APOSENTO ALTO

lunes, 2 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 2 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN    1:19-28



Jua 1:19 Éste fue el testimonio que dio Juan cuando los líderes judíos enviaron sacerdotes y ayudantes del templo* desde Jerusalén para preguntarle: —¿Quién eres?Jua 1:20 Él dijo con toda franqueza: —Yo no soy el Mesías.Jua 1:21 —Bien. Entonces, ¿quién eres? —preguntaron —. ¿Eres Elías? —No —contestó. —¿Eres el Profeta que estamos esperando?* —No.Jua 1:22 —Entonces, ¿quién eres? Necesitamos alguna respuesta para los que nos enviaron. ¿Qué puedes decirnos de ti mismo?Jua 1:23 Juan contestó con las palabras del profeta Isaías: «Soy una voz que clama en el desierto: “¡Abran camino para la llegada del SEÑOR!”»*.Jua 1:24 Entonces los fariseos que habían sido enviadosJua 1:25 le preguntaron: —Si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, ¿con qué derecho bautizas?Jua 1:26 Juan les dijo: —Yo bautizo con* agua, pero aquí mismo, en medio de la multitud, hay alguien a quien ustedes no reconocen.Jua 1:27 Aunque su servicio viene después del mío, yo ni siquiera soy digno de ser su esclavo, ni de desatar las correas de sus sandalias.Jua 1:28 Ese encuentro ocurrió en Betania, una región situada al este del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

 SANTIAGO  1:12-18



Stg 1:12 Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.Stg 1:13 Y, cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.Stg 1:14 La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.Stg 1:15 De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se le deja crecer, da a luz la muerte.Stg 1:16 Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos.Stg 1:17 Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos.* Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.*Stg 1:18 Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión.*

ECLESIASTÉS 2:1-16



Ecl 2:1 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.Ecl 2:2 Entonces dije: «La risa es tonta. ¿De qué sirve andar en busca de placeres?».Ecl 2:3 Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso por este mundo.Ecl 2:4 También traté de encontrar sentido a la vida edificándome enormes mansiones y plantando hermosos viñedos.Ecl 2:5 Hice jardines y parques, y los llené con toda clase de árboles frutales.Ecl 2:6 Construí represas para juntar agua con la cual regar todos mis huertos florecientes.Ecl 2:7 Compré esclavos y esclavas, y otros nacieron en mi propiedad. También tuve enormes manadas y rebaños, más que cualquiera de los reyes que vivieron en Jerusalén antes que yo.Ecl 2:8 Junté grandes cantidades de plata y de oro, el tesoro de muchos reyes y provincias. Contraté cantores estupendos, tanto hombres como mujeres, y tuve muchas concubinas hermosas. ¡Tuve todo lo que un hombre puede desear!Ecl 2:9 De modo que me hice más poderoso que todos los que vivieron en Jerusalén antes que yo, y mi sabiduría nunca me falló.Ecl 2:10 Todo lo que quise lo hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor;Ecl 2:11 pero al observar todo lo que había logrado con tanto esfuerzo, vi que nada tenía sentido, era como perseguir el viento. No había absolutamente nada que valiera la pena en ninguna parte.Ecl 2:12 Entonces decidí comparar la sabiduría con la locura y la insensatez (porque, ¿quién puede hacer eso mejor que yo, que soy el rey?* ).Ecl 2:13 Pensé: «La sabiduría es mejor que la insensatez, así como la luz es mejor que la oscuridad.Ecl 2:14 Pues el sabio puede ver hacia dónde va, pero el necio camina a oscuras». Sin embargo, me di cuenta de que el sabio y el necio tienen el mismo destino:Ecl 2:15 los dos mueren. Así que me dije: «Ya que voy a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda mi sabiduría? ¡Nada de eso tiene sentido!».Ecl 2:16 Pues tanto el sabio como el necio van a morir. Al sabio no se le recordará más que al necio. En los días futuros, ambos serán olvidados.


LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 1-2



Jer 3:1 »Si un hombre se divorcia de su esposa, y ella se casa con otro, él nunca la recibirá de nuevo, porque eso sin duda corrompería la tierra. Pero tú te has prostituido con muchos amantes, entonces, ¿por qué tratas de volver a mí? —dice el SEÑOR—.Jer 3:2 Fíjate en los santuarios que hay en cada cumbre. ¿Hay algún lugar que no haya sido profanado por tu adulterio con otros dioses? Te sientas junto al camino como una prostituta en espera de un cliente. Te sientas sola, como un nómada en el desierto. Contaminaste la tierra con tu prostitución y tu perversidad.Jer 3:3 Por eso incluso han faltado las lluvias de primavera. Pues eres una prostituta descarada y totalmente desvergonzada.Jer 3:4 Aun así me dices: “Padre, tú has sido mi guía desde mi juventud.Jer 3:5 ¡Seguro que no estarás enojado para siempre! ¡Sin duda puedes olvidar lo que he hecho!”. Hablas de esta manera, pero sigues haciendo todo el mal posible».Jer 3:6 Durante el reinado de Josías, el SEÑOR me dijo: «¿Te has dado cuenta de lo que ha hecho la caprichosa Israel? Como una esposa que comete adulterio, Israel ha rendido culto a otros dioses en cada colina y debajo de todo árbol frondoso.Jer 3:7 Yo pensaba: “Después de haber hecho todo esto regresará a mí”; pero no lo hizo, y su desleal hermana Judá lo observó.Jer 3:8 Vio que me divorcié de la infiel Israel debido a su adulterio; pero Judá, esa hermana traicionera, no tuvo temor, y ahora ella también me ha dejado y se ha entregado a la prostitución.Jer 3:9 Israel no lo tomó en serio y no le parece nada fuera de lo común cometer adulterio al rendir culto a ídolos hechos de madera y de piedra. Así que ahora la tierra se ha corrompido.Jer 3:10 Sin embargo, a pesar de esto, su infiel hermana Judá nunca ha vuelto a mí de corazón, sólo fingió estar apenada. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».Jer 3:11 Luego el SEÑOR me dijo: «¡Hasta la infiel Israel es menos culpable que la traidora Judá!Jer 3:12 Por lo tanto, ve y dale este mensaje a Israel.* Esto dice el SEÑOR: »“Oh Israel, mi pueblo infiel, regresa otra vez a mí, porque yo soy misericordioso. No estaré enojado contigo para siempre.Jer 3:13 Sólo reconoce tu culpa; admite que te has rebelado contra el SEÑOR tu Dios y que cometiste adulterio contra él al rendir culto a ídolos debajo de todo árbol frondoso. Confiesa que rehusaste oír mi voz. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!Jer 3:14 »”Regresen a casa, ustedes, hijos descarriados —dice el SEÑOR—, porque yo soy su amo. Los traeré de regreso a la tierra de Israel,* uno de esta ciudad y dos de aquella familia, de todo lugar donde estén esparcidos.Jer 3:15 Y les daré pastores conforme a mi propio corazón, que los guiarán con conocimiento y entendimiento.Jer 3:16 »”Cuando una vez más la tierra se llene de gente —dice el SEÑOR—, ya no desearán más ‘los viejos tiempos’ cuando poseían el arca del pacto del SEÑOR. No extrañarán aquellos días, ni siquiera los recordarán y no habrá necesidad de reconstruir el arca.Jer 3:17 En aquel día, Jerusalén será conocida como “el Trono del SEÑOR”. Todas las naciones acudirán a Jerusalén para honrar al SEÑOR. Ya no seguirán tercamente sus propios malos deseos.Jer 3:18 En aquellos días la gente de Judá y la gente de Israel volverán juntas del destierro del norte. Regresarán a la tierra que les di a sus antepasados como herencia perpetua.Jer 3:19 »”Me dije a mí mismo: ‘¡Cómo quisiera tratarlos como a mis propios hijos!’. Sólo quería darles esta hermosa tierra, la posesión más maravillosa del mundo. Esperaba con anhelo que me llamaran ‘Padre’, y quise que nunca se alejaran de mí.Jer 3:20 Sin embargo, me fuiste infiel, ¡pueblo de Israel! Has sido como una esposa infiel que deja a su marido. Yo, el SEÑOR, he hablado”».Jer 3:21 Se escuchan voces en las alturas de las montañas desoladas, el llanto y las súplicas del pueblo de Israel. Pues han escogido caminos torcidos y se han olvidado del SEÑOR su Dios.Jer 3:22 «Vuelvan a mí, hijos descarriados —dice el SEÑOR—, y les sanaré el corazón extraviado». «Sí, ya vamos —responde el pueblo—, porque tú eres el SEÑOR nuestro Dios.Jer 3:23 Nuestro culto a ídolos en las colinas y nuestras orgías religiosas en las montañas son una falsa ilusión. Sólo en el SEÑOR nuestro Dios encontrará Israel salvación.Jer 3:24 Desde la niñez hemos visto cómo todo aquello por lo que trabajaron nuestros antepasados —sus ganados y rebaños, sus hijos e hijas— se despilfarraba en una falsa ilusión.Jer 3:25 Echémonos al suelo llenos de vergüenza y cubiertos de deshonra, porque tanto nosotros como nuestros antepasados hemos pecado contra el SEÑOR nuestro Dios. Desde la niñez hasta el día de hoy nunca lo hemos obedecido».Jer 4:1 «¡Oh, Israel! —dice el Señor—, si quisieras