APOSENTO ALTO

domingo, 24 de diciembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 24 DE DICIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     21:1-14

Jua 21:1 Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea.* Éste es el relato de lo que sucedió.
Jua 21:2 Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo),* Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Jua 21:3 Simón Pedro dijo: —Me voy a pescar. —Nosotros también vamos —dijeron los demás. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.
Jua 21:4 Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era.
Jua 21:5 Les preguntó: —Amigos,* ¿pescaron algo? —No —contestaron ellos.
Jua 21:6 Entonces él dijo: —¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca! Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía.
Jua 21:7 Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.
Jua 21:8 Los otros se quedaron en la barca y arrastraron la pesada red llena de pescados hasta la orilla, porque estaban sólo a unos noventa metros* de la playa.
Jua 21:9 Cuando llegaron, encontraron el desayuno preparado para ellos: pescado a la brasa y pan.
Jua 21:10 «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar» —dijo Jesús.
Jua 21:11 Así que Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la orilla. Había 153 pescados grandes, y aun así la red no se había roto.
Jua 21:12 «¡Ahora acérquense y desayunen!» —dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: «¿Quién eres?». Todos sabían que era el Señor.
Jua 21:13 Entonces Jesús les sirvió el pan y el pescado.
Jua 21:14 Ésa fue la tercera vez que se apareció a sus discípulos después de haber resucitado de los muertos.




 APOCALIPSIS  21

Apo 21:1 Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y también el mar.
Apo 21:2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde la presencia de Dios, como una novia hermosamente vestida para su esposo.
Apo 21:3 Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos.*
Apo 21:4 Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más».
Apo 21:5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: «¡Miren, hago nuevas todas las cosas!». Entonces me dijo: «Escribe esto, porque lo que te digo es verdadero y digno de confianza».
Apo 21:6 También dijo: «¡Todo ha terminado! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. A todo el que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de los manantiales del agua de la vida.
Apo 21:7 Los que salgan vencedores heredarán todas esas bendiciones, y yo seré su Dios, y ellos serán mis hijos.
Apo 21:8 »Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre. Ésta es la segunda muerte».
Apo 21:9 Entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas con las últimas siete plagas se me acercó y me dijo: «¡Ven conmigo! Te mostraré a la novia, la esposa del Cordero».
Apo 21:10 Así que me llevó en el Espíritu* a una montaña grande y alta, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, desde la presencia de Dios.
Apo 21:11 Resplandecía de la gloria de Dios y brillaba como una piedra preciosa, como un jaspe tan transparente como el cristal.
Apo 21:12 La muralla de la ciudad era alta y ancha, y tenía doce puertas vigiladas por doce ángeles. Los nombres de las doce tribus de Israel estaban escritos en las puertas.
Apo 21:13 Había tres puertas a cada lado: al Este, al Norte, al Sur y al Oeste.
Apo 21:14 La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce piedras, las cuales llevaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Apo 21:15 El ángel que hablaba conmigo tenía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.
Apo 21:16 Cuando la midió se dio cuenta de que era cuadrada, que medía lo mismo de ancho que de largo. En realidad, medía 2220 kilómetros de largo, lo mismo de alto y lo mismo de ancho.*
Apo 21:17 Después midió el grosor de las murallas, que eran de sesenta y cinco metros* (según la medida humana que el ángel usó).
Apo 21:18 La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad era de oro puro y tan cristalino como el vidrio.
Apo 21:19 La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce piedras, cada una adornada con una piedra preciosa:* la primera con jaspe, la segunda con zafiro, la tercera con ágata, la cuarta con esmeralda,
Apo 21:20 la quinta con ónice, la sexta con cornalina, la séptima con crisólito, la octava con berilo, la novena con topacio, la décima con crisoprasa, la undécima con jacinto y la duodécima con amatista.
Apo 21:21 Las doce puertas estaban hechas de perlas, ¡cada puerta hecha de una sola perla! Y la calle principal era de oro puro y tan cristalino como el vidrio.
Apo 21:22 No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo.
Apo 21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios ilumina la ciudad, y el Cordero es su luz.
Apo 21:24 Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo entrarán en ella con toda su gloria.
Apo 21:25 Las puertas nunca se cerrarán al terminar el día porque allí no existe la noche.
Apo 21:26 Todas las naciones llevarán su gloria y honor a la ciudad.
Apo 21:27 No se permitirá la entrada a ninguna cosa mala* ni tampoco a nadie que practique la idolatrías y el engaño. Sólo podrán entrar los que tengan su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero.

