APOSENTO ALTO

lunes, 24 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 24 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    12:35-48

Luc 12:35 »Estén vestidos, listos para servir y mantengan las lámparas encendidas,
Luc 12:36 como si esperaran el regreso de su amo de la fiesta de bodas. Entonces estarán listos para abrirle la puerta y dejarlo entrar en el momento que llegue y llame.
Luc 12:37 Los siervos que estén listos y a la espera de su regreso serán recompensados. Les digo la verdad, él mismo les indicará dónde sentarse, se pondrá el delantal y les servirá mientras están a la mesa y comen.
Luc 12:38 Puede ser que llegue en la mitad de la noche o durante la madrugada.* Pero cualquiera que sea la hora que llegue, recompensará a los siervos que estén preparados.
Luc 12:39 »Entiendan lo siguiente: si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, no dejaría que asaltara su casa.
Luc 12:40 Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen.
Luc 12:41 Pedro preguntó: —Señor, ¿esa ilustración es sólo para nosotros o es para todos?
Luc 12:42 Y el Señor respondió: —Un siervo fiel y sensato es aquel a quien el amo puede darle la responsabilidad de dirigir a los demás siervos y alimentarlos.
Luc 12:43 Si el amo regresa y encuentra que el siervo ha hecho un buen trabajo, habrá una recompensa.
Luc 12:44 Les digo la verdad, el amo pondrá a ese siervo a cargo de todo lo que posee.
Luc 12:45 ¿Pero qué tal si el siervo piensa: “Mi amo no regresará por un tiempo” y comienza a golpear a los otros siervos, a parrandear y a emborracharse?
Luc 12:46 El amo regresará inesperadamente y sin previo aviso, cortará al siervo en pedazos y lo expulsará junto con los infieles.
Luc 12:47 »Y un siervo que sabe lo que su amo quiere, pero no se prepara ni cumple las instrucciones, será severamente castigado.
Luc 12:48 Pero alguien que no lo sabe y hace algo malo, será castigado levemente. Alguien a quien se le ha dado mucho, mucho se le pedirá a cambio; y alguien a quien se le ha confiado mucho, aún más se le exigirá.





2 TESALONICENSES 3:6-13

2Ts 3:6 Y ahora, amados hermanos, les damos el siguiente mandato en el nombre de nuestro Señor Jesucristo: aléjense de todos los creyentes* que llevan vidas ociosas y que no siguen la tradición que recibieron* de nosotros.
2Ts 3:7 Pues ustedes saben que deben imitarnos. No estuvimos sin hacer nada cuando los visitamos a ustedes.
2Ts 3:8 En ningún momento aceptamos comida de nadie sin pagarla. Trabajamos mucho de día y de noche a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes.
2Ts 3:9 Por cierto, teníamos el derecho de pedirles que nos alimentaran, pero quisimos dejarles un ejemplo que seguir.
2Ts 3:10 Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman».
2Ts 3:11 Sin embargo, oímos que algunos de ustedes llevan vidas de ocio, se niegan a trabajar y se entrometen en los asuntos de los demás.
2Ts 3:12 Les ordenamos a tales personas y las instamos en el nombre del Señor Jesucristo a que se tranquilicen y a que trabajen para ganarse la vida.
2Ts 3:13 En cuanto al resto de ustedes, amados hermanos, nunca se cansen de hacer el bien.





SALMO 149

Sal 149:1 ¡Alabado sea el SEÑOR! Canten al SEÑOR una nueva canción; canten sus alabanzas en la asamblea de los fieles.
Sal 149:2 Oh Israel, alégrate de tu Creador. Oh pueblo de Jerusalén,* regocíjate de tu Rey.
Sal 149:3 Alaba su nombre con danza, acompáñala con panderetas y arpas,
Sal 149:4 porque el SEÑOR se deleita en su pueblo; él corona al humilde con victoria.
Sal 149:5 Que los fieles se alegren de que él los honra; que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
Sal 149:6 Que las alabanzas de Dios estén en sus labios y tengan una espada afilada en las manos,
Sal 149:7 para tomar venganza contra las naciones y castigar a los pueblos,
Sal 149:8 para encadenar a sus reyes con grilletes y a sus líderes, con cadenas de hierro,
Sal 149:9 para ejecutar el juicio que está escrito contra ellos. Éste es el privilegio glorioso que tienen sus fieles. ¡Alabado sea el SEÑOR!


