APOSENTO ALTO

jueves, 6 de julio de 2017

LECTURA BÍBLICA 6 DE JULIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    8:26-39

Luc 8:26 Luego llegaron a la región de los gerasenos,* al otro lado del lago de Galilea.
Luc 8:27 Mientras Jesús bajaba de la barca, un hombre que estaba poseído por demonios salió a su encuentro. Por mucho tiempo, había estado desnudo y sin hogar, y vivía en un cementerio, en las afueras de la ciudad.
Luc 8:28 En cuanto vio a Jesús, soltó un alarido y cayó al suelo frente a él, y gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, te suplico que no me tortures!».
Luc 8:29 Pues Jesús ya le había ordenado al espíritu maligno* que saliera del hombre. Ese espíritu a menudo tomaba control de él. Aun cuando el hombre estaba bajo custodia, con cadenas y grilletes, simplemente los rompía y se escapaba al desierto, totalmente controlado por el demonio.
Luc 8:30 Jesús le preguntó: —¿Cómo te llamas? —Legión —contestó, porque estaba lleno de muchos demonios.
Luc 8:31 Los demonios seguían suplicándole a Jesús que no los enviara al abismo sin fondo.*
Luc 8:32 Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en los cerdos. Entonces Jesús les dio permiso.
Luc 8:33 Así que los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó.
Luc 8:34 Cuando los que cuidaban los cerdos vieron lo sucedido, huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrían.
Luc 8:35 La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.
Luc 8:36 Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros cómo había sido sanado el hombre poseído por demonios.
Luc 8:37 Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos. Entonces Jesús regresó a la barca y se fue y cruzó nuevamente al otro lado del lago.
Luc 8:38 El hombre que había sido liberado de los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. Pero Jesús lo envió a su casa diciéndole:
Luc 8:39 «No, regresa a tu familia y diles todo lo que Dios ha hecho por ti». Entonces el hombre fue por toda la ciudad proclamando las grandes cosas que Jesús había hecho por él.




COLOSENSES 3:1-14

Col 3:1 Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
Col 3:2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Col 3:3 Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios.
Col 3:4 Y, cuando Cristo —quien es la vida de ustedes* —sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.
Col 3:5 Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo.
Col 3:6 A causa de esos pecados, viene la furia de Dios.*
Col 3:7 Ustedes solían hacer esas cosas cuando su vida aún formaba parte de este mundo.
Col 3:8 Pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.
Col 3:9 No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos.
Col 3:10 Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él.
Col 3:11 En esta vida nueva, no importa si uno es judío o gentil,* si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado,* esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros.
Col 3:12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia.
Col 3:13 Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.
Col 3:14 Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía.





SALMO 129

Sal 129:1
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido. Que todo Israel repita:
Sal 129:2 Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido pero nunca me derrotaron.
Sal 129:3 Tengo la espalda cubierta de heridas, como si un agricultor hubiera arado largos surcos.
Sal 129:4 Pero el SEÑOR es bueno; me cortó las cuerdas con que me ataban los impíos.
Sal 129:5 Que todos los que odian a Jerusalén* retrocedan en vergonzosa derrota.
Sal 129:6 Que sean tan inútiles como la hierba que crece en un techo, que se pone amarilla a la mitad de su desarrollo,
Sal 129:7 que es ignorada por el cosechador y despreciada por el que hace los manojos.
Sal 129:8 Y que los que pasan por allí se nieguen a darles esta bendición: «El SEÑOR los bendiga; los bendecimos en el nombre del SEÑOR».