JOB  41:12-34

Job 41:12 »Quiero hacer hincapié en las extremidades del Leviatán, en su enorme fuerza y en su apariencia tan llena de gracia.
Job 41:13 ¿Quién puede quitarle la piel, y quién puede penetrar su doble capa de armadura?*
Job 41:14 ¿Quién podría abrir sus mandíbulas a la fuerza? ¡Sus dientes dan terror!
Job 41:15 Sus escamas son como hileras de escudos fuertemente selladas.
Job 41:16 Están tan apretadas que el aire no puede pasar entre ellas.
Job 41:17 Cada escama está fuertemente pegada a la siguiente; están entrelazadas y nada puede traspasarlas.
Job 41:18 »Cuando estornuda, ¡lanza destellos de luz! Sus ojos son como el rojo del amanecer.
Job 41:19 De su boca saltan relámpagos; destellan llamas de fuego.
Job 41:20 Humo sale de sus narices como el vapor de una olla calentada al fuego hecho de juncos.
Job 41:21 Su aliento podría encender el carbón, porque de su boca salen llamaradas.
Job 41:22 »La tremenda fuerza del cuello del Leviatán infunde terror dondequiera que va.
Job 41:23 Su carne es dura y firme y no se puede traspasar.
Job 41:24 Su corazón es duro como la roca, duro como piedra de molino.
Job 41:25 Cuando se levanta, los poderosos tienen miedo; el terror se apodera de ellos.
Job 41:26 No hay espada que pueda detenerlo ni lanza, ni dardo, ni jabalina.
Job 41:27 El hierro no es más que paja para esa criatura, y el bronce, madera podrida.
Job 41:28 Las flechas no lo hacen huir; las piedras tiradas con honda son como trocitos de hierba.
Job 41:29 Los garrotes son como una brizna de hierba, y se ríe del silbido de las jabalinas.
Job 41:30 Su vientre está cubierto de escamas tan afiladas como el vidrio; escarba el suelo cuando se arrastra por el barro.
Job 41:31 »El Leviatán hace hervir el agua con su sacudimiento; agita las profundidades como una olla de ungüento.
Job 41:32 Deja en su estela agua reluciente que hace que el mar parezca blanco.
Job 41:33 En la tierra es sin igual, ninguna otra criatura es tan intrépida.
Job 41:34 De todas las criaturas, es la más orgullosa. Es el rey de las bestias».


