APOSENTO ALTO

martes, 18 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 18 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    11:14-28

Luc 11:14 Cierto día, Jesús expulsó un demonio de un hombre que no podía hablar y, cuando el demonio salió, el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas,
Luc 11:15 pero algunos dijeron: «Con razón puede expulsar demonios. Él recibe su poder de Satanás,* el príncipe de los demonios».
Luc 11:16 Otros, con la intención de poner a Jesús a prueba, le exigían que les mostrara alguna señal milagrosa del cielo para demostrar su autoridad.
Luc 11:17 Jesús conocía sus pensamientos, así que dijo: «Todo reino dividido por una guerra civil está condenado al fracaso. Una familia dividida por peleas se desintegrará.
Luc 11:18 Ustedes dicen que mi poder proviene de Satanás. Pero si Satanás está dividido y pelea contra sí mismo, ¿cómo puede sobrevivir su reino?
Luc 11:19 Y, si mi poder proviene de Satanás, ¿qué me dicen de sus propios exorcistas quienes también expulsan demonios? Así que ellos los condenarán a ustedes por lo que acaban de decir.
Luc 11:20 Pero, si yo expulso a los demonios por el poder de Dios,* entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.
Luc 11:21 »Cuando un hombre fuerte, como Satanás, está armado y protege su palacio, sus posesiones están seguras,
Luc 11:22 hasta que alguien aún más fuerte lo ataca y lo vence, le quita sus armas y se lleva sus pertenencias.
Luc 11:23 »El que no está conmigo a mí se opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra.
Luc 11:24 »Cuando un espíritu maligno* sale de una persona, va al desierto en busca de descanso pero, como no lo encuentra, dice: “Volveré a la persona de la cual salí”.
Luc 11:25 De modo que regresa y encuentra que su antigua casa está barrida y en orden.
Luc 11:26 Entonces el espíritu busca a otros siete espíritus más malignos que él, y todos entran en la persona y viven allí. Y entonces esa persona queda peor que antes».
Luc 11:27 Mientras él hablaba, una mujer de la multitud exclamó: «¡Que Dios bendiga a tu madre, el vientre del cual saliste y los pechos que te amamantaron!».
Luc 11:28 Jesús respondió: «Pero aún más bendito es todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica».





1 TESALONICENSES 5:12-28

1Ts 5:12 Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual.
1Ts 5:13 Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros.
1Ts 5:14 Hermanos, los instamos a que amonesten a los perezosos. Alienten a los tímidos. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos.
1Ts 5:15 Asegúrense de que ninguno pague mal por mal, más bien siempre traten de hacer el bien entre ustedes y a todos los demás.
1Ts 5:16 Estén siempre alegres.
1Ts 5:17 Nunca dejen de orar.
1Ts 5:18 Sean agradecidos en toda circunstancia, pues ésta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.
1Ts 5:19 No apaguen al Espíritu Santo.
1Ts 5:20 No se burlen de las profecías,
1Ts 5:21 sino pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno.
1Ts 5:22 Aléjense de toda clase de mal.
1Ts 5:23 Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los aspectos, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor Jesucristo vuelva.
1Ts 5:24 Dios hará que esto suceda, porque aquél que los llama es fiel.
1Ts 5:25 Amados hermanos, oren por nosotros.
1Ts 5:26 Saluden a todos los hermanos con amor cristiano.*
1Ts 5:27 Les ordeno, en el nombre del Señor, que les lean esta carta a todos los demás hermanos.
1Ts 5:28 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.




SALMO 143

Sal 143:1
Salmo de David.
Oye mi oración, oh SEÑOR; ¡escucha mi ruego! Respóndeme, porque eres fiel y justo.
Sal 143:2 No lleves a juicio a tu siervo, porque ante ti nadie es inocente.
Sal 143:3 El enemigo me ha perseguido; me ha tirado al suelo y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
Sal 143:4 Estoy perdiendo toda esperanza; quedé paralizado de miedo.
Sal 143:5 Recuerdo los días de antaño. Medito en todas tus grandes obras y pienso en lo que has hecho.
Sal 143:6 A ti levanto mis manos en oración; tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio
Sal 143:7 Ven pronto, SEÑOR, y respóndeme, porque mi abatimiento se profundiza. No te apartes de mí, o moriré.
Sal 143:8 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable, porque en ti confío. Muéstrame por dónde debo andar, porque a ti me entrego.
Sal 143:9 Rescátame de mis enemigos, SEÑOR; corro a ti para que me escondas.
Sal 143:10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.
Sal 143:11 Para gloria de tu nombre, oh SEÑOR, preserva mi vida; por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
Sal 143:12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos y destruye a todos mis adversarios, porque soy tu siervo.

