APOSENTO ALTO

lunes, 11 de diciembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 11 DE DICIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     17:6-19

Jua 17:6 »Te he dado a conocer* a los que me diste de este mundo. Siempre fueron tuyos. Tú me los diste, y ellos han obedecido tu palabra.
Jua 17:7 Ahora saben que todo lo que tengo es un regalo que proviene de ti,
Jua 17:8 porque les he transmitido el mensaje que me diste. Ellos aceptaron el mensaje y saben que provine de ti y han creído que tú me enviaste.
Jua 17:9 »Mi oración no es por el mundo, sino por los que me has dado, porque te pertenecen.
Jua 17:10 Todos los que son míos te pertenecen, y me los has dado, para que me den gloria.
Jua 17:11 Ahora me voy del mundo; ellos se quedan en este mundo, pero yo voy a ti. Padre santo, tú me has dado tu nombre;* ahora protégelos con el poder de tu nombre para que estén unidos como lo estamos nosotros.
Jua 17:12 Durante el tiempo que estuve aquí, los protegí con el poder del nombre que me diste.* Los cuidé para que ni uno solo se perdiera, excepto el que va camino a la destrucción como predijeron las Escrituras.
Jua 17:13 »Ahora voy a ti. Mientras estuve con ellos en este mundo, les dije muchas cosas para que estuvieran llenos de mi alegría.
Jua 17:14 Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo.
Jua 17:15 No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.
Jua 17:16 Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo.
Jua 17:17 Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad.
Jua 17:18 Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo.
Jua 17:19 Y me entrego por ellos como un sacrificio santo, para que tu verdad pueda hacerlos santos.



 APOCALIPSIS  8

Apo 8:1 Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo,* hubo silencio por todo el cielo durante una media hora.
Apo 8:2 Vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas.
Apo 8:3 Entonces vino otro ángel con un recipiente de oro para quemar incienso y se paró ante el altar. Se le dio una gran cantidad de incienso para mezclarlo con las oraciones del pueblo de Dios como una ofrenda sobre el altar de oro delante del trono.
Apo 8:4 El humo del incienso, mezclado con las oraciones del pueblo santo de Dios, subió hasta la presencia de Dios desde el altar donde el ángel lo había derramado.
Apo 8:5 Entonces el ángel llenó el recipiente para quemar incienso con fuego del altar y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos con gran estruendo, relámpagos y un gran terremoto.
Apo 8:6 Entonces los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para hacerlas sonar.
Apo 8:7 El primer ángel tocó su trompeta, y granizo y fuego mezclados con sangre fueron lanzados sobre la tierra. Se incendió la tercera parte de la tierra, y se quemó la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.
Apo 8:8 Entonces el segundo ángel tocó su trompeta, y una gran montaña de fuego fue lanzada al mar. La tercera parte de las aguas del mar se convirtió en sangre,
Apo 8:9 y murió la tercera parte de todos los seres que viven en el mar, también fue destruida la tercera parte de todos los barcos.
Apo 8:10 Entonces el tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella cayó del cielo, ardiendo como una antorcha. Cayó sobre una tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de agua.
Apo 8:11 El nombre de la estrella era Amargura.* Hizo que la tercera parte de las aguas se volviera amarga, y mucha gente murió por beber de esa agua amarga.
Apo 8:12 Entonces el cuarto ángel tocó su trompeta, y se dañó la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, y se oscurecieron. Así que la tercera parte del día quedó sin luz, y también la tercera parte de la noche.
Apo 8:13 Entonces miré, y oí la voz de un águila que cruzaba los cielos gritando fuerte: «¡Terror, terror, terror para todos los habitantes de este mundo por lo que vendrá cuando los últimos tres ángeles toquen sus trompetas!».


JOB  33:1-11

Job 33:1 »Job, escucha mis palabras; presta atención a lo que tengo que decir.
Job 33:2 Ahora que he comenzado a hablar, déjame continuar.
Job 33:3 Hablo con toda sinceridad; digo la verdad.
Job 33:4 El Espíritu de Dios me ha creado, y el aliento del Todopoderoso me da vida.
Job 33:5 Respóndeme, si puedes; presenta tu argumento y define tu posición.
Job 33:6 Mira, tú y yo, ambos, pertenecemos a Dios; yo también fui formado del barro.
Job 33:7 Así que no tienes que tenerme miedo; no seré duro contigo.
Job 33:8 »Tú has hablado en mi presencia y he escuchado tus propias palabras.
Job 33:9 Dijiste: “Yo soy puro; no tengo pecado; soy inocente; no tengo culpa.
Job 33:10 Dios busca pleito conmigo y me considera su enemigo.
Job 33:11 Él puso mis pies en el cepo y vigila todos mis movimientos”.


