APOSENTO ALTO

martes, 25 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 25 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    12:49-59

Luc 12:49 »Yo he venido para encender con fuego el mundo, ¡y quisiera que ya estuviera en llamas!
Luc 12:50 Me espera un terrible bautismo de sufrimiento, y estoy bajo una carga pesada hasta que se lleve a cabo.
Luc 12:51 ¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No, ¡vine a causar división entre las personas!
Luc 12:52 De ahora en adelante, las familias estarán divididas, tres a mi favor y dos en mi contra, o dos a favor y tres en contra.
Luc 12:53 “Habrá divisiones, el padre estará contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra”*.
Luc 12:54 Entonces Jesús se dirigió a la multitud y dijo: «Cuando ustedes ven que se forman nubes en el occidente, dicen: “Viene la lluvia”. Y tienen razón.
Luc 12:55 Cuando sopla viento del sur, dicen: “Hoy será un día de mucho calor”. Y así sucede.
Luc 12:56 ¡Necios! Saben interpretar las señales del clima en la tierra y en los cielos, pero no saben interpretar los tiempos presentes.
Luc 12:57 »¿Por qué no pueden decidir por ustedes mismos lo que es correcto?
Luc 12:58 Cuando vayan camino al juicio con el que los acusa, traten de resolver el asunto antes de llegar. De no ser así, su acusador podría arrastrarlos ante el juez, quien los entregará a un oficial, que los meterá en la cárcel.
Luc 12:59 Y, si eso sucede, no los pondrán en libertad hasta que hayan pagado el último centavo*».





2 TESALONICENSES 3:14-18

2Ts 3:14 Tomen nota de quienes rehúsan obedecer lo que decimos en esta carta. Aléjense de ellos, para que se avergüencen.
2Ts 3:15 No los vean como enemigos, sino que llámenles la atención como lo harían con un hermano.*
2Ts 3:16 Ahora, que el mismo Señor de paz les dé su paz en todo momento y en cada situación. El Señor sea con todos ustedes.
2Ts 3:17 AQUÍ ESTÁ MI SALUDO DE MI PROPIO PUÑO Y LETRA: PABLO. HAGO ESTO EN TODAS MIS CARTAS PARA PROBAR QUE SON MÍAS.
2Ts 3:18 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes.





SALMO 150

Sal 150:1 ¡Alabado sea el SEÑOR! Alaben a Dios en su santuario; ¡alábenlo en su poderoso cielo!
Sal 150:2 Alábenlo por sus obras poderosas; ¡alaben su grandeza sin igual!
Sal 150:3 Alábenlo con un fuerte toque del cuerno de carnero; ¡alábenlo con la lira y el arpa!
Sal 150:4 Alábenlo con panderetas y danzas; ¡alábenlo con instrumentos de cuerda y flautas!
Sal 150:5 Alábenlo con el sonido de los címbalos; alábenlo con címbalos fuertes y resonantes.
Sal 150:6 ¡Que todo lo que respira cante alabanzas al SEÑOR! ¡Alabado sea el SEÑOR! Proverbios

