LECTURA PARA LA MAÑANA
JUAN 4:27-42
Jua 4:27 Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?».
Jua 4:28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:
Jua 4:29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será éste el Mesías?».
Jua 4:30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.
Jua 4:31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús: —Rabí,* come algo.
Jua 4:32 Pero Jesús respondió: —Yo tengo una clase de alimento que ustedes no conocen.
Jua 4:33 «¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?» —se preguntaban los discípulos unos a otros.
Jua 4:34 Entonces Jesús explicó: —Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.
Jua 4:35 Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos* para la cosecha.
Jua 4:36 A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!
Jua 4:37 Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto.
Jua 4:38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.
Jua 4:39 Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».
Jua 4:40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,
Jua 4:41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran.
Jua 4:42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no sólo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».
Jua 4:28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:
Jua 4:29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será éste el Mesías?».
Jua 4:30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.
Jua 4:31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús: —Rabí,* come algo.
Jua 4:32 Pero Jesús respondió: —Yo tengo una clase de alimento que ustedes no conocen.
Jua 4:33 «¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?» —se preguntaban los discípulos unos a otros.
Jua 4:34 Entonces Jesús explicó: —Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.
Jua 4:35 Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos* para la cosecha.
Jua 4:36 A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!
Jua 4:37 Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto.
Jua 4:38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.
Jua 4:39 Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».
Jua 4:40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,
Jua 4:41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran.
Jua 4:42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no sólo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».
1 PEDRO 1:1-9
1Pe 1:1 Yo, Pedro, apóstol de Jesucristo, escribo esta carta a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.*
1Pe 1:2 Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz.
1Pe 1:3 Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación
1Pe 1:4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse.
1Pe 1:5 Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.
1Pe 1:6 Así que alégrense de verdad.* Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.
1Pe 1:7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
1Pe 1:8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.
1Pe 1:9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.
1Pe 1:2 Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz.
1Pe 1:3 Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación
1Pe 1:4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse.
1Pe 1:5 Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.
1Pe 1:6 Así que alégrense de verdad.* Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.
1Pe 1:7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
1Pe 1:8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.
1Pe 1:9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.
ECLESIASTÉS 10
Ecl 10:1 Así como las moscas muertas apestan todo un frasco de perfume, una pizca de necedad arruina gran sabiduría y honor.
Ecl 10:2 Una persona sabia elige el camino correcto; el necio toma el rumbo equivocado.
Ecl 10:3 ¡Se puede identificar a los necios tan sólo de ver cómo andan por la calle!
Ecl 10:4 Si tu jefe se enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto! Un espíritu sereno puede superar grandes errores.
Ecl 10:5 He visto otro mal bajo el sol: los reyes y gobernantes cometen un grave error
Ecl 10:6 cuando le otorgan gran autoridad a gente necia y asignan cargos inferiores a personas con capacidad comprobada.
Ecl 10:7 Hasta he visto sirvientes cabalgar como príncipes, ¡y príncipes andar a pie como si fueran sirvientes!
Ecl 10:8 Cuando cavas un pozo, puedes caerte en él. Cuando derrumbas una pared vieja, puede morderte una serpiente.
Ecl 10:9 Cuando trabajas en una cantera, las piedras pueden caerte encima y aplastarte. Cuando cortas leña, se corre peligro en cada golpe del hacha.
Ecl 10:10 Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo, por lo tanto, afila la hoja. Ahí está el valor de la sabiduría: ayuda a tener éxito.
Ecl 10:11 Si una serpiente te muerde antes de que la encantes, ¿de qué te sirve ser encantador de serpientes?
Ecl 10:12 Las palabras sabias traen aprobación, pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.
Ecl 10:13 Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas, por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas;
Ecl 10:14 hablan y hablan sin parar. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que va a suceder, nadie puede predecir el futuro.
Ecl 10:15 Los necios se agotan tanto con un poco de trabajo que ni siquiera saben cómo regresar a su casa.
Ecl 10:16 ¡Qué tristeza sufrirá el pueblo gobernado por un sirviente,* cuyos líderes hacen fiesta desde la mañana!
Ecl 10:17 Dichoso el pueblo que tiene por rey a un líder noble y cuyos dirigentes festejan en el momento apropiado para trabajar con fuerza y no para emborracharse.
