APOSENTO ALTO

jueves, 9 de noviembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 9 DE NOVIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     9:13-25

Jua 9:13 Entonces llevaron ante los fariseos al hombre que había sido ciego,
Jua 9:14 porque era día de descanso cuando Jesús hizo el lodo y lo sanó.
Jua 9:15 Los fariseos interrogaron al hombre sobre todo lo que había sucedido y les respondió: «Él puso el lodo sobre mis ojos y, cuando me lavé, ¡pude ver!».
Jua 9:16 Algunos de los fariseos decían: «Ese tal Jesús no viene de Dios porque trabaja en el día de descanso». Otros decían: «¿Pero cómo puede un simple pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Así que había una profunda diferencia de opiniones entre ellos.
Jua 9:17 Luego los fariseos volvieron a interrogar al hombre que había sido ciego: —¿Qué opinas del hombre que te sanó? —Creo que debe de ser un profeta —contestó el hombre.
Jua 9:18 Aún así los líderes judíos se negaban a creer que el hombre había sido ciego y ahora podía ver, así que llamaron a sus padres.
Jua 9:19 —¿Es éste su hijo? —les preguntaron —. ¿Es verdad que nació ciego? Si es cierto, ¿cómo es que ahora ve?
Jua 9:20 Sus padres contestaron: —Sabemos que él es nuestro hijo y que nació ciego,
Jua 9:21 pero no sabemos cómo es que ahora puede ver ni quién lo sanó. Pregúntenselo a él; ya tiene edad para hablar por sí mismo.
Jua 9:22 Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga.
Jua 9:23 Por eso dijeron: «Ya tiene edad suficiente, entonces pregúntenle a él».
Jua 9:24 Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: —Dios debería recibir la gloria por lo que ha pasado,* porque sabemos que ese hombre, Jesús, es un pecador.
Jua 9:25 —Yo no sé si es un pecador —respondió el hombre —. Pero lo que sé es que yo antes era ciego, ¡y ahora puedo ver!




 1 JUAN  1:5-10

1Jn 1:5 Éste es el mensaje que oímos de Jesús* y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad.
1Jn 1:6 Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad.
1Jn 1:7 Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.
1Jn 1:8 Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad.
1Jn 1:9 Pero, si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
1Jn 1:10 Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón.



JOB  9:1-20

Job 9:1 Entonces Job habló de nuevo:
Job 9:2 «Sí, yo sé que en teoría todo esto es verdad. Pero ¿cómo puede una persona ser declarada inocente a los ojos de Dios?
Job 9:3 Si alguien quisiera llevar a Dios a juicio,* ¿sería posible responderle siquiera una vez entre mil?
Job 9:4 Dios es tan sabio y tan poderoso. ¿Quién lo ha desafiado alguna vez con éxito?
Job 9:5 »Él mueve las montañas sin dar aviso, en su enojo las voltea.
Job 9:6 Él sacude la tierra de su lugar y tiemblan sus cimientos.
Job 9:7 Si él lo ordena, el sol no saldrá ni brillarán las estrellas.
Job 9:8 Él solo extendió los cielos y marcha sobre las olas del mar.
Job 9:9 Él hizo todas las estrellas: la Osa y el Orión, las Pléyades y las constelaciones del cielo del sur.
Job 9:10 Él hace grandezas, demasiado maravillosas para comprenderlas, y realiza milagros incontables.
Job 9:11 »Sin embargo, cuando él se acerca no puedo verlo; cuando se mueve, no lo veo pasar.
Job 9:12 Si arrebata la vida de alguien, ¿quién podrá detenerlo? ¿Quién se atreve a preguntarle: “¿Qué haces?”?
Job 9:13 Dios no contiene su enojo; aun los monstruos del mar* son aplastados bajo sus pies.
Job 9:14 »Así que, ¿quién soy yo para intentar responder a Dios o incluso razonar con él?
Job 9:15 Aunque yo tuviera razón, no tendría ninguna defensa; sólo podría rogar misericordia.
Job 9:16 Y aunque lo llamara y él me respondiera, dudo que me preste atención.
Job 9:17 Pues él me ataca con una tormenta y vez tras vez me hiere sin motivo.
Job 9:18 No me dejará recobrar el aliento sino que me llena de amargas tristezas.
Job 9:19 Si es cuestión de fuerza, él es el fuerte, y si de justicia, ¿quién se atreverá a llevarlo al tribunal?
Job 9:20 Aunque soy inocente, mi boca me declararía culpable, aunque soy intachable, la misma boca* demostraría que soy malvado.


