APOSENTO ALTO

martes, 13 de febrero de 2018

LECTURA BÍBLICA 13 DE FEBRERO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MATEO    15:21-39

Mat 15:21 Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro y Sidón.
Mat 15:22 Una mujer de los gentiles,* que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente».
Mat 15:23 Pero Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos le instaron a que la despidiera. «Dile que se vaya —dijeron —. Nos está molestando con sus súplicas».
Mat 15:24 Entonces Jesús le dijo a la mujer: —Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de Dios, el pueblo de Israel.
Mat 15:25 Pero ella se acercó y lo adoró, y le rogó una vez más: —¡Señor, ayúdame!
Mat 15:26 Jesús respondió: —No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.
Mat 15:27 —Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.
Mat 15:28 —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó.
Mat 15:29 Jesús regresó al mar de Galilea, subió a una colina y se sentó.
Mat 15:30 Una inmensa multitud le llevó a personas cojas, ciegas, lisiadas, mudas y a muchas más. Las pusieron delante de Jesús y él las sanó a todas.
Mat 15:31 ¡La multitud quedó asombrada! Los que no podían hablar, ahora hablaban; los lisiados quedaron sanos, los cojos caminaban bien y los ciegos podían ver. Y alababan al Dios de Israel.
Mat 15:32 Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Siento compasión por ellos. Han estado aquí conmigo durante tres días y no les queda nada para comer. No quiero despedirlas con hambre, no sea que se desmayen por el camino.
Mat 15:33 Los discípulos contestaron: —¿Dónde conseguiríamos comida suficiente aquí en el desierto para semejante multitud?
Mat 15:34 —¿Cuánto pan tienen? —preguntó Jesús. —Siete panes y unos pocos pescaditos —contestaron ellos.
Mat 15:35 Entonces Jesús le dijo a la gente que se sentara en el suelo.
Mat 15:36 Tomó luego los siete panes y los pescados, dio gracias a Dios por ellos y los partió en trozos. Se los dio a los discípulos, quienes repartieron la comida entre la multitud.
Mat 15:37 Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró.
Mat 15:38 Aquel día, cuatro mil hombres recibieron alimento, además de las mujeres y los niños.
Mat 15:39 Entonces Jesús envió a todos a sus casas, subió a una barca y cruzó a la región de Magadán.


HECHOS 21:27-40

Hch 21:27 Cuando estaban por cumplirse los siete días del voto, unos judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo e incitaron a una turba en su contra. Lo agarraron
Hch 21:28 mientras gritaban: «¡Hombres de Israel, ayúdennos! Éste es el hombre que predica en contra de nuestro pueblo en todas partes y les dice a todos que desobedezcan las leyes judías. Habla en contra del templo, ¡y hasta profana este lugar santo llevando gentiles* adentro!».
Hch 21:29 (Pues más temprano ese mismo día lo habían visto en la ciudad con Trófimo, un gentil de Éfeso,* y supusieron que Pablo lo había llevado al templo).
Hch 21:30 Toda la ciudad fue estremecida por estas acusaciones y se desencadenó un gran disturbio. Agarraron a Pablo y lo arrastraron fuera del templo e inmediatamente cerraron las puertas detrás de él.
Hch 21:31 Cuando estaban a punto de matarlo, le llegó al comandante del regimiento romano la noticia que toda Jerusalén estaba alborotada.
Hch 21:32 De inmediato el comandante llamó a sus soldados y oficiales* y corrió entre la multitud. Cuando la turba vio que venían el comandante y las tropas, dejaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33 Luego el comandante lo arrestó y ordenó que lo sujetaran con dos cadenas. Le preguntó a la multitud quién era él y qué había hecho.
Hch 21:34 Unos gritaban una cosa, y otros otra. Como no pudo averiguar la verdad entre todo el alboroto y la confusión, ordenó que llevaran a Pablo a la fortaleza.
Hch 21:35 Cuando Pablo llegó a las escaleras, la turba se puso tan violenta que los soldados tuvieron que levantarlo sobre sus hombros para protegerlo.
Hch 21:36 Y la multitud seguía gritando desde atrás: «¡Mátenlo! ¡Mátenlo!».
Hch 21:37 Cuando estaban por llevarlo adentro, Pablo le dijo al comandante: —¿Puedo hablar con usted? —¿¡Hablas griego!? —le preguntó el comandante, sorprendido —.
Hch 21:38 ¿No eres tú el egipcio que encabezó una rebelión hace un tiempo y llevó al desierto a cuatro mil miembros del grupo llamado “Los asesinos”?
Hch 21:39 —No —contestó Pablo—, soy judío y ciudadano de Tarso de Cilicia, que es una ciudad importante. Por favor permítame hablar con esta gente.
Hch 21:40 El comandante estuvo de acuerdo, entonces Pablo se puso de pie en las escaleras e hizo señas para pedir silencio. Pronto un gran silencio envolvió a la multitud, y Pablo se dirigió a la gente en su propia lengua, en arameo.*