LECTURA PARA LA NOCHE

2 CRÓNICAS    30-33

2Cr 30:1 El rey Ezequías envió mensajes a todo Israel y Judá, y escribió cartas de invitación a la gente de Efraín y Manasés. Les pidió a todos que vinieran al templo del SEÑOR en Jerusalén para celebrar la Pascua del SEÑOR, Dios de Israel.
2Cr 30:2 El rey, sus funcionarios y toda la comunidad de Jerusalén decidieron celebrar la Pascua un mes más tarde de lo habitual.*
2Cr 30:3 No pudieron celebrarla en el tiempo establecido porque no era posible purificar suficientes sacerdotes para esa fecha, y el pueblo todavía no se había reunido en Jerusalén.
2Cr 30:4 Esta propuesta para celebrar la Pascua les pareció bien al rey y a todo el pueblo.
2Cr 30:5 De modo que mandaron un edicto por todo Israel, desde Beerseba en el sur hasta Dan en el norte, para invitar a todos a reunirse en Jerusalén para celebrar la Pascua del SEÑOR, Dios de Israel. Hacía tiempo que el pueblo no la celebraba en forma masiva, como lo exigía la ley.
2Cr 30:6 Por orden del rey se enviaron mensajeros por todo Israel y Judá con cartas que decían: «Oh pueblo de Israel, vuélvanse al SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel,* para que él se vuelva a los pocos de nosotros que hemos sobrevivido la conquista de los reyes asirios.
2Cr 30:7 No sean como sus antepasados y parientes que abandonaron al SEÑOR, Dios de sus antepasados, y se convirtieron en objeto de desdén, como ustedes mismos pueden ver.
2Cr 30:8 No sean tercos como fueron ellos, sino sométanse al SEÑOR y vengan a su templo que él mismo separó como santo para siempre. Adoren al SEÑOR su Dios, para que su ira feroz se aleje de ustedes.
2Cr 30:9 »Pues si ustedes se vuelven al SEÑOR, sus parientes y sus hijos serán tratados con compasión por sus captores, y podrán regresar a esta tierra. El SEÑOR su Dios es bondadoso y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, él no seguirá apartando su rostro de ustedes».
2Cr 30:10 Los mensajeros corrieron de ciudad en ciudad por todo Efraín y Manasés y hasta el territorio de Zabulón; pero la mayoría de la gente simplemente se reía de los mensajeros y se burlaba de ellos.
2Cr 30:11 Sin embargo, algunos habitantes de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén.
2Cr 30:12 Al mismo tiempo, la mano de Dios estaba sobre la gente en la tierra de Judá, y les dio un solo corazón para obedecer las órdenes del rey y de sus funcionarios, quienes seguían la palabra del SEÑOR.
2Cr 30:13 Así que, una gran multitud se reunió en Jerusalén a mediados de la primavera* para celebrar el Festival de los Panes sin Levadura.
2Cr 30:14 Pusieron manos a la obra y quitaron todos los altares paganos de Jerusalén. Sacaron todos los altares del incienso y los arrojaron al valle de Cedrón.
2Cr 30:15 El día catorce del segundo mes, un mes más tarde de lo habitual,* el pueblo sacrificó el cordero de la Pascua. Eso avergonzó a los sacerdotes y a los levitas, de modo que se purificaron y llevaron ofrendas quemadas al templo del SEÑOR.
2Cr 30:16 Después ocuparon sus lugares en el templo, tal como estaba establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios. Los levitas llevaron la sangre de los sacrificios a los sacerdotes, quienes la rociaron sobre el altar.
2Cr 30:17 Como muchos del pueblo no se habían purificado, a fin de separarlos para el SEÑOR, los levitas tuvieron que matar por ellos el cordero de la Pascua.
2Cr 30:18 La mayoría de los que habían venido de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón no se habían purificado. Sin embargo, se les permitió comer la cena de Pascua aunque estuviera en contra de las exigencias de la ley, porque Ezequías oró por ellos diciendo: «Que el SEÑOR, quien es bueno, perdone a los
2Cr 30:19 que han decidido seguir al SEÑOR, Dios de sus antepasados, aunque no estén debidamente purificados para la ceremonia»;
2Cr 30:20 y el SEÑOR escuchó la oración de Ezequías y sanó a la gente.