Ecl 10:18 Por la pereza se hunde el techo; por el ocio gotea la casa.
Ecl 10:19 Una fiesta da alegría, un buen vino, felicidad, ¡y el dinero lo da todo!
Ecl 10:20 Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente; y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio. Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje y contarles lo que dijiste.
Ecl 10:2 Una persona sabia elige el camino correcto; el necio toma el rumbo equivocado.
Ecl 10:3 ¡Se puede identificar a los necios tan sólo de ver cómo andan por la calle!
Ecl 10:4 Si tu jefe se enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto! Un espíritu sereno puede superar grandes errores.
Ecl 10:5 He visto otro mal bajo el sol: los reyes y gobernantes cometen un grave error
Ecl 10:6 cuando le otorgan gran autoridad a gente necia y asignan cargos inferiores a personas con capacidad comprobada.
Ecl 10:7 Hasta he visto sirvientes cabalgar como príncipes, ¡y príncipes andar a pie como si fueran sirvientes!
Ecl 10:8 Cuando cavas un pozo, puedes caerte en él. Cuando derrumbas una pared vieja, puede morderte una serpiente.
Ecl 10:9 Cuando trabajas en una cantera, las piedras pueden caerte encima y aplastarte. Cuando cortas leña, se corre peligro en cada golpe del hacha.
Ecl 10:10 Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo, por lo tanto, afila la hoja. Ahí está el valor de la sabiduría: ayuda a tener éxito.
Ecl 10:11 Si una serpiente te muerde antes de que la encantes, ¿de qué te sirve ser encantador de serpientes?
Ecl 10:12 Las palabras sabias traen aprobación, pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.
Ecl 10:13 Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas, por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas;
Ecl 10:14 hablan y hablan sin parar. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que va a suceder, nadie puede predecir el futuro.
Ecl 10:15 Los necios se agotan tanto con un poco de trabajo que ni siquiera saben cómo regresar a su casa.
Ecl 10:16 ¡Qué tristeza sufrirá el pueblo gobernado por un sirviente,* cuyos líderes hacen fiesta desde la mañana!
Ecl 10:17 Dichoso el pueblo que tiene por rey a un líder noble y cuyos dirigentes festejan en el momento apropiado para trabajar con fuerza y no para emborracharse.
Ecl 10:18 Por la pereza se hunde el techo; por el ocio gotea la casa.
Ecl 10:19 Una fiesta da alegría, un buen vino, felicidad, ¡y el dinero lo da todo!
Ecl 10:20 Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente; y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio. Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje y contarles lo que dijiste.
LECTURA PARA LA NOCHE
JEREMÍAS 32-34
Jer 32:1 Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR en el décimo año del reinado de Sedequías,* rey de Judá. También era el año dieciocho del reinado de Nabucodonosor.*
Jer 32:2 Para entonces, Jerusalén estaba sitiada por el ejército babilónico y Jeremías estaba preso en el patio de la guardia del palacio real.
Jer 32:3 El rey Sedequías lo había puesto allí, y preguntaba por qué Jeremías seguía dando esta profecía: «Esto dice el SEÑOR: “Estoy a punto de entregar esta ciudad al rey de Babilonia, y él la tomará.
Jer 32:4 El rey Sedequías será capturado por los babilonios* y llevado a encontrarse cara a cara con el rey de Babilonia.
Jer 32:5 Él llevará a Sedequías a Babilonia y allí me ocuparé de él —dice el SEÑOR—. Si ustedes pelean contra los babilonios, no vencerán”».
Jer 32:6 En ese tiempo el SEÑOR me envió un mensaje. Me dijo:
Jer 32:7 «Tu primo Hanameel, hijo de Salum, vendrá y te dirá: “Compra mi terreno en Anatot. Por ley tienes derecho a comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro”».
Jer 32:8 Entonces, así como el SEÑOR dijo que haría, mi primo Hanameel vino y me visitó en la cárcel. Me dijo: «Por favor compra mi terreno en Anatot en la tierra de Benjamín. Por ley tienes el derecho de comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro, así que cómpralo para ti». Entonces supe que el mensaje que había oído era del SEÑOR.
