APOSENTO ALTO

domingo, 18 de febrero de 2018

LECTURA BÍBLICA 18 DE FEBRERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    18:1-14

Mat 18:1 Por ese tiempo, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el más importante en el reino del cielo?
Mat 18:2 Jesús llamó a un niño pequeño y lo puso en medio de ellos.
Mat 18:3 Entonces dijo: —Les digo la verdad, a menos que se aparten de sus pecados y se vuelvan como niños, nunca entrarán en el reino del cielo.
Mat 18:4 Así que el que se vuelva tan humilde como este pequeño, es el más importante en el reino del cielo.
Mat 18:5 »Y todo el que recibe de mi parte* a un niño pequeño como éste, me recibe a mí.
Mat 18:6 Pero, si hacen que uno de estos pequeños que confía en mí caiga en pecado, sería mejor para ustedes que se aten una gran piedra de molino alrededor del cuello y se ahoguen en las profundidades del mar.
Mat 18:7 »¡Qué aflicción le espera al mundo, porque tienta a la gente a pecar! Las tentaciones son inevitables, ¡pero qué aflicción le espera al que provoca la tentación!
Mat 18:8 Por lo tanto, si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y tíralo. Es preferible entrar en la vida eterna con una sola mano o un solo pie que ser arrojado al fuego eterno con las dos manos y los dos pies.
Mat 18:9 Y, si tu ojo te hace pecar, sácatelo y tíralo. Es preferible entrar en la vida eterna con un solo ojo que tener los dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno.*
Mat 18:10 »Cuidado con despreciar a cualquiera de estos pequeños. Les digo que, en el cielo, sus ángeles siempre están en la presencia de mi Padre celestial.*
Mat 18:11 -.-
Mat 18:12 »Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en las colinas y saldrá a buscar la perdida?
Mat 18:13 Y, si la encuentra, les digo la verdad, se alegrará más por esa que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
Mat 18:14 De la misma manera, no es la voluntad de mi Padre celestial que ni siquiera uno de estos pequeñitos perezca.


HECHOS 25:1-12

Hch 25:1 Tres días después de que Festo llegó a Cesarea para asumir sus nuevas funciones, partió hacia Jerusalén,
Hch 25:2 donde los sacerdotes principales y otros líderes judíos se reunieron con él y le presentaron sus acusaciones contra Pablo.
Hch 25:3 Le pidieron a Festo que les hiciera el favor de trasladar a Pablo a Jerusalén (ya que tenían pensado tenderle una emboscada y matarlo en el camino).
Hch 25:4 Pero Festo respondió que Pablo estaba en Cesarea y que pronto él mismo iba a regresar allí.
Hch 25:5 Así que les dijo: «Algunos de ustedes que tengan autoridad pueden volver conmigo. Si Pablo ha hecho algo malo, entonces podrán presentar sus acusaciones».
Hch 25:6 Unos ocho o diez días después, Festo regresó a Cesarea y, al día siguiente, tomó su lugar en la corte y ordenó que trajeran a Pablo.
Hch 25:7 Cuando Pablo llegó, los líderes judíos de Jerusalén lo rodearon e hicieron muchas acusaciones graves que no podían probar.
Hch 25:8 Pablo negó los cargos. «No soy culpable de ningún delito contra las leyes judías, ni contra el templo, ni contra el gobierno romano» —dijo.
Hch 25:9 Entonces Festo, queriendo complacer a los judíos, le preguntó: —¿Estás dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado ante mí allá?
Hch 25:10 Pero Pablo contestó: —¡No! Ésta es la corte oficial romana, por lo tanto, debo ser juzgado aquí mismo. Usted sabe muy bien que no soy culpable de hacer daño a los judíos.
Hch 25:11 Si he hecho algo digno de muerte, no me niego a morir. Pero, si soy inocente, nadie tiene el derecho de entregarme a estos hombres para que me maten. ¡Apelo al César!
Hch 25:12 Festo consultó con sus consejeros y después respondió: —¡Muy bien! Has apelado al César, ¡y al César irás!


