APOSENTO ALTO

sábado, 23 de diciembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 23 DE DICIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     20:24-31

Jua 20:24 Tomás, uno de los doce discípulos (al que apodaban el Gemelo),* no estaba con los otros cuando llegó Jesús.
Jua 20:25 Ellos le contaron: —¡Hemos visto al Señor! Pero él respondió: —No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado.
Jua 20:26 Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esa vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo: «La paz sea con ustedes».
Jua 20:27 Entonces le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree!
Jua 20:28 —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás.
Jua 20:29 Entonces Jesús le dijo: —Tú crees porque me has visto, benditos los que creen sin verme.
Jua 20:30 Los discípulos vieron a Jesús hacer muchas otras señales milagrosas además de las registradas en este libro.
Jua 20:31 Pero éstas se escribieron para que ustedes sigan creyendo* que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.



 APOCALIPSIS  20

Apo 20:1 Luego vi a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo sin fondo* y una pesada cadena en la mano.
Apo 20:2 Sujetó con fuerza al dragón —la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás —y lo encadenó por mil años.
Apo 20:3 El ángel lo lanzó al abismo sin fondo y lo encerró con llave para que Satanás no pudiera engañar más a las naciones hasta que se cumplieran los mil años. Pasado ese tiempo, debe ser soltado por un poco de tiempo.
Apo 20:4 Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquéllos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.
Apo 20:5 Ésta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años).
Apo 20:6 Benditos y santos son aquéllos que forman parte de la primera resurrección, porque la segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años.
Apo 20:7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión.
Apo 20:8 Saldrá para engañar a las naciones —llamadas Gog y Magog —por todos los extremos de la tierra. Las reunirá a todas para la batalla: un poderoso ejército tan incalculable como la arena de la orilla del mar.
Apo 20:9 Y los vi cuando subían por toda la anchura de la tierra y rodeaban al pueblo de Dios y la ciudad amada. Pero cayó fuego del cielo sobre el ejército que atacaba y lo consumió.
Apo 20:10 Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.
Apo 20:11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.
Apo 20:12 Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el Libro de la Vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros.
Apo 20:13 El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba* también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho.
Apo 20:14 Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte.
Apo 20:15 Y todo el que no tenía su nombre registrado en el Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego.

JOB  41:1-11

Job 40:1 Entonces el SEÑOR dijo a Job:
Job 40:2 «¿Todavía quieres discutir con el Todopoderoso? Tú criticas a Dios, pero ¿tienes las respuestas?».
Job 40:3 Entonces Job respondió al SEÑOR:
Job 40:4 «No soy nada, ¿cómo podría yo encontrar las respuestas? Me taparé la boca con la mano.
Job 40:5 Ya hablé demasiado; no tengo nada más que decir».
Job 40:6 Luego el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino:
Job 40:7 «Prepárate, muestra tu hombría porque tengo algunas preguntas para ti y tendrás que contestarlas.
Job 40:8 »¿Pondrás en duda mi justicia y me condenarás sólo para probar que tienes razón?
Job 40:9 ¿Acaso eres tan fuerte como Dios? ¿Puede tronar tu voz como la suya?
Job 40:10 Bien, vístete de tu gloria y esplendor, de tu honor y majestad.
Job 40:11 Da rienda suelta a tu enojo; deja que se derrame contra los orgullosos.
Job 40:12 Humíllalos con una mirada; pisa a los malvados allí donde están.
Job 40:13 Entiérralos en el polvo; enciérralos en el mundo de los muertos.
Job 40:14 Entonces hasta yo te elogiaría, porque tu propia fuerza te podría salvar.
Job 40:15 »Echa un vistazo al Behemot,* a quien hice, al igual que a ti. Come hierba como un buey.
Job 40:16 Mira qué fuertes son sus lomos y los músculos de su vientre.
Job 40:17 Su rabo es tan fuerte como un cedro; los tendones de sus muslos se entrelazan.
Job 40:18 Sus huesos son tubos de bronce; sus extremidades son barras de hierro.
Job 40:19 Es un excelente ejemplo de la obra de Dios, y sólo su Creador puede amenazarlo.
Job 40:20 Las montañas le ofrecen su mejor alimento, donde juegan los animales salvajes.
Job 40:21 Se tiende bajo los lotos* donde los juncos del pantano lo esconden.
Job 40:22 Las plantas de loto le dan sombra entre los sauces junto al arroyo.
Job 40:23 El río tempestuoso no le molesta, ni le preocupa cuando el creciente Jordán se arremolina a su alrededor.
Job 40:24 Nadie puede sorprenderlo con la guardia baja ni ponerle un aro en la nariz para llevárselo.


LECTURA PARA LA NOCHE

ZACARIAS  6-9

Zac 6:1 Entonces levanté la mirada otra vez y vi cuatro carros de guerra que salían de entre dos montañas de bronce.
Zac 6:2 El primer carro era tirado por caballos rojos, el segundo por caballos negros,
Zac 6:3 el tercero por caballos blancos y el cuarto por poderosos caballos tordos.
Zac 6:4 —¿Y qué son éstos, mi señor? —le pregunté al ángel que hablaba conmigo.
Zac 6:5 —Son los cuatro espíritus* del cielo que están delante del Señor de toda la tierra —el ángel contestó—. Ellos salen a hacer su trabajo.
Zac 6:6 El carro con caballos negros va al norte, el carro con caballos blancos va al occidente* y el carro con caballos tordos va al sur.
Zac 6:7 Los poderosos caballos estaban ansiosos por salir a vigilar la tierra. Así que el SEÑOR dijo: «¡Vayan y vigilen la tierra!». Entonces salieron de inmediato a hacer el recorrido.
Zac 6:8 Luego el SEÑOR me llamó y me dijo: «Mira, los que fueron al norte han desahogado el enojo de mi Espíritu* allí en la tierra del norte».
Zac 6:9 Entonces recibí otro mensaje del SEÑOR:
Zac 6:10 «Heldai, Tobías, y Jedaías traerán obsequios de plata y oro de los judíos desterrados en Babilonia. En cuanto lleguen, encuéntrate con ellos en la casa de Josías, hijo de Sofonías.
Zac 6:11 »Acepta sus obsequios y, con la plata y el oro, haz una corona.* Entonces coloca la corona en la cabeza de Jesúa* hijo de Josadac, el sumo sacerdote.
Zac 6:12 Dile: “El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales declara: ‘Este es el hombre llamado la Rama. Él echará ramas desde donde está y construirá el templo del SEÑOR’ ”.
Zac 6:13 Así es, él construirá el templo del SEÑOR. Entonces recibirá el honor real y desde su trono gobernará como rey; también desde su trono servirá como sacerdote* y habrá armonía perfecta entre sus dos oficios.
Zac 6:14 »La corona servirá de recordatorio en el templo del SEÑOR en reconocimiento a quienes la obsequiaron: Heldai,* Tobías, Jedaías y Josías,* hijo de Sofonías».
Zac 6:15 Vendrá gente desde tierras lejanas a reedificar el templo del SEÑOR. Cuando esto ocurra, ustedes sabrán que mis mensajes vinieron del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. Todo esto sucederá si ustedes se aseguran de obedecer lo que dice el SEÑOR su Dios.
Zac 7:1 El 7 de diciembre* del cuarto año del reinado del rey Darío, el SEÑOR le dio otro mensaje a Zacarías.
Zac 7:2 El pueblo de Betel había enviado a Sarezer y a Regem-melec,* junto con sus asistentes, para buscar el favor del SEÑOR.
Zac 7:3 Les encargaron hacer la siguiente pregunta a los profetas y a los sacerdotes del templo del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «¿Debemos continuar de luto y ayuno cada verano en el aniversario de la destrucción del templo,* como lo hemos estado haciendo durante muchos años?».
Zac 7:4 En respuesta, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales me envió este mensaje:
Zac 7:5 «Diles a tu pueblo y a tus sacerdotes: “Durante estos setenta años de destierro, cuando ayunaban y se vestían de luto en el verano y a comienzos del otoño,* ¿hacían los ayunos realmente para mí?
Zac 7:6 Incluso ahora, cuando comen y beben en sus festivales santos, ¿no lo hacen para complacerse a sí mismos?
Zac 7:7 ¿No es éste el mismo mensaje del SEÑOR que los profetas proclamaron en años anteriores cuando Jerusalén y los pueblos de Judá estaban llenos de gente y el Neguev y las colinas de Judá* estaban bien poblados?”».
Zac 7:8 Luego Zacarías recibió este mensaje del SEÑOR:
Zac 7:9 «El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: juzguen con imparcialidad y muestren compasión y bondad el uno por el otro.
Zac 7:10 No opriman a las viudas ni a los huérfanos ni a los extranjeros ni a los pobres. Tampoco tramen el mal unos contra otros.
Zac 7:11 »Sus antepasados se negaron a escuchar este mensaje. Volvieron la espalda tercamente y se taparon los oídos para no oír.
