APOSENTO ALTO

lunes, 16 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 16 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     5:16-30

Jua 5:16 Entonces los líderes judíos comenzaron a acosar* a Jesús por haber violado las reglas del día de descanso.
Jua 5:17 Pero Jesús respondió: «Mi Padre siempre trabaja, y yo también».
Jua 5:18 Entonces los líderes judíos se esforzaron aún más por encontrar una forma de matarlo. Pues no sólo violaba el día de descanso sino que, además, decía que Dios era su Padre, con lo cual se hacía igual a Dios.
Jua 5:19 Entonces Jesús explicó: «Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sólo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo,
Jua 5:20 pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. De hecho, el Padre le mostrará cómo hacer cosas más trascendentes que el sanar a ese hombre. Entonces ustedes quedarán realmente asombrados.
Jua 5:21 Pues, así como el Padre da vida a los que resucita de los muertos, también el Hijo da vida a quien él quiere.
Jua 5:22 Además, el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo autoridad absoluta para juzgar,
Jua 5:23 a fin de que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, por cierto tampoco honra al Padre quien lo envió.
Jua 5:24 »Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.
Jua 5:25 »Y les aseguro que se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado —cuando los muertos oirán mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los que escuchen, vivirán.
Jua 5:26 El Padre tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese mismo poder de dar vida.*
Jua 5:27 Y le ha dado autoridad para juzgar a todos, porque es el Hijo del Hombre.*
Jua 5:28 ¡No se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios
Jua 5:29 y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio.
Jua 5:30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la voluntad del que me envió y no la mía.




 1 PEDRO  2:1-8

1Pe 2:1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.
1Pe 2:2 Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo
1Pe 2:3 ahora que han probado la bondad del Señor.
1Pe 2:4 Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra.
1Pe 2:5 Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos.* Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.
1Pe 2:6 Como dicen las Escrituras: «Pongo en Jerusalén* una piedra principal, elegida para gran honra, y todo el que confíe en él jamás será deshonrado»*.
1Pe 2:7 Así es, ustedes, los que confían en él, reconocen la honra que Dios le ha dado; pero para aquellos que lo rechazan, «La piedra que los constructores rechazaron ahora se ha convertido en la piedra principal»*.
1Pe 2:8 Además, «Él es la piedra que hace tropezar a muchos, es la roca que los hace caer»*. Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado.




CANTARES 1

Cnt 1:1 Este es el Cantar de los Cantares de Salomón, la mejor de las canciones.
Cnt 1:2
La joven*

Bésame, una y otra vez, porque tu amor es más dulce que el vino.
Cnt 1:3 ¡Qué fragante es tu perfume! Tu nombre es como la fragancia que se esparce. ¡Con razón todas las jóvenes te aman!
Cnt 1:4 ¡Llévame contigo, ven, corramos! El rey me ha traído a su alcoba.

Las jóvenes de Jerusalén

Cuánto nos alegramos por ti, oh rey; elogiamos tu amor aún más que el vino.

La joven

Con razón te quieren las jóvenes.
Cnt 1:5 Soy morena pero hermosa, oh mujeres de Jerusalén, morena como las carpas de Cedar, morena como las cortinas de las carpas de Salomón.
Cnt 1:6 No me miren así por ser morena, el sol ha bronceado mi piel. Mis hermanos se enojaron conmigo; me obligaron a cuidar de sus viñedos, por eso no pude cuidarme a mí misma, mi propio viñedo.
Cnt 1:7 Dime, mi amor, ¿hacia dónde llevarás hoy tu rebaño? ¿Dónde harás descansar tus ovejas al mediodía? ¿Por qué tendría yo que vagar como una prostituta* entre tus amigos y sus rebaños?
Cnt 1:8
 El joven

Oh, más hermosa mujer, si no lo sabes, sigue las huellas de mi rebaño y apacienta tus cabritos junto a las carpas de los pastores.
Cnt 1:9 Amada mía, tú eres tan cautivante como una yegua entre los sementales del faraón.
Cnt 1:10 ¡Qué hermosas son tus mejillas! ¡Tus pendientes las encienden aún más! ¡Qué hermoso es tu cuello realzado con un collar de joyas!
Cnt 1:11 Te haremos unos pendientes de oro con cuentas de plata.
Cnt 1:12
La joven

El rey está descansando en su sofá, encantado por la fragancia de mi perfume.
Cnt 1:13 Mi amante es como una bolsita de mirra que reposa entre mis pechos.
Cnt 1:14 Es como un ramito de aromáticas flores de alheña de los viñedos de En-gadi.
Cnt 1:15
El joven

¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa! Tus ojos son como palomas.
Cnt 1:16
 La joven

¡Y tú eres tan apuesto, amor mío, tan agradable que no puedo expresarlo! La tierna hierba es nuestra cama;
Cnt 1:17 las ramas fragantes de los cedros son los soportes de nuestra casa y los abetos aromáticos, las vigas del techo.

LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 44-46

Jer 44:1 Este es el mensaje que recibió Jeremías con relación a los judíos que vivían en el norte de Egipto, en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis* y también en el sur de Egipto.*
Jer 44:2 «Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ustedes vieron las calamidades que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Ahora están abandonadas y en ruinas.
Jer 44:3 Ellos provocaron mi enojo con toda su perversidad. Quemaban incienso y rendían culto a otros dioses, dioses que ni ellos ni ustedes ni ninguno de sus antepasados conocieron.
Jer 44:4 »Una y otra vez envié a mis siervos, los profetas, para rogarles: “No hagan estas cosas horribles que tanto detesto”,
Jer 44:5 pero mi pueblo no quiso escucharme ni apartarse de su conducta perversa. Siguieron quemando incienso a esos dioses.
Jer 44:6 Por eso mi furia se desbordó y cayó como fuego sobre las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que hasta hoy son unas ruinas desoladas.
Jer 44:7 »Ahora, el SEÑOR Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, les pregunta: ¿por qué se destruyen ustedes mismos? Pues ninguno de ustedes sobrevivirá: ningún hombre, mujer o niño de entre ustedes que haya venido aquí desde Judá, ni siquiera los bebés que llevan en brazos.
Jer 44:8 ¿Por qué provocan mi enojo quemando incienso a ídolos que ustedes han hecho aquí en Egipto? Lo único que lograrán es destruirse y hacerse a sí mismos objeto de maldición y burla para todas las naciones de la tierra.
Jer 44:9 ¿Acaso han olvidado los pecados de sus antepasados, los pecados de los reyes y las reinas de Judá, y los pecados que ustedes y sus esposas cometieron en Judá y en Jerusalén?
Jer 44:10 Hasta este mismo instante no han mostrado remordimiento ni reverencia. Ninguno ha elegido obedecer mi palabra ni los decretos que les di a ustedes y a sus antepasados.
Jer 44:11 »Por lo tanto, esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ¡estoy decidido a destruir a cada uno de ustedes!
Jer 44:12 Tomaré a este remanente de Judá —los que estaban resueltos a venir y vivir en Egipto— y los consumiré. Caerán aquí en Egipto, muertos por guerra y hambre. Todos morirán, desde el menos importante hasta el más importante. Serán objeto de condenación, de horror, de maldición y de burla.
Jer 44:13 Los castigaré en Egipto así como lo hice en Jerusalén, con guerra, hambre y enfermedad.
Jer 44:14 Del remanente que huyó a Egipto, con la esperanza de regresar algún día a Judá, no quedarán sobrevivientes. A pesar de que anhelan volver a su tierra sólo un puñado lo hará».
Jer 44:15 Entonces todas las mujeres presentes y todos los hombres que sabían que sus esposas habían quemado incienso a los ídolos —una gran multitud de todos los judíos que vivían en el norte y en el sur de Egipto* — le contestaron a Jeremías:
Jer 44:16 —¡No escucharemos tus mensajes del SEÑOR!
Jer 44:17 Haremos lo que se nos antoje. Quemaremos incienso y derramaremos ofrendas líquidas a la reina del cielo tanto como nos guste, tal como nosotros, nuestros antepasados, nuestros reyes y funcionarios han hecho siempre en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. ¡Pues en aquellos días teníamos comida en abundancia, estábamos bien económicamente y no teníamos problemas!
Jer 44:18 Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y dejamos de rendirle culto con ofrendas líquidas, nos hemos visto en tremendos problemas y hemos muerto por guerra y hambre.
Jer 44:19 »Además —agregaron las mujeres—, ¿acaso crees que quemábamos incienso y derramábamos las ofrendas líquidas a la reina del cielo y hacíamos pasteles con su imagen sin el conocimiento y la ayuda de nuestros esposos? ¡Por supuesto que no!
Jer 44:20 Entonces Jeremías les dijo a todos, tanto hombres como mujeres que le habían dado esa respuesta:
Jer 44:21 —¿Acaso piensan que el SEÑOR no sabía que ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios y todo el pueblo quemaban incienso a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
Jer 44:22 Fue porque el SEÑOR no podía soportar más todas las cosas repugnantes que él convirtió su tierra en objeto de maldición —una ruina desolada sin habitantes— como sucede hoy.
Jer 44:23 A ustedes les ocurrieron todas estas cosas horribles porque quemaron incienso a los ídolos y pecaron contra el SEÑOR. Se negaron a obedecerlo y no han seguido sus instrucciones, sus decretos ni sus leyes.
Jer 44:24 Luego Jeremías les dijo a todos, incluidas las mujeres: «Escuchen este mensaje del SEÑOR, todos ustedes ciudadanos de Judá que viven en Egipto.
Jer 44:25 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Ustedes y sus esposas han dicho: ‘Guardaremos nuestras promesas de quemar incienso y derramar ofrendas líquidas a la reina del cielo’ y por sus hechos han demostrado que hablaban en serio. ¡Así que vayan, cumplan sus promesas y votos a ella!”.
Jer 44:26 »Sin embargo, escuchen este mensaje del SEÑOR todos ustedes, los judíos que ahora viven en Egipto: “He jurado por mi gran nombre —dice el SEÑOR— que mi nombre ya no será pronunciado por ningún judío en la tierra de Egipto. Ninguno de ustedes podrá invocar mi nombre ni usar el siguiente juramento: ‘Tan cierto como que el SEÑOR Soberano vive’.
Jer 44:27 Pues los vigilaré para traerles desastre y no bien. Todos los de Judá que ahora viven en Egipto sufrirán guerra y hambre hasta que todos mueran.
Jer 44:28 Sólo un pequeño número escapará de morir y regresará a Judá desde Egipto. ¡Entonces todos los que vinieron a Egipto sabrán cuáles palabras son verdad: las mías o las de ellos!
Jer 44:29 »”Esta es la prueba que les doy —dice el SEÑOR— de que se cumplirán todas mis amenazas y de que aquí en esta tierra los castigaré”.
Jer 44:30 Esto dice el SEÑOR: “Yo entregaré al faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, quienes desean su muerte, así como entregué al rey Sedequías de Judá en manos de Nabucodonosor* de Babilonia”».
Jer 45:1 El profeta Jeremías le dio un mensaje a Baruc, hijo de Nerías, en el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías,* después que Baruc escribió todo lo que Jeremías le había dictado. Le dijo:
Jer 45:2 «Baruc, esto te dice el SEÑOR, Dios de Israel:
Jer 45:3 “Tú has dicho: ‘¡Estoy repleto de dificultades! ¿No he sufrido ya lo suficiente? ¡Y ahora el SEÑOR ha añadido más! Estoy agotado de tanto gemir y no encuentro descanso’ ”.
Jer 45:4 »Baruc, esto dice el SEÑOR: “Destruiré esta nación que construí; arrancaré lo que planté.
Jer 45:5 ¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Yo traeré un gran desastre sobre todo este pueblo; pero a ti te daré tu vida como recompensa dondequiera vayas. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!”».
Jer 46:1 El profeta Jeremías recibió del SEÑOR los siguientes mensajes con relación a las naciones extranjeras.
Jer 46:2 En el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, se dio este mensaje con relación a Egipto. Fue en ocasión de la batalla de Carquemis* cuando Nabucodonosor* de Babilonia venció al faraón Necao, rey de Egipto y a su ejército, junto al río Éufrates.
Jer 46:3 «¡Preparen sus escudos y avancen a la batalla!
Jer 46:4 Ensillen los caballos, y monten los sementales. Tomen sus posiciones y pónganse los cascos. Afilen las lanzas y preparen sus armaduras.
Jer 46:5 Pero ¿qué es lo que veo? El ejército egipcio huye aterrorizado. Sus hombres de guerra más valientes corren sin mirar atrás. A cada paso se llenan de terror —dice el SEÑOR—.
Jer 46:6 El corredor más veloz no puede huir; los guerreros más poderosos no pueden escapar. En el norte, junto al río Éufrates tropiezan y caen.
Jer 46:7 »¿Quién es éste que se levanta como el Nilo en tiempos de crecida e inunda toda la tierra?
Jer 46:8 Es el ejército egipcio que inunda toda la tierra, y se jacta de que cubrirá toda la tierra como un diluvio, destruyendo ciudades y sus habitantes.
Jer 46:9 ¡A la carga, caballos y carros de guerra; ataquen, poderosos guerreros de Egipto! ¡Vengan, todos ustedes aliados de Etiopía, Libia y Lidia* que son hábiles con el escudo y el arco!
Jer 46:10 Pues este es el día del Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, día para vengarse de sus enemigos. La espada devorará hasta quedar satisfecha, ¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes! El Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.
Jer 46:11 Sube a Galaad en busca de medicina, ¡oh virgen hija de Egipto! Pero tus muchos tratamientos no te devolverán la salud.
Jer 46:12 Las naciones han oído de tu vergüenza. La tierra está llena de tus gritos de desesperación. Tus guerreros más poderosos chocarán unos contra otros y caerán juntos».
Jer 46:13 Entonces el profeta Jeremías recibió del SEÑOR el siguiente mensaje acerca de los planes de Nabucodonosor para atacar Egipto.
Jer 46:14 «¡Grítenlo en Egipto! ¡Publíquenlo en las ciudades de Migdol, Menfis* y Tafnes! Movilícense para la batalla, porque la espada devorará a todos los que están a su alrededor.
Jer 46:15 ¿Por qué han caído sus guerreros? No pueden mantenerse de pie porque el SEÑOR los derribó.
Jer 46:16 Tropiezan y caen unos sobre otros y se dicen entre sí: “Vamos, volvamos a nuestra gente, a la tierra donde nacimos. ¡Huyamos de la espada del enemigo!”.
Jer 46:17 Allí dirán: “¡El faraón, rey de Egipto, es un bocón que perdió su oportunidad!”.
Jer 46:18 »Tan cierto como que yo vivo —dice el Rey, cuyo nombre es el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, ¡alguien viene contra Egipto que es tan alto como el monte Tabor o como el monte Carmelo junto al mar!
Jer 46:19 ¡Hagan las maletas! ¡Prepárense para ir al destierro, ustedes ciudadanos de Egipto! La ciudad de Menfis será destruida, quedará sin un solo habitante.
Jer 46:20 Egipto es tan hermoso como una joven novilla, ¡pero el tábano del norte ya está en camino!
Jer 46:21 Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados. Ellos también se darán vuelta y huirán, porque este es el día del gran desastre para Egipto, un momento de enorme castigo.
Jer 46:22 Egipto huye, silencioso como serpiente que se desliza. Los soldados invasores avanzan; se enfrentan a ella con hachas como si fueran leñadores.
Jer 46:23 Cortarán a su pueblo como se talan los árboles —dice el SEÑOR—, porque son más numerosos que las langostas.
Jer 46:24 Egipto será humillado, será entregado en manos de la gente del norte».
Jer 46:25 El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: «Castigaré a Amón, el dios de Tebas* y a todos los demás dioses de Egipto. Castigaré a sus gobernantes y al faraón también, y a todos los que confían en él.
Jer 46:26 Los entregaré en manos de los que buscan matarlos, al rey Nabucodonosor de Babilonia y a su ejército. Sin embargo, después la tierra se recuperará de los estragos de la guerra. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 46:27 »Pero no temas, mi siervo Jacob; no te desalientes, Israel. Pues los traeré de regreso a casa desde tierras lejanas, y tus hijos regresarán del destierro. Israel* regresará a vivir en paz y tranquilidad, y nadie los atemorizará.
Jer 46:28 No temas, mi siervo Jacob, porque yo estoy contigo —dice el SEÑOR—. Destruiré por completo a las naciones donde te envié al destierro, pero no te destruiré a ti por completo. Te disciplinaré, pero con justicia; no puedo dejarte sin castigo».

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