APOSENTO ALTO

jueves, 14 de diciembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 14 DE DICIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     18:19-27

Jua 18:19 Adentro, el sumo sacerdote comenzó a interrogar a Jesús acerca de sus seguidores y de lo que les había estado enseñando.
Jua 18:20 Jesús contestó: «Todos saben lo que enseño. He predicado con frecuencia en las sinagogas y en el templo, donde se reúne el pueblo.* No he hablado en secreto.
Jua 18:21 ¿Por qué me haces a mí esa pregunta? Pregúntales a los que me oyeron, ellos saben lo que dije».
Jua 18:22 Entonces uno de los guardias del templo que estaba cerca le dio una bofetada a Jesús. —¿Es ésa la forma de responder al sumo sacerdote? —preguntó.
Jua 18:23 Jesús contestó: —Si dije algo indebido, debes demostrarlo. Pero, si digo la verdad, ¿por qué me pegas?
Jua 18:24 Entonces Anás ató a Jesús y lo envió a Caifás, el sumo sacerdote.
Jua 18:25 Mientras tanto, como Simón Pedro seguía de pie junto a la fogata calentandose, volvieron a preguntarle: —¿No eres tú también uno de sus discípulos? —No lo soy —negó Pedro.
Jua 18:26 Pero uno de los esclavos del sumo sacerdote, pariente del hombre al que Pedro le había cortado la oreja, preguntó: «¿No te vi en el huerto de olivos con Jesús?».
Jua 18:27 Una vez más, Pedro lo negó, y enseguida cantó un gallo.




 APOCALIPSIS  11

Apo 11:1 Luego me fue dada una vara para medir y me fue dicho: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta el número de adoradores.
Apo 11:2 Pero no midas el atrio exterior porque ha sido entregado a las naciones, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
Apo 11:3 Mientras tanto yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».
Apo 11:4 Estos dos profetas son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de toda la tierra.
Apo 11:5 Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño.
Apo 11:6 Ellos tienen el poder de cerrar los cielos para que no llueva durante el tiempo que profeticen. También tienen el poder de convertir los ríos y los mares en sangre, y de azotar la tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas.
Apo 11:7 Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondo* declarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará.
Apo 11:8 Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén,* la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado.
Apo 11:9 Y durante tres días y medio, todos los pueblos y todas las tribus, lenguas y naciones se quedarán mirando los cadáveres. A nadie se le permitirá enterrarlos.
Apo 11:10 Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.
Apo 11:11 Pero después de tres días y medio, Dios sopló vida en ellos, ¡y se pusieron de pie! El terror se apoderó de todos los que estaban mirándolos.
Apo 11:12 Luego una fuerte voz del cielo llamó a los dos profetas: «¡Suban aquí!». Entonces ellos subieron al cielo en una nube mientras sus enemigos los veían.
Apo 11:13 En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo.
Apo 11:14 El segundo terror ya pasó pero, mira, el tercer terror viene pronto.
Apo 11:15 Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo: «Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,* y él reinará por siempre y para siempre».
Apo 11:16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron,
Apo 11:17 diciendo: «Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso, el que es y que siempre fue, porque ahora has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar.
Apo 11:18 Las naciones se llenaron de ira, pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado. Es tiempo de juzgar a los muertos y de recompensar a tus siervos, los profetas, y también a tu pueblo santo y a todos los que temen tu nombre, desde el menos importante hasta el más importante. Es tiempo de destruir a todos los que han causado destrucción en la tierra».
Apo 11:19 Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.

JOB  34:21-37

Job 34:21 »Pues Dios observa cómo vive la gente; ve todo lo que ellos hacen.
Job 34:22 No hay oscuridad tan densa que pueda esconder a los malos de sus ojos.
Job 34:23 No decidimos nosotros el momento de presentarnos ante Dios para ser juzgados.
Job 34:24 Él lleva a los poderosos a la ruina sin consultar a nadie, y pone a otros en su lugar.
Job 34:25 Él sabe lo que hacen, y por la noche los vence y los destruye.
Job 34:26 Los derriba porque son malvados, lo hace abiertamente para que todos lo vean.
Job 34:27 Pues se apartaron y dejaron de seguirlo; no respetan ninguno de sus caminos.
Job 34:28 Hacen que los pobres clamen, y esto atrae la atención de Dios; él oye los clamores de los necesitados.
Job 34:29 Sin embargo, si él opta por quedarse callado, ¿quién puede criticarlo? Cuando esconde su rostro, nadie puede encontrarlo, ya sea un individuo o una nación.
Job 34:30 Él no deja que los incrédulos gobiernen para que no sean una trampa para la gente.
Job 34:31 »¿Por qué la gente no le dice a Dios: “He pecado pero no volveré a pecar”?
Job 34:32 O bien: “No sé qué mal hice, dímelo; si he actuado mal, me detendré de inmediato”.
Job 34:33 »¿Debe Dios adaptar su justicia a tus exigencias a pesar de que lo hayas rechazado? La elección es tuya, no mía. Adelante, haznos partícipes de tu sabiduría.
Job 34:34 Después de todo, las personas inteligentes me dirán y la gente sabia me oirá decir:
Job 34:35 “Job habla por ignorancia; sus palabras carecen de percepción”.
Job 34:36 Job, te mereces la pena máxima por tu manera malvada de responder.
Job 34:37 Pues a tu pecado has añadido rebelión; no muestras ningún respeto y dices muchas palabras de enojo contra Dios».


