han sido tercos y pecadores, aun peor que sus antepasados.
Jer 7:27 »Diles todo esto, pero no esperes que te escuchen. Adviérteles a gritos, pero no esperes que te hagan caso.
Jer 7:28 Diles: “Esta es la nación que no obedece al SEÑOR su Dios y que rechaza ser enseñada. Entre ellos la verdad ha desaparecido; ya no se escucha en sus labios.
Jer 7:29 Rápate en señal de luto y llora a solas en las montañas, porque el SEÑOR ha rechazado y ha abandonado a esta generación que ha provocado su furia”.
Jer 7:30 »La gente de Judá ha pecado ante mis propios ojos —dice el SEÑOR—. Han puesto sus ídolos abominables precisamente en el templo que lleva mi nombre, y así lo han profanado.
Jer 7:31 Han edificado santuarios paganos en Tofet, el basurero en el valle de Ben-hinom, donde queman a sus hijos y a sus hijas en el fuego. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa!
Jer 7:32 Así que, ¡atención!, se acerca la hora —dice el SEÑOR—, cuando ese basurero ya no será llamado más Tofet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza. Enterrarán a sus muertos en Tofet hasta que ya no haya más lugar.
Jer 7:33 Los cadáveres de mi pueblo servirán de comida para los buitres y los animales salvajes, y no habrá quien los ahuyente.
Jer 7:34 Pondré fin a las risas y a las alegres canciones en las calles de Jerusalén. No se oirán más las voces felices de los novios ni de las novias en las ciudades de Judá. La tierra quedará completamente desolada.
Jer 8:1 »En ese día —dice el SEÑOR—, el enemigo abrirá las tumbas de los reyes y los funcionarios de Judá, las tumbas de los sacerdotes, los profetas y la gente común de Jerusalén.
Jer 8:2 Esparcirá los huesos sobre la tierra ante el sol, la luna y las estrellas: los dioses que mi pueblo ha amado, servido y rendido culto. Sus huesos no serán recogidos nuevamente ni enterrados, sino que serán esparcidos sobre la tierra como si fueran estiércol.
Jer 8:3 Y la gente que sobreviva de esta nación malvada deseará morir en vez de vivir en el lugar donde los enviaré. ¡Yo, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, he hablado!
Jer 8:4 »Jeremías, dile al pueblo: “Esto dice el SEÑOR: »‘Cuando una persona se cae, ¿acaso no vuelve a levantarse? Cuando descubre que está en un camino equivocado, ¿acaso no da la vuelta?
Jer 8:5 Entonces, ¿por qué esta gente continúa en su camino de autodestrucción? ¿Por qué los habitantes de Jerusalén rehúsan regresar? Se aferran a sus mentiras y se niegan a volver.
Jer 8:6 Escucho sus conversaciones y no oigo una sola palabra de verdad. ¿Hay alguien que esté apenado por haber hecho lo malo? ¿Alguien que diga: “¡Qué cosa tan terrible he hecho!”? ¡No! ¡Todos corren por el camino del pecado tan veloces como galopa un caballo a la batalla!
Jer 8:7 Hasta la cigüeña que surca el cielo conoce el tiempo de su migración, al igual que la tórtola, la golondrina y la grulla.* Todas regresan en el tiempo señalado cada año. ¡Pero no en el caso de mi pueblo! Ellos no conocen las leyes del SEÑOR.
Jer 8:8 »’¿Cómo pueden decir: “Somos sabios porque tenemos la palabra del SEÑOR”, cuando, al escribir mentiras, sus maestros la han torcido?
Jer 8:9 Estos maestros sabios caerán en la trampa de su propia necedad, porque han rechazado la palabra del SEÑOR. Después de todo, ¿son ellos tan sabios?
Jer 8:10 Les daré sus esposas a otros y sus fincas a extranjeros. Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Es cierto, incluso mis profetas y sacerdotes son así; todos ellos son unos farsantes.
Jer 8:11 Ofrecen curas superficiales para la herida mortal de mi pueblo. Dan garantías de paz cuando no hay paz.
Jer 8:12 ¿Se avergüenzan de estos actos repugnantes? De ninguna manera, ¡ni siquiera saben lo que es sonrojarse! Por lo tanto estarán entre los caídos en la matanza; serán derribados cuando los castigue, dice el SEÑOR.
Jer 8:13 Con toda seguridad los consumiré. No habrá más cosechas de higos ni de uvas; todos sus árboles frutales morirán. Todo lo que les di, pronto se acabará. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!’.
Jer 8:14 »Luego el pueblo dirá: “¿Por qué deberíamos esperar aquí para morir? Vengan, vayamos a las ciudades fortificadas para morir allí. Pues el SEÑOR nuestro Dios ha decretado nuestra destrucción y nos ha dado a beber una copa de veneno porque pecamos contra el SEÑOR.
Jer 8:15 Esperábamos paz, pero la paz no llegó; esperábamos tiempos de sanidad, pero sólo encontramos terror”.
Jer 8:16 »Ya se puede oír el resoplido de los caballos de guerra del enemigo ¡desde tan lejos como la tierra de Dan en el norte! El relincho de sus sementales hace temblar toda la tierra. Vienen a devorar el país y todo lo que hay en él, tanto las ciudades como los habitantes.
Jer 8:17 Enviaré estas tropas enemigas entre ustedes como serpientes venenosas a las que no pueden encantar. Los morderán y ustedes morirán. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 8:18 Mi dolor no tiene remedio; mi corazón está destrozado.