Zac 7:12 Endurecieron su corazón como la piedra para no oír las instrucciones ni los mensajes que el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales les había enviado por su Espíritu por medio de los antiguos profetas. Por eso el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales se enojó tanto con ellos.
Zac 7:13 »Así como ellos se negaron a escuchar cuando los llamé, tampoco yo los escuché cuando clamaron a mí —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—.
Zac 7:14 Como con un torbellino, los dispersé entre las naciones lejanas, donde vivieron como extranjeros. La tierra quedó tan desolada que nadie pasaba por allí. ¡Convirtieron su hermosa tierra en un desierto!».
Zac 8:1 Entonces el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales me dio otro mensaje:
Zac 8:2 «El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: mi amor por el monte Sión es intenso y ferviente, ¡me consume la pasión por Jerusalén!
Zac 8:3 »Ahora dice el SEÑOR: regresaré al monte Sión y viviré en Jerusalén. Entonces Jerusalén se llamará la Ciudad Fiel; el monte del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales se llamará Monte Santo.
Zac 8:4 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: nuevamente los ancianos y las ancianas caminarán por las calles de Jerusalén apoyados en sus bastones y se sentarán juntos en las plazas de la ciudad,
Zac 8:5 y las calles de la ciudad se llenarán de niños y niñas que juegan.
Zac 8:6 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: ahora todo esto puede parecerles imposible, a ustedes que son el pequeño remanente del pueblo de Dios. ¿Pero será imposible para mí?, dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Zac 8:7 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: pueden estar seguros de que rescataré a mi pueblo del oriente y del occidente.
Zac 8:8 Yo los haré regresar a casa para que vivan seguros en Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y como su Dios los trataré con fidelidad y justicia.
Zac 8:9 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: ¡Sean fuertes y terminen la tarea! Desde que echaron los cimientos del templo del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, ustedes han oído lo que los profetas han estado diciendo acerca de terminar el edificio.
Zac 8:10 Antes de que la obra en el templo comenzara, no había trabajo ni dinero para contratar obreros o animales. Ningún viajero estaba a salvo porque había enemigos por todos lados. Yo hice que todos estuvieran unos contra otros.
Zac 8:11 »Pero ahora no trataré al remanente de mi pueblo como lo hice antes, dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Zac 8:12 Pues estoy plantando semillas de paz y prosperidad entre ustedes. Las vides estarán cargadas de fruta, la tierra producirá sus cosechas y los cielos soltarán el rocío. Una vez más yo haré que el remanente de Judá y de Israel herede estas bendiciones.
Zac 8:13 Entre las demás naciones, Judá e Israel se convirtieron en símbolo de una nación maldita. ¡Pues ya no lo serán más! Ahora los rescataré y los haré símbolo y fuente de bendición. Así que no tengan miedo. ¡Sean fuertes y sigan con la reconstrucción del templo!
Zac 8:14 »Pues el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: estaba decidido a castigarlos cuando sus antepasados me hicieron enojar y no cambié de parecer, dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
Zac 8:15 Sin embargo, ahora estoy decidido a bendecir a Jerusalén y al pueblo de Judá, así que no tengan miedo.
Zac 8:16 Pero ustedes deben hacer lo siguiente: digan la verdad unos a otros. En sus tribunales, pronuncien veredictos que sean justos y que conduzcan a la paz.
Zac 8:17 No tramen el mal unos contra otros. Dejen de amar el decir mentiras y jurar que son verdad. Yo odio todas esas cosas, dice el SEÑOR».
Zac 8:18 Este es otro mensaje que me dio el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales:
Zac 8:19 «El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: los ayunos tradicionales y los tiempos de luto que han mantenido al principio del verano, en pleno verano, en el otoño y en el invierno* ahora han terminado. Se convertirán en festivales de alegría y celebración para el pueblo de Judá. Así que amen la verdad y la paz.
Zac 8:20 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice:Gente de naciones y ciudades en todo el mundo viajará a Jerusalén.
Zac 8:21 La gente de una ciudad dirá a la gente de otra: “Vengan con nosotros a Jerusalén para pedir que el SEÑOR nos bendiga. Adoremos al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. Yo estoy decidido a ir”.
Zac 8:22 Muchos pueblos y naciones poderosas irán a Jerusalén a buscar al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales y a pedir su bendición.
Zac 8:23 »El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: en aquellos días, diez hombres de naciones e idiomas diferentes agarrarán por la manga a un judío y le dirán: “Por favor, permítenos acompañarte, porque hemos oído que Dios está contigo”».
Zac 9:1 Este es el mensaje* del SEÑOR contra la tierra de Aram* y contra la ciudad de Damasco, pues los ojos de la humanidad, incluidas todas las tribus de Israel, están puestos en el SEÑOR.
Zac 9:2 La destrucción de Hamat está asegurada, ciudad ubicada cerca de Damasco, también para las ciudades de Tiro y de Sidón, aunque sean tan astutas.
Zac 9:3 ¡Tiro ha construido una poderosa fortaleza y ha logrado que la plata y el oro sean tan abundantes como el polvo en las calles!
Zac 9:4 Pero ahora el Señor despojará a Tiro de sus posesiones y lanzará sus fortificaciones al mar, y será reducida a cenizas.
Zac 9:5 La ciudad de Ascalón verá la caída de Tiro y se llenará de miedo. Gaza temblará de terror y lo mismo hará Ecrón, porque sus esperanzas se desvanecerán. El rey de Gaza será asesinado y Ascalón será abandonada.
Zac 9:6 La ciudad de Asdod será ocupada por extranjeros. Destruiré el orgullo de los filisteos.
Zac 9:7 Les quitaré de la boca la carne ensangrentada y sacaré de entre sus dientes los sacrificios detestables. Entonces los filisteos que sobrevivan adorarán a nuestro Dios y serán como un clan en Judá.* Los filisteos de Ecrón se unirán a mi pueblo, como una vez lo hicieron los antiguos jebuseos.
Zac 9:8 Guardaré mi templo y lo protegeré de ejércitos invasores. Estoy vigilando de cerca para asegurar que nunca más los opresores extranjeros invadan la tierra de mi pueblo.
Zac 9:9 ¡Alégrate, oh pueblo de Sión!* ¡Grita de triunfo, oh pueblo de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti. Él es justo y victorioso,* pero es humilde, montado en un burro: montado en la cría de una burra.
Zac 9:10 Quitaré los carros de guerra de Israel* y los caballos de guerra de Jerusalén. Destruiré todas las armas usadas en la batalla, y tu rey traerá paz a las naciones. Su reino se extenderá de mar a mar y desde el río Éufrates* hasta los confines de la tierra.*
Zac 9:11 Debido al pacto que hice contigo, sellado con sangre, yo liberaré a tus prisioneros de morir en un calabozo sin agua.
Zac 9:12 ¡Regresen al refugio, ustedes, prisioneros, que todavía tienen esperanza! Hoy mismo prometo que les daré dos bendiciones por cada dificultad.
Zac 9:13 Judá es mi arco, e Israel, mi flecha. Jerusalén* es mi espada y, como un guerrero, la blandiré contra los griegos.*
Zac 9:14 ¡El SEÑOR aparecerá sobre su pueblo y sus flechas volarán como rayos! El SEÑOR Soberano hará sonar el cuerno de carnero y atacará como un torbellino desde el desierto del sur.
Zac 9:15 El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales protegerá a su pueblo, quien derrotará a sus enemigos lanzándoles grandes piedras. Gritarán en la batalla como si estuvieran borrachos con vino. Se llenarán de sangre como si fueran un tazón, empapados con sangre como las esquinas del altar.
Zac 9:16 En aquel día el SEÑOR su Dios rescatará a su pueblo, así como un pastor rescata a sus ovejas. Brillarán en la tierra del SEÑOR como joyas en una corona.
Zac 9:17 ¡Qué espléndidos y hermosos serán! Los jóvenes florecerán con la abundancia de grano y las jóvenes con el vino nuevo”.

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