APOSENTO ALTO

miércoles, 11 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 11 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     4:1-14

Jua 4:1 Jesús* sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan
Jua 4:2 (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos).
Jua 4:3 Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.
Jua 4:4 En el camino, tenía que pasar por Samaria.
Jua 4:5 Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.
Jua 4:6 Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía.
Jua 4:7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber.
Jua 4:8 Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer.
Jua 4:9 La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos.* Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?
Jua 4:10 Jesús contestó: —Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.
Jua 4:11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva?
Jua 4:12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?
Jua 4:13 Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed.
Jua 4:14 Pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.



 SANTIAGO  5:7-12

Stg 5:7 Amados hermanos, tengan paciencia mientras esperan el regreso del Señor. Piensen en los agricultores, que con paciencia esperan las lluvias en el otoño y la primavera. Con ansias esperan a que maduren los preciosos cultivos.
Stg 5:8 Ustedes también deben ser pacientes. Anímense, porque la venida del Señor está cerca.
Stg 5:9 Hermanos, no se quejen unos de otros, o serán juzgados. ¡Pues miren, el Juez ya está a la puerta!
Stg 5:10 Amados hermanos, tomen como ejemplo de paciencia durante el sufrimiento a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Stg 5:11 Honramos en gran manera a quienes resisten con firmeza en tiempo de dolor. Por ejemplo, han oído hablar de Job, un hombre de gran perseverancia. Pueden ver cómo al final el Señor fue bueno con él, porque el Señor está lleno de ternura y misericordia.
Stg 5:12 Pero sobre todo, hermanos míos, nunca juren por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Simplemente digan «sí» o «no», para que no pequen y sean condenados.


ECLESIASTÉS 8

Ecl 8:1 Qué maravilloso es ser sabio, poder analizar e interpretar las cosas. La sabiduría ilumina el rostro de una persona, suaviza la dureza de sus facciones.
Ecl 8:2 Obedece al rey porque lo juraste ante Dios.
Ecl 8:3 No trates de evitar cumplir con tu deber ni te juntes con los que conspiran maldad, porque el rey puede hacer lo que se le antoje.
Ecl 8:4 Sus órdenes tienen el respaldo de su gran poder. Nadie puede oponerse ni cuestionarlas.
Ecl 8:5 Quienes lo obedezcan no serán castigados. Los sabios encontrarán el momento y la forma de hacer lo correcto,
Ecl 8:6 pues hay un tiempo y un modo para cada cosa, incluso cuando uno está en apuros.
Ecl 8:7 Además, ¿cómo puede uno evitar lo que no sabe que está por suceder?
Ecl 8:8 Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y al enfrentarse con la muerte, la maldad no rescatará al malvado.
Ecl 8:9 He reflexionado mucho acerca de todo lo que ocurre bajo el sol, donde las personas tienen poder para herirse unas a otras.
Ecl 8:10 He visto que hay malvados que reciben honores en su entierro. Sin embargo, eran los mismos que frecuentaban el templo, ¡y hoy se les alaba* en la misma ciudad donde cometieron sus delitos! Eso tampoco tiene sentido.
Ecl 8:11 Cuando no se castiga enseguida un delito, la gente siente que no hay peligro en cometer maldades.
Ecl 8:12 Sin embargo, aunque una persona peque cien veces y siga gozando de muchos años de vida, yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.
Ecl 8:13 Los malvados no prosperarán, porque no temen a Dios. Sus días nunca se prolongarán, como lo hacen las sombras del anochecer.
Ecl 8:14 Y eso no es todo lo que carece de sentido en nuestro mundo. En esta vida, a las personas buenas se les suele tratar como si fueran malvadas, y a las malvadas, como si fueran buenas. ¡Eso no tiene ningún sentido!
Ecl 8:15 Entonces sugiero que se diviertan, ya que en este mundo no hay nada mejor para la gente que comer, beber y disfrutar de la vida. De ese modo, tendrán algo de felicidad junto con todo el arduo trabajo que Dios les da bajo el sol.
Ecl 8:16 Mientras buscaba la sabiduría y observaba las cargas que lleva la gente aquí en la tierra, descubrí que la actividad no cesa ni de día ni de noche.
Ecl 8:17 Me di cuenta de que nadie puede descubrir todo lo que Dios está haciendo bajo el sol. Ni siquiera los más sabios lo descubren todo, no importa lo que digan.

LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 26-29

Jer 26:1 Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR a principios del reinado de Joacim, hijo de Josías,* rey de Judá.
Jer 26:2 «Esto dice el SEÑOR: “Ponte de pie en el atrio que está delante del templo del SEÑOR y haz un anuncio a la gente que ha venido de toda Judá a adorar. Dales mi mensaje completo sin que falte una sola palabra.
Jer 26:3 Quizá te escuchen y se aparten de sus malos caminos. Entonces cambiaré de parecer acerca del desastre que estoy por derramar sobre ellos a causa de sus pecados”.
Jer 26:4 »Diles: “Esto dice el SEÑOR: ‘Si ustedes no me escuchan ni obedecen la palabra que les he dado
Jer 26:5 ni tampoco escuchan a mis siervos, los profetas —porque los envié una y otra vez para advertirles, pero ustedes rehusaron escucharlos—,
Jer 26:6 entonces destruiré este templo así como destruí a Silo, el lugar donde estaba el tabernáculo. Y haré que Jerusalén se convierta en objeto de maldición en cada nación de la tierra’ ”».
Jer 26:7 Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo escucharon a Jeremías mientras hablaba frente al templo del SEÑOR;
Jer 26:8 pero cuando Jeremías terminó su mensaje, habiendo dicho todo lo que el SEÑOR le ordenó que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo que estaba junto al templo lo atacaron en masa. «¡Mátenlo! —gritaban—.
Jer 26:9 ¿Qué derecho tienes de profetizar en el nombre del SEÑOR que este templo será destruido como lo fue Silo? ¿Qué quieres decir cuando afirmas que Jerusalén será destruida y dejada sin habitantes?». Así que todo el pueblo lo amenazaba mientras él estaba frente al templo.
Jer 26:10 Cuando los funcionarios de Judá oyeron lo que pasaba, corrieron del palacio a sentarse a juzgar junto a la Nueva Puerta del templo.
Jer 26:11 Los sacerdotes y los profetas presentaron sus acusaciones a los funcionarios y al pueblo. «¡Este hombre debe morir! —dijeron—. Ustedes han escuchado con sus propios oídos lo traidor que es, porque ha profetizado contra esta ciudad».
Jer 26:12 Entonces Jeremías habló en su propia defensa a los funcionarios y al pueblo. «El SEÑOR me envió para profetizar contra este templo y contra esta ciudad —dijo—. El SEÑOR me dio cada una de las palabras que he hablado;
Jer 26:13 pero si ustedes dejan de pecar y comienzan a obedecer al SEÑOR su Dios, él cambiará de parecer acerca del desastre que anunció contra ustedes.
Jer 26:14 En cuanto a mí, estoy en sus manos, hagan conmigo lo que mejor les parezca.
Jer 26:15 ¡Pero si me matan, tengan por seguro que estarán matando a un inocente! La responsabilidad por semejante acción caerá sobre ustedes, sobre esta ciudad y sobre cada persona que vive en ella. Pues es totalmente cierto que el SEÑOR me envió a decir cada palabra que ustedes han oído ».
Jer 26:16 Así que los funcionarios y el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no merece la pena de muerte porque nos ha hablado en el nombre del SEÑOR nuestro Dios».
Jer 26:17 Entonces algunos de los sabios ancianos se pusieron de pie y hablaron a todo el pueblo reunido en ese lugar.
Jer 26:18 Dijeron: «Recuerden cuando Miqueas de Moréset profetizaba durante el reinado de Ezequías de Judá. Él le dijo al pueblo de Judá: “Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: ‘El monte Sión quedará arado como un campo abierto; ¡Jerusalén será reducida a escombros! Un matorral crecerá en las cumbres, donde ahora se encuentra el templo’ ”.*
Jer 26:19 »¿Acaso el rey Ezequías y el pueblo lo mataron por lo que dijo? No, se apartaron de sus pecados y adoraron al SEÑOR. Le suplicaron misericordia. Entonces el SEÑOR cambió de parecer acerca del terrible desastre que había declarado contra ellos. Así que estamos a punto de perjudicarnos a nosotros mismos».
Jer 26:20 En ese tiempo, Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, también profetizaba en nombre del SEÑOR; y predijo el mismo terrible desastre contra la ciudad y la nación igual que Jeremías.
Jer 26:21 Cuando el rey Joacim junto con los oficiales militares y los demás funcionarios escucharon lo que dijo, el rey envió a alguien para matarlo. Sin embargo, Urías se enteró del plan y escapó a Egipto atemorizado.
Jer 26:22 Entonces el rey Joacim envió a Elnatan, hijo de Acbor, a Egipto junto con algunos otros hombres para que capturaran a Urías.
Jer 26:23 Lo tomaron prisionero y lo trajeron de regreso al rey Joacim. Así que el rey mató a Urías a espada y mandó que lo enterraran en una fosa común.
Jer 26:24 No obstante, Ahicam, hijo de Safán, respaldó a Jeremías y persuadió al tribunal de no entregarlo a la multitud para que lo matara.
Jer 27:1 Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR a principios del reinado de Sedequías,* hijo de Josías, rey de Judá.
Jer 27:2 Esto me dijo el SEÑOR: «Hazte un yugo y átatelo al cuello con correas de cuero.
Jer 27:3 Luego envía un mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón a través de sus embajadores que han llegado a visitar al rey Sedequías en Jerusalén.
Jer 27:4 Dales este mensaje para sus amos: “Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
Jer 27:5 ‘Yo hice la tierra, la gente y cada animal con mi gran fuerza y brazo poderoso. Estas cosas me pertenecen y puedo dárselas a quien yo quiera.
Jer 27:6 Ahora entregaré estos países al rey Nabucodonosor de Babilonia, quien es mi siervo. He puesto todo bajo su control, aun los animales salvajes.
Jer 27:7 Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que se acabe el tiempo de ellos. Entonces muchas naciones y grandes reyes conquistarán y dominarán a Babilonia.
Jer 27:8 Así que ustedes deben someterse al rey de Babilonia y servirle; ¡pongan su cuello bajo el yugo de Babilonia! Castigaré a toda nación que rehúse ser su esclava, dice el SEÑOR. Enviaré guerra, hambre y enfermedad sobre esa nación hasta que Babilonia la conquiste.
Jer 27:9 »’No les hagan caso a sus falsos profetas, adivinos, intérpretes de sueños, los médiums y hechiceros que dicen: “El rey de Babilonia no los conquistará”.
Jer 27:10 Todos son mentirosos y sus mentiras sólo servirán para que ustedes sean expulsados de su propia tierra. Yo los expulsaré y los enviaré a morir lejos;
Jer 27:11 pero al pueblo de toda nación que se someta al rey de Babilonia se le permitirá permanecer en su propio país para cultivar la tierra como siempre. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!’ ”».
Jer 27:12 Después repetí el mismo mensaje al rey Sedequías de Judá: «Si deseas vivir, sométete al yugo del rey de Babilonia y a su pueblo.
Jer 27:13 ¿Por qué insistes en morir, tú y tu pueblo? ¿Por qué habrán de escoger la guerra, el hambre y la enfermedad que Dios traerá contra toda nación que se niegue a someterse al rey de Babilonia?
Jer 27:14 No les hagan caso a los falsos profetas que les siguen diciendo: “El rey de Babilonia no los conquistará”. Son mentirosos.
Jer 27:15 Esto dice el SEÑOR: “¡Yo no envié a estos profetas! Les dicen mentiras en mi nombre, así que yo los expulsaré de esta tierra. Todos ustedes morirán, junto con todos estos profetas”».
Jer 27:16 Entonces me dirigí a los sacerdotes y al pueblo y les dije: «Esto dice el SEÑOR: “No escuchen a sus profetas que les aseguran que los artículos de oro que fueron sacados de mi templo pronto serán devueltos de Babilonia. ¡Es pura mentira!
Jer 27:17 No los escuchen. Ríndanse al rey de Babilonia y vivirán. ¿Por qué ha de ser destruida toda esta ciudad?
Jer 27:18 Si realmente son profetas y proclaman los mensajes del SEÑOR, que oren al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. ¡Que supliquen que los objetos que aún quedan en el templo del SEÑOR, en el palacio real y en los palacios de Jerusalén no sean llevados a Babilonia!”.
Jer 27:19 »Pues el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha hablado acerca de las columnas que están al frente del templo, el enorme tazón de bronce llamado «el Mar», las carretas para llevar agua y los demás objetos ceremoniales.
Jer 27:20 El rey Nabucodonosor de Babilonia los dejó aquí cuando desterró a Babilonia a Joaquín,* hijo de Joacim, rey de Judá, junto con los demás nobles de Judá y de Jerusalén.
Jer 27:21 Sí, esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, acerca de los objetos preciosos que todavía permanecen en el templo y en el palacio del rey de Judá:
Jer 27:22 “Todos serán llevados a Babilonia y permanecerán allí hasta que yo envíe por ellos —dice el SEÑOR—. Entonces los traeré de regreso a Jerusalén”».

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