2Cr 30:21 Entonces los israelitas que estaban presentes en Jerusalén celebraron con gran alegría el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días. Cada día los levitas y los sacerdotes cantaban al SEÑOR, al son de instrumentos resonantes.*
2Cr 30:22 Ezequías les dio ánimo a todos los levitas en cuanto a la habilidad que demostraban mientras servían al SEÑOR. La celebración continuó durante siete días y se sacrificaron ofrendas de paz, y la gente le dio gracias al SEÑOR, Dios de sus antepasados.
2Cr 30:23 Toda la asamblea decidió continuar el festival otros siete días, de modo que celebraron con gran alegría una semana más.
2Cr 30:24 El rey Ezequías le dio al pueblo mil toros y siete mil ovejas y cabras para las ofrendas, y los funcionarios donaron mil toros y diez mil ovejas y cabras. Mientras tanto, muchos otros sacerdotes se purificaron.
2Cr 30:25 Toda la asamblea de Judá se alegró, incluidos los sacerdotes, los levitas, todos los que habían venido del territorio de Israel, los extranjeros que vinieron al festival y todos los que vivían en Judá.
2Cr 30:26 Hubo gran alegría en la ciudad, porque en Jerusalén no se había presenciado una celebración como ésta desde los días de Salomón, hijo del rey David.
2Cr 30:27 Luego los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y Dios escuchó su oración desde su santa morada en el cielo.
2Cr 31:1 Cuando terminó el festival, los israelitas que estuvieron presentes fueron a todas las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés, destrozaron todas las columnas sagradas, derribaron los postes dedicados a la diosa Asera y quitaron los altares y los santuarios paganos. Después de esto, los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su hogar.
2Cr 31:2 Luego Ezequías organizó a los sacerdotes y a los levitas en divisiones para que presentaran las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz y para que adoraran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR en las puertas del templo.
2Cr 31:3 El rey también contribuyó personalmente con animales para las ofrendas quemadas diarias de la mañana y de la tarde, para los festivales semanales de los días de descanso y para los festivales mensuales de luna nueva, como también para todos los demás festivales anuales establecidos en la ley del SEÑOR.
2Cr 31:4 Además, exigió al pueblo de Jerusalén que llevara una parte de sus bienes a los sacerdotes y levitas, para que ellos pudieran dedicarse por completo a la ley del SEÑOR.
2Cr 31:5 Cuando los israelitas escucharon estos requisitos respondieron con generosidad; dieron la primera porción de su grano, vino nuevo, aceite de oliva, miel y de todo lo que producían sus campos. Llevaron grandes cantidades, el diezmo de todo lo que habían producido.
2Cr 31:6 La gente que se había mudado de Israel a Judá, y la misma gente de Judá, llevaron el diezmo de su ganado, de sus ovejas y de sus cabras, y el diezmo de las cosas que habían dedicado al SEÑOR su Dios, y las apilaron en grandes montones.
2Cr 31:7 Empezaron a apilarlas a fines de la primavera y los montones siguieron creciendo hasta principios del otoño.*
2Cr 31:8 Cuando Ezequías y sus funcionarios fueron y vieron esos enormes montones, ¡le dieron gracias al SEÑOR y a su pueblo, Israel!
2Cr 31:9 —¿De dónde vino todo esto? —preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas.
2Cr 31:10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la familia de Sadoc, le contestó: —Desde que la gente empezó a llevar sus ofrendas al templo del SEÑOR, hemos tenido suficiente para comer y mucho de sobra. El SEÑOR ha bendecido a su pueblo, y sobró todo esto.
2Cr 31:11 Ezequías ordenó que se prepararan unos depósitos en el templo del SEÑOR. Cuando estuvieron listos,
2Cr 31:12 la gente fielmente llevó todos los diezmos y las ofrendas al templo. Conanías, el levita, quedó encargado y su hermano Simei lo ayudaba.
2Cr 31:13 Los supervisores bajo su mando fueron Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía. El rey Ezequías y Azarías, el funcionario principal en el templo de Dios, hicieron estos nombramientos.
2Cr 31:14 Coré, hijo del levita Imna, portero de la Puerta Oriental, quedó encargado de distribuir las ofrendas voluntarias entregadas a Dios, los regalos y las cosas que habían sido dedicadas al SEÑOR.