LECTURA PARA LA NOCHE

ZACARIAS  10-14

Zac 10:1 Pidan al SEÑOR lluvia en la primavera, porque él forma las nubes de tempestad. Y él mandará abundante lluvia de modo que cada campo se convierta en un buen pastizal.
Zac 10:2 Los ídolos caseros dan consejos sin ningún valor, los adivinos predicen sólo mentiras y los que interpretan los sueños dicen falsedades que no dan consuelo. Así que mi pueblo vaga como ovejas perdidas; y las atacan porque no tienen pastor.
Zac 10:3 «Mi ira se enciende contra sus pastores y castigaré a esos líderes.* Pues el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha llegado para cuidar a Judá, su rebaño. Él los hará fuertes y magníficos, como un caballo majestuoso en la batalla.
Zac 10:4 De Judá saldrá la piedra principal, la estaca de la carpa, el arco para la batalla y todos los gobernantes.
Zac 10:5 Serán como guerreros poderosos en batalla, que pisotean a sus enemigos en el lodo debajo de sus pies. Puesto que el SEÑOR está con ellos cuando luchan, hasta derribarán a los jinetes de sus enemigos.
Zac 10:6 »Yo fortaleceré a Judá y salvaré a Israel;* los restauraré a causa de mi compasión. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el SEÑOR su Dios, que escuchará sus lamentos.
Zac 10:7 El pueblo de Israel* será como poderosos guerreros, y sus corazones se alegrarán como si tomaran vino. Sus hijos también verán esto y se alegrarán; sus corazones se gozarán en el SEÑOR.
Zac 10:8 Cuando los llame con un silbido vendrán corriendo, porque los he redimido. De los pocos que queden, volverán a ser tan numerosos como eran antes.
Zac 10:9 Aunque los dispersé como semillas entre las naciones, aun así en tierras lejanas se acordarán de mí. Ellos y sus hijos sobrevivirán y volverán otra vez a Israel.
Zac 10:10 Los traeré de regreso desde Egipto y los recogeré de Asiria. Yo los estableceré otra vez en Galaad y en el Líbano hasta que no haya espacio para todos.
Zac 10:11 Cruzarán a salvo el mar de la angustia,* porque las olas serán contenidas y las aguas del Nilo se secarán. La soberbia de Asiria será aplastada y el dominio de Egipto terminará.
Zac 10:12 Mediante mi poder* haré fuerte a mi pueblo y por mi autoridad irán a donde quieran. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Zac 11:1 Líbano, abre tus puertas, para que el fuego pueda devorar tus bosques de cedro.
Zac 11:2 Lloren, ustedes cipreses, por todos los cedros arruinados; han caído los más majestuosos. Lloren, ustedes robles de Basán, porque los tupidos bosques han sido talados.
Zac 11:3 Escuchen el gemido de los pastores porque se destruyeron sus abundantes pastizales. Oigan rugir a los leones jóvenes porque se arruinaron sus matorrales en el valle del Jordán.
Zac 11:4 El SEÑOR mi Dios dice: «Ve y cuida del rebaño que está destinado para el matadero.
Zac 11:5 Los compradores matan a las ovejas sin remordimiento. Los vendedores dicen: “¡Gloria al SEÑOR! ¡Ahora soy rico!”. Ni siquiera los pastores tienen compasión de las ovejas.
Zac 11:6 De la misma manera, ya no tendré compasión de la gente de la tierra —dice el SEÑOR—. Permitiré que uno caiga en manos del otro y en manos de su rey. Convertirán la tierra en un desierto y yo no los rescataré».
Zac 11:7 Así que cuidé el rebaño destinado al matadero, el rebaño que fue oprimido. Entonces tomé dos varas de pastor y a una nombré Favor y a la otra Unión.
Zac 11:8 En un solo mes me deshice de los tres pastores malvados. Sin embargo, perdí la paciencia con estas ovejas y ellas también me odiaron.
Zac 11:9 Así que les dije: «Ya no seré su pastor. Si se mueren, que se mueran. Si las matan, que las maten. ¡Y que las sobrevivientes se devoren unas a otras!».
Zac 11:10 Entonces tomé mi vara llamada Favor y la partí en dos para mostrar que había revocado el pacto que había hecho con todas las naciones.
Zac 11:11 Así terminó mi pacto con ellas. El sufrido rebaño me miraba y sabían que el SEÑOR hablaba por medio de mis acciones.
Zac 11:12 Así que les dije: «Si les parece bien, páguenme lo que consideren que merezco; pero sólo si quieren». Entonces ellos valuaron mi pago en treinta piezas de plata.
Zac 11:13 Luego el SEÑOR me dijo: «Arrójalas al alfarero* », ¡esta magnífica cantidad con que me valuaron! Así que tomé las treinta monedas y las lancé al alfarero en el templo del SEÑOR.