SALMO 36

Sal 36:1 A los malvados el pecado les susurra en lo profundo del corazón; no tienen temor de Dios en absoluto.
Sal 36:2 Ciegos de presunción, no pueden ver lo perversos que son en realidad.
Sal 36:3 Todo lo que dicen es retorcido y engañoso; se niegan a actuar con sabiduría o a hacer el bien.
Sal 36:4 Se quedan despiertos por la noche tramando planes pecaminosos; sus acciones nunca son buenas; no hacen ningún intento por alejarse del mal.
Sal 36:5 Tu amor inagotable, oh SEÑOR, es tan inmenso como los cielos; tu fidelidad sobrepasa las nubes.
Sal 36:6 Tu rectitud es como las poderosas montañas, tu justicia, como la profundidad de los océanos. Tú cuidas de la gente y de los animales por igual, oh SEÑOR.
Sal 36:7 ¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas.
Sal 36:8 Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber del río de tus delicias.
Sal 36:9 Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos.
Sal 36:10 Derrama tu amor inagotable sobre los que te aman; haz justicia a los de corazón sincero.
Sal 36:11 No permitas que los orgullosos me pisoteen ni que los malvados me intimiden.
Sal 36:12 ¡Miren! ¡Han caído los que hacen el mal! Están derribados, jamás volverán a levantarse.

