APOSENTO ALTO

martes, 6 de febrero de 2018

LECTURA BÍBLICA 6 DE FEBRERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    12:38-50

Mat 12:38 Un día, algunos maestros de la ley religiosa y algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: —Maestro, queremos que nos muestres alguna señal milagrosa para probar tu autoridad.
Mat 12:39 Pero Jesús respondió: —Sólo una generación maligna y adúltera exigiría una señal milagrosa; pero la única que les daré será la señal del profeta Jonás.
Mat 12:40 Así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez durante tres días y tres noches, el Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra durante tres días y tres noches.
Mat 12:41 »El día del juicio los habitantes de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron de sus pecados al escuchar la predicación de Jonás. Ahora alguien superior a Jonás está aquí, pero ustedes se niegan a arrepentirse.
Mat 12:42 La reina de Saba* también se levantará contra esta generación el día del juicio y la condenará, porque vino de una tierra lejana para oír la sabiduría de Salomón. Ahora alguien superior a Salomón está aquí, pero ustedes se niegan a escuchar.
Mat 12:43 »Cuando un espíritu maligno* sale de una persona, va al desierto en busca de descanso, pero no lo encuentra.
Mat 12:44 Entonces dice: “Volveré a la persona de la cual salí”. De modo que regresa y encuentra su antigua casa vacía, barrida y en orden.
Mat 12:45 Entonces el espíritu busca a otros siete espíritus más malignos que él, y todos entran en la persona y viven allí. Y entonces esa persona queda peor que antes. Eso es lo que le ocurrirá a esta generación maligna.
Mat 12:46 Mientras Jesús hablaba a la multitud, su madre y sus hermanos estaban afuera y pedían hablar con él.
Mat 12:47 Alguien le dijo a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están afuera y desean hablar contigo»*.
Mat 12:48 Jesús preguntó: «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?».
Mat 12:49 Luego señaló a sus discípulos y dijo: «Miren, estos son mi madre y mis hermanos.
Mat 12:50 Pues todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo es mi hermano y mi hermana y mi madre».

HECHOS 18:1-17

Hch 18:1 Después Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.*
Hch 18:2 Allí conoció a un judío llamado Aquila, nacido en la región del Ponto, quien estaba recién llegado de Italia junto con su esposa, Priscila. Habían salido de Italia cuando Claudio César deportó de Roma a todos los judíos.
Hch 18:3 Pablo se quedó a vivir y a trabajar con ellos, porque eran fabricantes de tiendas de campaña* al igual que él.
Hch 18:4 Cada día de descanso, Pablo se encontraba en la sinagoga tratando de persuadir tanto a judíos como a griegos.
Hch 18:5 Y, después de que Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo pasó todo el tiempo predicando la palabra. Testificaba a los judíos que Jesús era el Mesías.
Hch 18:6 Pero, cuando ellos se opusieron y lo insultaron, Pablo se sacudió el polvo de su ropa y dijo: «La sangre de ustedes está sobre sus propias cabezas; yo soy inocente. De ahora en adelante iré a predicar a los gentiles*».
Hch 18:7 Entonces salió de allí y fue a la casa de Ticio Justo, un gentil que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga.
Hch 18:8 Crispo, el líder de la sinagoga, y todos los de su casa creyeron en el Señor. Muchos otros en Corinto también escucharon a Pablo, se convirtieron en creyentes y fueron bautizados.
Hch 18:9 Una noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado!
Hch 18:10 Pues yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te hará daño, porque mucha gente de esta ciudad me pertenece».
Hch 18:11 Así que Pablo se quedó allí un año y medio enseñando la palabra de Dios.
Hch 18:12 Pero, cuando Galión llegó a ser gobernador de Acaya, unos judíos se levantaron contra Pablo y lo llevaron ante el gobernador para juzgarlo.
Hch 18:13 Acusaron a Pablo de «persuadir a la gente a adorar a Dios en formas contrarias a nuestra ley».
Hch 18:14 Pero, justo cuando Pablo comenzó a defenderse, Galión se dirigió a los acusadores de Pablo y dijo: «Escuchen, ustedes judíos, si aquí hubiera alguna fechoría o un delito grave, yo tendría una razón para aceptar el caso.
Hch 18:15 Pero, dado que es sólo un asunto de palabras y nombres, y de su ley judía, resuélvanlo ustedes mismos. Me niego a juzgar tales asuntos».
Hch 18:16 Y los expulsó de la corte.
Hch 18:17 Entonces la multitud* agarró a Sóstenes, el líder de la sinagoga, y lo golpeó allí mismo en la corte. Pero Galión no le dio a eso ninguna importancia.