Jer 8:19 Escuchen el llanto de mi pueblo; puede oírse por toda la tierra. «¿Acaso ha abandonado el SEÑOR a Jerusalén?* —la gente—. ¿No está más su Rey allí?». «Oh, ¿por qué han provocado mi enojo con sus ídolos tallados y sus despreciables dioses ajenos?», pregunta el SEÑOR.
Jer 8:20 «Ya se acabó la cosecha, y el verano se ha ido —se lamenta el pueblo—, ¡y todavía no hemos sido salvados!».
Jer 8:21 Sufro con el dolor de mi pueblo, lloro y estoy abrumado de profunda pena.
Jer 8:22 ¿No hay medicina en Galaad? ¿No hay un médico allí? ¿Por qué no hay sanidad para las heridas de mi pueblo?
Jer 9:1 * ¡Si tan sólo mi cabeza fuera una laguna y mis ojos una fuente de lágrimas, lloraría día y noche por mi pueblo que ha sido masacrado!
Jer 9:2 * Desearía poder marcharme y olvidarme de mi pueblo y vivir en una choza para viajeros en el desierto. Pues todos ellos son adúlteros, una banda de mentirosos traicioneros.
Jer 9:3 «Mi pueblo encorva sus lenguas como arcos para lanzar mentiras. Se rehúsan a defender la verdad; sólo van de mal en peor. Ellos no me conocen —dice el SEÑOR—.
Jer 9:4 »¡Cuidado con tu vecino, ni siquiera confíes en tu hermano! Pues un hermano saca ventaja de su hermano, y un amigo calumnia a su amigo.
Jer 9:5 Todos se engañan y se estafan entre sí; ninguno dice la verdad. Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras; pecan hasta el cansancio.
Jer 9:6 Amontonan mentira sobre mentira y rechazan por completo reconocerme», dice el SEÑOR.
Jer 9:7 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «Mira, los derretiré en el crisol y los probaré como al metal. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?*
Jer 9:8 Pues sus lenguas lanzan mentiras como flechas envenenadas. Dicen palabras amistosas a sus vecinos mientras en el corazón traman matarlos.
Jer 9:9 ¿No habría de castigarlos por eso? —dice el SEÑOR—. ¿No habría de tomar venganza contra semejante nación?».
Jer 9:10 Lloraré por las montañas y gemiré por los pastos del desierto; pues están desolados y no tienen vida. Ya no se escucha el mugido del ganado; todas las aves y los animales salvajes han huido.
Jer 9:11 «Haré de Jerusalén un montón de ruinas —dice el SEÑOR— y será un lugar frecuentado por chacales. Las ciudades de Judá serán abandonadas, y nadie vivirá en ellas».
Jer 9:12 ¿Quién tiene suficiente sabiduría para entender todo esto? ¿Quién ha sido instruido por el SEÑOR y puede explicárselo a otros? ¿Por qué ha sido tan arruinada esta tierra, que nadie se atreve a viajar por ella?
Jer 9:13 El SEÑOR contesta: «Esto sucedió porque mi pueblo abandonó mis instrucciones; se negó a obedecer lo que dije.
Jer 9:14 En cambio, se pusieron tercos y siguieron sus propios deseos y rindieron culto a imágenes de Baal, como les enseñaron sus antepasados.
Jer 9:15 Así que ahora esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ¡mira!, los alimentaré con amargura y les daré veneno para beber.
Jer 9:16 Los esparciré por todo el mundo, a lugares que ni ellos ni sus antepasados han oído nombrar, y aun allí los perseguiré con espada hasta que los haya destruido por completo».
Jer 9:17 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «Piensa en todo esto y llama a las que se les paga por llorar; manda traer a las mujeres que lloran en los funerales.
Jer 9:18 ¡Rápido! ¡Comiencen a llorar! Que las lágrimas fluyan de sus ojos.
Jer 9:19 Escuchen a los habitantes de Jerusalén* llorando desesperados: “¡Estamos arruinados! ¡Estamos totalmente humillados! Tenemos que abandonar nuestra tierra, porque derribaron nuestras casas”».
Jer 9:20 Escuchen, ustedes mujeres, las palabras del SEÑOR; abran sus oídos a lo que él tiene que decir. Enseñen a sus hijas a gemir; enséñense unas a otras a lamentarse.
Jer 9:21 Pues la muerte se ha deslizado a través de nuestras ventanas y ha entrado a nuestras mansiones. Ha acabado con la flor de nuestra juventud: los niños ya no juegan en las calles, y los jóvenes ya no se reúnen en las plazas.
Jer 9:22 Esto dice el SEÑOR: «Se esparcirán cadáveres a través de los campos como montones de estiércol, como manojos de grano después de la cosecha. No quedará nadie para enterrarlos».
Jer 9:23 Esto dice el SEÑOR: «No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas.
Jer 9:24 Pero los que desean jactarse que lo hagan solamente en esto: de conocerme verdaderamente y entender que yo soy el SEÑOR —quien demuestra amor inagotable y trae justicia y rectitud a la tierra— y que me deleito en estas cosas. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 9:25 »Se acerca la hora —dice el SEÑOR—, cuando castigaré a todos los que están circuncidados en el cuerpo pero no en espíritu:
Jer 9:26 a los egipcios, a los edomitas, a los amonitas, a los moabitas, a la gente que vive en el desierto en lugares remotos,* y sí, aun a la gente de Judá. Igual que todas estas naciones paganas, el pueblo de Israel también tiene el corazón incircunciso».

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