LECTURA PARA LA NOCHE

AMÓS  7-9

Amó 7:1 El SEÑOR Soberano me mostró una visión. Lo vi preparándose para enviar una enorme nube de langostas sobre la tierra. Esto ocurrió después de que la parte de la cosecha del rey había sido recolectada, pero cuando se acercaba la cosecha principal.
Amó 7:2 En mi visión las langostas se comieron todo lo verde que se veía. Entonces dije: —Oh Soberano SEÑOR, por favor perdónanos o no sobreviviremos, porque Israel* es tan pequeño.
Amó 7:3 Así que el SEÑOR se retractó de ese plan y dijo: —No lo haré.
Amó 7:4 Después el SEÑOR Soberano me mostró otra visión. Lo vi preparándose para castigar a su pueblo con un gran fuego. El fuego había quemado las profundidades del mar e iba devorando toda la tierra.
Amó 7:5 Entonces dije: —Oh Soberano SEÑOR, por favor detente o no sobreviviremos, porque Israel es tan pequeño.
Amó 7:6 Entonces el SEÑOR también se retractó de ese plan. —Tampoco lo haré —dijo el SEÑOR Soberano.
Amó 7:7 Luego me mostró otra visión. Vi al Señor de pie al lado de una pared que se había construido usando una plomada. Usaba la plomada para ver si aún estaba derecha.
Amó 7:8 Entonces el SEÑOR me dijo: —Amós, ¿qué ves? —Una plomada —contesté. Y el Señor respondió: —Probaré a mi pueblo con esta plomada. Ya no pasaré por alto sus pecados.
Amó 7:9 Los altares paganos de sus antepasados* quedarán en ruinas y los santuarios de Israel serán destruidos; acabaré de forma repentina con la dinastía del rey Jeroboam.
Amó 7:10 Luego Amasías, el sacerdote de Betel, mandó un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: «¡Amós está tramando una conspiración contra usted, aquí mismo en el umbral de su casa! Lo que él dice es intolerable.
Amó 7:11 Anda diciendo: “Pronto matarán a Jeroboam y el pueblo de Israel será enviado al destierro”».
Amó 7:12 Entonces Amasías envió órdenes a Amós: —¡Vete de aquí, profeta! ¡Regresa a la tierra de Judá y gánate la vida profetizando allí!
Amó 7:13 No nos molestes con tus profecías aquí en Betel. ¡Este es el santuario del rey y el lugar nacional de culto!
Amó 7:14 Pero Amós contestó: —No soy profeta profesional ni fui entrenado para serlo.* No soy más que un pastor de ovejas y cultivador de las higueras sicómoros.
Amó 7:15 Sin embargo, el SEÑOR me llamó y me apartó de mi rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo en Israel”.
Amó 7:16 Ahora bien, escuchen este mensaje del SEÑOR: “Tú dices: ‘No profetices contra Israel. Deja de predicar contra mi pueblo’.*
Amó 7:17 Pero esto es lo que dice el SEÑOR: ‘Tu esposa se convertirá en prostituta en esta ciudad y a tus hijos y a tus hijas los matarán. Tu tierra será repartida y tú morirás en tierra extranjera. Con toda seguridad el pueblo de Israel irá cautivo al destierro, lejos de su patria’ ”.
Amó 8:1 Entonces el SEÑOR Soberano me mostró otra visión. Esta vez vi una cesta llena de fruta madura.
Amó 8:2 —¿Qué ves, Amós? —me preguntó. —Una cesta repleta de fruta madura —contesté. Entonces el SEÑOR dijo: —Al igual que esta fruta, ¡Israel está maduro para el castigo! No volveré a demorar su castigo.
Amó 8:3 En aquel día el canto en el templo se convertirá en lamento. Habrá cadáveres tirados por todas partes. Serán llevados fuera de la ciudad en silencio. ¡Yo, el SEÑOR Soberano, he hablado!
Amó 8:4 ¡Escuchen esto, ustedes que roban al pobre y pisotean al necesitado!
Amó 8:5 Ustedes no se aguantan a que termine el día de descanso y a que se acaben los festivales religiosos para volver a estafar al desamparado. Pesan el grano con medidas falsas y estafan al comprador con balanzas fraudulentas.*
Amó 8:6 Y el grano que venden lo mezclan con los deshechos barridos del piso. Por una moneda de plata o un par de sandalias, convierten en esclavos a los pobres.
Amó 8:7 Ahora el SEÑOR ha hecho este juramento por su propio nombre, el Orgullo de Israel:* «¡Nunca olvidaré las cosas perversas que han hecho!
