APOSENTO ALTO

domingo, 25 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 25 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    7:1-10

Luc 7:1 Cuando Jesús terminó de decir todo eso a la gente, regresó a Capernaúm.
Luc 7:2 En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano* estaba enfermo y a punto de morir.
Luc 7:3 Cuando el oficial oyó hablar de Jesús, envió a unos respetados ancianos judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo.
Luc 7:4 De todo corazón, le suplicaron a Jesús que ayudara al hombre. Le dijeron: «Si alguien merece tu ayuda, es él;
Luc 7:5 pues ama al pueblo judío y hasta construyó una sinagoga para nosotros».
Luc 7:6 Entonces Jesús fue con ellos; pero, justo antes de que llegaran a la casa, el oficial envió a unos amigos a decir: «Señor, no te molestes en venir a mi casa, porque no soy digno de tanto honor.
Luc 7:7 Ni siquiera soy digno de ir a tu encuentro. Tan sólo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.
Luc 7:8 Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Sólo tengo que decir: “Vayan”, y ellos van, o “vengan”, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: “Hagan esto”, lo hacen».
Luc 7:9 Al oírlo, Jesús quedó asombrado. Se digirió a la multitud que lo seguía y dijo: «Les digo, ¡no he visto una fe como ésta en todo Israel!».
Luc 7:10 Cuando los amigos del oficial regresaron a la casa, encontraron al esclavo completamente sano.


FILIPENSES 4:14-23

Flp 4:14 De todos modos, han hecho bien al compartir conmigo en la dificultad por la que ahora atravieso.
Flp 4:15 Como saben, filipenses, ustedes fueron los únicos que me ayudaron económicamente cuando les llevé la Buena Noticia por primera vez y luego seguí mi viaje desde Macedonia. Ninguna otra iglesia hizo lo mismo.
Flp 4:16 Incluso cuando estuve en Tesalónica, ustedes me mandaron ayuda más de una vez.
Flp 4:17 No digo esto esperando que me envíen una ofrenda. Más bien, quiero que ustedes reciban una recompensa por su bondad.
Flp 4:18 Por el momento, tengo todo lo que necesito, ¡y aún más! Estoy bien abastecido con las ofrendas que ustedes me enviaron por medio de Epafrodito. Son un sacrificio de olor fragante aceptable y agradable a Dios.
Flp 4:19 Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Flp 4:20 ¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén.
Flp 4:21 Denle saludos de mi parte a cada persona del pueblo santo de Dios, a todos los que pertenecen a Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo envían saludos.
Flp 4:22 Los demás del pueblo de Dios también les envían saludos, en particular los de la casa de César.
Flp 4:23 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes.





SALMO 122

Sal 122:1
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
Me alegré cuando me dijeron: «Vayamos a la casa del SEÑOR».
Sal 122:2 Y ahora, aquí estamos, de pie dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
Sal 122:3 Jerusalén es una ciudad bien construida; sus murallas compactas son impenetrables.
Sal 122:4 Todas las tribus de Israel —que son el pueblo del SEÑOR —peregrinan hasta aquí. Vienen a dar gracias al nombre del SEÑOR, como la ley requiere de Israel.
Sal 122:5 Aquí están los tronos donde se emiten los juicios, los tronos de la dinastía de David.
Sal 122:6 Oren por la paz de Jerusalén; que todos los que aman a esta ciudad prosperen.
Sal 122:7 Oh Jerusalén, que haya paz dentro de tus murallas y prosperidad en tus palacios.
Sal 122:8 Por amor a mi familia y a mis amigos, diré: «Que tengas paz».
Sal 122:9 Por amor a la casa del SEÑOR nuestro Dios, buscaré lo mejor para ti, oh Jerusalén.



LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    24-25

2Re 24:1 Durante el reinado de Joacim, Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió la tierra de Judá. Joacim se rindió y le pagó tributo durante tres años, pero después se rebeló.
2Re 24:2 Entonces el SEÑOR mandó contra Judá bandas de saqueadores babilonios,* arameos, moabitas y amonitas a fin de destruirla, tal como el SEÑOR lo había prometido por medio de sus profetas.
2Re 24:3 Estas calamidades le sucedieron a Judá por orden del SEÑOR. Él había decidido expulsar a Judá de su presencia debido a los muchos pecados de Manasés,
2Re 24:4 quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El SEÑOR no perdonaba eso.
2Re 24:5 Los demás acontecimientos del reinado de Joacim y todos sus logros están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
2Re 24:6 Cuando Joacim murió, su hijo Joaquín lo sucedió en el trono.
2Re 24:7 A partir de entonces, el rey de Egipto no se atrevió a salir más de su país, porque el rey de Babilonia conquistó toda la región que anteriormente pertenecía a Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.
2Re 24:8 Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Nehusta y era hija de Elnatán, de Jerusalén.
2Re 24:9 Joaquín hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que su padre.
2Re 24:10 Durante el reinado de Joaquín, los oficiales del rey Nabucodonosor de Babilonia subieron contra Jerusalén y la sitiaron.
2Re 24:11 El propio Nabucodonosor llegó a la ciudad durante el sitio.
2Re 24:12 Entonces el rey Joaquín, junto con la reina madre, sus consejeros, sus comandantes y sus oficiales, se rindieron ante los babilonios. Durante el octavo año de su reinado, Nabucodonosor tomó a Joaquín prisionero.
2Re 24:13 Como el SEÑOR ya había dicho, Nabucodonosor se llevó todos los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real. Sacó* todos los objetos de oro que el rey Salomón había puesto en el templo.
2Re 24:14 El rey Nabucodonosor se llevó cautiva a toda la población de Jerusalén —unas diez mil personas en total— incluso a los comandantes y a los mejores soldados, y a los artesanos y a otras personas habilidosas. Sólo dejaron en el país a la gente más pobre.
2Re 24:15 Nabucodonosor llevó cautivo a Babilonia al rey Joaquín, junto con la reina madre, las esposas del rey, sus funcionarios y las personas más influyentes de la sociedad de Jerusalén.
2Re 24:16 También desterró a siete mil de los mejores soldados, y a mil artesanos y a otras personas habilidosas, todos fuertes y aptos para la guerra.
2Re 24:17 Después el rey de Babilonia puso en el trono a Matanías, tío de Joaquín,* para que fuera el siguiente rey y le cambió el nombre a Sedequías.
2Re 24:18 Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Hamutal y era hija de Jeremías, de Libna.
2Re 24:19 Sedequías hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, igual que Joacim.
2Re 24:20 Estas cosas sucedieron debido al enojo que el SEÑOR tenía contra la gente de Jerusalén y de Judá, hasta que finalmente los expulsó de su presencia y los envió al destierro. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
2Re 25:1 Así que el 15 de enero,* durante el noveno año del reinado de Sedequías, Nabucodonosor, rey de Babilonia, dirigió a todo su ejército contra Jerusalén. Rodearon la ciudad y construyeron rampas de asalto contra las murallas.
2Re 25:2 Jerusalén estuvo sitiada hasta el año once del reinado de Sedequías.
2Re 25:3 Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías,* el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.
2Re 25:4 Entonces abrieron una brecha en la muralla de la ciudad, y todos los soldados huyeron. Como la ciudad estaba rodeada por los babilonios,* esperaron hasta la caída de sol y entonces se deslizaron por la puerta que está entre las dos murallas, detrás del jardín real, y se dirigieron al valle del Jordán.*
2Re 25:5 Sin embargo, las tropas babilónicas* persiguieron al rey y lo capturaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.
2Re 25:6 Lo llevaron ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla, donde dictó sentencia contra Sedequías.
2Re 25:7 Hicieron que Sedequías presenciara la masacre de sus hijos. Luego le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.
2Re 25:8 El 14 de agosto de ese año,* que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, llegó a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia y funcionario del rey babilónico.
2Re 25:9 Quemó por completo el templo del SEÑOR, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes* de la ciudad.
2Re 25:10 Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén.
2Re 25:11 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a las personas que quedaban en la ciudad, a los desertores que habían jurado lealtad al rey de Babilonia, y al resto de la población;
2Re 25:12 pero el capitán de la guardia permitió que algunos de los más pobres quedaran en Judá para cuidar los viñedos y los campos.
2Re 25:13 Los babilonios hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban al frente del templo del SEÑOR, las carretas de bronce para llevar agua y el enorme tazón de bronce llamado el Mar, y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
2Re 25:14 También se llevaron los recipientes para la ceniza, las palas, las despabiladeras de las lámparas, los platos y todos los demás objetos de bronce que se usaban para realizar los sacrificios en el templo.
2Re 25:15 Nabuzaradán, capitán de la guardia, también se llevó los recipientes para quemar el incienso y los tazones, y todos los demás objetos de oro puro o de plata.
2Re 25:16 El peso del bronce de las dos columnas, el Mar y las carretas para llevar agua era tanto que no podía calcularse. Estos objetos se habían hecho para el templo del SEÑOR en tiempos del rey Salomón.
2Re 25:17 Cada columna tenía unos ocho metros* de altura. El capitel de bronce en la parte superior de cada columna era de casi dos metros y medio* de altura y estaba decorado alrededor con una red de granadas hecha de bronce.
2Re 25:18 Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales.
2Re 25:19 De la gente que seguía escondida en la ciudad, se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a cinco de los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos.
2Re 25:20 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla.
2Re 25:21 Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat, el rey de Babilonia mandó que los ejecutaran a todos. Así que el pueblo de Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.
2Re 25:22 Luego el rey Nabucodonosor nombró gobernador sobre la gente que había dejado en Judá a Gedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán.
2Re 25:23 Cuando todos los comandantes del ejército y sus hombres se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Gedalías, fueron a verlo a Mizpa. En ese grupo estaban Ismael, hijo de Netanías; Johanán, hijo de Carea; Seraías, hijo de Tanhumet el netofatita y Jezanías,* hijo del maacateo, junto con todos sus hombres.
2Re 25:24 Gedalías les juró que los funcionarios babilónicos no querían hacerles ningún daño. «No les tengan miedo. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien», les prometió.
2Re 25:25 Después, a mediados del otoño de ese año,* Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, quien era de la familia real, fue con diez hombres a Mizpa y mató a Gedalías. También mató a todos los judíos y babilonios que estaban con Gedalías en Mizpa.
2Re 25:26 Entonces toda la gente de Judá, desde el menos importante hasta el más importante, junto con los comandantes del ejército, huyeron despavoridos a Egipto, porque tenían miedo de lo que pudieran hacerles los babilonios.
2Re 25:27 En el año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil-merodac ascendió al trono de Babilonia. El nuevo rey fue bondadoso con* Joaquín y lo puso en libertad el 2 de abril de ese año.*
2Re 25:28 Le habló con amabilidad y le dio una posición superior a la de los demás reyes exiliados en Babilonia.
2Re 25:29 Le proporcionó a Joaquín ropa nueva para reemplazar la ropa de prisionero y le permitió comer en presencia del rey por el resto de su vida.
2Re 25:30 Así que el rey de Babilonia le dio una ración diaria de comida mientras vivió.

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