APOSENTO ALTO

domingo, 16 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 16 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    10:38-42

Luc 10:38 Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa.
Luc 10:39 Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas.
Luc 10:40 Pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Se acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.
Luc 10:41 Pero el Señor le dijo: —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles!
Luc 10:42 Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.




1 TESALONICENSES 4:11-18

1Ts 4:11 Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente.
1Ts 4:12 Entonces la gente que no es cristiana respetará la manera en que ustedes viven, y no tendrán que depender de otros.
1Ts 4:13 Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los creyentes que han muerto,* para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza.
1Ts 4:14 Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que hayan muerto.
1Ts 4:15 Les decimos lo siguiente de parte del Señor: nosotros, los que todavía estemos vivos cuando el Señor regrese, no nos encontraremos con él antes de los que ya hayan muerto.
1Ts 4:16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los cristianos que hayan muerto* se levantarán de sus tumbas.
1Ts 4:17 Luego, junto con ellos, nosotros los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre.
1Ts 4:18 Así que anímense unos a otros con estas palabras.



SALMO 141

Sal 141:1
Salmo de David.
Oh SEÑOR, clamo a ti. ¡Por favor, apresúrate! ¡Escucha cuando clamo a ti por ayuda!
Sal 141:2 Acepta como incienso la oración que te ofrezco, y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.
Sal 141:3 Toma control de lo que digo, oh SEÑOR, y guarda mis labios.
Sal 141:4 No permitas que me deslice hacia el mal ni que me involucre en actos perversos. No me dejes participar de los manjares de quienes hacen lo malo.
Sal 141:5 ¡Deja que los justos me golpeen! ¡Será un acto de bondad! Si me corrigen, es un remedio calmante; no permitas que lo rechace. Pero oro constantemente en contra de los perversos y de lo que hacen.
Sal 141:6 Cuando a sus líderes los arrojen por un acantilado, los perversos escucharán mis palabras y descubrirán que son verdad.
Sal 141:7 Como las piedras que levanta el arado, los huesos de los perversos quedarán esparcidos, sin que nadie los entierre.*
Sal 141:8 Busco tu ayuda, oh Soberano SEÑOR. Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.
Sal 141:9 Líbrame de las trampas que me han tendido y de los engaños de los que hacen el mal.
Sal 141:10 Que los perversos caigan en sus propias redes, pero a mí, déjame escapar.


LECTURA PARA LA NOCHE

2 CRÓNICAS    8-9

2Cr 8:1 Salomón tardó veinte años en construir el templo del SEÑOR y su propio palacio real. Al cabo de ese tiempo,
2Cr 8:2 Salomón dirigió su atención a la reconstrucción de las ciudades que le había dado el rey Hiram* y estableció israelitas en ellas.
2Cr 8:3 Salomón también luchó contra la ciudad de Hamat de Soba y la conquistó.
2Cr 8:4 Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y construyó ciudades en la región de Hamat como centros de almacenamiento.
2Cr 8:5 Fortificó las ciudades de Bet-horón de arriba y Bet-horón de abajo, reconstruyó sus murallas e instaló portones con rejas.
2Cr 8:6 También reconstruyó Baalat y otros centros de almacenamiento y construyó ciudades para sus carros de guerra y sus caballos.* Construyó todo lo que quiso en Jerusalén, en el Líbano y por todo su reino.
2Cr 8:7 En esa tierra todavía había habitantes que no eran israelitas, entre los cuales se encontraban hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
2Cr 8:8 Todos ellos eran descendientes de las naciones que el pueblo de Israel no había destruido. Entonces Salomón les impuso trabajo forzado y los hizo parte de sus trabajadores, y en esa condición trabajan hasta el día de hoy;
2Cr 8:9 pero Salomón no obligó a ningún israelita a ser parte de sus trabajadores, sino que los puso a su servicio como soldados, oficiales en su ejército, y comandantes y conductores de sus carros de guerra.
2Cr 8:10 El rey Salomón también designó a doscientos cincuenta de ellos para que supervisaran a los trabajadores.
2Cr 8:11 Salomón trasladó a su esposa, la hija del faraón, de la Ciudad de David al palacio nuevo que le había edificado, y dijo: «Mi esposa no debe vivir en el palacio del rey David, porque allí ha estado el arca del SEÑOR y es tierra santa».
2Cr 8:12 Luego Salomón presentó ofrendas quemadas al SEÑOR sobre el altar que le había construido frente a la antesala del templo.
2Cr 8:13 Ofrecía sacrificios para los días de descanso, los festivales de luna nueva y los tres festivales anuales —la Pascua, el Festival de las Cosechas* y el Festival de las Enramadas— como Moisés había ordenado.
2Cr 8:14 Para asignar las responsabilidades a los sacerdotes, Salomón siguió el reglamento de su padre David. También designó a los levitas para dirigir al pueblo en alabanza y para ayudar a los sacerdotes en sus tareas diarias. Designó porteros para cada puerta según sus divisiones, siguiendo las órdenes de David, hombre de Dios.
2Cr 8:15 Salomón no se desvió en absoluto de las órdenes de David respecto a los sacerdotes, los levitas y los tesoros.
2Cr 8:16 Así Salomón se aseguró de que todo el trabajo relacionado con la construcción del templo del SEÑOR se llevara a cabo, desde el día en que se echaron los cimientos hasta el día en que se terminó.
2Cr 8:17 Tiempo después Salomón fue a Ezión-geber y a Elat,* puertos que están a la orilla del mar Rojo* en la tierra de Edom.
2Cr 8:18 Hiram le envió barcos comandados por sus propios oficiales y tripulados por marineros expertos. Estos barcos navegaron hasta Ofir con los hombres de Salomón y regresaron con unas quince mil toneladas* de oro, que entregaron a Salomón.
2Cr 9:1 Cuando la reina de Saba se enteró de la fama de Salomón, viajó a Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó con un gran séquito de asistentes y una enorme caravana de camellos cargados con especias, grandes cantidades de oro y piedras preciosas.
2Cr 9:2 Cuando se presentó ante Salomón, habló con él acerca de todo lo que ella tenía en mente. Salomón tenía respuestas para todas sus preguntas; nada le resultaba demasiado difícil de explicar.
2Cr 9:3 Cuando la reina de Saba se dio cuenta de lo sabio que era Salomón y vio el palacio que él había construido,
2Cr 9:4 quedó atónita. También estaba asombrada por la comida que se servía en las mesas del rey, por la forma en que estaban organizados sus funcionarios y la ropa espléndida que usaban, por los coperos y sus mantos, y por las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón en el templo del SEÑOR.
2Cr 9:5 Entonces la reina exclamó: «¡Todo lo que oí en mi país acerca de tus logros* y de tu sabiduría es cierto!
2Cr 9:6 Yo no creía lo que se dijo hasta que llegué aquí y lo vi con mis propios ojos. De hecho, ¡lo que había oído no refleja ni la mitad de tu sabiduría! Supera ampliamente lo que me habían dicho.
2Cr 9:7 ¡Qué feliz debe estar tu pueblo! ¡Qué privilegio para tus funcionarios estar aquí en tu presencia día tras día, escuchando tu sabiduría!
2Cr 9:8 Alabado sea el SEÑOR tu Dios, quien se deleita en ti y te ha puesto en el trono como rey para que gobiernes para él. Debido a que Dios ama a Israel y desea que este reino permanezca para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que puedas gobernar con justicia y rectitud».
2Cr 9:9 Luego le regaló al rey cuatro mil kilos* de oro, grandes cantidades de especias y de piedras preciosas. Nunca antes hubo especias tan finas como las que la reina de Saba le regaló al rey Salomón.
2Cr 9:10 (Además, las tripulaciones de Hiram y de Salomón trajeron oro desde Ofir, y también madera de sándalo rojo* y piedras preciosas.
2Cr 9:11 Con el sándalo, el rey construyó escalones* para el templo del SEÑOR y para el palacio real, e hizo liras y arpas para los músicos. Nunca antes se habían visto cosas tan hermosas en Judá).
2Cr 9:12 El rey Salomón le dio a la reina de Saba todo lo que ella pidió, regalos de mayor valor que los que ella le había entregado a él. Luego ella y todos sus acompañantes regresaron a su tierra.
2Cr 9:13 Cada año Salomón recibía unos veintitrés mil kilos* de oro,
2Cr 9:14 sin contar los ingresos adicionales que recibía de mercaderes y comerciantes. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernantes de las provincias también le llevaban a Salomón oro y plata.
2Cr 9:15 El rey Salomón fabricó doscientos escudos grandes de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi siete kilos.*
2Cr 9:16 También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba tres kilos y medio.* El rey colocó los escudos en el Palacio del Bosque del Líbano.
2Cr 9:17 Luego el rey hizo un gran trono, decorado con marfil y revestido de oro puro.
2Cr 9:18 El trono tenía seis escalones y un estrado de oro. A cada lado del asiento había apoyabrazos, y a cada lado del trono había una figura de león de pie.
2Cr 9:19 Había también otros doce leones, uno en cada extremo de los seis escalones. ¡No había trono en todo el mundo que pudiera compararse con el de Salomón!
2Cr 9:20 Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.
2Cr 9:21 El rey tenía una flota de barcos mercantes* tripulada por marineros enviados por Hiram.* Una vez cada tres años, los barcos regresaban cargados de oro, plata, marfil, simios y pavos reales.*
2Cr 9:22 De modo que Salomón llegó a ser más rico y más sabio que cualquier otro rey de la tierra.
2Cr 9:23 Reyes de todas las naciones lo visitaban para consultarlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado.
2Cr 9:24 Año tras año, cada visitante le llevaba regalos de plata y oro, ropa, armas, especias, caballos y mulas.
2Cr 9:25 Salomón tenía cuatro mil establos para sus caballos y carros de guerra, y doce mil caballos.* Los colocó en las ciudades designadas para guardar los carros y también cerca de él en Jerusalén.
2Cr 9:26 Gobernaba a todos los reyes desde el río Éufrates,* en el norte, hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto, en el sur.
2Cr 9:27 El rey hizo que en Jerusalén la plata fuera tan abundante como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá.*
2Cr 9:28 Los caballos de Salomón se importaban de Egipto* y de muchos otros países.
2Cr 9:29 Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, desde el principio hasta el fin, están registrados en El registro del profeta Natán , en La profecía de Ahías de Silo y también en Las visiones de Iddo el vidente , acerca de Jeroboam, hijo de Nabat.
2Cr 9:30 Salomón gobernó en Jerusalén a todo Israel durante cuarenta años.
2Cr 9:31 Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, la cual llevaba ese nombre por su padre. Luego su hijo Roboam lo sucedió en el trono.

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