APOSENTO ALTO

viernes, 2 de febrero de 2018

LECTURA BÍBLICA 2 DE FEBRERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    11:1-19

Mat 11:1 Cuando Jesús terminó de darles esas instrucciones a los doce discípulos, salió a enseñar y a predicar en las ciudades de toda la región.
Mat 11:2 Juan el Bautista, quien estaba en prisión, oyó acerca de todas las cosas que hacía el Mesías. Entonces envió a sus discípulos para que le preguntaran a Jesús:
Mat 11:3 —¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado* o debemos seguir buscando a otro?
Mat 11:4 Jesús les dijo: —Regresen a Juan y cuéntenle lo que han oído y visto:
Mat 11:5 los ciegos ven, los cojos caminan bien, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia.
Mat 11:6 Y díganle: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí”*.
Mat 11:7 Mientras los discípulos de Juan se iban, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las multitudes: «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto? ¿Acaso era una caña débil sacudida con la más leve brisa?
Mat 11:8 ¿O esperaban ver a un hombre vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa costosa vive en los palacios.
Mat 11:9 ¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más que un profeta.
Mat 11:10 Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen: “Mira, envío a mi mensajero por anticipado, y él preparará el camino delante de ti”*.
Mat 11:11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior a él.
Mat 11:12 Y, desde los días en que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino del cielo ha venido avanzando con fuerza, y gente violenta lo está atacando.*
Mat 11:13 Pues, antes de que viniera Juan, todos los profetas y la ley de Moisés anunciaban este tiempo.
Mat 11:14 Y, si están dispuestos a aceptar lo que les digo, él es Elías, aquel que los profetas dijeron que vendría.*
Mat 11:15 ¡Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!
Mat 11:16 »¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños que juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos:
Mat 11:17 “Tocamos canciones de bodas, y no bailaron; entonces tocamos canciones fúnebres, y no se lamentaron”.
Mat 11:18 »Pues Juan no dedicaba el tiempo a comer y beber, y ustedes dicen: “Está poseído por un demonio”.
Mat 11:19 El Hijo del Hombre,* por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!”. Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por medio de sus resultados».



HECHOS 16:1-15

Hch 16:1 Pablo fue primero a Derbe y luego a Listra, donde había un discípulo joven llamado Timoteo. Su madre era una creyente judía, pero su padre era griego.
Hch 16:2 Los creyentes* de Listra e Iconio tenían un buen concepto de Timoteo,
Hch 16:3 de modo que Pablo quiso que él los acompañara en el viaje. Por respeto a los judíos de la región, dispuso que Timoteo se circuncidara antes de salir, ya que todos sabían que su padre era griego.
Hch 16:4 Luego fueron de ciudad en ciudad enseñando a los creyentes a que siguieran las decisiones tomadas por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén.
Hch 16:5 Así que las iglesias se fortalecían en su fe y el número de creyentes crecía cada día.
Hch 16:6 Luego, Pablo y Silas viajaron por la región de Frigia y Galacia, porque el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia en ese tiempo.
Hch 16:7 Luego, al llegar a los límites con Misia, se dirigieron al norte, hacia la provincia de Bitinia,* pero de nuevo el Espíritu de Jesús no les permitió ir allí.
Hch 16:8 Así que siguieron su viaje por Misia hasta el puerto de Troas.
Hch 16:9 Esa noche Pablo tuvo una visión: Puesto de pie, un hombre de Macedonia —al norte de Grecia —le rogaba: «¡Ven aquí a Macedonia y ayúdanos!».
Hch 16:10 Entonces decidimos* salir de inmediato hacia Macedonia, después de haber llegado a la conclusión de que Dios nos llamaba a predicar la Buena Noticia allí.
Hch 16:11 Subimos a bordo de un barco en Troas, navegamos directo a la isla de Samotracia y, al día siguiente, desembarcamos en Neápolis.
Hch 16:12 De allí llegamos a Filipos, una ciudad principal de ese distrito de Macedonia y una colonia romana. Y nos quedamos allí varios días.
Hch 16:13 El día de descanso nos alejamos un poco de la ciudad y fuimos a la orilla de un río, donde pensamos que la gente se reuniría para orar, y nos sentamos a hablar con unas mujeres que se habían congregado allí.
Hch 16:14 Una de ellas era Lidia, de la ciudad de Tiatira, una comerciante de tela púrpura muy costosa, quien adoraba a Dios. Mientras nos escuchaba, el Señor abrió su corazón y ella aceptó lo que Pablo decía.
Hch 16:15 Fue bautizada junto con otros miembros de su casa y nos invitó a que fuéramos sus huéspedes. «Si ustedes reconocen que soy una verdadera creyente en el Señor —dijo ella—, vengan a quedarse en mi casa». Y nos insistió hasta que aceptamos.