LECTURA PARA LA NOCHE

1 CRÓNICAS    12-14

1Cr 12:1 Los siguientes hombres se unieron a David en Siclag cuando este se escondía de Saúl, hijo de Cis. Estos hombres estaban entre los guerreros que lucharon al lado de David en el campo de batalla.
1Cr 12:2 Todos ellos eran expertos arqueros y podían disparar flechas o lanzar piedras con la mano izquierda al igual que con la derecha. Todos eran parientes de Saúl, de la tribu de Benjamín.
1Cr 12:3 El jefe era Ahiezer, hijo de Semaa, de Guibeá; su hermano Joás era el segundo en autoridad. Los otros guerreros fueron los siguientes: Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet; Beraca; Jehú de Anatot;
1Cr 12:4 Ismaías de Gabaón, un guerrero famoso y jefe entre los Treinta; * Jeremías, Jahaziel, Johanán y Jozabad, de Gedera;
1Cr 12:5 Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Harif;
1Cr 12:6 Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, quienes eran coreítas;
1Cr 12:7 Joela y Zebadías, hijos de Jeroham, de Gedor.
1Cr 12:8 Algunos guerreros valientes y experimentados de la tribu de Gad también desertaron y se unieron a David cuando este estaba en la fortaleza en el desierto. Eran expertos tanto con el escudo como con la lanza, tan fieros como leones y veloces como ciervos en las montañas.
1Cr 12:9 Ezer era su jefe. Obadías era el segundo; Eliab, el tercero;
1Cr 12:10 Mismana, el cuarto; Jeremías, el quinto;
1Cr 12:11 Atai, el sexto; Eliel, el séptimo;
1Cr 12:12 Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno;
1Cr 12:13 Jeremías, el décimo; Macbanai, el undécimo.
1Cr 12:14 Estos guerreros de Gad eran comandantes del ejército. ¡El más débil entre ellos podía enfrentar a cien soldados, y el más fuerte podía enfrentar a mil!
1Cr 12:15 Estos eran los hombres que cruzaron el río Jordán durante la época de inundación a principios del año y expulsaron a todos los que vivían en las tierras bajas situadas en la ribera oriental y en la occidental.
1Cr 12:16 Otros integrantes de la tribu de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza.
1Cr 12:17 David salió a su encuentro y dijo: «Si vienen en son de paz para ayudarme, somos amigos; pero si vienen a traicionarme y a entregarme a mis enemigos a pesar de que soy inocente, entonces que el Dios de nuestros antepasados lo vea y los castigue».
1Cr 12:18 Así que el Espíritu descendió sobre Amasai, jefe de los Treinta, y dijo: «¡Somos tuyos, David! Estamos de tu lado, hijo de Isaí. Que la paz y la prosperidad sean contigo, y el éxito con todos los que te brindan ayuda, pues tu Dios es el que te ayuda». Entonces David permitió que se unieran a él y los nombró oficiales de su ejército.
1Cr 12:19 Algunos hombres de Manasés desertaron del ejército israelita y se unieron a David cuando él salió con los filisteos a luchar contra Saúl; pero resultó que los gobernantes filisteos no permitieron que David y sus hombres los acompañaran. Después de mucha discusión los hicieron volver porque dijeron: «Nos costará la cabeza si David cambia su lealtad, se une a Saúl y se vuelve contra nosotros».
1Cr 12:20 La siguiente es una lista que corresponde a los hombres de Manasés que se unieron a David cuando volvía a Siclag: Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai. Cada uno de ellos comandaba mil hombres de la tribu de Manasés.
1Cr 12:21 Ayudaron a David a perseguir las bandas de saqueadores, porque eran guerreros valientes y capaces que llegaron a ser comandantes de su ejército.
1Cr 12:22 Día tras día más hombres se unían a David hasta que llegó a tener un gran ejército, como el ejército de Dios.
1Cr 12:23 Estos son los números de los guerreros armados que se unieron a David en Hebrón. Todos deseaban que David fuera el rey en lugar de Saúl, tal como lo había prometido el SEÑOR.
1Cr 12:24 De la tribu de Judá había 6800 guerreros armados de escudos y lanzas.
1Cr 12:25 De la tribu de Simeón había 7100 guerreros valientes.
1Cr 12:26 De la tribu de Leví había 4600 guerreros.
1Cr 12:27 Entre ellos estaba Joiada, jefe de la familia de Aarón, quien tenía 3700 hombres a su mando.
1Cr 12:28 Entre ellos también estaba Sadoc, un valiente guerrero joven, con 22 miembros de su familia, todos oficiales.
1Cr 12:29 De la tribu de Benjamín, parientes de Saúl, había 3000 guerreros. La mayoría de los hombres de Benjamín se había mantenido leal a Saúl hasta ese momento.
1Cr 12:30 De la tribu de Efraín había 20.800 guerreros valientes, cada uno muy respetado en su propio clan.
1Cr 12:31 De la media tribu de Manasés al occidente del Jordán, 18.000 hombres fueron designados por nombre para ayudar a que David llegara a ser rey.
1Cr 12:32 De la tribu de Isacar había 200 jefes junto con sus parientes. Todos estos hombres entendían las señales de los tiempos y sabían cuál era el mejor camino para Israel.
1Cr 12:33 De la tribu de Zabulón había 50.000 hábiles guerreros. Estaban bien armados y preparados para la batalla y eran completamente leales a David.
1Cr 12:34 De la tribu de Neftalí había 1000 oficiales y 37.000 guerreros armados de escudos y lanzas.
1Cr 12:35 De la tribu de Dan había 28.600 guerreros, todos preparados para la batalla.
1Cr 12:36 De la tribu de Aser había 40.000 guerreros entrenados, todos preparados para la batalla.