LECTURA PARA LA NOCHE

MIQUEAS  1-3

Miq 1:1 El SEÑOR le dio el siguiente mensaje a Miqueas de Moreset durante los años cuando Jotam, Acaz y Ezequías eran reyes de Judá. Las visiones que tuvo tenían que ver con Samaria y con Jerusalén.
Miq 1:2 ¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El SEÑOR Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo.
Miq 1:3 ¡Miren! ¡Viene el SEÑOR! Sale de su trono en el cielo y pisotea las cumbres de la tierra.
Miq 1:4 Las montañas se derriten debajo de sus pies y se derraman sobre los valles como cera en el fuego, como agua que desciende de una colina.
Miq 1:5 ¿Y por qué sucede esto? Es a causa de la rebelión de Israel,* sí, por los pecados de toda la nación. ¿Quién es culpable de la rebelión de Israel? ¡Samaria, su ciudad capital! ¿Dónde está el centro de la idolatría en Judá? ¡En Jerusalén, su capital!
Miq 1:6 «Así que, yo, el SEÑOR, haré de la ciudad de Samaria un montón de escombros. Sus calles serán aradas para plantar viñedos. Haré rodar las piedras de sus paredes hacia el valle hasta dejar al descubierto sus cimientos.
Miq 1:7 Todas sus imágenes talladas serán aplastadas; todos sus tesoros sagrados serán quemados. Estas cosas fueron compradas con dinero ganado por su prostitución, pero ahora serán arrebatadas para pagar prostitutas en otro lugar».
Miq 1:8 Por lo tanto, lloraré y me lamentaré; andaré descalzo y desnudo. Aullaré como un chacal y gemiré como un búho.
Miq 1:9 Pues la herida de mi pueblo es demasiado profunda para sanar. Ha llegado hasta Judá aun hasta las puertas de Jerusalén.
Miq 1:10 No se lo digan a nuestros enemigos en Gat;* no lloren en absoluto. Ustedes, pueblo de Bet-le-ofra,* revuélquense en el polvo para mostrar su desesperación.
Miq 1:11 Ustedes, pueblo de Safir,* vayan como cautivos al destierro, desnudos y avergonzados. El pueblo de Zaanán* no se atreve a salir de sus murallas. El pueblo de Bet-esel* gime porque su casa no tiene apoyo.
Miq 1:12 El pueblo de Marot* con ansias espera la ayuda. Sin embargo, sólo le espera amargura, porque el juicio del SEÑOR llega a las puertas de Jerusalén.
Miq 1:13 Enganchen los caballos a sus carros y huyan, pueblo de Laquis.* Ustedes fueron la primera ciudad de Judá que siguió a Israel en su rebelión e hicieron caer a Jerusalén* en pecado.
Miq 1:14 Den regalos de despedida a Moréset-gat;* porque no hay esperanza de salvarla. La ciudad de Aczib* ha engañado a los reyes de Israel.
Miq 1:15 Oh, gente de Maresa,* yo enviaré un conquistador para tomar su ciudad. Y los líderes* de Israel irán a Adulam.
Miq 1:16 Oh, pueblo de Judá, rapen sus cabezas en señal de aflicción, porque sus amados hijos les serán arrebatados. Rápense hasta quedar calvos como un buitre, porque sus pequeños serán desterrados a tierras lejanas.
Miq 2:1 ¡Qué aflicción les espera a ustedes que despiertan en la noche, tramando planes malvados! Se levantan al amanecer y se apuran a realizarlos, sólo porque tienen el poder para hacerlo.
Miq 2:2 Cuando quieren un pedazo de tierra, encuentran la forma de apropiárselo. Cuando quieren la casa de alguien, la toman mediante fraude y violencia. Estafan a un hombre para quitarle su propiedad y dejan a su familia sin herencia.
Miq 2:3 Pero esto es lo que dice el SEÑOR: «Pagaré su maldad con maldad; no podrán librar su cuello de la soga. No volverán a caminar con orgullo, porque será un tiempo terrible».
Miq 2:4 En aquel día sus enemigos se burlarán de ustedes cuando entonen esta canción de lamento acerca de ustedes: «¡Estamos acabados, totalmente arruinados! Dios confiscó la tierra, nos la ha quitado. Dio nuestros campos a los que nos traicionaron».*