SALMO 29

Sal 29:1 Honren al SEÑOR, oh seres celestiales;* honren al SEÑOR por su gloria y fortaleza.
Sal 29:2 Honren al SEÑOR por la gloria de su nombre; adoren al SEÑOR en la magnificencia de su santidad.
Sal 29:3 La voz del SEÑOR resuena sobre la superficie del mar; el Dios de gloria truena; el SEÑOR truena sobre el poderoso mar.
Sal 29:4 La voz del SEÑOR es potente; la voz del SEÑOR es majestuosa.
Sal 29:5 La voz del SEÑOR parte los enormes cedros; el SEÑOR hace pedazos los cedros del Líbano.
Sal 29:6 Hace brincar como terneras a las montañas del Líbano; hace saltar el monte Hermón* como a un buey joven y salvaje.
Sal 29:7 La voz del SEÑOR resuena con relámpagos.
Sal 29:8 La voz del SEÑOR hace temblar al lugar desolado; el SEÑOR sacude el desierto de Cades.
Sal 29:9 La voz del SEÑOR retuerce los fuertes robles* y desnuda los bosques. En su templo todos gritan: «¡Gloria!».
Sal 29:10 El SEÑOR gobierna las aguas de la inundación; el SEÑOR gobierna como rey para siempre.
Sal 29:11 El SEÑOR le da fuerza a su pueblo; el SEÑOR lo bendice con paz.