LECTURA PARA LA NOCHE

ÉXODO 34

Éxo 34:1 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Talla dos tablas de piedra como las primeras. Escribiré en ellas las mismas palabras que estaban en las que hiciste pedazos.
Éxo 34:2 Prepárate para subir al monte Sinaí mañana temprano y presentarte delante de mí en la cima del monte.
Éxo 34:3 Nadie puede acompañarte. De hecho, no debe haber nadie en la montaña. Tampoco permitas que los rebaños ni las manadas pasten cerca del monte».
Éxo 34:4 Entonces Moisés talló dos tablas de piedra como las primeras. Temprano en la mañana, subió al monte Sinaí, tal como el SEÑOR le había ordenado, con las dos tablas de piedra en las manos.
Éxo 34:5 Después, el SEÑOR descendió en una nube y se quedó allí con Moisés; y proclamó su propio nombre, «Yahveh»* .
Éxo 34:6 El SEÑOR pasó por delante de Moisés proclamando: «¡Yahveh!* ¡El SEÑOR! ¡El Dios de compasión y misericordia! Soy lento para enojarme y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad.
Éxo 34:7 Yo derramo amor inagotable a mil generaciones,* y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado. Pero no absuelvo al culpable, sino que extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos y sus nietos; toda la familia se ve afectada, hasta los hijos de la tercera y cuarta generación».
Éxo 34:8 Al instante Moisés se postró hasta el suelo y adoró.
Éxo 34:9 Entonces dijo: —Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.
Éxo 34:10 El SEÑOR respondió: —Escucha, yo hago un pacto contigo en presencia de todo tu pueblo. Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del SEÑOR, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti.
Éxo 34:11 Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos.
Éxo 34:12 »Ten mucho cuidado de no hacer tratados con los pueblos que viven en la tierra adonde te diriges. Si los haces, seguirás sus malos caminos y quedarás atrapado.
Éxo 34:13 En cambio, deberás destruir sus altares paganos, destrozar sus columnas sagradas y derribar los postes dedicados a la diosa Asera.
Éxo 34:14 No adores a ningún otro dios, porque el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.
Éxo 34:15 »No hagas ningún tipo de tratado con los pueblos que viven en la tierra porque ellos se entregan a pasiones sexuales en pos de sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán a participar con ellos en comer lo que ofrecen en sacrificio, y tú irás con ellos.
Éxo 34:16 Acto seguido, aceptarás a sus hijas —quienes hacen sacrificios a otros dioses— como esposas para tus hijos; y ellas seducirán a tus hijos para que cometan adulterio contra mí al rendir culto a otros dioses.
Éxo 34:17 No te hagas dioses de metal fundido.
Éxo 34:18 »Deberás celebrar el Festival de los Panes sin Levadura. Durante siete días, prepararás sin levadura el pan que comas, tal como yo te ordené. Celebra este festival cada año, en el tiempo señalado, a comienzos de la primavera, en el mes de abib ,* porque en esa fecha se cumple el aniversario de tu salida de Egipto.
Éxo 34:19 »El primer nacido de cada animal me pertenece, incluidos los machos de las primeras crías de tus manadas de ganado y de tus rebaños de ovejas y de cabras.
Éxo 34:20 Para recuperar la primera cría de un burro, podrás pagar rescate al SEÑOR entregando como sustituto un cordero o un cabrito; pero si no pagas rescate para recuperarlo, tendrás que quebrarle el cuello al animal. Sin embargo, tienes la obligación de pagar el rescate por todo primer hijo varón. »Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda.
Éxo 34:21 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar, incluso durante la temporada del arado y de la cosecha.
Éxo 34:22 »Deberás celebrar el Festival de la Cosecha,* con los primeros frutos de la cosecha del trigo, y celebrar también el Festival de la Cosecha Final* cuando termine la temporada de la cosecha.
Éxo 34:23 Tres veces al año, todo hombre de Israel deberá presentarse delante del Soberano, el SEÑOR, Dios de Israel.
Éxo 34:24 Yo expulsaré a las naciones en tu paso y expandiré tu territorio, para que nadie codicie ni conquiste tu tierra mientras te presentas ante el SEÑOR tu Dios esas tres veces al año.
Éxo 34:25 »No ofrezcas la sangre de mis sacrificios con ningún tipo de pan que contenga levadura. Tampoco guardes nada de la carne del sacrificio de la Pascua hasta la mañana siguiente.
Éxo 34:26 »Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del SEÑOR tu Dios lo mejor de la primera cosecha. »No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
Éxo 34:27 Después el SEÑOR le dijo a Moisés: «Escribe todas estas instrucciones, porque ellas indican las condiciones del pacto que hago contigo y con Israel».
Éxo 34:28 Moisés se quedó en el monte con el SEÑOR durante cuarenta días y cuarenta noches. En todo ese tiempo, no comió pan ni bebió agua. Y el SEÑOR* escribió en las tablas de piedra las condiciones del pacto: los diez mandamientos.*
Éxo 34:29 Cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto,* no se daba cuenta de que su rostro resplandecía porque había hablado con el SEÑOR.
Éxo 34:30 Así que, cuando Aarón y el pueblo de Israel vieron el resplandor del rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él.
Éxo 34:31 Sin embargo, Moisés llamó a Aarón y a los jefes de la comunidad, les pidió que se acercaran y habló con ellos.
Éxo 34:32 Luego, todo el pueblo de Israel se acercó y Moisés les trasmitió todas las instrucciones que el SEÑOR le había dado en el monte Sinaí.
Éxo 34:33 Cuando Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo.
Éxo 34:34 Pero cada vez que entraba en la carpa de reunión para hablar con el SEÑOR, se quitaba el velo hasta que salía de ella. Después le transmitía al pueblo las instrucciones que el SEÑOR le daba,
Éxo 34:35 y el pueblo de Israel veía el brillante resplandor de su rostro. Así que él volvía a cubrirse el rostro con el velo hasta que entraba nuevamente a hablar con el SEÑOR.

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