Zac 11:14 Después tomé mi otra vara, Unión, y la partí en dos para mostrar que el lazo de unidad entre Judá e Israel estaba roto.
Zac 11:15 Entonces el SEÑOR me dijo: «Ve nuevamente e interpreta el papel de pastor irresponsable.
Zac 11:16 Así ilustrarás que le daré a esta nación un pastor que no cuidará de las que están muriendo, ni protegerá a las pequeñas,* ni sanará a las heridas, ni alimentará a las sanas. Al contrario, este pastor se comerá la carne de las ovejas más gordas y les arrancará las pezuñas.
Zac 11:17 »¡Qué aflicción le espera a este pastor despreciable que abandona el rebaño! La espada cortará su brazo y perforará su ojo derecho. Su brazo quedará inútil y su ojo derecho completamente ciego».
Zac 12:1 Este* mensaje vino del SEÑOR con respecto al destino de Israel: «El siguiente mensaje es del SEÑOR, quien extendió los cielos, puso los cimientos de la tierra y formó el espíritu humano.
Zac 12:2 Haré que Jerusalén sea como una bebida embriagante que causa que las naciones vecinas se tambaleen cuando envíen a sus ejércitos para sitiar a Jerusalén y a Judá.
Zac 12:3 En aquel día yo convertiré a Jerusalén en una roca inamovible. Todas las naciones se reunirán en contra de ella para tratar de moverla, pero sólo se herirán a sí mismas.
Zac 12:4 »En aquel día —dice el SEÑOR— haré que todos los caballos se espanten y que todos los jinetes pierdan el valor. Vigilaré a la gente de Judá, pero cegaré los caballos de sus enemigos.
Zac 12:5 Los clanes de Judá se dirán a sí mismos: “El pueblo de Jerusalén ha encontrado fuerzas en su Dios, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales”.
Zac 12:6 »En aquel día yo haré que los clanes de Judá sean como una llama que le prende fuego a un montón de leña o como una antorcha encendida entre los manojos de grano. Destruirán con fuego a las naciones vecinas a la derecha y a la izquierda, mientras la gente que vive en Jerusalén permanecerá segura.
Zac 12:7 »El SEÑOR dará primero la victoria al resto de Judá, antes que a Jerusalén, para que el pueblo de Jerusalén y el linaje real de David no tengan mayor honor que el resto de Judá.
Zac 12:8 En aquel día el SEÑOR defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del SEÑOR que va delante de ellos!
Zac 12:9 Pues en aquel día comenzaré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén.
Zac 12:10 »Entonces derramaré un espíritu* de gracia y oración sobre la familia de David y sobre los habitantes de Jerusalén. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán duelo por él como por un hijo único. Se lamentarán amargamente como quien llora la muerte de un primer hijo varón.
Zac 12:11 El dolor y el luto en Jerusalén serán tan grandes como el duelo por Hadad-rimón en el valle de Meguido.
Zac 12:12 »Todo Israel hará duelo, cada clan por su lado, los esposos separados de sus esposas. El clan de David llorará solo, como lo hará el clan de Natán,
Zac 12:13 el clan de Leví y el clan de Simei.
Zac 12:14 Cada clan sobreviviente de Judá se lamentará por separado, y los esposos separados de sus esposas.
Zac 13:1 »En aquel día brotará un manantial para la dinastía de David y para el pueblo de Jerusalén; una fuente que los limpiará de todos sus pecados e impurezas.
Zac 13:2 »En aquel día —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales— borraré el culto a ídolos en toda la tierra, para que se olviden hasta de los nombres de esos ídolos. Quitaré de la tierra tanto a los falsos profetas como al espíritu de impureza que los acompañaba.
Zac 13:3 Si alguno continúa profetizando, su propio padre y madre le dirán: “Debes morir, porque has profetizado mentiras en el nombre del SEÑOR”. Entonces, mientras esté profetizando, su propio padre y madre lo apuñalarán.
Zac 13:4 »En aquel día la gente se avergonzará de decir que tiene el don profético. Nadie se hará pasar por profeta vistiéndose con ropa de profeta.
Zac 13:5 Dirá: “Yo no soy profeta; soy agricultor. Comencé a trabajar para un agricultor en mi niñez”.
Zac 13:6 Y si alguien pregunta: “¿Entonces qué de esas heridas en tu pecho?”.* Él responderá: “¡Me hirieron en casa de mis amigos!”.
Zac 13:7 »Despierta, oh espada, contra mi pastor, el hombre quien es mi compañero —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—. Mata al pastor, y las ovejas se dispersarán y me volveré contra los corderos.