1Cr 12:37 Del lado oriental del río Jordán —donde vivían las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés— había 120.000 soldados armados de toda clase de armamento.
1Cr 12:38 Todos estos hombres llegaban a Hebrón en orden de batalla, con el único propósito de hacer rey a David sobre todo Israel. En realidad, todos en Israel estaban de acuerdo en que David debía ser su rey.
1Cr 12:39 Festejaron y bebieron con David durante tres días, porque sus parientes habían hecho preparativos para su llegada.
1Cr 12:40 Además, gente de lugares tan lejanos como Isacar, Zabulón y Neftalí trajo alimentos en burros, camellos, mulas y bueyes. Llevaron cantidades enormes de harina, pasteles de higos, racimos de pasas, vino, aceite de oliva, ganado, ovejas y cabras a la celebración. Hubo gran alegría por toda la tierra de Israel.
1Cr 13:1 David consultó con todos sus oficiales, entre ellos los generales y capitanes de su ejército.*
1Cr 13:2 Luego se dirigió a toda la asamblea de Israel con las siguientes palabras: «Si ustedes lo aprueban y si es la voluntad del SEÑOR nuestro Dios, enviemos un mensaje a todos los israelitas por toda esta tierra, incluidos los sacerdotes y los levitas en sus ciudades y pastizales, a que se unan a nosotros.
1Cr 13:3 Es hora de traer de regreso el arca de nuestro Dios, porque la descuidamos durante el reinado de Saúl».
1Cr 13:4 Toda la asamblea estuvo de acuerdo, porque el pueblo comprendía que esto era lo correcto.
1Cr 13:5 De manera que David convocó a todo Israel, desde el arroyo de Sihor en Egipto al sur hasta la ciudad de Lebo-hamat al norte, para que participara en el traslado del arca de Dios de Quiriat-jearim.
1Cr 13:6 Luego David y todo Israel fueron a Baala de Judá (también llamada Quiriat-jearim) para traer de regreso el arca de Dios, que lleva el nombre* del SEÑOR, quien está entronizado entre los querubines.
1Cr 13:7 Pusieron el arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de Abinadab. Uza y Ahío guiaban la carreta.
1Cr 13:8 David y todo Israel celebraban ante Dios con todas sus fuerzas, entonando canciones y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras, arpas, panderetas, címbalos y trompetas.
1Cr 13:9 Cuando llegaron al campo de trillar de Nacón,* los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para sujetar el arca.
1Cr 13:10 Entonces se encendió el enojo del SEÑOR contra Uza, y lo hirió de muerte porque había puesto su mano sobre el arca. Así fue como Uza murió allí en la presencia de Dios.
1Cr 13:11 David se enojó porque la ira de Dios se había desatado contra Uza y llamó a ese lugar Pérez-uza (que significa: «desatarse contra Uza»), nombre que conserva hasta el día de hoy.
1Cr 13:12 Ahora David tenía miedo de Dios y preguntó: «¿Cómo podré regresar el arca de Dios para que esté bajo mi cuidado?».
1Cr 13:13 Por lo tanto, David no trasladó el arca a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom de Gat.
1Cr 13:14 El arca de Dios permaneció en la casa de Obed-edom por tres meses, y el SEÑOR bendijo a los de la casa de Obed-edom y todo lo que él poseía.
1Cr 14:1 Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, junto con madera de cedro, así como canteros y carpinteros para que le construyeran un palacio.
1Cr 14:2 Entonces David se dio cuenta de que el SEÑOR lo había confirmado como rey de Israel y que había bendecido su reino en abundancia por amor a su pueblo Israel.
1Cr 14:3 Luego David se casó con varias mujeres más en Jerusalén, y ellas tuvieron más hijos e hijas.
1Cr 14:4 Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
1Cr 14:5 Ibhar, Elisúa, Elpelet,
1Cr 14:6 Noga, Nefeg, Jafía,
1Cr 14:7 Elisama, Eliada* y Elifelet.
1Cr 14:8 Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido ungido rey de todo Israel, movilizaron todas sus fuerzas para capturarlo; pero le avisaron a David que venían, así que salió a su encuentro.
1Cr 14:9 Los filisteos llegaron y realizaron una incursión en el valle de Refaim.
1Cr 14:10 Entonces David le preguntó a Dios: —¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? El SEÑOR le contestó: —Sí, adelante. Te los entregaré.
1Cr 14:11 Entonces David y sus tropas subieron a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. «¡Dios lo hizo! —exclamó David—. ¡Me utilizó para irrumpir en medio de mis enemigos como una violenta inundación!». Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa «el Señor que irrumpe»).
1Cr 14:12 Los filisteos abandonaron sus dioses allí, así que David dio órdenes de que fueran quemados.
1Cr 14:13 Poco tiempo después, los filisteos volvieron y de nuevo hicieron una incursión en el valle.
1Cr 14:14 Una vez más David le preguntó a Dios qué debía hacer. «No los ataques de frente —le contestó Dios—. En cambio, rodéalos y, cerca de los álamos,* atácalos por la retaguardia.
1Cr 14:15 Cuando oigas un sonido como de pies que marchan en las copas de los álamos, ¡entonces sal a atacar! Esa será la señal de que Dios va delante de ti para herir de muerte al ejército filisteo».
1Cr 14:16 Entonces David hizo lo que Dios le ordenó e hirió de muerte al ejército filisteo desde Gabaón hasta Gezer.
1Cr 14:17 Así la fama de David se extendió por todas partes, y el SEÑOR hizo que todas las naciones tuvieran temor de David.

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