APOSENTO ALTO

miércoles, 5 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 5 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    8:16-25

Luc 8:16 »Nadie enciende una lámpara y luego la cubre con un tazón o la esconde debajo de la cama. Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde todos los que entran a la casa puedan ver su luz.
Luc 8:17 Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos.
Luc 8:18 »Así que, presten atención a cómo oyen. A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento. Pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden».
Luc 8:19 Entonces la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo, pero no pudieron acercarse a él debido a la gran cantidad de gente.
Luc 8:20 Alguien le dijo a Jesús: —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte.
Luc 8:21 Jesús respondió: —Mi madre y mis hermanos son todos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.
Luc 8:22 Cierto día Jesús les dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago». Así que subieron a una barca y salieron.
Luc 8:23 Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro.
Luc 8:24 Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro!¡ Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!» —gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.
Luc 8:25 Entonces les preguntó: «¿Dónde está su fe?». Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros —. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!».



COLOSENSES 2:16-23

Col 2:16 Por lo tanto, no permitan que nadie los condene por lo que comen o beben, o porque no celebran ciertos días santos ni ceremonias por la luna nueva ni los días de descanso.
Col 2:17 Pues esas reglas son sólo sombras de la realidad que vendrá. Y Cristo mismo es esa realidad.
Col 2:18 No dejen que los condene ninguno de aquellos que insisten en una religiosa abnegación de uno mismo o en el culto a los ángeles,* al afirmar que han tenido visiones sobre estas cosas. Su mente pecaminosa los ha llenado de arrogancia
Col 2:19 y no están unidos a Cristo, la cabeza del cuerpo. Pues él mantiene todo el cuerpo unido con las articulaciones y los ligamentos, el cual va creciendo a medida que Dios lo nutre.
Col 2:20 Ustedes han muerto con Cristo, y él los ha rescatado de los poderes espirituales de este mundo. Entonces, ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como:
Col 2:21 «¡No toques esto! ¡No pruebes eso! ¡No te acerques a aquello!»?
Col 2:22 Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso.
Col 2:23 Podrán parecer sabias porque exigen una gran devoción, una religiosa abnegación de uno mismo y una severa disciplina corporal; pero a una persona no le ofrecen ninguna ayuda para vencer sus malos deseos.




SALMO 128

Sal 128:1
Cántico de los peregrinos que suben a Jerusalén.
¡Qué feliz es el que teme al SEÑOR, todo el que sigue sus caminos!
Sal 128:2 Gozarás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás!
Sal 128:3 Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa.
Sal 128:4 Esa es la bendición del SEÑOR para los que le temen.
Sal 128:5 Que el SEÑOR te bendiga continuamente desde Sión; que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
Sal 128:6 Que vivas para disfrutar de tus nietos. ¡Que Israel tenga paz!