Amó 8:8 La tierra temblará a causa de sus acciones y todos harán duelo. La tierra subirá como el río Nilo en tiempo de inundaciones; se levantará y volverá a hundirse.
Amó 8:9 »En aquel día —dice el SEÑOR Soberano— haré que el sol se ponga al mediodía y que en pleno día se oscurezca la tierra.
Amó 8:10 Convertiré sus celebraciones en lamentos y su cantar en llanto. Se vestirán de luto y se raparán la cabeza en señal de dolor, como si su único hijo hubiera muerto. ¡Qué tan amargo será ese día!
Amó 8:11 »Ciertamente se acerca la hora —dice el SEÑOR Soberano— cuando enviaré hambre a la tierra, no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del SEÑOR.
Amó 8:12 La gente deambulará de mar a mar y vagará de frontera a frontera* en busca de la palabra del SEÑOR, pero no la encontrarán.
Amó 8:13 En aquel día, las jóvenes hermosas y los muchachos fuertes se desmayarán, sedientos por la palabra del SEÑOR.
Amó 8:14 Y los que juran por los vergonzosos ídolos de Samaria, los que hacen juramentos en nombre del dios de Dan y votos en nombre del dios de Beerseba,* todos caerán y nunca más se levantarán».
Amó 9:1 Entonces vi una visión del Señor, quien estaba de pie junto al altar y dijo: «Golpea la parte superior de las columnas del templo para que los cimientos se sacudan. Derriba el techo sobre las cabezas de la gente. Mataré a espada a los que sobrevivan. ¡Nadie escapará!
Amó 9:2 »Aunque caven hasta el lugar de los muertos,* allí descenderé y los sacaré. Aunque suban hasta los cielos, de allí los derribaré.
Amó 9:3 Aunque se escondan en la cumbre del monte Carmelo, allí los buscaré y los capturaré. Aunque se oculten en el fondo del océano, enviaré tras ellos a la serpiente marina para que los muerda.
Amó 9:4 Aunque sus enemigos los lleven al destierro, ordenaré a la espada que allí los mate. Estoy decidido a traerles desastre y no a ayudarlos».
Amó 9:5 El Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, toca la tierra y ésta se derrite, y todos sus habitantes lloran. La tierra sube como el río Nilo en tiempo de inundaciones, y luego vuelve a hundirse.
Amó 9:6 El hogar del SEÑOR llega hasta los cielos, mientras que sus cimientos están en la tierra. Él levanta agua de los océanos y la vierte como lluvia sobre la tierra. ¡El SEÑOR es su nombre!
Amó 9:7 «Israelitas, ¿son ustedes más importantes para mí que los etíopes?* —pregunta el SEÑOR—. Saqué a Israel de Egipto, pero también traje a los filisteos de Creta* y a los arameos de Kir.
Amó 9:8 »Yo, el SEÑOR Soberano, estoy vigilando a esta nación pecaminosa de Israel y la destruiré de la faz de la tierra. Sin embargo, nunca destruiré por completo a la familia de Israel* —dice el SEÑOR—.
Amó 9:9 Pues daré la orden y sacudiré a Israel junto con las demás naciones como se sacude el grano en un cernidor, sin embargo, ningún grano verdadero se perderá.
Amó 9:10 En cambio, todos los pecadores morirán a filo de espada, esos que dicen: “Nada malo nos sucederá”.
Amó 9:11 »En aquel día restauraré la casa caída* de David. Repararé sus muros dañados. De las ruinas, la reedificaré y restauraré su gloria anterior.
Amó 9:12 Israel poseerá lo que quede de Edom y todas las naciones que he llamado a ser mías».* El SEÑOR ha hablado y cumplirá estas cosas.
Amó 9:13 «Llegará el día —dice el SEÑOR— en el que el grano y las uvas crecerán más rápido de lo que puedan ser cosechados. ¡Entonces los viñedos en las terrazas de las colinas de Israel destilarán vino dulce!
Amó 9:14 Traeré a mi pueblo Israel de su cautiverio en tierras lejanas; reedificarán sus ciudades que están en ruinas y nuevamente vivirán en ellas. Plantarán viñedos y huertos, comerán sus cosechas y beberán su vino.
Amó 9:15 Los plantaré firmemente allí en su propia tierra. Nunca más serán desarraigados de la tierra que yo les di», dice el SEÑOR tu Dios.

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