APOSENTO ALTO

lunes, 9 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 09 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     3:16-21

Jua 3:16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Jua 3:17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Jua 3:18 »No hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios.
Jua 3:19 Y esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas.
Jua 3:20 Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto.
Jua 3:21 Pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere.*


 SANTIAGO  4:11-17

Stg 4:11 Amados hermanos, no hablen mal los unos de los otros. Si se critican y se juzgan entre ustedes, entonces critican y juzgan la ley de Dios. Les corresponde, en cambio, obedecer la ley, no hacer la función de jueces.
Stg 4:12 Sólo Dios, quien ha dado la ley, es el Juez. Solamente él tiene el poder para salvar o destruir. Entonces, ¿qué derecho tienes tú para juzgar a tu prójimo?
Stg 4:13 Presten atención, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos negocios allí y ganaremos dinero».
Stg 4:14 ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma.
Stg 4:15 Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello».
Stg 4:16 De lo contrario, están haciendo alarde de sus propios planes, y semejante jactancia es maligna.
Stg 4:17 Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo.



ECLESIASTÉS 7:1-14

Ecl 7:1 Vale más una buena reputación que un perfume costoso. Y el día que morimos es mejor que el día que nacemos.
Ecl 7:2 Vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos. Al fin y al cabo, todos morimos, así que los que viven deberían tenerlo muy presente.
Ecl 7:3 Es mejor el llanto que la risa, porque la tristeza tiende a pulirnos.
Ecl 7:4 El que es sabio piensa mucho en la muerte, mientras que el necio sólo piensa en divertirse.
Ecl 7:5 Es mejor ser criticado por un sabio que alabado por un necio.
Ecl 7:6 La risa del necio se apaga enseguida, como los espinos que crepitan en el fuego. Eso tampoco tiene sentido.
Ecl 7:7 La extorsión vuelve necio al sabio, y el soborno corrompe el corazón.
Ecl 7:8 Vale más terminar algo que empezarlo. Vale más la paciencia que el orgullo.
Ecl 7:9 Controla tu carácter, porque el enojo es el distintivo de los necios.
Ecl 7:10 No añores «viejos tiempos»; no es nada sabio.
Ecl 7:11 La sabiduría es aún mejor cuando uno tiene dinero; ambas cosas son de beneficio a lo largo de la vida.
Ecl 7:12 La sabiduría y el dinero abren casi todas las puertas, pero sólo la sabiduría puede salvarte la vida.
Ecl 7:13 Acepta el modo en que Dios hace las cosas, porque, ¿quién puede enderezar lo que él torció?
Ecl 7:14 Disfruta de la prosperidad mientras puedas, pero cuando lleguen los tiempos difíciles, reconoce que ambas cosas provienen de Dios. Recuerda que nada es seguro en esta vida.



LECTURA PARA LA NOCHE

JEREMÍAS 19-22

Jer 19:1 Esto me dijo el SEÑOR: «Ve y compra una vasija de barro. Después pide a algunos de los líderes de tu pueblo y a los sacerdotes que te sigan.
Jer 19:2 Vete por la Puerta de las Ollas Rotas al basurero en el valle de Ben-hinom, y dales este mensaje.
Jer 19:3 Diles: “¡Reyes de Judá y ciudadanos de Jerusalén, escuchen este mensaje del SEÑOR! Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘¡Traeré un terrible desastre a este lugar, y a los que se enteren les zumbarán los oídos!
Jer 19:4 »’Pues Israel me ha abandonado y convirtió este valle en un lugar de maldad. La gente quema incienso a dioses ajenos, ídolos nunca antes conocidos por esta generación ni por sus antepasados ni por los reyes de Judá. Y han llenado este lugar de sangre de niños inocentes.
Jer 19:5 Han construido altares paganos a Baal y allí queman a sus hijos en sacrificio a Baal. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa!
Jer 19:6 Así que, ¡atención!, se acerca la hora —dice el SEÑOR—, cuando ese basurero ya no será llamado más Tofet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza.
Jer 19:7 »’Trastornaré los planes cuidadosos de Judá y Jerusalén. Dejaré que los ejércitos invasores masacren a la gente y dejaré los cadáveres como comida para los buitres y los animales salvajes.
Jer 19:8 Reduciré a ruinas a Jerusalén, y así la haré un monumento a su necedad. Todos los que pasen por allí quedarán pasmados y darán un grito de asombro al ver la destrucción.
Jer 19:9 Me ocuparé de que sus enemigos sitien la ciudad hasta que no haya más comida. Entonces los que queden atrapados adentro se comerán a sus hijos, a sus hijas y a sus amigos. Caerán en una profunda desesperación’ ”.
Jer 19:10 »Jeremías, rompe en pedazos a la vista de estos hombres la vasija que trajiste.
Jer 19:11 Luego diles: “Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: ‘Así como esta vasija está hecha pedazos, así haré pedazos a la gente de Judá y de Jerusalén, de tal manera que no habrá esperanza de reparación. Enterrarán a sus muertos aquí en Tofet, el basurero, hasta que ya no haya más lugar.
Jer 19:12 Esto le haré a este lugar y a su gente, dice el SEÑOR. Haré que esta ciudad sea profanada como Tofet.
Jer 19:13 Efectivamente, todas las casas de Jerusalén —incluso el palacio de los reyes de Judá— quedarán como Tofet, es decir, todas las casas donde quemaron incienso en las azoteas en honor a los astros como si fueran dioses o donde derramaron ofrendas líquidas a sus ídolos’ ”».
Jer 19:14 Después de transmitir el mensaje, Jeremías regresó de Tofet, el basurero, y se detuvo frente al templo del SEÑOR. Allí le dijo a la gente:
Jer 19:15 «Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Traeré desastre sobre esta ciudad y las aldeas vecinas como lo prometí, porque tercamente se negaron a escucharme”».
Jer 20:1 Ahora bien, Pasur, hijo de Imer, el sacerdote encargado del templo del SEÑOR, oyó lo que Jeremías profetizaba.
Jer 20:2 Así que arrestó al profeta Jeremías, ordenó que lo azotaran y que lo pusieran en el cepo junto a la Puerta de Benjamín, en el templo del SEÑOR.
Jer 20:3 Al día siguiente, cuando al fin Pasur lo puso en libertad, Jeremías dijo: «Pasur, el SEÑOR te ha cambiado el nombre. De ahora en adelante serás llamado: “El hombre que vive aterrorizado”* .
Jer 20:4 Pues esto dice el SEÑOR: “Enviaré terror sobre ti y todos tus amigos y verás cuando sean masacrados por las espadas del enemigo. Entregaré al pueblo de Judá en manos del rey de Babilonia. Él los llevará cautivos a Babilonia o los traspasará con la espada;
Jer 20:5 y dejaré que tus enemigos saqueen a Jerusalén. Todos los tesoros famosos de la ciudad —joyas preciosas, el oro y la plata de tus reyes— serán llevados a Babilonia.
Jer 20:6 En cuanto a ti, Pasur, tú y todos los de tu casa irán cautivos a Babilonia. Allí morirán y serán enterrados, tú y todos tus amigos, a quienes profetizaste que todo iría bien”».
Jer 20:7 Oh SEÑOR, me engañaste, y yo me dejé engañar. Eres más fuerte que yo, y me dominaste. Ahora soy objeto de burla todos los días; todos se ríen de mí.
Jer 20:8 Cuando hablo, me brotan las palabras. Grito: «¡Violencia y destrucción!». Así que estos mensajes del SEÑOR me han convertido en objeto de burla.
Jer 20:9 Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al SEÑOR o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!
Jer 20:10 He oído los muchos rumores acerca de mí. Me llaman: «El hombre que vive aterrorizado». Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos». Aun mis viejos amigos me vigilan, esperando que cometa algún error fatal. «Caerá en su propia trampa —dicen—, entonces nos vengaremos de él».
Jer 20:11 No obstante, el SEÑOR está a mi lado como un gran guerrero; ante él mis perseguidores caerán. No pueden derrotarme. Fracasarán y serán totalmente humillados; nunca se olvidará su deshonra.
Jer 20:12 Oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Jer 20:13 ¡Canten al SEÑOR! ¡Alaben al SEÑOR! Pues al pobre y al necesitado los ha rescatado de sus opresores.
Jer 20:14 ¡Sin embargo maldigo el día en que nací! Que nadie celebre el día de mi nacimiento.
Jer 20:15 Maldigo al mensajero que le dijo a mi padre: «¡Buenas noticias! ¡Es un varón!».
Jer 20:16 Que lo destruyan como a las ciudades de la antigüedad que el SEÑOR derribó sin misericordia. Asústenlo todo el día con gritos de batalla,
Jer 20:17 porque no me mató al nacer. ¡Oh, si tan sólo hubiera muerto en el vientre de mi madre, si su cuerpo hubiera sido mi tumba!
Jer 20:18 ¿Por qué habré nacido? Mi vida entera se ha llenado de dificultades, de dolor y de vergüenza.
Jer 21:1 El SEÑOR habló por medio de Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, para hablar con el profeta. Le suplicaron:
Jer 21:2 —Por favor, habla al SEÑOR por nosotros y pídele que nos ayude. El rey Nabucodonosor* está atacando a Judá. Quizá el SEÑOR sea misericordioso y haga un poderoso milagro como lo ha hecho en el pasado. Tal vez obligue a Nabucodonosor a que retire sus ejércitos.
Jer 21:3 Jeremías respondió: —Regresen al rey Sedequías y díganle:
Jer 21:4 “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Haré que tus armas no sirvan contra el rey de Babilonia ni contra los babilonios* que te atacan fuera de tus murallas. Es más, traeré a tus enemigos al mismo corazón de la ciudad.
Jer 21:5 Yo mismo pelearé contra ti con mano fuerte y brazo poderoso porque estoy muy enojado. ¡Me has puesto furioso!
Jer 21:6 Enviaré una plaga terrible sobre esta ciudad y morirán tanto la gente como los animales.
Jer 21:7 Después de todo eso —dice el SEÑOR—, entregaré al rey Sedequías, a sus funcionarios y a todo el que en la ciudad sobreviva a la enfermedad, a la guerra y al hambre, en manos del rey Nabucodonosor de Babilonia y de sus otros enemigos. Él los masacrará y no les mostrará misericordia, piedad o compasión’ ”.
Jer 21:8 «Dile a todo el pueblo: “Esto dice el SEÑOR: ‘¡Elijan entre la vida y la muerte!
Jer 21:9 Todo el que permanezca en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero aquellos que salgan y se entreguen a los babilonios vivirán. ¡Su recompensa será la vida!
Jer 21:10 Pues he decidido traer desastre y no el bien a esta ciudad —dice el SEÑOR—. Será entregada al rey de Babilonia, quien la reducirá a cenizas’ ”.
Jer 21:11 »Dile a la familia real de Judá: “¡Escuchen el mensaje del SEÑOR!
Jer 21:12 Esto dice el SEÑOR a la dinastía de David: »‘¡Hagan justicia cada mañana al pueblo que ustedes juzgan! Ayuden a los que han sufrido robos, rescátenlos de sus opresores. De lo contrario, mi enojo arderá como fuego insaciable debido a todos sus pecados.
Jer 21:13 Yo pelearé personalmente contra el pueblo en Jerusalén, esa poderosa fortaleza, contra el pueblo que se jacta: ‘Nadie puede tocarnos aquí; nadie puede entrar aquí’.
Jer 21:14 Y yo mismo los castigaré por ser tan pecadores, dice el SEÑOR. Prenderé fuego a sus bosques y ese fuego incendiará todo a su alrededor’ ”».
Jer 22:1 Esto me dijo el SEÑOR: «Ve y habla directamente al rey de Judá. Dile:
Jer 22:2 “Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del SEÑOR. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen.
Jer 22:3 Esto dice el SEÑOR: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las viudas. ¡Dejen de matar al inocente!
Jer 22:4 Si me obedecen, siempre habrá un descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. El rey entrará por las puertas del palacio en carros y a caballo, con su corte de ayudantes y súbditos.
Jer 22:5 Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les juro por mi propio nombre —dice el SEÑOR—, que este palacio se convertirá en un montón de escombros’ ”».
Jer 22:6 Ahora bien, esto dice el SEÑOR con respecto al palacio real de Judá: «Te amo tanto como a la fructífera Galaad y como a los verdes bosques del Líbano. Pero te convertiré en un desierto y nadie vivirá dentro de tus muros.
Jer 22:7 Citaré a obreros de demolición, los cuales sacarán sus herramientas para desmantelarte. Arrancarán todas tus selectas vigas de cedro y las echarán al fuego.
Jer 22:8 »Gente de muchas naciones pasará por las ruinas de la ciudad y se dirá el uno al otro: “¿Por qué habrá destruido el SEÑOR esta gran ciudad?”.
Jer 22:9 Y la contestación será: “Porque violaron su pacto con el SEÑOR su Dios al rendir culto a otros dioses”».
Jer 22:10 No lloren por el rey muerto ni lamenten su pérdida. ¡En cambio, lloren por el rey cautivo que se llevan al exilio porque nunca más volverá para ver su tierra natal!
Jer 22:11 Pues esto dice el SEÑOR acerca de Joacaz,* quien sucedió en el trono a su padre, el rey Josías, y fue llevado cautivo: «Él nunca regresará.
Jer 22:12 Morirá en una tierra lejana y nunca más verá su propio país».
Jer 22:13 Y el SEÑOR dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim,* que edifica su palacio con trabajo forzado!* Construye las paredes a base de injusticia, porque obliga a sus vecinos a trabajar, y no les paga por su trabajo.
Jer 22:14 Dice: “Construiré un palacio magnífico con habitaciones enormes y muchas ventanas. Lo revestiré con cedro fragante y lo pintaré de un rojo agradable”.
Jer 22:15 ¡Pero un hermoso palacio de cedro no hace a un gran rey! Josías, tu padre, también tenía mucha comida y bebida; pero él era justo y recto en todo lo que hacía. Por esa razón Dios lo bendijo.
Jer 22:16 Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó, y le fue bien en todo. ¿No es eso lo que significa conocerme? —dice el SEÑOR—.
Jer 22:17 ¡Pero tú, sólo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad! Asesinas al inocente, oprimes al pobre y reinas sin piedad».
Jer 22:18 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR acerca de Joacim, hijo del rey Josías: «El pueblo no llorará por él, lamentandose entre sí: “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”. Sus súbditos no llorarán por él, lamentando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.
Jer 22:19 Será enterrado como un burro muerto: ¡arrastrado fuera de Jerusalén y arrojado fuera de las puertas!
Jer 22:20 Llora por tus aliados en el Líbano; grita por ellos en Basán. Búscalos en las regiones al oriente del río.* Mira, todos han sido destruidos. No quedó nadie para ayudarte.
Jer 22:21 Te lo advertí cuando eras próspero pero respondiste: “¡No me fastidies!”. Has sido así desde tu niñez, ¡nunca me obedeces!
Jer 22:22 Y ahora a tus aliados se los llevará el viento. Todos tus amigos serán llevados cautivos. Seguramente para entonces verás tu maldad y te avergonzarás.
Jer 22:23 Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico, recubierto con madera de cedros del Líbano, pero pronto gemirás con punzadas de angustia, angustia como la de una mujer con dolores de parto.
Jer 22:24 »Tan cierto como que yo vivo —dice el SEÑOR—, te abandonaré, Joaquín,* hijo de Joacim, rey de Judá. Aunque fueras el anillo con mi sello oficial en mi mano derecha, te arrancaría.
Jer 22:25 Te entregaré a los que buscan matarte —a los que tanto temes— al rey Nabucodonosor* de Babilonia y al poderoso ejército babilónico.*
Jer 22:26 Te expulsaré de esta tierra, a ti y a tu madre, y morirás en un país extranjero, no en tu tierra natal.
Jer 22:27 Nunca regresarás a la tierra que añoras.
Jer 22:28 »¿Por qué es este hombre, Joaquín, como una vasija desechada y rota? ¿Por qué serán él y sus hijos exiliados al extranjero?
Jer 22:29 ¡Oh tierra, tierra, tierra! ¡Escucha este mensaje del SEÑOR!
Jer 22:30 Esto dice el SEÑOR: “Que conste en acta que este hombre, Joaquín, no tuvo hijos. Él es un fracasado, porque no tendrá hijos que le sucedan en el trono de David para gobernar a Judá”.

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