LECTURA PARA LA NOCHE

ÉXODO 16-18

Éxo 16:1 Después, toda la comunidad de Israel partió de Elim y viajó al desierto de Sin, ubicado entre Elim y el monte Sinaí. Llegaron el día quince del segundo mes, un mes después de salir de la tierra de Egipto.*
Éxo 16:2 Allí también toda la comunidad de Israel se quejó de Moisés y Aarón.
Éxo 16:3 «¡Si tan sólo el SEÑOR nos hubiera matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos antojaba; pero ahora tú nos has traído a este desierto para matarnos de hambre».
Éxo 16:4 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Mira, haré llover alimento del cielo para ustedes. Cada día la gente podrá salir a recoger todo el alimento necesario para ese día. Con esto los pondré a prueba para ver si siguen o no mis instrucciones.
Éxo 16:5 El sexto día juntarán el alimento y cuando preparen la comida habrá el doble de lo normal».
Éxo 16:6 Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: «Antes de anochecer, sabrán que fue el SEÑOR quien los sacó de la tierra de Egipto.
Éxo 16:7 Por la mañana, verán la gloria del SEÑOR, porque él oyó las quejas de ustedes, que son contra él y no contra nosotros. ¿Qué hemos hecho para que ustedes se quejen de nosotros?».
Éxo 16:8 Luego Moisés añadió: «El SEÑOR les dará de comer carne por la tarde y los saciará con pan por la mañana, porque él oyó todas sus quejas contra él. ¿Qué hemos hecho nosotros? Así es, las quejas de ustedes son contra el SEÑOR, no contra nosotros».
Éxo 16:9 Después Moisés le dijo a Aarón: «Anuncia lo siguiente a toda la comunidad de Israel: “Preséntense ante el SEÑOR, porque él ha oído sus quejas”».
Éxo 16:10 Mientras Aarón hablaba a toda la comunidad de Israel, miraron hacia el desierto, y allí pudieron ver la imponente gloria del SEÑOR en la nube.
Éxo 16:11 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés:
Éxo 16:12 «He oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios”».
Éxo 16:13 Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento estaban húmedos de rocío.
Éxo 16:14 Cuando el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
Éxo 16:15 Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era. Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el SEÑOR les da para comer.
Éxo 16:16 Estas son las instrucciones del SEÑOR: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos kilos* por cada persona en su carpa».
Éxo 16:17 Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, sólo un poco.
Éxo 16:18 Pero cuando lo midieron,* cada uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba. Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.
Éxo 16:19 Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente».
Éxo 16:20 Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
Éxo 16:21 Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían.
Éxo 16:22 El sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro kilos* por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.
Éxo 16:23 Él les dijo: «Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado: “Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado de descanso, reservado para el SEÑOR. Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para mañana lo que les sobre”».
Éxo 16:24 Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día siguiente, tal como Moisés había ordenado. Al otro día la comida sobrante estaba buena y saludable, sin gusanos ni mal olor.
Éxo 16:25 Así que Moisés dijo: «Coman este alimento hoy, porque es el día de descanso, dedicado al SEÑOR. Hoy no habrá alimento en el campo para recoger.
Éxo 16:26 Durante seis días se les permite recoger alimento, pero el séptimo día es el día de descanso; ese día no habrá alimento en el campo».
Éxo 16:27 Aun así, algunas personas salieron a recoger el día séptimo, pero no encontraron alimento.
Éxo 16:28 Entonces el SEÑOR le preguntó a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo se negará a obedecer mis mandatos y mis instrucciones?
Éxo 16:29 Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del SEÑOR para ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de descanso, todos deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a buscar pan el séptimo día».
Éxo 16:30 Así que la gente no recogió alimento el día séptimo.
Éxo 16:31 Los israelitas llamaron maná* al alimento. Era blanco como la semilla de cilantro, y tenía un gusto parecido a obleas con miel.
Éxo 16:32 Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado: “Llenen un recipiente con dos kilos de maná y consérvenlo para sus descendientes. Así las generaciones futuras podrán ver el pan que les di a ustedes en el desierto cuando los liberé de Egipto”».
Éxo 16:33 Entonces Moisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala con dos kilos de maná. Después colócala en un lugar sagrado, delante del SEÑOR, a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras».
Éxo 16:34 Así que Aarón hizo tal como el SEÑOR le ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó dentro del arca del pacto,* frente a las tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto.
Éxo 16:35 Y los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra donde se establecerían. Comieron maná hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
Éxo 16:36 (El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer, que era la décima parte de un efa; equivalía a dos kilos).*
Éxo 17:1 Por orden del SEÑOR, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera.
Éxo 17:2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés: —¡Danos agua para beber! —reclamaron. —¡Cállense! —respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al SEÑOR?
Éxo 17:3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés: —¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales?
Éxo 17:4 Entonces Moisés clamó al SEÑOR: —¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