SALMO 40

Sal 40:1 Con paciencia esperé que el SEÑOR me ayudara, y él se fijo en mí y oyó mi clamor.
Sal 40:2 Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó.
Sal 40:3 Me dio un canto nuevo para entonar, un himno de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán lo que él hizo y quedarán asombrados; pondrán su confianza en el SEÑOR.
Sal 40:4 Ah, qué alegría para los que confían en el SEÑOR, que no confían en los orgullosos ni en aquellos que rinden culto a ídolos.
Sal 40:5 Oh SEÑOR mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor. Son tantos tus planes para nosotros que resulta imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas, no terminaría jamás.
Sal 40:6 No te deleitas en las ofrendas ni en los sacrificios. Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo:* tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado.
Sal 40:7 Entonces dije: «Aquí estoy. Como está escrito acerca de mí en las Escrituras:
Sal 40:8 me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón».
Sal 40:9 A todo tu pueblo le conté de tu justicia. No tuve temor de hablar con libertad, como tú bien lo sabes, oh SEÑOR.
Sal 40:10 No oculté en mi corazón las buenas noticias acerca de tu justicia; hablé de tu fidelidad y de tu poder salvador. A todos en la gran asamblea les conté de tu fidelidad y tu amor inagotable.
Sal 40:11 SEÑOR, no me prives de tus tiernas misericordias; que tu amor inagotable y tu fidelidad siempre me protejan.
Sal 40:12 Pues me rodean las dificultades, ¡son demasiadas para contar! Es tal la acumulación de mis pecados que no puedo ver una salida. Suman más que los cabellos de mi cabeza y he perdido toda mi valentía.
Sal 40:13 Por favor, SEÑOR, ¡rescátame! Ven pronto, SEÑOR, y ayúdame.
Sal 40:14 Que los que tratan de destruirme sean humillados y avergonzados; que los que se deleitan en mis dificultades retrocedan con deshonra;
Sal 40:15 que su vergüenza los horrorice, porque dijeron: «¡Ajá! ¡Ahora sí lo atrapamos!».
Sal 40:16 Pero que todos los que te buscan sean llenos de alegría y felicidad en ti; que los que aman tu salvación griten una y otra vez: «¡El SEÑOR es grande!».
Sal 40:17 En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en sus pensamientos. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.