Jer 32:9 Así que compré el terreno en Anatot pagándole a Hanameel diecisiete piezas* de plata.
Jer 32:10 Firmé y sellé la escritura de compra delante de testigos, pesé la plata y le pagué.
Jer 32:11 Entonces tomé la escritura sellada y una copia de la escritura no sellada con los términos y condiciones de la compra,
Jer 32:12 y se las di a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maaseías. Hice todo esto en presencia de mi primo Hanameel, de los testigos que firmaron la escritura y de todos los hombres de Judá que estaban allí en el patio de la guardia.
Jer 32:13 Entonces le dije a Baruc mientras todos escuchaban:
Jer 32:14 «Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Toma tanto la escritura sellada como la copia no sellada y ponlas en una vasija de barro para preservarlas por largo tiempo”.
Jer 32:15 Pues esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Algún día de nuevo habrá dueños de estos terrenos que comprarán y venderán casas, viñedos y campos”».
Jer 32:16 Después que le di los documentos a Baruc, oré al SEÑOR:
Jer 32:17 «¡Oh Soberano SEÑOR! Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti!
Jer 32:18 Muestras un amor inagotable a miles, pero también haces recaer las consecuencias del pecado de una generación sobre la siguiente. Tú eres el Dios grande y poderoso, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Jer 32:19 Tú posees toda la sabiduría y haces grandes y maravillosos milagros. Ves la conducta de todas las personas y les das lo que se merecen.
Jer 32:20 Realizaste señales milagrosas y maravillas en la tierra de Egipto, ¡cosas que se recuerdan hasta el día de hoy! Y sigues haciendo grandes milagros en Israel y en todo el mundo. Así has hecho que tu nombre sea famoso hasta el día de hoy.
Jer 32:21 »Tú sacaste a Israel de Egipto con señales poderosas y maravillas, con mano fuerte y brazo poderoso, y con un terror aplastante.
Jer 32:22 Le diste al pueblo de Israel esta tierra que habías prometido hace mucho tiempo a sus antepasados, tierra donde fluyen la leche y la miel.
Jer 32:23 Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella, pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.
Jer 32:24 »¡Miren cómo han construido rampas de asalto contra las murallas de la ciudad! Por medio de guerra, hambre y enfermedad la ciudad será entregada a los babilonios, que la conquistarán. Todo ha sucedido tal como lo dijiste.
Jer 32:25 Y aun así, oh Soberano SEÑOR, me has ordenado comprar el terreno —hasta pagué mucho dinero en presencia de estos testigos— aunque la ciudad pronto será entregada a los babilonios».
Jer 32:26 Después Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 32:27 «Yo soy el SEÑOR, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí?
Jer 32:28 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: entregaré esta ciudad a los babilonios y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la conquistará.
Jer 32:29 Los babilonios que están fuera de las murallas entrarán y prenderán fuego a la ciudad. Quemarán por completo todas estas casas, donde el pueblo provocó mi enojo al quemar incienso a Baal en las azoteas y al derramar ofrendas líquidas a otros dioses.
Jer 32:30 Desde su comienzo Israel y Judá sólo han hecho lo malo. Me han enfurecido con todas sus malas acciones —dice el SEÑOR—.
Jer 32:31 Desde el día que se construyó esta ciudad hasta ahora no han hecho más que enojarme, así que estoy decidido a deshacerme de ella.
Jer 32:32 »Los pecados de Israel y de Judá —los pecados de la gente de Jerusalén, de los reyes, de los funcionarios, de los sacerdotes y de los profetas— han provocado mi enojo.
Jer 32:33 Mi pueblo me ha dado la espalda y no quiere regresar. A pesar de que les he enseñado con diligencia, no aceptaron la instrucción ni obedecieron.
Jer 32:34 Levantaron sus ídolos abominables justo en mi propio templo, y así lo profanaron.
Jer 32:35 Edificaron santuarios paganos a Baal en el valle de Ben-hinom y allí sacrifican a sus hijos e hijas a Moloc. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa! ¡Qué maldad tan increíble la que hizo que Judá pecara tanto!