2Cr 31:15 Sus fieles ayudantes eran Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías. Ellos distribuían los regalos entre las familias de los sacerdotes en sus ciudades según sus divisiones, repartiéndolos equitativamente entre ancianos y jóvenes por igual.
2Cr 31:16 Distribuían los regalos a todos los varones de tres años o más, sin tomar en cuenta su lugar en los registros genealógicos. La distribución era para todos los que iban al templo del SEÑOR para cumplir con sus responsabilidades diarias según sus divisiones.
2Cr 31:17 Distribuían los regalos a los sacerdotes que estaban anotados por sus familias en los registros genealógicos, y a los levitas de veinte años o más que estaban anotados según sus funciones y sus divisiones.
2Cr 31:18 Las raciones de alimentos también se entregaban a las familias de todos los que estuvieran anotados en los registros genealógicos, incluidos los bebés, las esposas, los hijos y las hijas. Pues todos habían sido fieles purificándose a sí mismos.
2Cr 31:19 En cuanto a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, que vivían en las aldeas sin murallas alrededor de las ciudades, algunos hombres fueron designados por nombre para que distribuyeran raciones a todos los varones entre los sacerdotes y a todos los levitas anotados en los registros genealógicos.
2Cr 31:20 De esta manera, el rey Ezequías manejó la distribución en todo Judá, haciendo lo agradable y bueno a los ojos del SEÑOR su Dios.
2Cr 31:21 En todo lo que hizo para el servicio del templo de Dios y en sus esfuerzos por seguir las leyes y los mandatos de Dios, Ezequías buscó a su Dios de todo corazón; y como resultado, tuvo mucho éxito.
2Cr 32:1 Después de que Ezequías llevó a cabo fielmente este trabajo, Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá. Sitió las ciudades fortificadas y dio órdenes a su ejército para que penetraran las murallas.
2Cr 32:2 Cuando Ezequías se dio cuenta de que Senaquerib también pensaba atacar a Jerusalén,
2Cr 32:3 consultó con sus funcionarios y consejeros militares, y decidieron bloquear los manantiales fuera de la ciudad.
2Cr 32:4 Organizaron una gran cuadrilla de trabajadores para cegar los manantiales, como consecuencia se cortó el arroyo que corría por los campos, porque dijeron: «¿Por qué han de venir aquí los reyes de Asiria y encontrar abundancia de agua?».
2Cr 32:5 Luego Ezequías se esforzó en reparar todas las secciones caídas de la muralla, erigió torres y construyó una segunda muralla exterior a la primera. También reforzó los terraplenes* en la Ciudad de David y fabricó grandes cantidades de armas y escudos.
2Cr 32:6 Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les dio ánimo diciendo:
2Cr 32:7 «¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado!
2Cr 32:8 El rey podrá tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el SEÑOR nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.
2Cr 32:9 Mientras el rey Senaquerib de Asiria aún sitiaba a la ciudad de Laquis, envió a sus oficiales a Jerusalén con el siguiente mensaje para Ezequías y para toda la gente en la ciudad:
2Cr 32:10 «Esto dice el rey Senaquerib de Asiria: “¿En qué confían ustedes que les hace pensar que podrán sobrevivir mi sitio de Jerusalén?
2Cr 32:11 Ezequías ha dicho: ‘El SEÑOR nuestro Dios nos librará del rey de Asiria’. ¡Ezequías los está engañando y los está condenando a morir de hambre y de sed!
2Cr 32:12 ¿Acaso no se dan cuenta de que fue el mismo Ezequías quien destruyó todos los santuarios y altares del SEÑOR? Él ordenó a Judá y a Jerusalén que se adorara sólo en el altar del templo y que se ofreciera sacrificios únicamente sobre él.
2Cr 32:13 »¡De seguro ustedes se han dado cuenta de lo que yo y los otros reyes de Asiria antes de mí hemos hecho a todos los pueblos de la tierra! ¿Pudieron acaso los dioses de esas naciones librar a sus pueblos de mi poder?
2Cr 32:14 ¿Cuál de sus dioses fue capaz de librar a su pueblo del poder destructor de mis antecesores? ¿Qué les hace pensar que su Dios puede librarlos de mí?