Miq 2:5 Entonces otros establecerán los límites de propiedad y el pueblo del SEÑOR no tendrá voz ni voto en cómo se reparte la tierra.
Miq 2:6 «No digan semejantes cosas —responde la gente—.* No profeticen así. ¡Esos desastres nunca nos llegarán!».
Miq 2:7 ¿Debes hablar de esa manera, oh familia de Israel?* ¿Tendrá paciencia el Espíritu del SEÑOR con semejante comportamiento? Si ustedes hicieran lo correcto, encontrarían consuelo en mis palabras.
Miq 2:8 Sin embargo, hasta este mismo instante mi pueblo se rebela contra mí, ¡como un enemigo! Les roban hasta la camisa a los que confiaban en ustedes y los dejan tan andrajosos como hombres que regresan de la guerra.
Miq 2:9 Desalojaron a las mujeres de sus cómodos hogares y despojaron a sus hijos para siempre de todo lo que Dios les hubiera dado.
Miq 2:10 ¡Levántense! ¡Fuera! Esta ya no es su tierra ni su hogar, porque la llenaron de pecado y la arruinaron por completo.
Miq 2:11 Supongamos que un profeta lleno de mentiras les dice: «¡Les predicaré las delicias del vino y del alcohol!». ¡Esa es la clase de profeta que a ustedes les gustaría!
Miq 2:12 «Algún día, oh Israel, yo te reuniré; juntaré al remanente que quedó. Volveré a reunirlos como ovejas en su redil y como un rebaño en su pastizal. ¡Sí, su tierra se llenará nuevamente de ruidosas multitudes!
Miq 2:13 Su líder irrumpirá, se pondrá al frente y los sacará del destierro, a través de las puertas de las ciudades enemigas, y los llevará de regreso a su propia tierra. Su rey los conducirá; el SEÑOR mismo los guiará».
Miq 3:1 Yo dije: «¡Escuchen líderes de Israel! Ustedes deberían saber cómo distinguir entre lo bueno y lo malo.
Miq 3:2 Sin embargo, ustedes mismos son los que odian lo bueno y aman lo malo. Despellejan vivo a mi pueblo y le arrancan la carne de sus huesos.
Miq 3:3 Sí, devoran la carne de mi pueblo, le arrancan la piel y le rompen los huesos. Los cortan en pedazos, como carne para la olla.
Miq 3:4 ¡Y luego, cuando tienen problemas, suplican la ayuda del SEÑOR! ¿Realmente esperan que él les responda? Después de todo el mal que han hecho, ¡ni siquiera los mirará!».
Miq 3:5 Esto es lo que dice el SEÑOR: «¡Ustedes, falsos profetas, llevan a mi pueblo por mal camino! Prometen paz a quienes les dan de comer, pero le declaran la guerra a quienes se niegan a alimentarlos.
Miq 3:6 Ahora la noche caerá sobre ustedes y acabará con todas sus visiones. La oscuridad los cubrirá y pondrá fin a sus predicciones. El sol se pondrá para ustedes, profetas, y su día terminará.
Miq 3:7 Entonces ustedes, videntes, serán avergonzados y ustedes, adivinadores, serán deshonrados. Cubrirán sus rostros, porque no hay respuesta de Dios».
Miq 3:8 Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del SEÑOR. Estoy lleno de justicia y de fuerza para denunciar con valentía el pecado y la rebelión de Israel.
Miq 3:9 ¡Escúchenme, líderes de Israel! Ustedes odian la justicia y tuercen todo lo recto.
Miq 3:10 Construyen Jerusalén sobre cimientos de crimen y corrupción.
Miq 3:11 Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos; ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios sólo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del SEÑOR. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes— porque el SEÑOR está entre nosotros».
Miq 3:12 Por causa de ustedes, el monte Sión quedará arado como un campo abierto; ¡Jerusalén será reducida a escombros! Un matorral crecerá en las cumbres, donde ahora se encuentra el templo.

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