LECTURA PARA LA NOCHE

LEVÍTICO 8-10

Lev 8:1 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
Lev 8:2 «Trae a Aarón y a sus hijos, junto con sus vestiduras sagradas, el aceite de la unción, el becerro para la ofrenda por el pecado, los dos carneros y la cesta con el pan preparado sin levadura,
Lev 8:3 y convoca a toda la comunidad de Israel para que se reúna a la entrada del tabernáculo».*
Lev 8:4 Así que Moisés siguió las instrucciones del SEÑOR, y toda la comunidad se reunió a la entrada del tabernáculo.
Lev 8:5 Moisés les anunció: «¡Esto es lo que el SEÑOR nos ha ordenado que hagamos!».
Lev 8:6 Después presentó a Aarón y a sus hijos y los lavó con agua.
Lev 8:7 A Aarón le puso la túnica oficial y lo ciñó con una faja alrededor de la cintura. Lo vistió con el manto, le puso encima el efod bien asegurado con la faja decorativa.
Lev 8:8 Después Moisés puso el pectoral sobre Aarón y colocó adentro el Urim y el Tumim.
Lev 8:9 Además puso el turbante sobre la cabeza de Aarón y, en la parte delantera del turbante, sujetó la medalla de oro —el símbolo de santidad— tal como el SEÑOR le había ordenado.
Lev 8:10 Después Moisés tomó el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todo lo que había en él, y así los santificó.
Lev 8:11 Roció el altar siete veces con el aceite, de esta manera lo ungió junto con todos los utensilios, al igual que el lavamanos y su base, para santificarlos.
Lev 8:12 Luego derramó un poco de aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y de esta manera lo ungió y lo santificó para su labor.
Lev 8:13 Después, Moisés presentó a los hijos de Aarón. Los vistió con sus túnicas, las ató con las fajas y les colocó los gorros especiales, tal como el SEÑOR le había ordenado.
Lev 8:14 Luego Moisés presentó el becerro para la ofrenda por el pecado. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro.
Lev 8:15 Moisés lo mató y tomó parte de la sangre y, con su dedo, la untó sobre los cuatro cuernos del altar para purificarlo. Derramó el resto de la sangre al pie del altar. Mediante este proceso, al purificarlo,* el altar quedó consagrado.
Lev 8:16 Después Moisés tomó toda la grasa que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado, los dos riñones junto con la grasa que los rodea, y lo quemó todo sobre el altar.
Lev 8:17 Luego tomó el resto del becerro —incluidos la piel, la carne y el estiércol— y lo quemó en el fuego fuera del campamento, tal como el SEÑOR le había ordenado.
Lev 8:18 Luego Moisés presentó el carnero para la ofrenda quemada. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero,
Lev 8:19 y Moisés lo mató. Después tomó la sangre del carnero y la salpicó por todos los lados del altar.
Lev 8:20 Luego cortó el carnero en pedazos, quemó la cabeza, algunos de los pedazos y la grasa en el altar.
Lev 8:21 Después de lavar las vísceras y las patas con agua, Moisés quemó todo el carnero sobre el altar como una ofrenda quemada. Fue un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al SEÑOR, tal como el SEÑOR le había ordenado.
Lev 8:22 Después, Moisés presentó el otro carnero, el de la ordenación. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero,
Lev 8:23 y Moisés lo mató. Después tomó un poco de la sangre y se la untó a Aarón en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo de su pie derecho.
Lev 8:24 A continuación, Moisés presentó a los hijos de Aarón y les untó un poco de la sangre en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho. Luego salpicó el resto de la sangre por todos los lados del altar.
Lev 8:25 Acto seguido, Moisés tomó la grasa del carnero, que incluye la grasa de la cola gorda, la que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado, los dos riñones con la grasa que los rodea, junto con el muslo derecho.
Lev 8:26 Encima de estos puso un pan plano preparado sin levadura, un pan mezclado con aceite de oliva y una oblea untada con aceite de oliva. Estos panes los tomó de la cesta de los panes preparados sin levadura que se había colocado en la presencia del SEÑOR.
Lev 8:27 Entonces, Moisés puso todo esto en las manos de Aarón y sus hijos, y los levantó al SEÑOR como una ofrenda especial.
Lev 8:28 Luego Moisés les quitó de las manos todas estas ofrendas y las quemó sobre el altar, encima de la ofrenda quemada. Esta era la ofrenda de ordenación; era un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al SEÑOR.
Lev 8:29 Después Moisés tomó el pecho y lo levantó como una ofrenda especial al SEÑOR. Esta era la porción que le pertenecía a Moisés del carnero de la ordenación, tal como el SEÑOR le había ordenado.
Lev 8:30 A continuación Moisés tomó un poco del aceite de la unción y algo de la sangre que estaba en el altar y los roció sobre Aarón y sus vestiduras y sobre los hijos de Aarón y sus vestiduras. De esta manera, hizo santos a Aarón y a sus hijos junto con sus vestiduras.
Lev 8:31 Después Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos: «Hiervan el resto de la carne de las ofrendas a la entrada del tabernáculo, y cómanla ahí mismo, junto con el pan que está en la cesta de las ofrendas para la ordenación, tal como lo ordené cuando dije: “Aarón y sus hijos se lo comerán”.
Lev 8:32 Quemen todo lo sobrante de la carne y del pan.
Lev 8:33 No salgan de la entrada del tabernáculo durante siete días, porque hasta entonces habrá terminado la ceremonia de la ordenación.
Lev 8:34 Todo lo que hemos hecho hoy fue ordenado por el SEÑOR con el fin de purificarlos y hacerlos justos ante él.*
Lev 8:35 Ahora permanezcan a la entrada del tabernáculo día y noche durante siete días y hagan todo lo que el SEÑOR exige. Si no lo hacen, morirán, porque esto es lo que el SEÑOR ha ordenado».
Lev 8:36 Entonces Aarón y sus hijos hicieron todo lo que el SEÑOR había ordenado por medio de Moisés.
Lev 9:1 Al octavo día, después de la ceremonia de ordenación, Moisés reunió a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel.
Lev 9:2 Le dijo a Aarón: «Toma un ternero para una ofrenda por el pecado y un carnero para una ofrenda quemada, ambos sin defecto, y preséntalos al SEÑOR.
Lev 9:3 Luego dile a los israelitas: “Tomen un chivo como ofrenda por el pecado, y también tomen un ternero y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para una ofrenda quemada.
Lev 9:4 También tomen un toro* y un carnero para una ofrenda de paz, y harina humedecida con aceite de oliva para una ofrenda de grano. Presenten todas estas ofrendas al SEÑOR, porque hoy el SEÑOR, se aparecerá a ustedes”».
Lev 9:5 Así que los israelitas presentaron todas estas cosas a la entrada del tabernáculo,* tal como Moisés lo había mandado. Entonces toda la comunidad se acercó y permaneció de pie ante el SEÑOR.
Lev 9:6 Y Moisés dijo: «Esto es lo que el SEÑOR les ha ordenado que hagan para que la gloria del SEÑOR se aparezca ante ustedes».
Lev 9:7 Luego Moisés le dijo a Aarón: «Acércate al altar y sacrifica tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda quemada para purificarte a ti y al pueblo. Luego presenta las ofrendas del pueblo para purificarlos a ellos y hacerlos justos ante el SEÑOR,* tal como él lo ha ordenado».
Lev 9:8 De manera que Aarón fue al altar y mató al ternero como ofrenda por el pecado por sí mismo.
Lev 9:9 Entonces sus hijos le llevaron la sangre, él mojó su dedo en ella y la puso en los cuernos del altar, y después derramó el resto de la sangre al pie del altar.
Lev 9:10 Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo largo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el SEÑOR se lo había ordenado a Moisés.
Lev 9:11 Sin embargo, quemó la carne y la piel fuera del campamento.
Lev 9:12 A continuación, Aarón mató al animal para la ofrenda quemada, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar.
Lev 9:13 Luego ellos le entregaron cada uno de los pedazos de la ofrenda quemada, incluida la cabeza, y los quemó en el altar.
Lev 9:14 Después lavó las vísceras y las patas y las quemó en el altar junto con el resto de la ofrenda quemada.
Lev 9:15 Después Aarón presentó las ofrendas del pueblo. Mató al chivo del pueblo y lo presentó como una ofrenda por el pecado, tal como lo había hecho con la ofrenda por su propio pecado.
Lev 9:16 Luego presentó la ofrenda quemada y la sacrificó en la forma establecida.
Lev 9:17 También presentó la ofrenda de grano y quemó un puñado de la mezcla de harina en el altar, además de la ofrenda quemada habitual de la mañana.
Lev 9:18 Después Aarón mató al toro y al carnero como ofrenda de paz del pueblo, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar.
Lev 9:19 Luego tomó la grasa del toro y del carnero —la grasa de la cola gorda y de la que rodea las vísceras— junto con los riñones y el lóbulo largo del hígado.
Lev 9:20 Puso estas porciones de grasa encima del pecho de estos animales y las quemó en el altar.
Lev 9:21 Luego Aarón levantó los pechos y los muslos derechos de los animales como una ofrenda especial al SEÑOR, tal como Moisés lo había ordenado.