LECTURA PARA LA NOCHE

1 CRÓNICAS    10-11

1Cr 10:1 Ahora bien, los filisteos atacaron a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las laderas del monte Gilboa.
1Cr 10:2 Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a tres de ellos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa.
1Cr 10:3 La batalla se intensificó cerca de Saúl, y los arqueros filisteos lo alcanzaron y lo hirieron.
1Cr 10:4 Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para burlarse de mí y torturarme». Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella.
1Cr 10:5 Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, se echó sobre su propia espada y murió.
1Cr 10:6 Así que Saúl y sus tres hijos murieron allí juntos, y su dinastía llegó a su fin.
1Cr 10:7 Cuando los israelitas que estaban en el valle de Jezreel vieron que su ejército había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus ciudades.
1Cr 10:8 Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus hijos en el monte Gilboa.
1Cr 10:9 Entonces le quitaron la armadura a Saúl y le cortaron la cabeza. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl ante sus ídolos y a la gente en toda la tierra de Filistea.
1Cr 10:10 Pusieron su armadura en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
1Cr 10:11 Cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de todo lo que los filisteos le habían hecho a Saúl,
1Cr 10:12 todos los valientes guerreros llevaron los cuerpos de Saúl y sus hijos de regreso a Jabes. Luego enterraron sus huesos debajo del gran árbol en Jabes y ayunaron por siete días.
1Cr 10:13 De manera que Saúl murió porque fue infiel al SEÑOR. No obedeció el mandato del SEÑOR e incluso consultó a una médium
1Cr 10:14 en lugar de buscar la dirección del SEÑOR. Así que el SEÑOR le quitó la vida y le entregó el reino a David, hijo de Isaí.
1Cr 11:1 Luego todos los israelitas se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron: «Somos de la misma sangre.
1Cr 11:2 En el pasado,* aun cuando Saúl era rey, en realidad era usted quien dirigía a las fuerzas de Israel. Y el SEÑOR su Dios le dijo: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel; tú serás el líder de mi pueblo Israel”».
1Cr 11:3 De modo que allí en Hebrón David hizo un pacto ante el SEÑOR con todos los ancianos de Israel. Y lo ungieron rey de Israel, tal como el SEÑOR lo había prometido por medio de Samuel.
1Cr 11:4 Después David fue con todo Israel a Jerusalén (o Jebús, como solían llamarla anteriormente), donde vivían los jebuseos, los habitantes originarios de esa tierra.
1Cr 11:5 El pueblo de Jebús se mofaba de David: «¡Jamás entrarás aquí!»; pero David tomó la fortaleza de Sión, la que ahora se llama Ciudad de David.
1Cr 11:6 David había dicho a sus tropas: «¡El primero que ataque a los jebuseos será el comandante de mis ejércitos!». Así que Joab, cuya madre era Sarvia, una hermana de David, fue el primero en atacar, entonces llegó a ser el comandante de los ejércitos de David.
1Cr 11:7 David hizo de la fortaleza su casa, y es por eso que se llama Ciudad de David.
1Cr 11:8 Extendió la ciudad desde los terraplenes* hasta la zona circundante, mientras que Joab reedificaba el resto de Jerusalén.
1Cr 11:9 David se hacía cada vez más poderoso porque el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales estaba con él.
1Cr 11:10 Estos son los líderes de los guerreros valientes de David. Junto con todo Israel, ellos decidieron hacer rey a David, tal como el SEÑOR había prometido con relación a Israel.
1Cr 11:11 Este es el registro de los guerreros valientes de David: el primero fue Jasobeam el hacmonita, quien era líder de los Tres, el grupo de guerreros más valientes entre los hombres de David.* Una vez utilizó su lanza para matar a trescientos guerreros enemigos en una sola batalla.
1Cr 11:12 El siguiente en rango entre los Tres era Eleazar, hijo de Dodai,* un descendiente de Ahoa.
1Cr 11:13 Estuvo con David en la batalla contra los filisteos en Pasdamim. Esta batalla ocurrió en un campo lleno de cebada, y el ejército israelita huyó;
1Cr 11:14 pero Eleazar y David* no cedieron terreno en medio del campo e hicieron retroceder a los filisteos. Así que el SEÑOR los salvó dándoles una gran victoria.
1Cr 11:15 Cierta vez, cuando David estaba en la roca cerca de la cueva de Adulam, el ejército filisteo estaba acampado en el valle de Refaim. Los Tres (que formaban parte de los Treinta, un grupo selecto entre los hombres de guerra de David) descendieron a la cueva para encontrarse con él.
1Cr 11:16 En aquel tiempo, David se alojaba en la fortaleza, y un destacamento filisteo había ocupado la ciudad de Belén.
1Cr 11:17 David les comentó a sus hombres un vivo deseo: «¡Ah, cómo me gustaría tomar un poco de esa buena agua del pozo que está junto a la puerta de Belén!».
1Cr 11:18 Entonces los Tres atravesaron las líneas filisteas, sacaron agua del pozo junto a la puerta de Belén y se la llevaron a David; pero David rehusó tomarla, en cambio la derramó como ofrenda al SEÑOR.
1Cr 11:19 «¡No permita Dios que la beba! —exclamó—. Esta agua es tan preciosa como la sangre de estos hombres* que arriesgaron la vida para traérmela». De manera que David no la tomó. Estos son ejemplos de las hazañas de los Tres.
1Cr 11:20 Abisai, hermano de Joab, era el líder de los Treinta.* En una ocasión usó su lanza para matar a trescientos guerreros enemigos en una sola batalla. Fue por hazañas como esta que se hizo tan famoso como los Tres.
1Cr 11:21 Abisai era el comandante y el más famoso de los Treinta, aunque no era uno de los Tres.
1Cr 11:22 Estaba también Benaía, hijo de Joiada, un valiente guerrero de Cabseel, quien hizo muchas proezas heroicas, entre ellas mató a dos campeones* de Moab. En otra ocasión, en un día de mucha nieve, Benaía persiguió a un león hasta un hoyo y lo mató.
1Cr 11:23 Otra vez, armado solamente con un palo, mató a un gran guerrero egipcio que medía dos metros y medio* de altura y tenía una lanza que era tan gruesa como un rodillo de telar. Benaía arrebató la lanza de la mano del egipcio y lo mató con ella.
1Cr 11:24 Hazañas como estas hicieron a Benaía tan famoso como los Tres, los guerreros más valientes.
1Cr 11:25 Recibió más honores que los demás miembros de los Treinta, aunque no era uno de los Tres. Además, David lo nombró capitán de su escolta.
1Cr 11:26 Entre los guerreros más destacados también se encontraban: Asael, hermano de Joab; Elhanan, hijo de Dodo, de Belén;
1Cr 11:27 Sama de Harod;* Heles de Pelón;
1Cr 11:28 Ira, hijo de Iques, de Tecoa; Abiezer de Anatot;
1Cr 11:29 Sibecai de Husa; Salmón* de Ahoh;
1Cr 11:30 Maharai de Netofa; Heled, hijo de Baana, de Netofa;
1Cr 11:31 Itai, hijo de Ribai, de Guibeá (en la tierra de Benjamín); Benaía de Piratón;
1Cr 11:32 Hurai de las proximidades de Nahale-gaas;* Abi-albón* de Arabá;
1Cr 11:33 Azmavet de Bahurim;* Eliaba de Saalbim;
1Cr 11:34 los hijos de Jasén,* de Gizón; Jonatán, hijo de Sage, de Arar;
1Cr 11:35 Ahíam, hijo de Sarar,* de Arar; Elifal, hijo de Ur;
1Cr 11:36 Hefer de Mequer; Ahías de Pelón;
1Cr 11:37 Hezro de Carmelo; Paarai,* hijo de Ezbai;
1Cr 11:38 Joel, hermano de Natán; Mibhar, hijo de Hagrai;
1Cr 11:39 Selec de Amón; Naharai de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia;
1Cr 11:40 Ira de Jatir; Gareb de Jatir;
1Cr 11:41 Urías el hitita; Zabad, hijo de Ahlai;
1Cr 11:42 Adina, hijo de Siza, el líder rubenita que tenía treinta hombres consigo;
1Cr 11:43 Hanán, hijo de Maaca; Josafat el mitnita;
1Cr 11:44 Uzías de Astarot; Sama y Jehiel, hijos de Hotam, de Aroer;
1Cr 11:45 Jediael, hijo de Simri; Joha, su hermano, de Tiz;
1Cr 11:46 Eliel de Mahanaim; Jerebai y Josavía, hijos de Elnaam; Itma de Moab;
1Cr 11:47 Eliel y Obed; Jaasiel de Soba.*

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