APOSENTO ALTO

domingo, 22 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 22 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     6:60-71

Jua 6:60 Muchos de sus discípulos decían: «Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo puede alguien aceptarlo?».
Jua 6:61 Jesús era consciente de que sus discípulos se quejaban, así que les dijo: «¿Acaso esto los ofende?
Jua 6:62 ¿Qué pensarán, entonces, si ven al Hijo del Hombre ascender al cielo otra vez?
Jua 6:63 Sólo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Y las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida.
Jua 6:64 Pero algunos de ustedes no me creen». (Pues Jesús sabía, desde un principio, quiénes eran los que no creían y también quién lo traicionaría).
Jua 6:65 Entonces les dijo: «Por eso dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre me lo entregue».
Jua 6:66 A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron.
Jua 6:67 Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó: —¿Ustedes también van a marcharse?
Jua 6:68 Simón Pedro le contestó: —Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna.
Jua 6:69 Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.*
Jua 6:70 Entonces Jesús dijo: —Yo los elegí a ustedes doce, pero hay uno de ustedes que es un diablo.
Jua 6:71 Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, quien más tarde lo traicionaría.


 1 PEDRO  4:1-11

1Pe 4:1 Por lo tanto, ya que Cristo sufrió dolor en su cuerpo, ustedes prepárense, adoptando la misma actitud que tuvo él y estén listos para sufrir también. Pues, si han sufrido físicamente por Cristo, han terminado con el pecado.*
1Pe 4:2 No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios.
1Pe 4:3 En el pasado, han tenido más que suficiente de las cosas perversas que les gusta hacer a los que no tienen a Dios: inmoralidad y pasiones sexuales, parrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoración a ídolos.
1Pe 4:4 No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian.
1Pe 4:5 Pero recuerden que ellos tendrán que enfrentarse con Dios, quien juzgará a todos, tanto a vivos como a muertos.
1Pe 4:6 Por esta razón, la Buena Noticia fue predicada a los que ahora están muertos,* aunque fueron destinados a morir como toda la gente,* ahora vivirán para siempre con Dios en el Espíritu.*
1Pe 4:7 El fin del mundo se acerca. Por consiguiente, sean serios y disciplinados en sus oraciones.
1Pe 4:8 Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados.
1Pe 4:9 Abran las puertas de su hogar con alegría al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir.
1Pe 4:10 Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.
1Pe 4:11 ¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén.

CANTARES 6

Cnt 6:1 ¿Adónde se ha ido tu amante, oh mujer de singular belleza? Dinos por cuál camino se fue para ayudarte a encontrarlo.
Cnt 6:2 
La joven

Mi amante ha bajado a su jardín, a sus lechos de especias, para pasear por los jardines y juntar los lirios.
Cnt 6:3 Yo soy de mi amante, y mi amante es mío. Él apacienta entre los lirios.
Cnt 6:4 
El joven

Eres hermosa, amada mía, como la bella ciudad de Tirsa. Sí, eres tan hermosa como Jerusalén, tan majestuosa como un ejército con sus estandartes desplegados al viento.
Cnt 6:5 Aparta de mí tus ojos, porque me dominan. Tu cabello cae en ondas, como un rebaño de cabras que serpentea por las laderas de Galaad.
Cnt 6:6 Tus dientes son blancos como ovejas recién bañadas. Tu sonrisa es perfecta, cada diente hace juego con su par.*
Cnt 6:7 Tus mejillas son como granadas de color rosado detrás de tu velo.
Cnt 6:8 Aun entre sesenta reinas y ochenta concubinas e incontables doncellas,
Cnt 6:9 yo todavía elegiría a mi paloma, a mi mujer perfecta, la favorita de su madre, muy amada por quien la dio a luz. Las jóvenes la ven y la alaban; hasta las reinas y las concubinas del palacio le entonan alabanzas:
Cnt 6:10 «¿Quién es esa, que se levanta como la aurora, tan hermosa como la luna, tan resplandeciente como el sol, tan majestuosa como un ejército con sus estandartes desplegados al viento?».
Cnt 6:11 
La joven

Bajé a la arboleda de nogales y salí al valle para ver los nuevos brotes primaverales, para ver si habían brotado las vides o si las granadas ya estaban florecidas.
Cnt 6:12 Antes de darme cuenta, mis fuertes deseos me habían llevado a la carroza de un hombre noble.*
Cnt 6:13 
Las jóvenes de Jerusalén

* Vuelve, vuelve a nosotras, oh doncella de Sulam. Regresa, regresa, para que te veamos otra vez.

El joven

 ¿Por qué miran así a esta jovencita de Sulam, mientras se mueve con tanta gracia entre dos filas de bailarines?*

LECTURA PARA LA NOCHE

LAMENTACIONES 1

Lam 1:1 * Jerusalén, antes colmada de gente, ahora está desierta. La que en su día fue grande entre las naciones ahora queda sola como una viuda. La que antes era la reina de toda la tierra, ahora es una esclava.
Lam 1:2 Durante toda la noche solloza; las lágrimas corren por sus mejillas. De todos sus amantes no hay quien la consuele. Todos sus amigos la traicionaron y se volvieron sus enemigos.
Lam 1:3 Judá fue llevada al cautiverio, oprimida por la cruel esclavitud. Vive entre naciones extranjeras y no tiene lugar donde descansar. Sus enemigos la persiguieron y la alcanzaron y ya no tiene a quien recurrir.
Lam 1:4 Los caminos a Jerusalén* están de luto, porque las multitudes ya no vienen para celebrar los festivales. En las puertas de la ciudad hay silencio, sus sacerdotes gimen, sus mujeres jóvenes lloran; ¡qué amarga es su suerte!
Lam 1:5 Sus opresores son ahora sus amos y sus enemigos prosperan, porque el SEÑOR castigó a Jerusalén por sus muchos pecados. Sus hijos fueron capturados y llevados a tierras lejanas.
Lam 1:6 La bella Jerusalén* ha sido despojada de toda su majestad. Sus príncipes son como venados hambrientos en busca de pastos. Están demasiado débiles para huir del enemigo que los persigue.
Lam 1:7 En medio de su tristeza y sus andanzas Jerusalén recuerda su antiguo esplendor. Pero ahora ha caído en manos de su enemigo y no hay quien la ayude. Su enemigo la derribó y se burlaba cuando ella caía.
Lam 1:8 Jerusalén ha pecado grandemente, por eso fue desechada como un trapo sucio. Todos los que antes la honraban ahora la desprecian, porque vieron su desnudez y su humillación. Lo único que puede hacer es gemir y taparse la cara.
Lam 1:9 Se deshonró a sí misma con inmoralidad y no pensó en su futuro. Ahora yace en una zanja y no hay nadie que la saque. «SEÑOR, mira mi sufrimiento —gime—, el enemigo ha triunfado».
Lam 1:10 El enemigo la saqueó por completo y se llevó todo lo valioso que poseía. Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado, el lugar al que el SEÑOR les había prohibido entrar.
Lam 1:11 Su pueblo gime en busca de pan; vendieron sus tesoros para comprar comida y mantenerse con vida. «Oh SEÑOR, mira —se lamenta— y observa cómo me desprecian.
Lam 1:12 »¿No les importa nada, ustedes que pasan por aquí? Miren a su alrededor y vean si hay otro sufrimiento como el mío, que el SEÑOR descargó sobre mí cuando estalló en ira feroz.
Lam 1:13 »Él mandó fuego del cielo que me quema los huesos. Tendió una trampa en mi camino y me hizo volver atrás. Me dejó devastada y atormentada día y noche por la enfermedad.
Lam 1:14 »Él tejió sogas con mis pecados para atarme a un yugo de cautiverio. El Señor minó mis fuerzas; me entregó a mis enemigos y en sus manos soy incapaz de levantarme.
Lam 1:15 »El Señor trató con desdén a mis hombres valientes. A su orden llegó un gran ejército para aplastar a mis jóvenes guerreros. El Señor pisoteó su amada ciudad* como se pisotean las uvas en un lagar.
Lam 1:16 »Por todas estas cosas, lloro; lágrimas corren por mis mejillas. No tengo a nadie que me consuele; todos los que podrían alentarme están lejos. Mis hijos no tienen futuro porque el enemigo nos ha conquistado».
Lam 1:17 Jerusalén extiende la mano en busca de ayuda, pero nadie la consuela. El SEÑOR ha dicho de su pueblo Israel:* «¡Que sus vecinos se conviertan en enemigos! ¡Que sean desechados como un trapo sucio!».
Lam 1:18 «El SEÑOR es justo —dijo Jerusalén—, porque yo me rebelé contra él. Escuchen, pueblos de todas partes; miren mi angustia y mi desesperación, porque mis hijos e hijas fueron llevados cautivos a tierras lejanas.
Lam 1:19 »Les supliqué ayuda a mis aliados, pero me traicionaron. Mis sacerdotes y mis líderes murieron de hambre en la ciudad, mientras buscaban comida para salvar sus vidas.
Lam 1:20 »¡SEÑOR, mira mi angustia! Mi corazón está quebrantado y mi alma desespera porque me rebelé contra ti. En las calles la espada mata, y en casa sólo hay muerte.
Lam 1:21 »Otros oyeron mis lamentos pero nadie se volvió para consolarme. Cuando mis enemigos se enteraron de mis tribulaciones se pusieron felices al ver lo que habías hecho. Oh, manda el día que prometiste, cuando ellos sufrirán como he sufrido yo.
Lam 1:22 »SEÑOR, mira todas sus maladades. Castígalos como me castigaste a mí por todos mis pecados. Son muchos mis gemidos y tengo el corazón enfermo de angustia».

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