Jer 32:36 »Ahora quiero decir algo más acerca de esta ciudad. Ustedes han estado diciendo: “La ciudad caerá ante el rey de Babilonia por guerra, hambre y enfermedad”; pero esto dice el SEÑOR, Dios de Israel:
Jer 32:37 ciertamente traeré de regreso a mi pueblo de todos los países adonde lo esparcí en mi furor. Lo traeré de regreso a esta misma ciudad para que viva en paz y seguridad.
Jer 32:38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Jer 32:39 Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes.
Jer 32:40 Y haré un pacto eterno con ellos: nunca dejaré de hacerles bien. Pondré en el corazón de ellos el deseo de adorarme, y nunca me dejarán.
Jer 32:41 Me gozaré en hacerles bien, y con fidelidad y de todo corazón los volveré a plantar en esta tierra.
Jer 32:42 »Esto dice el SEÑOR: así como traje todas estas calamidades sobre ellos, así haré todo el bien que les he prometido.
Jer 32:43 Se volverán a comprar y a vender terrenos en esta tierra de la que ahora ustedes dicen: “Ha sido arrasada por los babilonios, es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”.
Jer 32:44 Es cierto, otra vez se comprarán y venderán terrenos —con escrituras firmadas y selladas frente a testigos— en la tierra de Benjamín y aquí en Jerusalén, en las ciudades de Judá y en la zona montañosa, en las colinas de Judá* y también en el Neguev. Pues algún día les devolveré la prosperidad. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 33:1 Mientras Jeremías aún estaba detenido en el patio de la guardia, el SEÑOR le dio un segundo mensaje:
Jer 33:2 «Esto dice el SEÑOR, el SEÑOR que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el SEÑOR:
Jer 33:3 pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir.
Jer 33:4 Pues esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ustedes derribaron las casas de esta ciudad y hasta el palacio real a fin de conseguir materiales para fortalecer las murallas contra las rampas de asalto y contra la espada del enemigo.
Jer 33:5 Ustedes esperan luchar contra los babilonios* pero los hombres de esta ciudad ya están como muertos, porque en mi terrible enojo he decidido destruirlos. Los abandoné debido a toda su perversidad.
Jer 33:6 »Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz.
Jer 33:7 Restableceré el bienestar de Judá e Israel y reconstruiré sus ciudades.
Jer 33:8 Los limpiaré de sus pecados contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión.
Jer 33:9 ¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy!
Jer 33:10 »Esto dice el SEÑOR: ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse
Jer 33:11 risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al SEÑOR. Cantarán: “Denle gracias al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, porque el SEÑOR es bueno. ¡Su fiel amor perdura para siempre!”. Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el SEÑOR.
Jer 33:12 »Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños.
Jer 33:13 Una vez más los pastores contarán sus rebaños en las ciudades de la zona montañosa, en las colinas de Judá,* en el Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 33:14 »Llegará el día, dice el SEÑOR, cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido.
Jer 33:15 »En esos días y en ese tiempo levantaré un descendiente* justo, del linaje del rey David. Él hará lo que es justo y correcto en toda la tierra.
Jer 33:16 En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El SEÑOR es nuestra justicia”* .
Jer 33:17 Pues esto dice el SEÑOR: David tendrá por siempre un descendiente sentado en el trono de Israel.
Jer 33:18 Y siempre habrá sacerdotes levitas para ofrecerme ofrendas quemadas, ofrendas de grano y sacrificios».
Jer 33:19 Luego Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 33:20 «Esto dice el SEÑOR: si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y con la noche de modo que uno no siguiera al otro,
Jer 33:21 sólo entonces se rompería mi pacto con mi siervo David. Sólo entonces, él no tendría un descendiente para reinar sobre su trono. Lo mismo ocurre con mi pacto con los sacerdotes levitas que ministran ante mí.
Jer 33:22 Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí».
Jer 33:23 El SEÑOR le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo:
Jer 33:24 «¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El SEÑOR eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación.
Jer 33:25 Sin embargo, esto dice el SEÑOR: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo.
Jer 33:26 Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».
Jer 34:1 El rey Nabucodonosor de Babilonia llegó con todos los ejércitos de los reinos que él gobernaba y peleó contra Jerusalén y las ciudades de Judá. En ese momento Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 34:2 «Ve ante Sedequías, rey de Judá, y dile: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Estoy por entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia y él la incendiará.
Jer 34:3 No escaparás de sus garras sino que te tomarán cautivo, te llevarán ante el rey de Babilonia y lo verás cara a cara. Después serás exiliado a Babilonia’.
Jer 34:4 »”Pero escucha esta promesa del SEÑOR, oh Sedequías, rey de Judá. Esto dice el SEÑOR: ‘No te matarán en la guerra
Jer 34:5 sino que morirás en paz. La gente quemará incienso en tu memoria de la misma manera que lo hizo con tus antepasados, los reyes que te precedieron. Se lamentarán por ti llorando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto!”. Esto es lo que he decretado, dice el SEÑOR’ ”».
Jer 34:6 Así que el profeta Jeremías transmitió este mensaje al rey Sedequías de Judá.
Jer 34:7 En ese tiempo, el ejército babilónico sitiaba Jerusalén, Laquis y Azeca, las únicas ciudades fortificadas de Judá que todavía no habían sido conquistadas.
Jer 34:8 Jeremías recibió este mensaje del SEÑOR luego que el rey Sedequías hizo un pacto con el pueblo que proclamó la libertad de los esclavos.
Jer 34:9 El rey había ordenado que todo el pueblo dejara en libertad a sus esclavos hebreos, tanto hombres como mujeres. Nadie debía mantener a un hermano judío en esclavitud.
Jer 34:10 Las autoridades y todo el pueblo habían obedecido el mandato del rey,
Jer 34:11 pero luego cambiaron de opinión. Volvieron a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y los obligaron a ser esclavos otra vez.
Jer 34:12 Así que el SEÑOR les dio el siguiente mensaje por medio de Jeremías:
Jer 34:13 «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Hace tiempo hice un pacto con sus antepasados cuando los rescaté de la esclavitud de Egipto.
Jer 34:14 Les dije que todo esclavo hebreo debía ser liberado después de haber servido seis años; pero sus antepasados no me hicieron caso.
Jer 34:15 Hace poco ustedes se arrepintieron e hicieron lo que es correcto obedeciendo mi palabra. Liberaron a sus esclavos e hicieron un pacto solemne conmigo en el templo que lleva mi nombre.
Jer 34:16 Sin embargo, ahora ustedes abandonaron su juramento y profanaron mi nombre al volver a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y obligarlos a ser esclavos otra vez.
Jer 34:17 »”Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: ya que ustedes me han desobedecido al no poner en libertad a sus compatriotas, yo los pondré a ustedes en libertad para ser destruidos por guerra, enfermedad y hambre. Serán objeto de horror para todas las naciones de la tierra.
Jer 34:18 Puesto que rompieron las condiciones de nuestro pacto, los partiré en dos tal como ustedes partieron el becerro cuando caminaron entre las mitades para solemnizar sus votos.
Jer 34:19 Así es, yo los partiré, sean autoridades de Judá o de Jerusalén, funcionarios de la corte, sacerdotes o gente común, porque rompieron su juramento.
Jer 34:20 Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.
Jer 34:21 »”Yo entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus funcionarios en manos del ejército del rey de Babilonia. A pesar de que el rey de Babilonia ha dejado Jerusalén por un tiempo,
Jer 34:22 llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”».
Jer 32:2 Para entonces, Jerusalén estaba sitiada por el ejército babilónico y Jeremías estaba preso en el patio de la guardia del palacio real.
Jer 32:3 El rey Sedequías lo había puesto allí, y preguntaba por qué Jeremías seguía dando esta profecía: «Esto dice el SEÑOR: “Estoy a punto de entregar esta ciudad al rey de Babilonia, y él la tomará.
Jer 32:4 El rey Sedequías será capturado por los babilonios* y llevado a encontrarse cara a cara con el rey de Babilonia.
Jer 32:5 Él llevará a Sedequías a Babilonia y allí me ocuparé de él —dice el SEÑOR—. Si ustedes pelean contra los babilonios, no vencerán”».
