APOSENTO ALTO

jueves, 22 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 22 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    6:27-36

Luc 6:27 »Pero a los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡Amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian.
Luc 6:28 Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman.
Luc 6:29 Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.
Luc 6:30 Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.
Luc 6:31 Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.
Luc 6:32 »Si sólo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos!
Luc 6:33 Y, si sólo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!
Luc 6:34 Y, si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.
Luc 6:35 »¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.
Luc 6:36 Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.

FILIPENSES 3:15-21

Flp 3:15 Que todos los que son espiritualmente maduros estén de acuerdo en estas cosas. Si ustedes difieren en algún punto, estoy seguro que Dios se lo hará entender.
Flp 3:16 Pero debemos aferrarnos al avance que ya hemos logrado.
Flp 3:17 Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.
Flp 3:18 Pues ya les dije varias veces y ahora se los repito de nuevo con lágrimas en los ojos: hay muchos cuya conducta demuestra que son verdaderos enemigos de la cruz de Cristo.
Flp 3:19 Van camino a la destrucción. Su dios son sus propios apetitos, se jactan de cosas vergonzosas y sólo piensan en esta vida terrenal.
Flp 3:20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo. Y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.
Flp 3:21 Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio.



SALMO 119:169-176

Sal 119:169
Tau
Oh SEÑOR, escucha mi clamor; dame la capacidad de discernir que me prometiste.
Sal 119:170 Escucha mi oración; rescátame como lo prometiste.
Sal 119:171 Que la alabanza fluya de mis labios, porque me has enseñado tus decretos.
Sal 119:172 Que mi lengua cante de tu palabra, porque todos tus mandatos son correctos.
Sal 119:173 Tiéndeme una mano de ayuda, porque opté por seguir tus mandamientos.
Sal 119:174 Oh SEÑOR, he anhelado que me rescates, y tus enseñanzas son mi deleite.
Sal 119:175 Déjame vivir para que pueda alabarte, y que tus ordenanzas me ayuden.
Sal 119:176 He andado descarriado como una oveja perdida; ven a buscarme, porque no me he olvidado de tus mandatos.