SALMO 25

Sal 25:1 Oh SEÑOR, te entrego mi vida.
Sal 25:2 ¡Confío en ti, mi Dios! No permitas que me avergüencen, ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota.
Sal 25:3 Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado, pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros.
Sal 25:4 Muéstrame la senda correcta, oh SEÑOR; señálame el camino que debo seguir.
Sal 25:5 Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que me salva. Todo el día pongo en ti mi esperanza.
Sal 25:6 Recuerda, oh SEÑOR, tu compasión y tu amor inagotable, que has mostrado desde hace siglos.
Sal 25:7 No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh SEÑOR.
Sal 25:8 El SEÑOR es bueno y hace lo correcto; les muestra el buen camino a los que andan descarriados.
Sal 25:9 Guía a los humildes para que hagan lo correcto; les enseña su camino.
Sal 25:10 El SEÑOR guía con fidelidad y amor inagotable a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias.
Sal 25:11 Por el honor de tu nombre, oh SEÑOR, perdona mis pecados, que son muchos.
Sal 25:12 ¿Quiénes son los que temen al SEÑOR? Él les mostrará el sendero que deben elegir.
Sal 25:13 Vivirán en prosperidad, y sus hijos heredarán la tierra.
Sal 25:14 El SEÑOR es amigo de los que le temen; a ellos les enseña su pacto.
Sal 25:15 Mis ojos están siempre puestos en el SEÑOR, porque él me rescata de las trampas de mis enemigos.
Sal 25:16 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado.
Sal 25:17 Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos!
Sal 25:18 Siente mi dolor, considera mis dificultades y perdona todos mis pecados.
Sal 25:19 Mira cuántos enemigos tengo, ¡y de qué manera despiadada me odian!
Sal 25:20 ¡Protégeme! ¡Rescata mi vida de sus manos! No permitas que me avergüencen, pues yo en ti me refugio.
Sal 25:21 Que la integridad y la honestidad me protejan, porque en ti pongo mi esperanza.
Sal 25:22 Oh Dios, rescata a Israel de todos sus problemas.