LECTURA PARA LA NOCHE

EZEQUIEL 24-26

Eze 24:1 El 15 de enero,* durante el noveno año de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del SEÑOR:
Eze 24:2 «Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, porque en este preciso día el rey de Babilonia comenzará el ataque contra Jerusalén.
Eze 24:3 Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este mensaje de parte del SEÑOR Soberano: »“Pon una olla al fuego y échale un poco de agua.
Eze 24:4 Llénala con trozos selectos de carne: de cadera, de lomo y de los cortes más tiernos.
Eze 24:5 Usa sólo las mejores ovejas del rebaño y amontona leña en el fuego, debajo de la olla. Hierve el contenido de la olla, y cocina los huesos junto con la carne.
Eze 24:6 »”Ahora bien, esto dice el SEÑOR Soberano: ¡qué aflicción le espera a Jerusalén, ciudad de asesinos! Ella es una olla de cocina cuya corrupción no puede limpiarse. Saca los trozos de carne al azar, porque ningún pedazo es mejor que otro.
Eze 24:7 Pues la sangre de sus homicidios quedó salpicada en las rocas. ¡Ni siquiera se derramó en el suelo donde el polvo podría cubrirla!
Eze 24:8 Así que yo salpicaré su sangre en una roca para que todos vean una expresión de mi enojo y mi venganza contra ella.
Eze 24:9 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: ¡Qué aflicción le espera a Jerusalén, ciudad de asesinos! Yo mismo amontonaré leña debajo de ella.
Eze 24:10 ¡Sí, échale más leña! Que ardan las llamas para que hierva la olla. Cocina la carne con muchas especias y después quema los huesos.
Eze 24:11 Luego deja la olla vacía sobre los carbones encendidos. ¡Que se caliente al rojo vivo! Que se quemen la inmundicia y la corrupción.
Eze 24:12 Pero es un caso perdido; la corrupción no puede limpiarse. Así que échala al fuego.
Eze 24:13 Tu impureza es tu lascivia y la corrupción fruto de tu idolatría. Yo traté de limpiarte, pero tú te negaste. Ahora quedarás en tu inmundicia hasta que sacie mi furia contra ti”.
Eze 24:14 »¡Yo, el SEÑOR, he hablado! Ha llegado la hora y no me contendré. No cambiaré de parecer ni tendré compasión de ti. Serás juzgada por tus acciones perversas, dice el SEÑOR Soberano».
Eze 24:15 Luego recibí este mensaje del SEÑOR:
Eze 24:16 «Hijo de hombre, de un solo golpe te quitaré tu tesoro más querido; sin embargo, no debes expresar ningún dolor ante su muerte. No llores; que no haya lágrimas.
Eze 24:17 Gime en silencio, pero sin que haya lamentos junto a su tumba. No te descubras la cabeza ni te quites las sandalias. No cumplas con los ritos acostumbrados en el tiempo de duelo ni aceptes la comida de los amigos que se acerquen a consolarte».
Eze 24:18 Así que, por la mañana, anuncié ese mensaje al pueblo y por la tarde mi esposa murió. A la mañana siguiente hice todo lo que se me indicó.
Eze 24:19 Entonces la gente me preguntó: «¿Qué significa todo esto? ¿Qué tratas de decirnos?».
Eze 24:20 Así que les contesté: «Recibí un mensaje del SEÑOR,
Eze 24:21 quien me dijo que se lo transmitiera a los israelitas. Esto dice el SEÑOR Soberano: “Contaminaré mi templo, que es fuente de seguridad y orgullo para ustedes, el lugar en el que se deleita su corazón. Los hijos y las hijas que dejaron en Judea serán masacrados a espada.
Eze 24:22 Entonces ustedes harán lo mismo que hizo Ezequiel. No harán duelo en público ni se consolarán entre ustedes comiendo lo que les traigan sus amigos.
Eze 24:23 Se dejarán la cabeza cubierta y no se quitarán las sandalias. No harán luto ni llorarán, pero se consumirán a causa de sus pecados. Harán luto en secreto por todo el mal que hicieron.
Eze 24:24 Ezequiel les sirve de ejemplo; ustedes harán lo mismo que él. Y cuando llegue ese tiempo, sabrán que yo soy el SEÑOR Soberano”».
Eze 24:25 Luego el SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, el día que les quite su fortaleza —su alegría y su gloria, el deseo de su corazón, su tesoro más querido— también les quitaré a sus hijos e hijas.
Eze 24:26 Ese día, un sobreviviente llegará desde Jerusalén a Babilonia para contarte lo que sucedió.
Eze 24:27 Cuando llegue, enseguida recuperarás la voz para que hables con él y serás un símbolo para los de este pueblo. Entonces ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».
Eze 25:1 Luego recibí este mensaje del SEÑOR:
Eze 25:2 «Hijo de hombre, ponte de cara a la tierra de Amón y profetiza contra sus habitantes.
Eze 25:3 Comunica este mensaje a los amonitas de parte del SEÑOR Soberano: “¡Escuchen la palabra del SEÑOR Soberano! Ustedes se alegraron cuando mi templo fue contaminado, se burlaron de Israel y de su desolación y se rieron de Judá cuando la llevaron al destierro.
Eze 25:4 Permitiré que invadan su país los nómadas de los desiertos orientales. Ellos establecerán su campamento entre ustedes y levantarán carpas en su tierra. Se llevarán el fruto de sus cosechas y se tomarán la leche de sus animales.
Eze 25:5 Convertiré la ciudad de Rabá en un pastizal para camellos y todo el territorio de los amonitas en un lugar de descanso para ovejas y cabras. Entonces ustedes sabrán que yo soy el SEÑOR.
Eze 25:6 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: dado que ustedes aplaudieron, bailaron y gritaron de alegría por la destrucción de mi pueblo,
Eze 25:7 yo alzaré mi puño de juicio contra ustedes. Los entregaré como botín a muchas naciones. Los eliminaré y dejarán de ser nación, los destruiré por completo. Así sabrán que yo soy el SEÑOR.
Eze 25:8 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: dado que los moabitas dijeron que Judá es igual a las demás naciones,
Eze 25:9 les abriré el flanco oriental y destruiré sus gloriosas ciudades fronterizas: Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim.
Eze 25:10 Entregaré a los moabitas en manos de los nómadas de los desiertos orientales, tal como hice con los amonitas. Es cierto, los amonitas dejarán de ser contados entre las naciones.
Eze 25:11 Del mismo modo, haré caer mi castigo sobre los moabitas. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.
Eze 25:12 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: los edomitas pecaron grandemente al vengarse contra el pueblo de Judá.
Eze 25:13 Por lo tanto, dice el SEÑOR Soberano, alzaré mi puño de juicio contra Edom. Exterminaré a sus habitantes y a sus animales a filo de espada. Convertiré en una tierra baldía el territorio desde Temán hasta Dedán.
Eze 25:14 Lo llevaré a cabo por medio de mi pueblo Israel. Con enojo los israelitas ejecutarán mi venganza, y los edomitas sabrán que esa venganza es mía. ¡Yo, el SEÑOR Soberano, he hablado!
Eze 25:15 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: los filisteos arremetieron contra Judá por amarga venganza y por desprecio acumulado.
Eze 25:16 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR Soberano: alzaré mi puño de juicio contra la tierra de los filisteos. Exterminaré a los cereteos y destruiré por completo a la gente que vive junto al mar.
Eze 25:17 Ejecutaré contra ellos una terrible venganza para castigarlos por lo que han hecho. Y una vez que me haya vengado, sabrán que yo soy el SEÑOR”».
Eze 26:1 El 3 de febrero, durante el año doce de cautividad del rey Joaquín,* recibí este mensaje del SEÑOR:
Eze 26:2 «Hijo de hombre, Tiro se alegró por la caída de Jerusalén diciendo: “¡Ajá! La que era la puerta de entrada a las prósperas rutas comerciales del oriente ha sido destruida y ¡ahora es mi turno! ¡Dado que ella quedó desolada, yo me enriqueceré!”.
Eze 26:3 »Por lo tanto, esto dice el SEÑOR Soberano: oh Tiro, yo soy tu enemigo y haré que muchas naciones se levanten contra ti como las olas del mar que rompen contra tu costa.
Eze 26:4 Ellas destruirán las murallas de Tiro y derribarán sus torres. ¡Yo rasparé su suelo hasta dejarlo como roca desnuda!
Eze 26:5 No será más que una roca en el mar, un lugar donde los pescadores tiendan sus redes, pues yo he hablado, dice el SEÑOR Soberano. Tiro se convertirá en presa de muchas naciones,
Eze 26:6 y sus aldeas de tierra adentro serán destruidas a espada. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.
Eze 26:7 »Esto dice el SEÑOR Soberano: del norte haré que se levante el rey Nabucodonosor* de Babilonia contra Tiro. Él es rey de reyes y viene con sus caballos, sus carros de guerra, sus conductores y un gran ejército.
Eze 26:8 Primero destruirá las aldeas de tierra adentro. Luego te atacará construyendo un muro de asalto y una rampa y levantando un techo de escudos.
Eze 26:9 Golpeará tus murallas con arietes y demolerá tus torres a golpe de martillo.
Eze 26:10 Las patas de sus caballos ahogarán de polvo la ciudad y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra y sus conductores hará temblar tus murallas cuando entren por tus puertas derrumbadas.
Eze 26:11 Los caballos de sus jinetes pisotearán todas las calles de la ciudad. Masacrarán a tu gente y derribarán las fuertes columnas.
Eze 26:12 »Saquearán tus riquezas y mercancías, y demolerán tus murallas. Destruirán tus preciosas casas y arrojarán al mar las piedras, los maderos y hasta el polvo de la ciudad.
Eze 26:13 Pondré fin a la música de tus cánticos. Nunca más se oirá entre tu pueblo el sonido de las arpas.
Eze 26:14 Transformaré tu isla en una roca desnuda, un lugar donde los pescadores tiendan sus redes. Jamás serás reconstruida, porque yo, el SEÑOR, he hablado. ¡Sí, el SEÑOR Soberano ha hablado!
Eze 26:15 »Esto dice el SEÑOR Soberano a Tiro: toda la costa temblará ante el ruido de tu caída, mientras se oyen los gritos de los heridos que retumban en la prolongada masacre.
Eze 26:16 Los gobernantes de las ciudades portuarias dejarán sus tronos y se quitarán las vestiduras reales y su hermosa ropa. Se sentarán en el suelo, temblando de terror a causa de tu destrucción.
Eze 26:17 Después se lamentarán por ti entonando esta canción fúnebre: »¡Oh famosa ciudad isleña, que antes gobernaba el mar, cómo has sido destruida! Tu gente, con su poderío naval, antes sembraba terror por todo el mundo.
Eze 26:18 Ahora las tierras costeras tiemblan de miedo por tu caída. Decaen las islas a medida que desapareces.
Eze 26:19 »Esto dice el SEÑOR Soberano: convertiré a Tiro en ruinas despobladas, como muchas otras. La sepultaré bajo las terribles oleadas del ataque enemigo. Los grandes mares te tragarán.
Eze 26:20 Te enviaré a la fosa para que te reúnas con los que descendieron allí hace mucho tiempo. Tu ciudad quedará en ruinas, sepultada bajo tierra, como los que están en la fosa, quienes entraron al mundo de los muertos. Aquí, en el mundo de los vivos, no tendrás ningún lugar de honor.
Eze 26:21 Te daré un fin terrible y dejarás de existir. Te buscarán, pero nunca más te encontrarán. ¡Yo, el SEÑOR Soberano, he hablado!».

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