LECTURA PARA LA NOCHE

2 REYES    18-19

2Re 18:1 Ezequías, hijo de Acaz, comenzó a gobernar Judá durante el tercer año del reinado de Oseas en Israel.
2Re 18:2 Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abías,* hija de Zacarías.
2Re 18:3 Ezequías hizo lo que era agradable a los ojos de Dios, igual que su antepasado David.
2Re 18:4 Él quitó los santuarios paganos, destrozó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera. Hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque la gente de Israel seguía ofreciéndole sacrificios. La serpiente de bronce se llamaba Nehustán.*
2Re 18:5 Ezequías confiaba en el SEÑOR, Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después de él.
2Re 18:6 Permaneció fiel al SEÑOR en todo y obedeció cuidadosamente todos los mandatos que el SEÑOR le había dado a Moisés.
2Re 18:7 Por eso el SEÑOR estaba con él, y Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo. Se rebeló contra el rey de Asiria y se negó a pagarle tributo.
2Re 18:8 También conquistó a los filisteos hasta la lejana región de Gaza y su territorio, desde el puesto de avanzada más pequeño hasta la ciudad amurallada más grande.
2Re 18:9 Durante el cuarto año del reinado de Ezequías, que era el séptimo año del reinado de Oseas en Israel, Salmanasar, rey de Asiria, atacó la ciudad de Samaria y comenzó a sitiarla.
2Re 18:10 Tres años después, durante el sexto año del reinado de Ezequías y el noveno año del reinado de Oseas en Israel, Samaria cayó.
2Re 18:11 En ese tiempo, el rey de Asiria desterró a los israelitas a Asiria y los ubicó en colonias en la región de Halah, en Gozán junto a la ribera del río Habor, y en las ciudades de los medos.
2Re 18:12 Pues ellos se negaron a escuchar al SEÑOR su Dios y a obedecerlo. En cambio, violaron su pacto, es decir, todas las leyes que Moisés, siervo del SEÑOR, les había ordenado que obedecieran.
2Re 18:13 En el año catorce del reinado de Ezequías,* Senaquerib, rey de Asiria, atacó a las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó.
2Re 18:14 Entonces el rey Ezequías envió el siguiente mensaje al rey de Asiria que estaba en Laquis: «Yo he actuado mal. Si tú te retiras, te pagaré cualquier tributo que exijas». Así que el rey de Asiria exigió un pago de más de diez mil kilos de plata y mil kilos de oro.*
2Re 18:15 Para reunir esta cantidad, el rey Ezequías usó toda la plata que estaba guardada en el templo del SEÑOR y en el tesoro del palacio.
2Re 18:16 Hasta quitó el oro de las puertas del templo del SEÑOR y de los marcos de las puertas que había revestido con oro, y se lo dio todo al rey de Asiria.
2Re 18:17 Sin embargo, el rey de Asiria mandó desde Laquis a su comandante en jefe, a su comandante de campo y a su jefe del Estado Mayor* con un enorme ejército para enfrentar al rey Ezequías en Jerusalén. Los asirios tomaron posición de batalla junto al acueducto que vierte el agua en el estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan* telas.
2Re 18:18 Mandaron llamar al rey Ezequías, pero el rey envió a tres funcionarios a recibirlos: Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino.
2Re 18:19 Entonces el jefe del Estado Mayor del rey asirio les dijo que le transmitieran a Ezequías el siguiente mensaje: «El gran rey de Asiria dice: ¿En qué confías que te da tanta seguridad?
2Re 18:20 ¿Acaso crees que simples palabras pueden sustituir la fuerza y la capacidad militar? ¿Con quién cuentas para haberte rebelado contra mí?
2Re 18:21 ¿Con Egipto? Si te apoyas en Egipto, será como una caña que se quiebra bajo tu peso y te atraviesa la mano. ¡El faraón, rey de Egipto, no es nada confiable!
2Re 18:22 »Tal vez me digas: “¡Confiamos en el SEÑOR nuestro Dios!”; pero ¿no es él a quien Ezequías insultó? ¿Acaso no fue Ezequías quien derribó sus santuarios y altares, e hizo que todos en Judá y en Jerusalén adoraran sólo en el altar que hay aquí, en Jerusalén?
2Re 18:23 »¡Se me ocurre una idea! Llega a un acuerdo con mi amo, el rey de Asiria. Yo te daré dos mil caballos, ¡si es que puedes encontrar esa cantidad de hombres para que los monten!
2Re 18:24 Con tu pequeño ejército, ¿cómo se te ocurre desafiar siquiera al contingente más débil de las tropas de mi amo, aunque contaras con la ayuda de los carros de guerra y sus conductores de Egipto?
2Re 18:25 Es más, ¿crees que hemos invadido tu tierra sin la dirección del SEÑOR? El SEÑOR mismo nos dijo: “¡Ataquen esta tierra y destrúyanla!”».
2Re 18:26 Entonces tanto Eliaquim, hijo de Hilcías, como Sebna y Joa le dijeron al jefe del Estado Mayor asirio: —Por favor, háblanos en arameo porque lo entendemos bien. No hables en hebreo,* porque oirá la gente que está sobre la muralla.
2Re 18:27 Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió: —¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje sólo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.
2Re 18:28 Después el jefe del Estado Mayor se puso de pie y le gritó en hebreo a la gente que estaba sobre la muralla: «¡Escuchen este mensaje del gran rey de Asiria!
2Re 18:29 El rey dice lo siguiente: “No dejen que Ezequías los engañe. Él jamás podrá librarlos de mi poder.
2Re 18:30 No permitan que los haga confiar en el SEÑOR diciéndoles: ‘Con toda seguridad el SEÑOR nos librará. ¡Esta ciudad nunca caerá en manos del rey asirio!’.
2Re 18:31 »”¡No escuchen a Ezequías! El rey de Asiria les ofrece estas condiciones: hagan las paces conmigo; abran las puertas y salgan. Entonces cada uno de ustedes podrá seguir comiendo de su propia vid y de su propia higuera, y bebiendo de su propio pozo.
2Re 18:32 Me encargaré de llevarlos a otra tierra como ésta: una tierra de grano y vino nuevo, de pan y viñedos, de olivares y miel. ¡Escojan la vida y no la muerte! »”No escuchen a Ezequías cuando trate de engañarlos al decir: ‘¡El SEÑOR nos librará!’.
2Re 18:33 ¿Acaso los dioses de cualquier otra nación alguna vez han salvado a su pueblo del rey de Asiria?
2Re 18:34 ¿Qué les sucedió a los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Y qué me dicen de los dioses de Sefarvaim, Hena e Iva? ¿Algún dios libró a Samaria de mi poder?
2Re 18:35 ¿Cuál de los dioses de alguna nación ha podido salvar alguna vez a su pueblo de mi poder? ¿Qué les hace pensar entonces que el SEÑOR puede librar a Jerusalén de mis manos?”».
2Re 18:36 El pueblo se quedó en silencio y no dijo ni una palabra, porque Ezequías le había ordenado: «No le respondan».
2Re 18:37 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino, regresaron a donde estaba Ezequías. Desesperados rasgaron su ropa, entraron para ver al rey y le contaron lo que había dicho el jefe del Estado Mayor asirio.
2Re 19:1 Cuando el rey Ezequías oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del SEÑOR.
2Re 19:2 Enseguida envió a Eliaquim, administrador del palacio; a Sebna, secretario de la corte; y a los principales sacerdotes, todos vestidos de tela áspera, a hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz.
2Re 19:3 Ellos le dijeron: «El rey Ezequías dice: “Hoy es un día de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.
2Re 19:4 Tal vez el SEÑOR tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor* asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».
2Re 19:5 Una vez que los funcionarios del rey Ezequías le dieron a Isaías el mensaje del rey,
2Re 19:6 el profeta respondió: «Díganle a su amo: “Esto dice el SEÑOR: ‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mí los mensajeros del rey de Asiria.
2Re 19:7 ¡Escucha! Yo mismo actuaré en su contra,* y el rey recibirá un mensaje de que lo necesitan en su país. Así que volverá a su tierra, donde haré que lo maten a filo de espada’ ”».
2Re 19:8 Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor asirio partió de Jerusalén para consultar al rey de Asiria, quien había salido de Laquis y estaba atacando a Libna.
2Re 19:9 Poco después, el rey Senaquerib recibió la noticia de que el rey Tirhaca de Etiopía* iba al frente de un ejército para luchar contra él. Antes de salir al encuentro de sus agresores, envió mensajeros de regreso a Ezequías, en Jerusalén, con el siguiente mensaje:
2Re 19:10 «Este mensaje está dirigido al rey Ezequías de Judá. No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas de que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria.
2Re 19:11 Tú sabes perfectamente bien lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los lugares donde han ido. ¡Han destruido por completo a todo aquel que se ha interpuesto en su camino! ¿Por qué serías tú la excepción?
2Re 19:12 ¿Acaso los dioses de otras naciones las han rescatado, naciones como Gozán, Harán, Resef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar? ¡Mis antecesores los destruyeron a todos!
2Re 19:13 ¿Qué sucedió con el rey de Hamat y el rey de Arfad? ¿Qué les pasó a los reyes de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».
2Re 19:14 Después de recibir la carta de mano de los mensajeros y de leerla, Ezequías subió al templo del SEÑOR y desplegó la carta ante el SEÑOR.
2Re 19:15 En presencia del SEÑOR, el rey hizo la siguiente oración: «¡Oh SEÑOR, Dios de Israel, tú estás entronizado entre los poderosos querubines! Sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Sólo tú creaste los cielos y la tierra.
2Re 19:16 ¡Inclínate, oh SEÑOR, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh SEÑOR, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
2Re 19:17 »Es cierto, SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones.
2Re 19:18 Han arrojado al fuego a los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran sólo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.
2Re 19:19 Ahora, oh SEÑOR nuestro Dios, rescátanos de su poder; así todos los reinos de la tierra sabrán que sólo tú, oh SEÑOR, eres Dios».
2Re 19:20 Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “He oído tu oración con respecto al rey Senaquerib de Asiria,
2Re 19:21 y el SEÑOR ha pronunciado estas palabras en su contra: »”La hija virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza con desdén mientras tú huyes.
2Re 19:22 »”¿A quién has estado desafiando y ridiculizando? ¿Contra quién levantaste la voz? ¿A quién miraste con ojos tan arrogantes? ¡Fue al Santo de Israel!
2Re 19:23 Por medio de tus mensajeros, has desafiado al Señor. Dijiste: ‘Con mis numerosos carros de guerra conquisté las montañas más altas, sí, las cimas más remotas del Líbano. Corté sus cedros más altos y sus mejores cipreses. Alcancé sus rincones más lejanos y exploré sus bosques más espesos.
2Re 19:24 Cavé pozos en muchas tierras extranjeras y me refresqué con sus aguas. ¡Con la planta de mi pie detuve todos los ríos de Egipto!’.
2Re 19:25 »”Pero ¿acaso no has oído? Yo lo decidí hace mucho tiempo. Hace mucho que lo planifiqué, y ahora lo llevo a cabo. Yo determiné que tú aplastaras ciudades fortificadas y las redujeras a un montón de escombros.
2Re 19:26 Por eso sus habitantes tienen tan poco poder y están tan asustados y confundidos. Son tan débiles como la hierba, tan fácil de pisotear como tiernos brotes verdes. Son como hierba que sale en el techo de una casa, que se quema antes de poder crecer alta y lozana.
2Re 19:27 »”Pero a ti te conozco bien: sé dónde te encuentras, y cuándo entras y sales. Conozco la forma en que desataste tu furia contra mí.
2Re 19:28 Por esa furia en mi contra y por tu arrogancia, que yo mismo oí, te pondré mi gancho en la nariz y mi freno en la boca. Te haré regresar por el mismo camino por donde viniste”».
2Re 19:29 Luego Isaías le dijo a Ezequías: «Esta es la prueba de que es cierto lo que digo: »Este año ustedes sólo comerán lo que crezca por sí mismo, y el año próximo comerán lo que de eso brote. Sin embargo, el tercer año, plantarán cultivos y los cosecharán; cuidarán de sus viñedos y comerán de su fruto.
2Re 19:30 Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán.
2Re 19:31 Pues desde Jerusalén se extenderá un remanente de mi pueblo, un grupo de sobrevivientes, desde el monte Sión. ¡El ferviente compromiso del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales* hará que esto suceda!
2Re 19:32 »Y esto dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: »“Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén; ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella. No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos ni levantarán terraplenes contra sus murallas.
2Re 19:33 El rey regresará a su propia tierra por el mismo camino por donde vino. No entrará en esta ciudad —dice el SEÑOR—.
2Re 19:34 Por mi propia honra y por amor a mi siervo David, defenderé esta ciudad y la protegeré”».
2Re 19:35 Esa noche el ángel del SEÑOR fue al campamento asirio y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron* se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.
2Re 19:36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra. Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó.
2Re 19:37 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos* Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.

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