Jer 32:6 En ese tiempo el SEÑOR me envió un mensaje. Me dijo:
Jer 32:7 «Tu primo Hanameel, hijo de Salum, vendrá y te dirá: “Compra mi terreno en Anatot. Por ley tienes derecho a comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro”».
Jer 32:8 Entonces, así como el SEÑOR dijo que haría, mi primo Hanameel vino y me visitó en la cárcel. Me dijo: «Por favor compra mi terreno en Anatot en la tierra de Benjamín. Por ley tienes el derecho de comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro, así que cómpralo para ti». Entonces supe que el mensaje que había oído era del SEÑOR.
Jer 32:9 Así que compré el terreno en Anatot pagándole a Hanameel diecisiete piezas* de plata.
Jer 32:10 Firmé y sellé la escritura de compra delante de testigos, pesé la plata y le pagué.
Jer 32:11 Entonces tomé la escritura sellada y una copia de la escritura no sellada con los términos y condiciones de la compra,
Jer 32:12 y se las di a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maaseías. Hice todo esto en presencia de mi primo Hanameel, de los testigos que firmaron la escritura y de todos los hombres de Judá que estaban allí en el patio de la guardia.
Jer 32:13 Entonces le dije a Baruc mientras todos escuchaban:
Jer 32:14 «Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Toma tanto la escritura sellada como la copia no sellada y ponlas en una vasija de barro para preservarlas por largo tiempo”.
Jer 32:15 Pues esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Algún día de nuevo habrá dueños de estos terrenos que comprarán y venderán casas, viñedos y campos”».
Jer 32:16 Después que le di los documentos a Baruc, oré al SEÑOR:
Jer 32:17 «¡Oh Soberano SEÑOR! Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti!
Jer 32:18 Muestras un amor inagotable a miles, pero también haces recaer las consecuencias del pecado de una generación sobre la siguiente. Tú eres el Dios grande y poderoso, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Jer 32:19 Tú posees toda la sabiduría y haces grandes y maravillosos milagros. Ves la conducta de todas las personas y les das lo que se merecen.
Jer 32:20 Realizaste señales milagrosas y maravillas en la tierra de Egipto, ¡cosas que se recuerdan hasta el día de hoy! Y sigues haciendo grandes milagros en Israel y en todo el mundo. Así has hecho que tu nombre sea famoso hasta el día de hoy.
Jer 32:21 »Tú sacaste a Israel de Egipto con señales poderosas y maravillas, con mano fuerte y brazo poderoso, y con un terror aplastante.
Jer 32:22 Le diste al pueblo de Israel esta tierra que habías prometido hace mucho tiempo a sus antepasados, tierra donde fluyen la leche y la miel.
Jer 32:23 Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella, pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.
Jer 32:24 »¡Miren cómo han construido rampas de asalto contra las murallas de la ciudad! Por medio de guerra, hambre y enfermedad la ciudad será entregada a los babilonios, que la conquistarán. Todo ha sucedido tal como lo dijiste.
Jer 32:25 Y aun así, oh Soberano SEÑOR, me has ordenado comprar el terreno —hasta pagué mucho dinero en presencia de estos testigos— aunque la ciudad pronto será entregada a los babilonios».
Jer 32:26 Después Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 32:27 «Yo soy el SEÑOR, Dios de todos los pueblos del mundo. ¿Hay algo demasiado difícil para mí?
Jer 32:28 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: entregaré esta ciudad a los babilonios y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la conquistará.
Jer 32:29 Los babilonios que están fuera de las murallas entrarán y prenderán fuego a la ciudad. Quemarán por completo todas estas casas, donde el pueblo provocó mi enojo al quemar incienso a Baal en las azoteas y al derramar ofrendas líquidas a otros dioses.
Jer 32:30 Desde su comienzo Israel y Judá sólo han hecho lo malo. Me han enfurecido con todas sus malas acciones —dice el SEÑOR—.
Jer 32:31 Desde el día que se construyó esta ciudad hasta ahora no han hecho más que enojarme, así que estoy decidido a deshacerme de ella.
Jer 32:32 »Los pecados de Israel y de Judá —los pecados de la gente de Jerusalén, de los reyes, de los funcionarios, de los sacerdotes y de los profetas— han provocado mi enojo.