LECTURA PARA LA NOCHE

ÉXODO 4-6

Éxo 4:1 Sin embargo Moisés protestó de nuevo: —¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El SEÑOR nunca se te apareció”?
Éxo 4:2 Entonces el SEÑOR le preguntó: —¿Qué es lo que tienes en la mano? —Una vara de pastor —contestó Moisés.
Éxo 4:3 —Arrójala al suelo —le dijo el SEÑOR. Así que Moisés la tiró al suelo, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! Entonces Moisés saltó hacia atrás.
Éxo 4:4 Pero el SEÑOR le dijo: —Extiende la mano y agárrala de la cola. Entonces Moisés extendió la mano y la agarró, y la serpiente volvió a ser una vara de pastor.
Éxo 4:5 —Realiza esta señal —le dijo el SEÑOR—, y ellos creerán que el SEÑOR, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, de veras se te apareció.
Éxo 4:6 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: —Ahora mete la mano dentro de tu manto. Entonces Moisés metió la mano dentro de su manto, y cuando la sacó, la mano estaba blanca como la nieve, afectada por una grave enfermedad de la piel.*
Éxo 4:7 —Ahora vuelve a meter la mano dentro de tu manto —le dijo el SEÑOR. Así que Moisés metió la mano de nuevo, y cuando la sacó, estaba tan sana como el resto de su cuerpo.
Éxo 4:8 El SEÑOR le dijo a Moisés: —Si no te creen ni se convencen con la primera señal milagrosa, se convencerán con la segunda.
Éxo 4:9 Y si no te creen ni te escuchan aun después de estas dos señales, entonces recoge un poco de agua del río Nilo y derrámala sobre el suelo seco. En cuanto lo hagas, el agua del Nilo se convertirá en sangre sobre el suelo.
Éxo 4:10 Pero Moisés rogó al SEÑOR: —Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.
Éxo 4:11 Entonces el SEÑOR le preguntó: —¿Quién forma la boca de una persona? ¿Quién decide que una persona hable o no hable, que oiga o no oiga, que vea o no vea? ¿Acaso no soy yo, el SEÑOR?
Éxo 4:12 ¡Ahora ve! Yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.
Éxo 4:13 Pero Moisés suplicó de nuevo: —¡Te lo ruego, Señor! Envía a cualquier otro.
Éxo 4:14 Entonces el SEÑOR se enojó con Moisés y le dijo: —De acuerdo, ¿qué te parece tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla muy bien. ¡Mira! Ya viene en camino para encontrarte y estará encantado de verte.
Éxo 4:15 Habla con él y pon las palabras en su boca. Yo estaré con los dos cuando hablen y les enseñaré lo que tienen que hacer.
Éxo 4:16 Aarón será tu vocero ante el pueblo. Él será tu portavoz, y tú tomarás el lugar de Dios ante él al decirle lo que tiene que hablar.
Éxo 4:17 Lleva contigo tu vara de pastor y úsala para realizar las señales milagrosas que te mostré.
Éxo 4:18 Luego Moisés volvió a la casa de Jetro, su suegro, y le dijo: —Por favor, permíteme volver a Egipto para visitar a mis parientes. Ni siquiera sé si todavía viven. —Ve en paz —le respondió Jetro.
Éxo 4:19 Antes de que Moisés saliera de Madián, el SEÑOR le dijo: «Regresa a Egipto, porque ya han muerto todos los que querían matarte».
Éxo 4:20 Así que Moisés tomó a su esposa y a sus hijos, los montó en un burro, y regresó a la tierra de Egipto. En la mano llevaba la vara de Dios.
Éxo 4:21 El SEÑOR le dijo a Moisés: «Cuando llegues a Egipto, preséntate ante el faraón y haz todos los milagros que te he dado el poder de realizar. Pero yo le endureceré el corazón, y él se negará a dejar salir al pueblo.
Éxo 4:22 Entonces le dirás: “Esto dice el SEÑOR: ‘Israel es mi primer hijo varón.
Éxo 4:23 Te ordené: deja salir a mi hijo para que pueda adorarme, pero como te has negado, ¡ahora mataré a tu primer hijo varón!’ ”».
Éxo 4:24 Rumbo a Egipto, en un lugar donde Moisés se detuvo con su familia para pasar la noche, el SEÑOR enfrentó a Moisés y estuvo a punto de matarlo.
Éxo 4:25 Pero Séfora, la esposa de Moisés, tomó un cuchillo de piedra y circuncidó a su hijo. Con el prepucio, tocó los pies* de Moisés y le dijo: «Ahora tú eres un esposo de sangre para mí».
Éxo 4:26 (Cuando dijo «un esposo de sangre», se refirió a la circuncisión). Después de ese incidente, el SEÑOR lo dejó en paz.
Éxo 4:27 Ahora bien, el SEÑOR le había dicho a Aarón: «Ve al desierto para encontrarte con Moisés». Así que Aarón fue a encontrarse con Moisés en el monte de Dios y lo abrazó.
Éxo 4:28 Moisés le contó todo lo que el SEÑOR le había ordenado que dijera y también le contó acerca de las señales milagrosas que el SEÑOR lo mandó a realizar.
Éxo 4:29 Luego Moisés y Aarón regresaron a Egipto y convocaron a todos los ancianos de Israel.
Éxo 4:30 Aarón les dijo todo lo que el SEÑOR le había dicho a Moisés, y Moisés realizó las señales milagrosas a la vista de ellos.
Éxo 4:31 Entonces el pueblo de Israel quedó convencido de que el SEÑOR había enviado a Moisés y a Aarón. Cuando supieron que el SEÑOR se preocupaba por ellos y que había visto su sufrimiento, se inclinaron y adoraron.
Éxo 5:1 Después del encuentro con los líderes de Israel, Moisés y Aarón fueron a hablar con el faraón y le dijeron: —Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Deja salir a mi pueblo para que celebre un festival en mi honor en el desierto”.
Éxo 5:2 —¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese SEÑOR? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal SEÑOR y no dejaré que Israel se vaya.
Éxo 5:3 Pero Aarón y Moisés insistieron: —El Dios de los hebreos nos ha visitado —declararon—. Por lo tanto déjanos hacer un viaje de tres días al desierto a fin de ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios. Si no lo hacemos, nos matará con una plaga o a filo de espada.
Éxo 5:4 El faraón respondió: —Moisés y Aarón, ¿por qué distraen al pueblo de sus tareas? ¡Vuelvan a trabajar!
Éxo 5:5 Miren, hay muchos de su pueblo en esta tierra y ustedes les impiden continuar su labor.
Éxo 5:6 Ese mismo día, el faraón dio la siguiente orden a los capataces egipcios y a los jefes de trabajo israelitas:
Éxo 5:7 «Ya no les provean paja para hacer los ladrillos. ¡Hagan que ellos mismos vayan a buscarla!
Éxo 5:8 Pero exíjanles que sigan fabricando la misma cantidad de ladrillos que antes. No reduzcan la cuota. Son unos perezosos; por eso claman: “Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios”.
Éxo 5:9 Cárguenlos con más trabajo. ¡Háganlos sudar! Así aprenderán a no dejarse llevar por mentiras».
Éxo 5:10 Entonces los capataces y los jefes de trabajo salieron a informarle al pueblo: «El faraón dice lo siguiente: “Ya no les proporcionaré paja.
Éxo 5:11 Tendrán que ir ustedes mismos a conseguirla por donde puedan. ¡Pero deberán producir la misma cantidad de ladrillos que antes!”».
Éxo 5:12 Así que el pueblo se dispersó por todo Egipto en busca de hierba seca para usar como paja.
Éxo 5:13 Mientras tanto, los capataces egipcios no dejaban de apremiarlos. «¡Cumplan con la cuota diaria de producción —les exigían—, tal como cuando se les proporcionaba la paja!».
Éxo 5:14 Después azotaban a los jefes de trabajo israelitas que los capataces egipcios habían puesto a cargo de las cuadrillas de trabajadores. «¿Por qué no cumplieron con sus cuotas ni ayer ni hoy?», les preguntaban.
Éxo 5:15 Entonces los jefes de trabajo israelitas fueron a rogarle al faraón: —Por favor, no trate así a sus siervos —le suplicaron—.
Éxo 5:16 Ya no nos dan paja, ¡pero aun así los capataces nos exigen que sigamos haciendo ladrillos! Nos golpean, ¡pero no es nuestra culpa! ¡Es culpa de su propia gente!
Éxo 5:17 Pero el faraón gritó: —¡Ustedes son unos holgazanes! ¡Haraganes! Por eso andan diciendo: “Déjenos ir a ofrecer sacrificios al SEÑOR”.
Éxo 5:18 ¡Vuelvan ya mismo a trabajar! No se les dará paja, pero aun así tendrán que producir la cuota completa de ladrillos.
Éxo 5:19 Los jefes de cuadrilla israelitas se dieron cuenta de que estaban en serios problemas cuando les dijeron: «No debe disminuir la cantidad de ladrillos que se fabrica por día».
Éxo 5:20 Al salir del palacio del faraón, se cruzaron con Moisés y con Aarón, quienes estaban esperándolos afuera.
Éxo 5:21 Los jefes de cuadrilla les dijeron: «¡Que el SEÑOR los juzgue y los castigue por habernos hecho repugnantes a los ojos del faraón y sus funcionarios! ¡Ustedes mismos les pusieron una espada en la mano, les dieron una excusa para que nos maten!».
Éxo 5:22 Entonces Moisés fue ante el SEÑOR y protestó: —Señor, ¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste?
Éxo 5:23 Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos!
Éxo 6:1 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: —Ahora verás lo que le haré al faraón. Cuando él sienta el peso de mi mano fuerte, dejará salir al pueblo. De hecho, ¡él mismo los echará de su tierra!