podrías volver a mí. Podrías tirar tus ídolos detestables y no alejarte nunca más.Jer 4:2 Después, cuando jures por mi nombre diciendo: “Tan cierto como que el SEÑOR vive”, lo podrías hacer con verdad, justicia y rectitud. Entonces serías una bendición a las naciones del mundo, y todos los pueblos vendrían y alabarían mi nombre».Jer 4:3 Esto dice el SEÑOR a la gente de Judá y de Jerusalén: «¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones! No desperdicien la buena semilla entre los espinos.Jer 4:4 Oh, habitantes de Judá y de Jerusalén renuncien a su orgullo y a su poder. Cambien la actitud del corazón ante el SEÑOR,* o mi enojo arderá como fuego insaciable debido a todos sus pecados.Jer 4:5 »¡Griten a la gente de Judá y proclamen a los de Jerusalén! Díganles que toquen alarma en toda la tierra: “¡Corran y salven sus vidas! ¡Huyan a las ciudades fortificadas!”.Jer 4:6 Levanten una bandera de señales como una advertencia para Jerusalén:* “¡Huyan de inmediato! ¡No se demoren!”. Pues desde el norte traigo una terrible destrucción sobre ustedes».Jer 4:7 Desde su guarida un león acecha, un destructor de naciones. Ha salido de su guarida y se dirige hacia ustedes. ¡Arrasará su tierra! Sus ciudades quedarán en ruinas, y ya nadie vivirá en ellas.Jer 4:8 Así que póngase ropa de luto y lloren con el corazón destrozado, porque la ira feroz del SEÑOR todavía está sobre nosotros.Jer 4:9 «En aquel día —dice el SEÑOR—, el rey y los funcionarios temblarán de miedo. Los sacerdotes quedarán paralizados de terror y los profetas, horrorizados».Jer 4:10 Entonces dije: «Oh Soberano SEÑOR, el pueblo ha sido engañado por lo que dijiste, porque prometiste paz para Jerusalén. ¡Sin embargo la espada está en su cuello!».Jer 4:11 Se acerca la hora en que el SEÑOR dirá a la gente de Jerusalén: «Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador, y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano.Jer 4:12 ¡Es una ráfaga estrepitosa que yo envié! ¡Ahora pronuncio la destrucción contra ti!».Jer 4:13 ¡Nuestro enemigo avanza hacia nosotros como nubarrones! Sus carros de guerra son como torbellinos; sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Qué horrible será, pues estamos condenados!Jer 4:14 Oh Jerusalén, limpia tu corazón para que seas salvada. ¿Hasta cuándo guardarás tus malos pensamientos?Jer 4:15 Tu destrucción ya se anunció desde Dan y la zona montañosa de Efraín.Jer 4:16 «Adviertan a las naciones vecinas y anuncien esto a Jerusalén: “El enemigo viene desde una tierra lejana, dando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.Jer 4:17 Rodean a Jerusalén como guardianes alrededor de un campo porque mi pueblo se rebeló contra mí —dice el SEÑOR—.Jer 4:18 Tus propios hechos han traído todo esto sobre ti. Este castigo es amargo, ¡te penetra hasta el corazón!”».Jer 4:19 ¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor! ¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto. Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas y el bramido de sus gritos de guerra.Jer 4:20 Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos.Jer 4:21 ¿Hasta cuándo tendré que ver las banderas de combate y oír el toque de trompetas de guerra?Jer 4:22 «Mi pueblo es necio y no me conoce —dice el SEÑOR—. Son hijos tontos, sin entendimiento. Son lo suficientemente listos para hacer lo malo, ¡pero no tienen ni idea de cómo hacer lo correcto!».Jer 4:23 Miré a la tierra y estaba vacía y no tenía forma; miré a los cielos y no había luz.Jer 4:24 Miré a las montañas y colinas que temblaban y se agitaban.Jer 4:25 Miré y toda la gente se había ido; todos los pájaros del cielo se habían volado.Jer 4:26 Miré y los terrenos fértiles se habían convertido en desiertos; las ciudades estaban en ruinas, destruidas por la ira feroz del SEÑOR.Jer 4:27 Esto dice el SEÑOR: «La tierra entera será arrasada, pero no la destruiré por completo.Jer 4:28 La tierra estará de luto y los cielos serán tapizados de negro a causa de la sentencia que pronuncié contra mi pueblo. Lo he decidido y no lo cambiaré».Jer 4:29 Al oír el ruido de los carros de guerra y los arqueros, la gente huye aterrorizada. Ellos se esconden en los matorrales y corren a las montañas. Todas las ciudades han sido abandonadas, ¡no queda nadie en ellas!Jer 4:30 ¿Qué es lo que haces, tú que has sido saqueado? ¿Por qué te vistes de ropas hermosas y te pones joyas de oro? ¿Por qué te resaltas los ojos con rímel? ¡Arreglarte así de nada te servirá! Los aliados que fueron tus amantes te desprecian y buscan tu muerte.Jer 4:31 Oigo gritos, como los de una mujer que está de parto, los gemidos de una mujer dando a luz su primer hijo. Es la bella Jerusalén,* que respira con dificultad y grita: «¡Socorro! ¡Me están matando!».

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