APOSENTO ALTO

domingo, 15 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 15 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     5:1-15

Jua 5:1 Después Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de los judíos.
Jua 5:2 Dentro de la ciudad, cerca de la Puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Betesda,* que tenía cinco pórticos cubiertos.
Jua 5:3 Una multitud de enfermos —ciegos, cojos, paralíticos —estaban tendidos en los pórticos.*
Jua 5:4 -.-
Jua 5:5 Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Jua 5:6 Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó: —¿Te gustaría recuperar la salud?
Jua 5:7 —Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo.
Jua 5:8 Jesús le dijo: —¡Ponte de pie, toma tu camilla y anda!
Jua 5:9 ¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso,
Jua 5:10 así que los líderes judíos protestaron. Le dijeron al hombre que había sido sanado: —¡No puedes trabajar el día de descanso! ¡La ley no te permite cargar esa camilla!
Jua 5:11 Pero él respondió: —El hombre que me sanó me dijo: “Toma tu camilla y anda”.
Jua 5:12 —¿Quién te dijo semejante cosa? —le exigieron.
Jua 5:13 El hombre no lo sabía, porque Jesús había desaparecido entre la multitud.
Jua 5:14 Pero después, Jesús lo encontró en el templo y le dijo: «Ya estás sano; así que deja de pecar o podría sucederte algo mucho peor».
Jua 5:15 Entonces el hombre fue a ver a los líderes judíos y les dijo que era Jesús quien lo había sanado.



 1 PEDRO  1:17-25

1Pe 1:17 Y recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él mientras sean «extranjeros en la tierra».
1Pe 1:18 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate que él pagó no consistió simplemente en oro o plata
1Pe 1:19 sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.
1Pe 1:20 Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora él se lo ha revelado a ustedes en estos últimos días.
1Pe 1:21 Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.
1Pe 1:22 Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero.* Ámense profundamente de todo corazón.*
1Pe 1:23 Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios.
1Pe 1:24 Como dicen las Escrituras: «Los seres humanos son como la hierba, su belleza es como la flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita.
1Pe 1:25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre»*. Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.



ECLESIASTÉS 12

Ecl 12:1 No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable».
Ecl 12:2 Acuérdate de él antes de que la luz del sol, de la luna y de las estrellas se vuelva tenue a tus ojos viejos, y las nubes negras oscurezcan para siempre tu cielo.
Ecl 12:3 Acuérdate de él antes de que tus piernas —de tu casa— empiecen a temblar, y tus hombros —guerreros fuertes— se encorven. Acuérdate de él antes de que tus dientes —pocos sirvientes que te quedan— dejen de moler, y tus pupilas —que miran por las ventanas— ya no vean con claridad.
Ecl 12:4 Acuérdate de él antes de que la puerta de las oportunidades de la vida se cierre y disminuya el sonido de la actividad diaria. Ahora te levantas con el primer canto de los pájaros, pero un día todos esos trinos apenas serán perceptibles.
Ecl 12:5 Acuérdate de él antes de que tengas miedo de caerte y te preocupes de los peligros de la calle; antes de que el cabello se te ponga blanco como un almendro en flor y arrastres los pies sin energía como un saltamontes moribundo, y la alcaparra ya no estimule el deseo sexual. Acuérdate de él antes de que te falte poco para llegar a la tumba —hogar eterno— donde los que lamentan tu muerte llorarán en tu entierro.
Ecl 12:6 Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo.
Ecl 12:7 Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.
Ecl 12:8 «Nada tiene sentido —dice el Maestro—, ningún sentido en absoluto».
Ecl 12:9 Ten en cuenta lo siguiente: el Maestro fue considerado sabio y le enseñó a la gente todo lo que sabía. Escuchó con atención muchos proverbios, los estudió y los clasificó.
Ecl 12:10 El Maestro se esmeró por encontrar las palabras correctas para expresar las verdades con claridad.*
Ecl 12:11 Las palabras de los sabios son como el aguijón para el ganado: dolorosas pero necesarias. El conjunto de sus dichos es como la vara con clavos que usa el pastor* para guiar a sus ovejas.
Ecl 12:12 Pero ahora, hijo mío, déjame darte un consejo más: ten cuidado, porque escribir libros es algo que nunca termina y estudiar mucho te agota.
Ecl 12:13 Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.
Ecl 12:14 Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto, sea bueno o sea malo.

LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 39-43

Jer 39:1 En enero* del noveno año del reinado de Sedequías, el rey Nabucodonosor* llegó con su ejército para sitiar Jerusalén.
Jer 39:2 Dos años y medio más tarde, el 18 de julio* del año once del reinado de Sedequías, los babilonios abrieron una brecha en la muralla y la ciudad cayó.
Jer 39:3 Todos los oficiales del ejército babilónico entraron y, en señal de su triunfo, se sentaron en la Puerta Central: Nergal-sarezer de Samgar y Nebo-sarsequim,* un oficial principal, Nergal-sarezer, consejero del rey, y todos los demás oficiales.
Jer 39:4 Cuando el rey Sedequías y todos los soldados vieron que los babilonios habían invadido la ciudad, huyeron. Esperaron hasta la caída del sol y entonces se deslizaron por la puerta que está entre las dos murallas, detrás del jardín real, y se dirigieron al valle del Jordán.*
Jer 39:5 Sin embargo, las tropas babilónicas* persiguieron al rey y lo capturaron en las llanuras de Jericó. Entonces lo llevaron ante el rey Nabucodonosor de Babilonia, que se encontraba en Ribla, en la tierra de Hamat. Allí el rey de Babilonia dictó sentencia contra Sedequías.
Jer 39:6 Hizo que Sedequías presenciara la masacre de sus hijos y de todos los nobles de Judá.
Jer 39:7 Luego le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.
Jer 39:8 Mientras tanto, los babilonios quemaron Jerusalén, incluido el palacio, y derribaron las murallas de la ciudad.
Jer 39:9 Luego Nabuzaradán, capitán de la guardia, envió a Babilonia a los que habían desertado para unirse a sus filas junto con el resto del pueblo que quedaba en la ciudad.
Jer 39:10 Pero Nabuzaradán dejó a algunos de los más pobres en Judá, y les asignó viñedos y campos para cuidar.
Jer 39:11 El rey Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que encontrara a Jeremías.
Jer 39:12 «Asegúrate de que no esté herido —le dijo—, trátalo bien y dale todo lo que quiera».
Jer 39:13 Así que Nabuzaradán, capitán de la guardia; Nabusazbán, un oficial principal; Nergal-sarezer, consejero del rey; y los demás oficiales del rey de Babilonia
Jer 39:14 enviaron mensajeros para que sacaran a Jeremías de la prisión. Lo pusieron al cuidado de Gedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán, quien lo llevó de regreso a su casa. Entonces Jeremías permaneció en Judá, entre su propio pueblo.
Jer 39:15 El SEÑOR le dio a Jeremías el siguiente mensaje cuando todavía estaba en prisión:
Jer 39:16 «Dile a Ebed-melec el etíope:* “Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘Cumpliré en esta ciudad todas mis amenazas; enviaré desastre y no prosperidad. Tú mismo verás su destrucción,
Jer 39:17 pero te libraré de aquellos a quienes tanto temes.
Jer 39:18 Como has confiado en mí, te daré tu vida como recompensa; te rescataré y te mantendré seguro. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!’ ”».
Jer 40:1 El SEÑOR le dio a Jeremías un mensaje después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo dejó libre en Ramá. Este había encontrado a Jeremías atado con cadenas entre todos los demás cautivos de Jerusalén y de Judá que estaban siendo desterrados a Babilonia.
Jer 40:2 El capitán de la guardia mandó llamar a Jeremías y le dijo: «El SEÑOR tu Dios trajo desastre a esta tierra
Jer 40:3 tal como dijo que haría, pues este pueblo ha pecado contra el SEÑOR y lo desobedeció. Por eso ocurrió.
Jer 40:4 Ahora voy a quitarte estas cadenas y a dejarte libre. Si quieres venir conmigo a Babilonia, eres bienvenido. Me ocuparé de que seas tratado bien, pero si no quieres venir, puedes quedarte aquí. Toda la tierra está ante ti, puedes irte a donde quieras.
Jer 40:5 Si decides quedarte, regresa a Gedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán. Él fue nombrado gobernador de Judá por el rey de Babilonia. Quédate allí con la gente que él gobierna, pero eso depende de ti. Puedes irte a donde quieras». Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, le dio a Jeremías algo de comida y dinero y lo dejó ir.
Jer 40:6 Entonces, Jeremías regresó a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa, y vivió en Judá con los pocos que se quedaron en la tierra.
Jer 40:7 Los líderes de los grupos guerrilleros judíos que estaban en el campo oyeron que el rey de Babilonia había nombrado a Gedalías, hijo de Ahicam, gobernador sobre las personas pobres que fueron dejadas en Judá, es decir los hombres, las mujeres y los niños que no habían sido desterrados a Babilonia.
Jer 40:8 Así que fueron a ver a Gedalías a Mizpa. El grupo incluía a: Ismael, hijo de Netanías; Johanán y Jonatán, hijos de Carea; Seraías, hijo de Tanhumet; los hijos de Efai el netofatita; Jezanías, hijo del maacateo, y todos sus hombres.
Jer 40:9 Gedalías les juró que los babilonios* no querían hacerles ningún daño. «No tengan miedo de servirles. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien —les prometió—.
Jer 40:10 En cuanto a mí, permaneceré en Mizpa para representarlos a ustedes ante los babilonios cuando vengan a reunirse con nosotros. Establézcanse en las ciudades que han tomado y vivan de la tierra. Cosechen las uvas, los frutos de verano y los olivos, y almacénenlos».
Jer 40:11 Cuando los judíos que se encontraban en Moab, Amón, Edom y en los otros países cercanos oyeron que el rey de Babilonia había dejado un puñado de gente en Judá y que Gedalías era el gobernador
Jer 40:12 comenzaron a regresar a Judá de los lugares adonde habían huido. Se detuvieron en Mizpa para encontrarse con Gedalías y luego se fueron a los campos de Judá para recoger una gran cosecha de uvas y de otros cultivos.
Jer 40:13 Poco tiempo después, Johanán, hijo de Carea, y los otros líderes guerrilleros fueron a ver a Gedalías en Mizpa.
Jer 40:14 Le dijeron: «¿Sabías que Baalis, rey de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Netanías, para asesinarte?», pero Gedalías se negó a creerles.
Jer 40:15 Más adelante Johanán habló con Gedalías en privado y se ofreció para matar a Ismael en forma secreta. —¿Por qué deberíamos permitir que venga y te mate? —preguntó Johanán—. ¿Qué les sucederá entonces a los judíos que regresaron? ¿Por qué los pocos que quedamos deberíamos terminar esparcidos y perdidos?
Jer 40:16 Pero Gedalías le dijo a Johanán: —Te prohíbo que hagas semejante cosa ya que mientes en cuanto a Ismael.
Jer 41:1 Ahora bien, a mediados del otoño,* Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, que era miembro de la familia real y que había sido uno de los altos funcionarios del rey, fue con diez hombres a Mizpa para encontrarse con Gedalías. Mientras comían juntos,
Jer 41:2 Ismael y sus diez hombres de pronto se levantaron, desenvainaron sus espadas y mataron a Gedalías, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador.
Jer 41:3 Ismael también mató a todos los judíos y a los soldados babilónicos* que estaban con Gedalías en Mizpa.
Jer 41:4 Al día siguiente, antes de que alguien se enterara del asesinato de Gedalías,
Jer 41:5 llegaron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria para adorar en el templo del SEÑOR. Venían con sus barbas afeitadas, con las ropas rasgadas y con cortaduras que se habían hecho en el cuerpo. También traían consigo incienso y ofrendas de grano.
Jer 41:6 Entonces Ismael salió de Mizpa para ir a su encuentro e iba llorando por el camino. Cuando los alcanzó, les dijo: «¡Oh, vengan y vean lo que le ha sucedido a Gedalías!».
Jer 41:7 En cuanto entraron a la ciudad, Ismael y sus hombres los mataron a todos, menos a diez, y echaron sus cuerpos en una cisterna.
Jer 41:8 Los otros diez convencieron a Ismael que los dejara en libertad, con la promesa de traerle todo el trigo, la cebada, el aceite de oliva y la miel que habían escondido.
Jer 41:9 La cisterna donde Ismael echó los cuerpos de los hombres que asesinó era grande, cavada por órdenes del rey Asa cuando fortificó Mizpa para protegerse de Baasa, rey de Israel. Así que, Ismael, hijo de Netanías, la llenó de cadáveres.
Jer 41:10 Después Ismael capturó a las hijas del rey y al resto del pueblo que había quedado en Mizpa bajo el cuidado de Gedalías, quien había sido encargado por Nabuzaradán, capitán de la guardia. Los llevó consigo y comenzó el regreso a la tierra de Amón.
Jer 41:11 Sin embargo, cuando Johanán, hijo de Carea, y los otros líderes guerrilleros se enteraron de los crímenes cometidos por Ismael,
Jer 41:12 reunieron a todos sus hombres y salieron a detenerlo. Lo alcanzaron junto al estanque grande cerca de Gabaón.
Jer 41:13 La gente que Ismael había capturado gritó de alegría cuando vio a Johanán y a los otros líderes guerrilleros.
Jer 41:14 Entonces todos los cautivos de Mizpa escaparon y empezaron a ayudar a Johanán.
Jer 41:15 Mientras tanto, Ismael y ocho de sus hombres escaparon de Johanán y huyeron a la tierra de los amonitas.
Jer 41:16 Entonces Johanán, hijo de Carea, y los otros líderes guerrilleros tomaron a toda la gente que habían liberado en Gabaón: los soldados, las mujeres, los niños y los funcionarios de la corte* que Ismael había capturado después de matar a Gedalías.
Jer 41:17 Los llevaron a todos a la aldea de Gerut-quimam cerca de Belén, donde hicieron preparativos para irse a Egipto
Jer 41:18 porque tenían miedo de lo que harían los babilonios* cuando se enteraran de que Ismael había matado a Gedalías, el gobernador designado por el rey babilónico.
Jer 42:1 Entonces los líderes guerrilleros, incluidos Johanán, hijo de Carea, y Jezanías,* hijo de Osaías, junto con todo el pueblo, desde el menos importante hasta el más importante, se acercaron a
Jer 42:2 Jeremías el profeta y le dijeron: —Por favor, ora al SEÑOR tu Dios por nosotros. Como puedes ver, somos un pequeño remanente comparado con lo que éramos antes.
Jer 42:3 Ora que el SEÑOR tu Dios nos muestre qué hacer y adónde ir.
Jer 42:4 —Está bien —contestó Jeremías—, oraré al SEÑOR su Dios, como me lo han pedido, y les diré todo lo que él diga. No les ocultaré nada.
Jer 42:5 Ellos dijeron a Jeremías: —¡Que el SEÑOR tu Dios sea fiel testigo contra nosotros si rehusamos obedecer todo lo que él nos diga que hagamos!
Jer 42:6 Nos guste o no, obedeceremos al SEÑOR nuestro Dios a quien te enviamos con nuestro ruego. Pues si le obedecemos, todo nos irá bien.
Jer 42:7 Diez días más tarde, el SEÑOR le dio a Jeremías la respuesta.
Jer 42:8 Así que él mandó a buscar a Johanán, hijo de Carea, a los demás líderes guerrilleros y a todo el pueblo, desde el menos importante hasta el más importante.
Jer 42:9 Les dijo: «Ustedes me enviaron al SEÑOR, Dios de Israel, con su petición y esta es la respuesta:
Jer 42:10 “Permanezcan aquí en esta tierra. Si lo hacen, los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los desarraigaré. Pues lamento todo el castigo que tuve que traer sobre ustedes.
Jer 42:11 No teman más al rey de Babilonia —dice el SEÑOR—. Pues yo estoy con ustedes, los salvaré y los libraré de su poder.
Jer 42:12 Seré misericordioso con ustedes al hacer que él sea amable para que les permita quedarse en su propia tierra”.
Jer 42:13 »Sin embargo, si se niegan a obedecer al SEÑOR su Dios, y dicen: “No nos quedaremos aquí;
Jer 42:14 sino que iremos a Egipto donde estaremos libres de guerra, de llamados a las armas y de hambre”,
Jer 42:15 entonces escuchen el mensaje del SEÑOR al remanente de Judá. Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Si están decididos a irse a Egipto y vivir allí,
Jer 42:16 la misma guerra y el mismo hambre que temen los alcanzarán, y allí morirán.
Jer 42:17 Este es el destino que le espera a quien insista en irse a vivir a Egipto. Efectivamente, morirán por guerra, enfermedad y hambre. Ninguno escapará del desastre que traeré sobre ustedes allí”.
Jer 42:18 »Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Así como se derramó mi enojo y mi furia sobre la gente de Jerusalén, así se derramará sobre ustedes cuando entren a Egipto. Serán objeto de condenación, de horror, de maldición y de burla; y nunca más volverán a ver su tierra natal”.
Jer 42:19 »Escuchen, ustedes que forman el remanente de Judá. El SEÑOR les ha dicho: “¡No se vayan a Egipto!”. No olviden la advertencia que hoy les di.
Jer 42:20 Pues no fueron sinceros cuando me enviaron a orar al SEÑOR su Dios por ustedes. Dijeron: “Sólo dinos lo que el SEÑOR nuestro Dios dice ¡y lo haremos!”.
Jer 42:21 Hoy les he transmitido exactamente lo que él dijo, pero ahora ustedes no obedecerán al SEÑOR su Dios más que en el pasado.
Jer 42:22 Así que tengan por seguro que morirán por guerra, enfermedad y hambre en Egipto, donde ustedes insisten en ir».
Jer 43:1 Cuando Jeremías terminó de dar este mensaje del SEÑOR su Dios a todo el pueblo,
Jer 43:2 Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea, y los demás hombres arrogantes le dijeron a Jeremías: «¡Mentira! ¡El SEÑOR nuestro Dios no nos ha prohibido ir a Egipto!
Jer 43:3 Baruc, hijo de Nerías, te ha convencido para que digas esto, porque él quiere que nos quedemos aquí para que los babilonios* nos maten o nos lleven al destierro».
Jer 43:4 Entonces Johanán, los demás líderes guerrilleros y todo el pueblo se negaron a obedecer la orden del SEÑOR de permanecer en Judá.
Jer 43:5 Johanán y los otros líderes se llevaron con ellos a toda la gente que había regresado de los países vecinos adonde habían huido.
Jer 43:6 En la multitud había hombres, mujeres y niños, las hijas del rey y todos los que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías. El profeta Jeremías y Baruc también fueron incluidos.
Jer 43:7 El pueblo rehusó obedecer la voz del SEÑOR y se fue a Egipto hasta la ciudad de Tafnes.
Jer 43:8 En Tafnes, el SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías. Le dijo:
Jer 43:9 «A la vista de toda la gente de Judá, toma unas piedras grandes y entiérralas debajo de las piedras del pavimento a la entrada del palacio del faraón aquí en Tafnes.
Jer 43:10 Luego dile al pueblo de Judá: “Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘Les aseguro que traeré a mi siervo Nabucodonosor,* rey de Babilonia, aquí a Egipto. Estableceré su trono sobre estas piedras que he escondido. Sobre ellas extenderá su dosel real
Jer 43:11 y cuando venga, destruirá la tierra de Egipto. Traerá muerte a los destinados a la mu erte, cautiverio a los destinados al cautiverio y guerra a los destinados a la guerra.
Jer 43:12 Prenderá fuego a los templos de los dioses egipcios; quemará los templos y se llevará los ídolos como botín. Limpiará la tierra de Egipto como un pastor que limpia de pulgas su capa, pero él saldrá ileso.
Jer 43:13 Derribará las columnas sagradas que están en el templo al sol* en Egipto, y reducirá a cenizas los templos de los dioses de Egipto’ ”».

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