Zac 13:8 Dos tercios de los habitantes del país serán cortados y morirán —dice el SEÑOR—. Pero quedará un tercio en el país.
Zac 13:9 A este último grupo lo pasaré por el fuego y los haré puros. Los refinaré como se refina la plata y los purificaré como se purifica el oro. Invocarán mi nombre y yo les responderé. Les diré: “Este es mi pueblo”, y ellos dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios”».
Zac 14:1 ¡Atención, viene el día del SEÑOR, cuando tus posesiones serán saqueadas frente a ti!
Zac 14:2 Reuniré a todas las naciones para que peleen contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la población será llevada al cautiverio y al resto la dejarán entre las ruinas de la ciudad.
Zac 14:3 Luego el SEÑOR saldrá a pelear contra esas naciones, como lo hizo en tiempos pasados.
Zac 14:4 En aquel día sus pies estarán sobre el monte de los Olivos, al oriente de Jerusalén. Entonces el monte de los Olivos se partirá, formando un extenso valle del este al oeste. La mitad del monte se desplazará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.
Zac 14:5 Ustedes huirán por ese valle, porque llegará hasta Azal.* Así es, huirán como lo hicieron durante el terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el SEÑOR mi Dios y todos sus santos con él.*
Zac 14:6 En aquel día las fuentes de luz no brillarán más.*
Zac 14:7 Sin embargo, ¡la luz del día será perpetua! Sólo el SEÑOR sabe cómo esto podría suceder. No habrá días y noches como de costumbre, porque en las horas nocturnas todavía habrá luz.
Zac 14:8 En aquel día fluirán desde Jerusalén aguas que dan vida, la mitad hacia el mar Muerto y la otra mitad hacia el Mediterráneo;* brotarán continuamente, tanto en el verano como en el invierno.
Zac 14:9 El SEÑOR será rey sobre toda la tierra. En aquel día habrá un solo SEÑOR y únicamente su nombre será adorado.
Zac 14:10 Toda la tierra desde Geba, al norte de Judá, hasta Rimón, al sur de Jerusalén, se convertirá en una inmensa llanura. Pero Jerusalén será levantada en su lugar original y estará poblada desde la Puerta de Benjamín hasta el sitio de la puerta vieja, luego hasta la Puerta de la Esquina, y desde la Torre de Hananeel hasta las prensas de vino del rey.
Zac 14:11 Entonces Jerusalén, por fin a salvo, se llenará de gente y nunca más será maldecida ni destruida.
Zac 14:12 Luego el SEÑOR enviará una plaga sobre todas las naciones que pelearon contra Jerusalén. Sus habitantes llegarán a ser como cadáveres ambulantes, la carne se les pudrirá. Se les pudrirán los ojos en sus cuencas y la lengua en la boca.
Zac 14:13 En aquel día sentirán terror, agobiados por el SEÑOR con un terrible pánico. Pelearán contra sus vecinos mano a mano.
Zac 14:14 También Judá peleará en Jerusalén. Tomarán las riquezas de todas las naciones vecinas: grandes cantidades de oro, plata y ropa costosa.
Zac 14:15 Esta misma plaga atacará a caballos, mulas, camellos, asnos y demás animales de los campos enemigos.
Zac 14:16 A fin de cuentas, los enemigos de Jerusalén que sobrevivan a la plaga, subirán a Jerusalén cada año para adorar al Rey, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, y para celebrar el Festival de las Enramadas.
Zac 14:17 Toda nación que se niegue a ir a Jerusalén para adorar al Rey, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, no recibirá lluvia.
Zac 14:18 Si el pueblo de Egipto se niega a asistir al festival, el SEÑOR lo castigará con la misma plaga que envió sobre las otras naciones que se negaron a ir.
Zac 14:19 Egipto y las demás naciones serán castigadas si no van para celebrar el Festival de las Enramadas.
Zac 14:20 En aquel día hasta en los cascabeles del arnés de los caballos se inscribirán estas palabras: CONSAGRADO AL SEÑOR. Las ollas de cocina en el templo del SEÑOR serán tan sagradas como los tazones que se usan al lado del altar.
Zac 14:21 De hecho, toda olla de cocina en Jerusalén y Judá será consagrada al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. Todo el que venga a adorar tendrá plena libertad de usar cualquiera de estas ollas para cocinar sus sacrificios. En aquel día no habrá más comerciantes* en el templo del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

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