APOSENTO ALTO

martes, 13 de junio de 2017

LECTURA BÍBLICA 13 DE JUNIO

LECTURA PARA LA MAÑANA

LUCAS    4:31-37

Luc 4:31 Después Jesús fue a Capernaúm, una ciudad de Galilea, y enseñaba en la sinagoga cada día de descanso.
Luc 4:32 Allí también la gente quedó asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Luc 4:33 Cierta vez que Jesús estaba en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio, un espíritu maligno,* comenzó a gritarle a Jesús:
Luc 4:34 —¡Vete! ¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios!
Luc 4:35 —¡Cállate! —lo interrumpió Jesús y le ordenó —: ¡Sal de este hombre! En ese mismo momento, el demonio arrojó al hombre al suelo mientras la multitud miraba; luego salió de él sin hacerle más daño.
Luc 4:36 La gente, asombrada, exclamó: «¡Qué poder y autoridad tienen las palabras de este hombre! Hasta los espíritus malignos le obedecen y huyen a su orden».
Luc 4:37 Las noticias acerca de Jesús corrieron por cada aldea de toda la región.



EFESIOS 6:10-24

Efe 6:10 Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder.
Efe 6:11 Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo.
Efe 6:12 Pues no luchamos* contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.
Efe 6:13 Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes.
Efe 6:14 Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios.
Efe 6:15 Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados.*
Efe 6:16 Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo.*
Efe 6:17 Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios.
Efe 6:18 Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.*
Efe 6:19 Y oren también por mí. Pídanle a Dios que me dé las palabras adecuadas para poder explicar con valor su misterioso plan: que la Buena Noticia es para judíos y gentiles* por igual.*
Efe 6:20 Ahora estoy encadenado, pero sigo predicando este mensaje como embajador de Dios. Así que pidan en oración que yo siga hablando de él con valentía, como debo hacerlo.
Efe 6:21 Para tenerlos al tanto, Tíquico les dará un informe completo de lo que estoy haciendo y de cómo me va. Él es un amado hermano y un fiel colaborador en la obra del Señor.
Efe 6:22 Lo envié a ustedes con un propósito específico: que sepan cómo estamos y reciban ánimo.
Efe 6:23 La paz sea con ustedes, queridos hermanos, y que Dios el Padre y el Señor Jesucristo les den amor junto con fidelidad.
Efe 6:24 Que la gracia de Dios sea eternamente con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo.



SALMO 119:97-104

Sal 119:97
Mem
¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas! Pienso en ellas todo el día.
Sal 119:98 Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos, pues me guían constantemente.
Sal 119:99 Así es, tengo mejor percepción que mis maestros, porque siempre pienso en tus leyes.
Sal 119:100 Hasta soy más sabio que los ancianos, porque he obedecido tus mandamientos.
Sal 119:101 Me negué a andar por cualquier mal camino, a fin de permanecer obediente a tu palabra.
Sal 119:102 No me he apartado de tus ordenanzas, porque me has enseñado bien.
Sal 119:103 ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!; son más dulces que la miel.
Sal 119:104 Tus mandamientos me dan entendimiento; ¡con razón detesto cada camino falso de la vida!



LECTURA PARA LA NOCHE

1 REYES    21-22

1Re 21:1 Había un hombre llamado Nabot, de Jezreel, que era dueño de un viñedo ubicado en Jezreel al lado del palacio de Acab, rey de Samaria.
1Re 21:2 Cierto día Acab le dijo a Nabot: —Ya que tu viñedo está tan cerca de mi palacio, me gustaría comprarlo para usarlo como huerta. A cambio te daré un viñedo mejor, o bien, si prefieres, te pagaré con dinero.
1Re 21:3 Pero Nabot respondió: —El SEÑOR me libre de entregar la herencia que me dejaron mis antepasados.
1Re 21:4 Entonces Acab regresó a su casa enojado y de mal humor por la respuesta de Nabot, y se acostó de cara a la pared y no quiso comer.
1Re 21:5 —¿Qué te pasa? —le preguntó su esposa Jezabel—. ¿Por qué estás tan disgustado que no quieres comer nada?
1Re 21:6 —Le pedí a Nabot que me vendiera su viñedo, incluso le ofrecí canjeárselo por otro mejor, ¡pero no quiso! —le contestó Acab.
1Re 21:7 —¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —preguntó Jezabel—. Levántate y come algo, no te preocupes por eso. ¡Yo te conseguiré el viñedo de Nabot!
1Re 21:8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás líderes de la ciudad donde vivía Nabot.
1Re 21:9 En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para hacer ayuno y oración y denle a Nabot un lugar de honor.
1Re 21:10 Luego, sienten a dos sinvergüenzas frente a él que lo acusen de maldecir a Dios y al rey. Después sáquenlo y mátenlo a pedradas».
1Re 21:11 Así que los ancianos y los demás líderes de la ciudad siguieron las instrucciones que Jezabel había escrito en las cartas.
1Re 21:12 Proclamaron ayuno y pusieron a Nabot en un lugar prominente ante la gente.
1Re 21:13 Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey». Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas.
1Re 21:14 Después los líderes de la ciudad mandaron a decirle a Jezabel: «Nabot fue apedreado hasta morir».
1Re 21:15 En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!».
1Re 21:16 Entonces Acab bajó de inmediato al viñedo de Nabot para tomarlo en posesión.
1Re 21:17 Pero el SEÑOR dijo a Elías:*
1Re 21:18 «Ve a encontrarte con el rey Acab de Israel, que gobierna en Samaria. Estará en Jezreel, en el viñedo de Nabot, adueñándose de él.
1Re 21:19 Dale el siguiente mensaje: “Esto dice el SEÑOR: ‘¿No te bastó con matar a Nabot? ¿También tienes que robarle? Por lo que has hecho, ¡los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot!’ ”».
1Re 21:20 —Así que, enemigo mío, ¡me has encontrado! —le dijo Acab a Elías. —Sí —contestó Elías—, te encontré porque te has vendido para hacer lo malo a los ojos del SEÑOR.
1Re 21:21 Por eso ahora el SEÑOR dice: “Traeré calamidad sobre ti y te consumiré. ¡Destruiré a cada uno de tus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel!
1Re 21:22 Voy a destruir a tu familia como lo hice con la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la familia de Baasa, hijo de Ahías, ¡porque me hiciste enojar mucho e hiciste pecar a Israel!”.
1Re 21:23 »En cuanto a Jezabel, el SEÑOR dice: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreel”.*
1Re 21:24 »A los miembros de la familia de Acab que mueran en la ciudad, se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres.
1Re 21:25 (Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos del SEÑOR como Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel.
1Re 21:26 La peor infamia que cometió fue rendir culto a ídolos* tal como habían hecho los amorreos, pueblo que el SEÑOR había expulsado de la tierra del paso de los israelitas).
1Re 21:27 Sin embargo, cuando Acab escuchó este mensaje, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera e hizo ayuno. Hasta dormía vestido de tela áspera y andaba de luto.
1Re 21:28 Entonces Elías recibió otro mensaje del SEÑOR:
1Re 21:29 «¿Viste cómo Acab se ha humillado ante mí? Por haberse humillado, no haré lo que prometí mientras él viva, sino que traeré la desgracia sobre sus hijos. Destruiré su dinastía».
1Re 22:1 Durante tres años no hubo guerra entre Aram e Israel;
1Re 22:2 pero al tercer año, el rey Josafat de Judá fue a visitar a Acab, rey de Israel.
1Re 22:3 Durante la visita, el rey de Israel dijo a sus funcionarios: «¿Se dan cuenta de que la ciudad de Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Sin embargo no hemos hecho nada por recuperarla de manos del rey de Aram!».
1Re 22:4 Entonces se dirigió a Josafat y le preguntó: —¿Saldrás conmigo a la batalla para recuperar Ramot de Galaad? —¡Por supuesto! —contestó Josafat al rey de Israel—. Tú y yo somos como uno solo. Mis tropas son tus tropas y mis caballos son tus caballos.
1Re 22:5 Entonces agregó: —Pero primero averigüemos qué dice el SEÑOR.
1Re 22:6 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos en total, y les preguntó: —¿Debo ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Todos ellos contestaron: —¡Sí, adelante! El SEÑOR dará la victoria al rey.
1Re 22:7 Pero Josafat preguntó: —¿Acaso no hay también un profeta del SEÑOR aquí? Debemos hacerle la misma pregunta.
1Re 22:8 El rey de Israel contestó a Josafat: —Hay un hombre más que podría consultar al SEÑOR por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, sólo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla. —¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir.
1Re 22:9 De modo que el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le dijo: —¡Rápido! Trae a Micaías, hijo de Imla.
1Re 22:10 El rey Acab de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados en sus respectivos tronos en el campo de trillar que está cerca de la puerta de Samaria. Todos los profetas de Acab profetizaban allí, delante de ellos.
1Re 22:11 Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó: —Esto dice el SEÑOR: ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos!
1Re 22:12 Todos los demás profetas estaban de acuerdo. —Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡el SEÑOR dará la victoria al rey!
1Re 22:13 Mientras tanto, el mensajero que había ido a buscar a Micaías le dijo: —Mira, todos los profetas le prometen victoria al rey. Ponte tú también de acuerdo con ellos y asegúrale que saldrá vencedor.
1Re 22:14 Pero Micaías respondió: —Tan cierto como que el SEÑOR vive, sólo diré lo que el SEÑOR me indique.
1Re 22:15 Cuando Micaías se presentó ante el rey, Acab le preguntó: —Micaías, ¿debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Micaías le respondió con sarcasmo: —¡Sí, sube y saldrás vencedor, porque el SEÑOR dará la victoria al rey!
1Re 22:16 Pero el rey le respondió con dureza: —¿Cuántas veces tengo que exigirte que sólo me digas la verdad cuando hables de parte del SEÑOR?
1Re 22:17 Entonces Micaías le dijo: —En una visión, vi a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y el SEÑOR dijo: “Han matado a su amo.* Envíalos a sus casas en paz”.
1Re 22:18 —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias.
1Re 22:19 Micaías continuó diciendo: —¡Escucha lo que dice el SEÑOR! Vi al SEÑOR sentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda.
1Re 22:20 Entonces el SEÑOR dijo: “¿Quién puede seducir a Acab para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”. »Hubo muchas sugerencias,
1Re 22:21 hasta que finalmente un espíritu se acercó al SEÑOR y dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”.
1Re 22:22 »“¿Cómo lo harás?”, preguntó el SEÑOR. »El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”. »“Tendrás éxito —dijo el SEÑOR—, adelante, hazlo”.
1Re 22:23 »Así que, como ves, el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque el SEÑOR ha dictado tu condena.
1Re 22:24 Entonces Sedequías, hijo de Quenaana, se acercó a Micaías y le dio una bofetada. —¿Desde cuándo el Espíritu del SEÑOR salió de mí para hablarte a ti? —le reclamó.
1Re 22:25 Y Micaías le contestó: —¡Ya lo sabrás, cuando estés tratando de esconderte en algún cuarto secreto!
1Re 22:26 «¡Arréstenlo! —ordenó el rey de Israel—. Llévenlo de regreso a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás.
1Re 22:27 Denles la siguiente orden de parte del rey: “¡Metan a este hombre en la cárcel y no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla!”».
