APOSENTO ALTO

jueves, 12 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 12 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     4:1-14

Jua 4:15 —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.
Jua 4:16 Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo.
Jua 4:17 —No tengo esposo —respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús —. No tienes esposo
Jua 4:18 porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!
Jua 4:19 —Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta.
Jua 4:20 Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim,* donde adoraron nuestros antepasados?
Jua 4:21 Jesús le contestó: —Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén.
Jua 4:22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos.
Jua 4:23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado —cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.
Jua 4:24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
Jua 4:25 La mujer dijo: —Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
Jua 4:26 Entonces Jesús le dijo: —¡YO SOY el Mesías!*




 SANTIAGO  5:13-20

Stg 5:13 ¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas.
Stg 5:14 ¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.
Stg 5:15 Una oración ofrecida con fe, sanará al enfermo, y el Señor hará que se recupere. Y, si ha cometido pecados, será perdonado.
Stg 5:16 Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.
Stg 5:17 Elías era tan humano como cualquiera de nosotros; sin embargo, cuando oró con fervor para que no cayera lluvia, ¡no llovió durante tres años y medio!
Stg 5:18 Más tarde, cuando volvió a orar, el cielo envió lluvia, y la tierra comenzó a dar cosechas.
Stg 5:19 Mis amados hermanos, si alguno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo hace volver,
Stg 5:20 pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados.


ECLESIASTÉS 9

Ecl 9:1 También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor.
Ecl 9:2 A la larga, a todos les espera el mismo destino, sean justos o malvados, buenos o malos,* religiosos o no religiosos, estén o no ceremonialmente puros. Las personas buenas reciben el mismo trato que los pecadores, y las personas que hacen promesas a Dios reciben el mismo trato que los que no las hacen.
Ecl 9:3 ¡Parece tan trágico que todo el mundo bajo el sol tenga el mismo destino! Por eso la gente no presta más atención en ser buena. En cambio, cada uno elige su propio camino de locura, porque nadie tiene esperanza. Sea como fuere, lo único que hay por delante es la muerte.
Ecl 9:4 Hay esperanza sólo para los que están vivos. Como se suele decir: «¡Más vale perro vivo que león muerto!».
Ecl 9:5 Los que están vivos al menos saben que un día van a morir, pero los muertos no saben nada. Ya no reciben más recompensas, y nadie los recuerda.
Ecl 9:6 Lo que hayan hecho en su vida —, odiar, envidiar— pasó ya hace mucho. Ya no son parte de nada en este mundo.
Ecl 9:7 Así que, ¡adelante! Come tus alimentos con alegría y bebe tu vino con un corazón contento, ¡porque Dios lo aprueba!
Ecl 9:8 ¡Vístete con ropa elegante y échate un poco de perfume!
Ecl 9:9 Vive feliz junto a la mujer que amas, todos los insignificantes días de vida que Dios te haya dado bajo el sol. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal.
Ecl 9:10 Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumba,* no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría.
Ecl 9:11 Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no necesariamente son ricos y los bien instruidos no siempre tienen éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar correcto en el momento oportuno.
Ecl 9:12 La gente nunca puede predecir cuándo vendrán tiempos difíciles. Como los peces en la red o los pájaros en la trampa, la gente queda atrapada por tragedias repentinas.
Ecl 9:13 Hay otro aspecto de la sabiduría que me quedó grabado al observar cómo funciona el mundo.
Ecl 9:14 Había una ciudad pequeña con unos cuantos habitantes, y vino un rey poderoso con su ejército y la sitió.
Ecl 9:15 Un hombre pobre pero sabio sabía cómo salvar la ciudad, y así la ciudad fue rescatada. Sin embargo, pasado el incidente, a nadie se le ocurrió darle las gracias.
Ecl 9:16 Por lo tanto, aunque la sabiduría es mejor que la fuerza, los sabios —son pobres— también serán despreciados. Lo que digan no será valorado por mucho tiempo.
Ecl 9:17 Es mejor oír las palabras suaves de una persona sabia que los gritos de un rey necio.
Ecl 9:18 Es mejor tener sabiduría que armas de guerra, pero un solo pecador puede destruir muchas cosas buenas.

LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 30-31

Jer 30:1 El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías. Le dijo:
Jer 30:2 «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: Jeremías, anota en un registro cada cosa que te he dicho.
Jer 30:3 Pues se acerca la hora cuando restableceré el bienestar de mi pueblo, Israel y Judá. Los traeré a casa, a esta tierra que di a sus antepasados, y volverán a poseerla. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 30:4 Este es el mensaje que dio el SEÑOR con relación a Israel y Judá.
Jer 30:5 Esto dice el SEÑOR: «Oigo gritos de temor; hay terror y no hay paz.
Jer 30:6 Déjenme hacerles una pregunta: ¿Acaso los varones dan a luz? ¿Entonces por qué están parados allí con sus caras pálidas y con las manos apoyadas sobre el vientre como una mujer en parto?
Jer 30:7 En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como éste. Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel.* ¡Pero al final será salvo!
Jer 30:8 Pues en ese día, —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, quebraré el yugo de sus cuellos y romperé sus cadenas. Los extranjeros no serán más sus amos.
Jer 30:9 Pues mi pueblo servirá al SEÑOR su Dios y a su rey, descendiente de David, el rey que yo le levantaré.
Jer 30:10 »Así que no temas, Jacob, mi siervo; no te dejes abatir, Israel —dice el SEÑOR—. Pues desde tierras lejanas los traeré de regreso a casa, y sus hijos regresarán del destierro. Israel regresará a una vida de paz y tranquilidad, y nadie lo atemorizará.
Jer 30:11 Yo estoy contigo y te salvaré —dice el SEÑOR—. Destruiré por completo a las naciones entre las cuales te esparcí, pero a ti no te destruiré por completo. Te disciplinaré, pero con justicia; no puedo dejarte sin castigo».
Jer 30:12 Esto dice el SEÑOR: «Tu lesión es incurable, una herida terrible.
Jer 30:13 No hay nadie que te ayude ni que vende tu herida. Ningún medicamento puede curarte.
Jer 30:14 Todos tus amantes, tus aliados, te han abandonado y ya no se interesan por ti. Te he herido cruelmente como si fuera tu enemigo. Pues tus pecados son muchos y tu culpa es grande.
Jer 30:15 ¿Por qué te quejas de tu castigo, de esta herida que no tiene cura? He tenido que castigarte porque tus pecados son muchos y tu culpa es grande.
Jer 30:16 »Pero todos los que te devoran serán devorados, y todos tus enemigos serán enviados al destierro. Todos los que te saquean serán saqueados, y todos los que te atacan serán atacados.
Jer 30:17 Te devolveré la salud y sanaré tus heridas —dice el SEÑOR—, aunque te llamen desechada, es decir, “Jerusalén,* de quien nadie se interesa”».
Jer 30:18 Esto dice el SEÑOR: «Cuando del cautiverio traiga a Israel de regreso a casa y cuando restablezca su bienestar, Jerusalén será reedificada sobre sus ruinas y el palacio reconstruido como antes.
Jer 30:19 Habrá alegría y canciones de acción de gracias, y multiplicaré a mi pueblo, no lo reduciré; lo honraré, no lo despreciaré.
Jer 30:20 Sus hijos prosperarán como en el pasado. Los estableceré como una nación delante de mí, y castigaré a cualquiera que les haga daño.
Jer 30:21 Volverán a tener su propio gobernante, quien surgirá de entre ellos mismos. Lo invitaré a que se acerque a mí —dice el SEÑOR—, porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?
Jer 30:22 Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios».
Jer 30:23 ¡Miren! El enojo del SEÑOR estalla como una tormenta, un viento devastador que se arremolina sobre las cabezas de los perversos.
Jer 30:24 La ira feroz del SEÑOR no disminuirá hasta que haya terminado con todo lo que él tiene pensado. En los días futuros ustedes entenderán todo esto.
Jer 31:1 «En ese día —dice el SEÑOR—, seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo.
Jer 31:2 Esto dice el SEÑOR: »Los que sobrevivan de la destrucción venidera encontrarán bendiciones aun en las tierras áridas, porque al pueblo de Israel le daré descanso».
Jer 31:3 Hace tiempo el SEÑOR le dijo a Israel: «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.
Jer 31:4 Yo te reedificaré, mi virgen Israel. Volverás a ser feliz y con alegría danzarás con las panderetas.
Jer 31:5 De nuevo plantarás tus viñedos sobre las montañas de Samaria y allí comerás de tus propios huertos.
Jer 31:6 Llegará el día cuando los centinelas gritarán desde la zona montañosa de Efraín: “Vengan, subamos a Jerusalén* a adorar al SEÑOR nuestro Dios”».
Jer 31:7 Ahora esto dice el SEÑOR: «Canten con alegría por Israel.* ¡Griten por la mejor de las naciones! Griten de alabanza y alegría: “¡Salva a tu pueblo, oh SEÑOR, el remanente de Israel!”.
Jer 31:8 Pues los traeré del norte y de los extremos más lejanos de la tierra. No me olvidaré del ciego ni del cojo, ni de las mujeres embarazadas ni de las que están en trabajo de parto. ¡Volverá un enorme grupo!
Jer 31:9 Por sus rostros correrán lágrimas de alegría, y con mucho cuidado los guiaré a casa. Caminarán junto a arroyos quietos y por caminos llanos donde no tropezarán. Pues soy el padre de Israel, y Efraín es mi hijo mayor.
Jer 31:10 »Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del SEÑOR; proclámenlo en las costas lejanas: El SEÑOR que dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño.
Jer 31:11 Pues el SEÑOR ha rescatado a Israel de manos más fuertes.
Jer 31:12 Vendrán a su tierra y entonarán canciones de alegría en las alturas de Jerusalén. Estarán radiantes debido a los buenos regalos del SEÑOR: abundancia de grano, vino nuevo y aceite de oliva, y los rebaños y las manadas saludables. Su vida será como un jardín bien regado y desaparecerán todas sus tristezas.
Jer 31:13 Las jóvenes danzarán de alegría y los hombres —jóvenes y viejos— se unirán a la celebración. Convertiré su duelo en alegría. Los consolaré y cambiaré su aflicción en regocijo.
Jer 31:14 Los sacerdotes disfrutarán de la abundancia, y mi pueblo se saciará de mis buenos regalos. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 31:15 Esto dice el SEÑOR: «En Ramá se oye una voz, profunda angustia y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos, se niega a que la consuelen, porque sus hijos se han ido».
Jer 31:16 Pero ahora esto dice el SEÑOR: «No llores más, porque te recompensaré —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a ti desde la tierra lejana del enemigo.
Jer 31:17 Hay esperanza para tu futuro —dice el SEÑOR—. Tus hijos volverán a su propia tierra.
Jer 31:18 Oí a Israel* decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque sólo tú eres el SEÑOR mi Dios.
Jer 31:19 Me aparté de Dios, pero después tuve remordimiento. ¡Me di golpes por haber sido tan estúpido! Estaba profundamente avergonzado por todo lo que hice en los días de mi juventud”.
Jer 31:20 »¿No es aún Israel mi hijo, mi hijo querido? —dice el SEÑOR—. A menudo tengo que castigarlo, pero aun así lo amo. Por eso mi corazón lo anhela y ciertamente le tendré misericordia.
Jer 31:21 Pon señales en el camino; coloca postes indicadores. Marca bien el camino por el que viniste. Regresa otra vez, mi virgen Israel; regresa aquí a tus ciudades.
Jer 31:22 ¿Hasta cuándo vagarás, mi hija descarriada? Pues el SEÑOR hará que algo nuevo suceda: Israel abrazará a su Dios».*
Jer 31:23 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «Cuando los traiga de regreso del cautiverio, el pueblo de Judá y sus ciudades volverán a decir: “¡El SEÑOR te bendiga, oh casa de rectitud, oh monte santo!”.
Jer 31:24 Tanto la gente de la ciudad como los agricultores y los pastores vivirán juntos en paz y felicidad.
Jer 31:25 Pues le he dado descanso al fatigado y al afligido, alegría».
Jer 31:26 Al oír esto, me desperté y miré a mi alrededor. Mi sueño había sido muy dulce.
Jer 31:27 «Se acerca el día —dice el SEÑOR—, cuando aumentaré en gran manera la población humana y el número de los animales en Israel y Judá.
Jer 31:28 En el pasado con determinación desarraigué y derribé a esta nación. La derroqué, la destruí y sobre ella traje el desastre; pero en el futuro con la misma determinación la plantaré y la edificaré. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 31:29 »El pueblo ya no citará este proverbio: “Los padres comieron uvas agrias pero la boca de sus hijos se frunce por el sabor”.
Jer 31:30 Toda la gente morirá por sus propios pecados, los que coman las uvas agrias serán los que tengan la boca fruncida.
Jer 31:31 »Se acerca el día —dice el SEÑOR—, en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y de Judá.
Jer 31:32 Este pacto no será como el que hice con sus antepasados cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Ellos rompieron ese pacto, a pesar de que los amé como un hombre ama a su esposa», dice el SEÑOR.
Jer 31:33 «Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel en ese día —dice el SEÑOR—. Pondré mis instrucciones en lo más profundo de ellos y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Jer 31:34 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al SEÑOR”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el SEÑOR—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».
Jer 31:35 Es el SEÑOR quien provee el sol para alumbrar el día y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar y hace olas rugientes. Su nombre es el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, y esto es lo que dice:
Jer 31:36 «¡Igual de improbable es que anule las leyes de la naturaleza como que rechace a mi pueblo Israel!».
Jer 31:37 Esto dice el SEÑOR: «Así como no se pueden medir los cielos ni explorar los fundamentos de la tierra, así tampoco consideraré echarlos fuera por las maldades que han hecho. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 31:38 »Se acerca el día —dice el SEÑOR—, cuando toda Jerusalén será reconstruida para mí, desde la Torre de Hananeel hasta la Puerta de la Esquina.
Jer 31:39 Se extenderá una cuerda de medir sobre la colina de Gareb hasta Goa
Jer 31:40 y el área entera —incluidos el cementerio y el basurero de cenizas en el valle, y todos los campos en el oriente hasta el valle de Cedrón y hasta la Puerta de los Caballos— será santa al SEÑOR. Nunca más la ciudad será conquistada ni destruida».

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