LECTURA PARA LA NOCHE

2 CRÓNICAS    34-36

2Cr 34:1 Josías tenía ocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén treinta y un años.
2Cr 34:2 Hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR y siguió el ejemplo de su antepasado David; no se apartó de lo que era correcto.
2Cr 34:3 Durante el octavo año de su reinado, siendo aún joven, Josías comenzó a buscar al Dios de su antepasado David. Luego, en el año doce, empezó a purificar a Judá y a Jerusalén, destruyendo todos los santuarios paganos, los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes fundidas.
2Cr 34:4 Ordenó que demolieran los altares de Baal y que derribaran los altares del incienso que había encima. También se aseguró de que despedazaran los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes fundidas, y que los pedazos fueran esparcidos sobre las tumbas de aquellos que les habían ofrecido sacrificios.
2Cr 34:5 Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares, y de esta manera purificó a Judá y a Jerusalén.
2Cr 34:6 Hizo lo mismo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón e incluso hasta tan lejos como Neftalí, y en las regiones* que las rodean.
2Cr 34:7 Destruyó los altares paganos y los postes dedicados a la diosa Asera, y redujo los ídolos a polvo. Derribó todos los altares del incienso en toda la tierra de Israel y, finalmente, volvió a Jerusalén.
2Cr 34:8 En el año dieciocho de su reinado, después de haber purificado el país y el templo, Josías encargó a Safán, hijo de Azalía, a Maaseías, el gobernador de Jerusalén y a Joa, hijo de Yoajaz, el historiador real, para que repararan el templo del SEÑOR su Dios.
2Cr 34:9 Estos hombres le dieron al sumo sacerdote Hilcías el dinero que habían recaudado los levitas que servían como porteros en el templo de Dios. Las ofrendas las traían la gente de Manasés, de Efraín y los que quedaban de Israel; al igual que la gente de todo Judá, de Benjamín y de Jerusalén.
2Cr 34:10 El sumo sacerdote les confió el dinero a los hombres designados para supervisar la restauración del templo del SEÑOR. A su vez ellos pagaban a los trabajadores que hacían las reparaciones y la renovación del templo.
2Cr 34:11 Contrataron carpinteros y constructores, los cuales compraban piedras labradas para las paredes y madera para las vigas y los soportes. Restauraron lo que los reyes anteriores de Judá habían permitido que cayera en ruinas.
2Cr 34:12 Los obreros servían fielmente bajo el liderazgo de Jahat y Abdías, levitas del clan de Merari, y de Zacarías y Mesulam, levitas del clan de Coat. Otros levitas, todos músicos hábiles,
2Cr 34:13 quedaron encargados de los trabajadores de los diversos oficios. Incluso otros ayudaban como secretarios, oficiales y porteros.
2Cr 34:14 Mientras sacaban el dinero recaudado en el templo del SEÑOR, el sacerdote Hilcías encontró el libro de la ley del SEÑOR que escribió Moisés.
2Cr 34:15 Hilcías le dijo a Safán, secretario de la corte: «¡He encontrado el libro de la ley en el templo del SEÑOR!». Entonces Hilcías le dio el rollo a Safán.
2Cr 34:16 Safán llevó el rollo al rey y le informó: «Sus funcionarios están haciendo todo lo que se les asignó.
2Cr 34:17 El dinero que se recaudó en el templo del SEÑOR ha sido entregado a los supervisores y a los trabajadores».
2Cr 34:18 Safán también dijo al rey: «El sacerdote Hilcías me entregó un rollo». Así que Safán se lo leyó al rey.
2Cr 34:19 Cuando el rey oyó lo que estaba escrito en la ley, rasgó su ropa en señal de desesperación.
2Cr 34:20 Luego dio las siguientes órdenes a Hilcías; a Ahicam, hijo de Safán; a Acbor, hijo de Micaías;* a Safán, secretario de la corte y a Asaías, consejero personal del rey:
2Cr 34:21 «Vayan al templo y consulten al SEÑOR por mí y por todo el remanente de Israel y de Judá. Pregunten acerca de las palabras escritas en el rollo que se encontró. Pues el gran enojo del SEÑOR ha sido derramado sobre nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron la palabra del SEÑOR. No hemos estado haciendo todo lo que este rollo dice que debemos hacer».
2Cr 34:22 Entonces Hilcías y los otros hombres se dirigieron al Barrio Nuevo* de Jerusalén para consultar a la profetisa Hulda. Ella era la esposa de Salum, hijo de Ticvah, hijo de Harhas,* el encargado del guardarropa del templo.
2Cr 34:23 Ella les dijo: «¡El SEÑOR, Dios de Israel, ha hablado! Regresen y díganle al hombre que los envió:
2Cr 34:24 “Esto dice el SEÑOR: ‘Traeré desastre sobre esta ciudad* y sobre sus habitantes. Todas las maldiciones escritas en el rollo que fue leído al rey de Judá se cumplirán,
2Cr 34:25 pues los de mi pueblo me han abandonado y han ofrecido sacrificios a dioses paganos. Estoy muy enojado con ellos por todo lo que han hecho. Mi enojo será derramado sobre este lugar y no se apagará’ ”.
2Cr 34:26 »Vayan a ver al rey de Judá, quien los envió a buscar al SEÑOR, y díganle: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca del mensaje que acabas de escuchar:
2Cr 34:27 ‘Estabas apenado y te humillaste ante Dios al oír las palabras que él pronunció contra la ciudad y sus habitantes. Te humillaste, rasgaste tu ropa en señal de desesperación y lloraste delante de mí, arrepentido. Ciertamente te escuché, dice el SEÑOR.
2Cr 34:28 Por eso, no enviaré el desastre que he prometido hasta después de que hayas muerto y seas enterrado en paz. Tú mismo no llegarás a ver la calamidad que traeré sobre esta ciudad y sus habitantes’ ”». De modo que llevaron su mensaje al rey.
2Cr 34:29 Entonces el rey convocó a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
2Cr 34:30 Luego subió al templo del SEÑOR junto con todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, acompañado por los sacerdotes y los levitas: toda la gente, desde el menos importante hasta el más importante. Allí el rey les leyó todo el libro del pacto que se había encontrado en el templo del SEÑOR.
2Cr 34:31 El rey tomó su lugar de autoridad junto a la columna y renovó el pacto en presencia del SEÑOR. Se comprometió a obedecer al SEÑOR cumpliendo sus mandatos, leyes y decretos con todo el corazón y con toda el alma. Prometió obedecer todas las condiciones del pacto que estaban escritas en el rollo.
2Cr 34:32 Además, exigió a todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín que hicieran una promesa similar. El pueblo de Jerusalén lo hizo, y renovó su pacto con Dios, el Dios de sus antepasados.
2Cr 34:33 Josías quitó todos los ídolos detestables de toda la tierra de Israel y exigió que todos adoraran al SEÑOR su Dios. Durante el resto de la vida de Josías, no se apartaron del SEÑOR, Dios de sus antepasados.
2Cr 35:1 Josías anunció que se celebraría la Pascua del SEÑOR en Jerusalén, y entonces se sacrificó el cordero de la Pascua el día catorce del primer mes.*
2Cr 35:2 Josías también asignó a los sacerdotes sus responsabilidades y los animó en su trabajo en el templo del SEÑOR.
2Cr 35:3 Dio esta orden a los levitas, quienes debían enseñar a todo Israel y quienes habían sido apartados para servir al SEÑOR: «Pongan el arca sagrada en el templo que construyó Salomón, hijo de David, rey de Israel. Ustedes ya no tienen que seguir cargándola de un sitio a otro sobre sus hombros. Ahora dediquen su tiempo a servir al SEÑOR su Dios y a su pueblo Israel.
2Cr 35:4 Preséntense para su turno según las divisiones de familia de sus antepasados, de acuerdo con las instrucciones del rey David de Israel y las de su hijo Salomón.
2Cr 35:5 »Luego preséntense en el santuario, en el lugar designado para su respectiva división de familia, y ayuden a las familias que les hayan sido asignadas cuando estas traigan sus ofrendas al templo.
2Cr 35:6 Maten los corderos de la Pascua, purifíquense y prepárense para ayudar a los que lleguen. Sigan todas las instrucciones que el SEÑOR dio por medio de Moisés».
2Cr 35:7 Después Josías proveyó treinta mil corderos y cabritos para las ofrendas de la Pascua del pueblo, junto con tres mil cabezas de ganado; todos eran de los rebaños y de las manadas del rey.
2Cr 35:8 Los funcionarios del rey también hicieron contribuciones voluntarias al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilcías, Zacarías y Jehiel, administradores del templo de Dios, dieron a los sacerdotes dos mil seiscientos corderos y cabritos y trescientas cabezas de ganado como ofrendas de la Pascua.
2Cr 35:9 Los jefes de los levitas —Conanías y sus hermanos Semaías y Natanael, al igual que Hasabías, Jeiel y Josabad— dieron cinco mil corderos y cabritos, y quinientas cabezas de ganado a los levitas para sus ofrendas de la Pascua.
2Cr 35:10 Cuando todo estaba listo para la celebración de la Pascua, los sacerdotes y los levitas ocuparon sus lugares, organizados según sus divisiones, tal como el rey lo había ordenado.
2Cr 35:11 Luego los levitas mataron los corderos de la Pascua y presentaron la sangre a los sacerdotes, quienes la rociaron sobre el altar mientras los levitas preparaban los animales.
2Cr 35:12 Repartieron las ofrendas quemadas entre la gente de acuerdo a sus grupos de familia, para que las ofrecieran al SEÑOR según estaba establecido en el libro de Moisés. Hicieron lo mismo con el ganado.
2Cr 35:13 Luego asaron los corderos de la Pascua como estaba establecido. Hirvieron las ofrendas sagradas en ollas, calderos y sartenes, y las llevaron rápidamente a la gente para que comiera.
2Cr 35:14 Después los levitas prepararon las ofrendas de la Pascua para sí mismos y para los sacerdotes, descendientes de Aarón, porque los sacerdotes habían estado ocupados desde la mañana hasta la noche presentando las ofrendas quemadas y las porciones de grasa. Los levitas se hicieron cargo de todos estos preparativos.
2Cr 35:15 Los músicos, descendientes de Asaf, estaban en sus lugares asignados y seguían las órdenes que les habían dado David, Asaf, Hemán y Jedutún, vidente del rey. Los porteros cuidaban las puertas y no era necesario que se alejaran de sus puestos de servicio porque sus hermanos levitas les preparaban sus ofrendas de la Pascua.
2Cr 35:16 Toda la ceremonia de la Pascua del SEÑOR se terminó en ese día. Todas las ofrendas quemadas fueron sacrificadas en el altar del SEÑOR, como lo había ordenado el rey Josías.
2Cr 35:17 Todos los israelitas que estaban presentes en Jerusalén celebraron la Pascua y el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días.
2Cr 35:18 Desde los tiempos del profeta Samuel no se había celebrado una Pascua semejante. Ninguno de los reyes de Israel jamás había celebrado la Pascua como lo hizo Josías, porque hizo participar a todos los sacerdotes y levitas, a todo el pueblo de Jerusalén y a la gente de todo Judá e Israel.
2Cr 35:19 Esta celebración de la Pascua ocurrió en el año dieciocho del reinado de Josías.
2Cr 35:20 Después de que Josías terminó de restaurar el templo, Necao, rey de Egipto, dirigió a su ejército desde Egipto, para hacer la guerra en Carquemis, junto al río Éufrates. Entonces Josías y su ejército salieron a enfrentarlo;*
2Cr 35:21 pero el rey Necao envió mensajeros a Josías con el siguiente mensaje: «¿Qué quieres de mí, rey de Judá? ¡No tengo nada contra ti! ¡Voy de camino a pelear contra otra nación, y Dios me ha dicho que me apresure! No interfieras con Dios, quien está conmigo, o él te destruirá».
2Cr 35:22 Sin embargo, Josías se negó a escuchar a Necao, a quien Dios realmente le había hablado, y no quiso regresar. En cambio, se disfrazó y dirigió al ejército en la batalla, en la llanura de Meguido.
2Cr 35:23 Entonces los arqueros enemigos hirieron al rey Josías con sus flechas y el rey gritó a sus hombres: «¡Sáquenme de la batalla, porque estoy gravemente herido!».
2Cr 35:24 Así que sacaron a Josías de su carro de guerra y lo pusieron en otro. Luego lo regresaron a Jerusalén, donde murió. Lo enterraron allí, en el cementerio de los reyes, y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por él.
2Cr 35:25 El profeta Jeremías compuso canciones fúnebres en honor de Josías, y hasta el día de hoy los coros siguen entonando estas tristes canciones acerca de su muerte. Estas canciones de duelo se han convertido en una tradición y están registradas en El libro de los lamentos .
2Cr 35:26 Los demás acontecimientos del reinado de Josías y sus actos de devoción (realizados según lo que estaba escrito en la ley del SEÑOR),
2Cr 35:27 desde el principio hasta el fin, están registrados en El libro de los reyes de Israel y de Judá .2Cr 36:1 Entonces la gente de la nación tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó el siguiente rey en Jerusalén.
2Cr 36:2 Joacaz* tenía veintitrés años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses.
2Cr 36:3 Luego fue quitado por el rey de Egipto, quien exigió que Judá pagara un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata, y treinta y cuatro kilos de oro.*
2Cr 36:4 El rey de Egipto puso en el trono a Eliaquim, hermano de Joacaz, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió el nombre a Joacim. Después Necao se llevó a Joacaz a Egipto como prisionero.
2Cr 36:5 Joacim tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR su Dios.
2Cr 36:6 Luego el rey Nabucodonosor de Babilonia fue a Jerusalén y la conquistó, sujetó a Joacim con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia.
2Cr 36:7 Nabucodonosor también se llevó algunos de los tesoros del templo del SEÑOR y los colocó en su palacio* en Babilonia.
2Cr 36:8 Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, incluidas todas las maldades que cometió y todo lo que se descubrió en su contra, están registrados en El libro de los reyes de Israel y de Judá . Después su hijo Joaquín ocupó su lugar en el trono.
2Cr 36:9 Joaquín tenía dieciocho* años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses y diez días. Joaquín hizo lo malo a los ojos del SEÑOR.
2Cr 36:10 En la primavera de ese año,* el rey Nabucodonosor llevó a Joaquín a Babilonia. En esa ocasión, también se llevaron muchos tesoros del templo del SEÑOR. Nabucodonosor puso en el trono a Sedequías, tío* de Joaquín, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén.
2Cr 36:11 Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años.
2Cr 36:12 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR su Dios y se negó a humillarse cuando el profeta Jeremías le habló directamente de parte del SEÑOR.
2Cr 36:13 También se rebeló contra el rey Nabucodonosor, a pesar de que había hecho un juramento de lealtad en nombre de Dios. Sedequías era un hombre duro y terco, y rehusó volverse al SEÑOR, Dios de Israel.
2Cr 36:14 Asimismo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo se volvieron cada vez más infieles. Siguieron todas las prácticas paganas de las naciones vecinas y profanaron el templo del SEÑOR que había sido consagrado en Jerusalén.
2Cr 36:15 Repetidas veces el SEÑOR, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo.
2Cr 36:16 Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del SEÑOR no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.
2Cr 36:17 Entonces el SEÑOR mandó al rey de Babilonia contra ellos. Los babilonios* mataron a los hombres jóvenes de Judá, y los persiguieron incluso dentro del templo. No tuvieron compasión de la gente, y mataron tanto a los jóvenes como a las muchachas, a los ancianos y a los débiles. Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor.
2Cr 36:18 El rey se llevó a Babilonia todos los objetos, grandes y pequeños, que se usaban en el templo de Dios, y los tesoros tanto del templo del SEÑOR como del palacio del rey y de sus funcionarios.
2Cr 36:19 Luego su ejército quemó el templo de Dios, derribó las murallas de Jerusalén, incendió todos los palacios y destruyó por completo todo lo que había de valor.*
2Cr 36:20 Se llevaron desterrados a Babilonia a los pocos sobrevivientes, y se convirtieron en sirvientes del rey y sus hijos hasta que el reino de Persia llegó al poder.
2Cr 36:21 Así se cumplió el mensaje del SEÑOR anunciado por medio de Jeremías. La tierra finalmente disfrutó de su tiempo de descanso, y quedó desolada hasta que se cumplieron los setenta años, tal como el profeta había dicho.
2Cr 36:22 “En el primer año de Ciro, rey de Persia,* el SEÑOR cumplió la profecía que había dado por medio de Jeremías.* Movió el corazón de Ciro a poner por escrito el siguiente edicto y enviarlo a todo el reino:
2Cr 36:23 «Esto dice Ciro, rey de Persia: »“El SEÑOR, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra. Me encargó que le construya un templo en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que pertenezca al pueblo del SEÑOR puede regresar para realizar esta tarea, ¡y que el SEÑOR su Dios esté con ustedes!”».

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