Lev 9:22 Después Aarón levantó las manos hacia el pueblo y lo bendijo. Después de presentar la ofrenda por el pecado, la ofrenda quemada y la ofrenda de paz, se bajó del altar.
Lev 9:23 Después Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo y, cuando salieron, volvieron a bendecir al pueblo, y la gloria del SEÑOR se apareció a toda la comunidad.
Lev 9:24 Un fuego ardiente salió de la presencia del SEÑOR y consumió la ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.
Lev 10:1 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pusieron carbones encendidos en sus incensarios y encima esparcieron incienso. De esta manera, desobedecieron al SEÑOR al quemar ante él un fuego equivocado, diferente al que él había ordenado.
Lev 10:2 Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del SEÑOR y los consumió por completo, y murieron ahí ante el SEÑOR.
Lev 10:3 Así que Moisés le dijo a Aarón: «Esto quiso decir el SEÑOR cuando dijo: “Demostraré mi santidad por medio de los que se acercan a mí. Demostraré mi gloria ante todo el pueblo”». Y Aarón guardó silencio.
Lev 10:4 Después Moisés llamó a Misael y a Elzafán, primos de Aarón e hijos de Uziel —que era tío de Aarón— y les dijo: «Vengan y llévense los cuerpos de sus parientes de delante del santuario a un lugar fuera del campamento».
Lev 10:5 Entonces se acercaron, los agarraron por la ropa y los llevaron fuera del campamento, tal como Moisés lo había mandado.
Lev 10:6 Luego Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No rasguen su ropa ni dejen de peinarse* en señal de dolor. Si lo hacen morirán, y el enojo del SEÑOR herirá a toda la comunidad de Israel. Sin embargo, el resto de los israelitas, sus parientes, podrán hacer duelo a causa de la destrucción por fuego de Nadab y Abiú que hizo el SEÑOR.
Lev 10:7 Pero no salgan de la entrada del tabernáculo* o morirán, porque ustedes fueron ungidos con el aceite de unción del SEÑOR». Entonces hicieron lo que Moisés les ordenó.
Lev 10:8 Después el SEÑOR le dijo a Aarón:
Lev 10:9 «Tú y tus descendientes nunca deben beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica antes de entrar en el tabernáculo. Si lo hacen, morirán. Esta es una ley perpetua para ustedes, que se cumplirá de generación en generación.
Lev 10:10 Deben distinguir entre lo sagrado y lo común, entre lo que es ceremonialmente impuro y lo que es puro.
Lev 10:11 Y deben enseñarles a los israelitas todos los decretos que el SEÑOR les ha dado por medio de Moisés».
Lev 10:12 Luego Moisés les dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, Eleazar e Itamar: «Tomen lo que queda de la ofrenda de grano, después de que se haya presentado una porción como ofrenda especial al SEÑOR, y cómanla junto al altar. Es sumamente santa, por lo tanto asegúrense de que no contenga levadura.
Lev 10:13 Deberán comerla en un lugar sagrado, porque se les dio a ustedes y a sus descendientes como su porción de las ofrendas especiales que se presentan al SEÑOR. Estos son los mandatos que me fueron dados.
Lev 10:14 Sin embargo, el pecho y el muslo que fueron levantados como ofrenda especial podrán comérselos en cualquier lugar que sea ceremonialmente puro. Estas partes se te han dado a ti y a tus descendientes como su porción de las ofrendas de paz presentadas por el pueblo de Israel.
Lev 10:15 Deberán levantar el muslo y el pecho como ofrenda especial al SEÑOR, junto con la grasa de las ofrendas especiales. Estas partes te pertenecerán a ti y a tus descendientes, tal como el SEÑOR ha ordenado».
Lev 10:16 Luego Moisés les preguntó qué había sucedido con el chivo de la ofrenda por el pecado. Cuando descubrió que había sido quemado, se enojó mucho con Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban a Aarón.
Lev 10:17 —¿Por qué no comieron la ofrenda por el pecado en el lugar sagrado? —les preguntó—. ¡Es una ofrenda santa! El SEÑOR se la dio a ustedes para quitar la culpa de la comunidad y purificar al pueblo, y hacerlo justo ante el SEÑOR.*
Lev 10:18 Puesto que la sangre del animal no fue llevada al Lugar Santo, ustedes debieron haberse comido la carne en el lugar sagrado, como lo ordené.
Lev 10:19 Aarón le contestó a Moisés: —Hoy, mis hijos presentaron al SEÑOR tanto su ofrenda por el pecado como su ofrenda quemada. No obstante, me ocurrió esta tragedia. ¿Le habría agradado al SEÑOR si yo hubiera comido la ofrenda por el pecado del pueblo en un día tan trágico como éste?
Lev 10:20 Cuando Moisés escuchó esto, quedó satisfecho.

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