Éxo 6:2 Dios también le dijo: —Yo soy Yahveh, “el SEÑOR”.*
Éxo 6:3 Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como El-Shaddai, “el Dios Todopoderoso”,* pero a ellos no les revelé mi nombre: Yahveh.
Éxo 6:4 Y reafirmé mi pacto con ellos, mediante el cual prometí darles la tierra de Canaán donde vivían como extranjeros.
Éxo 6:5 Puedes estar seguro de que oí los gemidos de los israelitas que ahora son esclavos de los egipcios, y tengo muy presente mi pacto con ellos.
Éxo 6:6 »Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: “Yo soy el SEÑOR. Te libertaré de la opresión que sufres y te rescataré de tu esclavitud en Egipto. Te redimiré con mi brazo poderoso y con grandes actos de juicio.
Éxo 6:7 Te tomaré como pueblo mío y seré tu Dios. Entonces sabrás que yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te ha librado de la opresión de Egipto.
Éxo 6:8 Te llevaré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob; te la daré a ti como tu posesión exclusiva. ¡Yo soy el SEÑOR!”.
Éxo 6:9 Así que Moisés le dijo al pueblo de Israel lo que el SEÑOR había dicho, pero ellos no quisieron escucharlo más porque estaban demasiado desalentados por la brutalidad de su esclavitud.
Éxo 6:10 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés:
Éxo 6:11 —Vuelve a hablar con el faraón, rey de Egipto, y dile que deje salir de su territorio al pueblo de Israel.
Éxo 6:12 —¡Pero SEÑOR! —contestó Moisés—, si mi propio pueblo ya no quiere escucharme, ¿cómo puedo esperar que me escuche el faraón? ¡Soy tan torpe para hablar!*
Éxo 6:13 Pero el SEÑOR habló con Moisés y con Aarón y les dio órdenes para los israelitas y para el faraón, rey de Egipto. El SEÑOR mandó a Moisés y a Aarón que sacaran de Egipto al pueblo de Israel.
Éxo 6:14 Los siguientes son los antepasados de algunos de los clanes de Israel: Los hijos de Rubén, el hijo mayor de Israel, fueron: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi. Sus descendientes formaron los clanes de Rubén.
Éxo 6:15 Los hijos de Simeón fueron: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar y Saúl. (La madre de Saúl fue una mujer cananea). Sus descendientes formaron los clanes de Simeón.
Éxo 6:16 Estos son los descendientes de Leví, tal como aparecen en los registros de familia. Los hijos de Leví fueron:Gersón, Coat y Merari. (Leví vivió hasta los ciento treinta y siete años).
Éxo 6:17 Entre los descendientes de Gersón se encontraban Libni y Simi, cada uno de ellos llegó a ser el antepasado de un clan.
Éxo 6:18 Entre los descendientes de Coat se encontraban Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. (Coat vivió hasta los ciento treinta y tres años).
Éxo 6:19 Entre los descendientes de Merari estaban Mahli y Musi. Los siguientes son los clanes de los levitas, tal como aparecen en los registros de familia:
Éxo 6:20 Amram se casó con Jocabed, hermana de su padre, y ella dio a luz dos hijos, Aarón y Moisés. (Amram vivó hasta los ciento treinta y siete años).
Éxo 6:21 Los hijos de Izhar fueron: Coré, Nefeg y Zicri.
Éxo 6:22 Los hijos de Uziel fueron: Misael, Elzafán y Sitri.
Éxo 6:23 Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab y hermana de Naasón. Ella dio a luz a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
Éxo 6:24 Los hijos de Coré fueron: Asir, Elcana y Abiasaf. Sus descendientes formaron los clanes de Coré.
Éxo 6:25 Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, y ella dio a luz a su hijo, Finees. Esos son los antepasados de las familias levitas, registrados según sus clanes.
Éxo 6:26 El Aarón y el Moisés mencionados en la lista anterior son a quienes el SEÑOR dijo: «Saquen al pueblo de Israel de la tierra de Egipto como a un ejército».
Éxo 6:27 Moisés y Aarón fueron los que hablaron con el faraón, rey de Egipto, acerca de sacar de Egipto al pueblo de Israel.
Éxo 6:28 Cuando el SEÑOR habló con Moisés en la tierra de Egipto,
Éxo 6:29 le dijo: —¡Yo soy el SEÑOR! Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que te digo.
Éxo 6:30 Pero Moisés discutió con el SEÑOR argumentando: —¡No puedo hacerlo! ¡Soy tan torpe para hablar! ¿Por qué debe escucharme el faraón?

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