Jer 32:33 Mi pueblo me ha dado la espalda y no quiere regresar. A pesar de que les he enseñado con diligencia, no aceptaron la instrucción ni obedecieron.
Jer 32:34 Levantaron sus ídolos abominables justo en mi propio templo, y así lo profanaron.
Jer 32:35 Edificaron santuarios paganos a Baal en el valle de Ben-hinom y allí sacrifican a sus hijos e hijas a Moloc. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa! ¡Qué maldad tan increíble la que hizo que Judá pecara tanto!
Jer 32:36 »Ahora quiero decir algo más acerca de esta ciudad. Ustedes han estado diciendo: “La ciudad caerá ante el rey de Babilonia por guerra, hambre y enfermedad”; pero esto dice el SEÑOR, Dios de Israel:
Jer 32:37 ciertamente traeré de regreso a mi pueblo de todos los países adonde lo esparcí en mi furor. Lo traeré de regreso a esta misma ciudad para que viva en paz y seguridad.
Jer 32:38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Jer 32:39 Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes.
Jer 32:40 Y haré un pacto eterno con ellos: nunca dejaré de hacerles bien. Pondré en el corazón de ellos el deseo de adorarme, y nunca me dejarán.
Jer 32:41 Me gozaré en hacerles bien, y con fidelidad y de todo corazón los volveré a plantar en esta tierra.
Jer 32:42 »Esto dice el SEÑOR: así como traje todas estas calamidades sobre ellos, así haré todo el bien que les he prometido.
Jer 32:43 Se volverán a comprar y a vender terrenos en esta tierra de la que ahora ustedes dicen: “Ha sido arrasada por los babilonios, es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”.
Jer 32:44 Es cierto, otra vez se comprarán y venderán terrenos —con escrituras firmadas y selladas frente a testigos— en la tierra de Benjamín y aquí en Jerusalén, en las ciudades de Judá y en la zona montañosa, en las colinas de Judá* y también en el Neguev. Pues algún día les devolveré la prosperidad. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Jer 33:1 Mientras Jeremías aún estaba detenido en el patio de la guardia, el SEÑOR le dio un segundo mensaje:
Jer 33:2 «Esto dice el SEÑOR, el SEÑOR que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el SEÑOR:
Jer 33:3 pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir.
Jer 33:4 Pues esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ustedes derribaron las casas de esta ciudad y hasta el palacio real a fin de conseguir materiales para fortalecer las murallas contra las rampas de asalto y contra la espada del enemigo.
Jer 33:5 Ustedes esperan luchar contra los babilonios* pero los hombres de esta ciudad ya están como muertos, porque en mi terrible enojo he decidido destruirlos. Los abandoné debido a toda su perversidad.
Jer 33:6 »Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz.
Jer 33:7 Restableceré el bienestar de Judá e Israel y reconstruiré sus ciudades.
Jer 33:8 Los limpiaré de sus pecados contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión.
Jer 33:9 ¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy!
Jer 33:10 »Esto dice el SEÑOR: ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse
Jer 33:11 risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al SEÑOR. Cantarán: “Denle gracias al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, porque el SEÑOR es bueno. ¡Su fiel amor perdura para siempre!”. Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el SEÑOR.
Jer 33:12 »Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños.
Jer 33:13 Una vez más los pastores contarán sus rebaños en las ciudades de la zona montañosa, en las colinas de Judá,* en el Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Jer 33:14 »Llegará el día, dice el SEÑOR, cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido.
Jer 33:15 »En esos días y en ese tiempo levantaré un descendiente* justo, del linaje del rey David. Él hará lo que es justo y correcto en toda la tierra.
Jer 33:16 En ese día Judá será salvo, y Jerusalén vivirá segura. Y este será su nombre: “El SEÑOR es nuestra justicia”* .
Jer 33:17 Pues esto dice el SEÑOR: David tendrá por siempre un descendiente sentado en el trono de Israel.
Jer 33:18 Y siempre habrá sacerdotes levitas para ofrecerme ofrendas quemadas, ofrendas de grano y sacrificios».
Jer 33:19 Luego Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 33:20 «Esto dice el SEÑOR: si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y con la noche de modo que uno no siguiera al otro,
Jer 33:21 sólo entonces se rompería mi pacto con mi siervo David. Sólo entonces, él no tendría un descendiente para reinar sobre su trono. Lo mismo ocurre con mi pacto con los sacerdotes levitas que ministran ante mí.
Jer 33:22 Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí».
Jer 33:23 El SEÑOR le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo:
Jer 33:24 «¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El SEÑOR eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación.
Jer 33:25 Sin embargo, esto dice el SEÑOR: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo.
Jer 33:26 Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».
Jer 34:1 El rey Nabucodonosor de Babilonia llegó con todos los ejércitos de los reinos que él gobernaba y peleó contra Jerusalén y las ciudades de Judá. En ese momento Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR:
Jer 34:2 «Ve ante Sedequías, rey de Judá, y dile: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Estoy por entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia y él la incendiará.
Jer 34:3 No escaparás de sus garras sino que te tomarán cautivo, te llevarán ante el rey de Babilonia y lo verás cara a cara. Después serás exiliado a Babilonia’.
Jer 34:4 »”Pero escucha esta promesa del SEÑOR, oh Sedequías, rey de Judá. Esto dice el SEÑOR: ‘No te matarán en la guerra
Jer 34:5 sino que morirás en paz. La gente quemará incienso en tu memoria de la misma manera que lo hizo con tus antepasados, los reyes que te precedieron. Se lamentarán por ti llorando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto!”. Esto es lo que he decretado, dice el SEÑOR’ ”».
Jer 34:6 Así que el profeta Jeremías transmitió este mensaje al rey Sedequías de Judá.
Jer 34:7 En ese tiempo, el ejército babilónico sitiaba Jerusalén, Laquis y Azeca, las únicas ciudades fortificadas de Judá que todavía no habían sido conquistadas.
Jer 34:8 Jeremías recibió este mensaje del SEÑOR luego que el rey Sedequías hizo un pacto con el pueblo que proclamó la libertad de los esclavos.
Jer 34:9 El rey había ordenado que todo el pueblo dejara en libertad a sus esclavos hebreos, tanto hombres como mujeres. Nadie debía mantener a un hermano judío en esclavitud.
Jer 34:10 Las autoridades y todo el pueblo habían obedecido el mandato del rey,
Jer 34:11 pero luego cambiaron de opinión. Volvieron a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y los obligaron a ser esclavos otra vez.
Jer 34:12 Así que el SEÑOR les dio el siguiente mensaje por medio de Jeremías:
Jer 34:13 «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Hace tiempo hice un pacto con sus antepasados cuando los rescaté de la esclavitud de Egipto.
Jer 34:14 Les dije que todo esclavo hebreo debía ser liberado después de haber servido seis años; pero sus antepasados no me hicieron caso.
Jer 34:15 Hace poco ustedes se arrepintieron e hicieron lo que es correcto obedeciendo mi palabra. Liberaron a sus esclavos e hicieron un pacto solemne conmigo en el templo que lleva mi nombre.
Jer 34:16 Sin embargo, ahora ustedes abandonaron su juramento y profanaron mi nombre al volver a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y obligarlos a ser esclavos otra vez.
Jer 34:17 »”Por lo tanto, esto dice el SEÑOR: ya que ustedes me han desobedecido al no poner en libertad a sus compatriotas, yo los pondré a ustedes en libertad para ser destruidos por guerra, enfermedad y hambre. Serán objeto de horror para todas las naciones de la tierra.
Jer 34:18 Puesto que rompieron las condiciones de nuestro pacto, los partiré en dos tal como ustedes partieron el becerro cuando caminaron entre las mitades para solemnizar sus votos.
Jer 34:19 Así es, yo los partiré, sean autoridades de Judá o de Jerusalén, funcionarios de la corte, sacerdotes o gente común, porque rompieron su juramento.
Jer 34:20 Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.
Jer 34:21 »”Yo entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus funcionarios en manos del ejército del rey de Babilonia. A pesar de que el rey de Babilonia ha dejado Jerusalén por un tiempo,
Jer 34:22 llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”».
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