1Re 22:28 Pero Micaías respondió: «¡Si tú regresas a salvo, eso significará que el SEÑOR no habló por medio de mí!». Entonces dirigiéndose a los que estaban alrededor, agregó: «¡Todos ustedes, tomen nota de mis palabras!».
1Re 22:29 Entonces Acab, rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, dirigieron a sus ejércitos contra Ramot de Galaad.
1Re 22:30 El rey de Israel dijo a Josafat: «Cuando entremos en la batalla, yo me disfrazaré para que nadie me reconozca, pero tú ponte tus vestiduras reales». Así que el rey de Israel se disfrazó, y ambos entraron en la batalla.
1Re 22:31 Mientras tanto, el rey de Aram había dado las siguientes órdenes a sus treinta y dos comandantes de carros de guerra: «Ataquen sólo al rey de Israel. ¡No pierdan tiempo con nadie más!».
1Re 22:32 Entonces, cuando los comandantes arameos de los carros vieron a Josafat en sus vestiduras reales, comenzaron a perseguirlo. «¡Allí está el rey de Israel!», gritaban; pero cuando Josafat gritó,
1Re 22:33 los comandantes de los carros se dieron cuenta de que no era el rey de Israel y dejaron de perseguirlo.
1Re 22:34 Sin embargo, un soldado arameo disparó una flecha al azar hacia las tropas israelitas e hirió al rey de Israel entre las uniones de su armadura. «¡Da la vuelta* y sácame de aquí! —dijo Acab entre quejas y gemidos al conductor de su carro—. ¡Estoy gravemente herido!».
1Re 22:35 La encarnizada batalla se prolongó todo ese día, y el rey permaneció erguido en su carro frente a los arameos. La sangre de su herida corría hasta llegar al piso del carro, y al atardecer, murió.
1Re 22:36 Justo cuando se ponía el sol, este clamor recorrió las filas israelitas: «¡Estamos perdidos! ¡Sálvese quien pueda!».
1Re 22:37 Así que el rey murió, y llevaron su cuerpo a Samaria, donde lo enterraron.
1Re 22:38 Después lavaron su carro junto al estanque de Samaria y llegaron los perros y lamieron su sangre en el lugar donde se bañaban las prostitutas,* tal como el SEÑOR lo había anunciado.
1Re 22:39 Los demás acontecimientos del reinado de Acab y todo lo que él hizo —incluso la historia del palacio de marfil y las ciudades que construyó— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel .
1Re 22:40 Así que Acab murió y su hijo Ocozías lo sucedió en el trono.
1Re 22:41 Josafat, hijo de Asa, comenzó a gobernar Judá durante el cuarto año del reinado de Acab, rey de Israel.
1Re 22:42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su madre era Azuba, hija de Silhi.
1Re 22:43 Josafat fue un buen rey, quien siguió el ejemplo de su padre Asa. Hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR.* Sin embargo, durante su reinado no quitó todos los santuarios paganos, y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
1Re 22:44 Josafat también hizo la paz con el rey de Israel.
1Re 22:45 Los demás acontecimientos del reinado de Josafat, el alcance de su poder y las guerras que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá .
1Re 22:46 Expulsó de la tierra a los demás prostitutos y prostitutas de los santuarios paganos, quienes seguían con sus prácticas desde los días de su padre Asa.
1Re 22:47 (En ese tiempo no había rey en Edom sino sólo un regente).
1Re 22:48 Josafat también construyó una flota de barcos mercantes* para que navegaran hasta Ofir en busca de oro; pero los barcos nunca llegaron a zarpar porque naufragaron en su propio puerto de Ezión-geber.
1Re 22:49 En una oportunidad, Ocozías, hijo de Acab, le propuso a Josafat: «Deja que mis hombres naveguen con los tuyos en los barcos»; pero Josafat rechazó la propuesta.
1Re 22:50 Cuando Josafat murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Después su hijo Yoram lo sucedió en el trono.
1Re 22:51 Ocozías, hijo de Acab, comenzó a gobernar Israel en el año diecisiete del reinado de Josafat en Judá; reinó en Samaria dos años.
1Re 22:52 Él hizo lo malo a los ojos del SEÑOR al seguir el ejemplo de su padre y de su madre y también el ejemplo de Jeroboam, hijo de Nabat, quien había hecho pecar a Israel.
1Re 22:53 Ocozías sirvió a Baal y le rindió culto, con lo que provocó el enojo del SEÑOR, Dios de Israel, tal como lo había hecho su padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario