APOSENTO ALTO

lunes, 23 de octubre de 2017

LECTURA BÍBLICA 23 DE OCTUBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     7:1-13

Jua 7:1 Después Jesús recorrió la región de Galilea. Quería alejarse de Judea, donde los líderes judíos estaban tramando su muerte.
Jua 7:2 Pero se acercaba el tiempo judío, el Festival de las Enramadas,
Jua 7:3 y los hermanos de Jesús le dijeron: —¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus seguidores puedan ver tus milagros!
Jua 7:4 ¡No puedes hacerte famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas, ¡muéstrate al mundo!
Jua 7:5 Pues ni siquiera sus hermanos creían en él.
Jua 7:6 —Éste no es el mejor momento para que yo vaya —respondió Jesús—, pero ustedes pueden ir cuando quieran.
Jua 7:7 El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero a mí sí me odia, porque yo lo acuso de hacer lo malo.
Jua 7:8 Vayan ustedes; no iré* al festival, porque todavía no ha llegado mi momento.
Jua 7:9 Después de decir esas cosas, se quedó en Galilea.
Jua 7:10 Pero, después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público.
Jua 7:11 Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto.
Jua 7:12 Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente».
Jua 7:13 Pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos.



 1 PEDRO  4:12-19

1Pe 4:12 Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera.
1Pe 4:13 En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo.
1Pe 4:14 Así que alégrense cuando los insulten por ser cristianos,* porque el glorioso Espíritu de Dios* reposa sobre ustedes.*
1Pe 4:15 Sin embargo, si sufren, que no sea por matar, robar, causar problemas o entrometerse en asuntos ajenos.
1Pe 4:16 En cambio, no es nada vergonzoso sufrir por ser cristianos. ¡Alaben a Dios por el privilegio de que los llamen por el nombre de Cristo!
1Pe 4:17 Pues ha llegado el tiempo del juicio, y debe comenzar por la casa de Dios. Y, si el juicio comienza con nosotros, ¿qué terrible destino les espera a los que nunca obedecieron la Buena Noticia de Dios?
1Pe 4:18 Además, «Si el justo a duras penas se salva, ¿qué será de los pecadores que viven sin Dios?»*.
1Pe 4:19 De modo que, si sufren de la manera que agrada a Dios, sigan haciendo lo correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creó, pues él nunca les fallará.

CANTARES 7

Cnt 7:1 * ¡Qué hermosos son tus pies con sandalias! Oh, doncella y princesa. Las curvas de tus muslos son como joyas, la obra de un habilidoso artesano.
Cnt 7:2 Tu ombligo tiene la forma perfecta, como una copa llena de vino mezclado. Entre tus muslos hay un manojo de trigo, rodeado de lirios.
Cnt 7:3 Tus pechos son como dos cervatillos, mellizos de una gacela.
Cnt 7:4 Tu cuello es tan hermoso como una torre de marfil. Tus ojos son como los manantiales cristalinos de Hesbón, junto a la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es tan fina como la torre del Líbano con vista a Damasco.
Cnt 7:5 Tu cabeza es tan majestuosa como el monte Carmelo, y el brillo de tus cabellos irradia realeza. El rey quedó cautivado con tus rizos.
Cnt 7:6 ¡Qué hermosa eres! ¡Qué encantadora, mi amor, qué llena de delicias!
Cnt 7:7 Eres esbelta como una palmera y tus pechos son como los racimos de su fruto.
Cnt 7:8 Dije: «Treparé a la palmera y tomaré su fruto». Que tus pechos sean como racimos de uvas y tu aliento, como la fragancia de manzanas.
Cnt 7:9 Que tus besos sean tan apasionantes como el mejor de los vinos, que se desliza suavemente por los labios y los dientes.*
Cnt 7:10 
La joven

Yo soy de mi amante, y él me declara como suya.
Cnt 7:11 Ven, amor mío, salgamos a las praderas y pasemos la noche entre las flores silvestres.*
Cnt 7:12 Levantémonos temprano y vayamos a los viñedos para ver si brotaron las vides, si ya abrieron las flores, y si las granadas están en flor. Allí te daré mi amor.
Cnt 7:13 Allí las mandrágoras dan su aroma, y los mejores frutos están a nuestra puerta, deleites nuevos y antiguos, que he guardado para ti, amado mío.

LECTURA PARA LA NOCHE

LAMENTACIONES 2

Lam 2:1 En su enojo el Señor cubrió de sombras a la bella Jerusalén.* La más hermosa de las ciudades de Israel yace en el polvo, derrumbada desde las alturas del cielo. En su día de gran enojo el Señor no mostró misericordia ni siquiera con su templo.*
Lam 2:2 El Señor ha destruido sin misericordia todas las casas en Israel.* En su enojo derribó las murallas protectoras de la bella Jerusalén.* Las derrumbó hasta el suelo y deshonró al reino y a sus gobernantes.
Lam 2:3 Toda la fuerza de Israel desaparece ante su ira feroz. El Señor ha retirado su protección durante el ataque del enemigo. Él consume toda la tierra de Israel como un fuego ardiente.
Lam 2:4 Tensa el arco contra su pueblo como si él fuera su enemigo. Utiliza su fuerza contra ellos para matar a sus mejores jóvenes. Su furia se derrama como fuego sobre la bella Jerusalén.*
Lam 2:5 Así es, el Señor venció a Israel como lo hace un enemigo. Destruyó sus palacios y demolió sus fortalezas. Causó dolor y llanto interminable sobre la bella Jerusalén.
Lam 2:6 Derribó su templo como si fuera apenas una choza en el jardín. El SEÑOR ha borrado todo recuerdo de los festivales sagrados y los días de descanso. Ante su ira feroz reyes y sacerdotes caen juntos.
Lam 2:7 El Señor rechazó su propio altar; desprecia su propio santuario. Entregó los palacios de Jerusalén a sus enemigos. Ellos gritan en el templo del SEÑOR como si fuera un día de celebración.
Lam 2:8 El SEÑOR decidió destruir las murallas de la bella Jerusalén. Hizo cuidadosos planes para su destrucción, después los llevó a cabo. Por eso, los terraplenes y las murallas cayeron ante él.
Lam 2:9 Las puertas de Jerusalén se han hundido en la tierra; él rompió sus cerrojos y sus barrotes. Sus reyes y príncipes fueron desterrados a tierras lejanas; su ley dejó de existir. Sus profetas no reciben más visiones de parte del SEÑOR.
Lam 2:10 Los líderes de la bella Jerusalén se sientan en el suelo en silencio; están vestidos de tela áspera y se echan polvo sobre la cabeza. Las jóvenes de Jerusalén bajan la cabeza avergonzadas.
Lam 2:11 Lloré hasta que no tuve más lágrimas; mi corazón está destrozado. Mi espíritu se derrama de angustia al ver la situación desesperada de mi pueblo. Los niños y los bebés desfallecen y mueren en las calles.
Lam 2:12 Claman a sus madres: «¡Necesitamos comida y bebida!». Sus vidas se extinguen en las calles como la de un guerrero herido en la batalla; intentan respirar para mantenerse vivos mientras desfallecen en los brazos de sus madres.
Lam 2:13 ¿Qué puedo decir de ti? ¿Quién ha visto alguna vez semejante dolor? Oh hija de Jerusalén, ¿con qué puedo comparar tu angustia? Oh virgen hija de Sión, ¿cómo puedo consolarte? Pues tu herida es tan profunda como el mar. ¿Quién puede sanarte?
Lam 2:14 Tus profetas han declarado tantas tonterías; son falsas hasta la médula. No te salvaron del destierro exponiendo a la luz tus pecados. Más bien, te pintaron cuadros engañosos y te llenaron de falsas esperanzas.
Lam 2:15 Todos los que pasan por tu camino te abuchean. Insultan a la bella Jerusalén* y se burlan de ella diciendo: «¿Es ésta la ciudad llamada “La más bella del mundo” y “La alegría de la tierra”?».
Lam 2:16 Todos tus enemigos se burlan de ti; se mofan, gruñen y dicen: «¡Por fin la hemos destruido! ¡Hace mucho que esperábamos este día, y por fin llegó!».
Lam 2:17 Sin embargo, es el SEÑOR quien hizo justo lo que se había propuesto; cumplió las promesas de calamidad que hizo hace mucho tiempo. Destruyó a Jerusalén sin misericordia; hizo que sus enemigos se regodearan de ella y sobre ella les dio poder.
Lam 2:18 ¡Lloren a viva voz* delante del Señor, oh murallas de la bella Jerusalén! Que sus lágrimas corran como un río, de día y de noche. No se den descanso; no les den alivio a sus ojos.
Lam 2:19 Levántense durante la noche y clamen. Desahoguen el corazón como agua delante del Señor. Levanten a él sus manos en oración, y rueguen por sus hijos porque en cada calle desfallecen de hambre.
Lam 2:20 «¡Oh SEÑOR, piensa en esto! ¿Debieras tratar a tu propio pueblo de semejante manera? ¿Habrán de comerse las madres a sus propios hijos, a quienes mecieron en sus rodillas? ¿Habrán de ser asesindos los sacerdotes y los profetas dentro del templo del Señor?
Lam 2:21 »Mira cómo yacen en las calles, jóvenes y viejos, niños y niñas, muertos por la espada del enemigo. Los mataste en tu enojo, los masacraste sin misericordia.
Lam 2:22 »Convocaste a los terrores para que vinieran de todas partes, como si los invitaras a un día de fiesta. En el día del enojo del SEÑOR no escapó ni sobrevivió nadie. El enemigo mató a todos los niños que llevé en mis brazos y crié».

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