LECTURA PARA LA NOCHE

2 CRÓNICAS    13-16

2Cr 13:1 Abías comenzó a gobernar Judá en el año dieciocho del reinado de Jeroboam en Israel.
2Cr 13:2 Reinó en Jerusalén tres años. Su madre se llamaba Maaca,* y era hija de Uriel de Guibeá. Luego estalló la guerra entre Abías y Jeroboam.
2Cr 13:3 Judá, dirigido por el rey Abías, entró en acción con un ejército de cuatrocientos mil guerreros selectos, mientras Jeroboam reunió una tropa selecta de ochocientos mil hombres de Israel.
2Cr 13:4 Cuando el ejército de Judá llegó a la zona montañosa de Efraín, Abías, de pie sobre el monte Zemaraim, le gritó a Jeroboam y a todo Israel: «¡Escúchenme!
2Cr 13:5 ¿No se dan cuenta de que el SEÑOR, Dios de Israel, hizo un pacto* duradero con David, y les dio a él y a sus descendientes el trono de Israel para siempre?
2Cr 13:6 Sin embargo Jeroboam, hijo de Nabat, un simple siervo de Salomón, hijo de David, se rebeló contra su amo.
2Cr 13:7 Luego se le unió toda una banda de sinvergüenzas, quienes desafiaron a Roboam, hijo de Salomón, cuando todavía era joven y sin experiencia y no podía hacerles frente.
2Cr 13:8 »¿Realmente creen que pueden oponerse al reino del SEÑOR el cual es dirigido por los descendientes de David? Puede que ustedes tengan un enorme ejército, y tienen esos becerros de oro que Jeroboam les hizo como dioses;
2Cr 13:9 pero han expulsado a los sacerdotes del SEÑOR (los descendientes de Aarón) y a los levitas, y han nombrado a sus propios sacerdotes, al igual que las naciones paganas. ¡Hoy día ustedes permiten que cualquiera sea sacerdote! Quienquiera que se presente para ser dedicado y traiga un becerro y siete carneros puede llegar a ser un sacerdote de esos así llamados dioses de ustedes.
2Cr 13:10 »Pero en cuanto a nosotros, el SEÑOR es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado. Sólo los descendientes de Aarón sirven al SEÑOR como sacerdotes, y sólo los levitas pueden ayudarlos en su trabajo.
2Cr 13:11 Ellos presentan ofrendas quemadas e incienso aromático al SEÑOR cada mañana y cada tarde. Colocan el pan de la Presencia en la mesa sagrada y encienden cada noche el candelabro de oro. Nosotros seguimos las instrucciones del SEÑOR nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado.
2Cr 13:12 Así que como pueden ver, Dios está con nosotros; él es nuestro líder. Sus sacerdotes tocan las trompetas y nos dirigen en batalla contra ustedes. ¡Oh pueblo de Israel, no luches contra el SEÑOR, Dios de tus antepasados, porque no tendrás éxito!».
2Cr 13:13 Mientras tanto, Jeroboam había enviado en secreto una parte de su ejército para rodear por la retaguardia a los hombres de Judá y tenderles una emboscada.
2Cr 13:14 Cuando los de Judá se dieron cuenta de que los estaban atacando por delante y por detrás, clamaron al SEÑOR por ayuda. Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas,
2Cr 13:15 y los hombres de Judá empezaron a gritar. Al sonido de su grito de batalla, Dios derrotó a Jeroboam y a todo Israel. Los derrotó de forma aplastante delante de Abías y del ejército de Judá.
2Cr 13:16 El ejército israelita huyó de Judá, y Dios lo entregó derrotado en sus manos.
2Cr 13:17 Abías y su ejército les causaron grandes pérdidas; ese día murieron quinientos mil soldados selectos de Israel.
2Cr 13:18 Así que Judá venció a Israel en esa ocasión porque confió en el SEÑOR, Dios de sus antepasados.
2Cr 13:19 Abías y su ejército persiguieron a las tropas de Jeroboam y conquistaron algunas de sus ciudades, entre ellas Betel, Jesana y Efrón, junto con sus aldeas vecinas.
2Cr 13:20 De modo que Jeroboam de Israel nunca recuperó su poder mientras vivió Abías, y finalmente el SEÑOR lo hirió y murió.
2Cr 13:21 Mientras tanto, Abías de Judá se hizo cada vez más poderoso. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas.
2Cr 13:22 Los demás acontecimientos del reinado de Abías, incluidos sus palabras y sus logros, están registrados en El comentario de Iddo el profeta .
2Cr 14:1 * Cuando Abías murió, lo enterraron en la Ciudad de David. Después su hijo Asa lo sucedió en el trono. Hubo paz en la tierra durante diez años.