2Cr 32:15 ¡No dejen que Ezequías los engañe! ¡No permitan que se burle así de ustedes! Lo vuelvo a repetir: ningún dios de ninguna nación o reino jamás ha sido capaz de librar a su pueblo de mí o de mis antepasados. ¡Mucho menos podrá su Dios librarlos a ustedes de mi poder!”».
2Cr 32:16 Los oficiales de Senaquerib siguieron burlándose del SEÑOR Dios y de su siervo Ezequías, amontonando insulto sobre insulto.
2Cr 32:17 El rey también envió cartas en las que menospreciaba al SEÑOR, Dios de Israel. Escribió: «Así como los dioses de todas las demás naciones fueron incapaces de librar a sus pueblos de mi poder, el Dios de Ezequías tampoco será capaz de librar a su pueblo».
2Cr 32:18 Los oficiales asirios que entregaron las cartas gritaron esto en hebreo* a las personas que se habían juntado en la muralla de la ciudad, con el fin de atemorizarlas para que luego les fuera más fácil conquistar la ciudad.
2Cr 32:19 Estos oficiales hablaban del Dios de Jerusalén como si fuera uno de los dioses paganos hechos por manos humanas.
2Cr 32:20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo.
2Cr 32:21 Entonces el SEÑOR envió a un ángel que destruyó al ejército asirio junto con todos sus comandantes y oficiales. Senaquerib se vio obligado a regresar a su propia tierra avergonzado; y cuando entró al templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí mismo a espada.
2Cr 32:22 Así es como el SEÑOR libró a Ezequías y al pueblo de Jerusalén del rey Senaquerib de Asiria y de todos los demás que los amenazaban. Entonces hubo paz por todo el país.
2Cr 32:23 A partir de entonces el rey Ezequías fue muy respetado entre las naciones vecinas, y llegaron a Jerusalén muchos obsequios para el SEÑOR junto con valiosos regalos para el rey Ezequías.
2Cr 32:24 Por ese tiempo Ezequías se enfermó gravemente. Así que oró al SEÑOR, quien lo sanó y le dio una señal milagrosa;
2Cr 32:25 pero Ezequías no respondió de manera adecuada a la bondad que le había sido mostrada y se volvió orgulloso. Por eso el enojo del SEÑOR vino contra él y contra Judá y Jerusalén.
2Cr 32:26 Entonces Ezequías se humilló y se arrepintió de su soberbia, junto con el pueblo de Jerusalén. De modo que el enojo del SEÑOR no cayó sobre ellos durante la vida de Ezequías.
2Cr 32:27 Ezequías era muy rico y altamente honrado. Construyó edificios especiales para guardar sus tesoros: plata, oro, piedras preciosas y especias, así como los escudos y otros objetos de valor.
2Cr 32:28 También construyó muchos depósitos para su grano, vino nuevo y aceite de oliva; e hizo muchos establos para su ganado y corrales para sus rebaños de ovejas y cabras.
2Cr 32:29 Construyó muchas ciudades y adquirió enormes rebaños y manadas, porque Dios le había dado grandes riquezas.
2Cr 32:30 Bloqueó el manantial de la parte alta de Gihón y condujo el agua por un túnel hasta la parte occidental de la Ciudad de David. De modo que tuvo éxito en todo lo que hizo.
2Cr 32:31 Sin embargo, cuando llegaron embajadores de Babilonia para preguntar por los sorprendentes acontecimientos que habían ocurrido en la tierra, Dios se apartó de Ezequías para ponerlo a prueba y ver lo que realmente había en su corazón.
2Cr 32:32 Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías y sus actos de devoción están registrados en La visión del profeta Isaías, hijo de Amoz , que está incluida en El libro de los reyes de Judá y de Israel .
2Cr 32:33 Cuando Ezequías murió, lo enterraron en la parte superior del cementerio de los reyes, y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén le rindieron honores en su muerte; y su hijo Manasés lo sucedió en el trono.
2Cr 33:1 Manasés tenía doce años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años.
2Cr 33:2 Hizo lo malo a los ojos del SEÑOR y siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el SEÑOR había expulsado de la tierra al paso de los israelitas.
2Cr 33:3 Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había derribado. Construyó altares para las imágenes de Baal y levantó postes dedicados a la diosa Asera. También se inclinó ante todos los poderes de los cielos y les rindió culto.
2Cr 33:4 Construyó altares paganos dentro del templo del SEÑOR, el lugar sobre el cual el SEÑOR había dicho: «Mi nombre permanecerá en Jerusalén para siempre».
2Cr 33:5 Construyó estos altares para todos los poderes de los cielos en ambos atrios del templo del SEÑOR.
2Cr 33:6 Manasés también sacrificó a sus propios hijos en el fuego* en el valle de Ben-hinom. Practicó la hechicería, la adivinación y la brujería, y consultó a los médiums y a los videntes. Hizo muchas cosas que eran malas a los ojos del SEÑOR y con eso provocó su enojo.
2Cr 33:7 Incluso Manasés tomó un ídolo que había tallado y lo colocó en el templo de Dios, en el mismo lugar donde Dios les había dicho a David y a su hijo Salomón: «Mi nombre será honrado para siempre en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel.
2Cr 33:8 Si los israelitas se aseguran de obedecer mis mandatos —todas las leyes, los decretos y las ordenanzas que les di por medio de Moisés—, no los expulsaré de esta tierra que aparté para sus antepasados».
2Cr 33:9 Sin embargo, Manasés llevó al pueblo de Judá y de Jerusalén a cometer cosas aún peores de las que habían hecho las naciones paganas que el SEÑOR había destruido cuando el pueblo de Israel entró en la tierra.
2Cr 33:10 El SEÑOR les habló a Manasés y a su pueblo, pero no hicieron caso a sus advertencias.
2Cr 33:11 De modo que el SEÑOR envió a los comandantes de los ejércitos asirios y tomó a Manasés prisionero. Le pusieron un aro en la nariz, lo sujetaron con cadenas de bronce y se lo llevaron a Babilonia;
2Cr 33:12 pero cuando estaba sumido en profunda angustia, Manasés buscó al SEÑOR su Dios y se humilló con sinceridad ante el Dios de sus antepasados.
2Cr 33:13 Cuando oró, el SEÑOR lo escuchó y se conmovió por su petición. Así que el SEÑOR hizo que Manasés regresara a Jerusalén y a su reino. ¡Entonces Manasés finalmente se dio cuenta de que el SEÑOR es el único Dios!
2Cr 33:14 Después de esto, Manasés reconstruyó la muralla exterior de la Ciudad de David, desde el occidente del manantial de Gihón en el valle de Cedrón, hasta la Puerta del Pescado, y continuó alrededor del monte Ofel; edificó la muralla muy alta. Además colocó a sus oficiales militares en todas las ciudades fortificadas de Judá.
2Cr 33:15 Manasés también quitó los dioses ajenos y el ídolo del templo del SEÑOR. Derribó todos los altares que había construido en el monte donde estaba el templo y todos los altares que había en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad.
2Cr 33:16 Después restauró el altar del SEÑOR y allí sacrificó ofrendas de paz y ofrendas de acción de gracias. También alentó al pueblo de Judá para que adorara al SEÑOR, Dios de Israel.
2Cr 33:17 Sin embargo, la gente seguía ofreciendo sacrificios en los santuarios paganos, aunque sólo los ofrecía al SEÑOR su Dios.
2Cr 33:18 Los demás acontecimientos del reinado de Manasés, su oración a Dios y las palabras que los videntes le hablaron en nombre del SEÑOR, Dios de Israel, están registrados en El libro de los reyes de Israel .
2Cr 33:19 La oración de Manasés, el relato de la forma en que Dios le respondió, y el relato de todos sus pecados y su infidelidad están escritos en El registro de los videntes .* Incluye una lista de los sitios donde construyó santuarios paganos y levantó ídolos y postes dedicados a la diosa Asera antes de que se humillara y se arrepintiera.
2Cr 33:20 Cuando Manasés murió, lo enterraron en su palacio. Luego su hijo Amón lo sucedió en el trono.
2Cr 33:21 Amón tenía veintidós años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dos años.
2Cr 33:22 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, así como su padre Manasés. Rindió culto y ofreció sacrificios a todos los ídolos que su padre había hecho;
2Cr 33:23 pero a diferencia de su padre, no se humilló ante el SEÑOR, sino que Amón pecó aún más.
2Cr 33:24 Tiempo después, los propios funcionarios de Amón conspiraron contra él y lo asesinaron en su palacio;
2Cr 33:25 pero los habitantes del reino mataron a todos los que habían conspirado contra el rey Amón y luego proclamaron rey a su hijo Josías.

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