APOSENTO ALTO

martes, 12 de diciembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 12 DE DICIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     17:20-26

Jua 17:20 »No te pido sólo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos.
Jua 17:21 Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Jua 17:22 »Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno.
Jua 17:23 Yo estoy en ellos, y tú estás en mí. Que gocen de una unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas tanto como me amas a mí.
Jua 17:24 Padre, quiero que los que me diste estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste, porque me amaste aun antes de que comenzara el mundo.
Jua 17:25 »Oh Padre justo, el mundo no te conoce, pero yo sí te conozco; y estos discípulos saben que tú me enviaste.
Jua 17:26 Yo te he dado a conocer a ellos y seguiré haciéndolo. Entonces tu amor por mí estará en ellos, y yo también estaré en ellos».



 APOCALIPSIS  9

Apo 9:1 Entonces el quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y a la estrella se le dio la llave del pozo del abismo sin fondo.*
Apo 9:2 Cuando lo abrió, salió humo como si fuera de un gran horno, y la luz del sol y el aire se oscurecieron debido al humo.
Apo 9:3 Entonces del humo salieron langostas y descendieron sobre la tierra, y se les dio poder para picar como escorpiones.
Apo 9:4 Se les ordenó que no dañaran la hierba ni las plantas ni los árboles, sino solamente a las personas que no tuvieran el sello de Dios en la frente.
Apo 9:5 Se les ordenó que no las mataran, sino que las torturaran durante cinco meses con un dolor similar al dolor que causa la picadura del escorpión.
Apo 9:6 Durante esos días, las personas buscarán la muerte, pero no la encontrarán; desearán morir, ¡pero la muerte escapará de ellas!
Apo 9:7 Las langostas parecían caballos preparados para la batalla. Llevaban lo que parecían coronas de oro sobre la cabeza, y las caras parecían humanas.
Apo 9:8 Su cabello era como el de una mujer, y tenían dientes como los del león.
Apo 9:9 Llevaban puestas armaduras de hierro, y sus alas rugían como un ejército de carros de guerra que se apresura a la batalla.
Apo 9:10 Tenían colas que picaban como escorpiones, y durante cinco meses tuvieron el poder para atormentar a la gente.
Apo 9:11 Su rey es el ángel del abismo sin fondo; su nombre —el Destructor —en hebreo es Abadón y en griego es Apolión.
Apo 9:12 El primer terror ya pasó pero, mira, ¡vienen dos terrores más!
Apo 9:13 Entonces el sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que hablaba desde los cuatro cuernos del altar de oro que está en la presencia de Dios.
Apo 9:14 Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: «Suelta a los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates».
Apo 9:15 Entonces los cuatro ángeles que habían sido preparados para esa hora, ese día, ese mes y ese año, fueron desatados para matar a la tercera parte de toda la gente de la tierra.
Apo 9:16 Oí que su ejército estaba formado por doscientos millones de tropas a caballo.
Apo 9:17 Así en mi visión, vi los caballos y a los jinetes montados sobre ellos. Los jinetes llevaban puesta una armadura de color rojo fuego, azul oscuro y amarillo. La cabeza de los caballos era como la de un león, y de la boca les salía fuego, humo y azufre ardiente.
Apo 9:18 La tercera parte de toda la gente de la tierra murió a causa de estas tres plagas: el fuego, el humo y el azufre ardiente que salían de la boca de los caballos.
Apo 9:19 El poder de estos caballos estaba en la boca y en la cola, pues sus colas tenían cabezas como de serpiente, con el poder para herir a la gente.
Apo 9:20 Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar!
Apo 9:21 Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.


JOB  33:12-33

Job 33:12 »Pero estás equivocado, y te mostraré el porqué, pues Dios es más grande que todo ser humano.
Job 33:13 Así que, ¿por qué presentas cargos contra él? ¿Por qué dices que no responde a las quejas de la gente?
Job 33:14 Pues Dios habla una y otra vez, aunque la gente no lo reconozca.
Job 33:15 Habla en sueños, en visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre las personas mientras están acostadas.
Job 33:16 Susurra a sus oídos y las aterroriza con advertencias.
Job 33:17 Él hace que se aparten de sus malas acciones; no las deja caer en el orgullo.
Job 33:18 Él las protege de la tumba, de cruzar el río de la muerte.
Job 33:19 »Otras veces Dios emplea el dolor para disciplinar a la gente en su lecho de enfermo, con dolores incesantes en sus huesos.
Job 33:20 Ellos pierden el apetito; no desean ni la comida más deliciosa.
Job 33:21 Su carne se consume y son puro hueso.
Job 33:22 Están a las puertas de la muerte; los ángeles de la muerte los esperan.
Job 33:23 »Pero si aparece un ángel del cielo —un mensajero especial para interceder por una persona y para declarar que es recta—
Job 33:24 él le tendrá compasión y dirá: “Sálvalo de la tumba, porque he encontrado un rescate por su vida”.
Job 33:25 Entonces su cuerpo se volverá tan sano como el de un niño, fuerte y juvenil otra vez.
Job 33:26 Cuando él ore a Dios, será aceptado y Dios lo recibirá con alegría y lo restaurará a una relación correcta.
Job 33:27 Declarará a sus amigos: “Pequé y torcí la verdad, pero no valió la pena.*
Job 33:28 Dios me rescató de la tumba y ahora mi vida está llena de luz”.
Job 33:29 »Así es, Dios actúa de esa forma una y otra vez por las personas.
Job 33:30 Él las rescata de la tumba para que disfruten de la luz de la vida.
Job 33:31 Toma nota, Job; escúchame, porque tengo más para decir.
Job 33:32 Sin embargo, si tienes algo que decir, adelante, habla, porque deseo verte justificado;
Job 33:33 pero si no, entonces escúchame. ¡Guarda silencio y te enseñaré sabiduría!».


LECTURA PARA LA NOCHE

ABDÍAS  1-31

Abd 1:1 Esta es la visión que el SEÑOR Soberano reveló a Abdías acerca de la tierra de Edom. Hemos oído un mensaje del SEÑOR, que un embajador fue enviado a las naciones para decir: «¡Prepárense todos! ¡Convoquemos a nuestros ejércitos y ataquemos a Edom!».
Abd 1:2 El SEÑOR dice a Edom: «Te haré pequeña entre las naciones; serás muy despreciada.
Abd 1:3 Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. “¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”, te preguntas con arrogancia;
Abd 1:4 pero aunque te remontes tan alto como las águilas y construyas tu nido entre las estrellas, te haré caer estrepitosamente», dice el SEÑOR.
Abd 1:5 «Si vinieran ladrones en la noche y te robaran, (¡qué desastre te espera!) no se llevarían todo. Los que cosechan uvas siempre dejan unas cuantas para los pobres. ¡Pero tus enemigos te aniquilarán por completo!
Abd 1:6 Registrarán y saquearán cada rincón y cada grieta de Edom.* Se llevarán hasta el último de los tesoros escondidos.
Abd 1:7 »Todos tus aliados se volverán contra ti y ayudarán a expulsarte de tu tierra. Te prometerán paz mientras traman engañarte y destruirte. Tus amigos de confianza te tenderán trampas y ni siquiera te darás cuenta.
Abd 1:8 En aquel día ni una sola persona sabia quedará en toda la tierra de Edom —dice el SEÑOR—. Pues destruiré en las montañas de Edom a todos los que tengan entendimiento.
Abd 1:9 Los más poderosos guerreros de Temán sentirán terror, y todos en las montañas de Edom serán exterminados en la masacre.
Abd 1:10 »A causa de la violencia con la que trataste a tus parientes cercanos de Israel,* te llenarás de vergüenza y serás destruido para siempre.
Abd 1:11 Cuando tus parientes fueron invadidos, te mantuviste al margen y te negaste a ayudarlos. Los invasores se llevaron su riqueza y echaron suertes para repartirse Jerusalén, pero tú actuaste como un enemigo de Israel.
Abd 1:12 »No debiste alegrarte cuando desterraron a tus parientes a tierras lejanas. No debiste gozarte cuando el pueblo de Judá sufría semejante desgracia. No debiste hablar con arrogancia en ese terrible tiempo de angustia.
Abd 1:13 No debiste saquear la tierra de Israel mientras ellos sufrían semejante calamidad. No debiste regodearte de su destrucción mientras sufrían semejante calamidad. No debiste robar sus riquezas mientras sufrían semejante calamidad.
Abd 1:14 No debiste pararte en la encrucijada para matar a los que intentaban escapar. No debiste capturar y entregar a los sobrevivientes en su terrible tiempo de angustia.
Abd 1:15 »¡Se acerca el día cuando yo, el SEÑOR, juzgaré a todas las naciones paganas! Como le hiciste a Israel, así se hará contigo. Todas tus malas acciones recaerán sobre tu cabeza.
Abd 1:16 Así como te tragaste a mi pueblo en mi monte santo, así tú y las naciones vecinas se tragarán el castigo que derramaré sobre ti. Sí, todas las naciones beberán, se tambalearán y desaparecerán de la historia.
Abd 1:17 »Sin embargo, Jerusalén* será un refugio para los que escapen; será un lugar santo. Y el pueblo de Israel* regresará para reclamar su herencia.
Abd 1:18 El pueblo de Israel será un fuego violento y Edom un campo de hierba seca. Los descendientes de José serán una llama que rugirá a través del campo, devorándolo todo. No quedará nadie con vida en Edom. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Abd 1:19 »Entonces mi pueblo que vive en el Neguev ocupará las montañas de Edom. Los que viven en las colinas de Judá* poseerán las llanuras de los filisteos y se apoderarán de los campos de Efraín y de Samaria, y el pueblo de Benjamín ocupará la tierra de Galaad.
Abd 1:20 Los desterrados de Israel volverán a su tierra y ocuparán la costa de Fenicia hasta el norte de Sarepta. Los cautivos de Jerusalén desterrados en el norte* volverán a casa y repoblarán los pueblos del Neguev.
Abd 1:21 Los que hayan sido rescatados* subirán al* monte Sión en Jerusalén para gobernar sobre las montañas de Edom. ¡Y el SEÑOR mismo será rey!».

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