2Cr 14:2 * Asa hizo lo que era agradable y bueno a los ojos del SEÑOR su Dios.
2Cr 14:3 Quitó los altares extranjeros y los santuarios paganos. Destruyó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera.
2Cr 14:4 Ordenó al pueblo de Judá que buscara al SEÑOR, Dios de sus antepasados, y que obedeciera su ley y sus mandatos.
2Cr 14:5 Asa también quitó los santuarios paganos y los altares del incienso de cada una de las ciudades de Judá. Entonces el reino de Asa disfrutó un período de paz.
2Cr 14:6 Durante los años de paz, Asa pudo reconstruir las ciudades fortificadas en todo Judá. Nadie estuvo en guerra contra él durante ese tiempo, porque el SEÑOR le daba descanso de sus enemigos.
2Cr 14:7 Asa le dijo a la gente de Judá: «Construyamos y fortifiquemos ciudades con murallas, torres, puertas y barras. La tierra aún nos pertenece porque buscamos al SEÑOR nuestro Dios, y él nos ha dado paz en todo el territorio». Así que continuaron con estos proyectos hasta completarlos.
2Cr 14:8 El rey Asa tenía un ejército de trescientos mil guerreros de la tribu de Judá, armados con grandes escudos y lanzas. También tenía un ejército de doscientos ochenta mil guerreros de la tribu de Benjamín, armados con arcos y escudos pequeños. Ambos ejércitos estaban constituidos por hombres de guerra bien entrenados.
2Cr 14:9 Cierta vez un etíope* llamado Zera atacó a Judá con un ejército de un millón de soldados* y trescientos carros de guerra. Avanzaron hacia la ciudad de Maresa,
2Cr 14:10 por eso Asa desplegó sus ejércitos para la batalla en el valle al norte de Maresa.*
2Cr 14:11 Entonces Asa clamó al SEÑOR su Dios: «¡Oh SEÑOR, nadie sino tú puede ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh SEÑOR nuestro Dios, porque sólo en ti confiamos. Es en tu nombre que hemos salido contra esta inmensa multitud. ¡Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no dejes que simples hombres prevalezcan contra ti!».
2Cr 14:12 Entonces el SEÑOR derrotó a los etíopes* en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó.
2Cr 14:13 Asa y su ejército los persiguieron hasta Gerar, y cayeron tantos etíopes que no pudieron reagruparse. El SEÑOR y su ejército los destruyeron; y el ejército de Judá se llevó un enorme botín.
2Cr 14:14 Mientras estaban en Gerar, atacaron todas las ciudades de la región, y un terror de parte del SEÑOR se apoderó de la gente. Como resultado, también se llevaron un enorme botín de esas ciudades.
2Cr 14:15 Además, atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas, cabras y camellos antes de regresar a Jerusalén.
2Cr 15:1 Luego el Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de Obed,
2Cr 15:2 y salió al encuentro del rey Asa cuando este volvía de la batalla. «¡Escúcheme, Asa! —le gritó—. ¡Escuchen todos ustedes de Judá y de Benjamín! ¡El SEÑOR permanecerá con ustedes mientras ustedes permanezcan con él! Cada vez que lo busquen, lo encontrarán; pero si lo abandonan, él los abandonará a ustedes.
2Cr 15:3 Por mucho tiempo los israelitas estuvieron sin el verdadero Dios, sin sacerdote que les enseñara y sin la ley que los instruyera;
2Cr 15:4 pero cada vez que estaban en dificultades y se volvían al SEÑOR, Dios de Israel, y lo buscaban, lo encontraban.
2Cr 15:5 »En esos tiempos oscuros no se podía viajar con seguridad y los problemas perturbaban a los habitantes de todos los países.
2Cr 15:6 Nación luchaba contra nación, ciudad contra ciudad, porque Dios las afligía con todo tipo de dificultades;
2Cr 15:7 pero en cuanto a ustedes, sean fuertes y valientes porque su trabajo será recompensado».
2Cr 15:8 Cuando Asa oyó este mensaje de Azarías el profeta,* se armó de valor y quitó todos los ídolos detestables de la tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que había conquistado en la zona montañosa de Efraín. Además reparó el altar del SEÑOR que estaba frente a la antesala del templo del SEÑOR.
2Cr 15:9 Después Asa convocó a todo el pueblo de Judá y de Benjamín, junto con la gente de Efraín, Manasés y Simeón que se había establecido entre ellos. Pues muchos de Israel se habían mudado a Judá durante el reinado de Asa cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él.
2Cr 15:10 La gente se reunió en Jerusalén a fines de la primavera,* durante el año quince del reinado de Asa.
2Cr 15:11 Ese día sacrificaron al SEÑOR setecientas cabezas de ganado y siete mil ovejas y cabras del botín que habían tomado en la batalla.
2Cr 15:12 Luego hicieron un pacto de buscar al SEÑOR, Dios de sus antepasados, con todo el corazón y con toda el alma.
2Cr 15:13 Decidieron que todo el que se negara a buscar al SEÑOR, Dios de Israel, sería ejecutado, fuera joven o anciano, hombre o mujer.
2Cr 15:14 Con gran voz hicieron un juramento de lealtad al SEÑOR al estruendo de las trompetas y al fuerte toque de los cuernos de carnero.
2Cr 15:15 Todos en Judá estaban contentos con el pacto, porque lo habían hecho de todo corazón. Con fervor buscaron a Dios y lo encontraron; y el SEÑOR les dio descanso de sus enemigos en todo el territorio.
2Cr 15:16 El rey Asa quitó a su abuela* Maaca de su puesto de reina madre, porque ella había hecho un poste obsceno dedicado a la diosa Asera. Derribó el poste obsceno, lo hizo pedazos y lo quemó en el valle de Cedrón.
2Cr 15:17 Aunque no se quitaron los santuarios paganos de Israel, el corazón de Asa se mantuvo totalmente fiel durante toda su vida.
2Cr 15:18 Llevó al templo de Dios la plata, el oro y los diversos objetos que él y su padre habían dedicado.
2Cr 15:19 Así que no hubo más guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.
2Cr 16:1 En el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa, rey de Israel, invadió Judá y fortificó Ramá para que nadie pudiera entrar ni salir del territorio del rey Asa en Judá.
2Cr 16:2 En respuesta, Asa retiró la plata y el oro de los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real. Los envió al rey Ben-adad de Aram, quien gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje:
2Cr 16:3 «Hagamos un tratado,* tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envío plata y oro. Rompe el tratado con el rey Baasa de Israel, para que me deje en paz».
2Cr 16:4 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan y Abel-bet-maaca* y todas las ciudades de almacenamiento de Neftalí.
2Cr 16:5 Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurría, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y detuvo todo el trabajo.
2Cr 16:6 Entonces el rey Asa convocó a todos los hombres de Judá para que transportaran las piedras de construcción y la madera que Baasa había estado usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar las ciudades de Geba y Mizpa.
2Cr 16:7 En ese tiempo, Hananí el vidente fue a ver al rey Asa y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en lugar de confiar en el SEÑOR tu Dios, perdiste la oportunidad de destruir al ejército del rey de Aram.
2Cr 16:8 ¿No recuerdas lo que les pasó a los etíopes* y a los libios y a su enorme ejército, junto con todos sus carros de guerra y los conductores?* En ese tiempo, confiaste en el SEÑOR, y él los entregó en tus manos.
2Cr 16:9 Los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en guerra!».
2Cr 16:10 Asa se enojó tanto con Hananí por haberle dicho esto, que lo echó en la cárcel y lo puso en el cepo. En ese tiempo, Asa también comenzó a oprimir a algunos de su pueblo.
2Cr 16:11 Los demás acontecimientos del reinado de Asa, desde el principio hasta el fin, están registrados en El libro de los reyes de Judá y de Israel .
2Cr 16:12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa contrajo una enfermedad grave en los pies. A pesar de lo grave que era, no buscó la ayuda del SEÑOR, sino que recurrió exclusivamente a sus médicos.
2Cr 16:13 Así que murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
2Cr 16:14 Lo enterraron en la tumba que había tallado para sí en la Ciudad de David. Fue puesto sobre una cama perfumada con especias dulces y ungüentos aromáticos, y la gente encendió una enorme hoguera funeraria en su honor.

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