Éxo 17:5 El SEÑOR le dijo a Moisés: —Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen.
Éxo 17:6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí.* Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber. Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos.
Éxo 17:7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masah (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discutir»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al SEÑOR diciendo: «¿Está o no el SEÑOR aquí con nosotros?».
Éxo 17:8 Mientras el pueblo de Israel aún se encontraba en Refidim, los guerreros de Amalec lo atacaron.
Éxo 17:9 Así que Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres para salir a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo estaré en la cima de la colina sosteniendo la vara de Dios en mi mano».
Éxo 17:10 Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec. Entretanto Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana.
Éxo 17:11 Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.
Éxo 17:12 Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.
Éxo 17:13 Como resultado, Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
Éxo 17:14 Después de la victoria, el SEÑOR dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”».
Éxo 17:15 Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el SEÑOR es mi estandarte»).
Éxo 17:16 Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del SEÑOR, ahora* el SEÑOR estará en guerra con Amalec de generación en generación».
Éxo 18:1 Jetro, el suegro de Moisés y sacerdote de Madián, se enteró de todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo, los israelitas; y oyó particularmente cómo el SEÑOR los había sacado de Egipto.
Éxo 18:2 Anteriormente, Moisés había enviado a su esposa Séfora y a sus dos hijos de regreso a casa de Jetro, y él los había hospedado.
Éxo 18:3 (El primer hijo de Moisés se llamaba Gersón, porque cuando el niño nació, Moisés dijo: «He sido un extranjero en tierra extraña».*
Éxo 18:4 A su segundo hijo lo llamó Eliezer, porque dijo: «El Dios de mis antepasados me ayudó y me rescató de la espada del faraón»).*
Éxo 18:5 Así que Jetro, el suegro de Moisés, fue a visitarlo al desierto y llevó consigo a la esposa y a los dos hijos de Moisés. Llegaron cuando Moisés y el pueblo acampaban cerca del monte de Dios.
Éxo 18:6 Jetro le había enviado un mensaje a Moisés para avisarle: «Yo, tu suegro, Jetro, vengo a verte, junto con tu esposa y tus dos hijos».
Éxo 18:7 Entonces Moisés salió a recibir a su suegro. Se inclinó ante él y le dio un beso. Luego de preguntarse el uno al otro cómo les iba, entraron en la carpa de Moisés.
Éxo 18:8 Moisés le contó a su suegro todo lo que el SEÑOR les había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel. También le habló de todas las privaciones que habían sufrido a lo largo del camino y de cómo el SEÑOR había librado a su pueblo de las dificultades.
Éxo 18:9 Jetro se alegró mucho al oír de todo el bien que el SEÑOR había hecho por Israel al rescatarlo de las manos de los egipcios.
Éxo 18:10 «¡Alabado sea el SEÑOR! —exclamó Jetro—. Pues los rescató de los egipcios y del faraón. ¡Así es, rescató a Israel del poder de Egipto!
Éxo 18:11 Ahora sé que el SEÑOR es más grande que todos los demás dioses, porque rescató a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes».
Éxo 18:12 Luego Jetro, el suegro de Moisés, presentó una ofrenda quemada y sacrificios ante Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel lo acompañaron a comer lo que fue ofrecido en sacrificio en presencia de Dios.
Éxo 18:13 Al día siguiente, Moisés se sentó para oír los pleitos que los israelitas tenían unos con otros. Y el pueblo esperó a ser atendido delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.
Éxo 18:14 Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó: —¿Qué logras en realidad sentado aquí? ¿Por qué te esfuerzas en hacer todo el trabajo tú solo, mientras que el pueblo está de pie a tu alrededor desde la mañana hasta la tarde?
Éxo 18:15 Moisés contestó: —Porque el pueblo acude a mí en busca de resoluciones de parte de Dios.
Éxo 18:16 Cuando les surge un desacuerdo, ellos acuden a mí, y yo soy quien resuelve los casos entre los que están en conflicto. Mantengo al pueblo informado de los decretos de Dios y les transmito sus instrucciones.
Éxo 18:17 —¡No está bien lo que haces! —exclamó el suegro de Moisés—.
Éxo 18:18 Así acabarás agotado y también se agotará el pueblo. Esta tarea es una carga demasiado pesada para una sola persona.
Éxo 18:19 Ahora escúchame y déjame darte un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes seguir siendo el representante del pueblo ante Dios, presentándole los conflictos.
Éxo 18:20 Enséñales los decretos de Dios; transmíteles sus instrucciones; muéstrales cómo comportarse en la vida.
Éxo 18:21 Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
Éxo 18:22 Ellos tendrán que estar siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos que surgen entre el pueblo, pero los casos más graves te los traerán a ti. Deja que los jefes juzguen los asuntos de menor importancia. Ellos te ayudarán a llevar la carga, para que la tarea te resulte más fácil.
Éxo 18:23 Si sigues este consejo, y si Dios así te lo ordena, serás capaz de soportar las presiones, y la gente regresará a su casa en paz.
Éxo 18:24 Moisés escuchó el consejo de su suegro y siguió sus recomendaciones.
Éxo 18:25 Eligió hombres capaces de entre todo Israel y los nombró jefes del pueblo. Los puso a cargo de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.
Éxo 18:26 Estos hombres estaban siempre disponibles para resolver los conflictos sencillos de la gente. Los casos más graves los remitían a Moisés, pero ellos mismos se encargaban de los asuntos de menor importancia.
Éxo 18:27 Poco tiempo después, Moisés se despidió de su suegro, quien regresó a su propia tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario